Pablo Picasso - Comunidad de Madrid

LA CULTURA
forma sólo haciendo la barra y el centro, sino que lo hace en los ensayos y en prácticamente en todos los instantes
del día. Porque bailar es una experiencia que alegra la existencia. Ser una bailarina, realmente, es la que vive el baile,
no la que tiene la mejor técnica.
Por lo tanto, para mí el ballet es una forma de vida. Las personas que no entienden consideran que es sólo una perdida
de tiempo, pero aunque parezca mentira no es sólo un pasatiempo, sino que me es algo necesario para mi concentración,
para mi día a día, para desahogarme, para intentar desconectar de todos los problemas, para dejar la
tristeza a un lado y convertirla en alegría,… si de verdad no me gustara no seguiría bailando tras once años de
aprendizaje.
Por eso me duelen las críticas que tachan al ballet de pijo, de cursi, inútil, etc. porque detrás, aunque muy suave,
hay un gran esfuerzo, no es fácil tener la pierna en la cabeza literalmente y además bailar al compás de la música,
y a esto añadimos que hay que transmitir un sentimiento se complica más. Por consiguiente, los sujetos que opinan
de esta manera (sin saber) lo único que hacen es demostrar su incultura.
Impresiones de los alumnos de tercero sobre la visita del
escritor César Fernández, al IES Pablo Picasso, después de
haber leído, No digas que estás solo y datos biográficos
BIOGRAFÍA DE CÉSAR FERNÁNDEZ
Nace en Madrid en abril de 1967.
Desde muy niño la literatura le atrapó. Todavía recuerda, como si
las tuviera delante, las lecturas de los primeros años de colegio:
Platero y yo, Pinocho, El Principito, Cuentos de Andersen y de los
hermanos Grimm… Le fascinaba leer, meterse en aquellas aventuras.
Al mismo tiempo, empezaba a escribir sus propios cuentos.
Los profesores y los compañeros de clase se lo decían: vas a ser
escritor.
De la infancia recuerda muchas cosas. De hecho, siente que siempre lo acompaña. Recuerda aquel continuo asombro
por la realidad y por las posibilidades de la imaginación. En concreto, recuerda aquellos barrizales que debía atravesar
para llegar al colegio en los días de lluvia. Y aquellos charcos en los que le encantaba meterse con sus botas de agua y
un buen palo. También recuerda el nombre y las manías de sus profesores. Por todos siente un gran afecto y un sincero
agradecimiento.
También, de alguna forma, el adolescente que fue pervive en él. Un joven lleno de ansias infinitas. Un solitario devorador
y creador de historias de intriga, misteriosas, fantásticas. De aquella mirada y de aquellas obsesiones surgieron,
muchos años después, novelas como Ellos, La última bruja de Trasmoz, El e-mail del mal, Las sirenas del alma, No
digas que estás solo…
Se hizo filólogo. No hubo otra opción. Filólogo significa “que ama la palabra”. Y él entendía el mundo en clave de palabras.
No pudo ser otra cosa. Quería, necesitaba la formación filológica para ser el escritor que se había propuesto.
Ya nunca dejó de escribir. Tampoco de impartir clases de Literatura en distintos Centros Universitarios e Institutos.
No hay día en que no se encuentre, frente a frente, con la Literatura. Desde cualquier perspectiva, le fascina. Pero,
claro, la que más le atrae es la de contar historias. Pequeñas mentiras que desvelen grandes verdades. Sueños que
terminen creando la realidad. Necesita escribir. De lo que sea. De risa o de miedo, Para niños o para adultos. Poesía
o teatro. Da igual. A veces llegan los premios. En 2009 obtuvo, casi a la vez, el Premio La Galera y el Premio Cuidad
de Jaen de Literatura Juvenil. El jurado del primero lo forman más de doscientos jóvenes de toda España y al que el
escritor le da mucha importancia por ser los adolescentes los que lo premian. El segundo, un grupo de escritores y críticos.
Los premios, sean como sean, están bien. Indican que vas por buen camino. Pero lo importante es seguir escribiendo.
Lo hará mientras tenga algo que decir. Es decir, mientras siga vivo.
PASSO, AÑO I Nº3, 33