Capítulo XIII - Bicentenario

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en diez y siete buques. Podra acaso haber exageracion en
la cifra corno suele existir siempre en los cargos que se
hacen contra toclo adversario; pero do cualquiera manera
que sea, el hecho fué altarnente opuesto a los sentimien-
Los do humanidad , a la opinion de sus compatriotas a
quieries oprirnia, y a las Ordenes del monarca. Estos actos
de crueldad, cometidos por la avaricia de un gobernante
desobediente a su rey yocliadode sus compatriotas, hajuz-
gado Un escritor, que imprimen una mancha en ci nombre
español (1). No pueden imprirnir maneha ninguna en la
honra de un pueblo las faltas lii crIrnenes de un individuo
ni de varios. La nacion que castiga, como castigO Espana,
A. esos maos gobernantes que hollaron ]as Ordenes del rey,
no es ni puede ser solidaria de los actos cometidos por aL-
gunos miembrosde ella. No existe un solo pals en el mundo
(Tue 110 haya terndo ladesgracia dealgun gobernante, azote
do Ia hurnanidad, que no haya hecho pesar su yugo sobre
extraflos y nacionaes; y sin embargo, esos palses no Ilevan
xii pueden lievar, la infarne nota de los quo faliaron a sus
deberes. Eri ninguna ciudad, en ninguna aldea, falta al-
gun malvado que se complace en el daflo, y quo goza en
(1) El apreciable escritor mejicano D. Ignacio Alvarez en sus uEstudios
sobre I et historia general de Méjico, despues de poner qulénes fueron nornbrados
por Cárlos V para formar Ia Audiencia, dice pie diO ala presi]encia de
este respetable cuerpo Ct Nuflo Beltran de Guzman, gobernador de la provincia
del Pánuco, creyéndole hombre de mucha integridad y justificacion; pero
como Si Ufl inhlujo fatal presidiera a todas las disposiciones de Ia corona de
Castillaacerca del Nuevo Mundo, para dejar una mancha en el nombre espafbi,
los acontecirnientos posteriores vinieron a demostnr el engaflo que padeeiO
Cárlos V en el nombramiento de Ouzmanj,