Capítulo XIII - Bicentenario

4 5 0 HISTORIA DE MEJICO.
Ia gravedad de su amigo, no se liegO a separar ni un solo
instante (lie su lado, cuidándole con un cariflo fraternal.
Gonzalo de Sandoval, viendo que se acercaba ci término
de su vida, se dispuso 6 Ia muerte con piedad y resigna-
cion cristianas. RecibiO con fervor los auxilios que al mo-
ribunclo presta la religion católica, y espirO con trariquili-
dad, despues de haber dejado en•su testamento, por alba-
cea, a Cortés, y por herederas a sus hermanas. Asf muriO,
a la beila edad de treinta y tin aims, uno de los capitanes
was caballeros y valientes que pasaron 6. la Nueva Espa-
na. Pertenecia a uria familia distinguicla, y habia nacido,
comb Cortés, en Medellin. Era hombre de sencillas cos-
tumbres, desinteresado y franco, prudente en el consejo y
fuerte en los combates. La pintura pie el sincero Bernal
Diaz del Castillo hace de él , no puede ser mas honrosa para
Un militar. En todos sus actos revelO siempre que su (ii-
ca aspiracion era la de alcanzar la giloria do un buen sol-
dado. Hernan Cortés dispuso que sus exequlas se celebra-
Sen COfl toda solemnidad, y su cadaver fué sepultado en el
monasterio de la Rávida, a donde fuó conducido por algu-
nos de sus fieles soldados y acompañado de su querido
general. Hernan Cortés sintiO profundamente la muerte
de su leal amigo, y tuvo este motivo mas para el luto que
yestia por SLI padre y por su esposa.
Durante los (has que Hernan Codes permaneciO en el
convento de la Rávida, Ileg6 al mismo morìasterio don
Francisco Pizarro, que iba a embarcarse on ci puerto de
Palos para emprender la conquista del Peru. El segu'ndo
iba a dar principio a una empresa gigantesca, cuando ci
primero habia dado dma a la que se tenia como fabulosa.