Revista 01.pdf - Pontificia Universidad Católica del Ecuador

este nombre la imposible neutralidad, la tentativa de descristianizar a
la niñez y juventud, o la irreligión marxista. Mentira convencional,
engaño artero, ariete de guerra, el laicismo es siempre nocivo e incompatible
con la teología católica. Frente a Dios, no cabe sino dependencia,
no autonomía; frente al niño no cabe sino respeto, no
ocultamiento de la verdad; frente a los derechos de los padres, no cabe
sino vinculación solidaria entre el hogar y la escuela, no divorcio
y menos antítesis declarada.
En capítulo final, de extraordinaria prudencia, sacó el R. P.
Rector doctas conclusiones. ¿Conciliación doctrinal entre catolicismo
y laicismo? No, porque ideológicamente son posiciones antagónicas.
Conciliación práctica? Sí, en cuanto sea jjosible, al amparo de la
Carta Política que define por vez primera el laicismo y reconoce los
derechos de los padres a educar a sus hijos como a bien tuvieren.
En el campo de la libertad, podemos, pues, y debemos darnos la mano,
respetando, ya que no como ideal, por lo menos, como expediente
sagaz de respeto recíproco, las garantías reconocidas en la
Constitución.
En sesión de II de enero de 1952, el Cuerpo Gubernativo confirmó
varios nombramientos que el R. P. Rector había verificado: entre
ellos los de los señores doctores Enrique Arroyo Delgado, para
profesor de Derecho Municipal; del Dr. Aníbal Martín, para Derecho
Internacional Privado; del Dr. Gerardo Rodríguez, para Medicina
Legal; del señor doctor Manuel Elicio Flor T. para Oratoria Forense;
del R. P. Dr. Carlos Vela Monsalve, para Derecho del Trabajo;
del Dr. Manuel de Guzmán Polanco, para Derecho Internacional Americano;
del Dr. Víctor Hugo Bayas Valle, para Procedimiento Penal;
del Dr. Oswaldo González, para Ciencia Penal; del Dr. Juan Boada
Pérez, para Ley Orgánica del Poder Judicial; de los doctores Jorge
Dousdebés y César Gálvez B. para Derecho Civil y Geografía e Historia
Económicas en la Escuela de Economía; del P. Juan Espinosa
Pólit, S. L, para Deontología Jurídica y Encíclicas Sociales, respectivamente.
FACULTAD DE PEDAGOGÍA
En esta misma junta, trató el R. P. Rector de un punto de extraordinaria
gravedad y urgencia: el establecimiento de la Facultad
de Pedagogía, impostergable por muchas razones y, sobre todo, por
la necesidad de que el personal religioso que enseña en los colegios
de segunda enseñanza posea títulos reconocidos por el Estado, y los
elementos femeninos, especialmente, no tengan que acudir con este objeto
al Instituto Pedagógico oficial. El problema mayor consiste,
agrega, en la falta de local y en la de fondos suficientes, ya que la
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