253 - Equipos de Nuestra Señora

familia” (FC 73). Los sacerdotes
no somos “hombres sin familia”
que buscamos en el equipo las
delicadezas y atenciones a las
que no tenemos acceso. Nuestro
celibato no es una renuncia
a la paternidad ni un desprecio
del matrimonio. Los sacerdotes
vivimos la paternidad y el matrimonio
de forma diferente. El
sacramento del Orden es una
consagración de nuestro amor a
la Iglesia. Jesucristo es Esposo
de la Iglesia y el sacramento
del Orden nos permite participar
de la unión conyugal de
Cristo y la Iglesia. Esto nos
acarrea, como al matrimonio,
responsabilidades y privilegios.
No descubrir, y no testimoniar,
la grandeza de esta relación
con la Iglesia es culpa nuestra.
Es posible que, a veces, hayamos
querido lucrarnos de los
privilegios sin atender a las responsabilidades.
Puede que en
ocasiones parezcamos esos
maridos que han terminado
desencantados del matrimonio,
porque han querido gozar de
los privilegios conyugales sin
asumir en serio el papel de esposos.
Pero tampoco a los matrimonios
les es ajeno el sacerdocio,
como si se tratara de “lo
completamente distinto”. Porque
también ellos participan del
sacerdocio de Cristo desde su
bautismo y su incorporación a
la Iglesia. Todos los cristianos,
en cuanto que tomamos parte
del “sacerdocio común de los
fieles”, ofrecemos nuestra existencia
ordinaria en unión con la
vida de Cristo. Éste es el papel
preeminente de los fieles laicos
(de los Equipos o de fuera de
ellos), que tienen su propio
banco de pruebas en la “secularidad”:
buscar a Dios en las realidades
temporales y ordenarlas
a Dios desde dentro de la
sociedad. Al tiempo que se esfuerza
por ser imagen de Cristo
mismo en el mundo.
Estar a los pies de los
hermanos
Es verdad que existe
una marcada sensibilidad por
borrar toda diferencia entre las
personas, y como consecuencia
se acentúa, hoy más que
nunca, la igualdad básica de
todos y la fraternidad universal
en Jesús. Y puestos en este
caso, al sacerdote se le quiere
ver en el Equipo como un hermano
entre los hermanos. Este
dato de la fraternidad, dato radical
en el cristiano por la filiación
en Cristo, debe estar presente
en el sacerdote. Pero
también es verdad que el presbítero
es un hermano ante los
hermanos representando a
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