253 - Equipos de Nuestra Señora

EL EQUIPO COMO FAMILIA DEL
CONSILIARIO
Hace varios años algunos
miembros de uno
de los dos ENS que
existen en Linares, me
buscaron para pedirme que los
acompañara como Consiliario,
pues el que tenían se tuvo que
marchar, llamado por el Sr.
Obispo para ejercer otras funciones
en la diócesis. Pasado
algún tiempo, me dijeron que
ellos sospechaban que les diría
que no, pero no fue así. Acepté
de inmediato, aunque tenía
ciertos reparos con respecto a
algunas prácticas de los ENS,
Movimiento que no conocía de
cerca. Siempre que me han
buscado para prestar un servicio
y las circunstancias me lo
permitían, ha ido el SÍ por delante
y han sido muy pocas las
veces que, después del “sí”, he
utilizado el “no”. Doy gracias a
Dios porque, detrás de las peticiones
de ayuda o acompañamiento
que me han hecho, he
visto siempre como una llamada
del Maestro que me ofrecía
un nuevo campo donde ejercer
mi ministerio como sacerdote.
EL ENCUENTRO: En la
primera reunión resultó que
todos nos conocíamos, incluso
algunos habíamos compartido
el trabajo en el campo tan
atractivo y tan complicado de la
enseñanza-educación y otros
en distintas ocasiones. Es verdad
que a mí me conocían por
mis veinte años de estancia en
la parroquia de San José. Aquel
primer encuentro, y me atrevo
a afirmar que en los que le siguieron,
nuestra actitud era de
silenciosa y atenta observancia
mutua. A todos nos ayudó sobremanera
la celebración de la
Eucaristía, gracias a la cual creo
que no tardé mucho en verme
admitido e integrado en el equipo.
LA INTEGRACIÓN:
Estoy plenamente convencido
de que mi integración como
Consiliario fue obra de todos. El
equipo llevaba muchos años
con el anterior Consiliario, por
lo que estaban acostumbrados
a unas formas convertidas en
una especie de costumbres y yo
tenía que avanzar en el conocimiento
de cada uno de ellos,
desechando los prejuicios que
podrían sembrar una solapada
separación. ¿Cuándo me sentí
integrado en el Equipo? Me
sentí integrado en el grupo
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