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jean paul sartre - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...

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Gustave Flaubert<br />

• Albert Camus<br />

Biblioteca <strong>de</strong> México<br />

Políticas <strong>de</strong>l compromiso<br />

La paradoja que Sartre dilucida a propósito <strong>de</strong> Flaubert<br />

-un hombre que escribe contra su época y que se con­<br />

vierte en un sujeto emblemático <strong>de</strong> ella- podría aplicar­<br />

se a él: una y otra vez rechazó los honores y la consa­<br />

gración nacional, y sin embargo llegó a ser el intelectual<br />

francés más reconocido, a cuyo entierro en el cemente­<br />

rio Montparnasse acudieron espontáneamente cincuen­<br />

ta mil personas, un suceso inédito <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el funeral <strong>de</strong><br />

Victor Hugo. Es cierto que la tesis <strong>sartre</strong>ana <strong>de</strong>l univer­<br />

sal singular podría aplicarse a su autor y el espíritu <strong>de</strong>l<br />

tiempo pudo encarnarse en un pensador que se puso<br />

<strong>de</strong>liberadamente al margen <strong>de</strong> sus instituciones. Sartre<br />

<strong>de</strong>sarrolló su filosofía fuera <strong>de</strong> la universidad y eligió sis­<br />

temáticamente el lado <strong>de</strong> los rebel<strong>de</strong>s, hasta el punto <strong>de</strong><br />

inspirar un odio que su muerte no ha extinguido (en<br />

forma <strong>de</strong> homenaje funerario, ciertos periódicos <strong>de</strong>nun­<br />

ciaron <strong>de</strong> nuevo al "corruptor <strong>de</strong> la juventud", compa­<br />

rándolo involuntariamente a Sócrates). No obstante,<br />

supo sobre todo ponerse al acecho <strong>de</strong> todas las fractu­<br />

ras históricas, a veces ciegamente, es <strong>de</strong>cir. sin la protec­<br />

ción <strong>de</strong>l análisis experto. Fue el barquero no sólo <strong>de</strong> teo­<br />

rías y escrituras nuevas sino también <strong>de</strong> los movimientos<br />

políticos que transformaron la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo<br />

xx. Antes <strong>de</strong> ser el fruto <strong>de</strong> una experiencia colectiva,<br />

esta sensibilidad a la rebelión le vino <strong>de</strong> su infancia, y la<br />

comparación con Flaubert falla cuando sabemos que<br />

Sartre fue educado en el universo <strong>de</strong> las palabras y la<br />

programación para la escritura. Si el joven Gustavo tuvo<br />

dificulta<strong>de</strong>s en el aprendizaje <strong>de</strong> la lengua, el pequeño<br />

Jean-Paul. llamado Poulou, confundía las palabras con las<br />

cosas y vivió en una fusión mágica con las palabras <strong>de</strong> su<br />

madre. Esta proximidad verbal fue hecha posible por la<br />

ausencia <strong>de</strong> pad re, que Sartre eligió simbólicamente co­<br />

mo un estado <strong>de</strong> gracia y <strong>de</strong> libertad. "Cuando los pa­<br />

dres tienen proyectos, los hijos tienen <strong>de</strong>stinos", ' ob­<br />

serva a propósito <strong>de</strong> los chicos Flaubert, <strong>de</strong> quienes el<br />

mayor reproduJo el mo<strong>de</strong>lo paternal mientras que Gus­<br />

tave se <strong>de</strong>finió como el hijo que no pudo respon<strong>de</strong>r a<br />

esta conminación familiar. En cambio, la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l<br />

padre, <strong>de</strong>scrita por Sartre en su autobiografla Los polobras,<br />

se llevó con ella el or<strong>de</strong>n patriarcal. Sin padre, no<br />

hay <strong>de</strong>stino ni ley ni semejanza, sino una t otal libertad <strong>de</strong><br />

elección. El hija construye así una pequeña mitología ínti­<br />

ma mediante la que <strong>de</strong>nuncia el principio mismo <strong>de</strong> la<br />

paternidad:<br />

N o existe n padres buenos, ésa es la norma; que no se<br />

hagan reproches a los hombres, sino al vínculo <strong>de</strong> la pater­<br />

nidad que está podrido. N o hay nada mejor que hacer hijos;<br />

pero tenerlos. iqué iniquidad l Si hubiese vivido, mi padre se<br />

habría tendido encima <strong>de</strong> mí cuan largo era y me habría<br />

aplastado. Por suerte, murió Jove n; en medio <strong>de</strong> los Eneas<br />

que cargan en su espalda a sus Anquises, yo paso <strong>de</strong> una<br />

ori lla a la otra, so lo y <strong>de</strong>testando a esos progenitores invi­<br />

si bles que montan a sus hiJOS durante t oda la vida; he <strong>de</strong>ja­<br />

do at rás a un joven muerto que no tuvo tiempo <strong>de</strong> ser mi<br />

El ,d,ow <strong>de</strong> lo fom,IIo . tomo l. Gall,mard. 197 I . p. 107

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