253 - Equipos de Nuestra Señora

LA ESPONSALIDAD DEL SACERDOTE, Y
EL SACERDOCIO DE LOS ESPOSOS
“A
utoridad… Obediencia...
Para ser francos,
estas palabras no son
fáciles de decir hoy en
día”. Lo recordaba el papa Benedicto
en la eucaristía del Estadio
de los Yankees, de Nueva
York, hace menos de dos años.
“Estos valores se han convertido
en una piedra de tropiezo
para muchos de nuestros contemporáneos,
especialmente en
una sociedad que da mucho
valor a la libertad personal”.
Qué duda cabe. Y en ese gran
paquete de valores que atraviesan
tiempos difíciles, también
está el de la paternidad. Si
tanto cuesta descubrir éste,
que es uno de los más importantes
valores del amor conyugal,
no hablemos ya de la paternidad
sacerdotal.
Pocos quedan que, entre
nostálgicos y simpáticos, llamen
al sacerdote “padre”
(“¿qué tal, páter?”). Y menos,
me imagino, que lo hagan
conscientes del destacado papel
del presbítero que engendra
nueva vida en el alma de los
fieles. A veces, ni los mismos
sacerdotes somos demasiado
conscientes de ello.
Este Año Sacerdotal se
nos ofrecía como una ocasión
para que todos, sacerdotes y
laicos, profundizásemos en el
valor y la importancia de la misión
sacerdotal. Poco después
de inaugurarlo, a mediados de
agosto, se presentó el libro “Le
prête” (el sacerdote), una
nueva obra de monseñor Dominique
Rey. El prelado francés
propone, entre otras muchas
cosas, recuperar las tres figuras
que el sacerdote está llamado a
encarnar: “la de hermano, la de
padre y la de esposo” Todas
ellas tomadas de las relaciones
familiares. El autor asegura
que la figura de hermano funda
las otras dos porque “no se
puede ejercer una paternidad
sino en el interior de una fraternidad
común”. Pero también
aborda (y me remito al título)
la dimensión esponsal: “que el
sacerdote tome el lugar de
Cristo esposo es, hoy por hoy,
la dimensión más incomprendida”.
El sacerdote y los
matrimonios
Esto que tantas veces
hemos repetido de que “los
Equipos de Nuestra Señora favorecen
el encuentro admirable
de dos sacramentos” no deja de
ser una de las muchas intuiciones
que tuvo el Padre Caffarel
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