jean paul sartre - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
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texto está ahí, inalterable, y que el fenómeno <strong>de</strong> su lectura<br />
ha <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r en nosotros, casi exclusivamente en<br />
la intimidad <strong>de</strong> nuestra conciencia. Pero ¿cómo ha <strong>de</strong> disponerse<br />
entonces nuestra conciencia a aprehen<strong>de</strong>rlo,<br />
cuál es el estado que mejor recogerá la edificación <strong>de</strong><br />
esas palabras y el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> esos territorios subjetivos?<br />
Creo que, como en casi todo, la práctica y la experiencia<br />
nos van dotando <strong>de</strong> alguna técnica más o menos<br />
eficaz. Sin embargo, y en especial cuando se trata <strong>de</strong> las<br />
mejores obras <strong>de</strong> la literatura, hay cierto nivel <strong>de</strong> percepción<br />
que <strong>de</strong>be ser alcanzado, así como cierto nivel <strong>de</strong><br />
elaboración imaginaria. Esto último no quiere <strong>de</strong>cir que<br />
esta clase <strong>de</strong> textos digan cualquier cosa y cada quien los<br />
interprete como pueda. Quiere <strong>de</strong>cir que una obra literaria<br />
posee varios niveles <strong>de</strong> sentido que están implícitos<br />
y entretejidos; si bien distintos entre sí, todos ellos verda<strong>de</strong>ros.<br />
Saber alumbrar estos niveles y apren<strong>de</strong>r a relacionarlos<br />
es fundamental para una lectura a<strong>de</strong>cuada.<br />
Hay tres niveles esenciales en un buen texto literario,<br />
por lo menos, tres niveles que requieren tres luces diferentes<br />
o tres momentos <strong>de</strong> la lectura, a saber: la luz <strong>de</strong>l<br />
día o la luz <strong>de</strong> la razón, la luz <strong>de</strong> la noche o la luz <strong>de</strong> la<br />
intuición y la luz <strong>de</strong>l fuego o la luz <strong>de</strong> la visión.<br />
La luz <strong>de</strong>l día es la primera luz, hecha <strong>de</strong> claridad y<br />
raciocinio, su sentido es or<strong>de</strong>nar y relacionar los elementos<br />
dispuestos en un texto. Alumbra la forma, la estructura<br />
que subyace en una obra literaria y los conceptos<br />
que la atraviesan. Alumbra la trama <strong>de</strong> una narración<br />
o las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> un ensayo, por ejemplo, lo mismo que la<br />
arquitectura <strong>de</strong> un poema. Puesto que es la luz <strong>de</strong> Apolo,<br />
es el razonable día <strong>de</strong> los ojos y el equilibrio la regocija.<br />
También es la luz que advierte la contradicción, la <strong>de</strong>sproporción<br />
y la paradoja. Detecta los excesos tanto<br />
como los <strong>de</strong>svaríos y es particularmente fina para calibrar<br />
la armonía <strong>de</strong> las semejanzas o puramente disfrutar<br />
<strong>de</strong> las simetrías.<br />
La luz <strong>de</strong> la noche es la complementaria <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l día.<br />
Mientras que la <strong>de</strong>l día es panorámica, la <strong>de</strong> la noche es<br />
íntima. Lo que la luz <strong>de</strong>l día rehun<strong>de</strong> en un horizonte<br />
amplio o dominante, la <strong>de</strong> la noche particulariza y <strong>de</strong>talla.<br />
Es la luz <strong>de</strong> la subjetividad, la emoción y la sutileza; la<br />
que alumbra los pormenores entrevistos, imperceptibles<br />
a la razón o <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñados por ella: el oído que escucha lo<br />
no dicho. Esta es la lectura que mejor pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r el<br />
valor <strong>de</strong> una metáfora, por ejemplo, en un rincón <strong>de</strong> un<br />
relato o <strong>de</strong> cierta sonoridad oculta, hipnótica, en la longitud<br />
<strong>de</strong> los enunciados. Es la que distingue la distancia<br />
no conceptual pero evi<strong>de</strong>nte que separa al "aún" <strong>de</strong>l<br />
"todavía" en una frase. Por eso se trata, también, <strong>de</strong> la luz<br />
<strong>de</strong> Dionisos, una luz sensorial, <strong>de</strong>spierta al <strong>de</strong>leite, alimentada<br />
libremente por las sensaciones; aquella, en<br />
suma, que permite que la lectura sea una experiencia <strong>de</strong><br />
todos los sentidos.<br />
La tercera luz es la más extraña pero la <strong>de</strong>finitiva para<br />
que una obra pueda ser universal. Son pocos los textos<br />
que la alcanzan. Es la luz que vuelve a una obra inquietante<br />
e inagotable más allá <strong>de</strong> sus hazañas técnicas o sus<br />
contenidos temáticos. La he llamado la luz <strong>de</strong> la visión o<br />
la luz <strong>de</strong>l fuego porque para mí representa la revelación<br />
a través <strong>de</strong> las palabras, tal vez hasta inconscientemente,<br />
<strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n simbólico o no articulable más que para el<br />
espíritu. Es la luz que toca el fondo <strong>de</strong>l sentido mismo <strong>de</strong><br />
la literatura, porque sin ella quizá sólo estaríamos ante<br />
ingeniosos entretenimientos <strong>de</strong> la inteligencia. Es una luz<br />
61<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
que tiene que ver también con el momento particular <strong>de</strong><br />
la vida en que se nos presenta esa obra en particular.<br />
algo que la torna <strong>de</strong>cisiva e irreversible en el campo <strong>de</strong><br />
nuestra experiencia. Quizá el momento en que recibimos<br />
por primera vez, a través <strong>de</strong> la lengua, un conocimiento<br />
ancestral. Es también la luz <strong>de</strong>l mito y la luz <strong>de</strong> la<br />
poesía; la que permite que súbitamente las palabras digan<br />
más <strong>de</strong> lo que saben y se comuniquen <strong>de</strong> una generación<br />
a otra como tesoros o secretos. Es la luz, en fin,<br />
que reúne a los hombres alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l fuego.<br />
Mircea Elia<strong>de</strong>, al hablar <strong>de</strong> la luz mística o sobrenatural<br />
<strong>de</strong> cuya experiencia hay registro en muchas culturas,<br />
nos refiere algunas <strong>de</strong> sus peculiarida<strong>de</strong>s:<br />
Podría <strong>de</strong>cirse que la significación <strong>de</strong> la luz sobrenatural se<br />
da directamente en el alma <strong>de</strong> quien la experimenta, y, sin<br />
embargo, esta significación no llega plenamente a la con<br />
ciencia mientras que no se integra en una i<strong>de</strong>ología pree<br />
xistente. La paradoja consiste en que la significación <strong>de</strong> la<br />
luz es, en suma, un <strong>de</strong>scubrimiento personal y que, por otro<br />
lado, cada uno <strong>de</strong>scubre lo que cultural y espiritualmente<br />
estaba preparado para <strong>de</strong>scubrir. '<br />
No puedo asegurar que se trate <strong>de</strong>l mismo fenómeno;<br />
pero es notable la suma <strong>de</strong> semejanzas entre esta luz<br />
sobrenatural a la que alu<strong>de</strong> Elia<strong>de</strong> y la tercera luz <strong>de</strong> la<br />
lectura que aquí intento <strong>de</strong>finir: Tal vez se <strong>de</strong>ba a que<br />
ambas son irreversibles saltos <strong>de</strong>l intelecto más allá <strong>de</strong> sí<br />
mismo. Pero en el caso <strong>de</strong> la tercera luz el salto proviene<br />
únicamente <strong>de</strong> la propia conciencia al reconocer su<br />
or<strong>de</strong>n verda<strong>de</strong>ro.<br />
De modo que, concluyendo, una obra maestra <strong>de</strong> la<br />
literatura, para serlo, <strong>de</strong>berá cumplirse ante estas tres<br />
luces y ante varias generaciones <strong>de</strong> lectores. La lectura a<br />
tres luces, en individuos avezados, pue<strong>de</strong> darse incluso a<br />
un tiempo; pero las más <strong>de</strong> las veces requieren distintos<br />
lugares, momentos y eda<strong>de</strong>s, tanto <strong>de</strong>l día como <strong>de</strong> cada<br />
uno <strong>de</strong> nosotros.<br />
, Mircea Elia<strong>de</strong>. "Experiencias <strong>de</strong> la luz mística" en Me(¡stófeles y el andrógino.<br />
Kairós. Barcelona. 200 l. p. 75. traducción <strong>de</strong> Fabián García.