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Revista 01.pdf - Pontificia Universidad Católica del Ecuador

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REVISTA DE LA<br />

UNIVERSIDAD<br />

CATÓLICA<br />

DEL ECUADOR<br />

mitm<br />

r Í ^) \' m QUITO


CONTENrDO:<br />

Presentación Pág. 3<br />

Acta de Inauguración de la <strong>Universidad</strong> Pág. 7<br />

Decreto Fundamental Pííg. 9<br />

Fundación de la <strong>Universidad</strong> y Primer Rectorado:<br />

Julio Tobar Donoso Pág. 11<br />

Una Década Institucional —1961-1971— - Crónica<br />

Universitaria: Jorge Villalba F., S.J Pág. 83<br />

La Existencia Humana, su alternativa y su misterio:<br />

Cardenal Pablo Muñoz Vega, S.J Pág, 127<br />

Juventud, autoridad, violencia: Alfonso Villalba,<br />

S.J Pág. 145<br />

Comentario, crítica y correlación a la codificación<br />

de la Comisión Jurídica relativo al Código<br />

de Trabajo, en su tercera edición oficial<br />

de 1971, publicada como suplemento <strong>del</strong> Registro<br />

Oficial N" 239 de 7 de junio de 1971:<br />

Luis Jaramillo Pérez Pág. 159<br />

Quito en la Prehistoria: Jorge Salvador Lara Pág. 231<br />

Cristianismo y Antropología Filosófica: Julio<br />

Terán Dutari, S.J Pág. 297<br />

Psicología de la personalidad - capacidad para<br />

el amor: José I. Donoso C Pág. 291<br />

Evaluación <strong>del</strong> Curso de Secretarias Clínicas<br />

<strong>del</strong> Hospital Militar de las FF. AA. de Quito:<br />

Sor Patricia Rodríguez, Sor Martha Rojas, Sor<br />

Piedad Rojas Pág. 297<br />

DIRECCIÓN: Manuel Nieto Pinteño, S.J.<br />

CONSEJO DE REDACCIÓN:<br />

Drs. JULIO TOBAR DONOSO<br />

JORGE SALVADOR LARA<br />

GONZALO MUÑOZ JARAMILLO, S.J.<br />

EDUARDO BRITO MIELES<br />

Lodo. ERNESTO ALEAN GOMEZ<br />

DISTRIBUCIÓN Y CANJE:<br />

Biblioteca de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong><br />

Apartado 2184 — QUITO - ECUADOR.


<strong>Pontificia</strong> <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong><br />

REVISTA<br />

No 1<br />

NUMERO CONMEMORATIVO DEL VIGÉSIMO QUINTO<br />

ANIVERSARIO DE LA UNIVERSIDAD<br />

QUITO, FEBRERO DE 1972<br />

EDITORIAL FRAY JODOCO RICKE


R E V I S T A<br />

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR<br />

N? 1 Quito Febrero 1972<br />

Presentación:<br />

La <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> de Quito cumple veinticinco<br />

años. Aniversario de gratitud, alegría, evaluación y perspectivas;<br />

pues al entrar con paso firme en su edad adulta debe, hasta<br />

en su gozo, utilizar categorías racionales de análisis, dejando<br />

para la intimidad de la familia modos más humanos y<br />

emocionales de celebración.<br />

Justo es ante todo volver los ojos hacia el tipo de hombres<br />

que hicieron realidad un antiguo deseo. No los vamos a<br />

nombrar para guardar la sobriedad de estas líneas. Los evocamos<br />

solamente como a personas tenaces y visionarias, realistas<br />

y arriesgadas que supieron dar un paso, sin quedarse<br />

en el lirismo de los propósitos buenos. Fue un grupo notable<br />

en el sentido de la amistad, en el desprendimiento, en la<br />

efectividad para dar el salto <strong>del</strong> pensamiento a la acción. Tipo<br />

de hombre que no mudea precisamente en un país desgastado<br />

por la ambición y la desesperante vaciedad de los compromisos<br />

de salón. Para ellos un recuerdo sensato y agradecido.<br />

Nos alegra también el considerar cuántas manos, cerebros<br />

y corazones se han sucedido más bien calladamente en<br />

estos cinco lustros, para hacer de esta <strong>Universidad</strong> una institución<br />

respetada y seria, con un espíritu propio, con una trayectoria<br />

acertada, con logros palpables, con un deseo apenas<br />

realizado de convertirla en un centro de investigación científica<br />

de la realidad nacional. Si tenemos en cuenta que todo hubo<br />

de ser creado ab ovo, en medio de limitaciones económicas<br />

y prejuicios particularistas, lo llevado a cabo en un cuarto<br />

de siglo, sin ser un non plus ultra, es valioso y creemos ver<br />

en lo obtenido una buena plataforma para el futuro.<br />

— 3


Presentamos en las páginas de este número de conmemoración<br />

algunas muestras <strong>del</strong> trabajo de estos años. Trabajo<br />

no de relumbrón precisamente, ni tampoco de inútil y pasado<br />

ditirambo. Austero, veraz, informativo: trabajo para gente<br />

que entiende ser la vida una suma de pequeños y continuados<br />

esfuerzos, apreciables tan solo desde una perspectiva racional,<br />

posibilitada por la honradez de un corazón sagaz.<br />

Si evaluamos la obra de nuestra universidad hallamos<br />

como saldo positivo su crecimiento numérico materializado en<br />

la pujanza <strong>del</strong> ritmo de construcciones. Un servicio técnico,<br />

no en el grado de carreras tradicionales, sino de promoción<br />

cultural y de capacitación para el uso de instrumentos de trabajo<br />

en el floreciente empuje <strong>del</strong> Instituto de Lenguas. Una racionalización<br />

<strong>del</strong> servicio intelectual en la buena organización<br />

de la Biblioteca. El mantenimiento <strong>del</strong> nivel académico en las<br />

facultades tradicionales, al menos a la altura <strong>del</strong> existente en<br />

las mejores universidades <strong>del</strong> país. El desarrollo incoado apenas<br />

de un sentido democrático en algunos sectores <strong>del</strong> estudiantado.<br />

La promoción a nivel de especialización de un número<br />

no despreciable de profesores. Lados positivos, modestos,<br />

que los puntualizamos en gracia de una evaluación objetiva.<br />

Pero si miramos hacia el futuro podemos afirmar sin<br />

pesimismo que todavía queda largo un camino por andar y que<br />

será recorrido si contamos con el realismo de la paciencia y<br />

la agilidad mental clarividente para situarnos cada vez más<br />

hondamente en la realidad nacional.<br />

Y el primer desafío que nos sale al paso es el <strong>del</strong> pensamiento:<br />

cuál es exactamente el papel de una <strong>Universidad</strong><br />

en la vida <strong>del</strong> país? La nuestra debe plantearse metódica y desapasionadamente<br />

esta interrogación, pues de una respuesta<br />

clara y democrática dependerá su orientación en el futuro inmediato.<br />

Los componentes de esta respuesta son variados:<br />

cuáles las necesidades prioritarias <strong>del</strong> país? Cómo puede la<br />

<strong>Universidad</strong> responder a ellas? Cómo lograr que las motivaciones<br />

de sus alumnos se dirijan hacia lo que el país necesita?<br />

Y por consiguiente cómo romper el cerco férreo de la promoción<br />

individual, más o menos egoísta que lleva a la inserción de<br />

los egresados en los mismos círculos viciosos que frenan los<br />

cambios necesarios dentro <strong>del</strong> ethos y de la realidad ecuatorianos?<br />

4 —


Intimamente ligado con este problema está el de la participación<br />

estudiantil en la vida universitaria. Pues creemos<br />

que esta participación no puede ser el resultado de una presión<br />

a la moda, sino que debe ser el fruto de una re-orientación<br />

universitaria en función de las necesidades <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>.<br />

Por lo mismo cómo elevar el nivel de responsabilidad moral,<br />

social, académica de nuestros estudiantes? Cómo aliviarlos de<br />

las presiones económicas que disminuyen su rendimiento científico?<br />

Cómo interesarlos en el <strong>Ecuador</strong> como problema número<br />

uno de la investigación universitaria? La lista de perspectivas<br />

se alargaría más y más, rebasando así los límites de este<br />

editorial.<br />

Para terminarlo ya, parece juicioso y suficientemente<br />

moderado el deseo de ver este aniversario como una oportunidad<br />

para tomar conciencia de la valía y de los logros de<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>. Para cerrar filas en torno de sus aspiraciones.<br />

Para convertir esta celebración en un punto de partida<br />

de una actividad cada vez más reflexivamente crítica,<br />

constructiva, positiva. Para dejar plantada la idea que deberá<br />

guiar toda la actividad y todo el afán de superación de nuestra<br />

institución: cómo servir mejor a lo concreto <strong>del</strong> país.


ACTA DE INAUGURACIÓN DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA<br />

DEL ECUADOR<br />

En Quito, capital de la República <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, a 4 de noviembre<br />

de 1946, fiesta de San Carlos Borromeo, fue oficialmente inaugurada la<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>.<br />

Estando asegurados todos los requisitos legales, a saber, el Decreto<br />

<strong>del</strong> Ejecutivo de 2 de julio de 1946, que autoriza la fundación y funcionamiento<br />

de <strong>Universidad</strong>es particulares, y su reforma por la Asamblea<br />

Nacional Constituyente, <strong>del</strong> 1° de octubre; el Acuerdo de aprobación<br />

de los Estatutos de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, de 6 de agosto; y el<br />

Acuerdo <strong>del</strong> señor Ministro de Educación Pública de 26 de septiembre,<br />

que autoriza la apertura <strong>del</strong> Primer Curso de la Facultad de Jurisprudencia;<br />

para solemnizar debidamente tan grande acontecimiento, se<br />

reunieron en el día prefijado todos los Miembros de la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> y fundadores de ella.<br />

Y ante todo, para implorar las bendiciones celestiales, a las 8<br />

de la mañana, concurrieron a la Basílica <strong>del</strong> Voto Nacional, consagrada<br />

al Corazón divino de Jesús; y el Excmo. y Rvdmo. Sr. Dn. D. Carlos<br />

María de la Torre, Arzobispo de Quito y Gran Canciller de la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong>, celebró la Misa <strong>del</strong> Espíritu Santo, poniendo esta magna<br />

obra bajo la protección divina.<br />

Luego a las 11 de la mañana, se trasladaron todos al local propio<br />

de la <strong>Universidad</strong>, Calle Bolívar 343 para asistir a la bendición <strong>del</strong><br />

mismo, y a su entrega a los Profesores y alumnos para la iniciación de<br />

los cursos.<br />

Terminada la solemne bendición, tomaron la palabra el Gran Canciller<br />

y el Rector de la <strong>Universidad</strong>, ponderando y ensalzando la grandeza<br />

y santidad de la obra empezada. Y como se celebrase en este día<br />

la fiesta onomástica <strong>del</strong> Excmo. y Rdmo. Señor Arzobispo, le fueron<br />

presentadas las felicitaciones respetuosas de todos los asistentes.<br />

Por fin el Excmo. Rdmo. Sr. Dr. Dn. Carlos María de la Torrej<br />

Arzobispo de Quito y Gran Canciller de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong><br />

<strong>Ecuador</strong>, la declaró oficialmente inaugurada, para que con su grata<br />

venia y la bendición de Dios, se pudiese empezar el día siguiente, 5 de<br />

noviembre, el Primer Curso de la Facultad de Jurisprudencia.<br />

— 7


En fe de lo cual, y para que conste, se redactó esta Acta que fue<br />

suscrita por los presentes.<br />

ff)<br />

Quito, a 4 de noviembre de 1946.<br />

Efrén Forni<br />

Nuncio Apostólico.<br />

Aurelio Espinosa Pólit S. J.,<br />

Rector.<br />

José María Pérez E.,<br />

Vicerrector.<br />

Ángel Humberto Jácome<br />

Canónigo Magistral.<br />

Alfonso María Mora<br />

Profesor.<br />

Ruperto Alarcón Falconi<br />

José Grosser S. J.<br />

Mons. Salvator Süno<br />

Auditor de la Nunciatura.<br />

Fr. Vicente R. Cadena,<br />

Provincial de Agustinos.<br />

P. José Corso<br />

Inspector de Salesianos.<br />

Francisco Chiriboga B.<br />

Luis M. de la Torre.<br />

Jaime Acosta Velasco,<br />

Tesorero.<br />

José María Egas<br />

Carlos María de la Torre,<br />

Arzobispo de Quito y Gran Canciller<br />

de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Jacinto Jijón Caamaño<br />

Alcalde de Quito.<br />

Julio Tobar Donoso<br />

Decano.<br />

Eduardo Vázquez Dodero<br />

Subdecano.<br />

Jorge Pérez Serrano.<br />

Manuel María Espinosa P. S. J.<br />

Prudencio de Clippeleir S. J.,<br />

Provincial de la Compañía de<br />

Jesús.<br />

Fr. Serafín Lunter, 0. F. M.,<br />

Min. Provincial,<br />

Miguel Medina S. G. de Oblatos.<br />

Carlos Manuel Larrea.<br />

Augusto Bueno.<br />

Juan León Mera I.<br />

Jorge Luna Yépez.<br />

Víctor Hugo Bayas Valle,<br />

Secretario.<br />

A continuación constan las firmas de los alumnos fundadores:<br />

José Antonio Barahona, Alfonso Aguirre Vázconez, Filoteo Samaniego,<br />

Alfredo Díaz G., Alfredo Luna Tobar, Francisco Mera Borja,<br />

Vicente Soria Guijarro, Jaime Obando Luna, Hugo Vega Sánchez,<br />

Juan Vicente Escudero D., Renán Flores Jaramillo, Oswaldo Cartagena<br />

A., Roberto Morales A., Luis Berrazueta E., Jorge Zúñiga C, Guillermo<br />

Gonzalo Bravo P., Ernesto Ribadeneira García, Carlos de la<br />

Torre Reyes, Lucindo Almeida T., Alfredo Fuentes Roldan, Telmo Cevallos<br />

G., Guillermo Gavilánez V., Gustavo Ramos M., Leonardo Ceva-<br />

Uos A. Carlos Villacís A., Oswaldo Jarrín J., Luis Cueva Eguiguren,<br />

Ángel Guillermo Ríos, Clemente Bognoli, Claudio H. Crespo M., Manuel<br />

Jaramillo G., Plutarco García Saltos, César Mosquera R., Juan Larrea<br />

8 —


Holguín, Gustavo Riofrío Salvador, Rafael Borja Peña, Napoleón Gallegos<br />

R., Carlos Jiménez Salazar, Gonzalo Paredes Crespo, Luis A.<br />

Pavón G., Jorge Salvador Lara, Leopoldo Robayo T., Eduardo Kouri M.,<br />

Francisco Lucio Paredes B., Clemente Haro, J. B. Moreno, Alvaro Eloy<br />

Morales, Cristóbal Ponce R., Julio E. Lemos P., A. Costales, S. G. Chiriboga.<br />

DECRETO FUNDAMENTAL PARA LA CREACIÓN<br />

DE LA UNIVERSIDAD<br />

Registro Oficial N? 629 <strong>del</strong> lunes 8 de julio de 1946<br />

Decreto N? 128<br />

JOSE MARIA VELASCO IBARRA,<br />

Presidente de la República,<br />

CONSIDERANDO:<br />

Que es necesario extender la libertad de enseñanza a los estudios<br />

superiores, con el objeto de ofrecer a la juventud nuevas posibilidades<br />

para su formación científica y académica;<br />

Que la Ley vigente no consulta este aspecto de la enseñanza, y,<br />

Que la Educación Nacional cobrará mayor impulso con el estaiblecimiento<br />

de planteles particulares universitarios,<br />

DECRETA:<br />

Art. 1°— Autorízase la fundación y el funcionamiento de Univerrsidades<br />

particulares.<br />

Art. 2?— Para conceder dicha autorización el Ministro de Edu-<br />

'cación Pública exigirá los siguientes requisitos:<br />

•a) Personcd docente idóneo, ya sea por sus títulos académicos, su labor<br />

de cátedra o su reconocido prestigio intelectual;<br />

— 9


) Local y mobiliario adecuados;<br />

c) Gabinetes, laboratorios y más instalaciones para las asignaturas y<br />

prácticas que lo requieren, dentro de las posibilidades económicas<br />

<strong>del</strong> país, a juicio <strong>del</strong> Ministerio de Educación.<br />

El Ministerio <strong>del</strong> ramo vigilará la formación de una biblioteca en<br />

relación con las necesidades culturales y docentes de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Además, que disponga de campos deportivos adecuados.<br />

Art. 3 9 — Los estatutos de las <strong>Universidad</strong>es particulares deberánser<br />

aprobados por el Ministerio de Educación Pública que ejercerá supervigilancia<br />

sobre ellas para todo lo que se refiera al cumplimiento de<br />

sus altas finalidades de cultura, el orden y la Ley.<br />

Art. 4 ? — Los exámenes finales y de grado se someterán a los programas<br />

de la correspondiente <strong>Universidad</strong> <strong>del</strong> Estado y se rendirán en<br />

el local de la <strong>Universidad</strong> particular.<br />

Para los primeros el tribunal estará integrado por un Delegado<br />

<strong>del</strong> Ministerio de Educación, que lo presidirá, un profesor de la <strong>Universidad</strong><br />

particular y un profesor designado por la <strong>Universidad</strong> <strong>del</strong><br />

Estado. Para los segundos, el tribunal estará integrado por un Delegado<br />

<strong>del</strong> Ministerio de Educación, que lo presidirá, dos profesores designados<br />

por la <strong>Universidad</strong> <strong>del</strong> Estado.<br />

Art. 5?— Los títulos universitarios serán expedidos por la <strong>Universidad</strong><br />

particular y sancionados por el Rector y el Secretario de la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>del</strong> Estado.<br />

Art. 6?— Encargúese de la ejecución de este Decreto el Ministro<br />

de Educación Pública.<br />

Dado en el Palacio Nacional, en Quito, a 2 de julio de 1946.<br />

if.) J. M. VELASCO IBARRA<br />

El Ministro de Educación Pública,<br />

(f) Dr. Marco Tulio González<br />

Es copia.— El Jefe <strong>del</strong> Departamento Técnico, Encargado de la-<br />

Subsecretaría,<br />

(f.) Manuel Utreras Gómez<br />

10 —


FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD Y PRIMER<br />

RECTORADO<br />

Julio Tobar Donoso<br />

QUITO, CIUDAD PLURIUNIVERSITARIA<br />

Pese a que Lima no distaba de Quito lo suficiente para justificar,<br />

según las normas de la Recopilación de Indias, la creación de<br />

una <strong>Universidad</strong>, la pequeña Quito fue desde los primeros años de<br />

su fundación hispánica, ciudad eminentemente pluriuniversitaria.<br />

Ya en 1603 los Agustinos, previo el beneplácito real, erigen la<br />

<strong>Universidad</strong> de San Fulgencio; en 1623 los Jesuítas crean la de San<br />

Gregorio; y en 1681, los Dominicos alcanzan de Inocencio XI las mismas<br />

facultades que las otras Ordenes.<br />

La Capital de la Presidencia fue, pues, inmenso foco de saber<br />

superior y de rivalidad docente, hontanar de progreso de la cultura<br />

patria.<br />

Todo esto se hacía sin perjuicio de que eminentes sacerdotes<br />

<strong>del</strong> Distrito Audiencial quiteño enseñaran en Lima filosofía y teología,<br />

como los PP. Alonso y Leonardo Peñafiel S. L, y de que publicaran<br />

en las prensas europeas obras de inmensa magnitud para esa época<br />

sobre dichas ramas <strong>del</strong> conocimiento.<br />

ANTECEDENTES MAS CERCANOS<br />

Una de las grandes características de la Iglesia ecuatoriana ha<br />

sido su previsión. Ni aún en el período anterior a 1895, es decir, cuando<br />

había en el país plena unanimidad religiosa —los extraños a la<br />

Iglesia no llegaban a trescientos en todo el <strong>Ecuador</strong>—, creyó la Jerarquía<br />

que la <strong>Universidad</strong> oficial significaba un ideal, a pesar de<br />

que la asistencia de los alumnos a la clase de religión era obligatoria<br />

para los estudiantes universitarios, según el Art. 71 de la Codificación<br />

de las leyes de instrucción pública hecha por el ilustre académico<br />

doctor Honorato Vázquez. Había instrucción religiosa superior.<br />

¿Estaba asegurada por esto la formación católica cabal de los alumnos?<br />

Es fama que el austero y providente arzobispo. Monseñor José<br />

Ignacio Ordóñez, que había hecho las dos carreras de abogado y<br />

eclesiástico, tuvo vivísimo empeño en el establecimiento de la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong>. De todos modos, no queda duda de que durante corto<br />

tiempo funcionó en esta Capital la <strong>Universidad</strong> Eclesiástica, según<br />

afirma el Informe <strong>del</strong> Ministro <strong>del</strong> Interior y Relaciones Exteriores al<br />

Congreso Constitucional de 1888. Desapareció, añade, "sin culpa de<br />

la autoridad eclesiástica, por cuanto, empeñada en la perfección de<br />

los Seminarios, no ha contado aún con el desahogo necesario para<br />

— 11


dar remate debidamente a los estudios eclesiásticos con la reinstalación<br />

definitiva de la <strong>Universidad</strong> Eclesiástica Central".<br />

Pensó entonces el Presidente Dr. José María Plácido Caamaño en<br />

el establecimiento <strong>del</strong> Plantel en la Ciudad de Cuenca, aguijoneado<br />

por su celoso Prelado Monseñor Miguel León; y el Papa León XIII,<br />

"defirió benignamente a lo solicitado, en cuya virtud se prepara ya<br />

—dice el mismo Informe— en la expresada Diócesis el establecimiento<br />

de esta <strong>Universidad</strong>, cuyos benéficos resultados serán en lo porvenir<br />

la más subida recompensa al celo de la actual Administración en<br />

favor de los intereses religiosos y morales de la República".<br />

"En esta institución, añadía —según el plan que se proyecta,<br />

no estará limitada la enseñanza a sólo las ciencias eclesiásticas, sino<br />

que dará la de Bellas Letras y Filosofía en sus cursos superiores,<br />

así como la de ciencias jurídicas y políticas". La Santa Sede se había<br />

reservado la aprobación de los Estatutos Universitarios.<br />

Es indudable que Cuenca poseía a la sazón un cuerpo de eximios<br />

sacerdotes y seglares que habría dado lustre a la enseñanza<br />

universitaria católica. Un nombre equivalía a legión: el <strong>del</strong> Rmo. señor<br />

doctor Julio Matovelle que en el Colegio Seminario dictaba con extraordinario<br />

brillo las ciencias públicas, después de haber consagrado<br />

su juventud a la Academia de Derecho Público que, en época de<br />

general confusión de ideas, contribuyó eficazmente al saneamiento <strong>del</strong><br />

saber y su retomo a las más claras y seguras fuentes.<br />

Tan lisonjeras eran las esperanzas puestas en la creación de la<br />

<strong>Universidad</strong> Eclesiástica que en las reformas a la Ley de Educación<br />

aprobadas por la Legislatura de 1890, se incluyó un artículo, el 16,<br />

con el siguiente tenor:<br />

"En caso de que llegue a establecerse la <strong>Universidad</strong> Eclesiástica<br />

en la República, dependerá esta de su autoridad<br />

propia y tendrá el derecho de conferir grados académicos<br />

que serán reconocidos por la Nación.<br />

"La <strong>Universidad</strong> Eclesiástica tendrá derecho de enviar un<br />

representante suyo al Consejo General de Instrucción Pública<br />

para los casos que convenga".<br />

Autonomía, equiparación de títulos académicos, representación<br />

de la <strong>Universidad</strong> Eclesiástica en el organismo directivo <strong>del</strong> Ramo: he<br />

aquí el triple carácter con que la referida Legislatura magnificó la<br />

fundación proyectada.<br />

Pronto, por desgracia, se dio de mano a la idea. Barruntamos<br />

que los obstáculos económicos no fueron los menores. Tal vez, a par<br />

de ellos, influyó decisivamente el nuevo rumbo que a su vida apos-<br />

12 —


tólica había dado el sabio maestro de la juventud y ubicuo legislador,<br />

doctor Matovelle.<br />

ANTECEDENTES PRÓXIMOS<br />

El 25' aniversario <strong>del</strong> 20 de abril de 1906 —fecha clave en los<br />

destinos religiosos <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>— dio origen a amplio y profundo examen<br />

de la situación escolar y de las responsabilidades de los católicos<br />

ecuatorianos. Doctísima conferencia consagró el eximio jurista<br />

Dr. Alejandro Ponce Borja al polifásico y triunfal apostolado de la<br />

Iglesia en el campo de la educación. Nada dijo de la necesidad de<br />

una <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> en nuestra patria; pero al recorrer la historia<br />

con amoroso <strong>del</strong>eite, el benemérito Profesor de la Central demostró<br />

elocuentemente que esos planteles surgían indefectiblemente<br />

apenas se reconoce en un país a los católicos el derecho de nacer, de<br />

vivir, de crecer y de desarrollarse. La época era de duro monopolio<br />

escolar; y a su sombra no podía despertarse la cultura superior libre.<br />

Otra conferencia, la <strong>del</strong> joven universitario, señor don Luis Alfonso<br />

Ortiz Bilbao, Embajador más tarde ante el Vaticano, escrutó<br />

profundamente la situación religiosa de la <strong>Universidad</strong> oficial ecuatoriana.<br />

Sin pesimismos y, antes bien, con ejemplar sentido de las realidades<br />

fue patentizando uno a uno, a la luz irrefragable de los números,<br />

los diversos aspectos de la crisis universitaria y sus causas, ora<br />

de orden interno, ora de índole extrínseca y social, que cooperaban<br />

al influjo letal de las primeras. Luego señaló algunos de los remedios,<br />

sin referirse directamente, con todo, al principal: el de poner<br />

frente a frente de los institutos oficiales, uno que solucionara en<br />

cuanto fuese posible de raíz la amarga situación examinada. Las<br />

circunstancias hacían que nadie pudiera soñar en la libertad docente,<br />

herida, una vez más, en la Constituyente de 1928 a 1929.<br />

La suscripción inesperada <strong>del</strong> Modus Vivendi, el 24 de julio de<br />

1937, inició la modificación lenta, aunque parcial, de ese estado de cosas.<br />

El Art. 2 ? de dicho pacto garantizaba en la República la libertad<br />

de enseñanza y reconocía, por lo mismo, que la Iglesia poseía el<br />

derecho de fundar planteles de toda índole, cuyo carácter se obligaba<br />

el Estado a respetar.<br />

Sin embargo, el inextricable laberinto de las reformas introducidas<br />

en las leyes de la materia constituyó obstáculo invencible para<br />

conseguir el mejoramiento fundamental <strong>del</strong> régimen escolar. En<br />

el año de 1939, un grupo de caballeros, cuya alma fue el R. P. Eduardo<br />

Vázquez Dodero S. I., se empeñó en conseguir <strong>del</strong> Ministerio de<br />

Educación licencia para establecer la apertura de la Facultad <strong>Católica</strong><br />

de Jurisprudencia, que habría sido el cimiento de la <strong>Universidad</strong> de<br />

igual índole. Presentóse al efecto al Ministerio, presidido por el se-<br />

— 13


ñor doctor J. M. Estrada Coello, prolijo memorándum en que se evidenció<br />

que, si bien la Ley de Educación Superior, dictada el 27 de<br />

enero de 1938, nada decía acerca de la creación de planteles superiores<br />

libres, su artículo 87 había derogado solamente las leyes y decretos<br />

que se opusieren a ella; y que, por tanto, estaba vigente el artículo<br />

234 de la Ley de 1912 que señalaba la manera de establecer tales<br />

planteles. Demostróse entonces que la derogación tácita se aplicaba<br />

únicamente a los casos en que existe contradicción formal entre<br />

dos leyes; y que en el presente no había incompatibilidad alguna:<br />

en vez de oponerse, se integraban y complementaban.<br />

Además, la Ley de Educación Primaria y Secundaria, el 8 de<br />

abril de 1938, se había dictado con el fin de que compusiese, junto<br />

con la de Educación Superior, la Ley Orgánica de Educación Pública;<br />

y los dos primeros títulos se referían a todos los grados de la<br />

enseñanza. El Art. 12, en que se trataba de la fundación de planteles<br />

particulares, se aplicaba, consiguientemente, a la enseñanza superior.<br />

La conclusión de dicho Memorándum decía así:<br />

"Sí la Constitución de la República no restringe la facultad<br />

de establecer planteles, cualquiera que sea su grado;<br />

si la Codificación de 1912 está vigente en lo que no<br />

se oponga a las leyes de 1938; si las disposiciones generales<br />

<strong>del</strong> Decreto de 8 de abril de este año confieren amplisimamente<br />

al Ministerio <strong>del</strong> Ramo la facultad de autorizar<br />

la fundación de planteles particulares, sin ninguna<br />

restricción; si, en fin, la misma Ley de Educación Superior<br />

indica que pueden establecerse nuevas escuelas superiores,<br />

resulta evidente e indiscutible que debe autorizarse<br />

la apertura de la Facultad <strong>Católica</strong> de Jurisprudencia".<br />

Como el Ministerio insistió en su criterio de que la Ley de Educación<br />

Superior no contenía disposiciones relativas al establecimiento<br />

de planteles particulares, se hizo inasequible la licencia solicitada;<br />

y los promotores dieron de mano a su feliz iniciativa. Mas quedó<br />

comprobada ampliamente con esta oportunidad que la Iglesia podía<br />

disponer de todo el personal necesario para organizar la Facultad de<br />

Jurisprudencia.<br />

Durante los años decurridos desde 1939 a 1946 intensificóse la<br />

necesidad de la cultura superior católica y, a la vez, acreció el peligro<br />

de que con el andar <strong>del</strong> tiempo se volviese más difícil la fundación<br />

de la <strong>Universidad</strong> libre. El monopolio escolar iba reduciendo,<br />

de día en día, el número de los valores católicos en la nación; y muchos<br />

de los que aún quedaban, no tenían saber cristiano verdadera-<br />

14 —


mente orgánico y cabal. Todos o casi todos eran hijos de la Uni­<br />

­versidad oficial; y no habían tenido oportunidad de corregir de manera<br />

completa y sistemática el ideario adquirido en ella. Es cierto que<br />

• la obra de la J.U.C., establecida en 1939, en la <strong>Universidad</strong> de Quito<br />

por el Asistente General de la A. C, Rmo. señor Ángel Gabriel Pérez,<br />

había hecho considerables progresos y el catolicismo universitario<br />

se había tornado más aguerrido y valeroso, pero la formación<br />

o deformación doctrinal no se había modificado considerablemente.<br />

Importantes circunstancias de diverso orden impelieron al esclarecido<br />

Arzobispo de Quito, Excmo. y Rmo. señor doctor don Carlos<br />

María de la Torre, en el año de 1946, a dar pasos definitivos para<br />

'la consecución de la libertad de la enseñanza superior, que vendría<br />

a completar la estructura orgánica de la educación católica, en cu­<br />

­yo perfeccionamiento había trabajado con genial asiduidad y perspicacia<br />

el ínclito prelado. Una de esas circunstancias providenciales<br />

era, sin duda, la reforma <strong>del</strong> régimen de exámenes de la educación<br />

particular media, que en el año de 1944 había dictado el Excmo. señor<br />

Presidente de la República, doctor don José María Velasco Ibarra,<br />

llevado de vivo anhelo de implantar un régimen de justicia y de paz<br />

cívicas, que fuese estímulo de progreso intelectual y moral de la juventud.<br />

No era menos propicia la coyuntura de que honrara a la sazón<br />

una de las principales Carteras gubernativas, un católico de primer<br />

orden: el señor don Enrique Arízaga Toral, que se mostraba decidido<br />

a gestionar el decreto de autorización de las <strong>Universidad</strong>es<br />

Particulares.<br />

El 26 de mayo de 1946 fue, a no dudarlo, un día digno de recordación<br />

en los anales de la enseñanza superior. Celebrábase la fiesta<br />

de la excelsa Virgen quiteña, Mariana de Jesús, cuya canonización<br />

parecía, por fin, inminente. Después <strong>del</strong> acto religioso, como movidos<br />

por igual inspiración, los señores Enrique Arízaga Toral, Dr. Ruperto<br />

Alarcón Falconi, Julio Tobar Donoso y otros seglares, que conocían<br />

el pensamiento <strong>del</strong> Excmo. Prelado Arquidiocesano, resolvieron<br />

acudir a él para manifestarle la urgencia <strong>del</strong> establecimiento<br />

de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> y la necesidad de llevar a cabo, con el mayor<br />

apremio, las gestiones conducentes a la realización de este glo­<br />

• rioso desiderátum, de carácter patriótico y religioso a la vez. Acordóse<br />

en dicha reunión que se preparara inmediatamente un proyecto<br />

de decreto de autorización, que el señor Arízaga Toral presentaría,<br />

■en momento propicio, a la consideración <strong>del</strong> Excmo. señor Presidente<br />

de la República.<br />

e Formulado el proyecto, conforme a las ideas sustentadas en el<br />

"Memorándum referido de 1939, se lo entregó al señor Arízaga, quien<br />

lo puso inmediatamente en manos <strong>del</strong> señor Presidente, que acogió<br />

— 15


la iniciativa con entusiasmo cívico. El Ministerio de Educación, sin<br />

embargo, discrepó en cuanto a la forma y fundamentos <strong>del</strong> proyecto;<br />

y, volviendo sobre las ideas ya enunciadas por los funcionarios<br />

<strong>del</strong> Ramo en el año indicado, ratificó que, en su criterio, no existía<br />

en las leyes vigentes disposición alguna que amparara la autorización,<br />

y aconsejó que, prescindiendo de tales leyes, se expidiese un decreto<br />

que permitiera la fundación y funcionamiento de <strong>Universidad</strong>es<br />

particulares.<br />

EL DECRETO FUNDAMENTAL<br />

En efecto, después de prolijo estudio <strong>del</strong> problema, el día 2 de<br />

julio de 1946 se dictó el decreto N? 1228, en que, establecido el triple<br />

fundamento de la necesidad de extender la libertad de enseñanza<br />

a los estudios superiores con el objeto de ofrecer a la juventud nuevas<br />

posibilidades para su formación científica y académica, de la<br />

inexistencia, en la ley vigente de disposiciones que consultasen ese aspecto<br />

de la enseñanza; y <strong>del</strong> impulso que la educación nacional recibiría<br />

con el establecimiento de planteles particulares universitarios, se<br />

autorizó su fundación y funcionamiento.<br />

Dos partes tiene la sección dispositiva <strong>del</strong> decreto. La primera<br />

señala los requisitos para la fundación, personal docente idóneo,<br />

local y mobiliario adecuados, y las instalaciones necesarias, dentro<br />

de las posibilidades económicas <strong>del</strong> país. Por vez primera en la República<br />

no se imponían condiciones desmedidas a los planteles particulares,<br />

en conformidad con las exigencias teóricas de la higiene o<br />

pedagogía, como se había hecho en casos similares. Un espíritu nuevo<br />

presidía, por fin, las relaciones con las fuerzas docentes privadas.<br />

En la segunda parte, el vital aliento renovador que acabamos<br />

de patentizar quedó algún tanto restringido; si bien los exámenes debían<br />

recibirse en el local de la <strong>Universidad</strong> particular, se daba on<br />

ellos intervención a la <strong>del</strong> Estado. Las pruebas finales tenían que rendirse<br />

ante tribunales compuestos por un <strong>del</strong>egado oficial, un profesor<br />

de la <strong>Universidad</strong> Estatal y otro de la <strong>Universidad</strong> Particular; y<br />

los exámenes de grado ante tribunales integrados, asimismo, por<br />

igual número de <strong>del</strong>egados de las dos <strong>Universidad</strong>es y presididos por<br />

el representante <strong>del</strong> Ministerio. Los programas tenían que ser los<br />

<strong>del</strong> plantel oficial.<br />

El decreto fue saludado con grandes aplausos por los espíritus<br />

verdaderamente republicanos y anhelosos de que la sana rivalidad<br />

fecundase los certámenes de la cultura. Inmediatamente cons<br />

tituyóse, bajo el patrocinio <strong>del</strong> Excmo. señor Arzobispo, el Comité<br />

Promotor de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, compuesto, entre otras personas,<br />

por los señores ya indicados, don Jacinto Jijón y Caamaño, doc-<br />

16 —


tor Mariano Suárez V. y algunos sacerdotes y religiosos, quienes presentaron<br />

en el propio mes a la aprobación <strong>del</strong> Ministerio de Educación<br />

los Estatutos <strong>del</strong> nuevo plantel, cuyo proyecto lo había formulado<br />

el doctor Julio Tobar Donoso.<br />

Por acuerdo N' 1174, el 6 de agosto, el Ministro de Educación<br />

señor doctor don Marco Tulio González aprobó los Estatutos, si<br />

bien introduciendo en ellos varias reformas, algunas de las cuales<br />

eran, tal vez, innecesarias, pues estaban consignadas ya en el propio<br />

decreto - ley que autorizaba el establecimiento de <strong>Universidad</strong>es particulares.<br />

Una de estas reformas, sin embargo, fue bien mirada por<br />

los Promotores de la Institución, porque reflejaba su pensamiento.<br />

Es la última, que dice así: "Prohíbese a la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> intervenir<br />

activamente en manifestaciones de carácter partidarista".<br />

Centro de saber, vinculado a la Jerarquía ecuatoriana y, en particular,<br />

al Prelado Arquidocesano, no podía, de jure, participar en contiendas<br />

partidaristas; pero estaba muy bien que la propia legislación<br />

universitaria le recordara constantemente este deber, proveniente de<br />

su propia índole católica y científica. Otras modificaciones, en cambio,<br />

iban a quedar a poco en abierta incongruencia con la Ley reformatoria<br />

que formuló la Constituyente de 1946.<br />

ESPÍRITU DE LA UNIVERSIDAD<br />

El Art. 1? de los Estatutos definía el carácter <strong>del</strong> plantel: "La<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> tiene por objeto contribuir al desenvolvimiento<br />

de la cultura superior y preparar a la juventud para<br />

las profesiones liberales, funciones públicas e investigaciones científicas,<br />

mediante una formación intelectual y moral profunda, inspirada<br />

en los principios <strong>del</strong> Catolicismo".<br />

No era, pues, el nuevo Instituto mero centro de estudios<br />

profesionales, tendientea la preparación de los jóvenes para carreras<br />

lucrativas. Su papel específico consistía en procurar el desenvolvimiento<br />

de la cultura superior y la investigación científica, mediante<br />

la profunda formación de los estudiantes, tanto en el orden intelectual<br />

como en el moral, formación profunda que, para serlo, tenía<br />

que inspirarse esencialmente en los principios medulares de la Iglesia<br />

<strong>Católica</strong>. Desde el primer momento, la <strong>Universidad</strong> confesaba paladinamente<br />

su carácter, sin recelo alguno, antes bien con la confianza<br />

de que esta franqueza había de constituir signo indefectible de<br />

triunfo.<br />

El plantel, según el Art. 3°, debía regirse por cuatro clases de<br />

normas: sus Estatutos, las disposiciones de la Iglesia respecto de <strong>Universidad</strong>es<br />

<strong>Católica</strong>s, el decreto N? 1228 y la legislación universitaria<br />

2 — 17


oficial, en cuanto le fuere aplicable, es decir en todo lo que no menoscabara<br />

su índole y finalidad privativas.<br />

El Art. 4° señalaba las autoridades universitarias, que son: el<br />

Gran Canciller, o sea el Arzobispo de Quito y, en ausencia suya o<br />

en sede vacante, el prelado que gobernare la Arquidiócesis; el Cuerpo<br />

Gubernativo; el Rector y el Consejo Académico.<br />

Incumbe al Gran Canciller, según el Art 7°, mantener el espíritu<br />

católico y la fi<strong>del</strong>idad a las enseñanzas de la Iglesia y direcciones<br />

<strong>del</strong> Pontificado; presidir el Cuerpo Gubernativo, sea por sí, sea por<br />

medio de un <strong>del</strong>egado, y refrendar los títulos que confiriere la <strong>Universidad</strong>.<br />

Para el efecto, el Gran Canciller posee el veto de cualquier<br />

resolución que tomaren las autoridades universitarias, si la estimare<br />

contraria al espíritu <strong>del</strong> plantel.<br />

El Cuerpo Gubernativo, encargado de ejercer la alta vigilanciade<br />

la <strong>Universidad</strong>, el gobierno y administración de sus bienes, de<br />

nombrar al Rector y Vicerrector, confirmar los nombramientos de<br />

Profesores y autorizar la creación de facultades, etc., está formada<br />

por el Gran Canciller, el Rector y cinco vocales nombrados cada trienio<br />

por el Gran Canciller.<br />

El Cuerpo Gubernativo, por medio de su Rector, representa a ;<br />

la <strong>Universidad</strong> (Art. II). El Rector debe ser un ecuatoriano de alto<br />

prestigio científico o literario, preferentemente eclesiástico. Sus faltas<br />

las suple el Vicerrector, elegido entre los profesores <strong>del</strong> establecimiento;<br />

pero el Cuerpo Gubernativo ha estimado que ambas autoridades<br />

deben tener carácter sacerdotal y que el Vicerrector puede<br />

ser extraño al cuerpo profesoral. Las reformas esbozadas en 1962<br />

tienden, precisamente, a hacer dichas variantes en los Estatutos, con<br />

el fin de ajustarías a lo que ocurre generalmente en las <strong>Universidad</strong>es<br />

católicas. El Rector tiene numerosas y trascendentales atribuciones,<br />

entre ellas las de hacer los nombramientos de empleados, someter<br />

los de profesores a la confirmación <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo,<br />

expedir planes de estudio, etc.<br />

El Consejo Académico está formado por el Rector, el Vicerrector<br />

y los Decanos de las Facultades. Sus facultades son formular,<br />

sobre la base mínima <strong>del</strong> plan de estudios oficial, el propio de la<br />

<strong>Universidad</strong>; nombrar, de entre la terna formada por la respectiva<br />

Facultad, los profesores titulares; señalar las condiciones de los concursos;<br />

determinar la forma de exámenes, etc.<br />

El capítulo III determina las atribuciones de las Facultades y<br />

las <strong>del</strong> Decano.<br />

18 —


ORGANIZACIÓN Y PRIMEROS PROFESORES<br />

El 9 de septiembre se reunió por vez primera el Cuerpo Gut<br />

bernativo de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, bajo la presidencia<br />

<strong>del</strong> Gran Canciller, Excmo. señor doctor don Carlos María de la<br />

Torre y con la asistencia de sus vocales: R. P. Aurelio Espinosa Pólit<br />

S. L; R. P. fray Ramón Gavilanes, suplente <strong>del</strong> R. P. fray Inocencio<br />

M. Jácome O. P., Enrique Arízaga Toral, Jacinto Jijón y<br />

• Caamaño y doctor Julio Tobar Donoso. Concurrió como Secretario el<br />

Rmo. Sr. Cgo. D. Ángel Humberto Jácome, quien luego fue designado<br />

titular. El cuerpo tomó, entre otras, las siguientes resoluciones: nombrar<br />

unánimemente ad referéndum Rector de la <strong>Universidad</strong> al R. P.<br />

Espinosa Pólit S. I., quien principiará a actuar en todo lo referente<br />

a la apertura <strong>del</strong> Plantel como Delegado de Su Excia. Rma. hasta que<br />

viniera la licencia de los Superiores <strong>del</strong> eminente humanista designado<br />

para dicho cargo; encargar al mismo Padre la consecución <strong>del</strong><br />

local; designar como profesores de Derecho Civil, Economía Política,<br />

Derecho Romano y Ciencia Política a los doctores José María Pérez<br />

Echanique, Jorge Pérez Serrano, R. P. José María Uría S. I. y<br />

Julio Tobar Donoso, respectivamente; comisionar al R. P. Rector interino<br />

para que se dirigiera a la <strong>Universidad</strong> Javeriana en demanda<br />

de informaciones y planes de estudio; y gestionar por medio de<br />

uno de los amigos de la <strong>Universidad</strong> que concurrían a la sazón como<br />

diputados a la Asamblea la modificación <strong>del</strong> decreto que autorizaba<br />

el funcionamiento, en cuanto establecía su dependencia de la<br />

<strong>Universidad</strong> Estatal.<br />

En la sesión <strong>del</strong> 16, el Excmo. Señor Arízaga participó que había<br />

conferenciado con el H. Diputado señor Luis A. Ortiz Bilbao acerca<br />

de las reformas al Decreto de autorización; y el mismo Vocal<br />

presentó magnífico plan de "financiamiento" <strong>del</strong> plantel, aplaudido<br />

y aprobado en todas sus partes.<br />

Las juntas celebradas el 20 y 21 fueron de suma importancia<br />

para el desarrollo de la <strong>Universidad</strong>. Se convino en el texto <strong>del</strong> proyecto<br />

<strong>del</strong> decreto reformatorio que discutiría la Asamblea Nacional;<br />

se habló de algunas modificaciones posibles en el profesorado; se<br />

convino en el nombramiento de Secretario en la persona <strong>del</strong> señor<br />

a licenciado D. Víctor Hugo Bayas. En la sesión <strong>del</strong> 4 de octubre, en fin,<br />

recibida la venia <strong>del</strong> Rmo. P. General de la Compañía de Jesús para<br />

el nombramiento <strong>del</strong> R. P. Espinosa Pólit, se lo formalizó definitivamente,<br />

se resolvió llenar la vacante que él dejaba al pasar a miembro<br />

de jure <strong>del</strong> Cuerpo, con el Rmo. Sr. Secretario; y se designó al se-<br />

• ñor Licenciado don Jaime Acosta Velasco para Tesorero de la <strong>Universidad</strong><br />

con unánime aplauso y júbilo, pues se había dado con el<br />

hombre que, por su abnegación, competencia y celo, llenaba todos<br />

— 19


los requisitos necesarios. Por último, se convino en que fuera Vicerrector<br />

el señor doctor don José María Pérez Echanique, que había<br />

ejercido muchos años y con excepcional versación la Cátedra de Derecho<br />

Civil en la <strong>Universidad</strong> Central y ahora entraba a desempeñarla<br />

en la <strong>Católica</strong>.<br />

El R. P. Rector y el Dr. Tobar Donoso resolvieron partir a Bogotá<br />

para estudiar de cerca la organización y funcionamiento de la<br />

<strong>Universidad</strong> Javeriana, que tan alto crédito científico había logrado<br />

en el tiempo que llevaba de existencia bajo la sabia dirección de la<br />

Compañía de Jesús. Los dos miembros <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo permanecieron<br />

cuatro días en la capital colombiana, donde, gracias a<br />

excepcional gentileza <strong>del</strong> Rector de la Javeriana, el ilustre escritor<br />

y filólogo R. P. Félix Restrepo y de otros funcionarios, pudieron darse<br />

cuenta cabal de todos los aspectos <strong>del</strong> Plantel y, en particular, de<br />

la organización de la Secretaría, <strong>del</strong> plan de estudios de la Facultad<br />

de Jurisprudencia, de las experiencias realizadas por beneméritos maestros<br />

y educadores en diversos órdenes, etc. A su regreso a Quito, presentaion<br />

prolijo informe al Cuerpo Gubernativo, no sólo respecto de<br />

los estudios, sino de otros factores (disciplinario, espiritual, econdmico,<br />

participación de la mujer, etc. etc.). Especial examen merecieron,<br />

como era natural, los datos relativos a la formación religiosa y<br />

a la acción católica, así como a la manera cómo se llevan en el afamado<br />

establecimiento bogotano todos los servicios de la Secretaría,<br />

muchos de los cuales fueron implantados con eficacia en la <strong>Católica</strong><br />

<strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, que se reconoce deudora de mucho de lo que es a su<br />

hermana de Colombia.<br />

En esta sesión quedó fijado el personal <strong>del</strong> Cuerpo de Profesores,<br />

en la siguiente forma:<br />

Prof, de Código Civil Dr. José María Pérez Echanique;<br />

" Derecho Romano Dr. Alfonso María Mora;<br />

" Economía Política, Dr. Jorge Pérez Serrano;<br />

" Ciencia Política, Dr. Julio Tobar Donoso;<br />

" Derecho Constitucional, Dr. Ruperto Alarcón Falconi;<br />

" Introducción a la Filosofía <strong>del</strong> Derecho, R. P. Eduardo<br />

Vázquez Dodero;<br />

" " de Latín Jurídico, R. P. Jorge Chacón S. J.<br />

El Dr. Alarcón no alcanzó a terminar sus labores de legislador<br />

oportunamente y por esta razón, en la junta <strong>del</strong> 19 de noviembre,<br />

se dejó la Ciencia Constitucional para el siguiente año; y el R.<br />

P. Chacón fue reemplazado por R. P. José Grosser, S. J. La cultura<br />

Superior Religiosa se la encomendó al R. P. Manuel María Espinosa<br />

Pólit; y la Cátedra de Historia de las Ideas Políticas al Dr. Jorge Lu-<br />

28 —


na Yépes. El R. P. Rector tomó a su cargo el curso de Redacción.<br />

Uno de los primeros pasos <strong>del</strong> R. P. Espinosa Pólit S. J. como<br />

Rector de la <strong>Universidad</strong> fue solicitar la autorización ministerial para<br />

el funcionamiento <strong>del</strong> curso inicial de la Facultad de Jurisprudencia.<br />

"Según el plan de la <strong>Universidad</strong> Central, que observará la<br />

<strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> —decía el P. Rector— las materias que se enseñan<br />

en el primer curso son: Derecho Civil (personas). Derecho Romano<br />

(Id.), Derecho Político y Economía Política. Los profesores de<br />

estas asignaturas serán los señores Dr. D. José María Pérez Echanique,<br />

R. P. Dr. José María Uría S. J., Dr. D. Ruperto Alarcón F. y Dr. Jorge<br />

Pérez Serrano. Los señores doctores Pérez Echanique y Pérez<br />

Serrano son profesores actuales de la <strong>Universidad</strong> Central, donde<br />

han enseñado con verdadero brillo. El Dr. Alarcón es un abogado notable,<br />

que ha publicado doctos estudios sobre Derecho Constitucional<br />

y otras materias; y el R. P. Uría es actualmente Decano de una de<br />

las Facultades Jurídicas de la <strong>Universidad</strong> Javeriana de Bogotá y ha<br />

dado a luz sabios textos de Filosofía <strong>del</strong> Derecho y Derecho Romano.<br />

Caso de que, por alguna circunstancia, no pudiere venir el R. P.<br />

Uría, le reemplazará el señor Dr. D. Manuel Elido Flor T., actual Ministro<br />

de la Corte Suprema, quien ha enseñado con suma competencia<br />

el Derecho Romano en la misma <strong>Universidad</strong> Central.<br />

"La <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> funcionará, por lo pronto,<br />

en la casa N 9 343 de la carrera Bolívar, casa en la que se están<br />

haciendo, de urgencia, las reformas que exige el objeto para el cual<br />

se la destina transitoriamente".<br />

El 26 de septiembre, por acuerdo N? 78, el nuevo Ministro de<br />

Educación, señor Ing. Pedro Pinto Guzmán, tuvo a honra autorizar<br />

el funcionamiento <strong>del</strong> Primer Curso de la Facultad de Jurisprudencia;<br />

y determinar que las matrículas de los estudiantes se conferirán,<br />

en conformidad con lo establecido en los Arts. 23 y 24 de los<br />

Estatutos, en la misma <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>.<br />

Coronada así la labor <strong>del</strong> Poder Ejecutivo para la iniciación de<br />

la <strong>Universidad</strong> y determinada la fecha de la apertura, el Excmo. señor<br />

Arzobispo tuvo a bien dirigir al Excmo. señor Presidente de la República<br />

la comunicación que se transcribe seguidamente:<br />

Arzobispado de Quito.- Quito, a 5 de Octubre de 1946<br />

Excelentísimo Señor Doctor Don<br />

José María Velasco Ibarra<br />

Presidente de la República<br />

Ciudad:<br />

En mi propio nombre y en el <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo<br />

de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, me es en<br />

— 21


extremo plancentero participaros que, alcanzando el correspondiente<br />

Decreto <strong>del</strong> Señor Ministro de Educación,<br />

se inaugurará. Dios mediante, el cuatro <strong>del</strong> mes entrante,<br />

el primer curso de la Facultad de Jurisprudencia.<br />

Estoy seguro de que esta noticia no os será desagradable,<br />

pues con clara visión de la realidad y a impulsos<br />

de los ardentísimos deseos que os animan de reconstruir<br />

esta nuestra desventurada Patria, tan desorganizada y abatida,<br />

dictasteis el Decreto mediante el cual se autoriza la<br />

erección de <strong>Universidad</strong>es particulares. Intimamente persuadido<br />

estoy. Excelentísimo Señor, que por este Decreto<br />

habéis merecido bien de la Patria, pues con él habéis<br />

estimulado el cultivo de las Letras y de las Ciencias y habéis<br />

hecho posible una honesta y provechosísima emulación<br />

entre organismos que teniendo la altísima y trascendental<br />

mcumbencia de mo<strong>del</strong>ar a la élite de la sociedad<br />

tienen también, por decirlo así, en sus manos el porvenir<br />

de la Nación.<br />

Gustoso aprovecho la oportunidad para reiteraros<br />

los sentimientos de mi alto aprecio y distinguida consideración.<br />

+ Carlos María,<br />

Arzobispo de Quito.<br />

El Excmo. señor doctor Velasco Ibarra, concordando en los generosos<br />

sentimientos expresados por el Prelado Metropolitano y Fundador<br />

de la <strong>Universidad</strong>, contestó dos días después:<br />

"PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA<br />

Quito, a 7 de Octubre de 1946<br />

Excelentísimo Señor Dr. D. Carlos María de la Torre,<br />

•Arzobispo de Quito.- En su Palacio<br />

Excelentísimo Señor;<br />

Con complacencia recibo el Oficio de Vuestra<br />

Excelencia <strong>del</strong> 5 <strong>del</strong> presente, por medio <strong>del</strong> cual me manifiesta<br />

en nombre de Vuestra Excelencia y <strong>del</strong> Cuerpo<br />

Gubernativo de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, que<br />

este Instituto inaugurará el 4 de noviembre, el primer<br />

curso de la Facultad de Jurisprudencia.<br />

Respetuoso el Gobierno de la libertad de pensamiento<br />

y convencido de que las iniciativas creadoras de personas<br />

honradas y patriotas constituyen el principal factor<br />

de progreso, cumplió con el estricto deber de autori-<br />

22 —


zar, cuando tenía plenitud de poderes, el funcionamiento<br />

de universidades particulares.<br />

Nuestra República siente la urgente necesidad de<br />

estudios científicos, austeros y profundos; y es preciso<br />

utilizar los afanes que no faltan en el país por el saber<br />

desinteresado y serio, para que vaya realizándose el esfuerzo<br />

cultural y formándose el ambiente de investigación<br />

sin los que podemos zozobrar no obstante de alardes<br />

de sabihondez, sin coherencia ni profundidad.<br />

Estos fueron. Excelentísimo Señor, los móviles <strong>del</strong><br />

Gobierno al estimular la legítima competencia entre Institutos<br />

de Enseñanza Superior.<br />

Agradezco el inmerecido y generoso elogio con que<br />

Vuestra Excelencia se digna apreciar la obra cultural <strong>del</strong><br />

Gobierno y formulo los fervientes votos porque la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> llene sus propósitos con<br />

pleno suceso en bien de la Patria y de la Inteligencia<br />

Nacional.<br />

De Vuestra Excelencia muy atento y seguro servidor,<br />

José María Velasco Ibarra,<br />

Presidente Constitucional de la República<br />

El Excmo. señor Arzobispo rindió asimismo expresiva acción<br />

de gracias al Excmo. Sr. Ing. Pinto Guzmán que con ejemplar prontitud<br />

y celo patriótico se había dignado de autorizar la apertura.<br />

Uno de los más graves problemas que tuvo que solucionar el<br />

Cuerpo Gubernativo fue el <strong>del</strong> local. Al fin, confiado en la protección<br />

de lo Alto, se resolvió establecer la naciente Facultad de Derecho<br />

en la casa de la carrera Bolívar que había sido propiedad de<br />

un esclarecido benefactor de la enseñanza particular, el señor don<br />

Rafael Bucheli y Ortiz de Zevallos, quien la había donado a la Rma.<br />

Curia Metropolitana para que transmitiera su usufructo vitalicio a<br />

la Congregación de los SS. CC, la cual tuvo la abnegación de cederla<br />

temporalmente a la <strong>Universidad</strong>. Esta gastó, para repararla, ampliarla<br />

y adaptarla a los menesteres de la enseñanza la ingente suma, en<br />

proporción a la exigüidad de nuestros recursos, de Sí 105.234,56.<br />

El Excmo. señor Cardenal - Gran Canciller, para hacer viable la<br />

<strong>Universidad</strong> en sus primeros pasos, entregó al Tesorero de la <strong>Universidad</strong><br />

la suma de SI. 255.100 en cédulas hipotecarias. Este fue, propiamente,<br />

el capital de fundación; pero su mayor tesoro consistió,<br />

a no dudarlo, en la confianza de la Providencia, que no desampararía<br />

la naciente Institución, ni la dejaría zozobrar por causas económicas.<br />

A poco, en efecto, la liberalidad de un gran Mecenas de la<br />

— 23


cultura nacional, el señor don Jacinto Jijón y Caamaño, vino a robustecer<br />

ese capital con la que podríamos llamar la PRIMERA DO­<br />

NACIÓN. Como la Asamblea de 1946, revocando lo hecho por la anterior,<br />

ordenó la expropiación en forma legal de las aguas de la ace- ^<br />

quia de los Caciques, <strong>del</strong> fundo "San José", perteneciente al señor<br />

Jijón, éste se apresuró a ceder la cantidad en que la apreciaran los<br />

peritos. La <strong>Universidad</strong> percibió al cabo de algunos meses y a vuelta<br />

de incidentes desagradables, la suma de Sí 423.000 en bonos <strong>del</strong><br />

Estado. No es éste el único título que tiene la <strong>Universidad</strong> para ben- •<br />

decir la memoria <strong>del</strong> egregio historiador y arqueólogo: poco antes de<br />

su llorada muerte obsequió a nuestra biblioteca los duplicados de la<br />

suya. El señor don José Manuel Jijón - Caamaño y Flores ha continuado<br />

la noble tradición de magnificencia de su padre y tomó su sitio<br />

en el Cuerpo Gubernativo de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Como prenda de admiración y reconocimiento, el Cuerpo Gubernativo<br />

resolvió apellidar la Biblioteca con el esclarecido nombre<br />

<strong>del</strong> señor Jijón y Caamaño.<br />

REFORMAS AL DECRETO N? 1228<br />

De acuerdo con los deseos <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo de la <strong>Universidad</strong>,<br />

un grupo meritísimo de diputados a la Asamblea Constituyente<br />

presentó a consideración de ésta discreto proyecto de ley reformatorio<br />

de los artículos 4? y 5? <strong>del</strong> decreto - ley N? 1228 por el cual<br />

el Excmo. señor Presidente de la República había autorizado el establecimiento<br />

de planteles superiores. Ese grupo estuvo compuesto<br />

de los señores doctores Emiliano Crespo, Carlos Arízaga Toral, Camilo<br />

Ponce Enríquez y don Víctor M. Guzmán.<br />

Corta pero sustancial es la exposición de motivos que los proponentes<br />

acompañaron al proyecto que, a poco, se convirtió en ley, sin modificación<br />

alguna: disponía que los planes de estudio tuviesen, por lo<br />

menos, la misma extensión y amplitud de los de la <strong>Universidad</strong> <strong>del</strong> Estado<br />

y que las particulares elaborarían, sobre esa base, sus propios programas;<br />

que los exámenes de fin de curso y de grado se rendirían en<br />

el local de la <strong>Universidad</strong> particular y ante tribunales presididos por<br />

un <strong>del</strong>egado <strong>del</strong> Ministerio de Educación e integrados, además con<br />

miembros designados por ella; y que los títulos expedidos serían re- ^<br />

frendadoe por el Ministerio de Educación.<br />

La Comisión de Educación Pública, formada por los HH. Diputados<br />

señores Ortiz Bilbao, Martínez Astudillo, R. Adriano Ojeda,<br />

Rodolfo Viteri, Ángel León Carvajal, Francisco Moncayo y Francisco<br />

Costa, se manifestó enteramente propicia al proyecto reforma- «<br />

torio. Después de rápido y docto análisis de las modificaciones propuestas,<br />

la Comisión concluía con esta luminosa síntesis.<br />

24 —


•<br />

«<br />

"Lo que se persigue, pues, con la reforma a que<br />

nos estamos refiriendo, es que las <strong>Universidad</strong>es particulares,<br />

cuya fundación se ha visto conveniente para la<br />

Educación Nacional, gocen realmente <strong>del</strong> ambiente de libertad<br />

que les es indispensable para que funcionen, y no<br />

estén totalmente sometidas a las <strong>Universidad</strong>es <strong>del</strong> Estado,<br />

que, aún cuando sea con nobleza, serán siempre sus<br />

rivales. Si, como es la verdad, hay un sincero afán de estimular<br />

iniciativas en bien de la Patria, y si, por otra parte,<br />

conserva el Estado sus prerrogativas, hay que estimular<br />

esos propósitos en la realidad con disposiciones que,<br />

como las contenidas en las reformas <strong>del</strong> Decreto ­ Ley<br />

N? 1228, encarnan un noble espíritu de libertad y progreso".<br />

El 1­ de octubre de 1946 la reforma pasó a ser ley de la República;<br />

y el país pudo gloriarse de haber realizado el designio benéfico<br />

de la libertad de la enseñanza superior en condiciones que establecerían<br />

sana competencia entre los institutos similares, para que<br />

se diesen la mano en pro <strong>del</strong> incremento de la cultura superior. El<br />

monopolio asfixia el saber; la libertad creadora lo promueve y dilata.<br />

Tenemos que dejar constancia de un hecho y esclarecer posibles<br />

equívocos. La <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> nunca ha rehuído<br />

la intervención, en cuanto tal, de profesores de la Central en exámenes<br />

finales y de grado. Lo que ha tratado de prevenir es la subordinación<br />

de una <strong>Universidad</strong> a otra y, por lo mismo, el que, en virtud<br />

y como secuela de esta subordinación, presencien y juzguen los exámenes<br />

de nuestros alumnos dichos catedráticos. Salvada esta dificultad<br />

de principio, tuvimos a honra que los mismos profesores, en<br />

calidad de Delegados Ministeriales, intervinieran en nuestras pruebas<br />

escolares. Es indudable que, en muchos casos, no hay <strong>del</strong>egado oficial<br />

más preparado y competente que el maestro de la materia en<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>del</strong> Estado y, por consiguiente, su participación en los<br />

exámenes de los estudiantes de la <strong>Católica</strong> constituía positivo beneficio.<br />

Prevenido el equívoco, deshecha la objeción que podría hacérsenos,<br />

nos place asimismo declarar que en muchos años de experiencia<br />

continua, quizás no hubo sino un solo caso de indiscreción en los<br />

exámenes por parte <strong>del</strong> <strong>del</strong>egado ministerial; y que, por contraste,<br />

éstos observaron conducta sumamente imparcial, justiciera, llena de<br />

cortesía con sus comprofesores y con los estudiantes. No tenemos su­<br />

*■ ficientes palabras de gratitud para con ellos. Sobre todo nos place<br />

atestiguar nuestro particular reconocimiento para con profesores de<br />

la talla de Aurelio García, Francisco Páez, Miguel Angel <strong>del</strong> Pozo y<br />

— 25


Luis Bossano, que fueron <strong>del</strong>egados para los exámenes de licenciado<br />

y doctor. Y sea esta la oportunidad de pagar, si cabe, también la deuda<br />

de agradecimiento para con ilustres Magistrados de la Excma.<br />

Corte Suprema que no tuvieron inconveniente en trocar su alto si- ^<br />

tial por el de examinadores de nuestro plantel. José María Villagomez,<br />

Francisco Ochoa Ortiz, Benjamín Cevallos Arízaga tienen bien<br />

ganado prestigio en nuestro plantel.<br />

AUTONOMÍA UNIVERSITARIA •<br />

Tres meses después, la Asamblea Constituyente dictaba la Constitución<br />

de la República y sellaba el decreto reformatorio con otra<br />

sabia disposición: la <strong>del</strong> Art. 171, concebido así:<br />

"Las <strong>Universidad</strong>es, tanto oficiales como particulares,<br />

son autónomas. Para la efectividad de esta autonomía,<br />

en las <strong>Universidad</strong>es oficiales, la Ley propenderá a la creación<br />

<strong>del</strong> patrimonio universitario".<br />

No era, sin duda, este artículo lo que debía ser para el fomento<br />

de la Educación Superior. La competencia real se vuelve inasequible<br />

cuando los planteles no disponen de medios económicos proporcionados;<br />

y el Tesoro Público, formado por los aportes de todos los<br />

ciudadanos, rehusa proveer a los varios Institutos superiores de los<br />

recursos que no pueden acopiar en otra forma para cubrir las enormes<br />

expensas que demanda la cultura en sus más altos grados. De<br />

todas maneras, el reconocimiento de la autonomía era un paso capital,<br />

pues ponía a todos los planteles superiores en capacidad jurídica<br />

de llenar su elevada y nobilísima función sin trabas de ningún<br />

género. Consecuente el Gobierno Nacional con ese principio de la Constitución,<br />

consideró que ipso jure quedaban modificadas varias de las<br />

disposiciones de los decretos inicial y reformatorio y, entre ellas, la<br />

que exigía la refrendación de títulos por el Ministerio <strong>del</strong> Ramo.<br />

Nació, pues, la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> con una estructura<br />

jurídica digna de su alta categoría; y esta circunstancia feliz<br />

fue, indudablemente, parte poderosa para dar a la inauguración<br />

carácter más solemne y jubiloso. Verificóse la ceremonia el 4 de noviembre,<br />

onomástico <strong>del</strong> promotor y Gran Canciller, el Excmo. señor<br />

de la Torre, Arzobispo de Quito y consistió en dos actos, unidos por<br />

lazos de oro: el religioso y el científico. Se efectuó el primero, a las<br />

ocho de la mañana, en la Basílica <strong>del</strong> Voto Nacional, donde el mismo<br />

insigne Prelado celebró el Sacrificio "para implorar al Espíritu «<br />

Santo sus divinas luces y su soberano aliento para una obra tan<br />

magna". He aquí lo que dijo el Boletín Eclesiástico:<br />

26 —


Luego declaró inaugurada la <strong>Universidad</strong>, en su calidad de<br />

Gran Canciller de la misma, al pronunciar una vibrante alocución en<br />

que puso de relieve su decisión por la obra, la vital importancia de la<br />

misma en una época y en un ambiente como el que nos rodea, cuando<br />

más decaen los altos ideales y más se reduce la esfera de la ciencia<br />

a los estrechos límites de lo puramente humano y temporal.<br />

El patriota Prelado pidió con unción y ardor al Corazón de Jesús<br />

que habiendo inspirado El la magna empresa de la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> y habiéndola llevado a feliz éxito, la encamine prósperamente,<br />

ponga en ella el sello de su sagrada bendición y la auspicie perennemente,<br />

para los sublimes fines de su gloria y la restauración de<br />

la Patria.<br />

A continuación, el Rvdo. Padre Aurelio Espinosa Pólit, S. J.,<br />

en brillante discurso, agradeció a los Excmos. Sres. Nuncio Apostólico<br />

y Arzobispo de Quito, miembros <strong>del</strong> Cuerpo Directivo de la<br />

<strong>Universidad</strong>, profesores y alumnos, y a todos los amigos e invitados<br />

presentes en la sesión inaugural. En el acento inspirado de su palabra<br />

tradujo el eminente Rector de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> el trascendental<br />

papel de ese centro de formación, abierto a todos los nobles<br />

vuelos <strong>del</strong> espíritu y a todas las grandes conquistas de la Verdad<br />

y <strong>del</strong> Derecho. Mientras señalaba los modestos comienzos <strong>del</strong><br />

plantel universitario —característica de todas las obras de Dios—<br />

afirmaba su fe en los destinos de la <strong>Universidad</strong>, ruta nueva, surco<br />

inicial para la siembra de la idea serena, luminosa, substancial, bajo<br />

las alas de la Cruz.<br />

G. M. L."<br />

Autoridades, profesores y alumnos consagraron luego sus esfuerzos<br />

al Corazón Divino de Jesús, Amor y Sabiduría infinitos, a fin<br />

de que se inspiraran únicamente en El y lograran así omnipotente<br />

eficacia.<br />

A las once de la mañana, en el propio local de la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong>, se realizó la inauguración de los cursos, con asistencia de<br />

los miembros <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo, <strong>del</strong> Cabildo Metropolitano, <strong>del</strong><br />

profesorado, de los alumnos y de muchas distinguidas personas que<br />

quisieron patentizar su alborozo patriótico y religioso por la apertura<br />

<strong>del</strong> nuevo plantel, cumbre de la bendición de la casa universitaria<br />

y <strong>del</strong> cuadro <strong>del</strong> S. Corazón de Jesús, que iba a presidir, como<br />

símbolo excelso de la sabiduría cristiana, el aula magna —cuadro obsequiado<br />

por el mismo esclarecido Fundador y Gran Canciller—. Este<br />

pronunció bello discurso en que trazó, de mano maestra, los ideales<br />

<strong>del</strong> naciente Instituto: la gloria de Dios y la salvación de la patria<br />

por medio de la cultura superior verdaderamente cristiana de<br />

las nuevas generaciones.<br />

28 —


INAUGURACIÓN DE LA UNIVERSIDAD<br />

CATÓLICA DEL ECUADOR<br />

El lunes 4 de noviembre de este año se realizó con sencilla y<br />

austera ceremonia, la apertura de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>,<br />

nuevo e importante Centro de Cultura Universitario, que abre<br />

sus puertas a la juventud ávida de ciencia, de formación cabal, y de<br />

lucha.<br />

A las 8 a.m. el Excmo. Mons. Carlos María de la Torre ofició<br />

en el altar central de la Basílica <strong>del</strong> Sagrado Corazón una Misa para<br />

implorar al Espíritu Santo sus divinas luces y su soberano aliento<br />

para una obra tan magna como ésta, en cuya gestación se han fincado<br />

las mejores esperanzas de renovación intelectual y cristiana de<br />

nuestro núcleo universitario. Estuvieron presentes los dignos miembros<br />

<strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo de la <strong>Universidad</strong>, con su Rector Magnífico<br />

a la cabeza, Rvdo. Padre Aurelio Espinosa Pólit, S. J., el insigne<br />

humanista y escritor, gloria de las letras nacionales.<br />

El Vicerector, Dr. José María Pérez Echanique; el Decano de<br />

la Facultad de Derecho, Dr. Julio Tobar Donoso, los Profesores y<br />

alumnos, juntamente con algunos distinguidos sacerdotes y caballeros,<br />

asistieron con máxima reverencia al Santo Sacrificio, participando<br />

además, muchos de ellos en la Refección Eucarística.<br />

Durante la misa el diestro Coro de la Comunidad de Oblatos<br />

entonó piadosos cánticos, mientras, de rodillas, los distinguidos intelectuales<br />

católicos, propulsores y cooperadores de la obra de la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong>, consagraban sus afanes —como eco de su fe— al<br />

Divino Corazón de Jesús, en su propio templo votivo, para que la enseñanza<br />

y la vida de la naciente <strong>Universidad</strong> se inspiraran totalmente<br />

en las orientaciones <strong>del</strong> Evangelio de Cristo y en la plenitud <strong>del</strong><br />

Magisterio de la Iglesia <strong>Católica</strong>.<br />

A las once de la mañana, en el local de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>,<br />

tuvo lugar la inauguración de los cursos. El Excmo. Sr. Arzobispo<br />

de Quito impartió la bendición ritual en el recinto universitario,<br />

bendijo un magnífico cuadro <strong>del</strong> Corazón de Jesús —copia <strong>del</strong><br />

de la Consagración de la República—, obsequio de la Comunidad de<br />

Padres Oblatos con motivo <strong>del</strong> onomástico <strong>del</strong> ilustre metropolitano,<br />

quien con la generosa oportunidad que le distingue, lo entregaba a<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, dando así exacto cumplimiento a la intención<br />

providencial <strong>del</strong> mismo Divino Corazón, que ha elegido un nuevo<br />

trono y ha levantado su cátedra en esta Aula nueva, santuario de<br />

la verdad y de la auténtica cultura cimentada en los basamentos inconmovibles<br />

<strong>del</strong> catolicismo.<br />

— 27


Después de este grito pujante de confianza y amor en el Señor<br />

de las Ciencias y de vasallaje a la razón iluminada por los indeficientes<br />

resplandores de la Fe, el R. P. Rector, en su alocución, presentó<br />

al Excmo. señor Arzobispo el homenaje justiciero de veneración<br />

y gratitud, así como alborozadas felicitaciones por su fiesta<br />

onomástica:<br />

"Dios providente y paternal —dijo— ha querido daros, en este<br />

día de tan legítimas alegrías para Vos, este extraordinario consuelo<br />

de celebrarlo con la inauguración de la obra magna de la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong>, anhelo supremo de vuestro corazón apostólico, realización<br />

de vuestras visiones lejanas de vigía insomne al timón de la<br />

barca simbólica, coronamiento de vuestra larga carrera de defensor<br />

nato de la fe y de la religión en nuestra patria".<br />

Cumplido este deber de reconocimiento y este tributo de reverente<br />

amor al gran Prelado, el R. P. Espinosa, con la dulce energía de<br />

su firme convicción, patentizó que la <strong>Universidad</strong> entraba humilde y<br />

serena en el palenque científico, sin alardes, pero sin encogimientos,<br />

co n triple triunfadora fuerza: la de saber a dónde va la formación<br />

de la juventud inamovisible en su fe, íntegra en sus costumbres,<br />

alentada en su ideal de regeneración cristiana de la patria; la<br />

de saber por dónde va y la decisión inquebrantable de alcanzar la<br />

meta, bajo la excelsa guía de su Pastor, maestro y mo<strong>del</strong>o. Y »por<br />

sobre todo esto, una prenda divina de seguridad: la de tener de<br />

parte a Dios, de pelear a su lado, de llevar su signo en la frente:<br />

"El ha suscitado la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, y la ha suscitado a<br />

su hora, a la hora en que era más necesaria y a la hora en que<br />

era posible. El ha inspirado iniciativas; El ha movido voluntades; El<br />

ha vencido obstáculos y allanado resistencias, que en anteriores tentativas<br />

habían resultado imposibles de superar; El ha despertado liberalidades<br />

de pobres y ricos, para el óbolo humilde y para la donación<br />

magnífica; El ha asegurado la espontánea y abnegada aceptación<br />

de nuestros profesores; El ha hecho prender la llama de los<br />

más nobles ideales en esta selectísima juventud; El nos llena a todos<br />

en esta hora, de inconmovible confianza en El, de absoluta certeza<br />

de que vamos al triunfo, esto es al triunfo de la causa de<br />

Dios en el <strong>Ecuador</strong>".<br />

No se podía decir mejor ni más discretamente lo que todos<br />

los presentes pensaban. Una era de monopolio terminaba en ese día<br />

fausto; y comenzaba la época de la sana competencia de ideales ei.<br />

pro de la cultura superior en el país, bajo la égida sagrada de la<br />

Cruz, signo y fanal de toda auténtica sabiduría.<br />

A continuación firmóse el acta de inauguración, que dice así:<br />

— 29


•En Quito, capital de la República <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, a 4 de noviembre<br />

de 1946, fiesta de San Carlos Borromeo, fue oficialmente inaugurada<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>.<br />

Estando asegurados todos los requisitos legales, a saber, el Decreto<br />

Ejecutivo de 2 de julio de 1946, que autoriza la fundación y funcionamiento<br />

de <strong>Universidad</strong>es particulares, y su reforma por la<br />

Asamblea Nacional Constituyente, de 1 ? de octubre; el Acuerdo de<br />

aprobación de los Estatutos de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, de 6 de agosto;<br />

y el Acuerdo <strong>del</strong> Señor Ministro de Educación Pública de 26 de<br />

septiembre que autoriza la apertura <strong>del</strong> Primer Curso de la Facultad<br />

de Jurisprudencia; para solemnizar debidamente tan grande acontecimiento,<br />

se reunieron en el día prefijado todos los Miembros de<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> y fundadores de ella.<br />

Y ante todo, para implorar las bendiciones celestiales, a las 8<br />

de la mañana, concurrieron a la Basílica <strong>del</strong> Voto Nacional, consagrada<br />

al Corazón Divino de Jesús; y el Excmo. y Rvmo. Sr. Dr. D,<br />

Carlos María de la Torre, Arzobispo de Quito, y Gran Canciller de la<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, celebró la Misa <strong>del</strong> Espíritu Santo, poniendo<br />

esta magna obra bajo la protección divina.<br />

Luego, a las 11 de la mañana, se trasladaron todos al local proplio<br />

de la <strong>Universidad</strong>, (calle Bolívar 343), para asistir a la bendición<br />

<strong>del</strong> mismo, y a su entrega a los Profesores y alumnos para la<br />

iniciación de los cursos.<br />

Terminada la solemne bendición, tomaron la palabra el Gran<br />

Canciller y el Rector de la <strong>Universidad</strong>, ponderando y ensalzando la<br />

grandeza y santidad de la obra empezada. Y como se celebrase en<br />

este día la fiesta onomástica <strong>del</strong> Excmo. y Rvmo. Señor Arzobispo,<br />

le fueron presentadas las felicitaciones respetuosas de todos los asistentes.<br />

Por fin el Excmo. y Rmo. Sr. Dr. D. Carlos María de la Torre,<br />

Arzobispo de Quito y Gran Canciller de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong><br />

<strong>Ecuador</strong>, la declaró oficialmente inaugurada, para que con su grata<br />

venia y la bendición de Dios, se pudiese empezar al día siguiente,<br />

5 de noviembre el Primer Curso de la Facultad de Jurisprudencia.<br />

En fe de lo cual, y para que conste se redactó esta Acta, que<br />

fue suscrita por los presentes.<br />

30 —<br />

Quito, a 4 de Noviembre de 1946


t Carlos María de la Torre, Archiepiscopus Quitensis et Universitatis<br />

Magnus Cancellarius.<br />

-fEfren Forni, Archiepiscopus tit. Darnit Nuntius Apostolicus.<br />

Aurelio Espinosa Pólit, S. J., Rector<br />

J. M. Pérez Echinique, Vicerrector.<br />

Jacinto Jijón y C, Alcalde de San Francisco de Quito.<br />

Julio Tobar Donoso, Decano<br />

Ángel Humberto Jácome, Canónigo Magistral.<br />

E. Vázquez Dodero, SJ., Subdecano.<br />

Alfonso M. Mora, Profesor<br />

Jorge Pérez Serrano, Profesor<br />

Ruperto Alarcon J., Profesor<br />

Manuel María Espinosa P., S. J., Profesor<br />

P. José Grosser, S. J., Profesor<br />

A. Bueno, Profesor<br />

Ledo. Víctor Hugo Bayas, Secretario<br />

Ledo. J. Acosta Velasco, Tesorero".<br />

Siguen las firmas de notables caballeros asistentes a la ceremonia<br />

de la inauguración y luego las firmas de 52 alumnos fundadores<br />

<strong>del</strong> Primer Curso de Derecho Civil.<br />

INICIASE LABOR ACADÉMICA<br />

En la mañana <strong>del</strong> 5 de noviembre comenzaron los cursos. 52<br />

jóvenes se habían matriculado en primer año de Jurisprudencia; y algunos<br />

de ellos lo habían cursado ya en la Central. No tuvieron, sin<br />

embargo, inconveniente en repetirlo a fin de manifestar de este modo<br />

su júbilo por la apertura <strong>del</strong> plantel y su deseo de obtener en él<br />

formación homogénea desde el punto de vista católico.<br />

Fue aquel curso verdaderamente excepcional por la .calidad<br />

moral e intelectual de los jóvenes, entre los cuales había valores de<br />

primer orden que podían contribuir eficazmente para el renuevo de<br />

la enseñanza jurídica superior. En efecto varios de ellos han obtenido<br />

el título doctoral con real brillo y seis están al presente o han sido antes<br />

de ahora profesores <strong>del</strong> mismo plantel. Son los Dres. Juan I.<br />

Larrea Holguín, hoy Obispo Auxiliar de Quito, Carlos de la Torre<br />

Reyes, Jorge Salvador Lara, Carlos Jiménez Salazar, Alfredo Luna<br />

Tobar y Rafael Borja Peña.<br />

El cuidado principal <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo durante el primer<br />

curso fue el de excogitar recursos para el sostenimiento de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Empleáronse al efecto varios arbitrios, en conformidad con<br />

el plan que esbozó en la sesión <strong>del</strong> 16 de septiembre anterior el Ministro<br />

señor Arízaga, quien, no podemos olvidarlo, gestionó personalmente<br />

ante muchos caballeros para que favorecieran con eroga-<br />

— 3t


clones mensuales a la <strong>Universidad</strong>, toda vez que no podía vivir con<br />

las solas pensiones de los alumnos, a muchos de los cuales era preciso<br />

dispensar de tal carga.<br />

El Consejo Académico, por su parte, se ocupó durante todo el<br />

año lectivo en elaborar el Reglamento Interno de la Facultad de Jurisprudencia,<br />

cuyo proyecto se presentó a consideración <strong>del</strong> Cuerpo<br />

Gubernativo en la sesión <strong>del</strong> 7 de junio de 1947. Este lo aprobó<br />

ad experimentum, a pesar de que era ya fruto de estudio de algunos<br />

meses y, en parte, de la práctica de otras <strong>Universidad</strong>es, particularmente<br />

de la Javeriana de Bogotá. La prudencia aconsejaba proceder<br />

paulatinamente, a fin de que la norma se adaptase de la mejor<br />

manera a la psicología juvenil y a las necesidades y condiciones<br />

de una <strong>Universidad</strong> que se precie de católica, que comprenda el valor<br />

de la disciplina y que propugne la enérgica renovación de los estudios<br />

superiores en nuestra patria.<br />

Varias de las disposiciones de este Reglamento han sido objeto<br />

de merecida alabanza. Entre ellas consignaremos, especialmente, la<br />

prolongación <strong>del</strong> año lectivo, que comienza indefectiblemente el primer<br />

día hábil de octubre; la severa rendición de exámenes trimestrales;<br />

la introducción <strong>del</strong> sistema <strong>del</strong> anonimato para todas las<br />

pruebas escritas, sistema que contribuye a plena imparcialidad en<br />

su apreciación; el justo rigor en la computación de faltas, de manera<br />

que si exceden de determinada proporción causen el aplazamiento<br />

de la prueba final para octubre o la pérdida <strong>del</strong> año; la dependencia<br />

de la nota final de doble elemento: de la suma de las calificaciones<br />

de los trimestres y <strong>del</strong> examen final.<br />

Como es natural, el Reglamento ha ido perfeccionándose de año<br />

en año. En 1950 se expidió el segundo, que fue, a la vez, objeto de<br />

profundas modificaciones, en el decurso <strong>del</strong> año 1955.<br />

Entre estas modificaciones debemos mencionar, en primer término,<br />

la introducción <strong>del</strong> examen en el tercer trimestre, a más <strong>del</strong><br />

final; y, por consiguiente, el señalamiento de la nota mínima de 28<br />

puntos para Ja presentación al examen final.<br />

Fue materia de profundo examen el reglamento para grados<br />

académicos, en el que se estableció gran variedad de pruebas, escritas<br />

y orales. Serán indispensables tres exámenes para el de licenciado,<br />

o sean el escrito, el de cultura superior religiosa y el oral; y asimismo<br />

tres para el de doctor, a más de la tesis: el de cultura superior<br />

religiosa, el de defensa de la tesis y el general.<br />

No podemos preciamos de que se hayan superado todas las<br />

dificultades que entre nosotros se oponen al implantamiento de severa<br />

disciplina en los estudios universitarios. Ni nos vanagloriaremos<br />

de que hayamos realizado el ideal en cuanto a la estrictez en calificaciones,<br />

en consagración absoluta <strong>del</strong> estudiante a las tareas<br />

32 —


científicas y profesionales. Mas, es indudable que la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> ha iniciado austera reacción que proseguirá decididamente<br />

si cuenta con el concurso de las autoridades escolares y<br />

* con la de los padres de familia. Escuchemos lo que afirmó el R. P.<br />

Rector en enérgica conferencia pronunciada el 13 de noviembre de<br />

1946, en la <strong>Universidad</strong> de Guayaquil:<br />

" los títulos adquiridos en las <strong>Universidad</strong>es sin el co-<br />

* rrespondiente caudal de ciencia, son un daño gravísimo, que el patriotismo<br />

bien entendido prohibe seguir disimulando por más tiempo".<br />

La <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> ha enfrentado resueltamente<br />

este problema. Con preocupación de obvia pedagogía, y sobre<br />

todo con sentido patriótico, con la ciencia de la responsabilidad<br />

contraída ante la Patria, al abrir sus aulas, se ha empeñado en eliminar<br />

desde un principio este abuso, se ha propuesto, aun en la Facultad<br />

de Jurisprudencia, la más afectada por esta lacra, obtener de<br />

los estudiantes una dedicación al estudio que corresponda a la gravedad<br />

e importancia de las finalidades universitarias y a las responsabilidades<br />

anejas a los títulos que consagran a los futuros profesionales.<br />

El primer curso de Jurisprudencia se ha abierto con 24<br />

clases semanales, que se desarrollan en 4 clases diarias por las mañanas,<br />

quedando las horas de la tarde para el estudio privado, así<br />

como también para algunas actividades complementarias con las que<br />

pueda ayudarse económicamente el estudiante. Pero si la prudencia<br />

obliga a tomar en cuenta este aspecto de las necesidades de la vida,<br />

apremiantes en muchos casos, sin embargo la seriedad de los fines<br />

de la <strong>Universidad</strong> y la misma honradez para con la sociedad, a cuyo<br />

servicio han de entrar, un día, los titulados, no permitía subordinar<br />

al punto de vista económico, las exigencias de la conciencia profesional".<br />

La <strong>Universidad</strong> tomó parte activa en este año en los homenajes<br />

que se tributaron, con reverente amor, al Gran Canciller con<br />

motivo de sus Bodas de Oro sacerdotales. En la gran velada que le<br />

ofreció la sociedad quiteña, el Decano de la Facultad enalteció la inmensa<br />

y polifásica labor que en el orden de la educación había rear<br />

lizado el Excmo. señor de la Torre, labor que había culminado en la<br />

erección de nuestro plantel. Justo es rememorar las palabras terminales<br />

de su discurso:<br />

" de la fe de Monseñor de la Torre ha brotado en estos<br />

* mismos días, como homenaje que la Providencia le rinde en sus<br />

Bodas de Oro Sacerdotales, ese que será —lo esperamos con viva confianza—<br />

el pináculo de la cultura nacional cristiana. En el centro <strong>del</strong><br />

3 — 33


aula máxima, donde cada día se escucha el claro concierto de las risas<br />

juveniles, está de pie, como símbolo de perennidad, clave de<br />

triunfo, norte y guía indeficientes, la imagen de Cristo, copia de la<br />

que un día presidió, en el apogeo de nuestra grandeza nacional, la<br />

consagración de la República al Sagrado Corazón.<br />

"El esclarecido Gran Canciller de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> ha<br />

querido comunicar a este Cuerpo, su propio espíritu, fundido en la<br />

fragua de los amores eternos. La <strong>Universidad</strong> será lo que ha sido<br />

Monseñor de la Torre, binomio de ciencia y de fe, traducidas en acción<br />

para el florecimiento de esta patria amada, que únicamente al<br />

amparo de la Cruz, signo de grandeza verdadera, recobrará su prístino<br />

esplendor "<br />

En junio de 1947 se celebró por vez primera en la Arquidiócesis<br />

el día de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>; y se realizó la colecta ordenada<br />

por el Excmo. Sr. Arzobispo en su circular <strong>del</strong> 10 de dicho mes, circular<br />

que atestigua una vez más la abnegada solicitud <strong>del</strong> Prelado<br />

por el Instituto Superior, que confió a la protección más augusta,<br />

la <strong>del</strong> S. Corazón de Jesús.<br />

Sin embargo de que el Gran Canciller abrigaba la "grata esperanza<br />

de que no habría quien negase su limosna, grande o pequeña,<br />

a medida de sus posibilidades, para una obra de tanta gloria de Dios<br />

y provecho de la Patria", las erogaciones no dieron todo el resultado<br />

apetecido. Faltaba aún en la sociedad ecuatoriana la convicción profunda<br />

de la necesidad de que los estudios superiores se reorganizasen<br />

en sentido franca y profundamente católica, desterrando el cáncer<br />

<strong>del</strong> laicismo que había estragado las fuentes <strong>del</strong> saber.<br />

La <strong>Universidad</strong> recibió este año la preclara honra de que su<br />

Vicerrector, el Sr. Dr. Pérez Echanique, fuera elegido primer Senador<br />

funcional por la enseñanza particular, de acuerdo con la Carta<br />

Política.<br />

Por ausencia <strong>del</strong> R. P. Rector de la <strong>Universidad</strong>, a la sazón en<br />

Roma, la apertura <strong>del</strong> segundo año lectivo no tuvo la solemnidad debida.<br />

Los señores doctores J. Federico Ponce Martínez, Luis Ponce<br />

Ei^ríquez y Eduardo Riofrío Villagómez vinieron a compartir las tareas<br />

<strong>del</strong> magisterio, en las cátedras de Derecho Constitucional, Derecho<br />

Administrativo y Ciencia de Hacienda. El R. P. Vázquez Dodero<br />

tomó a su cargo la de Sociología; los doctores José María Pérez<br />

Echanique y Alfonso M. Mora, a más de sus cursos en primer<br />

año, se encargaron también <strong>del</strong> Derecho Civil y Romano, respectivamente,<br />

en el nuevo.<br />

Aunque el segundo curso se inició con un número de alumnos<br />

más o menos igual al que hubo en el primero, al fin <strong>del</strong> año se notó<br />

considerable baja. Dos causas explicaban este fenómeno: las dificultades<br />

económicas de los estudiantes, que buscaban la manera de<br />

34 —


conseguir empleos lucrativos, para lo cual era obstáculo considerable<br />

el horario universitario; y la campaña que habían abierto contra la<br />

<strong>Universidad</strong> algunos alumnos <strong>del</strong> primer año, a título de que varios<br />

* profesores eran excesivamente severos. La <strong>Universidad</strong> resolvió mantenerse<br />

fiel en lo esencial al horario prefijado y conservar asimismo<br />

la justa disciplina y severidad que le había dado tanto crédito.<br />

EL PROGRAMA DE ESTUDIOS<br />

Elaboró también el Consejo Académico, durante este primer<br />

año, el plan de estudios de la <strong>Universidad</strong>, sobre la base mínima <strong>del</strong><br />

de la Central, y tomando, además, en consideración los de otros planteles<br />

superiores de América, particularmente el de la <strong>Universidad</strong> Javeriana.<br />

Por vez primera en la República se introdujeron importantísimas<br />

modificaciones en los estudios jurídicos y políticos: se separó<br />

la cátedra de Derecho Constitucional de la de Ciencia Política, a fin<br />

de que se pudiera realizar detenido examen de nuestra Carta Fundamental.<br />

En vez de la única clase que, en la Facultad de Jurisprudencia,<br />

se ha dedicado tradicionalmente a Economía Política, se habían establecido<br />

cuatro: la propiamente llamada así, la de Economía Social,<br />

la de Encíclicas Sociales y la de Historia de las Doctrinas Económicas.<br />

Nadie podrá decir, consiguientemente, que en la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> se elude el conocimiento de los problemas económicosociales<br />

y, especialmente, de los de distribución de la riqueza. Por el<br />

contrario, se ha querido que el pensamiento social de la Iglesia sea estudiado<br />

a fondo, con denuedo, sin efugio alguno derivado de apego a<br />

los intereses de las clases pudientes o al capitalismo. Norte de la<br />

enseñanza son, como bien puede suponerse, las grandes Encíclicas que<br />

escribieron los insignes Pontífices León XIII y Pío XI y los luminosos<br />

documentos especializados que han brotado de los labios augustos<br />

de Juan XXIII. Sin grave ofensa a la verdad, nadie afirmará<br />

que la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> esté rezagada en esta materia.<br />

A más de la Ciencia de Hacienda, se estudia con la debida seriedad,<br />

el derecho fiscal ecuatoriano; y, sin perjuicio de ver en Economía<br />

Social, la técnica <strong>del</strong> Seguro, se examina en cátedra especial la<br />

estructura <strong>del</strong> sistema en el <strong>Ecuador</strong>.<br />

* Fuera <strong>del</strong> estudio fundamental de la Filosofía <strong>del</strong> Derecho se<br />

ha introducido el curso de Introducción al Derecho, como existe en<br />

la mayoría de las <strong>Universidad</strong>es Modernas. Se ha separado de la Cá<br />

tedra de Derecho Internacional Público, para examen más hondo j<br />

dilatado, el Derecho Americano.<br />

La cátedra de Derecho <strong>del</strong> Trabajo se ha dividido en dos, a fin<br />

de que la parte concerniente al Procedimiento sea objeto de consideración<br />

autónoma. Como era lógico, por ser la nuestra <strong>Universidad</strong><br />

— 35


eminentemente católica, se estudian con particular detenimiento los<br />

Derechos Canónico y Público Eclesiástico. La Cultura Superior Religiosa<br />

ha estado a cargo de profesores eminentes, que le dan la primacía<br />

que le corresponde. Nuestro Rector ha tomado la asignatura en *<br />

primer año, para el estudio de la Religión Natural. En el último Reglamento<br />

se ha dispuesto que los alumnos, antes de optar sus grados<br />

de licenciado o doctor, repetirán el examen de dicha asignatura,<br />

que ha de ser atendida con particular predilección por maestros y<br />

alumnos.<br />

En Derecho propiamente dicho se han creado cátedras especiales<br />

para el estudio de las asignaturas antes menospreciadas: Código de<br />

Menores, Ley de Minas y Petróleos, Derecho Municipal y Ley Orgánica<br />

<strong>del</strong> Poder Judicial, nunca estudiadas independientemente.<br />

ESENCIA DE LA UNIVERSIDAD<br />

Si no hubo lección inaugural en este año, el R. P. Rector compensó<br />

con creces esta falta mediante su admirable alocución <strong>del</strong> 4 de<br />

junio de 1948, que, en su libro POSICIONES CATÓLICAS EN EDU­<br />

CACIÓN, lleva el Título de Unificación de la conciencia católica. En<br />

este discurso trascendental y programático, que tuvo la virtud de señalar<br />

metas definitivas e inconfundibles, precisó el R. P. Espinosa el<br />

carácter esencial <strong>del</strong> plantel, que no lo hemos de ocultar o disimular<br />

cobardemente, sino antes bien realizar sin ambajes, con victoriosa<br />

claridad e intrepidez.<br />

"Nuestra institución no es: <strong>Universidad</strong> de católicos ecuatorianos,<br />

sino: <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>. No es, por tanto, un<br />

centro de educación superior en el que profesores y estudiantes son individualmente<br />

católicos, pero con un catolicismo que no pase de ser<br />

asunto privado de cada uno y no trascienda ni a la enseñanza, ni al<br />

espíritu colectivo, ni a los ideales y perspectivas para el porvenir. No,<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> es un centro de educación superior católico,<br />

centro abiertamente profesional, al que libremente han acudido jóvenes<br />

que, en uso de su libertad y de las garantías constitucionales,<br />

quieren educarse en católico, porque quieren luego vivir en católico, y<br />

ejercer su profesión en católico, e intervenir en la vida pública como<br />

católicos. ■•<br />

"Esta voluntad libre y consciente no es otra que el fruto <strong>del</strong><br />

convencimiento de que la gran afirmación <strong>del</strong> Apóstol es en realidad<br />

la verdad fundamental de toda vida privada y pública, verdad para<br />

todo hombre venido a este mundo, a saber que Jesucristo es la piedra<br />

angular, que es el único Salvador, que en torno de él debe estar centrada<br />

la vida <strong>del</strong> cristiano, que su divina doctrina debe ser la norma<br />

universal, que amarle y servirle privada y públicamente es el primer<br />

36 —


deber, es el fin mismo de la existencia, el modo único de encaminar<br />

a ésta hacia el fin primordial <strong>del</strong> hombre, la consecución de la felicidad<br />

eterna".<br />

No es, por lo mismo, un plantel que viene a hacer mera competencia<br />

en el campo docente a las otras <strong>Universidad</strong>es. Constituye<br />

un establecimiento de alta cultura pero de índole enteramente diversa:<br />

se distingue por el fin y se distingue, asimismo, por su elemento<br />

material. Se caracteriza y diversifica por el factor tecnológico, porque<br />

su meta es la formación superior católica, formación científica sin<br />

duda, pero formación eminentemente impregnada de las esencias espirituales<br />

<strong>del</strong> Catolicismo. Se caracteriza, además, por su elemento<br />

material: está abierta a jóvenes que quieran hacer de su vida testimonio<br />

en la conducta privada, testimonio en la conducta pública. En<br />

todo y frente a todo. Eso es la <strong>Universidad</strong> y no otra cosa. Quien<br />

no la concibe así, la nulita y deforma.<br />

PROBLEMAS Y ELEMENTOS NUEVOS<br />

El 10 de junio, de acuerdo con el Vble. episcopado ecuatoriano,<br />

dispuso el Excmo. y Rmo. señor Arzobispo, que se realizase<br />

nuevamente el Día de la <strong>Universidad</strong>, día de plegaria por ella, a fin<br />

de que fuese siempre lo que pide su Estatuto, y día de reflexión colectiva<br />

acerca de sus necesidades y recursos. Dispuso, además, el insigne<br />

Prelado que se formasen en las Vicarías Foráneas y parroquias<br />

importantes comités de señoras y señoritas, que se encargasen de la<br />

colecta en pro de la <strong>Universidad</strong>, y a conseguir benefactores "que<br />

le ayuden a subsistir y a multiplicar sus servicios". Por desgracia<br />

la atención pública estaba pendiente en aquellos momentos <strong>del</strong><br />

problema electoral. En las demás Diócesis, por desgracia, no<br />

hubo movimiento intenso en favor <strong>del</strong> Plantel. El Excmo. Sr. de<br />

la Torre vióse obligado, en su circular de 14 de octubre de 1948, a quejarse<br />

de la falta de reverencia y celo que algunas parroquias habían<br />

patentizado frente a las disposiciones <strong>del</strong> 10 de junio anterior.<br />

La situación económica de la <strong>Universidad</strong> venía haciéndose,<br />

efectivamente, cada día más ardua. Por una parte, con la fundación<br />

de nuevos cursos crecían los egresos <strong>del</strong> plantel; y no aumentaban paralelamente<br />

las entradas: el plantel se veía obligado a consumir el<br />

capital de fundación y el que se había dignado de obsequiar el Sr.<br />

Jijón y Caamaño. Sin embargo, el Cuerpo Gubernativo proyectaba la<br />

erección de la Escuela de Economía, acerca de la cual se cambiaron<br />

ideas en la sesión <strong>del</strong> 13 de junio de 1948. A mayor inopia, más decisión,<br />

parecía ser el lema universitario.<br />

— 37


Abrióse el tercer año en circunstancias cada vez más amargas,<br />

no sólo desde el punto de vista de la estrechez <strong>del</strong> local y de la<br />

escasez de las rentas, sino de la creciente baja <strong>del</strong> número de alumnos.<br />

En efecto, en abierto contraste con el elevado de los años anteriores,<br />

en este curso sólo se inscribieron 12 estudiantes. La calidad,<br />

empero, compensaba la cantidad. Fue ese el curso más homogéneo<br />

que ha tenido el plantel.<br />

El Cuerpo Gubernativo estudió atenta y prolijamente la situación<br />

en junta <strong>del</strong> 10 de octubre de 1948; y el R. P. Rector expuso<br />

con denuedo sus opiniones francamente optimistas respecto de<br />

la situación de la <strong>Universidad</strong>. No todo lo que se hace en ella, dijo,<br />

constituye un ideal. Por el contrario, en ocasiones hay exceso de benevolencia<br />

de parte de los profesores; y poca dedicación al estudio,<br />

por parte de los alumnos, que, comparten su tiempo entre el empleo<br />

y la asistencia a clases. Sin embargo, dentro y fuera <strong>del</strong> país, la <strong>Universidad</strong><br />

ha recibido pruebas fidedignas <strong>del</strong> aprecio en que se tiene<br />

la seriedad de sus estudios. Con motivo <strong>del</strong> viaje de una decena de<br />

jóvenes que concurrió a las fiestas <strong>del</strong> Año Santo de Santiago de<br />

Compostela, la Acción <strong>Católica</strong> Española, deseosa de galardonar la<br />

capacidad y espíritu religioso de nuestros alumnos, otorgó becas a<br />

seis de ellos.<br />

El Cuerpo Gubernativo recomendó, con esta oportunidad, la revisión<br />

de horarios, la creación de "becas o bolsas de estudio", que permitiesen<br />

eximir o rebajar pensiones y la intensificación de la propaganda<br />

previa a la colecta anual en todo el territorio <strong>del</strong> país. El señor<br />

Jijón y Caamaño manifestó con dolor que después de la fundación<br />

de la <strong>Universidad</strong>, las revistas y periódicos católicos no habían vuelto<br />

a hablar de ella. Se acordó, en fin, la constitución de un comité<br />

de señoras y otro de caballeros, bajo el patrocinio de su Excia. Rma.,<br />

para la recolección de fondos y difusión <strong>del</strong> ascendiente de la <strong>Universidad</strong>.<br />

En efecto, el Comité de Señoras se constituyó a poco y prestó<br />

servicios al plantel. Mayores se debieron a la laudable constancia<br />

de personajes como el señor Arízaga Toral, que no cejaron en la consecución<br />

de erogaciones mensuales de muchos caballeros. En el lapso<br />

comprendido entre la fundación y el 3 de septiembre de 1948, las contribuciones<br />

mensuales ascendieron a S/. 41.200. Desde ese balance comenzaron<br />

a disminuir. Faltaba el entusiasmo <strong>del</strong> señor Arízaga Toral.<br />

LA ASOCIACIÓN ESCUELA DE DERECHO<br />

A los alumnos <strong>del</strong> segundo año se debió la trascendental iniciativa<br />

<strong>del</strong> establecimiento de la Asociación Escuela de Derecho de<br />

la <strong>Universidad</strong>. La iniciativa, escribió uno de sus promotores, el doctor<br />

J. V. Ortuño:<br />

38 —


"tuvo lugar en un grupo de entusiastas alumnos <strong>del</strong> primer<br />

curso; no pueden olvidarse los nombres de José Romero, Fabián Bucheli,<br />

Luis F. Borja Martínez, Luis Tobar Ribadeneira, Claudio Mena V.<br />

y Francisco Tobar García; y en febrero de 1948 se dieron los primeros<br />

pasos para lograr la autorización <strong>del</strong> Consejo Directivo y llenar<br />

todos los requisitos y formalidades requeridos",<br />

Constituido un Directorio provisional, que presidió Francisco<br />

Paredes, se formularon los estatutos y reglamentos de la Asociación;<br />

y aprobados los primeros por el Poder Ejecutivo el 25 de junio de<br />

1948, se organizó definitivamente la entidad, teniendo como presidente<br />

a Alfredo Luna Tobar, alumno fundador. En marzo de 1949, apareció<br />

el primer número de la <strong>Revista</strong>, con palabras liminares <strong>del</strong> R. P.<br />

Rector. Dirigíalo Luis Tobar Ribadeneira, hoy profesor <strong>del</strong> plantel. En<br />

la <strong>Revista</strong> se han publicado importantes estudios de los profesores<br />

y muchos felices ensayos de los propios estudiantes, ya respecto de<br />

temas jurídicos, ya de aspectos literarios.<br />

Han sido presidentes de la Asociación los señores Rafael Borja<br />

Peña, Jorge Salvador Lara, Francisco L. Paredes B., R. Eduardo<br />

Burneo B., Gonzalo Zambrano Palacios, cinco de los cuales han brillado<br />

como catedráticos.<br />

Junto a la Asociación Escuela de Derecho, trabajó y prosperó<br />

notablemente en los primeros años la ACADEMIA LITERARIA, cuyo<br />

Presidente fundador fue Ricardo Crespo Zaldumbide. A él sucedió<br />

Carlos de la Torre Reyes, también profesor actual.<br />

La Academia, o mejor dicho algunos de sus mejores miembros,<br />

editaron durante varios años la <strong>Revista</strong> PRESENCIA, que mereció<br />

muchos aplausos dentro y fuera de la Patria.<br />

NUEVOS PROFESORES UNIVERSITARIOS<br />

El Cuerpo Docente tuvo en el tercer año agregaciones y modificaciones<br />

de importancia. El R. P. Inocencio M. Jácome O. P. fue<br />

nombrado profesor de Historia de las Doctrinas Económicas; el Dr.<br />

Alberto Acosta Velasco de Economía Política, en reemplazo <strong>del</strong> Dr.<br />

Jorge Pérez Serrano, que pasó transitoriamente a Derecho Internacional<br />

Público; el Dr. Juan Boada Pérez sustituyó en Estadística al Dr. Riofrío<br />

Villagómez; el Dr. Camilo Ponce Enríquez entró a enseñar Ciencia<br />

Constitucional; el Dr. J. Federico Ponce pasó a Derecho Penal y el<br />

Dr. Jorge Luna Yepes a Historia <strong>del</strong> Derecho, cátedra en que, a poco<br />

le sustituyó el Dr. Jaime Martínez Espinosa. El Dr. Alfonso Troya<br />

Cevallos tomó el Derecho Civil en tercer año. Con tan magnífico<br />

aporte, el crédito de la <strong>Universidad</strong> se robusteció considerablemente.<br />

Su economía, continuó enclenque y angustiosa, a pesar de los<br />

milagros que hacía la Tesorería, confiada (como queda dicho) a la<br />

— 39


abnegada solicitud <strong>del</strong> Sr. Ledo. Jaime Acosta Velasco. Las circunstancias<br />

nacionales, y especialmente el terremoto que asoló en 1949 a<br />

las provincias <strong>del</strong> Tungurahua y Cotopaxi, obligaron a renunciar a la<br />

celebración <strong>del</strong> Día de la <strong>Universidad</strong> en ese año.<br />

SIGNO DEL PRIMER QUINQUENIO<br />

Incertidumbre económica, pero firmeza de ideales: tal fue el<br />

signo <strong>del</strong> primer quinquenio de la <strong>Universidad</strong>. Vida de sacrificios,<br />

de sacrificios fecundos, sin embargo, por conservar, a todo trance,<br />

el blasón <strong>del</strong> plantel, sus características esenciales, su finalidad específica.<br />

Ya los había esclarecido el R. P. Rector en cuantas oportunidades<br />

se le presentaban dentro <strong>del</strong> programa de silencio y trabajo,<br />

que se había propuesto; pero en su renombrada conferencia a la<br />

Asociación Escuela de Derecho, en marzo de 1949, el P. Espinosa Pólit<br />

quiso afirmarlos más y más para que nadie se llamase a engaño,<br />

ni pidiese al establecimiento sino lo que podía y debía dar para lustre<br />

de la cultura cristiana en nuestra Patria.<br />

"La UNIVERSIDAD CATÓLICA, dijo, tiene una finalidad espe,<br />

cífica que la diferencia de todas las otras <strong>Universidad</strong>es <strong>del</strong> país. Esta<br />

finalidad específica es la formación por medio de sus estudios superiores,<br />

de una juventud paladinamente católica. Y en verdad que<br />

esto es lo único que justifica su existencia. Fundar una universidad<br />

con la misma configuración que las otras, sólo por tener una más, sería<br />

necia competencia, sin razón de ser y sin objeto. Indudablemente<br />

más valdría esforzarse por mejorar lo ya existente, y aún concentrar<br />

todos los esfuerzos <strong>del</strong> país en una sola institución universitaria.<br />

Pero no es éste el caso. No es la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> una universidad<br />

más; es una universidad única en su especie, la <strong>Universidad</strong><br />

a la que tenían derecho los católicos ecuatorianos, que quieren inmunizar<br />

a sus hijos <strong>del</strong> virus <strong>del</strong> laicismo, virus de irreligiosidad. Es un<br />

centro de educación superior católico, en cuanto tal, creado expresamente<br />

para formar profesionales católicos, para adiestrar dirigentes<br />

católicos, hombres que llevarán a su actuación en la vida pública, social<br />

y política, convicciones y procedimientos católicos, que lucharán<br />

sin desfallecimientos por devolver a nuestras instituciones públicas el<br />

espíritu cristiano que han perdido.<br />

Mas, ¿cómo podrá la <strong>Universidad</strong> conservar sus esencias si no<br />

sigue al Maestro por excelencia? La época moderna, época de dispersión<br />

y de laberinto doctrinales, ha perdido la unidad <strong>del</strong> saber porque<br />

se ha alejado de su fuente, que es el mismo Cristo. Se ha realizado<br />

la palabra de San Pablo, en su epístola a Timoteo: los hombres<br />

no pueden sufrir la sana doctrina y acuden a una copia de doctores,<br />

según sus gustos, porque halagan su vanidad y se amoldan a<br />

40 —


sus desordenados deseos. Cierran sus oídos a la verdad y la aplican<br />

a fábulas (4—1—8). Ese es precisamente el efecto <strong>del</strong> laicismo escolar:<br />

separar al hombre de Dios, romper los lazos de dependencia<br />

que a El le ligan, y echarle en brazos de la soberbia; pero el castigo<br />

de la soberbia es la humillación; y <strong>del</strong> magisterio de Dios se ha pasado<br />

a la triste tiranía de cualquier mito. Y uno de los más abominables<br />

y estragadores ha sido, sin duda, el <strong>del</strong> laicismo moderno, en<br />

cuyo seno ha vivido nuestra patria durante cincuenta años".<br />

El laicismo! Mal esencial, por contrario a las relaciones entre<br />

•el hombre y Dios; injusticia humana con la niñez y la juventud, a la<br />

cual se le priva de rumbo en la vida; atropello a la familia y a la<br />

Iglesia, que tienen derechos nativos en la educación, mientras los<br />

<strong>del</strong> Estado nacen sólo <strong>del</strong> bien común, bien eminentemente supletorio;<br />

atentado contra Dios, cuya soberanía se desconoce: todo eso es, dice<br />

el P. Rector, el laicismo. Nadie se ha atrevido a desentrañar más hondamente,<br />

con mayor sabiduría y precisión, el significado de esa doctrina,<br />

o mejor dicho de esa negación de toda doctrina, fruto letal de<br />

agnoticismo satisfecho de la mutilación <strong>del</strong> hombre. Sólo el P. Espinosa,<br />

con su autoridad indiscutible, pudo descubrir ante la República,<br />

•asombrada de su propio evtravío, adolorida de haber vivido cincuenta<br />

años de rodillas ante un mito inhumano las lacras sociales derivadas<br />

<strong>del</strong> monopolio de la educación e invitarle, con mayor y más sabio<br />

apremio, a procurar instantemente la reacción definitiva contra el<br />

terrible cáncer. Contamos para ello, dijo el eminente maestro, con<br />

la virtud omnipotente de Dios, presente siempre en la Iglesia, a cuyo<br />

servicio está la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>. Tal es nuestro orgullo y, a la<br />

vez, el mejor título de nuestra confianza. Adheridos a Cristo, qué podremos<br />

temer? Su falta, al contrario, ¿quién podrá llenar?<br />

Año de bendición este de 1949, en que la <strong>Universidad</strong> estuvo de<br />

hinojos ante el Dios oculto en la Hostia Santa, en el 2? Congreso Eucarístico<br />

Nacional. Sin mengua de los estudios, alumnos y profesores<br />

participaron en las grandes jornadas eucarísticas con excepcional<br />

'franqueza y auténtica piedad. La organización de los diversos actos<br />

corrió a cargo de nuestros estudiantes, que multiplicaron su actividad<br />

para atender simultáneamente a los menesteres y detalles en que<br />

:se solicitaba su concurso. Con justicia, el R. P. Rector, en su alocución<br />

<strong>del</strong> 24 de junio de 1949, pronunciaba en la humildísima Capilla<br />

erigida, en la misma casona universitaria, no pudo menos de<br />

•encomiar con palabras imperecederas la actuación ubicua, franca y<br />

seductora de los jóvenes alumnos. Escuchemos algo siquiera de ese<br />

homenaje <strong>del</strong> Maestro a sus discípulos.<br />

Con esta oportunidad, el R. P. Rector trazó a grandes rasgos el<br />

papel <strong>del</strong> universitario católico frente al error y a los que yerran.<br />

— 41


Enseñanza necesaria de deberes tan graves como <strong>del</strong>icados, que el R.<br />

P. Espinosa Pólit resumió en dos palabras: serenidad y entereza.<br />

"Serenidad para no dejarnos arrebatar<br />

"Entereza inconmovible, incontrastable en nuestra<br />

adhesión a Cristo, a su doctrina, pero a su<br />

doctrina íntegra "<br />

"Serenidad para no dejarse arrebatar por los ímpetus naturales,<br />

que en un momento dado pueden cegar las mejores<br />

voluntades e inducirlas a imprudentes excesos. Serenidad<br />

para nunca reaccionar ante el agravio personal. Serenidad<br />

para siempre distinguir entre el error aborrecible y<br />

el que yerra, a quien es preciso perdonar y amar".<br />

No fueron los alumnos los únicos que ocuparon la posición que<br />

les correspondía en los blancos y augustos días <strong>del</strong> Congreso Eucaristico,<br />

sino también el Cuerpo Gubernativo y Profesional. A más <strong>del</strong><br />

R. P. Rector, que trató el tema "Eucaristía y Sacerdocio" en el segundo<br />

día y <strong>del</strong> señor Jijón Caamaño, que discurrió —fue su última intervención<br />

pública— acerca <strong>del</strong> arte religioso quiteño, varios profesores<br />

se honraron rindiendo tributo de amor a la Hostia Santa: el Dr.<br />

Camilo Ponce Enríquez habló en la sesión solemne <strong>del</strong> primer día acerca<br />

<strong>del</strong> Significado <strong>del</strong> II Congreso Eucaristico; el Dr. Julio Tobar Donoso,<br />

en el acto celebrado en el Templo de San Agustín, trató sobre la tradición<br />

eucarística; el Dr. Enrique Ponce Carbo discurrió, en el día<br />

consagrado a la Acción <strong>Católica</strong>, acerca de ésta en sus relaciones con<br />

el mundo moderno; el señor doctor Manuel Elicio Flor T. demostró<br />

una vez más su elocuencia en el discurso nocturno sobre la Eucaristía<br />

como vínculo de fraternidad cristiana; y el R. P. José María<br />

Vargas O. P. patentizó que el arte quiteño había estado siempre al<br />

servicio de la religión y de la cultura.<br />

Como es natural, la apertura <strong>del</strong> cuarto curso en el año lectivo<br />

de 1949—50 exigió el aumento <strong>del</strong> profesorado. Fueron llamados a<br />

desempeñar las cátedras de Derecho Territorial, de Derecho Administrativo,<br />

Código Civil (contratos y obligaciones). Derecho Público Eclesiástico<br />

y Filosofía <strong>del</strong> Derecho, los señores doctores Luis Ponce Enríquez,<br />

Eduardo Carrión Eguiguren, Rene Bustamante Muñoz y los RR.<br />

PP. Dr. Gonzalo Villalba y Juan Espinosa Pólit S. L, respectivamente.<br />

Por su reciente operación abandonó su Cátedra de Cultura Superior<br />

religiosa el R. P. Manuel María Espinosa Pólit S. I., que la había<br />

ejercido con singular abnegación, competencia y celo; y en su lugar,<br />

tomó esa materia en el primer curso el R. P. Rector.<br />

El Rectorado dio, aunque sin fruto, los pasos necesarios para la:<br />

42 —


consecución de nuevo local; y en vista de la imposibilidad de encontrar<br />

otro más adecuado, ordenó diversas reparaciones y adaptaciones<br />

en el viejo edificio. Sin embargo de que nada auguraba un cambio en<br />

la situación material <strong>del</strong> plantel, el R. P. Rector sometió al C 3<br />

Gubernativo el estudio de la conveniencia de establecer la Escuela . ;<br />

Economía, aprovechando, por lo menos en parte, el profesorado :';<br />

Derecho. Aprobado este plausible designio, se pensó en cue las :• lases<br />

de la Escuela se verificaran en local propio, cercano a ¡a <strong>Universidad</strong>;<br />

pero luego se palpó la dificultad de este arbitrio y se hicieron<br />

prodigios para que las clases se dictaran en la misma vetusta casa<br />

de la Facultad de Derecho, hermanándolas en pobreza y condenando<br />

a ambas entidades a algo así como una prisión celular. Humildes<br />

orígenes que más tarde serán recordados con alegría: "el sacrificio<br />

es siempre fecundo".<br />

No obstante que el criterio de algunos de los vocales <strong>del</strong> Cuerpo<br />

Gubernativo había sido constantemente adverso a la admisión de<br />

señoritas en las diversas facultades, en virtud, sobre todo, de la estrechez<br />

<strong>del</strong> local, el R. P. Rector, que en Roma había consultado personalmente<br />

el punto al Excmo. Cardenal Pizzardo presidente de la<br />

Comisión <strong>Pontificia</strong> de <strong>Universidad</strong>es, insistió este año en que no<br />

se negase la matrícula solicitada por varias muchachas, en ambos<br />

institutos, o sea tanto en Derecho como en Economía. Un grupo<br />

magnífico vino a servir de benéfico estímulo a los jóvenes en sus estudios.<br />

De las alumnas primitivas, una, la señorita Bertha Moreira<br />

Lara, obtuvo a tiempo su título doctoral en Derecho con justo<br />

aplauso por su corrección y dedicación a la vez, y pasó a servir en la<br />

Biblioteca Universitaria. La <strong>Universidad</strong> no ha tenido que arrepentirse<br />

de haber recibido mujeres en sus aulas.<br />

REAFIRMACION DE SU ESENCIA<br />

El 3 de octubre de 1949 se llevó a cabo la inauguración <strong>del</strong> cuarto<br />

año lectivo; y en ella el R. P. Espinosa Pólit S. L, después de referirse<br />

al lema de austera modestia que había caracterizado a la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> —hacer antes de hablar; ser antes de figurar—, volvió<br />

a irradiar ante profesores y alumnos, a manera de fulgurante lábaro,<br />

la síntesis maravillosa que se encarna en el propio nombre <strong>del</strong><br />

instituto: <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>. <strong>Universidad</strong>, o sea centro<br />

de estudios superiores y, sobre todo, de alta formación; <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong>, que se diferencia de las demás <strong>del</strong> país porque trata<br />

de educar una juventud paladinamente católica y, por lo mismo, viene<br />

a ser universidad única en su especie, creada para formar profesionales<br />

y dirigentes que llevarán a la vida pública, social y política criterios,<br />

ideales y procedimientos que la saneen, eleven y transformen en<br />

— 43


Cristo; <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, universidad de la patria y<br />

para la patria, que ponga a su servicio una generación de jóvenes<br />

•conscientes y decididos, que entren en la vida pública con una conciencia<br />

personal formada en los principios inconmovibles de la moral<br />

religiosa, con la voluntad de poner esta conciencia así rectamente<br />

formada, al servicio de la Nación, trabajando sin desfallecimientos en<br />

la realización de este hermoso lema: "Por una patria mejor!"<br />

Un mes más tarde, el 15 de noviembre, el R. P. Rector presidió<br />

un acto que constituía el principio de la extensión de la influencia de<br />

la <strong>Universidad</strong> a órdenes de enseñanza desconocidos en el <strong>Ecuador</strong>.<br />

Nos referimos a la inauguración <strong>del</strong> Instituto Femenino Familiar y<br />

Social, establecido gracias a la excepcional munificencia y sentido social<br />

de la Srta. María Espinosa Pólit. Según declaró expresamente el<br />

R. P. Rector en su discurso inicial y lo dice asimismo el Acuerdo Ejecutivo<br />

de 27 de octubre de 1949, el fin <strong>del</strong> Instituto era la formación<br />

superior de madres cristianas:<br />

"El Instituto ha tomado como finalidad suya directa, específica,<br />

caracterizadora —dijo el R. P. Espinosa— lo que es finalidad<br />

general de toda sana educación femenina. Pero lo que sólo puede<br />

ser término lejano, indirecto, en la escuela católica de niñas y en el<br />

colegio católico de señoritas, es en el Instituto Familiar y Social, Instituto<br />

Superior para jóvenes que han concluido su segunda educación,<br />

objeto inmediato y exclusivo. La visión ideal de la maternidad<br />

cristiana ya no será aquí visión de lejanía, hipotética y borrosa, sino<br />

que, puesta a<strong>del</strong>ante, casi al alcance de la mano, estará inspirando y<br />

dirigiendo las actividades todas <strong>del</strong> Instituto".<br />

"Las deficiencias que tiene nuestra segunda educación en la<br />

formación específica de la mujer —añadió— son cabalmente lo que<br />

se propone remediar el Instituto Femenino de Cultura Familiar y<br />

Social.<br />

"Es instituto de cultura y de cultura superior. Enseñarán en él<br />

el abogado y el médico, el uno lo que debe saber la mujer de Derecho<br />

usual para proceder con acierto en las intervenciones que le competen<br />

en la vida pública y aún en la vida política; el otro, lo que dehe<br />

asimismo saber de puericultura, de higiene, de enfermería, para<br />

velar con conocimientos científicos por la salud de los suyos. Ense<br />

ñarán en él el economista y el artista, para que aprenda la joven a<br />

coordinar y armonizar en su hogar lo provechoso y lo bello, lo práctico<br />

y lo ideal, lo sanamente utilitario y lo que eleva, purifica y transporta<br />

a más altas esferas.<br />

"Pero con estas enseñanzas de nivel superior y universitario<br />

se hermanarán las enseñanzas más modestas, pero indispensables, que<br />

miran a las necesidades inmediatas de la vida <strong>del</strong> hogar. "<br />

El Instituto Femenino de Cultura Superior y Social fue, pues,<br />

44 —


la primera entidad que, sin perder su autonomía, logró su adscripción<br />

a la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>.<br />

Con posterioridad, el Instituto adquirió, como corporación, su<br />

personalidad jurídica. El Estado, al aprobar sus Estatutos, por acuerdo<br />

de 22 de diciembre de 1952, reconoció una vez más esa adscripción,<br />

consagrada en el Art. II de dicho documento.<br />

DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD<br />

Con el curso escolar de 1949 a 50 inició el quinto año de vida<br />

universitaria, año en que, como dijo el R. P. Rector en su discurso<br />

inaugural, iba a dar paso decisivo en la estructuración de la Facultad<br />

de Jurisprudencia, al empezar a recoger los frutos primiciales en los.<br />

grados de licenciado. Refirióse la Primera Autoridad universitaria al<br />

reciente proyecto de Ley de Educación Superior presentado a la consideración<br />

<strong>del</strong> Senado, en cuyo artículo 3° se establecía que a las<br />

<strong>Universidad</strong>es oficiales corresponde privativamente conferir grados<br />

académicos y títulos profesionales".<br />

':'La misma enormidad <strong>del</strong> atentado contra la Constitución —dijo—<br />

nos dispensó de preocupaciones, pues llevaba en sí mismo su<br />

propia refutación y su propio descrédito. De él no ha quedado nada, si<br />

no es la imprudente manifestación de los negros intentos de los gratuitos<br />

enemigos de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, y la humillante confesión<br />

<strong>del</strong> miedo que le tienen. ¿Por qué, si no, intentaran estas obstrucciones<br />

a su marcha normal, estas maniobras para invalidar toda<br />

su labor? Y qué demostración más concluyente de nuestra valía, que<br />

el hecho de que nuestra <strong>Universidad</strong>, tal como está, incipiente, incompleta,<br />

desvalida, sin local competente en que pueda desarrollarse, sin<br />

rentas patrimoniales que aseguren su existencia, es, sin embargo, capaz<br />

de infundir recelos a los partidarios <strong>del</strong> laicismo estricto y excesivo?<br />

Por qué maquinarían nuestra destrucción si fuésemos insignificantes,<br />

si fuésemos despreciables? No lo somos, y por confesión de<br />

ellos.<br />

"No somos insignificantes. Nuestra existencia sola, por inadvertida<br />

que quede todavía, por precaria que sea en razón de las deficiencias<br />

que acabo de recordar, es de profunda y temible significación<br />

para cuantos han soñado en el monopolio laico. No somos<br />

despreciables, cuando nos temen por lo que representamos: un dique<br />

contra la corriente de este monopolio invasor, un baluarte contra el<br />

intelectualismo anticristiano, una fragua en que se forjan los futuros<br />

defensores de la religión en nuestra patria".<br />

Prosiguió el P. Rector con apremiante y docta invitación a la<br />

disciplina, a la severidad en los estudios, a la puntualidad más estricta,<br />

precisamente para asegurar ese único patrimonio de la Uni-<br />

— 45


versidad, que es su merecido crédito; y pidió instantemente que e!<br />

austero cumplimiento <strong>del</strong> deber escolar se patentizase en los primeros<br />

grados de licenciado, que habían de ser testimonio elocuente de<br />

la renovación cabal de la cultura jurídica en nuestra patria.<br />

Para conseguirla desde arriba el quinto año de vida universitaria<br />

trajo algunos cambios y felices agregaciones al Cuerpo Magisterial.<br />

El señor doctor Alfonso Troya Cevallos pasó a la Cátedra de<br />

Procedimiento Civil; el señor doctor Enrique Ponce Carbo le sustituyó<br />

en la de Sucesiones; el doctor Manuel de Guzmán se encargó temporalmente<br />

de la de Derecho <strong>del</strong> Trabajo; el R. P. Juan Espmosa Pólit<br />

S. I. tomó nueva materia, la de Economía Social; el doctor Manuel<br />

Bustamante dictó, como en la <strong>Universidad</strong> <strong>del</strong> Estado, Código de Comercio;<br />

el doctor José Alejandro Egües explicó Ley Orgánica <strong>del</strong> Poder<br />

Judicial; el Código de Minas y Petróleos —materia que por primera<br />

vez se dictaba en el país—, fue enseñado por el señor doctor<br />

José Antonio Baquero de la Calle; el Derecho Canónico por el Rmo.<br />

señor Canónigo doctoral Ángel Gabriel Pérez; el Código Penal, por<br />

el Dr. Jaime Flor Vásconez; y el curso de religión en 2° curso fue<br />

encomendado al R. P. Francisco Javier Miranda Ribadeneira S. I.<br />

A pesar <strong>del</strong> escaso número de estudiantes que frecuentaba la<br />

Escuela de Economía, el Cuerpo Guberativo resolvió mantenerla, procurando<br />

adaptar los horarios y años de estudio a las necesidades y<br />

circunstancias de los estudiantes empleados.<br />

En junta <strong>del</strong> 24 de octubre de 1950, el Cuerpo Gubernativo rindió<br />

homenaje de gratitud y veneración a la esclarecida memoria de<br />

su miembro y benefactor de la <strong>Universidad</strong>, señor don Jacinto Jijón<br />

y Caamaño, y mandó colocar su retrato en la sala <strong>del</strong> plantel. El<br />

Excmo. señor Arzobispo nombró para sustituir al ilustre fallecido a<br />

su propio dignísimo hijo, el señor don José Manuel Jijón Caamaño y<br />

Flores. En reemplazo <strong>del</strong> señor Arízaga Toral, ausente de la Capital,<br />

llamó al señor doctor Mariano Suárez Veintimilla, que comenzó a actuar<br />

en la sesión <strong>del</strong> 24 de octubre de 1950 con el merecido crédito de<br />

ex-Presidente de la República.<br />

ORÍGENES ¡DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA<br />

En la reunión que tuvo el mismo Cuerpo Gubernativo el 17 de<br />

enero de 1951 púsose a discusión, a pedido de numerosos padres de<br />

familia y, especialmente, <strong>del</strong> señor don Cristóbal Bonifaz Jijón, la<br />

fundación de la Facultad de Ingeniería, para cuyo sostenimiento ofrecían<br />

satisfacer pensiones mayores de las que abonaban actualmente<br />

los alumnos de Derecho y Economía. El Cuerpo Gubernativo, sin embargo,<br />

acordó estudiar más profundamente el aspecto económico de<br />

la fundación. Meses más tarde volvió a ocuparse en este problema y<br />

46 —


difirió la erección, confiando en que la Providencia le daría los medios<br />

materiales para hacerla con decoro y estabilidad. La misma vida<br />

de la <strong>Universidad</strong> era, para aquella época, eminentemente precaria.<br />

Unicameate la confianza en la ayurta de Dios podía mantener el<br />

optimismo de autoridades y maestros En el año lectivo de 1951—<br />

52, la Tesorería había tenido que acudir al Banco <strong>del</strong> Pichincha, en<br />

demanda de varios préstamos, que ascendieron a Si 104.210. Conforme<br />

lo había predicho el R. P. Rector en su discurso de apertura <strong>del</strong><br />

año lectivo, comenzaron en este año los grados de Licenciado en Jurisprudencia.<br />

El día 18 de abril de 195i se efectuó el primer examen<br />

oral, después de la correspondiente prueba escrita. Lo rindió un joven<br />

norteamericano, Felipe Fogarty, que de de la apertura de la <strong>Universidad</strong><br />

había sido alumno fi<strong>del</strong>ísimo y amigo leal de sus compañeros.<br />

Veterano de guerra vino a ser, entre nosotros, ejemplo vivo de las<br />

cualidades de su gran país. También fut' el primero en doctorarse, después<br />

de haber rendido todas las múltiples pruebas exigidas para este<br />

nuevo testimonio de saber. El nombre de Fogarty queda grabado,<br />

por muchos motivos, con áureos caracteres en la <strong>Universidad</strong>, en<br />

su <strong>Universidad</strong>, a la que llegó a amar con verdadera predilección.<br />

El 1 ? de junio de 1951 se celebre la fiesta patronal de la <strong>Universidad</strong><br />

y el R. P. Rector, después <strong>del</strong> acto religioso en que se renovó<br />

la profesión de fe, recalcó una vez más las notas distintivas y únicas<br />

<strong>del</strong> plantel, semillero en todo sentido y, especialmente, en el de<br />

centro donde se forman dirigentes crislianos, armados <strong>del</strong> saber que<br />

exige esta ardua condición en los tiempos contemporáneos. Frente a<br />

la decisión de los enemigos <strong>del</strong> nombre cristiano, que se abroquelan<br />

tras <strong>del</strong> ídolo <strong>del</strong> laicismo, siempre camaleénico y proteico, es menester<br />

que los católicos comprendan de manera íntegra y heroica sus<br />

deberes y responsabilidades.<br />

"Dos cosas pueden y deben. La primera, no conformarse con<br />

la apostasía oficial <strong>del</strong> Estado laico, no admitirla nunca como norma<br />

personal de conducta. Si el Estado se declara dispensado de todo deber<br />

para con Dios, el católico se reconoce al contrario vinculado a<br />

Dios, no sólo en cuanto a individuo sino también en cuanto a ciudadano.<br />

Si el Estado profesa que nada tiene que ver la religión personal<br />

con la vida pública, el católico sostiene que su religión tiene que<br />

ver con todas sus actuaciones humanas, lo mismo las de su vida pública<br />

que las de su vida privada".<br />

EL LEMA DE LA UNIVERSIDAD<br />

Y como lema sagrado de la <strong>Universidad</strong>, enseña de profesores<br />

y alumnos, troquel en que todos, a una, han de vaciarse y mo<strong>del</strong>arse<br />

para ser dignos de ella, el R. P. Rector enunció aquel día una frase<br />

que ha de resonar a perpetuidad en nuestros oídos:<br />

— 47


Esta es nuestra línea de conducta, jóvenes católicos, en privado<br />

y en público. Dios nos manda dar testimonio de Et. Cristo nosdice:<br />

Eritis mihi testes: Seréis mis testigos, y no podemos dejar de<br />

serlo, no podemos desobedecer a Dios por obedecer a los hombres.<br />

"La palabra griega por "testigo" es martus de donde ha salido<br />

la palabra castellana mártir. Cuando Cristo nos manda: Eritis mihi<br />

testes, "tenéis que ser mis testigos (Act. 1,8), tal vez nos envía al martirio,<br />

al martirio que sea testimonio supremo de nuestra fe. Tal vez...<br />

y vivimos con la confianza serena de que si tal fuese la permisión<br />

divina, nos daría en la hora de la prueba, como ha dado a tantos<br />

hermanos nuestros, la fortaleza necesaria para serle "fieles" de verdad<br />

hasta el fin".<br />

Y en esos mismos días en que modesta pero decididamente<br />

afirmábamos así nuestra posición franca en materia de educación, la<br />

Providencia nos ofrecía el primer consuelo social y público, después<br />

<strong>del</strong> reconocimiento de la paridad autárquica de los Institutos superiores<br />

y públicos: la convocatoria, hecha por el Ministerio de Educación,<br />

que a la sazón presidía el señor doctor don Carlos Cueva Tamariz,<br />

a participar en la Conferencia Universitaria que se realizó,<br />

efectivamente, en los días 17—20 de julio. La conferencia, decía el<br />

Art. 1? <strong>del</strong> Reglamento, "estará integrada por los siguientes <strong>del</strong>egados:<br />

1) Por los Rectores de las <strong>Universidad</strong>es Oficiales, el Rector de<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> y el Director de la Escuela Politécnica; 2) Por<br />

tres decanos de la <strong>Universidad</strong> Central, por tres decanos de la <strong>Universidad</strong><br />

de Guayaquil, dos de la <strong>Universidad</strong> de Cuenca, uno de la<br />

<strong>Universidad</strong> de Loja y uno de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, elegidos por<br />

los respectivos Consejos Universitarios. 3) Por un profesor de cada<br />

una de las Facultades que no estén representadas por sus Decanos....<br />

4) Por un estudiante de cada una de las <strong>Universidad</strong>es " Más tarde,<br />

el Reglamento fue modificado, dándose representación también a<br />

la Escuela de Ing. Militares.<br />

En consecuencia, en representación de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong><br />

<strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, concurrieron a la Asamblea el R. P. Rector, el Decano<br />

de Derecho, y el alumno Ledo, don Jorge Salvador Lara. El<br />

R. P. Rector fue comisionado para tratar el <strong>del</strong>icadísimo punto 3<br />

<strong>del</strong> temario, o sea la vinculación entre el Colegio Secundario y la<br />

<strong>Universidad</strong>, tema que lo afrontó con su experiencia y saber excepcionales.<br />

Dos ideas capitales propugna el magnífico informe: la<br />

restauración de la función esencial de la segunda enseñanza, la formativa;<br />

y el establecimiento de dos tipos de bachillerato: uno para<br />

los que quieren pasar inmediatamente a la vida activa; y el otro<br />

para los que se proponen ingresar al ciclo superior (V. Pensamiento<br />

Católico N? 3).<br />

48 —


Desvanecido el peligro de que se acogiese algún proyecto de<br />

educación superior contrario a la gran conquista de la Ubertad de enseñanza;<br />

la Conferencia se atuvo firmemente al criterio constitucional<br />

de la autonomía; y, en cuanto al punto fundamental de si debía<br />

existir un consejo coordinador o superior de las <strong>Universidad</strong>es, se advirtió<br />

en muchos <strong>del</strong>egados el anhelo de mantener, a este propósito,<br />

el pensamiento consignado en los Arts. 78 y 79 de la Ley de Educación<br />

Superior, o sea la mera reunión unificadora anual de estatutos,<br />

planes y programas mínimos. Grato le fue a la <strong>Universidad</strong> estrechar<br />

con esta oportunidad cordial amistad con distinguidos representantes<br />

de los entes propulsores de la cultura superior.<br />

"SER CATÓLICOS O NADA"<br />

El curso escolar de 1951 se abrió el 1° de octubre, con elocuentísimo<br />

discurso <strong>del</strong> R. P. Rector acerca de catolicismo y laicismo. Comenzó<br />

recordando que la <strong>Universidad</strong> tocaba ya, tras penosa ascensión,<br />

la primera meta a que aspirábamos:<br />

"Este año coronarán sus estudios de carrera los estudiantes<br />

fundadores, los que, con fe intrépida en el porvenir, confiaron su formación<br />

a la naciente <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, y, guiados<br />

por ella, van a ver el logro de sus aspiraciones y a presentarse ante<br />

la sociedad como las primicias de esta institución máxima de nuestra<br />

educación católica nacional".<br />

Rememoró también el R. P. Espinosa Pólit S. I. que en la reciente<br />

Conferencia Universitaria había quedado afianzada la igualdad<br />

de derechos con respecto a las <strong>Universidad</strong>es Oficiales; y que este<br />

triunfo se había logrado sin claudicación alguna, ni disimulación<br />

de fines y propósitos.<br />

Decía Nietszche al hombre: "se lo que eres!" y en esta fórmula<br />

expresaba el filósofo la suprema necesidad de que la persona<br />

racional se conformase con su fin, de que procediese siempre de<br />

acuerdo con su esencia. Se lo que eres! En su alocución inaugural<br />

<strong>del</strong> año lectivo de 1951 repetía el R. P. Rector a la <strong>Universidad</strong> concepto<br />

semejante: "sea lo que es, o no sea"!<br />

"Sea <strong>Universidad</strong> con finalidades católicas, con enseñanza católica,<br />

con profesores y con estudiantes católicos, o, si no, desaparezca.<br />

Pues si esto no es, no es nada; si esto no es, no tiene razón<br />

de ser, ya que para los que pretenden otros fines y quieren otro tipo<br />

de institución bastan las demás universidades existentes en el país".<br />

Mas, para evitar radicalmente todo equívoco, todo engaño, el<br />

R. P. Rector esclareció con sin igual entereza y, altísimo don de persuasión,<br />

los principios católicos en la educación, principios abiertamente<br />

contrarios al laicismo, de "todo laicismo", ya se encubra con<br />

4 — 49


este nombre la imposible neutralidad, la tentativa de descristianizar a<br />

la niñez y juventud, o la irreligión marxista. Mentira convencional,<br />

engaño artero, ariete de guerra, el laicismo es siempre nocivo e incompatible<br />

con la teología católica. Frente a Dios, no cabe sino dependencia,<br />

no autonomía; frente al niño no cabe sino respeto, no<br />

ocultamiento de la verdad; frente a los derechos de los padres, no cabe<br />

sino vinculación solidaria entre el hogar y la escuela, no divorcio<br />

y menos antítesis declarada.<br />

En capítulo final, de extraordinaria prudencia, sacó el R. P.<br />

Rector doctas conclusiones. ¿Conciliación doctrinal entre catolicismo<br />

y laicismo? No, porque ideológicamente son posiciones antagónicas.<br />

Conciliación práctica? Sí, en cuanto sea jjosible, al amparo de la<br />

Carta Política que define por vez primera el laicismo y reconoce los<br />

derechos de los padres a educar a sus hijos como a bien tuvieren.<br />

En el campo de la libertad, podemos, pues, y debemos darnos la mano,<br />

respetando, ya que no como ideal, por lo menos, como expediente<br />

sagaz de respeto recíproco, las garantías reconocidas en la<br />

Constitución.<br />

En sesión de II de enero de 1952, el Cuerpo Gubernativo confirmó<br />

varios nombramientos que el R. P. Rector había verificado: entre<br />

ellos los de los señores doctores Enrique Arroyo Delgado, para<br />

profesor de Derecho Municipal; <strong>del</strong> Dr. Aníbal Martín, para Derecho<br />

Internacional Privado; <strong>del</strong> Dr. Gerardo Rodríguez, para Medicina<br />

Legal; <strong>del</strong> señor doctor Manuel Elicio Flor T. para Oratoria Forense;<br />

<strong>del</strong> R. P. Dr. Carlos Vela Monsalve, para Derecho <strong>del</strong> Trabajo;<br />

<strong>del</strong> Dr. Manuel de Guzmán Polanco, para Derecho Internacional Americano;<br />

<strong>del</strong> Dr. Víctor Hugo Bayas Valle, para Procedimiento Penal;<br />

<strong>del</strong> Dr. Oswaldo González, para Ciencia Penal; <strong>del</strong> Dr. Juan Boada<br />

Pérez, para Ley Orgánica <strong>del</strong> Poder Judicial; de los doctores Jorge<br />

Dousdebés y César Gálvez B. para Derecho Civil y Geografía e Historia<br />

Económicas en la Escuela de Economía; <strong>del</strong> P. Juan Espinosa<br />

Pólit, S. L, para Deontología Jurídica y Encíclicas Sociales, respectivamente.<br />

FACULTAD DE PEDAGOGÍA<br />

En esta misma junta, trató el R. P. Rector de un punto de extraordinaria<br />

gravedad y urgencia: el establecimiento de la Facultad<br />

de Pedagogía, impostergable por muchas razones y, sobre todo, por<br />

la necesidad de que el personal religioso que enseña en los colegios<br />

de segunda enseñanza posea títulos reconocidos por el Estado, y los<br />

elementos femeninos, especialmente, no tengan que acudir con este objeto<br />

al Instituto Pedagógico oficial. El problema mayor consiste,<br />

agrega, en la falta de local y en la de fondos suficientes, ya que la<br />

50 —


propia Facultad de Jurisprudencia y la Escuela adjunta de Economía<br />

pasan por verdadera penuria. El señor Tesorero advierte que<br />

se ha consumido ya buena parte <strong>del</strong> capital recibido en el primer<br />

año de iniciada la <strong>Universidad</strong>; y otro de los vocales, añade, que al<br />

paso que vamos, en dos años más tendrá que cerrarse el plante!,<br />

Sin embargo de estos datos tan amargos como significativos, el Cuerpo<br />

resuelve seguir madurando la creación de la Facultad de Pedagogía,<br />

más apremiante que nunca por hechos ocurridos ha poco.<br />

Respecto <strong>del</strong> problema económico, el Decano de Jurisprudencia<br />

propone, entre otras medidas, que se convierta en realidad la<br />

colecta nacional anual, ya que hasta ahora no se ha verificado sino<br />

en la Arquidiócesis; que se recabe una subvención <strong>del</strong> próximo Congreso<br />

y que se acuda a la jerarquía americana en demanda de auxilio.<br />

Propone, además, que, por medio <strong>del</strong> Comité de Señoras, que debe<br />

establecerse cuanto antes, se obtengan becas para los estudiantes<br />

pobres, pues actualmente muchos dejan de pagar las pensiones<br />

y la <strong>Universidad</strong> no cuenta, por consiguiente, con ningún recurso seguro<br />

para cubrir sus cuantiosos gastos fijos. El Cuerpo resolvió continuar<br />

en el estudio de aquellas medidas y de otras similares para<br />

conjurar la crisis que se avecina.<br />

En efecto, en la sesión <strong>del</strong> 2 de abril prosiguió el examen de<br />

la situación económica, resolviéndose que la colecta anual se verificase<br />

el día de la fiesta de la Dolorosa <strong>del</strong> Colegio. Al efecto, el<br />

Excmo. señor- Arzobispo ofrece dirigir una pastoral. Luego se acordaron<br />

varias medidas complementarias y se resolvió buscar créditos<br />

en las instituciones bancarias para atender a los gastos urgentes<br />

<strong>del</strong> establecimiento. La inopia había llegado al máximum!<br />

El monto de las pensiones casi siempre fue menor de la mitad<br />

<strong>del</strong> de sueldos de profesores:<br />

Año lectivo de Pensiones Sueldos<br />

PERIODO DE 1946 — 52 403938.84 898.155.00<br />

1950 — 51 106.027.67 199.850<br />

1951 — 52 107.878 215.840<br />

1952 — 53 122.654 279.405.70<br />

A estas cargas se añadían otras de carácter ineludible, v.gr.<br />

las <strong>del</strong> Seguro Social. Aunque la <strong>Universidad</strong> haya pagado honorarios<br />

y no sueldos a sus profesores, la afiliación al Seguro era imperiosa<br />

obligación, que no podía menos de elevar considerablemen-<br />

— 51


te los gastos <strong>del</strong> plantel. En el balance consolidado al 31 de agosto<br />

de 1952, encontramos que a esta fecha se había erogado por aportes<br />

patronales y fondo de reserva la ingente suma de SI 134.037.63.<br />

Asimismo, los derechos de matrículas han sido, a menudo, inferiores<br />

a la mitad de los sueldos <strong>del</strong> personal administrativo<br />

(67.802.01 en el período de 1946 a 1952 contra 149.921.80). En los últimos<br />

años, con el incremento <strong>del</strong> número de alumnos dichas cantidades<br />

se equilibran más o menos.<br />

En la reunión siguiente, <strong>del</strong> 7 de mayo, el R. P. Rector agradeció<br />

al Excmo. señor Gran Canciller por la magnífica carta circular<br />

que ha dirigido sobre la colecta; y le ruega que se sirva dirigirse a<br />

los Excmos. señores obispos sufragáneos para que la promuevan, asimismo,<br />

en sus diócesis.<br />

El Cuerpo Gubernativo, en dicha junta, tuvo el sentimiento<br />

de aceptar la renuncia <strong>del</strong> cargo de profesor presentada, a causa de<br />

enfermedad, por el señor doctor José María Pérez Echanique, quien<br />

desde la fundación había enseñado brillantemente el Código Civil, en<br />

sus dos primeros libros; mas, en prenda de gratitud y como medio<br />

de mantener al señor doctor Pérez ligado al plantel, le confirió el<br />

nombramiento de Vicerrector Honorario. Le sustituyó en el Vicerrectorado<br />

titular el Rmo. señor Ángel Gabriel Pérez, que ejercía el profesorado<br />

de Derecho Canónico con aplauso general.<br />

Este año de terribles inquietudes económicas, en que la <strong>Universidad</strong><br />

tuvo que vivir <strong>del</strong> crédito que le abrió generosamente el<br />

Banco <strong>del</strong> Pichincha y de la solicitud ejemplar de su Tesorero, el<br />

señor don Jaime Acosta Velasco, fue, sin embargo, el principio providencial<br />

de nuestra restauración económica. Nada la hacía esperar;<br />

y, por lo mismo, hemos de ver en ella la acción <strong>del</strong> S. Corazón<br />

de Jesús, a quien estaba consagrado el plantel.<br />

BENEFACTORAS ILUSTRES<br />

El 27 de junio murió en esta Capital la virtuosa señorita española,<br />

Esperanza de Olano, hermana <strong>del</strong> escritor, don Desiderio, que<br />

permaneció muchos años entre nosotros. La señorita Olano no tenía<br />

vínculos con la <strong>Universidad</strong>; sin embargo se dignó de poner piadosa<br />

y sorpresivamente los ojos en ella, por lo cual su nombre vino a<br />

añadirse, con particular honra, al de aquellas personas que, como<br />

el ínclito don Jacinto Jijón y Caamaño y la señorita Mariana Merizalde,<br />

habían visto con munífico amor nuestra obra, comprometiendo<br />

nuestro perenne reconocimiento.<br />

La señorita Olano, después de legar cuantiosas cantidades a sus<br />

deudos y de asignar asimismo gruesa suma para estipendios de misas,<br />

instituyó heredera a la <strong>Universidad</strong>. Su patrimonio se componía<br />

52 —


de cuatro casitas contiguas, ubicadas en la carrera Montúfar, otra,<br />

muy vieja y ruinosa, en la carrera Galápagos, un terreno en la Avenida<br />

5 de Junio; y papeles fiduciarios. Por desgracia, en virtud de<br />

diversas razones, que no es <strong>del</strong> caso examinar, la <strong>Universidad</strong>, que<br />

no ha querido dar a nadie sinsabores ni desengaños, se vio en el caso<br />

de convenir en grave transacción con la señorita María de Olano,<br />

en virtud de la cual le entregó dos de las casas situadas en la calle<br />

Montúfar, además de SI 80.000 en dinero y <strong>del</strong> pago de los créditos<br />

testamentarios que a ella y sus hermanos correspondían.<br />

Poco tiempo después otro legado, y también* de benemérita matrona,<br />

la señorita Rosario <strong>del</strong> Alcázar, vino a manifestar la estima social<br />

de la obra de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>. La señorita<br />

Alcázar, mujer de alta inteligencia y prendas morales, legó la suma<br />

de trescientos mil sucres. Para facilitar a los herederos el pago de<br />

esta suma y, a la vez, para asegurarla, el señor Tesorero de la <strong>Universidad</strong>,<br />

acordemente con el Cuerpo Gubernativo, tomó en remate<br />

la casa de la instituyente, situada entre Chile y Cuenca, por la suma<br />

de S£ 350.000, satisfaciendo la diferencia en dinero. La casa, como es<br />

natural, ha exigido considerables reformas para que suministre renta<br />

firme y correspondiente a su valor.<br />

Otro nombre de mujer debemos añadir al de esas dos eximias<br />

benefactoras de la cultura superior católica: el de la señorita Elisa<br />

Jaramillo Arboleda, fallecida el 23 de mayo de 1953. No hizo legados<br />

de la importancia de la señorita Olano o, por lo menos, <strong>del</strong> de la señorita<br />

<strong>del</strong> Alcázar; mas, quiso mostrar su anhelo por la prosperidad<br />

de nuestra <strong>Universidad</strong> en la medida correspondiente a su modestísimo<br />

patrimonio. Si hubiese éste sido mayor, indudablemente habría<br />

sido más espléndida su generosidad. El dinero legado por ella<br />

evidencia los tesoros de caridad de aquella austera mujer que, por<br />

muchos años, dedicóse con ejemplar celo a dotar de toda clase de<br />

paramentos a las iglesias pobres de nuestra Arquidiócesis.<br />

LA PRIMERA ASIGNACIÓN ESTATAL<br />

Ola de optimismo vino, al fin, a envolver a la <strong>Universidad</strong> que<br />

se hallaba, como hemos dicho, a punto de perecer por asfixia económica.<br />

Lo legado no modificaba sustancialmente su situación, pero era<br />

notorio alivio a su gravedad. Mayor fue, a no dudarlo el que le<br />

proporcionó el Congreso de 1952 al asignarle para el año siguiente<br />

la suma de cien mil sucres en la partida 4027. No guardaba la cantidad<br />

señalada proporción alguna con la que se daba a institutos relativamente<br />

secundarios de las <strong>Universidad</strong>es estatales; pero significaba,<br />

por fin, el reconocimiento de un derecho fundamental: el de que<br />

los fondos provenientes de todos los contribuyentes, sirvieran también<br />

— 53


para todos los planteles que en el país promueven en plausible competencia<br />

la cultura superior. Justo es rememorar que la labor en el<br />

Congreso se debió, especialmente, a algunos de sus miembros que estaban<br />

adheridos, con intimidad de afectos, al plantel. Mencionare- t<br />

mos, entre otros a los senadores señores don Enrique Arízaga Toral,<br />

doctor Jorge Pérez Serrano, profesor fundador; y doctor Alfonso<br />

Troya Ceváílos, profesor actual. La partida se ha conservado en los<br />

presupuestos y se la ha ejecutado en la forma que han permitido los<br />

ingresos <strong>del</strong> Estado. *<br />

CEREMONIA DE PRIMEROS EGRESADOS<br />

Con esta renovación de entusiasmos y de estímulos se abrió<br />

el 7? año de vida universitaria el 7 de noviembre de 1952, día en que<br />

se efectuó el acto de despedida de los primeros egresados. Fue ceremonia<br />

solemnísima, imponente en su significado y en su repercusión,<br />

que la presidieron, en unánime concierto de aplausos y de comunión<br />

en el culto de la sabiduría, los Jefes <strong>del</strong> Estado y de la Iglesia, Excmos.<br />

señores doctor don José María Velasco Ibarra y doctor don Carlos<br />

María de la Torre; y comenzó con la bendición <strong>del</strong> estandarte de la<br />

<strong>Universidad</strong>, impartida por el mismo Gran Canciller.<br />

Rememoró el R. P. Rector, en brillante discurso como hacía seis<br />

años cabales, comenzó la <strong>Universidad</strong> su vida con ceremonia de inolvidable<br />

sencillez:<br />

"en la que el cálido optimismo humano estuvo a tono con la<br />

sobrenatural esperanza que nos inspiraba el primer paso dado en<br />

la obra grandiosa que emprendíamos bajo mirada de Dios" y "la dirección<br />

certera y clarividente previsión "<strong>del</strong> Excmo. señor Arzobispo<br />

de Quito".<br />

GRATITUD AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA<br />

Ya había dicho el R. P. Espinosa Pólit en sus discursos confidenciales<br />

de inauguración de curso y en las alocuciones íntimas pronunciadas<br />

en la fiesta patronal, que el lema universitario había sido<br />

"no presentarnos para ningún alarde público sino cuando pudiéramos<br />

ostentar una obra realizada". Mas ahora, «<br />

"AI dirigiros, Excmo. señor Presidente de la República, nuestro<br />

respetuoso y agradecido saludo en este primer acto solemne de la<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, tenemos el noble orgullo de poder<br />

afirmar que hemos cumplido aquel propósito. Programas pomposos,<br />

vastas promesas, propagandas audaces han sido entre nosotros '<br />

vicio endémico, que ha rebajado la conciencia cívica con el descrédito<br />

de sus repetidos escarmientos. Nuestro respeto al público, la ínti-<br />

54 —


ma convicción de lo trascendental de la obra iniciada, la confianza<br />

puesta en Dios de que con El lograríamos llevarla a cabo, el anhelo<br />

de hacer a nuestra Patria el imponderable bien de sentar este precedente<br />

ejemplar, nos indujeron a empezar laborando en silencio, a configurar<br />

paulatinamente la institución en el convivir diario de profesores<br />

y estudiantes, hasta ver brotar por espontáneo impulso vital<br />

el ideal común, la conciencia profunda de la obra específica que nos<br />

incumbía realizar".<br />

Justificada así esa salida, por vez primera, al campo de la publicidad,<br />

el R. P. Rector, en acto de estricta justicia, rindió tributo<br />

de gratitud al Excmo. señor Presidente de la República por el decreto<br />

que permitió la apertura <strong>del</strong> plantel:<br />

"Este acto que, al tiempo de realizarse, pasó casi inadvertido,<br />

es sin embargo uno de los que más legítimamente engrandecerán vuestro<br />

nombre ante la historia, por constituir la prueba fidedigna de<br />

una visión certera y trascendente, que levantándose por encima de la<br />

mezquindad de intereses partidaristas, vela por el engrandecimiento<br />

nacional".<br />

"Nunca olvidarán (los católicos ecuatorianos), agregó, que a<br />

vuestro sincero y enérgico espíritu de igual libertad para todos, deben<br />

la posibilidad de unificación al fin lograda en los factores educativos:<br />

escuela, colegio y universidad católica para las familias católicas.<br />

Nuestra <strong>Universidad</strong>, que mediante esta libertad está capacitada<br />

para reanudar la secular tradición de una educación superior inspirada<br />

en los principios católicos, no faltará en esta misión actual,<br />

la que dará por resultado el enlazar orgánicamente el pasado de la<br />

Patria con su porvenir".<br />

GENESIS Y FINALIDAD DE LA U. CATÓLICA<br />

El discurso <strong>del</strong> P. Rector se encaminó, precisamente, a demostrar<br />

que la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> era el eslabón que faltaba<br />

en la cadena viva de la tradición de la cultura superior ecuatoriana,<br />

tradición que es preciso reanudar so pena de que el país, separado<br />

de sus raíces nutricias, perdiera la fe en sus destinos y la<br />

savia que le da el abolengo cultural.<br />

A la luz de la historia esclareció el eminente Jefe de nuestro<br />

plantel los orígenes religiosos de nuestra vida universitaria, que se<br />

desenvolvió triunfalmente gracias a la noble rivalidad de las órdenes<br />

sabias; y acreditó de este modo que nuestro plantel estaba cumpliendo<br />

misión inconfundible y fecunda para con el pasado de la nacionalidad.<br />

Mas, la <strong>Universidad</strong>, —dijo— cumplía otra finalidad esclarecida<br />

frente al presenfe: la de ser viva protesta por la imposición<br />

<strong>del</strong> laicismo y, por lo mismo, afirmación enérgica de los marcos<br />

constitucionales:<br />

— 55


"Donde quiera que se ha implantado el monopolio de la educación<br />

laica, ha sido con el fin de moldear las juventudes en ideologías<br />

estatales en las que agonizan toda libertad individual y toda dignidad<br />

humana. Nosotros, pueblo de instintos libertarios, nosotros<br />

empapados en espíritu cristiano, es decir en el espíritu de la libertad<br />

gloriosa de los hijos de Dios, nunca podremos sufrir tal monopolio.<br />

Victoriosamente hemos resistido a sus conatos de imposición por<br />

más de medio siglo, y la creación de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> es el coronamiento<br />

y el símbolo de esta victoria".<br />

"Actuar el ejercicio de tan preciosa libertad —continuó—, hacer<br />

tomar conciencia al <strong>Ecuador</strong> de lo que ésta significa, esta actuación<br />

liberatoria, es la misión presente de nuestra <strong>Universidad</strong>. Es<br />

ella una pública y tangible rectificación de criterios en un punto de<br />

inmensa trascendencia "<br />

Y no se diga que reivindicamos una libertad para caer en<br />

otra servidumbre, la de la fe. Muy bien dijo a este respecto el insigne<br />

Rector:<br />

"Estas negaciones (la de la posibilidad de luces superiores<br />

que descubran al alma destinos inmortales y extramundanos) son<br />

la esclavitud mental que quisimos sacudir los católicos. Buscamos<br />

para los estudios universitarios la libertad de los horizontes sin límites,<br />

sabiendo que la inmensidad de Dios nunca será límite para la<br />

cortedad de los vuelos humanos; pretendimos estudiar la vida <strong>del</strong><br />

hombre y sus problemas sin apriorismo alguno, y, por tanto, sin el<br />

apriorismo de los que excluyen de sus relaciones forzosas la relación<br />

con el Creador; quisimos, en fin, incluir la preocupación de Dios y <strong>del</strong><br />

más allá en la solución de los problemas terrenos, porque estamos<br />

convencidos de que éstos no tienen solución sin El".<br />

No. Los cristianos no proscribimos la razón. Por el contrario,<br />

la realzamos y vigoramos con las luces de la fe. Tenemos dos faros,<br />

en vez de uno solo. Nuestra filosofía nos da firmeza de dirección para<br />

penetrar en los laberintos en que se pierde la seudo ciencia alejada<br />

de Dios para ofrecer a los graves problemas actuales soluciones<br />

sapientísimas, que "tropiezan hasta ahora entre nosotros con el infranqueable<br />

dique de inveterados prejuicios e incomprensiones".<br />

PALABRAS DE GRACIAS DEL SEÑOR ARZOBISPO<br />

El discurso <strong>del</strong> R. P. Espinosa Pólit S. L, denodado en la franqueza<br />

de sus convicciones, abierto, como siempre, en el examen de<br />

las lacras que, desde los puntos de vista filosófico y moral tiene el<br />

laicismo escolar, fue saludado por todos con vivos aplausos. No habría<br />

sido completo el acto si en esta oportunidad no hubiese hablado<br />

la más alta autoridad moral de la República, el Excmo. señor Arzobis-<br />

56 —


po, de cuyo corazón brotó la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>. Recordó el augusto<br />

Prelado cómo al inaugurar el plantel, seis años antes, pudo aplicarse<br />

el pensamiento <strong>del</strong> Salmista:<br />

"Qui semina in lacrymis, in exultatione metet. Siembra el labrador<br />

empapada en lágrimas la semilla; sólo más tarde, y depués<br />

de penosa expectación, cuando oprimen sus hombros los hacecillos<br />

de dorada espiga, salta de gozo e hinche los aires con sus gritos de<br />

alegría".<br />

En efecto:<br />

"Nada presagiaba glorioso porvenir al Instituto naciente. De<br />

todo carecía: de rentas, de favor humano, hasta de humilde techo para<br />

abrigar a sus alumnos.<br />

"Y con todo, no con lágrimas en los ojos sino con júbilo en el<br />

corazón, plantábamos el árbol de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>.<br />

"Si teníamos puesta la mirada en Dios, si únicamente trabajábamos<br />

para su gloria, cómo no habíamos de abrigar en el pecho una<br />

confianza tan maciza como las graníticas rocas que sustentan el monte<br />

Sión?"<br />

"Y en premio de nuestra fe, recogemos hoy los primeros sazonados<br />

frutos! Veintiún licenciados que, terminados sus estudios, alcanzarán<br />

bien pronto el premio de sus fatigas, y vistiendo la muceta<br />

de doctores, llevarán el honroso título de abogados de la República.<br />

"¡Gracias a Tí, dulcísimo Jesús! La <strong>Universidad</strong>, consagrándose<br />

a tu Divino Corazón, te entregó las primeras palpitaciones de su<br />

vida, y arrojándose en los brazos de tu paternal providencia, se aseguró<br />

para siempre tu protección y amparo!"<br />

Después de dar gracias efusivas a todos los que habían sido<br />

como los brazos de Dios, para la realización de la obra de la <strong>Universidad</strong>,<br />

el excelso Prelado esclareció brillantemente el papel <strong>del</strong> abogado,<br />

caballero de la verdad, adalid de la justicia, heraldo <strong>del</strong> amor,<br />

triple carácter que constituye su distintivo en el mundo contemporáneo,<br />

triple meta que ha de tener constantemente ante sus ojos para<br />

restaurar esos valores sagrados, proscritos por la sociedad. Vivir<br />

en la verdad y para la verdad, morir por la verdad; alzar el grito para<br />

el remedio de todas las injusticias humanas; dar a la sociedad el<br />

aliento vital <strong>del</strong> amor ¿qué programa más noble y seductor? ¿Qué finalidad<br />

más dulce para Cristo, Suprema verdad, justicia infalible,<br />

amor sumo? Sobre esa triple base la <strong>Universidad</strong> tenía en sí misma<br />

el secreto de su porvenir.<br />

No sólo recibieron sus títulos de fundadores los primeros egresados,<br />

sino también los profesores de 1946 que aún continuaban enseñado<br />

en el plantel: el decano y el señor doctor don Alfonso M. Mora.<br />

— 57


CELEBRACIÓN DE JUBILEO Y FE<br />

El sencillo y austero acto de 1952 fue áurea campanada: regocijó<br />

a los amigos sinceros de la <strong>Universidad</strong> y despertó la atención<br />

de muchos que, acaso, no habían reparado en su existencia por ese<br />

"callado heroísmo" que, como dijo el sabio Provincial de la Compañía<br />

de Jesús, R. P. Pablo Muñoz Vega, "está en la raíz de todas las<br />

empresas realizadas por la Iglesia en el campo de la educación",<br />

(Pensamiento Católico, N? 4. Enero de 1953). Mas, añadió justamente<br />

el benemérito Rector <strong>del</strong> Colegio Pío Latino Americano: "La <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> no debe continuar entre nosotros como obra incomprendida!"<br />

"Es preciso se tenga de ella entre los católicos la estima y aprecio<br />

exigidos por su carácter de obra básica y es menester cuente con<br />

un apoyo económico de grande alcance en toda la Nación!"<br />

Obra incomprendida! Tenía razón de denominarla así el R. P.<br />

Muñoz, actual Emmo. Cardenal. Pudo haberla llamado también<br />

obra a veces calumniada, restringida, acaso inconscientemente, al ámbito<br />

de la Arquidiócesis, a pesar de los esfuerzos que se han hecho<br />

porque todos comprendieran su papel y la consideraran como entidad<br />

eminentemente nacional, al servicio de la cultura superior cristiana<br />

y de la restauración espiritual de la Patria.<br />

Obra nacional, porque recibe alumnos de todas las provincias<br />

de la República, sin excepción alguna. Obra general, porque a nadie<br />

se rechaza en ella, ni se pone entre los estudiantes ningún muro<br />

económico. Los pobres han recibido generosamente exenciones o rebajas<br />

de pensión, secretamente tramitadas, de manera que no quedase<br />

lastimada la <strong>del</strong>icadeza juvenil. Obra general, porque el profesorado<br />

se lo escoge sin prejuicios entre todos los elementos capaces:<br />

han enseñado en ella, religiosos de diversas órdenes: Dominicos<br />

RR. PP. Vargas y Jácome), Franciscanos: R. P. Dr. Carlos Domínguez),<br />

Carmelitas (R. P. Luis Alberto Luna Tobar) y Jesuítas (RR. PP. Manuel<br />

M., Aurelio y Juan Espinosa Pólit y otros); sacerdotes <strong>del</strong> clero secular:<br />

(el Vicerrector Excmo. señor Cgo. Dr. Ángel Gabriel Pérez, Rmo.<br />

"señores Cgs. Wilfrido Barrera y Gilberto Tapia); y, miembros <strong>del</strong><br />

Opus Dei: (Excmo. Monseñor Juan Larrea Holguín y doctor Antonio<br />

Arregui), y numerosos seglares, que han comprobado, antes y después,<br />

su adhesión a los ideales de la <strong>Universidad</strong> y su competencia.<br />

A poco de verificado ese primer acto público y solemne de su<br />

vida institucional, la <strong>Universidad</strong> se llenó de alborozo filial con el mejor<br />

galardón que podía soñar para su Gran Canciller, alma <strong>del</strong> Alma<br />

Mater: la elevación al cardenalato, justa ascensión a Varón eminente<br />

cuya vida había sido lo que recientemente acababa de señalar a<br />

:58 —


los primeros egresados <strong>del</strong> plantel como luminosa síntesis de sus ideales:<br />

verdad, justicia, amor.<br />

La <strong>Universidad</strong> se sintió henchida de legítimo orgullo. El Car­<br />

^ denalato de su promotor era como nueva consagración de su hija<br />

postrera, que le auguraba otros triunfos. En efecto, cuando aún estaba<br />

en Roma el Emo. Gran Canciller, el P. Rector recibió <strong>del</strong> Emo.<br />

Cardenal Pizzardo, una carta en que le comunicaba que su exposición<br />

enviada con el fin de solicitar de la Santa Sede la gracia de la<br />

' elevación de la <strong>Universidad</strong> a la condición de <strong>Pontificia</strong> había sido<br />

•bien acogida y que era menester que se le enviasen los Estatutos.<br />

Con tal motivo se estudiaron en el Consejo Académico y luego<br />

en el Cuerpo Gubernativo algunas reformas que convenía introducir<br />

en dicho documento con el objeto de ajusfarlo exactamente a<br />

las modificaciones establecidas en el Decreto de la Asamblea de 1946<br />

y al principio constitucional de la autonomía universitaria. Dichas<br />

reformas, por desgracia, tropezaron parcialmente con dificultades,<br />

­en virtud de las cuales se optó por enviar los Estatutos primitivos, sin<br />

reforma alguna, a la consideración de la Congregación de <strong>Universidad</strong>es.<br />

El 16 de julio de 1954 la Sagrada Congregación de Seminarios y<br />

<strong>Universidad</strong>es en atención a los progresos que había alcanzado el plantel<br />

le confirió oficialmente el título de <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> y le reconoció<br />

en todos los derechos, oficios y privilegios que, según costumbre,<br />

tocan y pertenecen a institutos de esta índole. El nuevo Nuncio<br />

de Su Santidad, Monseñor Opilio Rossi comunicó al Emo. señor<br />

Cardenal de la Torre el 9 <strong>del</strong> siguiente mes el insigne don concedido;<br />

y el 20 de septiembre el R. P. Rector, dio por su parte, las gracias<br />

al Excmo. señor Cardenal Pizzardo.<br />

A^O DE REALIZACIONES FECUNDAS<br />

En 1953 se establecieron en la <strong>Universidad</strong> varios seminarios<br />

­para el fomento de los estudios, alguno de los cuales, el de Código<br />

Civil, dio importantes frutos, bajo la dirección <strong>del</strong> joven profesor,<br />

Dr. Juan I. Larrea Holguín que, poco antes, se había incorporado a<br />

la Facultad después de validar su doctorado en la <strong>Universidad</strong> de Ro­<br />

« ma y su licenciatura en cánones alcanzada en el Angelicum y de dar<br />

;aquí su examen de materias nacionales en conformidad con la Ley.<br />

No sólo fue fecundo el 1953 en el orden de los estudios, sino en<br />

■el de la actividad exterior. La Asociación Escuela de Derecho estuvo<br />

representada en la WEY (Organización de la Juventud Mundial)<br />

• por medio de sus presidente y vicepresidente. Ledo. Ramón Eduardo<br />

Bumeo y José María Egas Ribas; Francisco Paredes Benítez asistió<br />

como <strong>del</strong>egado ecuatoriano al Congreso Mundial de la misma WEY<br />

— 59


en Singapure; y una importante <strong>del</strong>egación, presidida por Egas Ribas<br />

concurrió y tuvo brillantísima actuación en el Congreso de Dirigentes<br />

Estudiantiles Católicos convocado por la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong><br />

de Santiago. »<br />

Frente a las tesis sustentadas por Argentina, Brasil y Chile de<br />

componer un organismo en que estuviesen representadas todas las<br />

tendencias cristianas y anticomunistas, nuestra Delegación sostuvo la<br />

necesidad de estructurar esa entidad en forma abiertamente católica.<br />

La <strong>Universidad</strong>, como tal, estuvo representada de modo eficaz y bri­ *<br />

liante por el señor doctor don José Ignacio Donoso Velasco, profesor<br />

titular de Derecho Internacional Público, en dos trascendentales<br />

asambleas que se celebraron también en Chile: la 1' Reunión de<br />

Rectores y Delegados de las <strong>Universidad</strong>es <strong>Católica</strong>s y el Segundo Congreso<br />

Universitario de <strong>Universidad</strong>es Latinoamericanas.<br />

En aquélla se aprobó el establecimiento de la Organización de<br />

las <strong>Universidad</strong>es <strong>Católica</strong>s de América Latina, se elaboraron los Estatutos<br />

y se estudió profundamente la situación de dichas entidades<br />

en sus diversos aspectos. La nuestra recibió varias distinciones, en<br />

la persona <strong>del</strong> doctor Donoso Velasco, quien presidió una de las<br />

asambleas. Fue comisionado para contestar el discurso <strong>del</strong> Alcalde<br />

de Santiago en el banquete que ofreció a los <strong>del</strong>egados y luego mereció<br />

la alta distinción de Miembro Honorario de la Facultad de<br />

Derecho de la afamada <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> de Chile.<br />

El señor doctor Donoso Velasco presentó respecto de su concurrencia<br />

a la doble reunión de Santiago importantísimo informe que<br />

se publicó en el N? 10 de la <strong>Revista</strong> de la Asociación Escuela de Derecho.<br />

A él nos remitimos en gracia de la brevedad de esta reseña.<br />

FILOSOFÍA Y HUMANIDADES CLASICAS<br />

En sesión <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo, habida el 7 de septiembre<br />

de 1953, se conoció de la petición dirigida por el R. P. Pablo Muñoz<br />

Vega, Viceprovincial de la Compañía de Jesús en el <strong>Ecuador</strong>, para obtener<br />

la anexión a la <strong>Universidad</strong> de la Facultad de Filosofía <strong>del</strong> Colegio<br />

Máximo de San Gregorio. Con mucha razón decía el R. P.<br />

Muñoz;<br />

"Los Estatutos sometidos a la consideración de Su Eminencia «<br />

el Gran Canciller y <strong>del</strong> Cuerpo Directivo de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong><br />

miran a mantener la autonomía y la propia organización interna de<br />

la Facultad. Autonomía que juzga la Compañía de Jesús necesaria<br />

para conservar el nivel de los estudios a la misma altura de los<br />

principales centros europeos, y contribuir así a aumentar el merecí­ ♦<br />

do prestigio que la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> ha alcanzado con su Facultad<br />

de Derecho. Esto no obstante, la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> será quien.<br />

60 —


confiera los títulos civiles y en su nombre la Facultad de Filosofía<br />

<strong>del</strong> Colegio Máximo San Gregorio".<br />

El Cuerpo Gubernativo se manifestó favorable a la adscripción<br />

* de la Facultad de Filosofía de la <strong>Universidad</strong>; pero pidió al R. P.<br />

Viceprovincial que se introdujesen dos modificaciones en los Estatutos,<br />

que se encaminaban a conseguir, sin perjuicio de su recíproca<br />

autonomía, vínculos más efectivos entre las dos Instituciones.<br />

* La 1' modificación proponía que entre las autoridades de la<br />

Facultad se enumerara en primer término al Gran Canciller y al<br />

Rector de la <strong>Universidad</strong>, los cuales tendrían las atribuciones determinadas<br />

en los Estatutos de ésta; y la 2' que el Vice Canciller de<br />

la Facultad, o sea el Prepósito Provincial de la Compañía de Jesús en<br />

el <strong>Ecuador</strong>, tuviese, entre otras atribuciones, la "de presidir por sí<br />

o por medio de un <strong>del</strong>egado los exámenes de doctorado y suscribir<br />

con el Rector de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> los documentos<br />

que acrediten los grados académicos, los cuales serán refrendados<br />

por el Gran Canciller de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Hechas estas breves reformas, la afiliación fue resuelta favorable<br />

y unánimemente en la sesión <strong>del</strong> 18 de septiembre. En la ilustre<br />

Facultad de San Gregorio, Facultad de renombre continental, han<br />

enseñado con brillo varios jesuítas doctorados en las mejores universidades<br />

europeas. A ella concurren jóvenes de varias naciones.<br />

Asimismo, en sesión <strong>del</strong> 18 de septiembre se aprobó la agregación<br />

<strong>del</strong> Instituto Superior de Humanidades Clásicas que tiene la<br />

Compañía en su Colegio Noviciado de Cotocollao, al que la dirección<br />

de nuestro propio P. Rector dio brillo incomparable.<br />

Con esta oportunidad, el R. P. Muñoz Vega, Superior de la Viceprovincia<br />

ecuatoriana declaró sabiamente:<br />

"El Colegio Noviciado de Cotocollao, convertido en Instituto<br />

Superior de Humanidades Clásicas de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong><br />

<strong>Ecuador</strong>, abrirá sus puertas a cuantos estudiantes nacionales y extranjeros,<br />

miembros <strong>del</strong> clero secular o religiosos, así también como<br />

a cualesquiera laicos, que estuvieran capacitados para seguir estudios<br />

* superiores en las lenguas y literaturas de Grecia y Roma. Y asimismo<br />

espera la Compañía de Jesús que la elevación de su Casa de Estudios<br />

a la categoría de Instituto Universitario, al mismo tiempo<br />

■que la comprometa y obligue a nuevos esfuerzos de superación, contribuirá<br />

eficazmente al ennoblecimiento <strong>del</strong> nivel cultural <strong>del</strong> país<br />

* y a un enriquecimiento positivo, pues vendría a ser la única institución<br />

que confiriese títulos en las disciplinas clásicas".<br />

— 61


CREASE FACULTAD DE PEDAGOGÍA<br />

En dicha sesión <strong>del</strong> 7 de septiembre se acordó dar trascendentalísimo<br />

paso: el <strong>del</strong> establecimiento de la Facultad de Pedagogía,<br />

y en la <strong>del</strong> 18 resolvió ponerla bajo la dirección inmediata de la propia<br />

Compañía de Jesús, a cuyo efecto se debía dirigir la correspondiente<br />

petición al R. P. General <strong>del</strong> Instituto. El R. P. Rector de la<br />

<strong>Universidad</strong>, solicitó al Ministro Sr. Dr. José R. Martínez la autorización<br />

para establecer la Facultad, autorización que le fue otorgada<br />

por acuerdo N? 600 de 24 de septiembre de 1953. La resolución ministerial<br />

declara que la Facultad se compone <strong>del</strong> Instituto Filosófico,<br />

el Instituto Superior de Humanidades Clásicas y el Instituto Superior<br />

de Pedagogía..<br />

Como se recordará, el gran obstáculo para la creación de la<br />

expresada Facultad había sido la falta de local. Con el legado de la<br />

casa situada en la intersección de las calles Montúfar y Olmedo, tal<br />

óbice quedó subsanado, a lo menos temporalmente. Con la erección<br />

de la Facultad, como expresó uno de los Vocales <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo,<br />

culminó gloriosamente la obra de Su Eminencia, el Cardenal<br />

de la Torre, en favor de la educación católica: los cuadros orgánicos<br />

de la labor emprendida por la Iglesia en favor <strong>del</strong> pueblo quedaban<br />

completos en su estructura sistemática y jurídica.<br />

Al sostenimiento de la Facultad de Pedagogía, el R. P. Espinosa<br />

Pólit S. I. trajo aporte secreto: el de considerable suma de dinero,<br />

destinada a ese objeto con su provisora magnificencia, por su santa<br />

madre, la señora doña Cornelia Pólit v. de Espinosa, quien, desde<br />

largos años atrás, había ansiado que llegara cuanto antes la hora de<br />

la fundación de dicho centro de cultura superior.<br />

Con tal motivo el mismo Eminentísimo Gran Canciller encargóai<br />

R. P. Rector presentar su gratitud a la Compañía de Jesús por la<br />

importantísima cooperación que desde 1946 ha prestado a la <strong>Universidad</strong>,<br />

no sólo con la autorización para que ocupase la jefatura <strong>del</strong><br />

Plantel el R. P. Aurelio Espinosa Pólit S. L, sino con el magisterio<br />

proficuo de varios de los miembros de la orden, entre los cuales se<br />

cuentan: el mismo P. Rector, sus hermanos Manuel María, Juan Ignacio<br />

y José; los PP. Eduardo Vázquez Dodero, José Grosser, Gonzalo<br />

Villalba, Francisco Miranda Ribadeneira, Dr. Carlos Vela Monsalve,<br />

Ernesto Proaño, Alfonso Egiies García y Alfonso Villalba, ninguno<br />

de los cuales había percibido emolumento alguno por sus servicios.<br />

Con la erección legal de la Facultad de Pedagogía, la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> quedó constituida ya en esta forma:<br />

62 —


Facultades propias, dos: (Derecho y Pedagogía)<br />

Escuelas propias, una: (ia de Economía)<br />

Institutos Anexos propios, tres: (Instituto Femenino Familiar y<br />

Social; Instituto de Humanidades<br />

Clásicas; y Facultad de Filosofía<br />

de San Gregorio).<br />

En diciembre, con motivo de la inminente partida <strong>del</strong> Excmo.<br />

Rmo. Sr. Nuncio, Monseñor Efrén Forni, cumplió con el deber de<br />

justicia de rendirle el homenaje de su respeto y admiración, ya por<br />

sus prendas personales, acreditadas en su larga y fecunda permanencia<br />

entre nosotros, ya como representante <strong>del</strong> Santo Padre, ya<br />

por su cariño a nuestra Patria. En el homenaje, que se efectuó en<br />

el salón de actos <strong>del</strong> Colegio San Gabriel, el señor Decano de Derecho<br />

ponderó sus merecimientos y la huella profunda que dejaba en<br />

el <strong>Ecuador</strong>; y luego el Prof, de Derecho Civil Dr. Juan I. Larrea Holguín<br />

pronunció conferencia, altamente científica y completa, acerca<br />

de la personalidad de la Iglesia en el Modus Vivendi ecuatoriano.<br />

PREMIOS Y ENTREGA DE TÍTULOS<br />

Las labores <strong>del</strong> año lectivo de 1953—54 fueron concluidas con<br />

solemnísimo acto, honrado con la presencia, siempre estimuladora,<br />

<strong>del</strong> Emo. señor Cardenal. Pronunció el discurso de estilo el R. P.<br />

Rector, quien disertó elocuentemente sobre el tema, y anunció que<br />

iba a premiarse en este día al ex alumno que hubiese obtenido su<br />

título doctoral con las más altas calificaciones. Correspondió este<br />

galardón al Dr. Manuel I. Toledo, que había obtenido en ambas pruebas,<br />

oral y escrita, la nota de diez. El Dr. Toledo había ingresado<br />

recientemente al profesorado de la Escuela de Economía.<br />

También el equipo deportivo de la <strong>Universidad</strong> mereció reconocimiento<br />

especial por haber conquistado el vicecampeonato de basketball<br />

en la máxima categoría.<br />

Los alumnos que terminaban los estudios en este año recibieron<br />

de manos <strong>del</strong> P. Rector sus títulos de licenciado, después de breves<br />

palabras suyas en que tuvo a honra manifestar que este curso<br />

se había distinguido no sólo por su homogeneidad intelectual y<br />

moral, sino por su incesante labor en pro de la <strong>Universidad</strong>. A él<br />

se debía, entre otras cosas plausibles, el arreglo de la Capilla Universitaria,<br />

especie de catacumba, donde se fortalecía, a menudo, con<br />

el Pan <strong>del</strong> Cielo, la entereza espiritual de los educandos <strong>del</strong> plantel.<br />

— 63


"Con la gustosa monotonía de las cosas normales" se inauguró<br />

aparentemente, según dijo nuestro caro Rector, el curso lectivo<br />

de 1954 a 1955. Mas ¿no había sido eminentemente excepcional y casi<br />

milagrosa la vida de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, nacida<br />

en la pobreza, en la obscuridad, en el silencio, en la desnudez de todo<br />

amparo humano?<br />

EL LEGADO DE LA SRTA. HEREDIA<br />

Aun a riesgo de alterar brevemente el orden cronológico de este<br />

relato, nos parece oportuno decir aquí que el 23 de marzo de 1954 falleció<br />

en Quito la acaudalada y munífica dama, señorita Leonor Heredia<br />

Bustamante, quien había hecho su testamento cerrado, bajo la<br />

acertada dirección de un abogado sumamente competente, el señor<br />

doctor Guillermo Ramos, posteriormente Ministro <strong>del</strong> Tribunal Supremo,<br />

testamento en el que legó a la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>:<br />

dos lotes de terreno, aledaños a la Avenida Doce de Octubre de esta<br />

Capital, cuya superficie total era la de cinco y media hectáreas, para<br />

la construcción de los edificios <strong>del</strong> Plantel, y además tres casas renteras<br />

la señalada con el N? 872 de las carreras Venezuela y Chile; la<br />

N? 976 en Venezuela y Mejía y la 1430 en la 12 de Octubre y Ladrón de<br />

Guevara; y la suma de tres millones de sucres, cuando menos, a fin<br />

de que se hiciera la edificación. La inolvidable benefactora instituyó<br />

una Junta compuesta por los señores Jorge Guerrero, Dr. Ezequiel Guerra,<br />

Dr. Guillermo Ramos, señorita Rosario Guerra y señorita Beatriz<br />

Guerrero, que debían tener, respectivamente, los cargos de Presidente,<br />

Gerente, Síndico, Tesorera y Secretaria. A esta junta correspondía<br />

la administración de varios bienes, cuya nuda propiedad asignó a diversas<br />

personas y entidades, a fin de que sus frutos se destinasen a<br />

la construcción <strong>del</strong> Colegio de los RR. MM. Dominicanas, ya iniciada<br />

en la vida de la propia Instituyente, y de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong><br />

<strong>Ecuador</strong>.<br />

La Junta "Leonor Heredia" comenzó sus labores con la redacción<br />

de sus Estatutos, que fueron aprobados oportunamente por el<br />

Ejecutivo; y atendió en los meses siguientes a la continuación <strong>del</strong><br />

edificio de las Religiosas Dominicanas, cuya primacía cronológica se<br />

establecía en el testamento de la ínclita benefactora. Mientras tanto,<br />

autorizó a la <strong>Universidad</strong> para que contratara los planos de sus construcciones.<br />

El R. P. Rector pidió entonces al Arquitecto y profesor<br />

Sr. Ing. Galo Pazmiño que le presentase un anteproyecto, el cual fue<br />

aceptado, en principio, por la Junta. Mas, luego se suscitaron dificultades<br />

y la Junta expresó a la <strong>Universidad</strong> su deseo de que se hicieran<br />

otros planos y de que la obra, además, se realizase, no por administración,<br />

como deseaba el Sr. Ing. Pazmiño, sino por contra-<br />

64 —


to a precio fijo. En esta virtud, se vio obligada la <strong>Universidad</strong> a encargar<br />

los nuevos planos y la edificación a la firma ARQUIN, compuesta<br />

por los Ings. Sres. Sixto Duran Bailen C. y Oswaldo Arroyo<br />

Páez, quienes formularon los anteproyectos, con la modificación fundamental<br />

de que en lugar de un solo gran edificio, como el proyectado<br />

primeramente, se debían construir cuatro: uno para la administración<br />

y tres para las Facultades existentes de Derecho, Economía<br />

y Pedagogía, conformándose en lo posible con la asignación señalada<br />

en el testamento, o sea no menos de tres millones de sucres.<br />

No hace el caso relatar los tropiezos que obstaron a la construcción<br />

inmediata. Baste decir que para conjurarlos definitivamente<br />

se celebró el día 21 de julio de 1955, siguiendo la muy hábil fórmula<br />

propuesta por el Dr. Guillermo Ramos, un contrato entre la Junta,<br />

los herederos de la Srta. Heredia Bustamante, las RR. MM. Dominicanas<br />

y la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, en virtud <strong>del</strong> cual se<br />

convino en los puntos siguientes:<br />

1° En la entrega inmediata <strong>del</strong> saldo para la terminación de<br />

las construcciones de las RR. MM. Dominicanas;<br />

2° En la aprobación <strong>del</strong> contrato de construcción con ARQUIN,<br />

por la suma de S/ 3 , 043.200 para los edificios de la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong>;<br />

3° En la cesión inmediata, asimismo, a la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>,<br />

de los créditos destinados en el testamento para dicha construcción,<br />

créditos que no habían sido cobrados hasta la fecha;<br />

4? En el pago <strong>del</strong> saldo que faltaba para cubrir los antedichos<br />

SI 3*043.200, en la proporción <strong>del</strong> 60% por los herederos <strong>del</strong> remanente,<br />

y <strong>del</strong> 40% por la propia <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>; y en que las cantidades<br />

que no se satisficiesen oportunamente por los deudores de<br />

la señorita Heredia fuesen cubiertos, entre tanto, en las mismas<br />

alícuotas;<br />

5? En la terminación <strong>del</strong> usufructo constituido en el testamento,<br />

a favor de la Junta, en determinados bienes asignados a la <strong>Universidad</strong><br />

y a los mismos herederos <strong>del</strong> remanente, para los efectos<br />

de las contribuciones; y,<br />

6° En la conclusión de las labores de la Junta, toda vez que<br />

con los acuerdos enumerados quedaban aseguradas las dos edificaciones<br />

que había encargado a ella la Srta. Leonor Heredia Bustamante.<br />

No estaba este acuerdo estrictamente conforme con la letra<br />

<strong>del</strong> testamento, pero sí con su espíritu y precavía discrepancias entre<br />

los miembros de la Junta y con la <strong>Universidad</strong>, por lo cual ésta<br />

no puede menos de dejar expresa constancia de su reconocimiento<br />

para con todos y cada uno de dichos miembros y, en particular, con<br />

el señor doctor Ramos, que, como hemos dicho ya, sugirió la fórmula<br />

que se desarrolló en el referido contrato.<br />

5 — 65


Para la ejecución <strong>del</strong> acuerdo, el cobro de los créditos y la entrega<br />

a la <strong>Universidad</strong> de las cuotas que necesitare a fin de atender<br />

al contrato de construcción, se nombró fideicomisario al Banco <strong>del</strong><br />

Pichincha, quien ha ayudado con acierto y benevolencia en la realización<br />

de excepcionales planes de aquella.<br />

No podemos olvidar que el señor doctor don Alberto Acosta<br />

Soberón, Gerente <strong>del</strong> Banco, resolvió como arbitro, con decisiva autoridad,<br />

uno de los más <strong>del</strong>icados problemas que se suscitaron en el<br />

curso de la ejecución <strong>del</strong> testamento de la señorita Heredia Bustamante.<br />

Posteriormente a la realización de dicho convenio se modificaron<br />

algún tanto las bases <strong>del</strong> contrato de construcción con ARQUIN,<br />

en el sentido, sobre todo, de ampliar la cabida de las clases. Estas<br />

modificaciones hicieron subir el costo de las edificaciones.<br />

Días después se celebró el contrato con la antedicha firma de<br />

ingenieros, en virtud <strong>del</strong> cual la <strong>Universidad</strong> se obligaba a pagarle la<br />

suma adicional de la ampliación; y la firma a construir los cuatro edificios<br />

en el plazo máximo de catorce meses. La <strong>Universidad</strong> designó<br />

al Rmo. señor Vicerrector, Dr. Ángel Gabriel Pérez para que se<br />

entendiera en todo lo relativo a la construcción y encomendó la fiscalización<br />

de los trabajos al profesor de matemáticas en la Facultad<br />

de Economía, señor Ing. don Rene Pólit, quienes no economizaron<br />

esfuerzo ni sacrificio algunos para cumplir con eficacia sus <strong>del</strong>icadas<br />

tareas.<br />

INAUGURACIÓN DEL NUEVO EDIFICIO<br />

El 24 de enero de 1957 fue una fecha de trascendentales recuerdos<br />

y emociones gratísimas. Se verificó la inauguración <strong>del</strong><br />

nuevo edificio de la <strong>Universidad</strong>, bajo la presidencia de los dos Jefes<br />

de nuestras Sociedades temporal y espiritual: el Excmo. señor<br />

Presidente de la República, doctor Camilo Ponce Enríquez y el Emo.<br />

señor Cardenal de la Torre; y con el concurso de numerosos y autorizados<br />

personajes: el Excmo. señor Nuncio de Su Santidad, Monseñor<br />

Opilio Rossi, los Excmos. señores Obispos Fray Bernardo Echeverría<br />

Ruiz y Cándido Rada; los Ministros de Estado: Dr. Enrique<br />

Arroyo, de lo Interior; don José Luis Alfaro, de Educación; doctor<br />

Gonzalo Cordero Dávila, de Previsión Social; y de Obras Públicas,<br />

don Sixto Duran Bailen, el señor Rector de la <strong>Universidad</strong> Central,<br />

doctor Alfredo Pérez Guerrero, el Contralor General de la República,<br />

doctor Víctor Hugo Bayas Valle y de las autoridades universitarias,<br />

profesores y alumnos <strong>del</strong> establecimiento.<br />

Después <strong>del</strong> recorrido por el nuevo edificio, construido, como<br />

queda dicho, por la firma ARQUIN, el R. P. Aurelio Espinosa Pólit,<br />

66 —


S. I. pronunció elocuentísimo discurso, en que trazó a grandes y luminosos<br />

rasgos la breve, pero áurea historia <strong>del</strong> Plantel. Sus palabras<br />

iniciales fueron, sin duda, un himno triunfal.<br />

El R. P. Espinosa expuso luego la temerosa antítesis que presenta<br />

el mundo moderno, con dos elementos opuestos: la exclusión<br />

de Dios de un mundo que se empeña en ser regido por sólo el hombre<br />

y con medios únicamente suyos; y la necesidad imperiosa de una<br />

fuerza que salve a la humanidad de la apostasía religiosa y reintroduzca<br />

en las entrañas sociales esos factores llamados a estructurar<br />

sus bases esenciales. Aquí aparece, en su verdadero papel de<br />

equilibrio y renovación, la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, que busca la resurrección<br />

de los fundamentos de nuestra nacionalidad y de las<br />

eternas e insondables esencias <strong>del</strong> hombre, el reconocimiento de los<br />

fueros augustos de las dos fuerzas que forjan la historia, en misterioso<br />

juego —Creador providente y ser creado—, entendido en toda<br />

su plenitud y valor.<br />

Habló seguidamente el Decano de la Facultad de Jurisprudencia<br />

para rendir el pleito homenaje de justicia, admiración y gratitud<br />

que requerían las personas que, con sus sacrificios y desvelos, habían<br />

hecho posible este día de gloria; desde el Emmo. señor Cardenal, autor<br />

de la iniciativa, colaborador infatigable en cada uno de sus primeros<br />

pasos, y munífico donante <strong>del</strong> primer capital; el señor don<br />

Jacinto Jijón y Caamaño, Mecenas de la sabiduría ecuatoriana, que<br />

había entregado pingües* sumas, a la par de la señora doña Cornelia<br />

Pólit v. de Espinosa y de tantas otras matronas egregias, entre las<br />

cuales ocupaba el primer lugar doña Leonor Heredia Bustamante, donante<br />

de la nueva construcción. Indicó también, con gran aplauso<br />

<strong>del</strong> inmenso y brillante concurso, los nombres de las personas e<br />

instituciones que, si no habían aportado dinero, habían dado a la<br />

Institución sus inmolaciones y holocaustos impercederos. El señor<br />

Presidente de la Asociación Escuela de Derecho recalcó en las ideas<br />

que el Rector <strong>del</strong> Plantel había expuesto con admiración y aplauso generales.<br />

Por último el ilustre Jefe de la Nación y antiguo catedrático<br />

expuso su fe inconmovible en ese gran par de alas que habían hecho el<br />

progreso nacional: sus instituciones republicanas y su fe en el sentido<br />

religioso de la vida, en el Catolicismo. Hizo la apología de los tres<br />

varones que habían concurrido con sus afanes a la erección <strong>del</strong> plantel:<br />

el Cardenal de la Torre, el Presidente doctor Velasco Ibarra y el<br />

Rector de ayer y hoy: el P. Espinosa Pólit S. J.<br />

Ni cabía olvidar tampoco el alto sentido de cultura con que el<br />

I. Concejo de Quito había renunciado a exigir el precio de una faja<br />

de terreno, contigua a la 12 de Octubre, que se interponía entre ella<br />

y los lotes legados por la señorita Heredia.<br />

— 67


En el nuevo edificio comenzaron a desenvolverse las clases<br />

con holgura y alegría: pasada la época <strong>del</strong> pesebre, entraba la <strong>Universidad</strong><br />

en su época de luz y alborozo, con nueva inyección de vida,<br />

tras larga y cruel espera en que le faltaban todas las condiciones requeridas<br />

para su prosperidad. Y con el cambio de sede se auguró que<br />

proseguiría airosa la extensión <strong>del</strong> plantel.<br />

En sesión <strong>del</strong> 21 de marzo, el Emmo. señor Cardenal anunció<br />

que la Santa Sede había aprobado la erección canónica de la Facultad<br />

de San Gregorio, que hasta aquí había sido Facultad Civil. El mismo<br />

señor Cardenal se apresuró a manifestar que, de acuerdo con la erección<br />

canónica, tenía pleno derecho a elegir su profesorado y a extender<br />

su influencia para la cual pedía que la Compañía de Jesús comenzase<br />

la propaganda necesaria.<br />

LABOR LEGISLATIVA<br />

Los Congresos de 1953 y 54 merecen la gratitud impercedera<br />

de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, porque continuaron la labor iniciada por<br />

la Asamblea de 1946 y el Congreso de 1952. En la primera de dichas<br />

legislaturas se presentó un proyecto de creación <strong>del</strong> timbre universi<br />

tario y de establecimiento de otros impuestos a favor de las <strong>Universidad</strong>es,<br />

suscrito por la Comisión de E. P. <strong>del</strong> Senado. Modificado sustancialmente,<br />

fue aprobado al siguiente año, dejándose en beneficio<br />

de los planteles superiores el impuesto anticuo de timbres y el 20%<br />

<strong>del</strong> de herencias, deducida la parte que toca al Ministerio de Defensa.<br />

Este 20% debía repartirse así: 28% para la <strong>Universidad</strong> Central;<br />

28% para la de Guayaquil; 9% para la de Cuenca; 9% para la de<br />

Loja; 9% para la <strong>Universidad</strong> Técnica de Manabí; 9% para la <strong>Católica</strong><br />

<strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> y 8% para la Escuela Politécnica Nacional.<br />

El Ejecutivo objetó el decreto; mas, la Legislatura de 1955 insistió<br />

el 16 de septiembre y el Excmo. señor Presidente la sancionó<br />

el 3 de septiembre. Dicha participación ha venido a ser para la<br />

<strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, no sólo elevado testimonio <strong>del</strong> aprecio en que<br />

se la tiene y el deseo de equipararla en beneficios a las <strong>Universidad</strong>es<br />

<strong>del</strong> Estado, sino poderoso estímulo en su labor y eficaz contribución<br />

para su desarrollo económico.<br />

La exposición de motivos <strong>del</strong> proyecto de 1953 no habla de la<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>; pero como la parte dispositiva se<br />

refiere a ella, los principios proclamados en la primera no pueden<br />

menos de aplicársele también. Por lo mismo, cuando la Comisión alude<br />

a que "La Constitución de la República, en su Art. 143, dispone<br />

que el Estado procurará la creación <strong>del</strong> patrimonio universitario, a<br />

fin de que se garantice cada vez mejor el principio de Autonomía<br />

68 —


de las <strong>Universidad</strong>es; ya que la "autonomía y la libertad son incompletas",<br />

"cuando una entidad depende económicamente de otra", sienta<br />

criterios que el Legislador futuro no podrá menos de tener en cuenta<br />

para dotar a todas las <strong>Universidad</strong>es, sin excepción alguna, de medios<br />

pecuniarios suficientes a fin de que llenen, con plena independencia y<br />

gallarda rivalidad, sus altos propósitos en bien de la cultura nacional.<br />

PERSONALIDADES UNIDAS EN DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD<br />

No podemos menos de dejar constancia de que tan plausible<br />

proyecto estuvo suscrito, a la par, por representantes de entidades<br />

oficiales, como los señores doctores A. Pérez Guerrero y Benjamín<br />

Carrión, Rector de la <strong>Universidad</strong> Central y Presidente de la Casa de<br />

la Cultura, respectivamente, y por senadores más íntimamente relacionados<br />

con las instituciones particulares, como los doctores Luis<br />

Cordero Crespo y Alfonso Troya Cevallos y los señores S. P. Rueda<br />

y Manuel Utreras Gómez. Cuan noble y hermoso es que personajes<br />

de diversas tendencias se den la mano para procurar, sin odiosos prejuicios,<br />

la extensión <strong>del</strong> saber y la defensa <strong>del</strong> papel de las <strong>Universidad</strong>es!<br />

Muchas personas, que no avalúan el costo de sostenimiento de<br />

un plantel superior, habían conjeturado que con el legado de la señorita<br />

Heredia y con la parte que le toca en el impuesto establecido por el<br />

Congreso de 1954, la <strong>Universidad</strong> tiene lo necesario para su vida material.<br />

A este respecto conviene advertir, una vez por todas, a fin de<br />

que nadie se llame a engaño, que el referido legado se empleó exclusivamente<br />

en construcciones; y que las rentas provenientes de los bienes<br />

originados por la benérita matrona ascienden mensualmente en término<br />

medio a la suma de S/ 20.000,00. Entre tanto, sólo los emolumentos<br />

<strong>del</strong> profesorado, harto menores de los fijados en 1946,<br />

cuestan, respectivamente, para las Facultades de Derecho, Economía<br />

y Pedagogía S/. 60.000 mensuales.<br />

Y eso sucederá por MUCHOS AÑOS, porque terminadas las<br />

obras emprendidas o sea el edificio administrativo y los pabellones<br />

para Derecho, Economía y Pedagogía, se tendría que emprender urgentemente<br />

la erección de la Capilla Universitaria y el Auditorium;<br />

y luego se verá en la necesidad de proyectar el establecimiento de<br />

otras Facultades, exigidas, cada día con mayor afán, por la sociedad<br />

ecuatoriana. El legado de la señorita Heredia pomo ha aliviado, pues,<br />

el peso <strong>del</strong> sostenimiento de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Cada iniciación de curso ha puesto el Consejo Académico y, por<br />

ende, al Cuerpo Gubernativo en la necesidad de rehacer en parte el<br />

elemento docente, ora para atender a reclamos estudiatiles, ora para<br />

llenar vacantes causadas por el tránsito de los profesores a otros ser-<br />

— 69


vicios profesionales o públicos, ora para aprovechar mejor las condiciones<br />

personales de aquellos o su especial preparación en determinadas<br />

asignaturas. Seguir las vicisitudes <strong>del</strong> profesorado en cada<br />

asignatura sería muy largo. No ha sido posible aún realizar el designio<br />

de las autoridades universitarias de establecer el concurso<br />

como medio de selección de los nuevos profesores; pero se lo hará<br />

tan pronto como las circunstancias económicas lo permitan, a fin de<br />

que la <strong>Universidad</strong>, no sólo mantenga, sino que acreciente, el brillo<br />

que le ha traído la calidad <strong>del</strong> Cuerpo profesoral.<br />

Si no se ha llevado a la práctica dicho método, se ha procurado<br />

llenar las cátedras con personas que, por su largo ejercicio profesional,<br />

sus cargos públicos u otros factores estaban señalados para el<br />

magisterio de determinadas disciplinas. Así ha ocurrido con materias<br />

tan <strong>del</strong>icadas como el Derecho Internacional Privado, cátedra<br />

en la que contó durante dos años con la colaboración de ün ex Ministro<br />

de Relaciones Exteriores como el Dr. Neptalí Ponce Miranda, o<br />

<strong>del</strong> Derecho Territorial, cuyos titulares han sido Jefes de la Sección<br />

Limítrofe <strong>del</strong> mismo Ministerio, o de Derecho Internacional general<br />

y Americano, que han enseñado, asimismo, profesionales que, a su capacidad,<br />

añadían fina experiencia diplomática.<br />

ANEXIÓN DE LA ESCUELA DE S. SOCIAL<br />

En sesión <strong>del</strong> 18 de noviembre de 1954, el Cuerpo Gubernativo<br />

aceptó la adscripción a la <strong>Universidad</strong> de la Escuela de Servicio Social,<br />

benemérita Institución cuyos estatutos fueron aprobados por el<br />

Ejecutivo casi simultnáeamente con aquélla, o sea el 24 de junio de<br />

1946, aunque la Autoridad Eclesiástica los había reconocido meses<br />

antes, el 15 de junio de 1945.<br />

Las principales bases para la agregación fueron las siguientes:<br />

1? Las dos instituciones serán autónomas en todo sentido; la <strong>Universidad</strong><br />

tendrá el derecho de nombrar, previa la venia <strong>del</strong> Gran<br />

Canciller, un representante suyo que asistirá a sesiones, exámenes<br />

y grados, de aprobar programas e insinuar su modificación, de<br />

emitir su parecer acerca de las reformas que se hicieren en sus<br />

Estatutos y de cerciorarse <strong>del</strong> cumplimiento de los referidos programas;<br />

2? La designación <strong>del</strong> Consejo Directivo y <strong>del</strong> profesorado será sometida<br />

a la aprobación <strong>del</strong> Gran Canciller de la <strong>Universidad</strong>; y<br />

los títulos serán refrendados por él mismo; y,<br />

3 f La <strong>Universidad</strong> y la Escuela planearán conjuntamente, cuando les<br />

parezca oportuno, la ampliación de los estudios, a fin de que, en<br />

una y otra institución, según lo acuerde el Cuerpo Gubernativo<br />

de la <strong>Universidad</strong>, se establezca el Doctorado en Servicio Social.<br />

70 —


La entidad llevará el título de Escuela de Servicio Social agregada<br />

a la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>.<br />

En la propia sesión <strong>del</strong> 18 de noviebmre de 1954 se renovó el<br />

nombramiento <strong>del</strong> R. P. Espinosa Pólit para Rector por otro período<br />

de cuatro años y <strong>del</strong> Rmo. señor Ángel Gabriel Pérez para Vicerrector,<br />

por un bienio, en conformidad con los Estatutos <strong>del</strong> Plantel.<br />

HOMENAJE Y GRATITUD<br />

El 20 de diciembre la <strong>Universidad</strong> rindió, en el Teatro Nacional<br />

Sucre, cariñoso homenaje al Decano de la Facultad de Derecho,<br />

con oportunidad de la concesión <strong>del</strong> premio "Tobar" al libro intitulado<br />

"La Iglesia Mo<strong>del</strong>adora de la Nacionalidad". Los discursos<br />

entonces pronunciados por el R. P. Rector, por el Sr. Dr. Manuel Elicio<br />

Flor T. y por el joven estudiante Ledo. Francisco Salazar Alvarado,<br />

a cual más efusivo y cordial, y reveladores de la íntima hermandad<br />

de afectos que existe en la <strong>Universidad</strong>, constan en el folleto que se<br />

publicó para conservar la memoria <strong>del</strong> acto, folleto en el que puso<br />

su alma, henchida de <strong>del</strong>icadezas, el señor doctor Enrique Arroyo<br />

Delgado, profesor de Derecho Municipal.<br />

En la sesión <strong>del</strong> 15 de junio de 1955, tuvo el Cuerpo Gubernativo<br />

el sentimiento de saber que había renunciado su cargo, por razones<br />

de su salud, el señor Ledo, don Jaime Acosta Velasco, que desde<br />

la fundación había ejercido la tesorería de la <strong>Universidad</strong> con celo,<br />

escrupulosidad y competencia excepcionales. La Junta le tributó<br />

unánimes elogios por sus invalorables servicios y acordó pedirle que<br />

se dignase de aceptar, como prenda de vinculación perenne con el<br />

Instituto por él tan amado, la tesorería honoraria y la intervención,<br />

a fin de que juzgase las cuentas que llevaría el tesorero titular, cargo<br />

a que ascendió el ayudante <strong>del</strong> propio señor Acosta, el antiguo<br />

alumno y Ledo, don Francisco Tobar García.<br />

LOS ORÍGENES DEL HOSPITAL<br />

En la propia sesión el R. P. Rector participó que un grupo de<br />

distinguidos médicos estaba vivamente empeñado en la creación de<br />

la Facultad de Medicina. Esta patriótica iniciativa no era, reciente: ya<br />

en el N° 2 de la <strong>Revista</strong> de la Asociación <strong>Católica</strong> de Médicos, Odontólogos,<br />

Farmacéuticos y Químicos, aparecida en agosto de 1952, el anciano<br />

y benemérito facultativo Sr. Dr. don Alejandro Villamar, de<br />

grata memoria, había insinuado la necesidad de esa fundación, sin<br />

insistir, desde luego, en su urgencia, en razón de la inopia absoluta<br />

que en aquellos días atribulaba a la <strong>Universidad</strong> misma y que hacía<br />

imposible soñar en la extensión de sus servicios. Ahora distinguidos<br />

— 71


profesores, como Carlos Bustamante, Arsenio de la Torre, Carlos Pólit<br />

J. y Guillermo Acosta Velasco, estaban decididos a acometer de<br />

manera simultánea las dos empresas, que recíprocamente se sostienen<br />

y robustecen: la Facultad y el Hospital anexo. El Cuerpo Gubernativo<br />

aceptó, en principio, tan hermosa y plausible iniciativa y acordó proseguir<br />

con el referido grupo de profesionales el estudio de los medios<br />

conducentes a la erección.<br />

UN ACTO SOLEMNE Y TRASCENDENTAL<br />

El 4 de octubre de 1955 fue día de grandes emociones para los<br />

fundadores y el Cuerpo Directivo y profesoral de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>.<br />

Cumplíase el noveno aniversario <strong>del</strong> establecimiento; y la<br />

apertura <strong>del</strong> Curso lectivo iba a solemnizarse con la condecoración<br />

<strong>del</strong> estandarte universitario, solicitada por el meritísimo Vicepresidente<br />

de la Asociación Escuela de Derecho, Sr. Ledo, don Francisco<br />

Salazar Alvarado, al Excmo. señor Presidente de la República, quien<br />

había ofrecido concurrir personalmente al acto, dispuesto en homenaje<br />

suyo como tributo de reconocimiento y alta justicia. Acompañáronle<br />

en la tribuna de honor el Eminentísimo señor Cardenal Gran<br />

Canciller, el Excmo. señor Nuncio de S. S., varios embajadores y otros<br />

personajes civiles y eclesiásticos, deseosos de honrar también al Establecimiento<br />

en el espléndido tributo de aplauso de que luego sería<br />

objeto.<br />

El R. P. Rector estuvo feliz, como siempre, en el hermoso discurso<br />

con que inauguró el año lectivo: versó sobre la formación religiosa<br />

<strong>del</strong> patriotismo; y puso de manifiesto, de manera luminosa, cómo<br />

la Iglesia tenía medios insuperables para mo<strong>del</strong>ar el espíritu cívico<br />

y la adhesión al suelo natal y vivificarlos con la virtud de lo Alto.<br />

Después de cumplido el programa, tomó la palabra el Excmo.<br />

señor doctor Velasco Ibarra para expresar las razones que habían<br />

movido al Gobierno de la República para disponer la Condecoración.<br />

Lo hizo con gallardo desenfado:<br />

"Debo expresaros —dijo— que para mí es un motivo de gratitud,<br />

es un motivo de orgullo el que esta <strong>Universidad</strong> particular cumpla ya<br />

diez años de existencia. Un esfuerzo particular por la investigación<br />

científica; un esfuerzo particular por ahondar en materias de elevada<br />

cultura espiritual en un país como el nuestro, de tanto egoísmo, de tanta<br />

superficialidad, en que las cosas verdaderamente hondas, las cosas<br />

que verdaderamente cambian el alma nacional, las cosas que van a<br />

llegar a la raíz de la patria, a la raíz <strong>del</strong> pueblo, a la profundidad de<br />

la formación <strong>del</strong> hombre, son siempre desdeñadas, son siempre dejadas<br />

a un lado; un esfuerzo de diez años ya, por mantener esta <strong>Universidad</strong>,<br />

en medio de la pobreza, en medio de la indiferencia, merece<br />

la gratitud <strong>del</strong> Gobierno, merece la gratitud <strong>del</strong> pueblo, la gratitud<br />

72 —


de todo hombre de buen corazón que está por encima de sectarismos,<br />

de partidos, de agrupaciones y que ve sólo la necesidad de que<br />

•el pueblo ecuatoriano viva, se afirme, se fortifique "<br />

"MUNDO SIN LÓGICA, NI IDEALES"<br />

Estudió luego el Primer Magistrado los orígenes históricos de<br />

las <strong>Universidad</strong>es; sondeó a la luz de la filosofía, su papel en el mundo<br />

moderno, "mundo sin lógica, mundo sin ideales", invitó a la sociedad<br />

ecuatoriana a corresponder sin egoismos al inmenso sacrificio<br />

que la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> se había impuesto para llevar a cabo<br />

su ideal; y ponderó valientemente la obra realizada:<br />

"Habéis hecho una gran obra, señor Rector: habéis hecho una<br />

grande obra, señores profesores. Lo que hay que hacer es perseverar,<br />

lo que hay hacer es tener fe en la patria, fe en la humanidad, fe<br />

en el bien. Lo que hay que hacer es tener fe en que nuestra conciencia<br />

os argüirá algún día de egoísmo, si por no prestar el apoyo a esta<br />

<strong>Universidad</strong> rueda la patria a la obscuridad y al caos. ¿Queréis salvar<br />

a la patria, queréis ser religiosos, pero en el estricto sentido de<br />

la palabra? Hay que apoyar a una institución como ésta, un instituto<br />

que al margen de las presiones políticas, forje integralmente al<br />

hombre para que comprenda y sienta su esfuerzo en los destinos de<br />

la República por su músculo, su pecho y su orientación en todas las<br />

■edades".<br />

"EL HOMBRE NO ES HOMBRE SINO EN DIOS"<br />

El Sr. Presidente señaló magistralmente la meta, a la que nuestro<br />

Rector había invitado a ascender a profesores y alumnos: la meta<br />

de la educación cabal, de la educación plenamente humana. Y el<br />

hombre no es hombre sino en Dios, alfa y omega suyos. Sólo en Dios<br />

se descifra ese gran misterio de que el Jefe <strong>del</strong> Estado habló luego<br />

■en su discurso.<br />

Al concluir, el señor doctor Velasco Ibarra demostró en qué<br />

había de consistir esa educación cabal, acendrada y hondamente católica.<br />

UNIVERSIDAD RELIGIOSA: GRAN FUERZA SOCIAL<br />

"Queréis tener soldados vigorosos, queréis tener escuelas que<br />

•cumplan su deber, queréis tener publicistas, legisladores y ministros<br />

jueces que sepan lo que están haciendo queréis tener agricultores,<br />

técnicos, industriales que sepan su misión? Vigorizad, pues, la<br />

'.<strong>Universidad</strong>, desarrollad vuestra <strong>Universidad</strong>! Estoy muy de acuerdo<br />

— 73


en que una <strong>Universidad</strong> religiosa es una gran fuerza social, estoy<br />

muy de acuerdo. Pero lo único que yo deseo y el Padre Rector me<br />

perdonará, es que esta palabra religiosidad y religioso no sea un<br />

adorno como es la corbata, no sea un modo de ser consuetudinario.<br />

La religión tiene que ser una responsabilidad integral, la religión<br />

tiene que ser un deber integral, la religión tiene que ser un<br />

ansia de que el espíritu <strong>del</strong> hombre se encarne en la tierra, una ansia<br />

de que la voluntad <strong>del</strong> hombre mo<strong>del</strong>e la tierra, una angustia porque<br />

la patria ande descarriada, un afán de redimir a la República, un<br />

afán porque los pueblos lleguen a su prosperidad, un afán porque la<br />

injusticia y la avaricia desaparezcan, un anhelo de que justicia impere,<br />

un anhelo de que la patria ejerza su papel en la raza y en la<br />

historia.<br />

"Porque vosotros en estos diez años habéis hecho así, el señor'<br />

Canciller de la República va inmediatamente a imponer la condecoración<br />

al escudo de la <strong>Universidad</strong>".<br />

El plantel alejado de toda pasión partadarista, firme en su decisión<br />

de servir únicamente la causa de Dios y de la patria, sin preocupaciones<br />

de lucro, de gloria humana o de intereses personales, no<br />

podía menos de saludar con aplausos la brillante alocución <strong>del</strong> Jefe<br />

<strong>del</strong> Estado, de quien había recibido la autorización inicial y ahora<br />

consagración solemne y definitiva.<br />

En cuanto a los estudiantes, como lo anunció Francisco Salazar<br />

Alvarado, en su discurso de entrega de la Presidencia de la<br />

Asociación Escuela de Derecho pocos días más tarde, quedarán vibrando<br />

prennemente las palabras admonitorias <strong>del</strong> Jefe <strong>del</strong> Estado:<br />

UN MENSAJE A LA JUVENTUD<br />

"Jóvenes estudiantes: entrad al templo augusto en donde se pu-rifica<br />

el espíritu humano. Entrad a este templo con austeridad, sabiendo<br />

que cada minuto que perdáis es un minuto que no lo recuperaréis.<br />

Con razón dicen los franceses: "Si la juventud supiese, si<br />

la vejez pudiese". La juventud pasada ya no se recupera. Las matemáticas,<br />

la astronomía, la medicina, la sociología, el derecho, las<br />

comprenderéis ahora que tenéis la plasticidad <strong>del</strong> cerebro. Sed buenos<br />

estudiantes de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, y os deseo de todo corazón<br />

—así como deseo que todos los estudiantes de las <strong>Universidad</strong>es<br />

<strong>del</strong> Estado, al servicio de la Patria— que no lo hagáis por ambición y<br />

vanidad. Preferid continuar en el campo de la lucha un año, diez<br />

años o ciento, y no llegar jamás a los altos poderes y a las grande»<br />

ventajas, a condición de que vuestro espíritu diese una claridad em<br />

la tierra, a condición de que vuestra alma siembre una gratitud en,<br />

el corazón de los pueblos".<br />

74 —


CONDECORACIÓN NACIONAL "AL MÉRITO"<br />

El R. P. Rector volvió a tomar la palabra para agradecer la<br />

« aplaudida alocución <strong>del</strong> Sr. Presidente de la República y la condecoración<br />

que acababa de prender el Sr. Ministro de Relaciones en el pabellón<br />

universitario, cuyos colores, aureolados con la presea, parecían<br />

en ese momento brillar más esplendorosamente.<br />

El texto de condecoración fue el siguiente:<br />

4 N? 2106..<br />

José María Velasco Ibarra, Presidente Constitución<br />

nal de la República:<br />

CONSIDERANDO<br />

Que la UNIVERSIDAD CATÓLICA DE QUITO viene desarrollando<br />

desde la fecha de su fundación una alta y<br />

eficiente labor en bien de la juventud estudiosa <strong>del</strong> País;<br />

que la mencionada Institución realiza, a la par, la eminente<br />

función de enderezar por senderos de patriotismo,<br />

honorablidad y sabiduría, a quienes concurren a sus aulas<br />

para alcanzar títulos profesionales; y, que es deber<br />

<strong>del</strong> Estado expresar su reconocimiento y aplauso a las<br />

Instituciones que dedican su actividad a procurar el afianzamiento<br />

de la Ciencia y de la Cultura de la Patria:<br />

DECRETA:<br />

Art. I 9 Confiérese la Condecoración de la Orden Nacional'<br />

"Al Mérito", en el Grado de Comendador a la UNI­<br />

VERSIDAD CATÓLICA DE QUITO; y,<br />

Art. 2° Encargúese de la ejecución <strong>del</strong> presente Decreto<br />

el señor Ministro de Relaciones Exteriores.<br />

Dado en Quito, en el Palacio Nacional, a 23 de septiembre<br />

de 1955.<br />

/. M. Velasco Ibarra<br />

Luis Antonio Peñaherrera,<br />

Ministro de Relaciones Exteriores.<br />

* Es fiel copia <strong>del</strong> original<br />

Dr. Enrique Sánchez Barona,<br />

Director de Protocolo".<br />

— 75'


EL UNDÉCIMO AÑO EMPIEZA<br />

Nobleza obliga. El texto <strong>del</strong> decreto es motivo de honda gratitud;<br />

pero, además, acrece responsabilidades, estimula esfuerzos,<br />

•confirma finalidades expresadas en estatutos y disposiciones pontificias,<br />

en alocuciones programáticas <strong>del</strong> Gran Canciller y <strong>del</strong> P. Rector<br />

<strong>del</strong> establecimiento. Clausura con gloria la primera etapa; abre otra<br />

llena de cargas y deberes, si la <strong>Universidad</strong> ha de ser digna de confianza<br />

nacional y de los títulos que lleva: <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>. Fragua<br />

de testigos de Cristo, forja de hombres completos para la Patria,<br />

.semillero fecundo de sabios de verdad.<br />

El año de 1956 no fue —digámoslo sin ambajes en esta memoria<br />

de recuerdos y esperanzas; pero también de dolores y angustias—<br />

•de los más halagüeños. Por qué? Una palabra lo dice todo: año de<br />

-elecciones presidenciales, período, por tanto, de inquietudes estudiantiles<br />

y, a veces, de discrepancias, período de relajación de esfuerzos<br />

permanentes y, por contraste, de intensificación de anhelos transitorios.<br />

En medio <strong>del</strong> estrépito electoral, la <strong>Universidad</strong> procuró mantener<br />

activa la brújula <strong>del</strong> ideal y tenso el arco de la disciplina, sin<br />

permitir que, como Cuerpo, se enzarzara, en las luchas partidaristas, sin<br />

menoscabar la legitima libertad de acción de profesores y alumnos<br />

para todo aquello que no menoscabase la razón de ser y el espíritu <strong>del</strong><br />

plantel. Unos pocos alumnos dejaron el plantel sin coacción alguna.<br />

En estos períodos una <strong>Universidad</strong> tiene que hacer más que nunca, a<br />

fin de que, entre sus miembros, impere el Ideal, para que todos se<br />

guien por factores eminentemente objetivos y doctrinarios y se sacrifiquen<br />

los criterios sentimentales, si en lo que atañe al sentimiento<br />

•se puede correr la aventura de hablar de criterios.<br />

APOYOS E INCENTIVOS DE DESARROLLO<br />

Tenemos la satisfacción de enunciar que, sin duda como muestra<br />

<strong>del</strong> espíritu de serenidad y de mesura que presidió la labor universitaria<br />

en este año lectivo, el Banco Central <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, representado<br />

por su Gerente, el señor don Guillermo Pérez Chiriboga, confirió<br />

cinco becas a sendos alumnos de Economía y ofreció otras para<br />

estudios en el exterior a los egresados de la Escuela, que a poco<br />

se convirtió en Facultad, pues había llegado ya, vencidas las dificultades<br />

de iniciación, a lo que podemos llamar, su mayoría de edad.<br />

Oportunamente se dejó constancia de nuestro reconocimiento a la<br />

primera institución de crédito y, en particular, a su meritísimo Gerente<br />

General por dicha concesión, que fue, ciertamente, prueba fidedigna<br />

de alta estima a nuestro Instituto y de eficaz empeño por el<br />

progreso de los estudios económicos.<br />

76 —


EL FUTURO HOSPITAL<br />

En mayo de este año recibió la <strong>Universidad</strong> de la Secretaríade<br />

la XI Conferencia Panamericana una proposición altamente honrosa<br />

y sumamente sugestiva para los fines que perseguía desde tiempo<br />

atrás: la de que con un millón de sucres que le proporcionaría la<br />

misma Secretaría se encargase de construir un edificio para hospedaje<br />

de parte <strong>del</strong> personal que vendría a Quito. Ese edificio podría<br />

servir más tarde para otras necesidades de la institución. Propuesta<br />

semejante, pero proporcionalmente de mayor volumen, recibió<br />

la <strong>Universidad</strong> Central.<br />

La construcción de este edificio fue aceptada definitivamente<br />

por el Cuerpo Gubernativo en la Junta <strong>del</strong> 30 de julio de 1956 y en<br />

virtud <strong>del</strong> decreto ejecutivo <strong>del</strong> 19 <strong>del</strong> mes anterior, en que se autorizaba<br />

al Ministro de Fomento para suscribir un convenio, en conformidad<br />

con la cuenta especial N? 4, que el Gobierno de los Estados<br />

.Unidos mantenía en el Banco Central <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>. La <strong>Universidad</strong>'<br />

<strong>Católica</strong> se sustituía al Gobierno Nacional, en relación a las sumas<br />

que recibiere, en las obligaciones correspondientes y entregaría anualmente<br />

al expresado Banco la cantidad necesaria para el servicio délos<br />

préstamos que, por lo pronto, ascenderían a un millón de sucres.<br />

El R. P. Rector manifestó las grandes ventajas que la iniciativa<br />

llevaba consigo; y aunque no poseía el dinero necesario para la conclusión<br />

<strong>del</strong> edificio, avaluado en un millón setecientos mil sucres, contaba<br />

con dos ofrecimientos capitales: el <strong>del</strong> Banco <strong>del</strong> Pichincha, para<br />

la concesión <strong>del</strong> préstamo y el de la Caja <strong>del</strong> Seguro, por medio<br />

<strong>del</strong> Sr. Ing. don José Rubén Orellana, para la compra de las cédulas<br />

que emitiría la institución de Crédito mencionada. Según el proyecto,<br />

la <strong>Universidad</strong> podría disponer de 98 habitaciones, sea para residencia<br />

de estudiantes o para otro fin de igual o mayor importancia.<br />

La iniciativa de la Secretaría General de la Conferencia fue acogida<br />

con beneplácito.<br />

Se autorizó en esta misma Junta el nombramiento <strong>del</strong> R. P.<br />

Juan Espinosa Pólit, benemérito Profesor de varias asignaturas <strong>del</strong>a<br />

Facultad de Derecho de la <strong>Universidad</strong>, para que la representara<br />

en el Congreso Mundial de <strong>Universidad</strong>es <strong>Católica</strong>s. Dado el renombre<br />

<strong>del</strong> P. Espinosa y los relevantes servicios que ha prestado al plantel,<br />

el nombramiento fue aceptado con alborozo.<br />

REELECCIÓN DE RECTOR Y VICCERRECTOR<br />

El propio 30 de julio <strong>del</strong>959 se prorrogó por cuatro años el<br />

período de Rector y Vicerrector, a pesar de que el R. P. Espinosa<br />

— 77


Pólit, continuaba, con inmenso dolor <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo, muy<br />

<strong>del</strong>icado de salud.<br />

Tan grave fue el recargo, que el 3 de mayo <strong>del</strong> año siguiente,<br />

los Superiores de la Compañía acordaron que el R. P. Espinosa se<br />

trasladara a Estados Unidos para nuevo examen, pues según el parecer<br />

délos facultativos ecuatorianos adolecía de cirrosis al hígado.<br />

Con esta oportunidad, el R. P. Rector comunicó a uno de sus amigos<br />

y compañeros de la <strong>Universidad</strong> la decisión de su Superior en términos<br />

que revelaban la entereza de su espíritu y su absoluta conformidad<br />

con lo que pudiera ocurrir:<br />

"Ya habrá sabido que el P. Provincial ha dispuesto que vaya<br />

a Georgetown para que me hagan un examen completo en el Medical<br />

Center de nuestra <strong>Universidad</strong>. Salgo el jueves a mediodía. Cuento<br />

con sus oraciones que bien sé nunca me han faltado, y que me<br />

obtendrán la gracia de que en todo cumpla gozosamente la voluntad<br />

de Dios. Suyo de corazón".<br />

Como siempre, quería estar en las manos amorosas de Dios..<br />

De Georgetown regresó en condiciones que permitieron prolongar su<br />

existencia un año más. Un año, de los más fecundos en su vida de<br />

escritor y de patriota!<br />

En sesión <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo <strong>del</strong> 25 de noviembre de dicho<br />

años se concedió caluroso voto de aplauso al señor doctor Alfonso<br />

Troya Cevallos, senador funcional a nombre de la educación particular,<br />

por su actitud en favor de la <strong>Universidad</strong>.<br />

■ Su Emcia. comunicó que el señor Presidente de la República<br />

estaba dispuesto a dar al plantel las facilidades de ley para modificar<br />

su Estatuto, reformas que, conforme se había expuesto en<br />

junta anterior, podían ser las siguientes:<br />

Que la <strong>Universidad</strong> tuviese derecho a abrir facultades sin otra<br />

obligación que la de participar el hecho al Ministerio de Educación.<br />

Que se eliminara para los exámenes, el <strong>del</strong>egado ministerial.<br />

Sólo se conservaría ese <strong>del</strong>egado para los grados.<br />

En Junta de 15 de abril se facultó la enajenación de una parte<br />

de los terrenos de La Magdalena, donados por la señorita Olano. Al<br />

efecto el benemérito ingeniero director de la Escuela de Economía<br />

había hecho un plan dividiéndolo en seis lotes.<br />

DOCTORADO HONORARIO<br />

No hubo en la apertura <strong>del</strong> curso <strong>del</strong>958—59 inauguración oficial,<br />

porque negros nubarrones cubrían el horizonte universitario.<br />

Sin embargo, el R. P. Espinosa leyó el 12 de octubre de 1557, en la<br />

Iglesia Catedral, una de esas grandes oraciones programáticas en que<br />

solía abundar su espíritu apostólico y su ejemplar sabiduría. Con<br />

78 —


motivo de la Fiesta de la Raza, que coincidía en aquellos días con<br />

la reunión <strong>del</strong> Congreso Hispanoamericano Luso - Filipino de Derecho<br />

Internacional, quiso que pensáramos en nuestra nobleza espiritual,<br />

inserta en forma viviente en el corazón ecuatoriano para todos<br />

los siglos, en fuerza de la herencia hispana y el mensaje evangélico<br />

y no por elección nuestra, sino por dádiva envidiable de la Providencia.<br />

Nadie escoge a su antojo su propio destino.<br />

El Congreso Hispano - Lusitano de Derecho Internacional dio<br />

ocasión para una fiesta académica de muy lisonjeras proporciones.<br />

La <strong>Universidad</strong> no pudo mantenerse al margen de tal acontecimiento<br />

y de la comunión brillante de ideas jurídico - morales que suscitaba<br />

la reunión de ínclitos internacionalistas de muchos países <strong>del</strong> solar<br />

español. El plantel que recibió honras inolvidables, correspondió<br />

con la designación de Doctores Honoris Causa a dos grandes maestros<br />

de esa rama <strong>del</strong> saber, que le enaltecían mediante obras imperecederas:<br />

Camilo Barcia Trelles y Jesús María Yépez, y con el título de<br />

profesores honorarios a otros internacionalistas notabilísimos. Barcia<br />

Trelles, que por aquellos días se despedía en España de la cátedra<br />

por la inexorable ley de la edad, acogió con singular alborozo, la<br />

alta prueba de singular benevolencia que le dio, este Cuerpo.<br />

Casi en vísperas de su última recaída, quiso el R. P. Rector presentar<br />

su último testimonio de admiración a un sabio jurista y académico<br />

con quien cultivaba cordialísima amistad: el señor doctor Rafael<br />

Caldera, que había venido a Quito presidiendo la <strong>del</strong>egación<br />

venezolana a la transmisión <strong>del</strong> Mando Presidencial. No obstante<br />

estar el plantel cerrado por vacaciones quiso dar al ilustre<br />

caudillo y maestro, una de las más esclarecidas autoridades en Derecho<br />

Laboral en nuestra América, el título de profesor honorario, para<br />

vincularle así con áureos lazos a nuestro Cuerpo.<br />

El señor doctor Caldera hoy Presidente de Venezuela, visiblemente<br />

emocionado por el tributo de afecto que le rendía la <strong>Universidad</strong>,<br />

agradeció ese pleito homenaje de aplauso por su labor de Cátedra y<br />

su constante culto a la sabiduría cristiana.<br />

MUERE EL P. RECTOR. EL SUCESOR<br />

El año de 1960 está marcado con dos hechos de distinta índole,<br />

uno de ellos de duelo, y de duelo inenarrable para la Universi-<br />

-dad, la muerte <strong>del</strong> R. P. Aurelio Espinosa Pólit, S. J., ocurrida el 21<br />

de diciembre. Sabíase condenado a morir muy pronto y no quiso<br />

dejar de trabajar hasta el fin; y en el fin con mayor inmolación,<br />

constancia y beneficio social. Baste decir que sólo la Biblioteca Ecuatoriana<br />

Mínima le debió tres libros admirables: El P. Antonio Bastidas<br />

(prólogo y Selección) y un Apéndice relativo a Jacinto de Evia;<br />

— 79


Los Jesuítas Quiteños <strong>del</strong> Extrañamiento; y José Joaquín de Olmedo<br />

(Poesía y Prosa) con su estudio de introducción. Esto sin perjuicio<br />

de la edición de la Síntesis Final Virgiliana. En el campo de<br />

la <strong>Universidad</strong>, el ínclito Rector se preocupó hasta el último día de<br />

su vida de dos puntos fundamentales: la elección de su sucesor<br />

y la reforma de los Estatutos, a fin de que realizaran el pensamiento<br />

<strong>del</strong> primer Cardenal: confiar a la Compañía de Jesús, la continuación<br />

de la última obra de sus sagradas manos: la <strong>Universidad</strong>.<br />

Había el R. P. Espinosa escrito, personalmente, en los momentos<br />

en que le dejaba aliento la fatiga consiguiente al creciente avance<br />

de la cirrosis hepática que le consumía, una carta al R. P. General<br />

de la Compañía de Jesús en que sugería como continuador suyo en<br />

el rectorado al R. P. Luis Enrique Orellana, Provincial de la Orden;<br />

y el día domingo, anterior a su muerte, reunió en su alcoba de enfermo<br />

y trabajador perenne al mismo P. Orellana y al que esto escribe<br />

para dar los últimos toques al proyecto definitivo de estatutos<br />

que había de enviarse a Roma para la aprobación canónica.<br />

Larga, fecunda y cordialísima fue la sesión en que se estudiaron<br />

con prolijidad extrema los detalles de la redacción final: una hora<br />

decisiva para la <strong>Universidad</strong>, una hora decisiva, tal vez, para la<br />

salud <strong>del</strong> Rector. Todo, sin embargo, parecía augurar una prolongación<br />

o tregua de sus dolencias. Mas al día siguiente, a primera hora,<br />

se supo que había sido llevado a la madrugada a la Clínica porque<br />

le había sobrevenido el último síntoma: la hemorragia intestinal.<br />

La esmerada atención que se le dispensó, pareció, sin embargo,<br />

darle alguna mejoría: el día miércoles le visitó muy temprano<br />

Gonzalo Zaldumbide y al preguntarle por su salud y responderle<br />

"ahora sí muy mal", el insigne amigo no pudo menos de exclamarle:<br />

"Mal? Y con esos ojos". En efecto, los ojos fulguraban con llama intensa,<br />

con resplandor divino. Pocas horas después entraba en coma;<br />

y en la noche <strong>del</strong> jueves al viernes pasaba a la eternidad.<br />

La <strong>Universidad</strong> rindió tributo de alabanza y gratitud a la memoria<br />

de su primer Rector. Vacióse allí el corazón reconocido <strong>del</strong><br />

Cuerpo profesoral y de todos los estudiantes, unos en el dolor y en<br />

la soledad por la pérdida de varón tan insigne.<br />

En sesión <strong>del</strong> 23 de mayo de 1961, la primera que celebró el<br />

Cuerpo Gubernativo después de esa inmensa pérdida, el Emo. señor<br />

de la Torre dio a conocer:<br />

"Que había considerado conveniente, para conservar la cooperación<br />

de la Compañía de Jesús en la obra de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>,<br />

dar los pasos conducentes a que el nuevo Rector perteneciera<br />

también a la misma Ilustre Orden; y que con tal fin había pedido al<br />

Reverendismo Padre General que se sirviera indicar el candidato<br />

que le pareciera más conveniente para tan alto cargo. El Re-<br />

80 —


verendísimo Padre General manifestó que a su juicio el llamado a<br />

desempeñar el Rectorado de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> era el muy<br />

Rvdo. Padre Luis Orellana S. J. Terminó diciendo Su Eminencia que<br />

esta gestión la realizó en forma oficiosa; pero que quedaba la definitiva<br />

solución al juicio y discreción de los Miembros <strong>del</strong> Cuerpo<br />

Gubernativo".<br />

Sus demás miembros hicieron el elogio <strong>del</strong> Padre Orellana, a<br />

quien encontraron, efectivamente, el más adecuado entre otros distinguidos<br />

Jesuítas para el cargo de Rector de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, por<br />

lo cual la votación fue unánime en su favor.<br />

De esta manera afortunada quedó cerrado el primer período de<br />

vida de este Instituto.<br />

Pocos días más tarde fue preciso tener nueva Junta para perfeccionar<br />

una reforma estatutaria, propuesta y aprobada ya en el Consejo<br />

Académico, acerca de la supresión <strong>del</strong> Delegado Ministerial que,<br />

según el Art. 25, debía integrar los tribunales para exámenes de grado.<br />

En consecuencia el inciso 2? de dicho artículo diría en a<strong>del</strong>ante:<br />

"Los grados se rendirán ante el Tribunal que determine el Reglamento".<br />

En apoyo de su parecer manifestó el Decano de Jurisprudencia<br />

que cuando se tramitó igual supresión para los exámenes finales se<br />

habría podido extenderla a los grados; pero se pensó que era menester<br />

conservar la representación ministerial por dos razones fundamentales:<br />

una de conveniencia, para que el Ministerio se diese cuenta<br />

cabal de la calidad de los estudios que se realizaban en la <strong>Universidad</strong>;<br />

otra de estímulo, a fin de que los estudiantes comprendiesen<br />

que para su mejor preparación, convenía que honrara el Tribunal<br />

una persona de suma respetabilidad que inspirase al graduando justo<br />

deseo de prepararse de la mejor manera posible a prueba tan seria,<br />

de la cual dependía en buena parte su crédito profesional. Mas sí<br />

con la conservación de los Delegados se había conseguido mantener<br />

el esplendor que tenían los grados, en a<strong>del</strong>ante no ocurrirá lo mismo,<br />

porque la Corte Suprema acababa, de aprobar un informe <strong>del</strong><br />

señor Ministro Fiscal, y de resolver que, según el Art. 240 de la Ley<br />

Orgánica de la Función Judicial, ningún magistrado de las Cortes<br />

puede ejercer <strong>del</strong>egación alguna <strong>del</strong> Ejecutivo. Privada la <strong>Universidad</strong><br />

de este recurso eficacísimo, a la vez inestimable honra, no concurrirán<br />

como <strong>del</strong>egados sino personajes de menor significación e influencia<br />

para los fines que aquella perseguía. El Cuerpo Gubernativo<br />

aprobó, en consecuencia, la reforma sugerida.<br />

E — 81


UNA DECADA INSTITUCIONAL<br />

1961 — 1971<br />

CRÓNICA UNIVERSITARIA<br />

En los capítulos que vienen a continuación, se presenta<br />

la vida de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> en los dos últimos<br />

períodos rectorales, que abarcan diez años intensos.<br />

Las circunstancias han hecho que solamente se narren<br />

los asuntos más generales, dejando para próxima fecha<br />

los restantes; a saber, el desarrollo de cada Facultad<br />

o Instituto, la interverición de las asociaciones estudiantiles,<br />

la vida académica, cultural y deportiva.<br />

JORGE VILLALBA F. S. J.<br />

EL P. LUIS E. ORELLANA RICAURTE, S. J.<br />

ES NOMBRADO RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA<br />

SESIÓN DEL CUERPO GUBERNATIVO de 23 de Mayo de 1961<br />

En el despacho <strong>del</strong> Arzobispado de Quito, presidido por el Sr.<br />

Cardenal y Arzobispo de Quito, Dr. don Carlos María de la Torre,<br />

Gran Canciller de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, tuvo lugar la reunión <strong>del</strong><br />

Cuerpo Gubernativo de dicha <strong>Universidad</strong>, con la presencia <strong>del</strong> Sr.<br />

Vicerrector, Rvmo. Sr. Gabriel Pérez, Dr. Julio Tobar Donoso, Decano<br />

de Jurisprudencia; los Vocales Dr. Mariano Suárez Veintimilla, Sr.<br />

don Manuel Jijón y Caamaño, y el Vocal - Secretario, Rvmo. Sr. Humberto<br />

Jácome.<br />

El Dr. Tobar Donoso pidió que constara en actas el sentimiento<br />

<strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, por el prematuro<br />

y sensible fallecimiento <strong>del</strong> Muy Rvdo. Padre Aurelio Espinosa Pólit,<br />

S. J., ejemplar religioso, destacado escritor y orador sagrado y dignísimo<br />

Primer Rector de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>.<br />

A continuación, el Sr. Cardenal manifestó que había creído conveniente,<br />

para conservar la cooperación de la Compañía de Jesús en<br />

la obra de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, dar los pasos conducentes a que<br />

el nuevo Rector perteneciera también a la misma Orden Religiosa. Y<br />

que con tal fin habían pedido al Superior General de los Jesuítas, que<br />

se sirviera indicar el candidato, a su juicio, más indicado para este<br />

cargo.<br />

El Superior General contestó que era de parecer que ocupara<br />

el cargo de Rector de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> el Rvdo. Padre Luis<br />

Orellana, S. J.<br />

— 83


Terminó diciendo el Sr. Cardenal, que esta gestión la realizó<br />

en forma oficiosa; pero que quedaba la definitiva solución al juicio<br />

y discreción de los Miembros <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo.<br />

Los miembros todos, por unanimidad, aceptaron la designación<br />

<strong>del</strong> candidato propuesto por el Sr. Cardenal; y dieron votación<br />

unánime a favor <strong>del</strong> P. Luis Orellana.<br />

Se aprovechó la ocasión, por sugerencia <strong>del</strong> Rvmo. Sr. Humberto<br />

Jácome, para nombrar de una vez Vicerrector, por el período<br />

regular de cuatro años. Fue elegido por unanimidad el Rvmo. Dr.<br />

Ángel Gabriel Pérez, quien, en palabras <strong>del</strong> Sr. Decano de Jurisprudencia,<br />

se había distinguido por su dinamismo y actividad, tanto en<br />

el ejercicio de su cargo que había desempeñado ya por varios años,<br />

como en el ejercicio interino <strong>del</strong> Rectorado, durante la enfermedad<br />

y fallecimiento <strong>del</strong> R. P. Aurelio Espinosa Pólit.<br />

Se acordó pasar los nombramientos de estilo, y realizar en fecha<br />

próxima la posesión de los respectivos cargos, ante el Cardenal<br />

Carlos María de la Torre Gran Canciller y las autoridades universitarias,<br />

en el mismo local de la <strong>Universidad</strong>.<br />

LA COMPAÑÍA DE JESÚS RECIBE LA DIRECCIÓN Y<br />

ADMINISTRACIÓN DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA<br />

DEL ECUADOR<br />

El proyecto de entrega de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> a la dirección<br />

de la Compañía de Jesús nació de la Consulta Provincial de la<br />

misma Compañía, en julio de 1960.<br />

En ese mes se había confirmado el diagnóstico sobre el irremediable<br />

estado de gravedad de la dolencia que aquejaba al P. Aurelio<br />

Espinosa Pólit, S. J., primer Rector de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>.<br />

Informado de la infausta nueva, el Cardenal de la Torre, Gran<br />

Canciller, pidió a los superiores de la Compañía que le propusieran<br />

el candidato para que sucediera al Padre Espinosa.<br />

La Consulta de la Compañía estimó que, en vista de la importante<br />

responsabilidad que la Orden había asumido en este instituto<br />

desde su fundación, por el Rector y los profesores que allí colaboraban,<br />

era oportuno contar con mayores medios que le facilitaran<br />

el cumplimiento de ese cometido. Esto fue lo que expuso la Consulta<br />

de Provincia a la máxima autoridad eclesiástica de la Arquidiócesis.<br />

El Sr. Cardenal de la Torre aceptó, por su parte, que la Compañía<br />

de Jesús se hiciera cargo de la dirección de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Estuvo de acuerdo con esta propuesta el Nuncio Apostólico de Su<br />

Santidad, Monseñor Alfredo Bruniera. Pero, por tratarse de una<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, vinculada con la Santa Sede, allá debía decidir-<br />

84 —


se sobre este proyecto. Empezaron, pues, los trámites en Roma con<br />

el General de los Jesuítas, P. Juan B. Janssens, y con el Secretariado<br />

de Seminarios y <strong>Universidad</strong>es <strong>del</strong> Vaticano, presidido por el<br />

Sr. Cardenal José Pizzardo. Ambas autoridades lo aceptaron también,<br />

y expusieron las condiciones para que la Compañía de Jesús se hiciera<br />

cargo <strong>del</strong> régimen de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>.<br />

El Rector, P. Luis E. Orellana, que había viajado a Roma por<br />

asuntos de su Comunidad religiosa, negoció personalmente con ambas<br />

curias, y presentó, a su vuelta, los documentos en Quito, al estudio<br />

de las partes interesadas.<br />

Cuando se llegó al acuerdo sobre los puntos más importantes,<br />

que se referían a la conformación <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo, y a las<br />

atribuciones <strong>del</strong> Vicegrancanciller, que representaba a la Compañía<br />

de Jesús en el <strong>Ecuador</strong>, el Rector, P. Orellana, a 26 de enero de 1962,<br />

presentó los nuevos estatutos al Ministerio de Educación Pública, solicitando<br />

la aprobación legal.<br />

El Ministerio de Educación <strong>del</strong> Gobierno <strong>del</strong> Dr. Carlos Julio<br />

Arosemena Monroy no hizo reparo ni modificación alguna. Solamente<br />

exigió que, para el nombramiento de algunas autoridades y<br />

otros procedimientos, el Reglamento se ciñera a las condiciones pedidas<br />

por la Ley Orgánica de Educación Superior que estaba entonces<br />

vigente.<br />

Y los aprobó el 14 de marzo de 1962. Se publicó el decreto de<br />

aprobación de los Estatutos actualmente vigentes en el Registro<br />

Oficial N? 121, de 31 de marzo de 1962.<br />

Se habían, pues, terminado los trámites previos que tomaron<br />

año y medio. Entonces el Cardenal Arzobispo de Quito hizo la entrega<br />

oficial de la dirección de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> de Quito a la<br />

Compañía de Jesús, en la persona <strong>del</strong> General de la Orden, con la<br />

siguiente carta, en que se manifiestan las intenciones e ideales <strong>del</strong><br />

Prelado que fundó este Centro Superior en Quito.<br />

"Reverendísimo Padre,<br />

Con especial satisfacción me dirijo a V. Paternidad<br />

para saludarle efusivamente en el Señor, y hablarle de la<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>.<br />

Como sabe, S. P. R., esta <strong>Universidad</strong>, desde su fundación<br />

contó con la valiosa colaboración de la Compañía<br />

de Jesús, que puso a disposición de la misma al R. P. Aurelio<br />

Espinosa Pólit, S. J., quien ocupó el cargo de Rector<br />

hasta su muerte. Junto con el P. Espinosa colaboraron<br />

algunos Padres Jesuítas.<br />

— 85


Con ocasión de la grave enfermedad de dicho Padre,<br />

surgió ya, en 1960, la idea, y tomé la resolución de<br />

entregar a la Compañía de Jesús, de un modo más pleno<br />

y estable, la dirección y administración de la misma <strong>Universidad</strong>".<br />

—Luego de referir los pasos que se habían dado, continúa:—<br />

"No dudé un momento en estimular el cambio <strong>del</strong><br />

estatuto jurídico, pues estaba seguro, como lo estoy, que<br />

eso cedería en bien de la Iglesia ecuatoriana. 'La <strong>Universidad</strong>,<br />

en efecto, atendida así, con plena autoridad y responsabilidad<br />

por una Orden religiosa, como la Compañía,<br />

alcanzaría completa estabilidad, y elevaría más fácilmente<br />

su nivel espiritual, intelectual y formativo.<br />

Juzgo, pues, que ha llegado el momento de entregar<br />

oficialmente, como lo hago a S. Paternidad, y en S.<br />

P. a la Compañía de Jesús, la dirección y administración<br />

de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>.<br />

Con esta entrega quedo tranquilo, pues estoy cierto<br />

que la Compañía la atenderá con el acierto y responsabilidad<br />

que le han sido siempre características.<br />

"Bien sé que la Compañía de Jesús en el <strong>Ecuador</strong>,<br />

aunque se ha desarrollado de modo notable, carece<br />

todavía de personal para atender a tantas obras que lleva<br />

entre manos. Esta escasez de personal no le permitirá<br />

quizá desde el principio atender con plenitud a la <strong>Universidad</strong>.<br />

Pero estoy seguro que arbitrará los medios<br />

oportunos, dentro o fuera de la Provincia <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>,<br />

para llevar a<strong>del</strong>ante esta obra, de la que puede depender<br />

tanto el futuro <strong>del</strong> catolicismo en esta Nación".<br />

El P. General de la Compañía de Jesús contestó al Sr. Cardenal<br />

de Quito a 24 de abril de 1962:<br />

86 —<br />

"Eminentísimo Señor Cardenal:<br />

Me es honroso responder a la venerada carta de<br />

S. E., de fecha 10 de abril, que obliga de modo particularísimo<br />

mi gratitud más sincera.<br />

Aprecio de todo corazón la benevolencia exquisita<br />

con que S. E. se digna entregar a la Compañía la dirección<br />

y administración de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong><br />

<strong>Ecuador</strong>, con sus nuevos Estatutos aprobados por la<br />

Congregación de Seminarios y <strong>Universidad</strong>es, y reconocidos<br />

oficialmente por el Estado Ecuatoriano.


Conocedor de las visicitudes y dificultades que han<br />

acompañado el desarrollo de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> en<br />

Quito, no puedo menos de mirar en ella en egregio monumento<br />

<strong>del</strong> celo infatigable desplegado por S. S., en pro<br />

de la educación particular en el <strong>Ecuador</strong>, y uno de los<br />

más opimos frutos de su fecunda como extensa actividad<br />

pastoral. La Iglesia ecuatoriana mira justamente en S. E.<br />

a un denodado campeón de la Educación <strong>Católica</strong> en los<br />

últimos cincuenta años de vida nacional.<br />

Al recibir, pues, de manos de S. E. la dirección de<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, junto con el tributo de mi profunda<br />

admiración, me es grato ofrecerle la decidida voluntad<br />

de la Compañía de dar a esta obra la mayor atención<br />

de nuestra parte ".<br />

Juan B. Janssens, S. J.<br />

Prepósito General de la Compañía de Jesús<br />

El nuevo Rector Luis Enrique Orellana S. J. recibía una <strong>Universidad</strong><br />

ya formada y firmemente establecida, que había superado<br />

la etapa heroica de toda fundación de esta clase; poseía un "campus"<br />

propio, en excelente sitio de la ciudad en expansión, y en él<br />

un edificio, adecuado para la época, el cual sin embargo pronto resultaría<br />

insuficiente.<br />

Existían la Facultad de Derecho, la de Economía, la Escuela<br />

de Enfermería como agregada a la U. C; situada en el edificio de<br />

San Carlos de las Hnas. de la Caridad. La Facultad de Filosofía y<br />

Letras y Pedagogía compuesta de tres institutos: el de Filosofía de S.<br />

Gregorio, de Humanidades Clásicas en Cotocollao, el de Pedagogía,<br />

que funcionaba en el edificio de la <strong>Universidad</strong> de la Doce de Octubre.<br />

El Programa que el Padre Orellana se propuso fue fomentar<br />

el desarrollo <strong>del</strong> instituto en sus diversos aspectos y formar la Comunidad<br />

universitaria, para la cual había que revisar la estructura de<br />

las diversas facultades, sus programas y su nivel académico, los<br />

estatutos generales, para sentar las bases de su constante mejoramiento<br />

hacia los ideales a que aspira la educación superior en todas<br />

partes con mayor o menor éxito.<br />

Se establecieron nuevas facultades y escuelas, dentro de un<br />

programa de gradual desarrollo aconsejado por las necesidades nacionales.<br />

Se hablará individualmente de cada una de ellas.<br />

DEPARTAMENTOS: Al multiplicar las facultades había que<br />

coordinar los medios docentes y ahorrar esfuerzos y personal. A eso<br />

—- 87


se encaminó la estructuración de los DEPARTAMENTOS de Ciencias,<br />

Idiomas, Estudios Superiores de Religión y Sicología.<br />

Este fue un intento de desarrollo horizontal que ha continuado<br />

hasta el presente. El Departamento centraliza y administra un servicio<br />

que atiende a todas las facultades de la <strong>Universidad</strong>. El de<br />

Ciencias, por ejemplo, reúne los laboratorios, de física, química, biología,<br />

botánica, cuenta con aulas, equipos docentes y un cuerpo de<br />

profesores especializados que dictan las materias y los cursos prácticos<br />

a todos los grupos de la <strong>Universidad</strong> que lo requieren, en Enfermería,<br />

Tecnología, Pedagogía e Ingeniería.<br />

El Departamento de Idiomas presta, en la misma forma, sus<br />

servicios a todas las Facultades.<br />

Aún con este ahorro de aulas y material, la <strong>Universidad</strong> necesitaba<br />

edificios; y desde 1962 al 67, se amplió el primitivo local que<br />

da a la avenida 12 de Octubre; se construyó Enfermería, edificio<br />

de Ciencias, de Idiomas, de Servicio Social, se empezó a adaptar el<br />

Hospital para sus funciones técnicas.<br />

Y antes de eso se fijaron legalmente los linderos de la propiedad<br />

de la U. <strong>Católica</strong> y las calles que la circundan, separan y comunican<br />

con los institutos docentes vecinos, y se construyeron las cercas<br />

de piedra y ladrillo y verjas de hierro, según lo exigen las ordenanzas<br />

municipales. El área <strong>del</strong> campus universitario mide cerca de<br />

cinco hectáreas.<br />

Todo lo arriba dicho suponía un progreso paralelo en las finanzas.<br />

El P. Luis Orellana buscó esos fondos en la nación y en el extranjero.<br />

El presupuesto ordinario anual pasó de un millón a nueve<br />

millones de sucres.<br />

DESARROLLO DE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA<br />

La <strong>Católica</strong> empezó en 1946 con 50 alumnos en un local <strong>del</strong> antiguo<br />

Quito; la pequenez, la familiaridad de cenáculo, la tradición<br />

universitaria <strong>del</strong> primer siglo republicano la volvían una institución<br />

que requería pocas y sencillas reglamentaciones. El repentino crecimiento<br />

las volvió inadecuadas: había que estructurarla al estilo dfc<br />

la antigua gran universidad europea, a la que convenía enriquece!<br />

con los a<strong>del</strong>antos, de administración técnica de las modernas universidades<br />

americanas, planeadas para grandes masas estudiantiles.<br />

En los dos últimos períodos ha ido tomando cuerpo, paso a<br />

paso, esta reorganización; unas veces en evolución lenta y buscada;<br />

otras empujada por la intervención estudiantil y de las fuerzas que<br />

han agitado al mundo universitario en oleadas que han cruzado de<br />

uno a otro Continente.<br />

88 —


Como quiera que sea, ha de existir una Comunidad Universitaria<br />

que sea jerárquica en esta gran familia que se congrega en las<br />

aulas y atrios de la casona. En ella han de participar los de dentro<br />

y de fuera: los que han creado la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, las entidades'<br />

que se benefician de las promociones de graduados, las fuerzas dirigentes<br />

<strong>del</strong> país, y dentro, la administración, el claustro profesora]<br />

el estudiantado.<br />

Por sus pasos se fue descentralizando la dirección de la institución,<br />

y se fue solicitando la mayor colaboración de los diversos sectores<br />

citados.<br />

Se empezó por instituir las Juntas de Profesores, una de cuyas<br />

artibuciones fue la elección de decanos y elaboración de estatutos<br />

de facultades. Se comenzó también a dar participación gradual<br />

al estudiantado en las organizaciones directivas de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Se funda la Federación de Estudiantes de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong><br />

<strong>Ecuador</strong>, F.E.U.C.E.<br />

Siguiendo los ejemplos de antiguas universidades que guardan<br />

lazos con sus ex alumnos y aún los hacen participar en el cuerpo<br />

administrativo, la <strong>Católica</strong> de Quito, con idénticas miras, patrocinó<br />

la fundación de la Asociación de Egresados.<br />

Por último trabó relaciones con los sectores dirigentes que<br />

tienen mayor influjo en la marcha de la nación, como en el progreso<br />

de la <strong>Universidad</strong>, se estableció, pues, el Consejo de Desarrollo, y<br />

una secretaría permanente, la Oficina de Desarrollo. Cada uno de<br />

los tópicos de esta vista global necesita una exposición más cabal,<br />

que presentaré en las páginas siguientes.<br />

EL PROGRAMA Y LA OFICINA DE DESARROLLO<br />

El Programa de Desarrollo su alcance y organización fue presentado<br />

por el P. Rector Luis Orellana en sesión ampliada <strong>del</strong> Cuerpo<br />

Gubernativo, Consejo Académico y la presencia <strong>del</strong> Sr. Guilermo<br />

Pérez Chiriboga, Doctores Eduardo Luna y Leonardo Malo, P. Edward<br />

Justen, S. J. y Battle Smith de la <strong>Universidad</strong> de S. Luis, Ledo Eduardo<br />

Brito Mieles, y Srta. Elena Uscocovich. La sesión tuvo lugar a<br />

10 de febrero de 1965.<br />

Expuso el P. Rector que, pasado el período de afianzamiento<br />

de la <strong>Universidad</strong>, se había entrado en el desarrollo, cuyo plan esbozó,<br />

indicando luego las posibles formas de obtener el apoyo y fondos<br />

requeridos para darle cima.<br />

Se había formulado un plan de diez años, que avanzaría en<br />

tres etapas. La primera estaría comprendida en los años 1965 a 1968<br />

en que habrían de realizarse los proyectos de carácter primordial.<br />

Estos eran:<br />

— 89


1.— Hospital Universitario<br />

2.— Facultad de Enfermería<br />

3.— Departamento de Ciencias Básicas<br />

4.— Servicio Social<br />

.5.— Ingeniería y sus Laboratorios<br />

6.— Biblioteca — Primera fase<br />

7.— Aumento de personal y salarios para profesores y personal administrativo<br />

en todas las ramas de la educación, incluyendo<br />

Educación Física, y<br />

8.— Becas de estudiantes.<br />

El costo de estos proyectos ascendía a S/. 20'954.000 sucres, que<br />

la <strong>Universidad</strong> esperaba obtener de la Comunidad Nacional y de<br />

aportes internacionales.<br />

En los años anteriores se había obtenido el apoyo que hizo posible<br />

la existencia de la <strong>Universidad</strong> de manos de generosos bienhechores.<br />

En cuanto al aporte internacional, el Punto IV y Alianza para<br />

el Progreso habían contribuido con servicios por un valor de<br />

U. S. S/. 757.000 dólares que se estaban empleando en equipos, salarios<br />

de técnicos y miembros <strong>del</strong> Cuerpo de Paz, que servían en la<br />

'<strong>Universidad</strong>; y en becarios que se preparaban en diversos países.<br />

La organización católica alemana "Misereor" se había comprometido<br />

a dotar al Hospital con equipos, por valor de varios millones<br />

de sucres.<br />

Era indispensable establecer un organismo ejecutivo, que llevara<br />

a<strong>del</strong>ante este programa y obtuviera los fondos aún necesarios.<br />

Se había venido trabajando en ello, de acuerdo a pautas sugeridas<br />

por los expertos de Saint Louis, cuya <strong>Universidad</strong> se encontraba metida<br />

de lleno en igual empeño, porque había planeado la obtención<br />

de 30 millones de dólares para un ambicioso programa de desarrollo<br />

que conmemorara el sesquicentenario de su fundación. En esta<br />

ocasión fue presentado a la asamblea el Sr. Guillermo Pérez Chiriboga,<br />

como el distinguido y dinámico ciudadano que había aceptado<br />

vicularse a estos proyectos para ser el director <strong>del</strong> mismo. El<br />

Sr. Pérez aceptó tan importante cargo con entusiasmo y decisión de<br />

servir a causa tan bella y elevada como el florecimiento y beneficio<br />


<strong>Universidad</strong> tiene proyecciones de capital importancia dentro de la<br />

comunidad donde ella reside; necesita por lo tanto formar ambiente<br />

favorable, intercambiar beneficios, proporcionando al público información<br />

adecuada sobre lo que la <strong>Universidad</strong> puede y quiere dar a<br />

la Nación, y sobre sus necesidades también, para que obtenga el<br />

apoyo a que es acreedora.<br />

Se formó el CONSEJO DE DESARROLLO bajo la Presidencia<br />

<strong>del</strong> Sr. Dr. Guillermo Pérez Chiriboga.<br />

PRESIDENTES DE COMITÉS<br />

Sr. Ledo Guillermo Cordovez D. Presidente de Relaciones Públicas<br />

"Sr. Dr. José Antonio Correa Presidente de Fundaciones<br />

Sr. Dr. Alberto Di Capua, y<br />

Sr. Dr. Gonzalo Mantilla Mata Presidente <strong>del</strong> Centro Médico<br />

Sr. don Carlos Manuel Larrea Presidente de Biblioteca y Museo<br />

Srta. Rosario Almeida Borja Presidenta de Servicio Social<br />

Sr. don Rafael Sáenz Velasco Presidente de Sueldos y Becas<br />

Sr. Dr. Ernesto Ribadeneira García Presidente de Egresados<br />

Sr. Cap. Luis Arias Guerra Presidente de Ciencias<br />

OFICINA DE DESARROLLO<br />

Fue creada como un secretariado permanente <strong>del</strong> Consejo de<br />

Desarrollo. Director de esta oficina es el Dr. Eduardo Brito Mieles.<br />

Fue asesor el señor. Beattle Smith, y primera Secretaria la Srta. Elena<br />

Uscocovich Dueñas.<br />

En el informe que el P. Robert Henle, Vicerrector de la <strong>Universidad</strong><br />

de Saint Louis de Missouri, y Director <strong>del</strong> Programa de<br />

USAID en la <strong>Católica</strong> presentó a los personeros <strong>del</strong> Punto IV, expone<br />

las grandes esperanzas que tenía sobre la eficacia de estos Comités<br />

enumerados para conseguir un amplio apoyo a la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> en todos los sectores <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>. Y tiene palabras sumamente<br />

elogiosas de las prendas <strong>del</strong> Dr. Brito para el puesto que desempeñaba,<br />

por ser persona de amplios conocimientos, iniciativa, dotes<br />

ejecutivas y rara comprensión de asuntos personales.<br />

i LA UNIVERSIDAD CATÓLICA RECIBE EL TITULO DE<br />

UNIVERSIDAD PONTIFICIA<br />

El año 1962 el Rector de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> recibió una<br />

carta <strong>del</strong> Prefecto de la Congregación Romana de Seminarios y <strong>Universidad</strong>es<br />

con términos de ferviente felicitación por la labor de<br />

— 91


la Compañía de Jesús en ella y <strong>del</strong> centenar de profesores que la<br />

ilustraban con las numerosas y valiosas obras publicadas en esos<br />

años primeros.<br />

El aprecio que ésta y otras comunicaciones <strong>del</strong> Vaticano demostraban<br />

por la <strong>Católica</strong> de Quito, movieron al Rector y Cuerpo Gubernativo,<br />

apoyados por el Nuncio Apostólico en el <strong>Ecuador</strong>, Monseñor<br />

Alfredo Bruniera, a solicitar a la Santa Sede, en febrero de 1963,<br />

que se dignara otorgar a esta <strong>Universidad</strong> el título de UNIVER­<br />

SIDAD PONTIFICIA.<br />

Este título honorífico es una muestra de aprecio al valor académico<br />

de los institutos superiores que tienen vinculación con la Santa<br />

Sede.<br />

El Vaticano respondió al poco tiempo otorgando el valioso<br />

honor solicitado. El Diploma Pontificio, traducido <strong>del</strong> latín, dice lo<br />

siguiente:<br />

"La Sagrada Congregación de Seminarios y <strong>Universidad</strong>es,<br />

en atención a la solicitud presentada por el Rectorde<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, a nombre <strong>del</strong> señor<br />

Arzobispo y Cardenal de Quito, Gran Canciller de ese<br />

Instituto; y a la laudatoria recomendación de nuestro<br />

Nuncio Apostólico en esa Nación, gustosamente accede a.<br />

la petición presentada. Tanto más que la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong><br />

se ha distinguido por impartir las altas disciplinas<br />

<strong>del</strong> saber superior, dentro de un espíritu auténticamente<br />

cristiano.<br />

Por lo tanto: por <strong>del</strong>egación recibida de Su Santidad<br />

el Papa Juan XXIII, esta Congregación ilustra a la<br />

UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR dándole el título<br />

de UNIVERSIDAD PONTIFICIA, y concediéndole los<br />

honores, privilegios y derechos que como a tal le competen".<br />

Dado en Roma, en la sede de la Congregación de Seminarios<br />

y <strong>Universidad</strong>es, el Domingo de Ramos, 7 de abril.<br />

de 1963.<br />

El Prefecto,<br />

Cardenal José Pizzardo.<br />

U.S.A.I.D. — "SAINT LOUIS" COLABORA CON LA CATÓLICA<br />

Dos importantes ayudas económicas extranjeras se obtuvieron<br />

durante el rectorado <strong>del</strong> P. Luis Orellana: la <strong>del</strong> PUNTO IV, y la de<br />

los obispos alemanes de MISEREOR<br />

92 —


La <strong>del</strong> Punto IV fue obtenida en junio de 1962, para equipos, libros,<br />

y técnicos consejeros de algunos sectores de la <strong>Universidad</strong>. Para<br />

hacernos cargo de las vicisitudes, méritos y dificultades de esta<br />

ayuda debemos tener presentes ciertos aspectos de la naturaleza <strong>del</strong><br />

Punto IV y Alianza para el Progreso.<br />

EL PUNTO IV: Fue idea y programa <strong>del</strong> Presidente Harry Truman<br />

el "hombre pequeño de Missouri" de poco brillo quizá entre nosotros,<br />

mas de quien S. H. Morrison, autor de la Orford History of the<br />

American People, 1965, dice: "Tomó decisiones trascendentales, más<br />

que cualquier otro presidente de nuestro tiempo, y acertó más que<br />

todos ellos".<br />

Truman en su discurso de toma de posesión presidencial, en<br />

enero de 1949 presentó un programa de cuatro puntos. En el Cuarto<br />

dijo: "Quiero desarrollar un nuevo y atrevido programa consistente<br />

en volver asequible a las naciones menos desarrolladas los a<strong>del</strong>antos<br />

técnicos y económicos de los Estados Unidos".<br />

Del dicho al hecho hay gran trecho, dice el proverbio. El Congreso<br />

jamás aprobaría regalo de dólares a otros países para que se<br />

industrializaran o progresaran. Truman lo logró: primero les persuadió<br />

que era un beneficio para el mercado de exportación de USA.<br />

tener compradores en Sudamérica y Asia: había que levantar por lo<br />

tanto su economía, y primero enviarles no dinero, sino técnicos que<br />

ayudaran a ayudarse y enseñar métodos científicos de mejorar las<br />

fuentes de riqueza de cada región; y por ese motivo trataran de<br />

mejorar la salud, educación, vialidad de muchos países.<br />

Como el Presidente les dijo: "nosotros conocemos el "Know<br />

how' - cómo se deben hacer las cosas: exportemos esa mercancía: no<br />

haremos más que hacer una buena inversión.<br />

Puestos en este camino, se vio el Congreso forzado a conceder<br />

ayudas económicas en préstamos estatales; y la ayuda consistía más<br />

bien en equipos a más de expertos.<br />

Las partidas dadas en el Punto IV, fueron poca cosa comparadas<br />

con las <strong>del</strong> Plan Marshall: de hecho el 1 por 1.000.<br />

Para el año de 1952 el Punto IV había tomado vuelo: El Congreso<br />

votó U.S. SI. 155.600.000 dólares, y se enviaron 2.445 técnicos a<br />

35 países que los solicitaron.<br />

El <strong>Ecuador</strong> recibió 7 millones para la Misión Andina, educación,<br />

planes de eradicación de la malaria y otras.<br />

La Alianza para el Progreso es uno de los luminosos recuerdos<br />

<strong>del</strong> Presidente Kennedy quien le presentó así en su discurso inaugural<br />

de enero, 20, 1961. "Con nuestros hermanos de la frontera sur queremos<br />

contraer solemne compromiso: les prometo que no les contentaremos<br />

con buenas palabras, sino con hechos, por medio de una<br />

Alianza para el Progreso".<br />

— 93


Al mes siguiente desentrañó su pensamiento a los representantes<br />

sudamericanos en una recepción en la Casa Blanca: "Propongo<br />

dijo que las naciones americanas den comienzo a un vasto y ambicioso<br />

plan de 10 años, para hacer de esta década, la edad de oro<br />

<strong>del</strong> progreso en libertad. Voy a invitar a una reunión de alto nivel<br />

<strong>del</strong> Consejo Interamericano Económico - Social: Que cada nación<br />

formule planes de largo alcance para su desarrollo. Por mi parte,<br />

esta misma tarde he firmado la petición al Congreso de 500 millones.<br />

de dólares, como el primer paso para realizar lo que se determinó<br />

en el Congreso Panamericano de Bogotá de 1948".<br />

No nos corresponde exponer por qué no se logró cuanto se esperaba<br />

de tan prometedores planes, igual que el <strong>del</strong> Cuerpo de Paz.<br />

Pero en lo que reza con nosotros y la ayuda que se dio a la <strong>Católica</strong>,<br />

se debe notar que en la mentalidad <strong>del</strong> Punto IV lo que principalmente<br />

se quería ofrecer, como ayuda, era el técnico y el experto, masque<br />

dinero o equipos.<br />

Las ayudas financieras se usaban principalmente en pagar salarios<br />

a estos técnicos. Pronto se levantaron quejas en Sudamérica<br />

de que los técnicos y sus consejos y plantes eran impracticables.<br />

Aunque el pueblo norteamericano se proclama el más tolerante,<br />

es quisquilloso en cuestiones religiosas. El Departamento de Estado<br />

se inquietaba con las noticias usualmente distorcionadas de terribles<br />

persecuciones a los predicadores americanos protestantes en<br />

Sudamérica, especialmente en Colombia.<br />

En la Enmienda primera a la Constitución, (The First Amendment)<br />

se dice: "El Congreso no podrá dictar ley alguna encaminada<br />

a favorecer determinado credo religioso". Aquí se basa la separaciónde<br />

iglesia y Estado; este precepto tiene vital importancia para el Gobierno,<br />

porque allí encalla cualquier intento oficial de dar apoyo a<br />

organizaciones que puedan llamarse confesionales.<br />

Todos estos tropiezos tuvo la ayuda <strong>del</strong> Punto IV a la <strong>Católica</strong>,<br />

la cual vino por estos pasos: En julio <strong>del</strong> año 1961 vino a Quito<br />

el Dr. Frank Tiller de la <strong>Universidad</strong> de Houston Texas, personero<br />

<strong>del</strong> Punto IV, se entusiasmó con la U.C. y prometió interponer sus<br />

recomendaciones para que el Departamento de Estado diera su ayuda<br />

a esta <strong>Universidad</strong>.<br />

Al mes siguiente llegó también el P. Robert Henle, S. J. Vicerrector<br />

Académico de la <strong>Universidad</strong> de los Jesuítas de St. Louis Missouri,<br />

para tratar de una posible ayuda <strong>del</strong> mismo género, a través<br />

de su <strong>Universidad</strong>. El P. Orellana le manifestó que ya había recibido<br />

la visita <strong>del</strong> Dr. Tiller y que se tramitaba la propuesta ofrecida por<br />

Houston. El P. Henle rogó que se aceptara la ayuda <strong>del</strong> Departamento<br />

Latinoamericano, a través de la <strong>Universidad</strong> de St. Louis, por la<br />

enorme trascendencia que este paso podría tener para las Universi-<br />

94 —


dades de la Compañía de Jesús en USA. que querían tomar a su cargo<br />

los asuntos oficiales y los culturales relacionados con América Latina.<br />

Por dos meses el Dr. Tiller, se entrevistó con el Rector de la <strong>Católica</strong><br />

y le aseguró de las buenas disposiciones <strong>del</strong> Departamento de<br />

Estado en favor de esta <strong>Universidad</strong> quiteña, sin embargo comprendió<br />

que la <strong>Católica</strong> prefiriera aceptar la iniciativa de St. Louis; pero el<br />

influjo <strong>del</strong> Dr. Tiller en Washington fue decisivo, para el éxito <strong>del</strong><br />

ofrecimiento. En Quito, los señores Daugthers y Hollander de la<br />

Embajada de Estados Unidos de América, Director y Subdirector de<br />

la Agencia Internacional para el Desarrollo, A.I.D, ayudaron en todo<br />

momento par que la ayuda cristalizara.<br />

Conocedores de los hilos de la política en el Departamento de<br />

Estado y en el Ministerio de Educación de Quito, planearon y presentaron<br />

la petición en forma que no pudiera ser mutilada en ninguna<br />

de las dos partes. Se trataba de un sólo programa de asistencia<br />

que se daba para objetivos específicos y distintos de la <strong>Universidad</strong><br />

Central y de la <strong>Católica</strong> de Quito.<br />

El aspecto religioso arriba citado trajo obstáculos: Washington<br />

se escandalizó ante las noticias de la oposición <strong>del</strong> episcopado colombiano<br />

a la propaganda protestante. El P. Luis Orellana recibió<br />

urgente aviso de que trasladara a Washington en enero de 1962, donde<br />

debía explicar que esta <strong>Universidad</strong>, aunque <strong>Católica</strong>, era respetuosa<br />

de las creencias ajenas. Junto con eso vino una invitación oficial<br />

a un Congreso de Rectores en la <strong>Universidad</strong> de Colorado, que<br />

remitía los pasajes y daba permanencia de cortesía.<br />

Esta fue la oportunidad de calmar las inquietudes <strong>del</strong> Departamento<br />

de Estado sobre el respeto a la libertad religiosa entre nosotros.<br />

Pero en el mismo plano surgió la repugnancia de las autoridades<br />

americanas a prestar apoyo a una Institución confesional, a<br />

través de otra <strong>del</strong> mismo género, y se le dijo al Padre Orellana que<br />

si insistía en tramitar el programa de A.I.D. a través de St. Louis,<br />

se exponía a que lo perdiera todo: El Congreso podía hallar una<br />

violación <strong>del</strong> First Amendment ya citado. Sin embargo no se cumplieron<br />

estos temores.<br />

En Quito el señor Daugthers, decidido amigo de la <strong>Católica</strong>, comunicó<br />

que se habían vencido las objeciones en Washington, que le<br />

dejaban libertad de elegir la <strong>Universidad</strong> Americana patrocinadora y<br />

lo fue consecuentemente Saint Louis.<br />

Ahora, le previno Dauhgthers, las dificultades se presentaban en<br />

Quito en el Ministerio de Educación <strong>del</strong> Gobierno <strong>del</strong> Dr. Arosemena<br />

Monroy quien debía dar el visto bueno al plan de ayuda técnica<br />

a la <strong>Católica</strong>.<br />

— 95


El señor Hollander ideó el medio de obtener esa aprobación.<br />

Presentó al Ministro señor Abad el plan de ayuda técnica de A.I.D.<br />

como un todo que no podía ser mutilado y que si se quería recibir ayuda<br />

inmediata, había que firmar entonces mismo la aceptación por<br />

parte <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, ya que el año fiscal de USA. estaba para cerrarse<br />

y había que incluir la ayuda de USAID en el presupuesto que se<br />

estaba elaborando en sus últimas etapas. El Ministro comprendió<br />

que se le ataban las manos, y lo firmó. Habría preferido que<br />

toda esa ayuda hubiera sido para la educación estatal.<br />

Por parte de la Central firmó el Dr. Alfredo Pérez Guerrero<br />

que recibió colaboración técnica a través de la <strong>Universidad</strong> de Pittsburg.<br />

Son de todos conocidos las vicisitudes de esa ayuda en la U.<br />

Central.<br />

El programa de asistencia de USAID. consitió en:<br />

A— Ayudar a la <strong>Universidad</strong> en su deseo de mejorar la excelencia de<br />

sus planes de estudio en educación, enseñanza de idiomas y<br />

ciencias básicas, particularmente física, química, psicología y<br />

biología.<br />

B— Suplementar el cuerpo docente con profesores visitantes de ininglés,<br />

educación y ciencias.<br />

C— Proporcionar los equipos, aparatos y ayudas de educación básicos,<br />

esenciales y necesarios para lograr los fines mencionados.<br />

D— Ayudar al desarrollo de la Biblioteca a fin de que ella con su<br />

recta organización y existencia de libros, fuera en verdad el centro<br />

de estudios y de investigaciones de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Estas finalidades, como están a la vista, se van cumpliendo<br />

satisfactoriamente. Se han reorganizado en la Facultad de Educación<br />

los estudios de Ciencias Básicas, dando mayor énfasis a las Matemáticas,<br />

Física, Química, Biología y Psicología; se ha formado un Instituto<br />

de Lenguas y Lingüística, particularmente de Inglés y Estudios<br />

Americanos; Instituto que goza de especial reputación en toda la nación;<br />

la nueva estructuración de la Biblioteca sigue a<strong>del</strong>ante como<br />

también la de la oficina de matrículas y notas. La <strong>Universidad</strong> con un<br />

esfuerzo supremo, no obstante sus limitados recursos económicos, terminó<br />

de construir su edificio de Ciencias Básicas.<br />

Prosigue así un informe de la Oficina de Desarrollo:<br />

Con el objeto de proceder organizadamente y con sentido de<br />

previsión, la <strong>Universidad</strong> ha elaborado un plano de desarrollo cuya<br />

primera etapa abarca diez años. La elaboración de este plan se ha hecho<br />

tras madura consideración y con el asesoramiento de personas<br />

técnicas. Dentro de este plan, la <strong>Universidad</strong> juzga que debe dar<br />

prioridad a tres campos fundamentales:<br />

96 —


1.— Complemento de equipos para Ciencias Básicas, Hospital Escuela<br />

y Biblioteca.<br />

2.— Participantes en becas.<br />

3.— Préstamos a estudiantes.<br />

El costo total para cubrir estos tres campos, será de un millón<br />

ciento setenta mil dólares.<br />

Los asesores americanos aconsejaron la creación de un departamento<br />

de Ciencias Básicas, obligatorias para todas las facultades.<br />

Estimaban los expertos que los estudiantes ecuatorianos todos necesitaban<br />

adquirir una mentalidad científica o favorable al progreso<br />

técnico, y creyeron que se lograría este objetivo dictándoles un<br />

año de ciencias físico - químicas y biológicas. La <strong>Católica</strong> creyó que<br />

era mejor dedicar el esfuerzo a la formación de un Departamento de<br />

Ciencias que prestaría servicios a las facultades que por su naturaleza<br />

lo requieran.<br />

Se construyó con ese objeto un edificio funcional, el año 65, por<br />

el valor de S/. 100.000 dólares costeado con fondos de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Los equipos obtenidos gracias a USAID. costaban SI. 84.000 dólares.<br />

El programa de St. Louis colaboró con SI. 12.000 dólares para<br />

equipos de ingeniería, aunque se requerirían SI 150.000 para llenar<br />

sus necesidades técnicas.<br />

El mismo programa empezó el envío de becarios a Europa y<br />

los Estados Unidos, los cuales se dedicarían después a la dirección<br />

y profesorado de Ciencias exactas. Envío varios profesores americanos<br />

y valiosos ayudantes <strong>del</strong> Cuerpo de Paz.<br />

El Instituto estuvo desde entonces capacitado para la enseñanza<br />

de Biología General, Microbiología, Botánica, Zoología General,<br />

Anatomía y Fisiología de Vertebrados, Parasitología, Microtécnica,<br />

Ecología, Física y Química.<br />

Se renovó, pues, el contrato <strong>del</strong> Punto IV en ayuda a la <strong>Universidad</strong><br />

por otro período, en circunstancias y condiciones similares.<br />

El Punto IV había contribuido a la instalación <strong>del</strong> magnífico<br />

Gabinete de Idiomas, <strong>del</strong> Instituto de Lenguas y Lingüística, de que<br />

se hablará más a<strong>del</strong>ante. Dirigió su organización e instalación el<br />

P. Luis Acévez. La Alianza para el Progreso envió el material y equipos<br />

audiovisuales para los laboratorios.<br />

También se montaron los Gabinetes de Ciencias de Física, Química,<br />

Biología y sus dependencias. Su importancia merece también<br />

un capítulo especial.<br />

Colaboró también en la instalación de la Facultad de Enfermería<br />

con equipos y de manera muy particular con personal para el<br />

profesorado.<br />

7 — 97


SITUACIÓN ECONÓMICA<br />

En el primer año de su existencia, 1946 — 1947, la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> había gastado en su instalación y primitivo desarrollo la<br />

cantidad de Si 267.731. Esta suma provenía de contribuciones de la<br />

Curia Metropolitana y de los primeros donantes de los cuales en otro<br />

lugar se hace debida mención. Al hacerse cargo <strong>del</strong> Rectorado el P.<br />

Luis E. Orellana, en 1961 — 1962, los egresos ascendieron a Sí<br />

2.708.195 sucres.<br />

Hasta octubre de 1964, trece profesores y expertos extranjeros<br />

se habían enviado a esta <strong>Universidad</strong>, a los Departamentos de idiomas,<br />

ciencias, servicio social, enfermería, biblioteca y administración.<br />

Trece profesores ecuatorianos habían recibido becas para estudios<br />

especializados en las universidades de Georgetown, Saint Louis,<br />

Nueva York, California, Monterrey. Se disponían a dictar cursos de<br />

lingüística, biología, enfermería, administración, historia, biblioteco<br />

logia, pedagogía. Todos ellos con el contrato de servir por dos o más<br />

años en la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, luego de obtenido su grado.<br />

Once miembros <strong>del</strong> Cuerpo de Paz, todos ellos con grados académicos<br />

en sus especializaciones, colaboraban en diversos departamentos;<br />

muchos de estos voluntarios se desempeñaron con notable eficacia<br />

y dedicación. Fueron directores <strong>del</strong> Programa de USAID en la<br />

<strong>Católica</strong> los PP. Eduardo Justen y Harold Bradley, S. J.<br />

El Programa de USAID, al ponerse en práctica, encontró las<br />

contrariedades que eran de esperarse: los directores y expertos extranjeros<br />

se lamentaban de falta de cooperación de las autoridades<br />

universitarias; de que el alumnado no estaba preparado, se resistía<br />

al esfuerzo y quejaba <strong>del</strong> nuevo sistema al que se les quería someter;<br />

y parecía que los directivos nacionales daban oídos a las quejas<br />

de los esudiantes. De manera especial lamentaron que no fuera<br />

impuesto como obligatorio el Curso de Ciencias Básicas en todas las<br />

facultades.<br />

Así y todo, los personeros <strong>del</strong> Punto IV estimaron que se habían<br />

conseguido los objetivos más importantes; a tal punto que el<br />

programa llevado a cabo en la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> era el mejor<br />

logrado de cuantos se habían emprendido en esta zona; y que convenía<br />

renovar el contrato de 1964.<br />

En el informe que presentó el P. Rector Luis E. Orellana al<br />

Cuerpo Gubernativo en marzo de 1965 exponía que la <strong>Universidad</strong> había<br />

recibido al rededor de setecientos cincuenta mil dólares de USAID;<br />

pero que más de la mitad de esa suma se habla invertido en sueldo<br />

de los expertos extranjeros; lo que había quedado en la <strong>Universidad</strong>,<br />

en equipos, correspondía al valor de doscientos cincuenta mil<br />

dólares. El Punto IV estimaba que podía renovar el contrato de<br />

98 —


ayuda, con algunas innovaciones: se daría en donación la cantidad designada<br />

para sueldos de los expertos consejeros; pero la suma que<br />

necesitara la <strong>Universidad</strong> para su desarrollo la obtenía en préstamo<br />

a 30 años plazo, diez años de gracia e interés muy bajo.<br />

Para el año escolar 1964 los egresos subieron a Sí 4.311.776.<br />

En este año la cantidad correspondiente a pensiones subió en un<br />

30%, porque se elevaron tanto las matrículas como las pensiones.<br />

También crecieron las becas en favor de los estudiantes necesitados.<br />

Las rebajas corresponden a un 30% de la cantidad global que la Tesorería<br />

debería recibir por pensiones completas. Se comprobó que<br />

el 60% de los estudiantes de la <strong>Universidad</strong> provenían de familias<br />

de escasos recursos.<br />

El presupuesto presentado para 1965 no tenía en cuenta las<br />

nuevas construcciones que proyectaba levantarlas con un préstamo<br />

hipotecario <strong>del</strong> Banco <strong>del</strong> Pichincha. También se determinó enajenar<br />

algunas de las propiedades inmuebles en la ciudad.<br />

Hasta este año 1964, los miembros de la Compañía de Jesús<br />

ocupados en cargos de administración no habían recibido sueldo alguno.<br />

Sólo recibían el correspondiente a las horas de clase. Se dispuso<br />

desde entonces que el Decano de Pedagogía recibiera un mil sucres<br />

mensuales; el de Estudiantes y Administración, Sí 1.200; el Subdecano<br />

de Economía, Sí 500,00; igual cantidad los Consejeros espirituales.<br />

El Rector de la <strong>Universidad</strong>, en esa época, tenía una remuneración<br />

de Sí 2.800,00.<br />

El Cuerpo Gubernativo, al revisar los balances de 1968 estimó<br />

que la situación de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> era sólida en su economía,<br />

pese a las estrecheces y grandes limitaciones por las que pasaba<br />

para atender a sus obligaciones y crecimiento de sus facultades<br />

y escuelas, continuamente necesitadas de mayor material didáctico.<br />

De un presupuesto de Sí 1.300.000 en 1960, se había pasado al de<br />

Sí 8.483.120,00 en 1968.<br />

DONACIÓN DEL MUSEO "JACINTO JIJÓN Y CAAMAÑO"<br />

A LA UNIVERSIDAD CATÓLICA<br />

Como es de todos conocido, el señor Jacinto Jijón y Caamaño<br />

demostró mucho interés por la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, desde los días<br />

de su fundación, y fue uno de sus más grandes bienhechores. Su<br />

esposa y su hija, señora María Luisa Flores vda. de Jijón Caamaño,<br />

y el señor Manuel Jijón Caamaño y Flores, interpretaron la voluntad<br />

<strong>del</strong> señor Jacinto Jijón, cuando tomaron la resolución de entregar<br />

a la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> el MUSEO ARQUEOLÓGICO y ARTÍS­<br />

TICO que el ilustre historiador había formado a lo largo de muchos<br />

años de dedicación personal.<br />

— 99


La entrega se hizo a 14 de diciembre de 1963, por medio <strong>del</strong> Acta<br />

que copio a continuación, y en la presencia de numerosos testigos<br />

que representaban a las dos partes.<br />

é<br />

"Es voluntad de los comparecientes: señora doña<br />

María Luisa viuda de Jijón y Caamaño y el señor don<br />

Manuel Jijón y Flores, en sus calidades de usufructuaria<br />

y administradora la primeramente nombrada, y de nudo<br />

propietario este último, el donar, como así lo hacen<br />

por medio de la presente escritura entre vivos e irrevocablemente,<br />

en favor de la <strong>Pontificia</strong> <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong><br />

<strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, representado por su Rector, el R. P. Luis<br />

Enrique Orellana, S. J., las colecciones que integran el Museo<br />

de Arqueología, Paleontología y Artes que formó el<br />

señor don Jacinto Jijón y Caamaño.<br />

Es condición de la presente donación la obligación<br />

que contrae la <strong>Universidad</strong> donataria de que no podrá<br />

enajenar, mutilar o desmembrar de manera alguna las<br />

colecciones de esta donación; debiendo, pues, mantener<br />

en forma perenne la unidad <strong>del</strong> Museo que deberá llevar<br />

el nombre de su formador, señor don Jacinto Jijón<br />

y Caamaño.<br />

Es también voluntad de los donantes el permitir a<br />

la <strong>Universidad</strong> donataria el uso gratuito <strong>del</strong> local en que<br />

actualmente funciona el Museo, hasta que la <strong>Universidad</strong><br />

donataria haya construido su propio edificio, al que han<br />

de trasladarse las colecciones que constituyen el Museo,<br />

materia de la presente donación.<br />

La donataria. <strong>Pontificia</strong> <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong><br />

<strong>Ecuador</strong>, por medio de su personero y representante legal<br />

el Rector, R. P. Luis Enrique Orellana, S. J., acepta<br />

en todas sus partes la presente donación.<br />

Además, agradece a los ilustres donantes, <strong>del</strong> modo<br />

más profundo, por el inapreciable servicio patriótico<br />

que hacen a la <strong>Universidad</strong>, a la juventud, a la ciencia, y<br />

al arte ecuatorianos. Y confían en que el nombre de<br />

ellos y <strong>del</strong> insigne sabio y Mecenas, don Jacinto Jijón *<br />

y Caamaño, han de ser objeto perenne <strong>del</strong> recuerdo y<br />

de la gratitud de cuantos aprovechen para sus estudios<br />

el magnífico Museo".<br />

Firmaron el Acta: la señora María Luisa F. de Jijón y Caamaño,<br />

José Manuel Jijón, Luis E. Orellana, S. J., y los testigos, doctor<br />

100 —<br />

i


Hernán Donoso Velasco, Rene Bustamante Muñoz, Ing. Rubén Orellana<br />

Ricaurte, el Notario, doctor Daniel Belisario Hidalgo.<br />

INSTALACIÓN DEL "MUSEO DE ARQUEOLOGÍA Y ARTE JA­<br />

CINTO JIJÓN Y CAAMAÑO EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA:<br />

Fue nombrado Director <strong>del</strong> Museo el R. P. José M. Vargas, O. P.,<br />

quien catalogó todos los objetos <strong>del</strong> Museo para su traslado al edificio<br />

que se le destinó por ahora, en la Avenida 12 de Octubre y Ladrón<br />

de Guevara, antiguamente ocupado por la Embajada de los<br />

♦ Estados Unidos de Norte América.<br />

r<br />

RECTORADO DEL P. ALFONSO VILLALBA A. S. J.<br />

Cuando escribo esta crónica <strong>del</strong> rectorado <strong>del</strong> P. Alfonso Villalba<br />

Aulestia, toca a su fin el trienio para el que fue nombrado en sep<br />

tiembre de 1968, y ha sido ya elegido el sucesor, P. Hernán Malo González,<br />

S. J.<br />

El P. Alfonso Villalba se excusó irrevocablemente de continuar<br />

al frente de la <strong>Universidad</strong> y hubo que formar la tema de candidatos<br />

prescindiendo de su nombre. Creyó tener suficientes razones para rehusar<br />

este alto cargo, pese a las urgentes representaciones de administración<br />

y de profesores y estudiantes por igual.<br />

NOMBRAMIENTO: El quince de agosto de 1968, se aprobó en<br />

Roma el nombramiento <strong>del</strong> P. Alfonso Villalba Aulestia, para Rector<br />

de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>, según los Estatutos se expidió el siguiente<br />

Decreto que traducido <strong>del</strong> latín, dice:<br />

La Sda. Congregación de Instrucción <strong>Católica</strong>, habiendo<br />

recibido las letras conmendaticias remitidas por el<br />

Excmo. Monseñor Paulo Muñoz Vega, Arzobispo de Quito<br />

y Gran Canciller, vistos los méritos <strong>del</strong> candidato; y al tenor<br />

<strong>del</strong> artículo 16 de la Constitución "Deus Scientiarum<br />

Dominus" — (Dios, el Señor de la Sabiduría) y de los<br />

Estatutos Universitarios, designa y nombra Rector de la<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> al ilustre y Rvdo. Padre<br />

Alfonso Villalba Aulestia, por el término de tres años.<br />

Igualmente, le confiere los privilegios y derechos y atri­<br />

butos anejos a tal cargo.<br />

Dado en Roma, en el despacho de la Sda. Congregración,<br />

a 15 de agosto, festividad de la Asunción de la<br />

Virgen María, año de 1968.<br />

> El nuevo Rector tenía 51 años, natural de Quito, ingresó en<br />

la Compañía de Jesús en 1935, e hizo sus estudios de letras en el<br />

Instituto de San Ignacio de Cotocollao, bajo la dirección <strong>del</strong> P. Aurelio<br />

Espinosa Pólit.<br />

— 101


Interrumpió su noviciado, para cumplir por un año el servicio<br />

de conscripción militar en el cuartel. Al terminarlo, mereció un ascenso<br />

militar. Obtuvo la licenciatura en Filosofía al cabo de tres<br />

años de- cursos regulares en la <strong>Universidad</strong> Javeriana de Bogotá.<br />

Las disciplinas teológicas las estudió en West Badén, Indiana,<br />

en los Estados Unidos. Luego pasó a la <strong>Universidad</strong> de Fordham, en<br />

Nueva York, donde obtuvo el grado de Master en Ciencias de la Educación.<br />

Vuelto al <strong>Ecuador</strong>, entre otros cargos, fue Rector <strong>del</strong> Colegio<br />

Loyola, fundó el Colegio Javier de Guayaquil. El General de la Orden<br />

le nombró Provincial de la Compañía de Jesús en el <strong>Ecuador</strong>.<br />

A esta provincia religiosa representó varias veces en las reuniones o<br />

congregaciones generales de los jesuítas en Roma.<br />

El P. Alfonso Villalba se posesionó solemnemente de su cargo,<br />

el 15 de septiembre de 1968, en el salón máximo de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Más los asistentes quedaron sorprendidos por una carta publicada<br />

por los estudiantes y repartida ese momento, en que exponían<br />

que no estaban de acuerdo con el método de la elección, aunque respetaban<br />

a la persona designada para Rector, a quien brindaban buena<br />

acogida.<br />

Esta actitud de un grupo quizá reducido, pero activo y bien<br />

organizado, preludiaba lo que ocurriría en este período, esto es el<br />

enfrentamiento de las diversas tendencias internas y externas dentro<br />

de la <strong>Universidad</strong>, que iban a poner a prueba el temple y condiciones<br />

<strong>del</strong> nuevo Rector, a quien por otra parte miraron los estudiantes<br />

con notable simpatía.<br />

LABOR DEL P. ALFONSO VILLALBA EN SU TRIENIO: En<br />

una vista panorámica de estos años, podemos presentar los siguientes<br />

puntos principales.<br />

1.— Se continuó firmemente el plan de desarrollo trazado y comenzado<br />

en el anterior período, dando cima a varios de las aspiraciones<br />

de entonces. El aspecto más visible puede ser el de<br />

construcciones en el "campus".<br />

2.— Prosigue la evolución en la administración y estructura de las<br />

facultades: se pone énfasis en la descentralización.<br />

3.— Se reglamenta el régimen universitario con la elaboración o revisión<br />

de los reglamentos de profesores, de estudiantes, de facultades.<br />

4.— Particular trabajo y atención se dedica al análisis y formulación<br />

de los Estatutos de la <strong>Universidad</strong>, al estudio de la naturaleza<br />

y constitución que debe tener una universidad católica y al compromiso<br />

que con ella han de tener los diversos componentes de<br />

la comunidad universitaria.<br />

102 —


5.— Hice alusión al clima en que le tocó dirigir la vida universitaria<br />

al P. Alfonso Villalba. Es un aspecto de importancia en la<br />

vida estudiantil y trataré de exponerlo con amplitud, más a<strong>del</strong>ante:<br />

ahora baste decir que este Rector, aceptó profundas innovaciones<br />

en el régimen: cierta pluralidad interna, mayor intervención<br />

estudiantil en los organismos de la administración:<br />

un camino intermedio o una síntesis de las diversas tendencias<br />

que permitieron el ulterior desenvolvimiento de la institución.<br />

PREDIO UNIVERSITARIO<br />

La <strong>Universidad</strong> no era dueña de los jardines que dan a la Avenida<br />

12 de Octubre, entre las calles Veintimilla y Robles y el frente<br />

<strong>del</strong> redon<strong>del</strong> Mantilla Jácome. El P. Alfonso Villalba logró ver realizado<br />

el antiguo deseo de entrar en posesión de esos valiosos lotes<br />

de terreno. Lo solicitó al Municipio de Quito con el asesoramiento <strong>del</strong><br />

doctor Juan Boada Pérez.<br />

El mismo Alcalde de la Ciudad, doctor Jaime <strong>del</strong> Castillo, comunicó<br />

la donación al Rector por oficio de 15 de julio de 1970, manifestándole<br />

que el Ilustre Concejo, al aprobar el informe N ? 303 de<br />

la Comisión de Obras Públicas y Legislación, al tenor de las disposiciones<br />

<strong>del</strong> Decreto 176 de la Asamblea Nacional Legislativa, y en<br />

mérito de la colaboración prestada para el desarrollo de la cultura<br />

superior y formación de la juventud, había resuelto donar a la PUCE.<br />

las fajas de terreno siguientes: la de 399 m2. en la intersección de<br />

Ladrón de Guevara y Doce de Octubre, para que sirviera de entrada<br />

al Museo Jijón y Caamaño que estaba organizándose. La faja de<br />

2.500 m2. frente a la Veintimilla, en vista de no se había realizado<br />

un ensanche proyectado. i<br />

CONTRATO DE ZONIFICACION Y BLOQUIZACION: El primer<br />

paso para las realizaciones <strong>del</strong> amplio plan de construcciones era<br />

el trabajo de zonificación general dentro <strong>del</strong> recinto universitario. Se<br />

firmó un contrato por Si 15.000 con el Arquitecto Eduardo Gortaire<br />

Iturralde, quien debía atender en los planos a las necesidades siguientes:<br />

1) Administración General y Teatro; 2) Biblioteca y Museo;<br />

3) Facultad de Ciencias de la Educación; 4) Instituto de Lenguas;<br />

5) Aulas generales; 6) Locales para estudiantes; 7) Reformas<br />

en las restantes facultades.<br />

EDIFICIO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCA­<br />

CIÓN: El más amplio y funcional de los edificios fue planeado minunciosamente<br />

por una comisión de profesores y el arquitecto Gortaire.<br />

El proyecto definitivo comprendía un edificio de cuatro plan-<br />

— 103


tas, con auditorio y sala de estudiantes y de exposiciones. Pero el<br />

primer contrato se hizo por dos plantas para administración y aulas<br />

por un valor de Si r654.400, con SOINCO representada por el<br />

señor ingeniero Galo Pazmiño D., a 4 de noviembre de 1969. Cada<br />

planta mide 752 m2. Pronto se resolvió construir el edificio completo,<br />

por el valor de Si 827.200, cada planta. Se inauguró el esbelto<br />

pabellón de Pedagogía el 14 de diciembrede 1970, con la entrega<br />

que el Padre Alfonso Villalba hizo de él a Ciencias de la Educación<br />

y solemne bendición impartida por el señor Cardenal, ante las autoridades<br />

universitarias y académicas de la ciudad.<br />

Se abrió luego la exposición que conmemoraba el Centenario<br />

de la Instalación de la Politécnica de 1870 que fue dirigida por la<br />

Compañía de Jesús. La preparó el Departamento de Historia de esa<br />

Facultad.<br />

AMPLIACIÓN DEL EDIFICIO DE IDIOMAS: Es el Instituto<br />

que más ha crecido en número de alumnado y por de pronto se ampliaron<br />

sus aulas con dos plantas de 384 cm2. cada una. Las construyó<br />

SOINCO por el valor de Si. 921.600.<br />

AUDITORIA: Este Instituto adquirió su local, gracias al arreglo<br />

de la antigua aula magna con área de 129 m2. SOINCO presentó<br />

la oferta de trabajo al costo de Si 108.360,00.<br />

Se construyó el AULA DE CONFERENCIAS, trazada por el Arquitecto<br />

Eduardo Gortaire.<br />

ENFERMERÍA: SOINCO contribuye con un donativo generoso<br />

y construyó un piso más, completando el edificio de la Facultad<br />

de Enfermería.<br />

HOSPITAL ESCUELA: Prosiguieron los arreglos <strong>del</strong> edificio,<br />

la adquisición de equipos, como luego se expondrá minunciosamente.<br />

FACULTAD DE AGRICULTURA: Construye el edificio de aulas<br />

y gabinetes, con asignaciones presupuestarias. Últimamente se<br />

adquirió la hacienda Tunshi, para las prácticas de agricultura. Su<br />

precio se irá pagando con la producción <strong>del</strong> fundo, que será de Si<br />

120.000.<br />

104 —


DATOS GLOBALES PROPORCIONADOS POR TESORERÍA<br />

INGRESOS GENERALES<br />

AÑO<br />

1967 — 1968 = Si 8'356.868<br />

1968 — 1969 = " 11'810.569<br />

1969 — 1970 = " 14'109.692<br />

EGRESOS GENERALES<br />

1967 — 1968 = Sí 8'483.120<br />

1968 — 1969 = " ll^l^l<br />

1969 — 1970 - " 13'566.644<br />

SUELDO AL PERSONAL DOCENTE<br />

1967 — 1967 = Si 4108.854<br />

1968 — 1969 = " 4750.826<br />

1969 — 1970 = " 5'271.258<br />

GASTOS GENERALES<br />

1967 — 1968 = Si 305.839<br />

1968 — 1969 = " 299.252<br />

1969 — 1970 = " 316.749<br />

INVERSIONES<br />

j . 1967 — 1968 = Sí 1'079.205<br />

1968 — 1969 = " 1'569.453<br />

1969 — 1970 = " 2721.677<br />

NUEVA SÍNTESIS ADMINISTRATIVA<br />

Al nuevo Rector P. Alfonso Villalba, S. J., se dijo arriba, le<br />

i:ocó enfrentar la crisis de innovación que venía incubándose de tiempo<br />

atrás y que ahora llegó a su climax: era la etapa postconciliar en<br />

que la misma Iglesia buscaba nuevos métodos de cumplir las disposiciones<br />

de ese Sínodo. Una tendencia de este movimiento surgió con<br />

los grupos de reflexión, que indudablemente tuvieron mucho influjo<br />

en las juventudes cristianas. Este grupo estimaba que había llegado<br />

el tiempo de cambiar estructuras. Era la época de las guerrillas<br />

en el campo y la ciudad.<br />

— 105


Repercute entre nosotros la revuelta estudiantil que había trastomado<br />

aún a las más pacíficas tradicionales universidades de Europa<br />

y Norteamérica.<br />

Hasta entonces, la educación católica había tropezado con las<br />

trabas nacidas de la intolerancia que le negaban el derecho de otorgar<br />

grados, de recibir subsidios de los fondos públicos, de ayudarse<br />

con profesores religiosos extranjeros. Cuando por fin se habían vencido<br />

estas dificultades, apareció la inquietud en el frente interno: surgieron<br />

los grupos de presión que copiaban los hábiles métodos internacionales<br />

probados por brillantes jefes de la resistencia pasiva y<br />

activa. En esta revuelta, en estos frentes, están grupos de estudiantes,<br />

quienes frecuentemente son amaestrados y dirigidos por personas<br />

experimentadas y capaces de fuera de la institución. En algunos<br />

casos, por miembros de la clase sacerdotal y clerical, que por serlo,.<br />

disponen de armas de dos filos y tienen la ventaja de llevar a<strong>del</strong>ante<br />

su obra en forma más oculta y desde dentro.<br />

Esto no es todo: hay otros grupos de presión opuestos. Están<br />

formados por las personas que crearon la <strong>Universidad</strong>, de los que<br />

la hicieron posible gracias a sus ideales, esfuerzo, inteligencia y dinero.<br />

En ella pusieron sus esperanzas, con objetivos concretos en bien<br />

de la cultura nacional y de valores cristianos. También este gruposabe<br />

luchar y por su posición social dispone de poderosos medios de<br />

influjo.<br />

Era inevitable el enfrentamiento entre las dos tendencias, y el<br />

Rector había de sufrir el impacto de los encontrados embates. Quizá<br />

el choque, la agitación revolucionaria es indispensable para el<br />

progreso, para la obtención de la síntesis creadora.<br />

En uno y otro bando han confesado que el Rector logró dominar<br />

la situación y encontrar el camino intermedio y positivo de la síntesis,<br />

con clara idea de lo que debía hacerse, teniendo en mientes el<br />

bien de la institución, esto es el de sus integrantes, entre ellos, y en<br />

sitio principal, <strong>del</strong> estudiantado. Es posible que una expresión <strong>del</strong><br />

Secretario <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo concrete el mérito <strong>del</strong> Rector "El<br />

P. Villalba por su temperamento y tacto fue el hombre llamado a.<br />

regir la <strong>Católica</strong> en los difíciles tiempos que ha pasado".<br />

Pero ese éxito institucional, fue pagado al alto precio de su<br />

vigor físico y moral que ha dado por resultado su renuncia a los tres<br />

años de administración, al cabo de un término que probablementepudo<br />

haber sido su primer período. Ninguno de los que encabezaban<br />

los dos bandos pesaron la violencia y resultados de sus posiciones y<br />

exigencias.<br />

Recuérdese que el Rector no ejerce su autoridad autónoma: ha^<br />

sido nombrado por el Cuerpo Gubernativo que dirige la alta política<br />

de la <strong>Universidad</strong> y es responsable ante él. Este Cuerpo tiene la-<br />

106 —


última palabra en los negocios de mayor importancia, de cualquier<br />

aspecto que ellos sean. El Cuerpo Gubernativo es similar en sus funciones<br />

al Board of Trustees de las <strong>Universidad</strong>es norteamericanas.<br />

fc. El Rector viene a ser el ejecutivo de la organización sin dejar por<br />

otra parte de tener responsabilidad y personalidad propia, no sólo<br />

para presentar los proyectos y métodos de realización al Cuerpo Gubernativo,<br />

sino también para hallar las soluciones más acepUoles<br />

en los conflictos que él conoce de primera mano, sobre todo los inter-<br />

► nos de que se trató arriba.<br />

En esta calidad le tocó hacer frente a varias huelgas desconocidas<br />

hasta entonces, como la de Jurisprudencia en contra de la elección<br />

<strong>del</strong> Decano; a la de Ciencias Agrícolas en Riobamba; el intento<br />

de asalto a los predios universitarios, promovido por un grupo de la<br />

<strong>Católica</strong>, en compañía de estudiantes foráneos, cuando la clausura de<br />

la Central y toma de la Politécnica por el Ejército. En esos y otros<br />

casos parecidos se contó con el respaldo <strong>del</strong> profesorado y Cuerpo<br />

Gubernativo, y de hecho con el apoyo decidido de la mayoría <strong>del</strong> estudiantado.<br />

Por increíble que parezca, más contradicción, más repercusión<br />

publicitaria y consecuencias tuvo el caso <strong>del</strong> secuestro sui generis <strong>del</strong><br />

P. Virgilio Cammarata. Voy a exponer los hechos de acuerdo a los<br />

datos de la prensa, que por cierto dio al suceso una resonancia impresionante<br />

de primera página, dándole categoría de los más famosos<br />

plagios <strong>del</strong> mundo.<br />

El Procurador comboniano, P. A. Mangli, manifestó por "El Comercio"<br />

que el P. Cammarata, sacerdote comboniano italiano, había<br />

venido al país en 1966 a participar en la misión de Esmeraldas. En<br />

abril de 1968, ingresó al IPLA en Quito. Se le recordó en noviembre<br />

de 1968, que debía retornar a Esmeraldas; replicó que deseaba quedarse<br />

en Quito. Le dieron un mes para reflexionar, al cabo <strong>del</strong> cual<br />

como no cambiaba la situación, el General de la Comunidad le exigió<br />

volver a Italia. El estaba pesaroso en alto grado de su nuevo destino,<br />

pero resuelto a cumplirlo. "El grupo de sacerdotes "reflexión"<br />

con el que simpatizaba lo lamentó; acudió a despedirlo al aeropuerto,<br />

con un grupo de universitarios y estudiantes, entre los cuales había<br />

varios de la <strong>Católica</strong>, uno de ellos tomó la palabra. "Entonces, en<br />

» el nerviosismo de las dos horas de espera por retraso de Air France,<br />

según lo cuenta "Mensaje", repentinamente surgió la idea de secuestrarlo<br />

para evitar la "injusticia que se cometía con él".<br />

"Mensaje" atribuye la orden de salida a una sanción por haber<br />

firmado un manifiesto en contra de la elección de los Obispos<br />

• auxiliares de Quito; Monseñor Larrea y González. "Su <strong>del</strong>ito había<br />

consistido en manifestar con sinceridad puntos de vista sobre aspectos<br />

negativos de la Iglesia Ecuatoriana".<br />

— 107


El mismo "Mensaje" reproduce párrafos de la prensa en que<br />

se expone el significado que ellos daban al hecho. "Los seglares participan<br />

a su manera contra la injusticia". Ni plagio, ni autosecuestro;<br />

el seglar ha dejado de ser niño, comienza a usar sus derechos reconocidos<br />

por el Concilio: Es el primer paso en el cambio de estructuras;<br />

no quieren ser espectadores de la tragedia social que tácitamente<br />

acepta la Iglesia. Quieren estimular la opinión pública.<br />

"Ha llegado la hora de la participación vital de los laicos: no<br />

queremos iglesia clerical". El autor <strong>del</strong> artículo de "Mensaje", P. Os- *<br />

waldo Fierro, termina diciendo que este hecho "discutible en su forma<br />

y quizá precipitado ha servido para despertar muchas conciencias<br />

dormidas y es una nueva esperanza para la Iglesia".<br />

Nació la polémica y se usaron frases duras: se dijo que se trataba<br />

de un saínete y así lo presentaban los caricaturistas de "El Comercio",<br />

"El Universo", "El Tiempo".<br />

La misma FEUCE, y los universitarios opuestos al grupo protagonizador,<br />

lo tildaron de saínete y autorrobo, con afanes publicitarios<br />

en que se han usado medios primitivos, carentes de eficacia, que<br />

no lograron el apoyo para la revolución que proclamaban. (El Tiempo,<br />

marzo 22).<br />

El Presidente de la FEUCE Ledo. Juan Velasco Espinosa, publicó<br />

un artículo enérgico de rechazo y refutación en que señala las<br />

contradicciones en que estimaba caían sus autores. Oficialmente la<br />

Secretaría de la <strong>Universidad</strong> envió un remitido a la prensa capitalina<br />

el 29 de marzo:<br />

"Ante los infortunados acontecimientos registrados<br />

por la prensa en el caso Cammarata, deja constancia que<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> no ha tenido rada que ver con<br />

ellos, aún cuando hubiesen intervenido en dichos lamentables<br />

sucesos algunos señores estudiantes de la <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong>".<br />

"Al condenar lo sucedido, expresa su adhesión a la Jerarquía de<br />

la Iglesia en la persona <strong>del</strong> señor Nuncio".<br />

Quedó pues, implicada la <strong>Universidad</strong> en el suceso y el Cuerpo<br />

Gubernativo tuvo repetidas sesiones en el despacho <strong>del</strong> señor Arzobispo<br />

Mons. Pablo Muñoz Vega, Gran Canciller, al que concurrieron<br />

todos los vocales de dicho Cuerpo, el Rector P. Alfonso Villalba, el<br />

señor Vicerrector Rvdo. Dr. Ángel Gabriel Pérez, señor Manuel Jlion<br />

Caamaño y Flores.<br />

El Rector expuso los acontecimientos <strong>del</strong> llamado "Caso Cam- •<br />

marata". Dijo que muchas personas habían condenado el hecho, pero<br />

haciendo la distinción entre los estudiantes que participaron y la<br />

108 —


<strong>Universidad</strong> como tal. Y como se había suscitado una polémica por<br />

la prensa, se han escuchado expresiones descomedidas contra varios<br />

personajes relacionados con la <strong>Universidad</strong>, incluso contra el Nun-<br />

• ció Apostólico.<br />

Alarmados por la sorprendente situación muchas personas se<br />

inquietan por los derroteros que toma la <strong>Católica</strong>, y se preguntan si<br />

se avecina un desastre. Aún quienes por su ideología no tienen que<br />

ver con la institución se escandalizaron de que haya venido a menos<br />

la seriedad y responsabilidad con que ella había adquirido merecido<br />

prestigio.<br />

Buena parte <strong>del</strong> profesorado de la <strong>Universidad</strong> estaba profundamente<br />

indignado y reclamaba sanciones drásticas, lamentando que<br />

no hubieran sido más enérgicas las medidas adoptadas cuando la huelga<br />

de Jurisprudencia. Concretaban su parecer en sus reuniones diciendo<br />

que esta <strong>Universidad</strong> debía mantener sus principios de orden,<br />

su ideología sinceramente católica, o desaparecer. La prudencia, proseguían,<br />

la comprensión, la tolerancia con los tiempos debían tener<br />

un límite.<br />

Los vocales <strong>del</strong> Cuerpo Gubernativo juzgaron con severidad el<br />

hecho: era un secuestro, un <strong>del</strong>ito penado en la ley: la <strong>Universidad</strong><br />

debía sancionarlo, separar a los estudiantes culpables. ¿Cómo podía<br />

una <strong>Universidad</strong> <strong>Pontificia</strong> lanzar gritos contra el representante <strong>del</strong><br />

Papa? El secuestro era un acto de rebelión contra la jerarquía, la autora<br />

y mantenedora de la <strong>Universidad</strong>. Prácticamente todos los vocales<br />

y autoridades presentes mantenían la posición severa, dispuestos<br />

a llegar a los últimos extremos y afrontar cualquier tipo de consecuencias.<br />

Un buen grupo de profesores de Jurisprudencia había manifestado,<br />

que renunciaría en masa, si no se frenaban los desmanes.<br />

El Rector que había expuesto la situación sin atenuantes, presentó<br />

su punto de vista, como dice el libro de actas, "en forma <strong>del</strong>icada, clara,<br />

convencida y serena".<br />

"No me interesa mi tranquilidad, dijo, ni siquiera el bien de<br />

la Compañía, la Orden a la que pertenezco, sino el de la Iglesia: Y<br />

fue planteando los apesctos profundos de la situación y el reverso<br />

de la medalla". Tanto él como los profesores jesuítas responsables<br />

de la administración, condenaban el hecho presente y las demás acti-<br />

• tudes de violencia mencionadas.<br />

Pero la actitud de los estudiantes involucrados merecía más<br />

consideración y análisis de los matices de sus conceptos sobre el seglar<br />

en la Iglesia y la intervención que ellos creen deben tomar; a<br />

• ellos ha llegado el movimiento de renovación de la Iglesia: pueden<br />

ser desacertados en los medios y en la impetuosidad: pero sería lamentable<br />

confundir al hombre que se compromete y arriesga su tran-<br />

— 109


quilidad y estima que obedece a su conciencia, con el alborotado<br />

mal intencionado.<br />

Hemos llegado a una época de "pluralismo" y eso quiere decir<br />

que debemos aceptar con una tolerancia hasta ahora desusada, otras „<br />

formas de interpretar y expresar las mismas e idénticas creencias y<br />

finalidades. La Pluralidad será mejor o peor; pero ha llegado, ¿Cómo<br />

tratarla?<br />

■La prensa de todos los colores propaga y da a conocer las actitudes<br />

de los universitarios en otros centros superiores. Si les limi­ *<br />

tan los nuestros, ¿qué medidas debemos tomar?<br />

Se ha basado la actitud asumida en algunos sitios en un principio<br />

aceptable, y es que la <strong>Universidad</strong> no se responsabiliza por la<br />

actitud y acciones de los estudiantes fuera de su local. Ese sería<br />

asunto que corresponde a la autoridad civil.<br />

Se ha basado la actitud asumida en algunos sitios en un principio<br />

aceptable, y es que la <strong>Universidad</strong> no se responsabiliza por la<br />

actitud y acciones de los estudiantes fuera de su local. Ese sería<br />

asunto que corresponde a la autoridad civil.<br />

Replicó uno de los vocales diciendo: el asunto Cammarata no<br />

era claramente extrauniversitario; pues los que intervinieron en él,<br />

involucraron a la <strong>Universidad</strong> en el <strong>del</strong>ito de rapto, tanto antes como<br />

después". Se le manifestó que sólo le tuvieron en el recinto por<br />

veinte minutos; los secuestros no querían traer problemas a la <strong>Universidad</strong>.<br />

Respondió: "Por qué entonces, para entregarlo lo llevaron segunda<br />

vez a ella, en forma pública como todo el mundo lo sabe".<br />

(!■) Lanzar gritos contra el representante <strong>del</strong> Papa?<br />

Un vocal profesor observó que no se perdiera de vista la nueva<br />

posición en que coloca el alumnado el Documento de Buga, dentro<br />

de la Comunidad universitaria; de donde ya no se podía volver atrás.<br />

Todos los vocales volvieron a insistir en sanciones inmediatas.<br />

El Rector intervino para decir que no era fácil precisar culpabilidad<br />

real, desde luego las fotos de los periódicos no eran testimonio<br />

jurídico definitivo. Le apoyó el señor Arzobispo Muñoz, mani­ %<br />

festando que era de suma importancia que se reconociera la verdad<br />

sobre el alumnado y las fuerzas que lo presionaron. Hay la opinión<br />

de que los alumnos están mal asesorados por miembros <strong>del</strong> clero,<br />

pero el hecho es que ni con el Jefe de Seguridad había él llegado a<br />

descubrir que hubiera sacerdotes que participaran en el secuestro de *<br />

Cammarata, ni menos quiénes eran: Lo mismo dijo respecto a los<br />

aJumnos culpables".<br />

110 —


Pero se citaron hechos, se dieron nombres y se mantuvo el parecer<br />

antedicho: el caso Cammarata era sólo un episodio de una serie<br />

de acontecimientos inquietantes: "No se debía permitir que la<br />

<strong>Católica</strong> fuera instrumento de fuerzas disociadoras".<br />

El Rector tomó una posición definitiva. Por educación, manifestó,<br />

por temperamento, por convicción creo en el diálogo, en métodos<br />

de contacto y explicación personal para aclarar y solucionar<br />

los conflictos, y estimo que las circunstancias creadas poco a poco<br />

por la colaboración o intervención <strong>del</strong> estudiante en la administra­<br />

■ción universitaria reclaman este método. La comunidad de profesores<br />

jesuítas que trabaja conmigo apoya mi actitud. Yo no soy el<br />

llamado para otro tipo de medidas. Si el Cuerpo Gubernativo sostiene<br />

firmemente su parecer, sería menester que designe una persona<br />

adecuada que lo ponga en ejecución. Entonces intervino el señor<br />

Cardenal Arzobispo respaldando al Rector y dándole un voto de confianza.<br />

Aludió a las palabras <strong>del</strong> Cardenal Carroñe, Prefecto de Seminarios<br />

y <strong>Universidad</strong>es en el Vaticano: "Las universidades católicas<br />

deben ser comunidades de profesores y alumnos que se proponen<br />

la formación <strong>del</strong> cristiano y ciudadano de hoy con miras a las reformas<br />

y desarrollo que el tiempo requiere".<br />

Resumió lo acordado en las siguientes conclusiones: 1 ? ) debemos<br />

ponemos de acuerdo sobre la línea que debe seguir la <strong>Universidad</strong>,<br />

a fin de que pueda conservar su prestigio; 2°) Hay que evitar,<br />

a todo trance, los censurables episodios como los últimamente sucedidos,<br />

apoyados por cristianos y miembros <strong>del</strong> clero mal informados,<br />

y talvez por infiltrados, y tomar las medidas para ello.<br />

REVISION DE LA NATURALEZA DE LA UNIVERSIDAD<br />

ANTECEDENTES<br />

Para todos es conocido que a mediados de la década de 1960<br />

se presentó como una marejada la protesta estudiantil en las universidades<br />

de muchos países, como un fenómeno que tomó por sorpresa<br />

a las autoridades que las regían. Causas múltiples ocasionaron la<br />

tremenda agitación, unas internas, otras manejadas desde afuera.<br />

La Asociación de Profesores Universitarios de USA. recomendó<br />

­que se reconocieran y aceptaran ciertos derechos de los estudiantes<br />

a intervenir en las actividades de campus, en los reglamentos disciplinares,<br />

y más aún en sus actividades extra universitarias. Algunas<br />

peticiones estudiantiles aspiran a tener mayor voz en el nombramiento<br />

de profesores y planeamiento de los cursos. Recuérdese que en las<br />

universidades norteamericanas, y en buena parte de las europeas, no<br />

— 111


existía representación estudiantil ni co-gobierno. Las universidades<br />

de USA, se han regido por el Board of Trustees, que son los dueños<br />

de los institutos, nombran al Rector, determinan el fin y marcha académica<br />

de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Lá ola llegó también a Sudaméríca y era inevitable que pasara<br />

también por la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> de Quito, cuyas inquietudes debemos<br />

consignar objetivamente. Pero antes, debo anotar que en la<br />

protesta había algo más que la inquietud por motivos ocasionales;<br />

en el fondo se trataba de hacer una revisión sincera de la misma naturaleza<br />

y fines de la <strong>Universidad</strong>, para ponerla al día, en un mundo<br />

en proceso de cambio. De hecho, la <strong>Universidad</strong> no podía eludir el<br />

fenómeno de revisión general que practican tanto sectores <strong>del</strong> mundo<br />

cultural, entre ellos la Iglesia <strong>Católica</strong> por medio <strong>del</strong> último Concilio<br />

y la reflexión sobre sus aplicaciones.<br />

Los estudiantes colaboran con los directivos en este proceso; y<br />

se puede decir que lo pidió El Vaticano II. En efecto el Vaticano II,<br />

al reafirmar el derecho de la Iglesia a establecer y dirigir libremente<br />

escuelas de cualquier orden y grado, dijo:<br />

"La Iglesia atiende igualmente con desvelo a las escuelas<br />

de grado superior, sobre todo a las <strong>Universidad</strong>es y<br />

Facultades. Más aún: en las que dependen de ella procura<br />

organizarías de modo que cada disciplina se cultiva según<br />

sus propios principios, sus propios métodos, y la propia<br />

libertad de investigación científica de modo que se perciba<br />

cómo la fe y la razón tienden a la misma verdad<br />

(G. E. 18).<br />

En nuestros países, la Conferencia Episcopal de América Latina<br />

CELAM responsable de 20 universidades en el Continente, puso en<br />

práctica este deseo de hallar "sus propios métodos", lo hizo en la reunión<br />

de BUGA de febrero de 1967.<br />

En la reunión <strong>del</strong> CELAM en Baños, <strong>Ecuador</strong>, se pidió que el<br />

DEC, Departamento de Educación <strong>del</strong> CELAM, estudiara el asunto de<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>. Este estudio se presentó en la reunión de<br />

Buga. Es producto de la colaboración de 31 participantes americanos<br />

y un representante de Roma.<br />

TEMARIO: Estudiar: ¿Qué es una universidad? ¿Cómo se inserta<br />

en el complejo social <strong>del</strong> continente? ¿Qué influjo ejercen autoridades<br />

o fuentes financieras en el desarrollo de las actividades propiamente<br />

universitarias? ¿En qué debe consistir la auténtica autonomía?<br />

¿Cómo se desarrolla la deseada reforma universitaria, cuáles sus<br />

requisitos urgentes?<br />

112 —


¿En qué consiste lo específico de una <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>?<br />

¿Es simplemente de católicos, para católicos? Para ello es indispensable<br />

una Facultad de Teología? ¿Cómo es que muchos carecen de<br />

ella?.<br />

RECOMENDACIONES: El DEC de BUGA estuvo de acuerdo en<br />

hacer estas recomendaciones:<br />

La presencia de la Iglesia en la <strong>Universidad</strong> se define por el<br />

diálogo entre la Teología y las Ciencias con el fin de iluminar<br />

evangélicamente el orden <strong>del</strong> saber.<br />

Cuenten con una facultad o centros doctrinales para el diálogo<br />

entre las disciplinas humanas y el saber teológico.<br />

LIBERTAD ACADÉMICA: "Debe garantizarse la debida libertad<br />

académica de investigación, de pensamiento y palabra, al hacer conocer<br />

humilde y valientemente su manera de ver en el campo de su<br />

competencia".<br />

AUTONOMÍA: "Revisar la estructura de poder, dando participación<br />

en el gobierno de la institutción y en la elección de sus autorida<br />

des a los profesores y estudiantes, en todos los niveles. Esta revisión<br />

ha de llevar consigo la descentralización <strong>del</strong> poder.<br />

La autonomía es un requisito indispensable para la LIBRE IN­<br />

VESTIGACIÓN <strong>del</strong> N° 3, por este motivo es necesario defender<br />

celosamente la autonomía de la comunidad universitaria frente<br />

a presiones estatales, a grupos políticos, empresariales y a<br />

fundaciones. Esta autonomía, sobre todo en el aspecto académico,<br />

ha de mantenerse también en las relaciones de la universidad<br />

con la Jerarquía y los superiores religiosos". (242).<br />

Propender al estudio y soluciones de las áreas marginadas.<br />

Abrir sus aulas a las clases necesitadas. Contribuir en el desarrollo<br />

de la comunidad, donde está la <strong>Universidad</strong>. Hasta aquí<br />

el DEC de BUGA.<br />

SIGNIFICADO DEL DOCUMENTO DE BUGA<br />

El documento <strong>del</strong> Departamento de Educación <strong>del</strong> Episcopado de<br />

la reunión de Buga es esencialmente una RECOMENDACIÓN. De acuerdo<br />

a las normas eclesiásticas debía ser revisado en Roma por la Congregación<br />

de Seminarios y <strong>Universidad</strong>es. Debían también tener voz las<br />

mismas universidades católicas y sus cuerpos directivos, que no habían<br />

sido consultados por el DEC, entre ellos la ODUCAL, (Organización<br />

de <strong>Universidad</strong>es <strong>Católica</strong>s de América Latina).<br />

« — 113


El Presidente <strong>del</strong> DEC redactor <strong>del</strong> Documento de Buga, Mons.<br />

Cándido Padin, envió dicho Documento a Roma, a la Sda. Congregación<br />

de Seminarios y <strong>Universidad</strong>es pidiendo sugerencias y aprobación.<br />

El Cardenal Prefecto de esta congregación le contesta a 15 de<br />

marzo de 1967:<br />

114 —<br />

—"Nuestro juicio sobre el Documento es altamente positivo".<br />

Expresamos en un anexo, según su amable solicitud,<br />

modestamente unas pocas observaciones y precisiones<br />

sobre varios puntos (246). Estas observaciones y precisiones<br />

que versan sobre el asunto de la libertad académica<br />

y la autonomía, son las que siguen:<br />

ANEXO 1—C Sobre el N? 3: "Se trata aquí de la autonomía<br />

de la ciencia y, por lo tanto, <strong>del</strong> cumplimiento de<br />

los principios y <strong>del</strong> método propios de cada ciencia.<br />

En cuanto se refiere a la ciencia TEOLÓGICA el problema<br />

es de una extrema <strong>del</strong>icadeza, porque cuando se<br />

trata de Fe, el juez último no es el erudito, sino la autoridad<br />

eclesiástica. Por lo tanto se necesitará quizás llamar<br />

más la atención a las limitaciones ya introducidas sabiamente<br />

en el citado texto ("debida libertad..." campo<br />

de su competencia") (251).<br />

Sobre el N? 4, 5: Sobre el sentido de AUTONOMÍA<br />

de la Jerarquía: "Parecería que la iniciativa de crear universidades<br />

no pertenezca al Episcopado: lo cual sería inexacto.<br />

Siendo consabido que las <strong>Universidad</strong>es <strong>Católica</strong>s<br />

son por su naturaleza de capital importancia para el logro<br />

<strong>del</strong> fin esencial de la Iglesia, ellas no pueden ser sustraídas<br />

a la responsabilidad <strong>del</strong> Episcopado.<br />

Sobre descentralizar el poder con mayor participación<br />

de profesores y alumnos:<br />

Esta recomendación conlleva un profundo estudio<br />

de las condiciones a las cuales hay que subordinar la concesión,<br />

a las partes interesadas, <strong>del</strong> derecho de participar<br />

ya sea en la elección de los varios cargos, ya sea en el ejercicio<br />

<strong>del</strong> poder ligado a los mismos, en aquella medida<br />

que sea adecuada para garantizar la mejor marcha de la<br />

<strong>Universidad</strong>. Ciertamente no es fácil llegar a la precisa<br />

concretización de esta medida".<br />

En cuanto a conocer la requerida autonomía (especialmente<br />

en lo académico) en las relaciones con la Jerarquía<br />

y los Superiores.... t


"Es este un punto palpitante de actualidad, sobre<br />

todo en el aspecto académico. No cabe duda que tal autonomía<br />

debe ser afirmada y salvaguardada. Pero se trata<br />

de un problema de dimensiones, especialmente en las relaciones<br />

con la Autoridad Eclesiástica.<br />

Se necesitará, pues, la máxima serenidad y ponderación<br />

para realizar este estudio, a fin de excluir la posibilidad<br />

de actos arbitrarios por ambas partes y de asegurar<br />

a la Autoridad Eclesiástica la efectiva dirección de la <strong>Universidad</strong><br />

católica, sin obstaculizar no obstante en lo más<br />

mínimo las posibilidades de un diálogo constructivo y de<br />

una verdadera colaboración de la universidad misma".<br />

1.20 ORGANIZACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES<br />

Por el Dr. Cándido Mendes de Almeida de Brasil y otros:<br />

2.— "Realización de las funciones de la autonomía, en el cuadro<br />

organizativo de la Iglesia, tomándose en cuenta fundamentalmente:<br />

a) Responsabilidad de la dirección de la universidad frente a la máxima<br />

autoridad eclesiástica jerárquica.<br />

b) El sistema de nombramiento de rectores, clérigos o laicos; sea<br />

la presentación de nóminas por el Consejo para la decisión de<br />

la Jerarquía, o el veto de la Jerarquía ante nóminas propuestas<br />

por el Consejo u otro SISTEMA.<br />

c) Creación de mecanismos de equilibrio de poder y de sistemas de<br />

compensación, con respecto a la dirección unipersonal.<br />

Mira también como un problema el que las universidades católicas<br />

tengan que cambiar forzadamente sus estructuras impulsadas<br />

por organismos internacionales o estatales, para otorgarles ayuda<br />

financiera. Por lo tanto creemos que se debe enfocar el documento<br />

<strong>del</strong> DEC de BUGA en su integridad, y no solamente con textos ambiguos,<br />

tomados fuera de su contexto y parece que queda claro que el<br />

CELAM no quiso quitar al Episcopado la intervención en <strong>Universidad</strong>es<br />

por él fundadas, aunque trata de hallar un camino en que se<br />

preserve la "debida libertad académica y autonomía relativa".<br />

RELACIONES ANTE EL DOCUMENTO DE BUGA<br />

El Congreso de la Organización de <strong>Universidad</strong>es <strong>Católica</strong>s de<br />

América Latina ODUCAL en Lima, octubre de 1967 dirigió una carta<br />

a la Sda. Congregación de <strong>Universidad</strong>es y Seminarios de Roma con<br />

— 115


estas advertencias en contra de las determinaciones de Buga y de la<br />

actuación <strong>del</strong> DEC:<br />

1?— Contiene puntos positivos.<br />

2?— Pero el Documento de Buga es meramente una "recomendación"<br />

de estudio, sin embargo, el DEC lo ha hecho público y lo<br />

ha entregado a los estudiantes, con ello está originando una<br />

"presión demagógica".<br />

3"— La Congregación de Seminarios y <strong>Universidad</strong>es de Roma alabó<br />

la labor de Buga y su Documento, pero adviritió que tenía<br />

ciertos reparos y precisiones que hacerle. También ODUCAL<br />

quiere hacer reparos.<br />

4 ? — Las recomendaciones de Buga no tienen en cuenta las circunstancias<br />

reales y tan diferentes de las universidades latinoamericanas.<br />

5»— Por una parte insisten en que la misma universidad se gobierne<br />

y reforme; pero ellos, por sí y ante sí, dictaminan reformas<br />

desde fuera sin haber pedido o esperado la intervención de los<br />

Rectores y administradores de las universidades.<br />

6°— Rechaza la crítica negativa contra las universidades católicas<br />

que está basada en revistas izquierdistas de dudoso prestigio.<br />

DOCUMENTO DE BUGA — Febrero 1967 por el DEC. Citamos a<br />

"UNIVERSIDAD CATÓLICA HOY".<br />

Seminario de Expertos sobre la Misión de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong><br />

de América Latina, 12 al 18 de Febrero 1967.<br />

DEC, Bogotá, Departamento de Educación <strong>del</strong> Consejo Episcopal<br />

Latinoamericano.<br />

LA COMPAÑÍA DE JESÚS REVISA EL REGIMEN DE SUS<br />

UNIVERSIDADES<br />

OCASIÓN.— Antes de acudir al Congreso de la FICU —Federación<br />

Internacional de <strong>Universidad</strong>es <strong>Católica</strong>s de Kinshasa, Congo,<br />

se reunieron en Roma 16 Rectores jesuítas <strong>del</strong>egados de cuatro continentes,<br />

bajo la presidencia <strong>del</strong> P. General, Arrope, V. O'Keefe y<br />

Paolo Dezza, los secretarios. Set. 5—8, 1968.<br />

Los puntos de vista se publicaron en un informe taquigráfico:<br />

"FINAL REPORT ON THE MEETING ON JESUIT INSTITUTIONS OF<br />

HIGHER EDUCATION" Internal. Center for Jesuit Education, Borgo<br />

Sto. Spirito, 5—C. P. 9048 00100 Rome. 60 páginas. (Estas páginas<br />

serán citadas en esta exposición).<br />

116 —


TEMA Y COMPENDIO DE LAS RESOLUCIONES:<br />

1.— Las universidades de la Compañía han crecido; los jesuítas son<br />

4 una minoría en ellas: Qué control puede tener aún la Compañía<br />

de ellas?<br />

2.— ¿Es inevitable, es deseable que los seglares participen en la dirección<br />

académica y administrativa de las mismas?<br />

3.— La tendencia de las comunidades universitarias a participar en<br />

#<br />

la gerencia de sus institutos se hace sentir también en las de la<br />

Compañía.<br />

4.— Se han presentado conflictos con el magistrado de la Iglesia.<br />

Existe el pluralismo; qué amplitud y modalidades debe tener la<br />

libertad académica, de suerte que las <strong>Universidad</strong>es de la Compañía<br />

sigan siendo <strong>Católica</strong>s y Jesuíticas?<br />

RESPUESTAS: A— Se determina que la Compañía debe seguir<br />

en el magisterio universitario, enseñando y rigiendo las universidades,<br />

pese a las dificultades existenes.<br />

B— La Compañía controla sus universidades porque las rige,<br />

tiene personal en puestos claves de la administración, tiene profesores.<br />

Estos deben ser prestantes. Una Minoría valiosa es fermento. (1)<br />

C— Es oportuno que los seglares participen en la administración.<br />

D.— Se debe aceptar la libertad académica de profesores y<br />

alumnos, en debida forma.<br />

E— La <strong>Universidad</strong> debe presentar la síntesis de la cultura y de<br />

la fe, y dar una visión cristocéntrica de la ciencia.<br />

SE ACEPTA LA LIBERTAD ACADÉMICA: En el Profesor, es la<br />

libertad de investigar, enseñar y manifestar su opinión. (35).<br />

Para el estudiante: el tener amplio acceso a las diversas opiniones<br />

existentes. (40).<br />

DEZZA explicó: Hay dos formas de manifestar disentimiento con<br />

el magisterio ordinario: El tipo "académico" que es la diversidad de<br />

opinión, expresada en seminarios o discusiones científicas, en la forma<br />

propia <strong>del</strong> investigador. Esto es legítimo.<br />

»■ Tipo "polémico": cuando un profesor de instituto católico, en<br />

calidad de tal, hace propaganda de su opinión e inconformidad con<br />

Roma o su obispo, mediante la radio, prensa, televisión. Esto segundo<br />

sale <strong>del</strong> campo académico, reclama una adecuada intervención <strong>del</strong><br />

Rector.<br />

* Podría ser suficiente que el Rector haga saber públicamente<br />

que dicho profesor es el único responsable de dichas opiniones y que<br />

en ellas no expresa el sentir de la <strong>Universidad</strong> o de sus autoridades<br />

(41).<br />

— 117


El P. General reiteró la necesidad de fi<strong>del</strong>idad a la Santa Sede.<br />

De hecho la ha encontrado en gran número de los teólogos jesuítas<br />

más sobresalientes. El General respeta la opinión de sus teólogos;<br />

lo reprensible es la falta de respeto al Jefe de la Iglesia, cosa<br />

absolutamente inaceptable en la Compañía y contraria a su naturaleza.<br />

(41—42).<br />

Se informó que en FORDHAM y St. LOUIS se había comprobado<br />

que allí los profesores tenían más libertad académica que en las<br />

universidades estatales.<br />

MÉTODO — LIMITACIONES: Henle —US— manifestó que St.<br />

Louis tiene un reglamento de Profesores:<br />

a) Cada Profesor puede expresar su criterio leal fuera de la <strong>Universidad</strong>,<br />

en cuanto ciudadano particular. Pero no en cuanto Profesor<br />

de St. Louis.<br />

b) Se compromete a no atacar o hacer burla de la doctrina católica,<br />

en clase.<br />

c) En caso de violación de estos compromisos, se le sigue un proceso<br />

en el tribunal de profesores. Puede pedírsele su dimisión.<br />

Henle cree que las autoridades de la Compañía y <strong>Universidad</strong><br />

acepten el fallo de esta Corte.<br />

Los profesores jesuítas se someten al mismo procedimiento y<br />

no tienen privilegios. (37).<br />

GRADOS — Learry —US— Para la mayor o menor libertad de<br />

expresión debe distinguirse entre investigar y el mero enseñar.<br />

Debe tenerse más cuidado y rigor cuando se enseña en niveles<br />

inferiores (36).<br />

1.26 PARTICIPACIÓN DEL SEGLAR<br />

O'Keefe propuso el asunto: ¿Qué podemos decir sobre el asunto<br />

de la secularización? ¿Qué relación tiene una <strong>Universidad</strong> Jesuística<br />

con la Compañía?<br />

NOTA: El término "secularización" y "autonomía" tienen sentido<br />

ambiguo en los documentos; puede significar total "secularización",<br />

total "autonomía" o sólo parcial y relativa. Este segundo sentido<br />

tiene aquí. El R. Arrupe insistió: Es inevitable la participación<br />

laical de profesores y alumnos? ¿Es inevitable? ¿Qué es lo mejor:<br />

que las universidades se rijan meramente por estatutos, o exista la<br />

autoridad viviente de una autoridad de la Iglesia o una organización<br />

que la controle?<br />

VINCULO CON LA COMPAÑÍA: ¿Cuál será el vínculo con la<br />

Compañía?<br />

118 —


Variaron las respuestas, tanto más que el régimen universitario<br />

es distinto en los continentes. También es distinto el enfoque.<br />

REVISION DE LA ESTRUCTURA DE LA UNIVERSIDAD<br />

CATÓLICA DE QUITO<br />

Siguiendo los movimientos y tendencias de dirigentes y estudiantes,<br />

también la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> de Quito debía rever sus<br />

métodos. También aquí se han presentado iniciativas y presiones en<br />

los cuerpos directivos de la Institución y en ciertos grupos de estudiantes.<br />

Estos últimos se hicieron presentes con ocasión <strong>del</strong> nombramiento<br />

y toma de posesión <strong>del</strong> nuevo Rector de la U. <strong>Católica</strong>, P. Alfonso<br />

Villalba Aulestia, S. J. (como se anotó arriba), y que había sido<br />

nombrado de acuerdo a los estatutos vigentes por la Compañía de<br />

Jesús, el Arzobispo de Quito y las autoridades de Roma.<br />

El día de toma de posesión en el aula magna de la <strong>Universidad</strong>,<br />

los estudiantes repartieron una carta en que criticaban, no la<br />

persona designada por la Santa Sede, que por el contrario les merecía<br />

confianza y respeto, sino el que no se les hubiera permitido intervenir<br />

en la elección.<br />

Exponían que les favorecía el Documento de Buga. En consecuencia<br />

se abstenían de participar en la toma de posesión. Así lo había<br />

expresado previamente el Presidente de la FEUCE, señor Juan Velasco<br />

al señor Vicerrector.<br />

Días a<strong>del</strong>ante, el citado Presidente de la FEUCE reclamó porque<br />

no se dio participación a representantes estudiantiles en la elección<br />

<strong>del</strong> Decano y Subdecano de la Facultad de Ciencias de la Educación.<br />

Hubo algunas protestas por el mismo motivo en Ingeniería. Se<br />

debe notar que se habían hecho las elecciones observando el artículo<br />

20 de los Estatutos. Más graves acontecimientos ocurrieron cuando se<br />

trató de la elección <strong>del</strong> Decano de Jurisprudencia. Circularon hojas<br />

electorales; hubo grupos y cursos que pidieron aplazar la elección<br />

hasta que se reformaran los estatutos y pudiera intervenir una representación<br />

estudiantil; de lo contrario, desconocerían al Decano que<br />

fuera elegido.<br />

El Consejo Académico observaba que, por entonces, lo legal<br />

era cumplir los estatutos; todo cambio requería una reforma, que debía<br />

seguir un trámite preestablecido.<br />

Procedieron, pues, los Profesores de Jurisprudencia a la elección<br />

de Decano de la Facultad. Fue reelegido el doctor Julio Tobar Donoso;<br />

Subdecano el doctor Juan Larrea Holguín, a 4 de Noviembre<br />

de 1968.<br />

Los estudiantes respondieron al día siguiente con un paro de<br />

24 horas. Se reunieron los profesores en número de 35; estudiaron<br />

— 119


el caso y resolvieron publicar un manifiesto explicativo de todo lo<br />

ocurrido, después de determinar, por universal acuerdo, que el paro<br />

no tenía justificación. Pidieron los profesores que, a la actitud de<br />

hecho por parte de los estudiantes, se respondiera con la clausura de<br />

la Facultad de Jurisprudencia, por 5 días; y que los estudiantes para<br />

regresar, firmaran un compromiso de someterse a los Estatutos<br />

existentes.<br />

El Cuerpo Gubernativo, luego de algunos reparos, aceptó la actitud<br />

de la Junta de profesores y aprobó los comunicados a la prensa.<br />

"El Cuerpo Gubernativo de la <strong>Pontificia</strong> <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, a petición de la Asamblea de Profesores<br />

de la Facultad de Jurisprudencia, y en atención a<br />

los injustificados acontecimientos en ella ocurridos, resuelve<br />

clausurar temporalmente esta Facultad".<br />

Para bien de la <strong>Universidad</strong> prevaleció un clima de comprensión<br />

entre la administración y los estudiantes. El Consejo Académico<br />

y las diversas facultades, como lo habían prometido, dieron comienzo<br />

al estudio de reformas o de la primera redacción de Reglamento<br />

de Profesores y estudiantes, informe sobre Estatutos de la<br />

FEUCE.<br />

El Cuerpo Gubernativo dio su aprobación a estas labores que<br />

traerían la buscada reforma. El Presidente de este Cuerpo, el señor<br />

Arzobispo de Quito Mons. Pablo Muñoz Vega, incitó a que se examinaran<br />

las aspiraciones <strong>del</strong> estudiantado para que se aceptase lo que<br />

fuera razonable. Personalmente estaba de acuerdo en que había que<br />

dar mayor participación al alumnado en el gobierno universitario.<br />

Por su parte el Rector de la <strong>Universidad</strong> consintió sobre las posibles<br />

reformas, con los profesores jesuítas, ya que la Compañía de<br />

Jesús era la encargada de llevar a<strong>del</strong>ante la marcha administrativa de<br />

este centro superior. Pidió un estudio a fondo, tanto más que había<br />

que tener conceptos claros antes de renovar el contrato entre la Compañía<br />

de Jesús y la <strong>Universidad</strong>.<br />

En enero de 1969, nombró el P. Alfonso Villalba una comisión<br />

de profesores jesuítas para que investigaran sobre los siguientes puntos,<br />

basándose en los documentos arriba citados y en la realidad ecuatoriana.<br />

El día 15 de enero se entregó a los profesores la Circular que<br />

presento a continuación:<br />

15 de Enero de 1969<br />

"Dentro de la estructura de la Iglesia, la posición <strong>del</strong> seglar ha<br />

cambiado radicalmente. El incremento constante de un cuerpo de se-<br />

120 —


glares de cultura superior, capaces de llevar a<strong>del</strong>ante tareas, hasta<br />

ahora, confiadas casi exclusivamente al clero, ha creado la necesidad<br />

y ha hecho nacer el deseo de darles una mayor y más decisiva participa­<br />

^ ción en el ejercicio de la misión apostólica de la Iglesia.<br />

Por otra parte, el a<strong>del</strong>anto de la ciencia y la autonomía dj lo<br />

temporal, reconocida enfáticamente por el Concilio Vaticano I T , ha<br />

obligado a reconocer la necesidad de adaptación y reforma uni\ ersitaria.<br />

• Era inevitable que bajo el influjo de estos cambios se sometiera<br />

a un severo escrutinio el papel de las universidades católicas.<br />

Así parece que, urge que nos planteemos de frente el problema<br />

de la universidad contemporánea, con la seriedad y profundidad<br />

que se merece.<br />

En una sesión especial tenida con el Provincial y los miembros<br />

de la Compañía de Jesús que colaboran en la responsabilidad de llevar<br />

a<strong>del</strong>ante la marcha administrativa de la <strong>Universidad</strong>, se decidió<br />

nombrar una comisión de estudio. Esta comisión está integrada por<br />

los siguientes profesores jesuítas: Hernán Andrade, Estuardo Arellano,<br />

Salvador Cevallos, José Rivera, Luis Proaño. La Comisión de Estudio<br />

está formada exclusivamente por padres jesuítas porque la<br />

Compañía de Jesús ha sido, hasta el presente, la responsable de la<br />

administración de la <strong>Universidad</strong>. El resultado <strong>del</strong> informe de la Comisión<br />

servirá para que la Compañía de Jesús pueda definir su participación<br />

futura en la labor universitaria.<br />

A fines de este mes la comisión entregará a las autoridades de<br />

la Compañía el fruto de su investigación que tocará las siguientes<br />

áreas de estudio:<br />

1.— En el mundo moderno, qué es aquello que hace que una universidad<br />

merezca el nombre de tal?<br />

2.— Qué es aquello que hace que una <strong>Universidad</strong> sea "CATÓLICA".<br />

3.— Cómo se puede lograr y mantener el carácter peculiar de la<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> en el contexto cultural ecuatoriano?<br />

4.— Para esto, ¿Es indispensable la vinculación jurídica de la universidad<br />

a la Jerarquía o a una Orden Religiosa? Es, por lo<br />

menos aconsejable tal vinculación? Es, tal vez mejor, que en<br />

» concreto, la Compañía de Jesús no sea jurídicamente responsable<br />

de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>?<br />

La puntualización de las preguntas anteriores ayudará enormemente<br />

a clarificar planteamientos paralelos al problema de fondo, tales<br />

■* como: cogobierno universitario, programación de estudios, métodos<br />

de enseñanza, relación de la <strong>Universidad</strong> y la sociedad en desarrollo,<br />

politización universitaria, reglamentos de autoridades, profesores y<br />

alumnos.<br />

— 121


Antes de terminar, quisiera también indicar que los trabajos de<br />

las Comisiones de Reglamento de estudiantes. Reglamentos de profesores,<br />

Consejo de Facultad y de Decanos están prácticamente terminados.<br />

Las reformas de estas comisiones de estudio serán entregadas<br />

pronto a los señores profesores y alumnos de la <strong>Universidad</strong>. Mi intención<br />

ha sido siempre la de lograr la participación de todas las autoridades,<br />

profesores y alumnos en una discusión y diálogo de las<br />

materias que tocan a reformas universitarias. Estoy seguro que sólo<br />

en un clima de mutua comprensión y ayuda nos será posible iniciar<br />

y lograr la estructuración de una <strong>Universidad</strong> de acuerdo con las<br />

exigencias de la Iglesia y cultura contemporánea.<br />

El trabajo de la Comisión de Profesores Jesuítas, será igualmente<br />

entregado a los señores profesores y alumnos para una ulterior<br />

revisión y diálogo".<br />

ALFONSO VILLALBA, S. J.<br />

RECTOR".<br />

Creo que para la mayoría de los profesores fue desconcertante<br />

esta actitud por parte de la Compañía; les dio la impresión de que<br />

se ponían en tela de juicio cosas fundamentales ya establecidas, y que<br />

la misma institución podría correr riesgos que no beneficiaban a nadie.<br />

Se escucharon intervenciones en este sentido.<br />

La Comisión de Jesuítas preparó su informe; y desde el comienzo<br />

se vio que no todos sus componentes estaban unísonos en criterios.<br />

Fue necesario revisarlo en numerosas y prolijas sesiones de todos los<br />

profesores jesuístas. La gran mayoría objetó a este informe que de<br />

hecho llegaba a conclusiones que no se desprendían de los documentos<br />

conciliares o <strong>del</strong> episcopado representado en Buga, o de las normas<br />

últimas de la Compañía de Jesús en Roma. Prescindía también<br />

de la historia de las universidades católicas, y aún de la gran tradición<br />

de los centros superiores más valiosos de Europa y América.<br />

Por lo tanto, se preparó y aprobó, por mayoría de 17 entre 26,<br />

otro informe que en resumen respondió así al cuestionario expuesto<br />

por el P. Rector.<br />

PRINCIPIOS GENERALES<br />

La <strong>Universidad</strong> es un centro encargado de investigar y enseñar<br />

la verdad en todos los órdenes <strong>del</strong> saber humano, por lo tanto es<br />

el organismo más elevado de conservación, transmisión y desarrollo<br />

de la cultura.<br />

La búsqueda desinteresada de la verdad y la misión de propulsora<br />

de la cultura es el título que fundamenta su autonomía y la<br />

libertad de investigación y cátedra.<br />

122 —


Creemos que toda <strong>Universidad</strong> debe permanecer siempre fiel a<br />

los principios y vínculos jurídicos que le dieron existencia. Salvado esto,<br />

creemos que en las circunstancias socio - culturales actuales, se debe<br />

conceder a la comunidad universitaria - autoridades, profesores y<br />

alumnos - para el cumplimiento de su misión específica el derecho de<br />

hacer estatutos, a gobernarse y organizarse internamente. El juicio<br />

•definitivo sobre la fi<strong>del</strong>idad a los principios y a los vínculos jurídicos<br />

deberá estar en manos de la institución fundacional.<br />

Lo contenido en el número anterior es lo que entendemos por<br />

"autonomía universitaria", de acuerdo con la Ley de Educación Superior<br />

vigente en el <strong>Ecuador</strong> (Art. 2°).<br />

Para la constitución de los órganos de Gobierno, una representación<br />

de todos los estratos universitarios, proporcional a su capacidad<br />

de dirección, aseguraría una sana democracia y evitaría un paternalismo<br />

inaceptable al igual que la imposición <strong>del</strong> estudiantado.<br />

CARACTERÍSTICAS DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA<br />

La Iglesia tiene derecho a fundar y mantener universidades. Es<br />

un derecho histórico, ya que fue ella quien las fundó en Europa en<br />

el s. XII y ha continuado manteniéndolas. Este derecho ha sido reconocido<br />

permanentemente por la sociedad y los estados, ya que la Iglesia<br />

es una sociedad perfecta que fomenta la cultura. (Const, <strong>del</strong><br />

<strong>Ecuador</strong>, N? 34, 35, 39).<br />

El Vaticano II ha reafirmado este derecho, que fue también reconocido<br />

por la última reunión de universidades de la Compañía y<br />

la declaración <strong>del</strong> DEC de Buga.<br />

"La Iglesia atiende igualmente con desvelo las escuelas de grado<br />

superior sobre todo las universidades y facultades. Más aún: en<br />

las que depende de ella procura organizarías de modo que cada disciplina<br />

se cultive según sus propios principios, según sus propios métodos,<br />

y la propia libertad de investigación científica... de modo que<br />

se perciba cómo la fe y la razón tienden a la misma verdad... (G. E. 18).<br />

Vaticano II.<br />

El Fin de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> consiste en "inspirar cristianamente<br />

la realidad terrena, la cultura que los hombres elaboran y<br />

evitar así que las ciencias, la tecnología y las artes se cierren a toda<br />

realidad transcendente e impidan la plena realización <strong>del</strong> hombre"<br />

(Buga). "Una de las características es la de ordenar últimamente toda<br />

la cultura humana según el mensaje de la salvación". (G.E.8).<br />

La <strong>Universidad</strong>, en los asuntos no definidos dogmáticamente,<br />

•procede con la libertad académica propia de quien formula nuevos<br />

problemas y busca nuevas soluciones, dentro de un espíritu de colaboración<br />

con la autoridad eclesiástica.<br />

— 123


La Facultad de Teología o el centro de reflexión teológica estará<br />

dedicado específicamente a la elaboración doctrinal e inspiración<br />

cristiana de la cultura y a la planificación tanto <strong>del</strong> estudio especulativo<br />

y de la religión como de los demás aspectos de la iniciación •<br />

y formación en el misterio cristiano.<br />

CONSECUENCIAS<br />

Reconocemos que la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> tiene lazos<br />

jurídicos con la Jerarquía de la Arquidiócesis de Quito, y que los<br />

principios de autonomía establecidos en la primera parte de este estudio,<br />

pueden realizarse y armonizarse adecuadamente en su seno.<br />

La Compañía de Jesús aceptó la dirección y administración <strong>del</strong>a<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> que le fuera confiada por la suprema<br />

autoridad de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Creemos que en las presentes circunstancias esta situación debe<br />

ser precisada de suerte que se preserven las condiciones de una<br />

<strong>Universidad</strong> que se aceptaron en la primera parte de este estudio;<br />

y por otra, disponga la Compañía de los medios adecuados para cumplir<br />

su compromiso. Estas condiciones se especifican a continuación:<br />

Para que la <strong>Universidad</strong> se mantenga en el debido nivel académico,<br />

los profesores adscritos a ella deben gozar de la debida libertad<br />

académica de investigación y de pensamiento, y <strong>del</strong> derecho<br />

de hacer conocer en forma respetuosa pero sincera, su manera de<br />

ver en el campo de su competencia (Anexo <strong>del</strong> Doc. <strong>del</strong> DEC, Buga,.<br />

C. 2).<br />

La comunidad universitaria debe tomar parte, de acuerdo a los<br />

Estatutos, en la elección de autoridades, elaboración de reglamentos,<br />

programas de estudio, disposición de asignaciones financieras y planificación<br />

<strong>del</strong> ulterior desarrollo de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Mientras perdure la dirección y administración de la <strong>Universidad</strong><br />

por la Compañía de Jesús, el Rector debe ser miembro de es- »<br />

ta Orden Religiosa.<br />

ELECCIÓN DE AUTORIDADES:<br />

EL RECTOR: debe buscarse un sistema adecuado para que se<br />

obtenga la elección de la persona más competente que merezca el res-<br />

124 —


paldo de la Jerarquía, las autoridades, y los otros elementos de la<br />

comunidad universitaria.<br />

• El DEC de Buga insinuó algunos métodos en su último anexo:<br />

Uno de ellos: que la Compañía de Jesús, de acuerdo con el Canciller<br />

y Cuerpo Gubernativo proponga una terna, de la cual elegirá Rector<br />

la Asamblea Universitaria. Sería de indicar que los representantes<br />

estudiantiles pertenezcan a los últimos cursos de sus Facultades.<br />

Los Decanos de la <strong>Universidad</strong> serán elegidos por la Asamblea<br />

de Facultad con la adecuada representación estudiantil.<br />

El Rector, Vicerrector y Decanos durarán en sus cargos el tiempo<br />

señalado en los estatutos, y podrán ser reelegidos.<br />

Los Profesores se regirán por el Reglamento de Profesores.<br />

Al asumir el desempeño de su cátedra deben hacer un compromiso<br />

formal de respetar la orientación cristiana de la <strong>Universidad</strong>.<br />

Igualmente los estudiantes, aunque no sean católicos, deben<br />

comprometerse a respetar la finalidad de esta universidad. Se regirán<br />

por el Reglamento de estudiantes de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>.<br />

— 125


LA EXISTENCIA HUMANA, SU ALTERNATIVA Y SU MISTERIO<br />

Cardenal Pablo Muñoz Vega, S. J.,<br />

Arzobispo de Quito<br />

Si la prueba más clara de la genialidad de una doctrina está en<br />

su perenne actualidad, esa prueba corresponde en modo eminente y<br />

excepcional a la doctrina agustiana.<br />

Hay algo que en los escritos de S. Agustín nunca envejece.<br />

Mientras en las obras de otros autores, aún de inmenso mérito e influencia,<br />

no entramos sino con esfuerzo y fatiga, como quien para<br />

hallar el filón de oro debe internarse en los substratos de una vida<br />

cultural que ya pasó y que no nos toca de cerca; en cambio en las<br />

obras agustinianas sentimos palpitar un pensamiento y una vida que<br />

parecen agitarse precisamente en torno a los problemas que sentimos<br />

ser los problemas de nuestro mundo y de nuestro tiempo. En el siglo<br />

pasado se le llamó "el primer hombre moderno" y se convino en<br />

que para darse cuenta cabal de la cuestión que parecía ser la cuestión<br />

central de la vida <strong>del</strong> espíritu, se debía acudir a él antes que a<br />

Hegel. Hoy las diversas tendencias, que dominan en el campo intelectual,<br />

—filosofías de la vida, de la acción, de la existencia—, tienen<br />

a gala el referirse a él como a un indudable precursor; y estoy<br />

seguro que en la época subsiguiente continuará a presentarse como<br />

el hombre y el pensador que desentraña las cuestiones <strong>del</strong> día y las<br />

presenta en frases de una incomparable potencia sugestiva que traduce<br />

algo de lo que cada cual tiene en su alma.<br />

En nuestro siglo la cuestión que ha vuelto a presentarse como<br />

fundamental y angular en la vida <strong>del</strong> espíritu es la de la existencia,<br />

y también en ella se ha visto, con razón, que el pensamiento agustiniano<br />

es el que ofrece los sondeos más penetrantes. San Agustín es<br />

el hombre que tras una larga odisea <strong>del</strong> espíritu en la búsqueda<br />

de la Verdad, al dar con la dicha inefable de percibir en una encrucijada<br />

de su afanoso camino sus primeros fulgores absolutamente<br />

ciertos, escribió estas palabras para señalar la ruta a cuantos con<br />

acucia parecida van en pos de ella: "No vayas fuera, vuelve a tí<br />

mismo; en el hombre interior habita la verdad; y si hallares que tu<br />

naturaleza es mudable, trasciéndete a tí mimo. Mas, acuérdate cuando<br />

te trasciendes, que trasciendes tu misma alma razonadora. Tiende<br />

por tanto allá, donde se enciende la luz de la razón". (1)<br />

Pocas veces la mano <strong>del</strong> hombre ha trazado signos tan orientadores<br />

como los que trazó S. Agustín al escribir estas líneas. En<br />

ellas nos enseñó a tomar como punto de partida para la más ardua<br />

exploración a la que puede consagrarse el pensamiento humano,<br />

el que puede ofrecernos una experiencia íntima de grande originali-<br />

— 127


dad que, usando una expresión contemporánea, podríamos llamar una<br />

experiencia intelecutal profunda.<br />

Porque, en efecto, adentrándonos en nuestro propio ser interior<br />

y profundizando en lo que hay de mejor y más alto en ese ser,<br />

podemos hallar el centro en el que, por una parte, no es dado descubrir<br />

las más hondas certezas y, por otra, los horizontes de profundidad<br />

infinita que cada uno de nosotros lleva dentro de sí. De allí<br />

es de donde surge el problema perenne <strong>del</strong> hombre, al que en nuestros<br />

tiempos, bajo el enfoque peculiar y limitado de las últimas tendencias<br />

filosóficas, podemos dar el nombre de problema de la existencia.<br />

Vamos a estudiarlo en estas páginas siguiendo las trazas de<br />

la experiencia interior de S. Agustín y dentro de las perspectivas de<br />

su grande síntesis teológica.<br />

— I —<br />

CERTIDUMBRE Y MISTERIO EN EL INTERIOR<br />

DEL HOMBRE<br />

1.— Lo primero que comprueba como haber incancelable una reflexión<br />

introspectiva conducida según las experiencias de S. Agustín<br />

es la certeza que tiene de ser el hombre que se adentra en si mismo.<br />

En el acto interior <strong>del</strong> propio "yo" que se mira, se aprehende, se<br />

autointuye, está entrañada la certeza de ser. Por más radical que se<br />

suponga la actitud escéptica, jamás puede la duda extenderse hasta<br />

eliminar la comprobación de esta evidencia íntima, que nuestra introspección<br />

puede asir intuitivamente siempre que nuestro espíritu<br />

reflexiona sobre sí mismo: "somos, y sabemos que somos, y amamos<br />

ese ser y saber". (2)<br />

Es ésta una certeza en la que no cabe el temor de una verosimilitud<br />

cualquiera de engaño; es una certeza que se impone en modo<br />

inobjetable e ineludible contra todo pirronismo. De nada le serviría<br />

en efecto al escéptico encastillarse en decir que de todo duda. En<br />

primer lugar, porque <strong>del</strong> seno mismo de la duda brota la luz de la<br />

certeza contenida en el acto consciente de saber que se duda: basta<br />

para ello dar por averiguado lo que él supone, a saber, que entiende<br />

lo que significa dudar; "pues todo el que entiende de sí mismo que<br />

duda, entiende ya algo verdadero, y de ésto que entiende está cierto".<br />

(3) Además, ese mismo dudar incluye la existencia de quien duda.<br />

Tendrá que confesárnoslo cualquiera que pretendiere llevar su<br />

escepticismo hasta el extremo más paradójico, ya que podemos decirle<br />

sellando todo intento de evasión: "Existes tú?... Temes acaso<br />

engañarte en esta interrogación siendo claro, como lo es, que si no<br />

128 —


existieras no podrías engañarte?. (4) En fin, el hecho de la duda<br />

supone ineludiblemente la certeza de varios otros hechos; "si alguien<br />

duda, vive; si duda de dónde dude, se acuerda; si duda, comprende<br />

* que duda; si duda, quiere estar cierto; si duda, piensa" (5)<br />

Como en éstos, en muchos otros pasajes S. Agustín demuestra<br />

la falsedad de un absoluto escepticismo. Adentrándondose con límpida<br />

visión en el hecho maravilloso, vivido como lo más propio y lo más<br />

• íntimo, el hecho de la autointuición, comprueba en mil maneras estar<br />

en posesión de una certidumbre incontrastable sobre la que puede<br />

apoyarse con seguridad omnímoda para superar la tentación de<br />

dudar de todo, presentada por el escepticismo como la solución inicial<br />

y cómoda <strong>del</strong> problema crucial que el hombre lleva dentro de sí.<br />

Es la certidumbre de ser, que no es posible anular con ningún sofisma,<br />

pues siempre tornará a erigirse con la misma firmeza: "Existo<br />

y conozco y quiero; soy un ser que conoce y que quiere; sé que existo<br />

y quiero; quiero ser y saber". (6)<br />

2.— Para una inobjetable superación <strong>del</strong> escepticismo es sin<br />

duda <strong>del</strong> todo suficiente esta primera certeza fundamental: scio esse<br />

me! Mas el problema <strong>del</strong> ser en el hombre es más recóndito de<br />

cuanto pudiera pensarse. Insistiendo S. Agustín en el empeño de<br />

descifrarlo con su penetrante anális reflexivo, ha llegado a una segunda<br />

comprobación que es preciso calificar de sorprendente, porque<br />

parece surgir como antítesis de la primera. En un preciso momento<br />

<strong>del</strong> itinerario interior descrito en el libro VII de las Confesiones,<br />

encontramos esta aserción reveladora de una nueva evidencia<br />

íntima sobre la propia existencia: "Me tomaste para que viese que<br />

existía lo que era objeto de mi mirada, pero que yo no existía aún,<br />

yo el vidente". (7)<br />

Es ésta una de las más penetrantes revelaciones de la psicología<br />

profunda de las Confesiones. Según ellas, cuando se avanza de<br />

veras por la ruta de la interioridad, es preciso llegar a una segunda<br />

autointuición sobre el propio ser, misteriosa sin duda pero indudable:<br />

nondum me esse qui viderem! Porque si el sondeamiento de<br />

* nuestras realidades íntimas comprueba con toda claridad la primera<br />

certeza fundamental: existo, y sé que existo; sum enim, et MOVÍ<br />

esse me!; comprueba también en un momento dado de la búsqueda<br />

interior de la verdad, si se realiza con la sinceridad con que debe llevarse<br />

a cabo, otro hecho que parece surgir en plena contraposición<br />

* con el primero: "no dudaba en modo alguno que existía Aquel a quien<br />

debía adherirme; mas yo no existía aún": esse cui cohaererem, sed,<br />

nondum me esse qui cohaererem. (8)<br />

9 ' — 129


Cuál fue el paso dado por S. Agustín en las exploraciones de<br />

su mundo interior por el que ha llegado a una vista de sí mismo, en<br />

la que era forzoso confesar que no tenía aún el ser? En qué consiste<br />

el descubrimiento profundo por el que la propia existencia llegó<br />

a presentársele en forma de íntimo dilema?<br />

La respuesta está cifrada en esta luminosa frase: "desperté y te<br />

vi infinito de otra manera": evigilavi in te et vidi te infinitum aliter.<br />

(9). El grande paso, el descubrimiento trascendental, consisten en<br />

una nueva vista <strong>del</strong> Infinito. Mas declaremos inmediatamente que se<br />

trata de una vista <strong>del</strong> Infinito no fuera sino dentro <strong>del</strong> espíritu<br />

y que por lo mismo viene calificado con esta admirable síntesis:<br />

internum — aeternum. Se trata de una vista <strong>del</strong> Infinito como luz<br />

interior de la razón y por éso mismo luz eterna. Esta es la vista que<br />

S. Agustín desea a todo hombre para quien la vida haya tomado seriamente<br />

el sentido de un viaje en pos de la verdad: O si viderent<br />

internum aeternum. (10)<br />

Largo camino nos será preciso recorrer para comprender el<br />

sentido integral de estas expresiones: mas por de pronto nos conviene<br />

penetrar en la trascendencia que tienen como primera conquista<br />

<strong>del</strong> espíritu.<br />

Punto central y capitalísimo en la evolución intelectual de S.<br />

Agustín fue el de la mirada imparablemente reveladora y renovadora<br />

a la que llegó su alma al poner en acto, dentro de si misma, una<br />

de las experiencias intelectuales más hondas que lograra realizar,<br />

después de Platón, la psicología griega: "entra dentro de ti y mira".<br />

(11)<br />

Se trata <strong>del</strong> primer sondeamiento metafísico en el que la inteligencia<br />

llega a mirar su objeto supremo, ¡EL SER!, como verdad<br />

infinitamente íntima y por ello absolutamente trascendente. Uno de<br />

los pasajes que mejor lo revelan es el siguiente: "Fui ascendiendo<br />

gradualmente, de los cuerpos al alma que siente por el cuerpo: de<br />

aquí al sentido íntimo, al cual comunican o anuncian los sentidos<br />

corporales las cosas exteriores, y hasta donde alcanzan a llegar las<br />

bestias; de allí a la potencia racional, a la que pertenece juzgar sobre<br />

los datos de los sentidos <strong>del</strong> cuerpo. Esta a su vez, hallándose a<br />

sí misma mudable, en mi interior se alzó a su propia inteligencia y<br />

alejóse de los objetos acostumbrados, sustrayendo su pensamiento de<br />

la multitud de fantasmas contradictorios, a fin de descubrir de qué<br />

luz se hallaba inundada cuando sin género de duda proclamaba que<br />

lo inmutable debe ser preferido a lo mudable, y de dónde le venía<br />

ese mismo conocer lo inmutable, ya que si no lo conociera de algún<br />

modo, no lo antepondría a lo mudable con tanta certeza. Y llegó<br />

finalmente a LO QUE ES en un golpe de vista trepitante". (12)<br />

130 —


Para S. Agustín significó esta experiencia exactamente lo que<br />

revela su frase: un despertar a la luz; evigilavi. Hasta entonces su<br />

pensamiento no había logrado superar una visión <strong>del</strong> mundo vinculada<br />

a la representación materialista <strong>del</strong> estoicismo latino; mas cuando<br />

a través de las páginas de las Enéadas logró trascender esa visión<br />

y se reveló por primera vez a su mente la verdadera naturaleza <strong>del</strong><br />

mundo espiritual, su genio pudo finalmente desplegar las alas.<br />

La asceción descrita por S. Agustín en el texto antes citado<br />

consiste fundamentalmente en una reflexión introspectiva metafísica,<br />

que le descubrió, ante todo, en forma absolutamente clara, la esencial<br />

trascendencia <strong>del</strong> pensamiento sobre los sentidos y le reveló luego<br />

la razón y sentido supremos de esa trascendencia. Cuando la mente<br />

va con anhelo omnímodamente sincero tras la verdad, ansiosa de<br />

asirla en su plenitud, la mutabilidad que comprueba aún en las más<br />

altas cimas de su existencia espiritual, acucia su indigencia y la pone<br />

en la necesidad de trascenderse y buscar su meta más allá y más<br />

arriba de si misma: se comperiens mutabilem, erexit se ad intelligentiam<br />

suam. Mas esta trasposición no es vana. Todo lo contrario!<br />

Es lo más profundamente revelador que cabe pensar. Más adentro<br />

de lo íntimo de nuestro espíritu, y por encima de él, cabe mirar LO<br />

QUE ES; pervenit ad id quod est; cabe Uebar a Ser en el sentido<br />

absoluto de esta palabra; se puede asir de algún modo —"en un golpe<br />

de vista trepidante"— el Acto que permanece inmutablemente y<br />

en el que nuestro pensamiento halla finalmente la realidad de esta<br />

palabra: EST.<br />

Esta certeza no sólo honda sino inextinguible es la que ha sumergido<br />

el alma de S. Agustín en el misterio que supone su frase:<br />

"¡existía la verdad objeto de mi mirada, pero no existía aún ya que<br />

debía mirar! "Porque frente al Ser que dista infinitamente aún de la<br />

más alta cumbre <strong>del</strong> alma, es forzoso que el hombre se reconozca como<br />

algo, que aún tiene que erigirse y por tanto como algo que aún no<br />

existe. En este sentido, en antítesis con la primera comprobación fundamental,<br />

¡scio esse me!, hallamos esta otra, ¡video nondum esse me!<br />

en la psicología profunda de las Confesiones.<br />

— II —<br />

LAS DOS PERSPECTIVAS DEL MISTERIO DE LA EXISTENCIA<br />

Como lo ha notado Blas Pascal, hay certidumbres que por la<br />

nitidez con que se perciben parecen certidumbres intuidas de cabo<br />

a cabo y que, sin embargo, parecen huir de la vista hacia horizontes<br />

siempre más y más lejanos cuando se trata de definir sus confines. (13)<br />

El alma de S. Agustín poseía en alto grado el sentido <strong>del</strong> mis-<br />

— 131


íerio en todo, pero más particularmente en la introspección <strong>del</strong> corazón<br />

y <strong>del</strong> pensamiento humanos.<br />

Para él hay algo insondable en uno y otro y la primera impresión<br />

de este fondo abisal la podemos tener en esta misma cer- *<br />

tidumbre vital scio esse me! En ella, cual se revela en una experiencia<br />

intelectual profunda, hay la aprehensión, igualmente clara, de la<br />

realidad <strong>del</strong> ser como acto que subsiste y de la realidad <strong>del</strong> ser como<br />

acto de transición a una meta. El hombre, en efecto, conoce de<br />

sí mismo en modo absolutamente indudable que existe; pero conoce<br />

también que ese existir es en su misma entraña un decurso hacia<br />

el ser, y un decurso que implica esta condición muy singular: que en<br />

él solo es posible marchar hacia a<strong>del</strong>ante, ¡jamás hacia atrás¡.... (14)<br />

No es una mera sombra sin subsistencia nuestro ser íntimo —es ésta<br />

una certeza que no puede vacilar—; mas ese ser, aunque real, no<br />

emerge como un único acto absoluto e infinito. Su naturaleza peculiar<br />

consiste en ésto: en que es un ser que implica la necesidad de una<br />

transición, de un paso hacia allende de sí mismo en el más hondo<br />

sentido metafísico que es posible dar a esta expresión.<br />

Esta viva evidencia es la que nos lleva a reconocer en nuestra<br />

existencia el formidable problema que la reflexión fácilmente sugiere,<br />

y que Pascal sitetizaba en este interrogante: ¿qu' est que V homme<br />

dans V infini? (15)<br />

Para S. Agustín ese problema implica una dialéctica para fijar<br />

cuyos extremos nos puede servir el siguiente pasaje.<br />

¿"Qué cosa sea el mismo ser (ipsun esse) diga (el Verbo) al corazón,<br />

lo diga interiormente, hable interiormente; sea el hombre interior<br />

el que oiga, entienda la mente lo que es ser verdaderamente (veré esse):<br />

pues consiste en ser siempre <strong>del</strong> mismo modo. Cualquier cosa, aunque<br />

dotada de la mayor excelencia, si es mudable, no es verdaderamente;<br />

pues no hay el ser verdadero allí donde hay también el no<br />

ser. Pues todo lo que puede cambiar, sujeto al cambio ya no es lo<br />

que era: si no es lo que era, ha habido en él una cierta muerte; algo<br />

pereció allí que existía y ya no existe En todas nuestras acciones<br />

y movimientos y en toda actuación de una criatura, hallo dos tiempos,<br />

el pasado y el futuro. Busco el presente, no subsiste: lo que dije,<br />

ya dejó de ser; lo que voy a decir, no existe aún; lo que hice, ya *<br />

dejó de ser; lo que voy a hacer, no existe aún. En todo movimiento<br />

de las cosas encuentro el pasado y el futuro: en la verdad que permanece<br />

no hallo el pasado y el futuro, sino solamente el presente, y éste<br />

incorruptiblemente, cosa de la que no hay traza en la criatura. Desentraña<br />

la mudanza de los seres, hallarás el fue y el será: piensa en *<br />

Dios, hallarás el ES, donde no puede haber el fue y el será. Por tanto,<br />

tú también para ser, trasciende el tiempo. (16)<br />

132 —


Estas frases nos invitan a desentrañar todavía más los datos<br />

descubiertos en la introspección metafísica de nuestro mundo interior.<br />

Si paramos mientes en el objeto intuido en este juicio, scio esse me,<br />

é<br />

advertiremos que en el punto focal de la evidencia con que brilla<br />

está implicada una afirmación y una negación de sentido absolu­<br />

•<br />

to. Ante todo una afirmación: "soy un ser que existe, y repugna que<br />

yo no sea ésto mientras soy". Mas también una negación: "no soy<br />

siempre lo que soy ahora, en el preciso instante en que percibo mi<br />

ser". Una y otra se imponen categóricamente al hombre en la conciencia<br />

que tiene de su actus essendi como acto entrañablemente íntimo.<br />

Siguiendo la estela de esa misma evidencia es preciso llegar<br />

con S. Agustín a esta otra forma de la antítesis dialéctica implicada<br />

en la doble certeza antes señalada: Lo que existe hoy como fue antes<br />

y cómo será después, es decir, lo que existe y no sufre mudanza<br />

alguna, tiene de verdad ¡el ser!; id veré est quod incommutabiliter<br />

manet. (17) Por el contrario, lo que existe si hoy con certidumbre<br />

auténtica, pero fue antes algo distinto de lo que es ahora, y está en<br />

vías de ser de otra manera en el futuro, es decir, lo que cambia, no<br />

tiene aún con toda verdad ¡el ser!; si mutabilis est non veré est. (18)<br />

7. Tal es el hombre "in intimis suis": lleva entrañadas una afirmación<br />

y una negación que en la visión de su mundo nos colocan<br />

frente a una doble perspectiva. Siguiendo la una, la de la afirmación,<br />

hay un ascenso gradual a la permanencia infinita en el ser: es la apertura<br />

a la eternidad implicada en el juicio de valor absoluto que pronuncia<br />

nuestra mente sondeando su ser. Siguiendo la otra, la de la<br />

negación, hay un descenso hacia el fenecimiento <strong>del</strong> ser, fenecimiento<br />

tanto más radical cuanto más impere el cambio; nos hallamos en<br />

el fluir <strong>del</strong> tiempo.<br />

Mas notemos cuidadosamente una condición de esta doble perspectiva<br />

en la que S. Agustín ha fijado hondamente su atención.<br />

Respecto de nuestro ser íntimo la eternidad es necesariamente<br />

interior; el tiempo en cambio es necesariamente externo. En efecto;<br />

para asir de algún modo "lo que verdaderamente es", o sea, "lo que<br />

permanece inmutablemente", es necesaria una ascensión <strong>del</strong> pensa-<br />

, miento que trascienda cuanto en nuestro mundo interior psicológico<br />

presenta las notas propias de una percepción sensible o imaginaria; es<br />

menester sobrepasar toda esta esfera infraintelectual, llegar a la verdaderamente<br />

espiritual y en ella dar el avance definitivo: mas toda esta<br />

ascención en el orden estrictamente espiritual significa adentra-<br />

* miento o interiorización. Por ésto llegar al Acto que verdaderamente<br />

ES significa llegar, como lo ha dicho con expresión insuperable S.<br />

Agustín, a algo que es "más íntimo que lo más íntimo y más alto que<br />

— 133


lo más elevado de sí mismo": intimior intimo meo, superior summo<br />

meo. (19)<br />

Por el contrario, toda mirada <strong>del</strong> espíritu que se dirija en sentido<br />

opuesto al de esta ascensión metafísica, al asir el ser, aprehenderá i<br />

también necesariamente su transitoriedad. La prueba palmaria y por<br />

decir así palpitante la halla nuestro espíritu en toda mirada sobre sí<br />

mismo que no se trascienda en el sentido de ascenso interior; pues<br />

apenas esto sucede advierte ya en sí mismo el fluir <strong>del</strong> tiempo, el<br />

cambio y transición: por tanto comienza a recorrer un sentido que<br />

supone el desprenderse desde sus propias intimidades hacia afuera,<br />

hacia lo que es externo a sí mismo y siempre más y más extraño.<br />

Por lo mismo en nuestro mundo íntimo el horizonte <strong>del</strong> tiempo es<br />

externo al centro en el que es preciso situamos para tratar de comprender<br />

toda la verdad sobre nuestro ser.<br />

En consecuencia, la visión metafísica que nace de una experiencia<br />

intelectual profunda revela al hombre la verdad de su ser bajo<br />

la luz de una doble perspectiva caracterizada por dos notas dialécticamente<br />

opuestas: eternidad interior — temporalidad externa.<br />

El hombre en esta vista profunda intuye su ser en un sentido<br />

a guisa de supremo vértice, en otro a guisa de incoación: a guisa de<br />

supremo vértice respecto de la jerarquía de seres mudables que percibimos<br />

con nuestra experiencia humana; a guisa de incoación respecto<br />

de la infinitud interior vislumbrada allí donde se enciende la luz de<br />

la razón". Es una doble certidumbre íntima que la introspección metafísica<br />

hecha por la mente al reflexionar sobre su propia existencia<br />

descubre como en un punto focal: certeza de asir la realidad - cumbre<br />

de un orden que despliega su grandeza en el tiempo y el espacio, "sum<br />

mum meum" certeza de asir el punto de partida hacia la infinitud <strong>del</strong><br />

Absoluto, "superior summo meo".<br />

En otras palabras, el acto de ser intuido por nuestra mente en<br />

sí misma es un acto <strong>del</strong> todo singular que entraña el descubrimiento<br />

de un doble horizonte ontológico contrapuesto, y por lo mismo de la<br />

posibilidad de un doble movimiento: de exteriorización y de interiorización.<br />

De ese acto profundo no es posible dudar, no es posible<br />

juzgar que no existe; mas tampoco es posible asirl^ pura y simplemente<br />

como LO QUE ES. El ser íntimo <strong>del</strong> hombi. xio es la nada; 4<br />

mas tampoco es ¡EL SER! Es algo que dista infinitamente de una<br />

y otro, algo que tiene una existencia intermedia entre dos extremos.<br />

En una intuición introspectiva que se concentre toda en la realidad<br />

honda de su propio acto de ser, el hombre no puede ver otra cosa<br />

que lo antes señalado: una cima que es juntamente un umbral: un *<br />

acto culminante en un orden e inicial en otro. Porque es el supremo<br />

vértice en la línea de la temporalidad externa, aparece a la re-<br />

134 —


flexión introspectiva como lo entraña la máxima evidencia; pero por<br />

no tener respecto de la infinitud trascendente de LO ETERNO otra<br />

consistencia que la de un "exordio" o "incoacción", aparece a esa misma<br />

reflexión con la obscuridad de las inmensidades; pero una inmensidad<br />

que necesita aún su más íntima y propia grandeza. ¡Una inmensidad<br />

máxima e indigente a la vez! Según se mire al mundo ^ue<br />

se despliega en el tiempo o al de la eternidad interior, el hombre<br />

en un sentido parece ser un todo, en otro una nada.<br />

— /// —<br />

' 9.— Esta posición existencial <strong>del</strong> hombre en la cima de un orden<br />

y en el umbral de otro entraña una contingencia, de la que brota<br />

su máximo problema: la contingencia <strong>del</strong> destino de la existencia<br />

Es ineludible que el hombre se mire entre el infinito y la nada, no como<br />

un acto de ser fijo e inmutable y que goza de una necesidad absoluta,<br />

sino como un acto frente a la alternativa que supone la convergencía<br />

de todas las rutas posibles de la existencia hacia los dos extremo;;<br />

nihilum — Ipsum Esse. Este es el dato esencial enhebrado en Is<br />

trama misma <strong>del</strong> ser que nuestra alma sondea en su interior. Es preciso<br />

que busque su destino ad extra o ad intra; o en el sentido de<br />

una jerarquía de lo real respecto de la cual su ser es la última cumbre<br />

absoluta, o en el sentido de una interioridad trascendente respecto<br />

de la cual no hay en esa cumbre otra cosa que un peldaño y punto<br />

de partida.<br />

Si el sentido que resuelve la aporía de la contingencia entrañada<br />

en nuestro ser es el de la temporalidad externa, es manifiesto que<br />

el hombre es ya el todo en sí mismo y que su búsqueda no puede<br />

ser otra cosa que una exteriorización que ineluctablemente le daría<br />

como solución última: la nada! Al contrario, si el sentido es opuesto,<br />

el hombre lejos de ser un todo, no es sino una incoacción, (20), en<br />

frase de S. Agustín, y su búsqueda tiene que revestir el carácter de<br />

una interiorización que le dará como solución última: el Infinito! el<br />

Ser trascendente!<br />

Esto no significa otra cosa sino que la existencia <strong>del</strong> hombre<br />

está en la alternativa de deber referirse como a su principio y término<br />

absoluto a una verdad interna eterna o a su antítesis. El hombre<br />

puede mirar con verdad en sí mismo un vértice y un punto de partida,<br />

un grado supremo y una incoación según el horizonte ontológico<br />

hacia el cual diga relación su existencia.<br />

El problema por tanto que podemos llamar, con S. Agustín,<br />

"supremo" (factus eram ipse mihi magna quaestio, es el problema <strong>del</strong><br />

tránsito al ¡ser! a partir de lo que en el hombre podemos llamar incoación<br />

informe, comienzo de una infinidad trascendente que aún no<br />

— 135


posee pero de la que es capaz. Consta en efecto que, si el problema<br />

es soluble, el hombre no puede obtener esa infinitud sino en virtud<br />

de un tránsito ad intra, en el sentido de la eternidad, no en un tránsito<br />

ad extra, en el sentido <strong>del</strong> tiempo. Ahora bien, si el hombre ha<br />

de ir tras ¡el ser! dentro y más allá de lo supremo y de lo más íntimo<br />

de sí mismo, es patente que lo ha de buscar en relación con el<br />

Infinito <strong>del</strong> que pueda decir que es "intimior intimo meo et superior<br />

summo meo"; es decir en relación con el Ser que es preciso concebir<br />

como Espíritu, Inteligencia y Amor: como un Dios personal. Ya •<br />

que si el hombre ha de hallar su plenitud en el Infinito, es preciso<br />

que existan en El como en su fuente pura e ilimitada las perfecciones<br />

que en algún modo reconoce en sí mismo, la espiritualidad, la inteligencia,<br />

la libertad. Plantear por tanto el problema <strong>del</strong> tránsito al<br />

¡ser!, a partir <strong>del</strong> incoactivo vislumbre de la eternidad interior en<br />

el hombre, es plantear el problema <strong>del</strong> Infinito bajo la perspectiva <strong>del</strong><br />

Fin absoluto <strong>del</strong> que depende todo el sentido de la existencia, entendido<br />

como acto disyuntivo de la persona humana.<br />

He ahí por qué, en esta acepción especial, la existencia reviste<br />

en el hombre el sentido de su supremo dilema que no puede resolver<br />

sino la realidad o irrealidad de la trascendencia divina. Por ello el<br />

problema de la existencia que en el hombre surge de la conciencia<br />

profunda de su ser inteligente y libre está vitalmente unido al de la<br />

EXISTENCIA DE DIOS. Es el problema de ser o no ser en sentido<br />

personal, según que el Ser trascendente exista o no exista. Y ese problema<br />

es preciso se desenvuelva con una íntima dialéctica que reviste<br />

esta forma. Si el SER trascendente EXISTE, el hombre no es el vértice<br />

absoluto <strong>del</strong> universo, pero es infinitamente más que todo cuanto<br />

se desenvuelve en el tiempo: de él se afirma el no-ser y el ser, bajo<br />

perspectivas diversas, según se mire ad extra o ad intra. Por el contrario,<br />

si el Ser trascendente NO EXISTE, el hombre es la cima suprema<br />

<strong>del</strong> universo, pero no es cosa alguna más allá <strong>del</strong> tiempo: de<br />

él se afirma también el ser y el no-ser en radical antítesis según se<br />

mire o no a la eternidad interior.<br />

En esta honda dialéctica tenemos la clave de la síntesis agustiniana<br />

de los dos amores que contruyen dos ciudades, como aparecerá<br />

a su debido tiempo.<br />

S. Agustín ha visto con incomparable penetración que en la<br />

historia <strong>del</strong> espíritu no hay cuestión más honda que ésta que sitúa concretamente<br />

al hombre ante las fases expremas o de una idolatría y<br />

anonadamiento de sí mismo en el tiempo, si se apaga en su interior<br />

o se da por apagada toda luz sobre la eternidad de un Dios personal; 4<br />

o de una abismal sumisión e infinita elevación si más allá <strong>del</strong> tiempo<br />

logra asir la viviente certeza eterna de un Dios presente en su inte-<br />

136 —


Tior. Ambas antítesis se realizan en efecto necesariamente en uno y<br />

«tro miembro de la alternativa. (21) La negación <strong>del</strong> Ser trascendente<br />

trae consigo una afirmación y una negación <strong>del</strong> ser en el hombre:<br />

porque desconocida la existencia de Dios, es preciso que el hombre<br />

vea en sí mismo el vértice absolutamente último <strong>del</strong> universo<br />

que se desenvuelve en la línea <strong>del</strong> tiempo (idolatría de sí mismo), pero<br />

es preciso vea a la vez que ese vértice no tiene realidad alguna dentro<br />

de lo eterno (anonadamiento de sí mismo): es éste un idolatrarse<br />

• que significa también renuncia a la existencia más allá <strong>del</strong> tiempo.<br />

El hombre que hubiere hecho la experiencia espiritual de esta negación<br />

de Dios y afirmación de sí mismo, llegará a la expresión extrema<br />

<strong>del</strong> ateísmo moderno: la náusea (Sartre). Por el contrario, la afirmación<br />

de la realidad <strong>del</strong> Ser trascendente trae consigo una afirmación<br />

y una negación <strong>del</strong> ser en el hombre: porque reconocida la existencia<br />

de Dios, es preciso vea el hombre que la medida de su ser<br />

la da ya no el tiempo sino la eternidad. El hombre que hubiere hecho<br />

la experiencia espiritual que proviene de esa afirmación de Dios y<br />

negación de sí mismo, reconocerá juntamente su no-ser y su ser,<br />

su nada y su inmensidad; sentirá juntamente asombro y amor ardiente:<br />

inhorresco et inardesco (22) (S. Agustín). Hay enlace profundísimo<br />

entre el problema <strong>del</strong> hombre y el problema de Dios en el sentido<br />

de que una cierta afirmación relativa a la existencia humana<br />

trae consigo la negación <strong>del</strong> Ser de Dios y también <strong>del</strong> hombre mismo;<br />

y al contrario una cierta negación de la existencia humana trae<br />

consigo la afirmación <strong>del</strong> Ser de Dios y también <strong>del</strong> hombre. El determinar<br />

qué cosa sea éste, si simplemente un todo absoluto en la<br />

línea <strong>del</strong> tiempo, o más bien el exordio de algo que debe hacerse en<br />

la línea de lo eterno, depende de lo que se establezca sobre el Ser<br />

trascendente. En definitiva, la magna quaestio <strong>del</strong> hombre no puede<br />

resolverse sin resolver el problema <strong>del</strong> infinito: noverim me, noverim<br />

Xe (23), decía con razón S. Agustín.<br />

— IV —<br />

LA DISYUNTIVA DEL SER PLANTEADA EN EL HOMBRE<br />

* 10. Se comprende por lo mismo que el problema de la existencia,<br />

tomado en este sentido profundamente humano, revista el<br />

-carácter de debate, certamen, agonía.<br />

¿Cuál es en definitiva el sentido y el significado de esta singu-<br />

» lar situación de nuestro ser entre el tiempo y la eternidad, entre la<br />

nada y el infinito? ¿Es nuestro ser tal que, tras su existencia aparien-<br />

-cial, ha de hallar como término único la nada? ¿O es por el con-<br />

— 137.


trario tal que como fin supremo ha de hallar necesariamente la verdad<br />

creadora. Dios?<br />

La fuerza inmensamente acuciadora de este interrogante no la.<br />

siente el hombre sino cuando comprende todo el sentido que entraña<br />

esta palabra, ¡la verdad! Si S. Agustín lo vivió tan profundamente<br />

es porque en su espíritu hacia ningún blanco hubo una aspiración tan<br />

íntima como hacia la verdad. (24)<br />

En toda alternativa la verdad fija inmutablemente lo que es,.<br />

"Id quod est" (25); no lo construido subjetivamente, no lo forjado<br />

por la imaginación, no lo creado por la ilusión o la mentira íntima<br />

de un desear que sea así; sino precisamente lo que es.<br />

En toda alternativa que la verdad decide hay siempre para el<br />

hombre algo que tiene inconmesurables consecuencias; pero evidentemente<br />

esas consecuencias son de una trascendencia incomparable en<br />

este caso en el que se trata de su propia disyuntiva, de ser o de no<br />

ser, frente al infinito y a la vida futura, frente a Dios y a la propia<br />

inmortalidad. En este caso la verdad no puede iluminar y hacer<br />

ver a nuestras mentes el si o el no de esa disyuntiva sin convertirse<br />

en el nudo de un hondo drama <strong>del</strong> espíritu, en el que entra en juego<br />

el todo <strong>del</strong> hombre. Porque es manifiesto que toda la vida reviste necesariamente<br />

para el hombre un sentido bien diverso según que se:<br />

haga o no la luz sobre la alternativa enhebrada en la existencia.<br />

Por esta razón cuando el hombre se propone descifrar con plena<br />

sinceridad de espíritu esta magna cuestión, no puede hacer abstracción<br />

<strong>del</strong> fondo vivo de su ser; porque en este caso la búsqueda<br />

de la verdad reviste para cada uno de nosotros un carácter de absoluta<br />

trascendencia personal, ya que de esa verdad depende el conseguimiento<br />

o la perdida irreparable de lo que debe ser cada uno en su<br />

existencia y destino personalmente propio e inalienable.<br />

Según Pascal, en el dilema de nuestra existencia entra en juegoun<br />

supremo azar: "examinemos este punto y digamos = Dios existe<br />

o no existe = ¿De qué parte nos inclinaremos? Se verifica un juego<br />

a la extremidad de esta distancia infinita que dará cruz o raya. ¿Por<br />

cuál apostaréis?". (26)<br />

Pascal toca con innegable profundidad el nudo <strong>del</strong> drama quepara<br />

cada uno de nosotros significa la propia historia <strong>del</strong> alma. En<br />

lo más íntimo de sí mismo se halla todo hombre en la encrucijada de<br />

dos orientaciones de trascendencia infinita, pero que en el decurso<br />

<strong>del</strong> tiempo no es posible asir con la plenitud de una intuición capaz<br />

de explorarlas por entero hasta su término absoluto: la una que<br />

suprimiría de raíz toda inquietud por la meta eterna si le demostra-ra<br />

a las claras la ilusión de la existencia de una Verdad trascendente;<br />

la otra que por el contrario convertiría esa inquietud en la sola<br />

138 —


aspiración <strong>del</strong> espíritu si efectivamente esa intuición hiciera sentir al<br />

hombre sin sombras la plenitud de esa verdad.<br />

La existencia humana es una travesía de un riesgo infinito en<br />

fc<br />

la que es libre el hombre de poner en juego su ser y su destino en<br />

uno u otro rumbo, mas no lo es de rehusar todo empeño de sí .nismo<br />

en la determinación de la alternativa. Como lo han descrito S.<br />

Agustín y Pascal, la existencia humana es, de hecho y en acto, e independientemente<br />

de nuestro agrado o de nuestra repulsión, viaje y<br />

• navegación; no es dado al hombre el paralizarla esquivando toda prosecusión<br />

de la misma y negándose a la aceptación de toda responsabilidad<br />

respecto <strong>del</strong> rumbo que toma. Porque el mero hecho de<br />

ser el hombre un ser consciente de su existencia entre la nada y el<br />

infinito trae consigo la necesidad de empeñarse en una u otra dirección<br />

de la encrucijada. // faut parier Vous etes embarqué. Pacal.<br />

(27) Iter tuum voluntas tua est. (San Agustín). (28)<br />

11. Puesto que existir significa para el hombre tomar un rumbo<br />

decidiendo de una alternativa de trascendencia infinita ¿Cuál debe<br />

ser su actitud para acertar con la ruta que no engaña? Es quizá<br />

tal su condición que se vea obligado a jugar el todo por el todo en una<br />

especie de opción entre cruz y raya, semejante a la propuesta por<br />

Pascal en su famoso argumento "cruz o raya"?<br />

Con una opción de ese género saldría sí de una indiferencia improlongable<br />

e insostenible, pero saldría a ciegas y sin luz. Los existencialistas<br />

contemporáneos clausurándose en su escepticismo sobre el<br />

valor de todo saber abstracto y conceptual no han dudado en confiarla<br />

solución <strong>del</strong> grande debate a la opción impenetrablemente obscura de<br />

una interioridad subjetiva, despojada de toda iluminación racional<br />

y que se presenta como pura libertad, como mera capacidad de elección.<br />

"Existir para el hombre es elegir": he aquí la más decantada.<br />

síntesis de su Filosofía. Basándose en ella Niesche y Kirkeegaard<br />

han pretendido empreñarse a fondo y con pasión en el experimentum<br />

crucis que debiera decidir entre uno y otro de los términos de la alternativa:<br />

o poner de manifiesto la ilusión de toda fe en Dios demostrando<br />

mediante la opción existencial que la única meta subsistente<br />

está en la plenitud de lo humano; o poner de manifiesto por el contrario<br />

la ilusión de esta fe antropocéntrica demostrando que la única<br />

plenitud cierta y definitiva de la verdad y de la vida proviene de.-<br />

Dios. Niesche ha pretendido poner al descubierto la aparencialidad <strong>del</strong><br />

mundo invisible de la fe encastillándose con férrea voluntad en el supremo<br />

vértice <strong>del</strong> superhombre, más allá <strong>del</strong> cual no quedaría otra<br />

• cosa que ¡la nada!, Kirkeegaard ha preferido correr el riesgo de un<br />

salto al Trascendente en la noche pura de la fe. Para uno y para otro<br />

"la existencia es elección", pero elección angustiosamente irracional.<br />

— 139


que terminaría por convertir al hombre en el "homme chaos" de<br />

Pascal.<br />

En este punto la posición de S. Agustín es diametralmente opuesta.<br />

Para él la solución de esa suprema disyuntiva por la que nuesara<br />

existencia es agonía debe provenir de toda la verdad; y la verdad<br />

no es subjetividad, sino inmutabilidad y eternidad.<br />

Es indudable que no es posible desentrañar nuestra "magna<br />

cuestión" sin hallarnos de algún modo frente a lo incomprensible y<br />

al misterio; pero de allí no se sigue que la alternativa quede comple- t<br />

tamente fuera <strong>del</strong> dominio de la inteligencia, que la razón no pueda<br />

dar un solo paso en su solución. La visión agustiniana está igualmente<br />

lejos <strong>del</strong> racionalismo deísta o idealista como <strong>del</strong> irracionalismo existencialista:<br />

El hombre lleva sin duda dentro de sí un hondo misterio<br />

"grande profundum", (29), pero no una paradoja irracional. S. Agustín<br />

ha distinguido en su propia evolución interior dos momentos culminantes:<br />

el primero en el que se resuelve la crisis de su espíritu mediante<br />

una primera experiencia interior altamente intelectual en la<br />

que su espíritu descubre el verdadero Infinito "vidi infinitum"; la<br />

segunda en la que se resuelve la crisis de su libertad dividida por la<br />

doble polarización de dos amores, "mecum contendebam et dissipabar<br />

a me ipso" (30). Su ruta, antes de adentrarse en el misterio, comienza<br />

por una ascensión intelectual coronada por una irrefragable certidumbre<br />

sobre la EXISTENCIA <strong>del</strong> Infinito; hasta el punto de aseverar:<br />

"más fácilmente dudaría de existir yo que no de que exista la<br />

Verdad a cuya mirada se llega por cuanto ha sido hecho por Ella" (31)<br />

Luego empieza el drama que se desenvuelve en el orden que Pascal<br />

llamaba "ordre du coeur".<br />

Ambas etapas son esenciales e ineludibles. Porque no solamente<br />

es necesario que la alternativa tenga una solución en si, o sea, que<br />

en el orden de la realidad la Verdad interna - eterna exista o no<br />

exista; sino además es ineludible que Ella exista o no exista como<br />

verdad angular de mi ser, o sea, es menester que mi misma existencia<br />

considerada como incoación y como acto sea o no sea lo que<br />

debe ser respecto de esa verdad, según que Ella haya o no de constituir<br />

el término de la disyuntiva que realizo en mí por el mismo hecho<br />

de ser lo que yo soy. Así ha enfocado S. Agustín su problema<br />

en las Confesiones al hablarnos de su existencia en dos sentidos ^<br />

diversos.<br />

— V —<br />

RELACIÓN ENTRE LA EXISTENCIA Y LA LIBERTAD<br />

12. Es muy verdadero que es preciso empeñe el hombre en el<br />

drama de la existencia el todo de sí mismo: inteligencia, voluntad, co-<br />

140 —


azón. Pero es también verdadero que el problema no es una aporía<br />

sencilla que puede resolverse desde un solo punto de vista, sino que<br />

entraña una doble cuestión que pone en juego muy diversamente el<br />

k fondo <strong>del</strong> hombre y que debe distinguirse nítidamente como lo ha<br />

hecho S. Agustín en sus Confesiones.<br />

En efecto, es indispensable hallar ante todo la verdad de la<br />

existencia o no existencia <strong>del</strong> Absoluto; y luego es menester que esta<br />

verdad decida de mi propio ser. La primera cuestión empeña ante<br />

todo y escensialmente la inteligencia <strong>del</strong> hombre; la segunda sobre<br />

todo su libertad. Sin duda nuestra disyuntiva de ser o no-ser no puede<br />

ser resuelta sino por la realidad o irrealidad de la Trascendencia<br />

divina, y este debate no puede tener una respuesta nuclear y fundamental<br />

sino en el dominio de la inteligencia; mas la misma actitud de<br />

duda o de pretendida indiferencia ante este máximo interrogante no<br />

eximiría al hombre de la responsabilidad de ser artífice de su existencia<br />

y de su historia, y es menester que concretamente y de hecho<br />

esa existencia y esa historia se realicen en unión o en antítesis con la<br />

verdad de la existencia de Dios. Esto obliga al hombre a sentir el<br />

dilema de su existencia con una nueva urgencia que exige entre en<br />

juego para el desenlace lo que más vale en él, la libertad.<br />

Precisamente por tanto el sentido de las dos cuestiones, podríamos<br />

decir que la primera versa sobre la verdad <strong>del</strong> dilema fundamental<br />

considerado en sí mismo y puede formularse así: hacia los<br />

extremos infinitamente distantes en donde es forzoso se decida et<br />

destino de la existencia, ¿qué es lo que hay de verdad, la eternidad de<br />

Dios o la nada? Su solución dará a la inteligencia una verdad que decida<br />

entre los que creen en Dios y los que lo niegan. La segunda cuestión<br />

en cambio versa sobre la forma ulterior en que surge el dilema<br />

una vez reconocida la verdad <strong>del</strong> primer miembro de la disyuntiva, o<br />

sea, la existencia de Dios, y toma este sentido: ¿qué es lo que hay de<br />

verdad en mi existencia respecto de Dios, la ascensión a El o la aversión?<br />

(32) Esta ulterior disyuntiva pone en juego aquello que en el<br />

hombre constituye la máxima grandeza, pero también el máximo riesgo:<br />

¡la libertad! El hombre está llamado a construir un mundo, una<br />

civitas; y es preciso que la forje en correspondencia o en antagonismo<br />

con la verdad de la Trascendencia divina.<br />

Esta necesidad ineludible de un empeño supremo en la forjación<br />

de un universo humano que necesariamente debe ser o respuesta<br />

fiel o antítesis frente a la verdad <strong>del</strong> Fin único que resuelve nuestra<br />

dilema, confiere una pasión de infinito al drama de la existencia,<br />

cual se puede sentir en las Confesiones agustinianas. Es claro que el<br />

alma <strong>del</strong> hombre estaría libre de toda división interior si sin contradicción<br />

alguna le fueran visibles la sola vía y la sola meta verdade-<br />

— 14.1


as en la alternativa suprema de la nada o <strong>del</strong> ser más allá de la muerte;<br />

mas en realidad ni domina en ella una total oscuridad sobre este<br />

universo trascendente ni tampoco la plena luz. Tal contradicción<br />

la nota penetrantemente S. Agustín cuando escribe: Deus quem nulli<br />

licet, ut est, aognoscere; quem nemo permittitur ignorare (33) A nadie<br />

es consentido conocer a Dios, cómo es; a nadie es tampoco permitido<br />

ignorarle. Respecto de El hay siempre la claridad que basta<br />

para que aún en las etapas de máximo alejamiento se viva en la inquietud<br />

frente a las perspectivas <strong>del</strong> destino ultraterreno de la existencia;<br />

mas no hay, al menos en el orden natural, la que sería necesaria<br />

para que un alma logre unificar todo su ser en pos de El.<br />

No todo es luz, ni todo es oscuridad en el centro íntimo <strong>del</strong> espíritu:<br />

he aquí una comprobación fundamental. Y sin embargo, se<br />

halla el hombre en el deber de empeñar en una u otra dirección de la<br />

encrucijada, no una parte más o menos valiosa de sí mismo, sino<br />

todo lo que es y todo lo que puede ser. ¿Qué extraño, pues, que se<br />

vea muchas veces a sí mismo convertido en un insondable misterio?<br />

¿Qué extraño que en su fondo más recóndito se pierda muchas veces<br />

como en un abismo? "Si profunditas est Abyssus, escribe S. Agustín,<br />

putamus no cor hominis abyssus est? ¿Quid enim est profundius hac<br />

Abysso? (34).<br />

Por ésto la cuestión <strong>del</strong> destino de la existencia, vista y sentida<br />

en su concreta significación de problema propio y personal que en<br />

el nudo de una suprema alternativa, única e ineludible, enlaza y ciñe<br />

«Z todo <strong>del</strong> hombre, encierra el motivo perenne de esta inquietud a la<br />

que se refiere S. Agustín en el principio de sus Confesiones. (95) y<br />

que ninguna filosofía materialista, positivista o irracionalista ha logrado<br />

ni logrará jamás eliminar.<br />

La vida humana con su ordenación buena o mala verifica una<br />

opción frente a la tremenda disyuntiva, por el hecho mismo de ser<br />

lo que es. La existencia es viaje, navegación: el símbolo es sin duda<br />

exacto. Depende <strong>del</strong> hombre tomar uno u otro rumbo; libre es el<br />

hombre de ser bueno malo mientras navega. Mas no depende de él<br />

cambiar la verdad <strong>del</strong> desenlace supermo que ha de corresponder al<br />

término de su travesía. Frente a la verdad que por ser la eternidad<br />

misma de Dios es necesariamente el sí o el no final de todo cuanto<br />

es y todo cuanto vale, el hombre no puede decir: ni decido ir a ella,<br />

ni decido alejarme; ni la amo, ni la odio; ni la anhelo, ni la huyo. Porque<br />

el pretender tal indiferencia es ya haber tomado un rumbo por<br />

una de las orientaciones, y precisamente por la que huye de Dios. Lo<br />

que da su sentido trágico y heroico al drama existencia <strong>del</strong> hombre<br />

es este hallarse en lo íntimo de su ser de tal modo frente al Absoluto,<br />

que el no ir a El sea alejarse de EL, y el no estar con El sea<br />

142 —


estar contra El. No cabe en la urdimbre y en el desenlace <strong>del</strong> drama<br />

de la vida humana la pasividad de quien simplemente se abstiene de<br />

empeñarse en ninguno de los partidos opuestos. En este sentido, existir<br />

significa para el hombre optar por o contra lo que puede significar<br />

para él la vida o la muerte.<br />

He aquí por qué no es posible vivir con conciencia profunda el<br />

drama interior de la existencia sin que el hombre la vea convertida<br />

en agonía, tomando esta palabra en el sentido griego y agustiniano<br />

de debate, contienda y crisis de dos opuestos amores, cada uno de los<br />

cuales tiende a constituirse en el polo único de todo el rumbo <strong>del</strong> ser<br />

humano.<br />

NOTAS<br />

1.— De vera religicne, 39, 72: Noli foras, in teipsun redi; In interiore homine<br />

habitat Veritas; et si tuam naturam mutabilem inveneris, transcende et<br />

teipsura. Sed memento cum te transcendis, ratiocinantem animam te<br />

transcenderé. Illuc ergo tende unde ipsum lumen ratlonls accendltur.<br />

2.- De civitate Del, XI, 26: Nam et sumus et nos esse novimus, et id esse ac<br />

nosse dlllgimus. In his autem tribus, nulla nos falsitas verisimilis turbat.<br />

3.— De vera religione, 39, 73: Omnls qui se dubitantem intelligit, verum<br />

intelligit, et de hac re guam intelligit, certus est.<br />

4.- De libero arbitrio, 11, 3, 7: A. Quare prius abs te quaero, ut de manlfestissimis<br />

capiamus exordium, utrum tu ipse sis? An tu íortasse metuis ne<br />

in hac interrogatione fallaris, cum utique si son esses, íalll omnino non<br />

posses? E. Perge potius ad coatera.<br />

S.— De Trlnitate, X, 14: De Trinitate, X, 14.<br />

6.- Confesiones, XIII, 11, 12.<br />

7.- Id. vn, 10.<br />

8.- Id. VII, 17, 23.<br />

9.— Contesslones, VII, 14.<br />

10- Id. IX, 4, 10.<br />

IJ.— Plotino, Enead. I, 6, 9.<br />

12.- Confessiones, VII, 17, 23.<br />

13.— Pascal, Oeuvres, III, 137, Ed. Strowskl: 1 ¡Bogamos en uns vasto medio,<br />

siempre inciertos y íluctuantes, empujados de uno a otro extremo. Cualquier<br />

orilla a la que pensemos acogernos y aferramos, se desliza y nos<br />

deja; y si la seguimos, escapa a nuestras manos, nos esquiva y huye con<br />

huida eterna".<br />

14.- El ser <strong>del</strong> que tiene conciencia, el hombre en si mismo, no es pura transión<br />

temporal irreversible pero lleva dentro de si esta transitoriedad en<br />

su situación presente. Cf. Confessi, XI, 29, 39.<br />

13- Pascal, Oeuvres, III, 135, Ed. Strowski.<br />

16.- In Joann. Evang. XXXVIII.ID.<br />

— 143


17.- Confessiones VII, 11, 17.<br />

18- In Joann. Evang. XXXVIII, 10.<br />

19.- Confessiones, in, 6, 11.— Por esto también en el texto anteriormente citado<strong>del</strong><br />

1. IX, 4, 10, la eternidad <strong>del</strong> Verbo descubierto como luz de la razón<br />

es una eternidad que S. Agustín llama interior: internum oeturnum.<br />

20.— Confessiones XIII, 2, 3: Quid te promeruit inchoatio creaturae spiritualis,<br />

ut saltem tenebrosa fluitaret similis abysso, tul dlssimilis, nisi per idem<br />

Verbum converteretur ad Idem a quo facta est, atque ab eo illuminata lux<br />

fieret, quamvis non aequaliter, tamen conforms Formae aequali tibi? En<br />

el concepto metafísico de la estructura <strong>del</strong> ser espiritual es de mucha importancia<br />

para S. Agustín esta noción de incoacción que está en relación<br />

íntima con los conceptos de mutabilidad e Inmutabilidad, tiempo y eternidad,<br />

formados a base de la experiencia interior. Cf. también De Genesi<br />

ad litteram 11. XH, I, 4, 9.<br />

21.- De civitate Del, XIV, 28: Fecerunt itaque civitates duas: terrenam scilicet<br />

amor sui usque ad contemptum Dei, coelestem vero amor Dei usque<br />

contemtum Sui.- Hay en estas frases una síntesis poderosa. Su fondopsicológico<br />

- metafísico encierra en la antítesis de los dos amores una<br />

dialéctica de la libertad que la pone frente al Ser Absoluto en la alternativa<br />

de ser o de no ser: en la crisis de esa alternativa hay una polarización<br />

psicológica y moral en tomo a estos dos extremos antéticos: sumísión<br />

dominio, humildad soberbia; amor que confiere<br />

el ser o amor que lleva a la nata. Vita voluntarlo defectu deficiens<br />

ab eo qui eam fecit, verglt ad nihilum. Cf. De vera religione, 11, 21.<br />

22.— Confessiones XI, 9, 11.<br />

23.— Sollloqulorum, II, 1, 1: Deus semper idem, noverim me, noverim te.<br />

24.- Confessiones m, 6, 10: O Veritas, veritas, quam Intime etiam tune medullis:<br />

anlml mel suspiraban tibí.<br />

25.- Sollloqulorum, II, 5, 8.<br />

26.- Pascal, Oeuvres Complet. n, 302.<br />

27.- ídem, 1 c.<br />

SUi— Bnarratíones in psalmos, Fs. LXXXV, 6.<br />

29.— Confessiones IV, 14, 22.<br />

30.- Confessiones vm, 10, 22.<br />

31.- Confessiones VBt, 10, 16.<br />

32.— Este problema pudiera también formularse así: ¿Qué cosa es de verdad'<br />

mi existencia respectode Dios: acercamiento o aversión?<br />

33.— Enarratlones In psalmos, Ps. LXXXIV, 9.<br />

34.- Enarratlones In psalmos, Fs. XLI, 13.<br />

35.— Confessiones, I, 1: Tu excitas, ut laudare te <strong>del</strong>ectet; quia faclstl nos ad<br />

te, et Inquietum est cor nostrum, donee requlescat in te.<br />

144 —


JUVENTUD, AUTORIDAD, VIOLENCIA<br />

Por Alfonso Villalba, S. J., Ex-Rector de la <strong>Pontificia</strong><br />

<strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>.<br />

El enfrentamiento entre generaciones es tan antiguo y tan humano<br />

como la humanidad misma. Son clásicas la pugna entre padres<br />

e hijos, entre el estudiante y el catedrático. Y así tantos otros ejemplos.<br />

Este enfrentamiento tiene una raíz vital, que no puede ser suprimida.<br />

Muchos son los factores que la constituyen. Podríamos reducirlos<br />

a los tres siguientes: Brotar de la fuerzas de la vida frente<br />

al apaciguamiento o decadencia de ellas; inexperiencia frente a experiencia;<br />

ausencia de compromiso con estructuras culturales, políticas,<br />

religiosas, etc., frente a compromiso y aún identificación con ellas.<br />

De ahí surge una mutua incompatibilidad más o menos aguda.<br />

Y, puesto que el joven es sujeto de obediencia y el hombre maduro<br />

representa la autoridad, la tensión se traduce en rebeldía por parte de<br />

aquél rigorismo autoritario por parte de éste. Es célebre la pintura de<br />

este antagonismo, que nos presenta Horacio en su Ars Poética: Aquel<br />

es "monitoribus asper, ultilium tardus provisor"; este en cambio: "laudator<br />

temporis acti se puero, castigator censorque minorum" (1).<br />

Es decir que la misma dinámica enriquecedora de la vida exige<br />

una constante tensión dialéctica entre jóvenes y quienes dejaron<br />

de serlo, entre autoridad y juventud.<br />

El problema surge cuando se agudiza la tensión. Entonces la<br />

aspereza se vuelve exasperación y brota la VIOLENCIA.<br />

La violencia es múltiple en sus formas, pero lleva siempre en<br />

sí el toque de ímpetu destructor y de saldo doloroso y tal vez trágico.<br />

El tema Violencia es amplísimo. Forzosamente he de reducirle<br />

a la juventud en cuanto tal. Y dentro de ella a la esfera universitaria.<br />

Presupongo los grandes principios teológicos - filosóficos en torno<br />

al problema de la violencia. Baste recordar que dentro <strong>del</strong> más<br />

ortodoxo pensamiento católico se la ha considerado como legítimo instrumento<br />

—sujeto obviamente a condiciones rigurosas— de reivindicación<br />

de valores humanos fundamentales. Hoy en día, si bien existe<br />

la corriente práctica y teórica de rechazarla a rajatabla, por otro lado<br />

está prosperando, precisamente en América Latina, una corriente<br />

en pro de nuevas formas de violencia como el único medio de transformación<br />

social. Dicha corriente tiene aún su teología propia y sus<br />

propios teólogos.<br />

Dentro de estas premisas tan generales, quiero dejar afirmados<br />

dos puntos importantes: Primero: supuesto que puede darse una violencia<br />

justa, es posible que alguna violencia juvenil lo sea; no cabe<br />

repudiar a priori como inmoral cualquier rebeldía de los jóvenes. Se-<br />

10 — 145


gundo: —íntimamente relacionado con el anterior—: así como se dan<br />

violencias insurgentes injustas, pueden también darse violencias represivas<br />

igualmente injustas. Quienes representamos la autoridad debemos<br />

pensar que algún día podemos caer en ella, que puede valer,<br />

en forma mitigada, claro está, para nosotros la frase de Tomás de<br />

Aquino: "Magis autem tyrannus seditiosus est (quam populus)... secundum<br />

illud Ezech, 22: Principes eius in medio ieus quasi lupi<br />

rapientes praedam ad effundendum sanguinem. Et ideo sicut resistere<br />

latronibus, ita licet resistere in tali casu malis principibus" (2).<br />

Antes de embarcarnos en el análisis <strong>del</strong> fenómeno "extrínseco"<br />

vale la pena apuntar algunas características <strong>del</strong> estado de ánimo, que<br />

acompañan a la actitud rebelde en el joven. Algunas de ellas lo ubican<br />

dentro <strong>del</strong> anónimo sector <strong>del</strong> hombre - masa; otras le dan un realce<br />

ennoblecedor:<br />

Antinómicamente el joven, rebelde por naturaleza —y quizás en<br />

virtud de esta rebeldía—, es inseguro en su propia rebeldía.<br />

Busca en el fondo apoyo, dirección, ejemplo en la gente madura,<br />

en la autoridad. Muchos de sus desplantes no son más que expresiones<br />

patéticas de esta búsqueda. Esto es de extrema importancia<br />

para comprenderlo y tender un puente de contacto con él. Como fruto<br />

de esta inseguridad y de esta demanda de ayuda es típica su doble<br />

actitud: de docilidad, casi humildad en el encuentro de persona<br />

a persona con la autoridad; de desafío y arrogancia, cuando funciona<br />

dentro de un grupo. De ahí que, como afirmación general que por<br />

lo mismo admite excepciones, la juventud sea básicamente gregaria en<br />

cuanto a rebeldía se refiere. Por la misma razón, es caudillista: busca<br />

quien enarbole una consigna, para arrojarse en pos de ella. Y —consecuencia<br />

obvia y triste de lo anterior— es fácil instrumento de<br />

objetivos ajenos a su idealismo.<br />

Hasta aquí los rasgos negativos. Dichos rasgos son eternamentes<br />

inherentes a la juventud. Con todo veremos más a<strong>del</strong>ante que<br />

han sufrido notables modificaciones. Los rasgos positivos pueden<br />

condensarse en dos términos: desinterés y heroísmo. Por lo común<br />

la juventud no tiene intereses creados ni segundas intenciones en su<br />

rebeldía. El joven es indudablemente idealista. Y ese idealismo se<br />

traduce en la generosidad con que se vuelca todo entero a la "causa".<br />

Quizás se trate de un tributo cuasibiológico a su exuberancia vital,<br />

de todos modos es admirable la prontitud <strong>del</strong> joven a sacrificar aún<br />

su propia vida en aras de sus ideales rebeldes. Este toque heroico es<br />

quizás lo que vuelve más respetable y en veces temible al joven frente<br />

al adulto.<br />

Demarcadas las líneas generalísimas de la tónica <strong>del</strong> joven dentro<br />

de la violencia, pasemos una ligera retrospección histórica. Des-<br />

146 —


de ella podremos enfocar con más precisión todo el alcance de la violencia<br />

juvenil actual.<br />

En su libro Les Phénoménes Revolutionaires, Jean Baecher afirma<br />

que la violencia universitaria no es ni mucho menos una novedad<br />

en la historia; más aún que las de hoy son menos brutales que las de<br />

tiempos pasados: "Le XXe siecle n'a rien inventé sur ce point, sinon<br />

que ees rebellions se sont remarquablement adoucies dans leurs<br />

manifestations, si Ton en croit les récits médiévaux, autrement sanglants<br />

et dévastateurs" ( 3 ).<br />

No se puede contradecir sin más a persona tan autorizada. Los<br />

motines de universitarios son parte de la historia de las universidades<br />

y de la <strong>Universidad</strong> en general. Es más, no hay dificultad en admitir<br />

que en el ambiente rudo de la Edad Media se cometieron truculencias,<br />

que los estudiantes de hoy no se atreverían a cometer. A pesar<br />

de todo, es indudable que el siglo XX, sobre todo las dos últimas<br />

décadas que llevamos de nuestro siglo "han inventado" mucho al<br />

respecto.<br />

Comenzando por lo cuantitativo o extrínseco —universalidad,<br />

frecuencia, impacto político-social etc.— no hay duda que los levantamientos<br />

universitarios de antaño fueron insignificantes al lado de los<br />

actuales. En términos cualitativos las diferencias son mayores aún.<br />

Las rebeliones estudiantiles y en general juveniles anteriores a las dos<br />

últimas décadas se definen marcadamente por irnos cuantos rasgos<br />

negativos. Las excepciones esporádicas no hacen otra cosa que confirmar<br />

la regla: 1— Carencia de ideología propia: Citemos al propio<br />

Baechler: "L'on a d'abord le chahut pur et simple, forme traditionnelle<br />

et naturelle de décharge contre les contraintes de l'autorité<br />

magistrale... Les conflits opposent aussi les étudiants entre eux...: faculté<br />

contre faculté, école de pensée contre une autre, families politiques<br />

entre elles.... Une forme plus rationelle, nous voulons dire au la<br />

perception d'un objectif precis a atteindre apparait, est la lutte étudiante<br />

contre les formes de l'enseignement...." ( 4 ).<br />

Es decir que las violencias universitarias de la historia fueron<br />

o reyertas entre estudiantes, o "rebeldías sin causa" o, en el mejor<br />

de los casos —si cabe la expresión—, el recurso para exigir reformas<br />

académicas. Pero no hubo "contestación" de la autoridad en cuanto<br />

tal, ni tampoco defensa de una "filosofía" creada por la propia<br />

juventud.<br />

2— Ausencia <strong>del</strong> sentido de clase: de la clase juvenil o estudiantil.<br />

Algunos vestigios se insinuaban, cuando se unían para defender<br />

algún interés concreto frente a la autoridad académica. Pero sería<br />

falsear la historia afirmar que en los siglos pasados y aún a comien-<br />

— 147


zos <strong>del</strong> nuestro la juventud —incluida la juventud estudiosa— haya<br />

poseído la conciencia clasista, que ciertamente poseyeron los campesinos<br />

de otras épocas o los obreros <strong>del</strong> siglo pasado<br />

3— Sujeción a intereses y consignas adultas: Se trata de una<br />

conclusión natural de lo anterior. Mirando globalmente los tiempos<br />

pasados y la función que desempeñaron en ellos los jóvenes como actores<br />

de violencia, se impone la conclusión de que más que de violencia<br />

juvenil hay que hablar de violencia de gente joven, en el sentido<br />

de que la juventud participó en gran número y con generosidad<br />

en guerras, revoluciones y otras formas de insurección calculadas y<br />

movidas por la gente madura: Fueron en definitiva instrumento de<br />

objetivos —a veces objetivos muy nobles y valiosos— creados por la<br />

generación mayor a ellos.<br />

En nuestros días subsisten evidentemente los rasgos <strong>del</strong> pasado,<br />

pero hay síntomas nuevos de enorme relevancia. Ellos están plastificados<br />

en los sucesos de mayo <strong>del</strong> 68 en Francia o en lo que difusamente<br />

está aconteciendo en Latinoamérica. Fenómenos tan serios no<br />

son fruto de la casualidad, sino el resultado de una transformación<br />

radical en la manera de ser <strong>del</strong> joven. Dicha transformación se irá<br />

definiendo conforme vayamos destacando las notas más salientes <strong>del</strong><br />

enfrentamiento actual entre juventud y autoridad,<br />

1— En términos cuantitativos y de impacto "externo" —que<br />

no afecta a la estructura o los intereses de la misma juventud— la rebelión<br />

juvenil se destaca como nunca en la historia. Su resonancia<br />

sobre todo en el orden político, social y religioso es impresionante.<br />

Los hechos escuetos hablan por sí mismos y nos están diciendo que<br />

lá juventud como grupo —sobre todo la juventud estudiantil— se ha<br />

vuelto un problema engorroso para el poder civil, para la jerarquía<br />

eclesiástica y aún para la fuerza militar. Hemos citado el caso de<br />

Francia dé 1968, de Latinoamérica en estos días. Podemos añadir<br />

el reto audaz de la juventud estadounidense al Pentágono en el asunto<br />

de la guerra <strong>del</strong> Vietnam. Pese a la gravedad de todos estos hechos, su<br />

importancia es periférica en frente <strong>del</strong> alcance cualitativo de la rebelión<br />

de la juventud de nuestros días. Pero esto no es ni mucho<br />

menos lo más importante. Más aún podríamos restar la importancia<br />

efectiva que se da normalmente a la juventud, adhiriéndonos a la afirmación<br />

nada menos que de Herber Marcuse: "Premierement, J' aurais<br />

afirmé que 1' opposition étudiante en tant que telle est capable aujourd'<br />

hui deja de faire la revolution. Deuxiemement, j'aurais affirmé<br />

que ce que nous appelons en Amérique les hippis et ce que vous<br />

appelez les beatniks constitue la vouvelle classe revolutionaire. Je<br />

n'ai jamais rien pretenda de ce genre. Je voulais simplement dire<br />

qu'il y. a aujourd'hui dans la société des tendances, qui annoncent<br />

148 —


une rupture totale avec les besoins de la société repressive.... il (el<br />

movimiento juvenil) pourra peut - etre jouer un role le jour du il<br />

sera relié a d' autres forces objectives beaucoup plus fortes". (rj).<br />

2.— Detrás de los sucesos dramáticos, sangrientos, en los cuales<br />

la generación nueva se enfrenta con el orden establecido y sus<br />

representantes, se advierte no el mero choque sino el rechazo sistemático<br />

e ideológico de la autoridad como tal. En la conciencia de<br />

la nueva generación está germinando una teoría antiautoritaria, que<br />

pone en tela de juicio no solo el valor o eficacia de determinada autoridad<br />

en concreto, sino el principio mismo de autoridad. No se trata<br />

exactamente de un movimiento anarquista, sino de una revisión de<br />

nuestras categorías tan occidentales y tan sólidas como poder, gobierno<br />

etc. Es impresionantemente radical la afirmación <strong>del</strong> leader revolucionario<br />

de mayo de 1968, Daniel Cohn - Bendit, en la que se refiere<br />

a la torpeza y desconcierto de las autoridades universitarias en<br />

aquella situación "All institutions have the necesary machinery for<br />

dealing with claims.for minor reforms within frameworck of the system.<br />

But wath can they do when faced with a movement the denies<br />

authority as such and refuses to enter into spurious dialogues?" (").<br />

3— Otro cariz, que se perfila claramente en la rebelión juvenil<br />

es lo que podríamos llamar el de propiedad privada. Hay en él dos<br />

aspectos, que deben destacarse:<br />

En contraposición a los motines de otras épocas, la juventudrebelde<br />

de hoy tiene su propia ideología y sus propias metas. Son todavía<br />

imprecisas, caóticas, más bien negativas, pero les pertenecen. Es<br />

cierto que una buena porción de la violencia universitaria está manejada<br />

por intereses político - internacionales ajenos a la Universiddad,<br />

pero es indudable que, entremezclada con este instrumentalismo quizás<br />

más tiránico que en otras épocas, avanza la corriente de independencia<br />

ideológica y de intereses. Y esta corriente es el "signo de los<br />

tiempos", que debe absorber nuestra atención aunque aparentemente<br />

sea menos llamativa y por lo pronto menos eficaz que los movimientos<br />

dirigidos desde fuera. Retornando a Cohn - Bendit, y haciendo<br />

precisión de su sinceridad pero teniendo en cuenta lo mucho que es<br />

leído y cuánto pesa su autoridad junto con la de Marcuse para los<br />

universitarios, sorprende la seguridad con que se siente divorciado de<br />

los intereses adultos y la radicalidad de sus objetivos: "Now this<br />

revolt, which involves ever larger number of young people throughout<br />

the world, must not be confused with the old conflict between<br />

the generations. The later, as we know it, particularly in earlier<br />

forms of bourgeois society, reflected the impatience of the young<br />

people to step into the shoes of the old... Modern youth is not so<br />

much envious of, as disgusted with, the dead, ampty lives of their pa-<br />

— 149


ents" "The student movement has become revolutionary and not<br />

simply a university protest.... it tries beyond its immediate aims to<br />

elaborate a strategy that will radically change the whole of society"<br />

0). Más a<strong>del</strong>ante señalaré los puntos positivos de esta filosofía rebelde<br />

de la juventud. Pasemos al segundo aspecto: Por primera vez<br />

en la historia la juventud ha cobrado de verdad sentido de clase. Quizás<br />

estamos presenciando la gestación de un fenómeno similar al de<br />

la conformación de la clase obrera, que cuajó el siglo pasado. Son<br />

los jóvenes, sobre todo universitarios, quienes se agrupan con plena<br />

conciencia de un fermento bien definido dentro de la sociedad, quienes<br />

rumian su propia ideología, quienes libran su propia batalla. Naturalmente<br />

están dispuestos a aunar fuerzas con otras "clases" pero<br />

"de potencia a potencia". En la revolución de mayo de 1968 este es<br />

el leitmotiv en las célebres inscripciones murales: Hemos dejado de<br />

ser instrumentos y seres dependientes de la institución adulta. "Ya<br />

no somos rebaño. Ya no somos siervos de mi General" escribió un<br />

estudiante de la Sorbona. Y esta mística de solidaridad ha llevado a<br />

la la juventud a romper barreras, que no ha logrado el poder civil<br />

y ni siquiera la autoridad de la Iglesia. En nuestras universidades latinoamericanas<br />

—al menos en cuanto se refiere a la experiencia de mi<br />

propio país— prácticamente se ha eliminado el antagonismo entre<br />

universitarios laicos y confesionales: son simplemente universitarios<br />

en comunidad de intereses y de acción. En Estados Unidos quienes<br />

de hecho han dado los pasos más radicales para abolir el prejuicio<br />

racial son los estudiantes. Y así podríamos multiplicar los ejemplos.<br />

Todos ellos pueden cristalizar en la frase —enormemente significativa<br />

por el contexto de mayo <strong>del</strong> 68— que se escribió en la Sorbona:<br />

todos somos judíos alemanes.<br />

Si descendemos al análisis <strong>del</strong> por qué de este fenómeno, encontraremos<br />

causas múltiples, que en fin de términos arancan de la crisis<br />

universal de valores, que está conmoviendo aún a la misma Columna<br />

et Fundamentum Veritatis. Dentro de ella es obvio que el hombre inmaduro<br />

sufra más reciamente el impacto, se desconcierte, reaccione violentamente.<br />

Si, además este hombre inmaduro goza de una libertad<br />

y recursos culturales y de acción harto mayores que en otros tiempos,<br />

si la estructura paterno - familiar que le rodea se declara —al<br />

menos de facto— o sin capacidad o sin interés por ayudarlo, es obvio<br />

que la violencia juvenil se manifieste tal cual se está manifestando.<br />

Pero si queremos buscar algo más radical y específico, no podemos<br />

quedarnos en los datos externos y comunes de tipo socio - cultural.<br />

La violencia juvenil es en último análisis el símbolo<br />

de un reto profundo a lo que podemos llamar la manera de ser de<br />

150 —


nuestra adulta civilización occidental. "The real meaning of revolution<br />

is a change in man. This change we must make in our own lifetime<br />

and not for our children's sake": he ahí la ambición de Daniel Cohn-<br />

* Bendit. Y al terminar su libro, hace un llamado al lector, afirmando<br />

"between us we can change this rotten society" ( 8 ).<br />

Quizás por coincidir en el gesto retador al actual producto de<br />

la cultura occidental, los jóvenes han sido tan influidos por el filó-<br />

• sofo Herbert Marcuse, al que posiblemente entienden a medias.<br />

El reto es absoluto y sus síntomas son demoledores, aunque<br />

dotados <strong>del</strong> soplo de vida creadora <strong>del</strong> joven. Sólo el futuro podrá<br />

ofrecernos un balance realista de los resultados. El joven de hoy pone<br />

en tela de juicio prácticamente todo lo que podemos llamar categorías<br />

de la civilización occidental: "Estamos seguros: en a<strong>del</strong>ante<br />

2+2 ya no son 4" escribió un rebelde juvenil de 1968 en Censier. No<br />

ve razón para admitir aún los que nos son más evidentes. Los gestos<br />

estrambóticos en cuanto a vestido y otras formas de vida extema<br />

son la expresión sensible de esta non serviam radical.<br />

Se impone una aclaración: es posible que numéricamente no sean<br />

muchos los jóvenes que a ciencia y conciencia profesan, de idea o de<br />

obra, esta contestación tan a fondo. Pero no olvidemos que son minorías<br />

las que llevan a cabo las transformaciones, las cuales difunden<br />

luego en la masa. Tengamos además en cuenta que, quizás sin medir<br />

las consecuencias, grandes sectores de la juventud están ya contagiados<br />

de este nuevo espíritu. Esto me dá derecho a hablar en términos<br />

generales.<br />

Este emplazamiento a nuestra manera de ser, cristiana y occidental<br />

desciende dramáticamente a lo moral. Formas de conducta<br />

e interrogantes, que hasta hace poco ni siquiera podían nombrarse,<br />

son ahora adoptadas o planteadas por la generación nueva. Tal vez<br />

no es exageración afirmar que ella ha puesto bajo un signo de interrogación<br />

todo o casi todo el código ético de nuestra cultura occidental.<br />

Y no sólo es un interrogante de palabra. Un buen sector de<br />

hoy frecuenta el uso de drogas por "principio" y no sólo por el gusto<br />

de lo prohibido. También por "principio" profesa una liberación<br />

"* amplísima en lo sexual. Y así podrían multiplicarse los ejemplos. Esto<br />

ha cobrado ya su expresión artística. De ella vale la pena hacer<br />

mención <strong>del</strong> drama musical Hair que tan vivamente ha impresionado<br />

a la juventud y que constituye un reto crudísimo a nuestra moral<br />

occidental.<br />

Ovbiamente las instituciones, que arrancan de dicha moral, son<br />

también contestadas: sociedad civil, familia. Y dentro de esta misma<br />

contestación cae rotundamente la autoridad, de la cual hablamos ya.<br />

— 151


Esta es la raíz hondísima <strong>del</strong> distanciamiento entre juventud<br />

y autoridad de hoy y de su resultado: violencia. Concretamente respecto<br />

de la <strong>Universidad</strong>, es obvio que la juventud de hoy rechace la<br />

institución —o al menos no le vé razón de ser—: no quiere identificarse<br />

con la <strong>Universidad</strong> de corte napoleónico ni con la Alma Mater medieval:<br />

"Violad a vuestra Alma Mater" escribió con ingenio y audacia<br />

un estudiante de Nanterre.<br />

Quien no pesa toda esta corriente de fondo, que envuelve a la<br />

rebelión de la <strong>Universidad</strong> de hoy, simplemente está de lleno en la<br />

periferia <strong>del</strong> problema.<br />

El futuro ante semejante fenómeno es gris e incierto. Por lo dicho<br />

se podría pensar que la juventud va a su autodestrucción.<br />

Pero junto a los tintes negativos, que hasta ahora he subrayado,<br />

apuntan valores muy positivos, sobre los cuales precisamente habrá<br />

que tender el puente de reencuentro con la generación nueva:<br />

1— Indudablemente, para comenzar, hay una tónica de grandeza<br />

humana en toda esta pose insurgente. La juventud se ha comprometido<br />

en ella con verdadero empuje místico, con ardor mesiánico.<br />

No en todo se trata de mera ligereza o irresponsabilidad, como pretenden<br />

simplistamente ciertas personas maduras. Hay no poco de<br />

generosidad, sacrificio, sentido de responsabilidad.<br />

2— El joven, el universitario de hoy, se siente mayor de edad.<br />

Y en buena parte tiene razón. Las relaciones tradicionales entre autoridad<br />

y juventud a nivel universitario descansaban sobre el presupuesto<br />

implícito de que el estudiante era un minor capite. Hoy el<br />

presupuesto es inadmisible. En un altísimo promedio la juventud universitaria<br />

es jurídicamente mayor de edad. Ella está tomando en<br />

serio y reivindicando lo que le concede la ley. Y está más capacitada<br />

para esto que en otros tiempos. Es un fenómeno sociológico irreversible<br />

el que, gracias al progreso técnico y a disminución <strong>del</strong> control<br />

externo, el joven de hoy madura con más prontitud que el de otras<br />

épocas. Que en varios aspectos se trate de un prematurismo lamentable<br />

es otra cosa. Pero el hecho está ahí y la historia es irreversible.<br />

Hay muchos puntos en que el joven se muestra creativamente maduro,<br />

aunque esto resulte incomodante para la autoridad: El principal<br />

es su decisión de no ser mero receptor pasivo de educación, sino<br />

co-laborador de su propia formación, de su futuro y <strong>del</strong> futuro de las<br />

instituciones, que tarde o temprano pasarán a sus manos. De ahí<br />

ejemplos respetables de proyectos de reforma de estudios, de extensión<br />

universitaria, nacidos de la iniciativa de la "clase" estudiantil.<br />

3— Como prueba precisamente de esta maduración hay en la<br />

clase juvenil una búsqueda admirable de sinceridad y autenticidad.<br />

Precisamente de esta cualidad brota muy a menudo su rebeldía con-<br />

152 —


tra la hipocresía de las formas tradicionales y de qu'enes las representan.<br />

Hoy quienes somos responsables de la juventud no podemos<br />

permitirnos el lujo de poner bajo el amparo de la autoridad nuestra<br />

falta de honradez ante las exigencias de Dios o de la Vida. Mos rechazarán".<br />

Poco significa para ellos el texo evangélico: "Super<br />

Cathedram Moysi sederunt Scribae et Phahisaei. Omnia ergo<br />

quaecumque dixerint vobis sérvate et facite..." ( 9 ). Su empeño es purificar<br />

las cátedras de "escribas y fariseos"; para ellos en cambio tiene<br />

pleno sentido la increpación paulina "Qui ergo alium doces, te<br />

ipsum non doces.... qui in lege gloriaris, per praevaricationem legis<br />

Deum inhonoras" ( 10 ).<br />

4— Podríamos seguir multiplicando los aspectos positivos de la<br />

nueva generación. En bien de la brevedad podríamos hablar de las<br />

virtudes cardinales de ella: Un auténtico sentido de justicia e igualdad<br />

social: Buena porción <strong>del</strong> movimiento universitario latinoamericano<br />

va hacia allá; he apuntado ya el fenómeno de la abolición de barreras<br />

raciales; y así podríamos señalar muchos otros indicios. Una<br />

convencida tendencia paficista: es posible que la juventud sea ilógica<br />

al propugnar la violencia en pro de sus objetivos paficistas. Pero<br />

no puede negarse que hay mucho de genuino en su predicación de la<br />

PAZ en la tierra. No es sólo novelería o miedo lo que empuja al joven<br />

norteamericano a oponerse a la guerra <strong>del</strong> Vietnam, es también su<br />

sentido de paz y armonía universales. La exaltación <strong>del</strong> amor como<br />

el nuevo vínculo de unión de la humanidad entera. A veces sus versiones<br />

<strong>del</strong> amor son pintorescas o desechables. Pero, una vez más,<br />

recojamos el valor que late en el fondo: en definitiva hay una coincidencia<br />

con el supremo valor anunciado por Cristo. Y ahí tenemos el<br />

vínculo más fuerte que les une con nuestro legado religioso.<br />

Como anexo al diagnóstico de la posición vital de nuestras nuevas<br />

generaciones hay una observación, que da relieve a la importancia<br />

<strong>del</strong> nuevo movimiento de la clase juvenil. También como un fenómeno<br />

sin antecedentes en la historia es ella la que en varios sectores<br />

de la vida adulta está imponiendo formas de vida a la sociedad<br />

entera, incluidos sus componentes maduros. Forma de poca significación<br />

tal vez para una mirada profana, pero de harta importancia<br />

para la mente de un sociólogo perspicaz. Antaño la "moda" entendida<br />

en su múltiple significación era creada y renovada por el sector<br />

adulto de la sociedad. Hoy en muchos casos es el sector juvenil quien<br />

la implanta: formas de vestir, de actitud externa, peculiaridades de<br />

expresión, música, temas decorativos etc. son hoy en buena parte inventiva<br />

de dicho sector. Y el adulto, mal que le pese, lo está aceptando.<br />

El fenómeno es curiosísimo y da mucho que pensar.<br />

— 153


No queda sino llegar a unas cuantas conclusiones, cuyo objetivo<br />

será insinuar una táctica de acción de nuestra parte: de quienes representamos<br />

la autoridad para la juventud sobre todo universitaria,<br />

a fin de que las distancias se acorten, de que la violencia se convier- *<br />

ta en una tensión dialéctica constructiva. Mucho, muchísimo hay que<br />

criticar a los jóvenes. Pero mis conclusiones irán más bien encaminadas<br />

a nosotros mismos, a fin de que corrijamos los posibles errores<br />

que podamos cometer con ellos y a la vez preveamos una nueva política<br />

constructiva en nuestras relaciones con ellos.<br />

1— Ante todo, si la rebeldía de la clase juvenil de nuestros días<br />

no es —en lo más valioso que ella entraña— una rebeldía sin causa,<br />

no cabe rechazarla de plano. Con honradez pensemos que, si la tesis<br />

de una posible violencia justa ha sido tradicionalmente aceptada<br />

—guerras justas, revoluciones justas—, no podemos rechazar a priori<br />

como inmoral cualquier violencia o insurgencia juvenil.<br />

2— Hay que llegar a la conclusión nítida de que el hecho mismo<br />

de la violencia y antagonismo con la autoridad es algo secundario,<br />

un subproducto de conflictos mucho más medulares. Ahora bien,<br />

para poderlos auscultar, la "condicio sine qua non" es una consciente<br />

predisposición a comprender a la clase juvenil. Y mal podemos estar<br />

dispuestos, si nos cerramos al diálogo. Conversar es más incómodo<br />

que imponer. Pero, vencidas las primeras resistencias, veremos<br />

que el joven es bastante más sensato y dócil de lo que las apariencias<br />

parecen indicar. Pensemos que tal vez tuvo no poco de razón el<br />

joven que en mayo de 1968 escribió en una pared de la Facultad de<br />

Ciencias Políticas de París "Los muros tienen oídos; vuestros oídos<br />

tienen muros".<br />

3— La premisa indispensable para el diálogo es la comprensión.<br />

No una comprensión paternalista que tiende a mirarlos como<br />

niños en estado de crisis, sino una comprensión que signifique el esfuerzo<br />

por entender en toda su complejidad el por qué <strong>del</strong> malestar<br />

juvenil y universitario. Y nada lograremos si no estamos dispuestos<br />

a ceder de ciertas posiciones y de varios puntos de vista, que para nosotros<br />

significan mucho, pero que en definitiva tal vez no tengan sino *<br />

un valor circunstancial e histórico. Llegados a este punto cabe plantearnos<br />

una pregunta: ¿Estaremos en capacidad de comprender al joven<br />

quienes en mayor o menor grado estamos <strong>del</strong> lado de la generación<br />

pasada? Y, aún supuesto que las comprendiésemos, ¿nos creerán<br />

y confiarán en nosotros? Es sólo un planteamiento. Quizás los cuadros<br />

directivos universitarios deben presentar elementos más cerca-<br />

154 —


tíos aún en términos de edad biológica a la clase juvenil. Este fue<br />

uno de los éxitos de Kennedy y <strong>del</strong> Kennedismo.<br />

• 4— Nada de esto se logrará si no existe de parte de la autoridad<br />

universitaria una doble actitud, difícil de lograr por constar de<br />

•elementos antinómicos. Firmeza y Objetividad.<br />

Estamos en el momento de asentar con plena serenidad y lucidez<br />

de espíritu cuáles son los valores realmente sustanciales de nuestro<br />

ser cristiano, de nuestro legado occidental, de nuestra esencia latinoamericana.<br />

Y esos valores tenemos que presentar a la juventud sin<br />

paleativos. Y en torno a ellos tenemos que condensar nuestras energías,<br />

para mantenerlos intocados a cualquier costo. Dialogar, comprender<br />

al joven, no implica ni muchísimo menos, capitular. Y muy posiblemente<br />

para nuestra sorpresa veremos que serán dóciles en aceptar<br />

esos valores depurados. Como dije al comienzo de esta exposición, el<br />

joven, aún el de hoy más independiente y seguro de sí mismo, busca<br />

■orientación y apoyo en la generación madura.<br />

Salvada esta porción esencial de valores, nuestra actitud respecto<br />

a lo demás debe ser desinteresada y objetiva. Es fácil decirlo de palabra,<br />

pero es tremendamente duro ejecutarlo de obra. Revisar estructuras,<br />

renunciar a formas culturales o académicas que han sido nuestro<br />

modo de ser, asumir el riesgo de lo incierto y de posibles ensayos<br />

fracasados exigen, para expresarnos en términos de Kierkegaad una<br />

"infinita resignación" similar a la <strong>del</strong> caballero de la fe, <strong>del</strong> que ha­<br />

Isla en su obra Con temor y temblor. Pero esa es nuestra obligación.<br />

No podemos entorpecer un cambio que se impone irremediablemente.<br />

No podemos privar a la juventud de una preparación para un futuro,<br />

que será de ellos y no nuestro y que será distinto <strong>del</strong> presente y<br />

de lo que fue el pasado. ¿No está emprendiendo esta misma tarea dolorosa<br />

la Iglesia de Cristo?. La <strong>Universidad</strong> tiene que emprender una<br />

revisión amplia de su estructura, abierta a las exigencias justas de los<br />

estudiantes. La <strong>Universidad</strong> no es un mero centro de instrucción intelectual,<br />

es el campo óptimo de creación cultural, de orientación <strong>del</strong><br />

hombre cabal hacia un futuro mejor. Si ella es incapaz de prever y<br />

■» —usemos el término— ensayar las nuevas formas, ¿qué otra institución<br />

lo podrá hacer? El ímpetu juvenil de cambiar las estructuras, dejando<br />

en manos de solamente los jóvenes, se tomará negativo y destructor.<br />

Sólo en el contacto amigable con la generación adulta y con<br />

lo más selecto de ella, que confluye en las universidades, aprenderán<br />

que su misión no es sólo desarraigar y destruir, sino también y por<br />

sobre todo edificar y plantar. Si no aceptamos la tarea, el problema,<br />

que es el tema de este estudio, juventud ­ autoridad ­ violencia se<br />

volverá irremediablemente agudo.<br />

— 155


Al llegar al término de mi exposición, quiero dejar planteada<br />

una cuestión abstracta, si se quiere, pero de suma importancia: se<br />

refiere precisamente al concepto de autoridad, que hemos heredado<br />

de siglos y llevamos muy en las venas la generación madura. Hemos<br />

dicho que la nueva corriente lo rechaza en parte o en todo. ¿No podríamos<br />

tomar la iniciativa y emprender nosotros la revisión? Ahí<br />

quizás está el nudo de todo el conflicto con el universitario de hoy,<br />

al menos con el universitario inteligente y de buena fe.<br />

En nuestro esquema aristotélico - tomista la idea de causa, principio,<br />

está cuasi identificado con la de dominio, con alguna forma de<br />

presencia impositiva. La autoridad encaja plenamente dentro de la<br />

noción de causa y por lo mismo se reviste como de un proprium metafísico<br />

de un tinte de imposición dominadora, de 'autoritarismo" en<br />

el sentido peyorativo de la palabra. En nuestra mentalidad la causa<br />

no puede hacer o continuar su obra de fecundación y enrrumbamiento<br />

<strong>del</strong> ser subordinado, si no ejerce dominio sobre él, si no le impone<br />

su virtud creadora.<br />

No hay duda que esta visión tiene mucho de verdad. No podemos<br />

negar el principio de autoridad y no podemos denegar a la autoridad<br />

una buena dosis de capacidad impositiva. Pero quizás hemos<br />

parcializado el punto de vista. Si volvemos las miradas hacia la doctrina<br />

de Cristo en su puridad evangélica, concluiremos que en toda su<br />

predicación y en su obrar hay muy poco de imposición y mucho deinvitación;<br />

que su gesto supremo de renovación creadora se realiza no<br />

en una empresa dominante y triunfal, sino en la renuncia suprema de<br />

la cruz; que su gobierno de su propio cuerpo místico se mueve en<br />

el misterio de una presencia íntima, que pide y da mucho, pero que<br />

impone muy poco.<br />

He ahí la base para una revisión de conceptos tan fundamentales<br />

y de tanta trascendencia para el problema universitario como el<br />

de gobernar, formar, orientar etc.: todos ellos confluyen en el concepto<br />

radical de causa y tiene íntima relación con la pregunta: ¿cómo<br />

tiene que ser y ejercitarse la autoridad hoy?<br />

No nos hagamos ilusiones. La Historia es irreversible. Hemos<br />

llegado a una situación en que el imponer tiene que ser un recurso de<br />

emergencia en situaciones límites. El sentido de nuestro ejercicio de<br />

autoridad tiene que ser el de señalar la ruta, el de encauzar. Y, lo<br />

he dicho ya, esto solo podrá suceder cuando aprendamos a renunciar,<br />

siempre que sea necesario renunciar; cuando nos convenzamos que no'<br />

156 —


*<br />

hay mayor fecundidad que la <strong>del</strong> grano de trigo que muere y rebrota<br />

en nueva vida.<br />

(1) HORACIO Ars poética, clr. versos 160 a 174<br />

(2) STO. TOMAS DE AQUINO Summa Theologica, Secunda Secundae, qt. 42,<br />

art. 2; qt. 69, art. 4<br />

(3) JEAN BAECHLER Les phenomenes Revolutionáires; París, PUF, 1970.<br />

(4) Ibid.<br />

PgS. 80-81<br />

(5) HERBERT MARCUSE La Fin de L'Utopie. París, Seuil, 1969. Pag. 47.<br />

(6) DANIEL COHN - BENDIT Obsolete Communism. The Left - Wing<br />

Alternative. New York. McGraw - Hill Boock Company, 1969. Pg. 116<br />

("?) Op. clt. pgs. 44 y 48<br />

(8) Op. cit. pgs. 112 y 256<br />

(9) Math. 23: 2-4<br />

HO) Rom. 2: 17-23


COMENTARIO, CRiTiCA Y CORRELACIÓN A LA CODIFICACIÓN<br />

DE LA COMISIÓN JURÍDICA RELATIVO AL CÓDIGO DE<br />

TRABAJO, EN SU TERCERA EDICIÓN OFICIAL DE 1971,<br />

PUBLICADA COMO SUPLEMENTO DEL REGISTRO<br />

OFICIAL N? 239 DE 7 DE JUNIO DE 1971.<br />

Trabajo exclusivo para la <strong>Revista</strong> de la<br />

<strong>Pontificia</strong> <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, colaboración<br />

de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias<br />

Sociales.<br />

Tal artículo contiene tres partes:<br />

PRIMERA: Comentarios y crítica a la Codificación de 1971;<br />

SEGUNDA: Principales antecedentes y observaciones con relación a<br />

las instituciones y articulado de la vigente edición <strong>del</strong><br />

Código de Trabajo; y,<br />

TERCERA: Concordancia de la numeración <strong>del</strong> articulado en las tres<br />

ediciones oficiales <strong>del</strong> Código:<br />

a) Edición originaria de 1938;<br />

b) Edición de la Comisión Legislativa de 1961; y,<br />

c) Edición actual de 1971.<br />

Doctor Luis Jaramillo Pérez.<br />

Profesor responsable <strong>del</strong> contenido <strong>del</strong> presente artículo.<br />

Quito, diciembre de 1971.<br />

CÓDIGO DE TRABAJO<br />

3? Edición — 1971<br />

INTRODUCCIÓN RELATIVA AL ESTUDIO DE LA CODIFICACIÓN<br />

(RECODIFICACION) DEL CÓDIGO DEL TRABAJO ECUATORIANO<br />

3? EDICIÓN DE 1? DE JUNIO DE 1971, EFECTUADA POR LA<br />

COMISIÓN JURÍDICA<br />

PRIMERA PARTE<br />

COMENTARIO Y CRITICA A LA CODIFICACIÓN DE 1971 .<br />

PRIMERO.—<br />

El Código de Trabajo Ecuatoriano encierra materias diferentes,<br />

que si bien son pertinentes al ámbito laboral: de las relaciones su-<br />

— 159


ordinadas, dependientes, de trabajo personal, por cuenta ajena a<br />

cambio de prestaciones remuneratorias y más obligaciones que por tales<br />

servicios deben cubrirlas quienes se benefician o utilizan esas actividades;<br />

sin embargo hay diferentes preceptos que regulan aun el<br />

trabajo autónomo, como ocurre al tratarse de los riesgos <strong>del</strong> trabajo, *<br />

o de asociaciones; o de ramas de actividad como los artesanos en sus<br />

vinculaciones con los contratistas; normas que se las viene conservando,<br />

en ocasiones, sólo con la justificación <strong>del</strong> tabú de la Ley; o en<br />

otras por consideraciones de orden económico - social que han determinado<br />

su inclusión o asimilación en uno o varios aspectos que cubre<br />

el Derecho <strong>del</strong> Trabajo.<br />

Así mismo no se ha podido sustraer de manera total a la tendencia<br />

quizá determinada por esa inestable clase media, de este nuestro<br />

país burocratizado y politizado, con tendencia a amparar a esa cada<br />

vez más creciente legión de empleados de entidades semi - públicas,<br />

para - estatales, de un país que dice ser unitario y en el que<br />

han proliferado las instituciones autónomas, cuyos presupuestos sirven<br />

como botín para el reparto de los políticos de turno en el usufructo<br />

<strong>del</strong> gobierno triunfante; y aún se va más allá, hasta pretender involucrar<br />

a los empleados públicos sujetos al capricho y arbitrariedad<br />

de los personeros de las oligarquías en función de gobierno (asociaciones,<br />

conflictos colectivos, riesgos <strong>del</strong> trabajo, fondos de reserva, estabilidad,<br />

etc.).<br />

S£GLWZX).—<br />

Nuestro Código <strong>del</strong> Trabajo, cuyas fuentes son múltiples y algunas<br />

foráneas, nacido en una etapa de euforia política y de un reconocimiento<br />

de la reinante injusticia social, brotó en el año 1938, con<br />

una aprobación masiva de sus instituciones y un articulado conformado<br />

o recopilado precipitadamente en las postrimerías de una dictadura<br />

y aprobado en conjunto. Tal Código encierra diferentes normas:<br />

a) Derecho Sustantivo <strong>del</strong> Trabajo;<br />

b) Derecho Procesal Laboral;<br />

c) Derecho Administrativo;<br />

d) Orgánico - jurisdiccional; <<br />

e) Orgánico Administrativo;<br />

f) Penal y punitivo;<br />

g) Seguro Social y sus múltiples coberturas encuadradas en su precedente,<br />

el Derecho <strong>del</strong> Trabajo; y,<br />

h) Otras ramas de diferentes contenidos y especialización <strong>del</strong><br />

Derecho.<br />

160 —


Todo ello indica la circunspección que conlleva una codificación;<br />

al extremo que países de mayor desarrollo y de mejor profundización<br />

<strong>del</strong> derecho, aún a la época, no se deciden por una codificación.<br />

TERCERO.—<br />

i . ■<br />

Por otra parte, siendo ésta una legislación que tiene que estar<br />

a tono con las variables situaciones y condiciones <strong>del</strong> desenvolvimiento<br />

de la industria, <strong>del</strong> comercio, de la agricultura; de la producción,<br />

<strong>del</strong> reparto y <strong>del</strong> consumo; de lo económico, de lo social, de lo político,<br />

de lo cultural etc., es obvio que todo ello justifique los centenares<br />

de leyes y decretos, de reformas y creaciones que no permite completa<br />

y perdurable solidez de las instituciones que gobiernan a esta rama<br />

<strong>del</strong> Derecho Social de tan variadas y variables facetas.<br />

La demagogia política de los inestables gobiernos que se suceden<br />

y cambian vertiginosamente en el medio, al extremo que en 141<br />

años de República vamos ya por las 18 Constituciones, algunas de<br />

ellas sepultadas y revividas en varias etapas de nuestro sinuoso vivir<br />

político: ello no permite obra madura y perdurable.<br />

CUARTO.— '<br />

Es de considerar que una codificación dentro de la aspiración de<br />

unidad e integración, precisa una meditada y previa clasificación de<br />

las materias que gobierna o que le corresponde.<br />

No puede,­ ni debe continuar siendo una artificiosa recopilación<br />

de normas para remitirlas en un reparto antojadizo de disposiciones<br />

dentro de una armazón arcaica y anómala, heterogénea, y<br />

disímil.<br />

No conocemos de ningún trabajo, de ningún estudio, que hubiésemos<br />

efectuado, sobre estos básicos precedentes que requiere una<br />

Codificación.<br />

Los saínetes de Constituyentes y Congresos rodeados de medios<br />

de publicidad para un hueco exhibicionismo de sus miembros, salvo<br />

excepciones, sólo han dado una multiplicidad de normas que no se<br />

compaginan entre sí; y aún más, en no pocos casos, resultan irreconciliables<br />

y afectan a la línea que deben mantener las instituciones básicas,<br />

en un plano de seriedad y respetabilidad <strong>del</strong> derecho.<br />

Sin pretender dar estructura, por no estar en capacidad para ello<br />

y por estimar que una labor de codificación jamás puede estar subordinada<br />

al criterio unipersonal, ni siquiera pluripersonal, sino que tiene<br />

que devenir de un equipo responsable de las instituciones más salientes<br />

y especializadas <strong>del</strong> País; es de considerar como simples lineamien­<br />

ii — 161


tos sujetos a discusión, clasificación, evaluación e integración y que el<br />

reparto de la materia al mantener la codificación, podría encerrarse en<br />

los siguientes Libros, siguiendo la forma de estructura de otros Códigos<br />

<strong>del</strong> País, o en Títulos si no se quiere alterar el sistema de división<br />

empleado por nuestro Código:<br />

a) De las Normas Preliminares;<br />

b) Del Derecho Individual <strong>del</strong> Trabajo;<br />

c) Del Derecho Colectivo <strong>del</strong> Trabajo;<br />

d) De Derecho a la seguridad <strong>del</strong> Trabajador o de los Riesgos <strong>del</strong><br />

Trabajo;<br />

e) De las Normas Orgánicas, Administrativas y Jurisdiccionales;<br />

f) Del Procedimiento en Materia Laboral, sea ya en el ámbito individual<br />

o en el colectivo; sea ya en los conflictos de derecho o<br />

en los económicos o de aspiraciones, y<br />

g) Sanciones.<br />

Dentro de tales grandes lincamientos vendría el vasto reparto en<br />

subtítulos, capítulos y parágrafos.<br />

QUINTO.—<br />

A todo ello debería preceder un estudio histórico de nuestras<br />

instituciones y de derecho comparado y quizá un relacionamiento, sobre<br />

la base <strong>del</strong> conocimiento de nuestra realidad, con la confrontación<br />

de los países con los que promulgamos llegar a una integración<br />

sin que ello afecte y por el contrario con ello se armonice los lineamientos<br />

básicos de esos Convenios y Recomendaciones de la O.I.T.,<br />

mas, no nos hemos detenido a considerar tales aspectos fundamentales<br />

y nos precipitamos a codificaciones y recodificaciones que ante todo<br />

no pasan de aspirar a ser recopilaciones.<br />

SEXTO.—<br />

La historia <strong>del</strong> Código <strong>del</strong> Trabajo ecuatoriano y el estudio de<br />

las fuentes de cada una de las instituciones <strong>del</strong> Derecho Laboral <strong>del</strong><br />

País, aún no se ha escrito. El aspecto político - expresión de los intereses<br />

de nuestras oligarquías y en no pocos casos de los intereses<br />

foráneos - no permite respaldar y apoyar tales estudios.<br />

Por otra parte los dirigentes universitarios subestiman y silencian<br />

muchas cuestiones de fondo, especialmente con relación a la realidad<br />

<strong>del</strong> País, que están obligados a conocerla y solventarla.<br />

162 —


SEPT/AÍO.—<br />

« La interpretación histórica de la ley y la fundamentación de<br />

sus precedentes no se ha hecho. La Ley en manos de nugatorios Congresos,<br />

integrados por dependientes de los titulares de intereses personalistas<br />

y mezquinos, ha llevado a afectar hasta la independencia<br />

de los poderes <strong>del</strong> Estado; de ello no está libre ni el llamado Poder<br />

k o Función Judicial.<br />

OCTAVO.—<br />

Fueron múltiples los precedentes, variadas y aún contradictorias<br />

las corrientes institucionales que informaron y dieron lugar al<br />

nacimiento <strong>del</strong> Código <strong>del</strong> Trabajo de 1938 y legislaciones foráneas<br />

como las de las Repúblicas de España, México y Chile, contribuyeron,<br />

en buena parte, a la conformación de dicho Código, que sin motivación<br />

de sus instituciones, ni siquiera lectura de su articulado, lo aprobara<br />

la Constituyente, en la célebre sesión <strong>del</strong> 11 de octubre de 1938,<br />

y cuyo texto de la Codificación apareciera en el Registro Oficial que<br />

llevó los números 78 al 81 <strong>del</strong> 14 al 17 de noviembre de 1938, dando<br />

vida al Decreto N' 210 de 5 de agosto de 1938, con sus 480 artículos.<br />

NOVENO.—<br />

El llamado Código <strong>del</strong> Trabajo aprobado por la Comisión Legislativa<br />

el 4 de septiembre de 1961, con sus 538 artículos, incluyó disposiciones<br />

comprendidas en unos 42 decretos y leyes según el alistamiento<br />

indicado por ese Organismo.<br />

Propiamente fue una recopilación, con una idea obsecionante<br />

de sustituir el término "obrero" por el de "trabajador", en respaldo de<br />

esa clase media de empleados, incluidos los de las entidades con finalidad<br />

social o pública, conocidas genéricamente como semi públicas,<br />

que a título de autónomas, dentro de un país unitario, han brotado<br />

por decenas y que constituyen el más preciado botín presupuestario<br />

para los políticos de tumo de los gobiernos seudo ­ democrá­<br />

» ticos que se sustituyen vertiginosamente alternando en el Poder.<br />

D£C/MO.—<br />

La Comisión Jurídica, el 1° de junio de 1971, a título de nuevo<br />

♦ Código <strong>del</strong> Trabajo, nos da una recopilación, la cual está en actual vigencia;<br />

con el precedente de una serie de reformas, propias de nuestras<br />

calenturientas y livianas mentalidades que tienen el comando en<br />

el Gobierno <strong>del</strong> País.<br />

— 163


Se marginan y silencian unos cuantos Decretos dictatoriales que<br />

siguen en vigencia pese a no habérselos incluido en la Codificación actual,<br />

quizá por- el reconocimiento de su precariedad motivada en el<br />

aciago vivir político <strong>del</strong> país, afectado por la corrupción de los integrantes<br />

de congresos y partidos políticos (ver cita N ? 134).<br />

Propugnó tal Comisión Jurídica una recopilación e inclusión de<br />

los Decretos y Leyes vigentes hasta mayo de 1971, pero se vio forzada<br />

en no pocos casos, a legislar y reformar, como lo anotamos posteriormente,<br />

y en otras ocasiones aun a prescindir de Decretos dictatoriales.<br />

DÉCIMO PRIMERO.—<br />

Con timidez extrema, no se quiso reformar la Ley, y no siquiera<br />

se eliminó todas las flagrantes contradicciones de disposiciones existentes<br />

y se negó a cambiar la nomenclatura defectuosa de títulos y<br />

capítulos <strong>del</strong> Código, pese a las razones que se exhibieran. Quizá un<br />

sentido de proporción y confrontamiento <strong>del</strong> momento político determinó<br />

tal actitud.<br />

Mas, los 583 artículos que conforman el Código de 1971, encierran<br />

un esfuerzo significativo, quizá aún de positividad, ante la multiplicidad<br />

de reformas que se dieron especialmente en el Gobierno de<br />

la Junta Militar y singularmente en el lapso de julio de 1964 a julio<br />

de 1965 (más de 140 disposiciones) que luego la Constituyente de 1967<br />

las ratificó, determinando a su vez nuevas reformas con el texto de la<br />

Constitución de 25 de mayo de 1967, derogada con la Dictadura.dé 22<br />

de junio de 1970, pero quedaron en pie algunas innovaciones de esta<br />

Carta Política.<br />

DÉCIMO SEGUNDO.—<br />

Sin embargo, existen aspectos que precisan de leyes o normas<br />

adecuadas al medio, especialmente en el campo <strong>del</strong> Derecho Colectivo<br />

<strong>del</strong> Trabajo y singularmente de los conflictos colectivos, control de las<br />

compañías extranjeras que actúan por sobre las leyes y autoridades <strong>del</strong><br />

país; protección a los trabajadores nacionales y control de los extranjeros,<br />

especialmente en compañías petroleras y conexas que no siquiera<br />

caen dentro <strong>del</strong> plano fiscal; amparo a los que trabajan en la producción<br />

y exportación <strong>del</strong> banano, café y cacao y otros productos en manos<br />

de monopolistas que en no pocas veces están al servicio de intereses *<br />

antagónicos a la colectividad. Estos y otros aspectos básicos no han<br />

sido afrontados y la empresa capitalista continuará cerrando las puertas<br />

a la verificación de su contenido.<br />

164 —


La demagogia, politización e insustancialidad de las directivas<br />

de las asociaciones, la nugatoria actuación de nuestras universidades<br />

frente a los problemas <strong>del</strong> país y la falta de conocimientos de la realidad<br />

de la nación por parte de los dirigentes, no ha permitido una<br />

« aportación beneficiosa al Derecho Social Ecuatoriano y especialmente<br />

al Derecho <strong>del</strong> Trabajo, precedentes necesarios para una positiva<br />

legislación y sistematizada Codificación.<br />

DÉCIMO TERCERO.—<br />

El alistamiento que suministra la Comisión Jurídica de las Leyes<br />

que afirma haber consultado para la última Codificación (de 22<br />

leyes o decretos), es incompleto y lo sustituímos con el Listado que<br />

en página adjunta se acompaña.<br />

Esos precedentes tienen trascendental importancia para el conocimiento<br />

y valoración de la norma jurídica.<br />

DÉCIMO CUARTO.—<br />

Así mismo, por separado se adjunta un alistamiento y cotejo de<br />

los números de los artículos de la actual edición <strong>del</strong> Código de 1971,<br />

con relación a los que correspondieron en 1961 y los que figuraron<br />

en la originaria de 1938.<br />

Cuando no hay equivalencia de la norma actual con relación a<br />

las Codificaciones sea de 1961 o de 1938, se ha puesto la sigla s/e, que<br />

expresa no tener su equivalencia en las anteriores codificaciones.<br />

Tanto el estudio de la doctrina como el de la jurisprudencia<br />

justifica esta labor y facilita entender tales pronunciamientos, si se<br />

tiene a mano tal alistamiento.<br />

DÉCIMO QUINTO.—<br />

En las correspondientes disposiciones, sea ya <strong>del</strong> Art. 64 sobre<br />

fiestas cívicas locales o por ramas de trabajo; o en lo relativo a los<br />

Arts. 109 al 114 sobre XIII y XIV Remuneraciones; sea ya <strong>del</strong> Art.<br />

123 sobre remuneraciones vitales, etc; se ha indicado los Registros<br />

Oficiales o los datos pertinentes de antecedente, para que así no<br />

quede trunco el conocimiento de la respectiva materia.<br />

DÉCIMO SEXTO.—<br />

• En el Archivo de la Comisión Jurídica se encierra un valioso<br />

arsenal de información a igual que en el Archivo <strong>del</strong> Poder Legislativo.<br />

— 165


Material inexplorado de un valioso testimonio <strong>del</strong> país al que<br />

las Instituciones y Entidades que disponen de los recursos económicos<br />

de la nación, deberían estimular el acceso de estudiosos y fomentar<br />

se viertan esfuerzos, para así poder realizar positivos trabajos y<br />

que en materia de la legislación bien pudieron ser utilizados en la Codificación.<br />

DÉCIMO SÉPTIMO.—<br />

Con algunos elementos de juicio de los que quedan enunciados, «<br />

se ha procedido al cotejo entre las instituciones y el articulado <strong>del</strong><br />

Código de 1961 con el vigente de junio de 1971, y así se procede a<br />

determinar los principales cambios e innovaciones <strong>del</strong> actual código, y<br />

más que apreciación y comentario, ha interesado el señalamiento de<br />

sus fuentes de precedente. Entendiéndose que así puede tener alguna<br />

utilidad el presente trabajo, en la ardua labor de interpretación y<br />

concatenación de la ley.<br />

DÉCIMO OCTAVO.—<br />

En los artículos de la presente Codificación que no tienen equivalente<br />

en la de 1961, en virtud de las reformas posteriores que se las<br />

cita con relación a cada artículo, salvo las que no implican mayor<br />

trascendencia, dejando constancia de su procedencia, se ha puesto la<br />

indicación de los antecedentes, para facilitar el estudio e interpretación<br />

histórica de la ley.<br />

En los artículos de la Codificación que no tienen equivalente<br />

con relación al Código <strong>del</strong> Trabajo de 1938, los antecedentes figuran<br />

en el Tomo I de la Obra: "Panoraipa Normativo Ecuatoriano en<br />

materia <strong>del</strong> Trabajo" Ed. de 1963, Editorial Universitaria.<br />

Así mismo con relación a las reformas e innovaciones a la Codificación<br />

de 1961 determinadas principalmente por los Decretos que<br />

luego se citan, para su fundamentación, nos referimos a la Obra: "Código<br />

<strong>del</strong> Trabajo. Reformas y Fundamentación", publicada en Editorial<br />

"Fray Jodoco Ricke" en Quito, año 1966.<br />

Las reformas básicas de esta 3' edición <strong>del</strong> Código parten de<br />

los Decretos de la Junta Militar de Gobierno como son:<br />

166 —-<br />

a) Decreto N? 2490 de 29 de octubre de 1964, en<br />

Registro Oficial N? 365 de 2 de noviembre de 1964;<br />

b) Decreto N' 2912 de 18 de diciembre de 1964, en<br />

Registro Oficial N? 412 de 11 de enero de 1965;<br />

c) Decreto N? 636 de 25 de marzo de 1965, en *<br />

Registro Oficial N? 467 de 29 de marzo de 1965;


»<br />

d> Decreto N? 979 de 5 de mayo de 1965, en<br />

Registro Oficial N? 496 de 10 de mayo de 1965.<br />

Así es como se inicia el estudio pormenorizado de las principales<br />

innovaciones que contiene la actual Codificación de junio de 1971.<br />

DÉCIMO NOVENO.—<br />

No se explica, menos aún es posible aplicar las disposiciones <strong>del</strong><br />

Código <strong>del</strong> Trabajo, sin relacionar y precisar sus antecedentes y la<br />

fecha de promulgación de tales leyes; así las vacaciones para obreros<br />

sólo rige desde el 15 de agosto de 1944; vacaciones por antigüedad, recargos<br />

por remuneraciones impagas, intereses por fondos de reserva,<br />

y otros beneficios similares son exigibles desde la vigencia <strong>del</strong> Decreto<br />

N? 2490 promulgado el 2 de diciembre de 1964; los aumentos de<br />

indemnizaciones por riesgos, recargos y sanciones pertinentes son aplicables<br />

en los términos de la actual edición <strong>del</strong> Código, sólo desde la<br />

vigencia <strong>del</strong> Decreto N? 636, promulgado en el Registro Oficial N? 467<br />

de 29 de marzo de 1965; la décima tercera y la décima cuarta remuneración<br />

adicional de los trabajadores no es posible aplicar sin conocer<br />

el texto de los respectivos Decretos y la fecha de su promulgación,<br />

especialmente los publicados el 26 de noviembre de 1962 y 29 de octubre<br />

de 1968. El estudio de la HISTORIA DEL DERECHO, descuidado<br />

profundamente por nuestras <strong>Universidad</strong>es, no interesa únicamente<br />

para el conocimiento de la Historia de la Patria, sino de manera<br />

singular para la aplicación misma de la ley. En el campo de<br />

la jurisprudencia se ha llegado a dictar fallos en el más alto tribunal<br />

de justicia, citando leyes derogadas o dando retroactividad a la norma,<br />

por no determinarse la fecha de vigencia de las reformas, y no hay<br />

uniformidad en los pronunciamientos de la Corte Suprema por no<br />

adentrarse en los antecedentes históricos de ellas.<br />

V7G£S/MO.—<br />

Un deber de colaboración y un afán de servir a las clases mayoritarias<br />

<strong>del</strong> país ha determinado el trabajo de precisar los antecedentes<br />

de las principales instituciones en materia de Derecho <strong>del</strong> Trabajo,<br />

especialmente en lo relativo al lapso comprendido entre la 2'<br />

edición de 1961 a la vigente de 1971; en lo pertinente a la edición de<br />

1938 y el lapso corrido hasta la edición de 1961, cabe remitirse a II<br />

Tomo de la obra "Panorama Normativo Ecuatoriano en materia <strong>del</strong><br />

Trabajo".— Editorial Universitaria.— Quito.<br />

— 167


NOMINA DE LEYES Y DECRETOS CONSULTADOS PARA LA<br />

CODIFICACIÓN DEL CÓDIGO DEL TRABAJO DE 7 DE JUNIO DE 1971:<br />

168 —<br />

Decreto Legislativo de 7 de noviembre de 1952<br />

Registro Oficial N? 102 de 2 de enero de 1953.<br />

Ley de Defensa <strong>del</strong> Artesanado,<br />

Decreto de 30 de octubre de 1953, en<br />

Registro Oficial N° 356 de 5 de noviembre de 1953.<br />

Decreto Legislativo de 7 de noviembre de 1953<br />

Registro Oficial N° 384 de 8 de diciembre de 1953.<br />

Ley Orgánica de la Función Judicial<br />

Codificación al 6 de abril de 1959.<br />

Ley Seg. S. O. Codificación Comisión Legislativa<br />

5 de junio de 1959 y reformas<br />

Ley de Régimen Administrativo. Codificación de<br />

2 de septiembre de 1959.<br />

Código de Comercio. Codificación de<br />

6 de abril de 1960.<br />

Ley de Oriente, Codificada por la Comisión Jurídica<br />

el 31 de mayo de 1960.<br />

Decreto Ley de 5 de octubre de 1962 en<br />

Registro Oficial N? 305 de 13 de noviembre de 1962.<br />

Decreto Legislativo de 6 de noviembre de 1962, en<br />

Registro Oficial N? 316 de 26 de noviembre de 1962.<br />

Decreto N^ 875 de 28 de abril de 1964<br />

Registro Oficial N? 245 de 12 de mayo de 1964.<br />

Decreto N? 878 de 29 de abril de 1964<br />

Registro Oficial N? 239 de 4 de mayo de 1964.<br />

Ley de Reforma Agraria y Colonización<br />

Decreto N? 1480 de 11 de julio de 1964, en<br />

Registro Oficial N? 297 de 23 de julio de 1964 y<br />

reformas.<br />

Decreto N? 2490 de 29 de octubre de 1964<br />

Registro Oficial N? 365 de 2 de noviembre de 1964.<br />

Decreto N? 2912 de 18 de diciembre de 1964 en<br />

Registro Oficial N? 412 de 11 de enero de 1965.<br />

Decreto N? 636 de 25 de marzo de 1965<br />

Registro Oficial N? 467 de 29 de marzo de 1965.<br />

Decreto N? 979 de 5 de mayo de 1965, en<br />

Registro Oficial N? 946 de 10 de mayo de 1965.<br />

Decreto N? 2356 de 14 de octubre de 1965, en<br />

Registro Oficial N? 608 de 18 de octubre de 1965.<br />

Decreto N? 2719 de 10 de diciembre de 1965, en<br />

Registro Oficial N? 645 de 13 de diciembre de 1965.


20) Decreto N? 1212 de 5 de octubre de 1966<br />

Registro Oficial N? 137 de 10 de octubre de<br />

1966 (Refs. L. SSO.).<br />

21) Decreto N? 021 de 10 de abril de 1967<br />

Registro Oficial N? 109 de 19 de abril de 1967.<br />

22) Decreto N? 1497 de 28 de diciembre de 1967, en<br />

Registro Oficial N? 30 de 24 de enero de 1968.<br />

23) Ley N? 039 C. L. de 29 de marzo de 1968<br />

Registro Oficial N? 355 de 10 de abril de 1968.<br />

24) Ley N? 064 C. L. de 5 de agosto de 1968, en<br />

Registro Oficial N? 439 de 12 de agosto de 1968.<br />

25) Ley N? 68-010 de 8 de octubre de 1968, en<br />

Registro Oficial N? 41 de 29 de octubre de 1968.<br />

26) Decreto N° 331 de 8 de noviembre de 1968, en<br />

Registro Oficial N 56 de 19 de noviembre de 196&<br />

27) Ley N? 096 de 20 de diciembre de 1968, en<br />

Registro Oficial N° 94 de 15 de enero de 1969.<br />

28) Ley N? 101 - C. L. de 22 de enero de 1969, en<br />

Registro Oficial N? 118 de 18 de febrero de 1969.<br />

29) Ley N? 6914 de 24 de abril de 1969, en<br />

Registro Oficial N 9 173 de 7 de mayo de 1969.<br />

30) Decreto N? 131 C. L. P. de 4 de junio de 1969, en<br />

Registro Oficial N? 208 de 25 de junio de 1969.<br />

31) Código de Menores, promulgado en<br />

Registro Oficial N? 320 de 3 de diciembre de 1969.<br />

32) Ley N? 250 C. L. P. de 19 de febrero de 1970<br />

Registro Oficial N? 384 de 5 de marzo de 1970.<br />

33) Ley N? 70-01 de 12 de marzo de 1970, en<br />

Registro Oficial N? 404 de 6 de abril de 1970.<br />

34) Decreto Ley N? 70-04 de 2 de abril de 1970<br />

Registro Oficial N? 417 de 23 de abril de 1970.<br />

35) Ley N? 70-05 de 2 de abril de 1970<br />

Registro Oficial N? 420 de 28 de abril de 1970.<br />

36) Decreto N 9 54 de 25 de julio de 1970<br />

Registro Oficial N5 27 de 29 de julio de 1970.<br />

37) Decreto N? 373 de 1° de septiembre de 1970, en<br />

Registro Oficial N? 54 de 7 de septiembre de 1970.<br />

38) Decreto N? 1000 de 15 de diciembre de 1970<br />

Registro Oficial N? 122 de 16 de diciembre de 1970.<br />

39) Reformas al C. Civil sobre mayoría de edad y capacidad<br />

de la mujer casada, incluidas en la 7' Edición<br />

<strong>del</strong> año 1970.<br />

— 169


II PARTE<br />

PRINCIPALES ANTECEDENTES Y OBSERVACIONES A<br />

LA CODIFICACIÓN DE 1? DE JUNIO DE 1971<br />

DISPOSICIONES FUNDAMENTALES<br />

1) Art. 1 - 1 - (edición 1961) 1 - (edición 1938) (Reforma) Del ámbito<br />

<strong>del</strong> Código:<br />

El inciso 2 ? <strong>del</strong> Art. 1? obedece a iniciativa de la Comisión<br />

Jurídica y es procedente, pues las normas de orden laboral no son<br />

únicamente las contempladas dentro <strong>del</strong> Código <strong>del</strong> Trabajo, son<br />

decenas de leyes especiales que regulan en disposiciones sobre específicas<br />

relaciones de trabajo.<br />

Además era ya hora de que figuren los Convenios Internacionales,<br />

entre los cuales se cuenta, singularmente, los Convenios de<br />

de la O. I. T. ratificados por <strong>Ecuador</strong> a 1970 en el número de 33.<br />

TITULO I — Capítulo I<br />

2) Art. 8 - (8—8) Definición <strong>del</strong> Contrato de Trabajo:<br />

Las disposiciones <strong>del</strong> Código <strong>del</strong> Trabajo amparan a la persona<br />

<strong>del</strong> ejecutor <strong>del</strong> trabajo que lo hace de manera dependiente y subordinada;<br />

de allí que era procedente eliminar la expresión "a<br />

ejecutar una obra", pues tal labor no es sino una modalidad de<br />

las tantas que puede tener el trabajo en sentido laboral.<br />

Además como no se había incluido hasta el Decreto N? 2490<br />

de 29 de octubre de 1964, dos elementos esenciales <strong>del</strong> contrato de<br />

trabajo: a) la licitud de las labores; y, b) la prestación personal<br />

de los servicios; al introducirlos se mejoró la definición.<br />

Así mismo faltaba hasta la recodificación de 196-1 una de las<br />

fuentes determinativas de las remuneraciones y a ello obedece la<br />

alusión a los pactos colectivos.<br />

3) Art. 10 (10—10) Quién es Empleador:<br />

170 —<br />

Aún cuando el término patrono se encuentra vapuleado y<br />

se lo ha conservado por su arcaico y cimentado contenido, mu-


chas veces de sentido político y demagógico, tratando de dar un<br />

contenido de orden doctrinario se acogió las expresiones de "empresario,<br />

empleador o patrono", determinados por el N° 2° <strong>del</strong><br />

Decreto N? 2490.<br />

Obsérvese que al tratarse de los empleadores, personas de derecho<br />

público, de manera inconveniente se ha incluido en el inciso<br />

primero, y no como inciso aparte, tal como constaba en las ediciones<br />

anteriores de 1938 y 1961.<br />

Así mismo se anota que se ha sustitído la expresión "trabajadores"<br />

de las industrias <strong>del</strong> Estado por la de "obreros" de<br />

las mismas, lo cual implica una restricción en las garantías laborales<br />

para los empleados de tales industrias. No se encuentra<br />

una justificación doctrinaria para ello.<br />

Art. 11 (11—11) Clasificación de los contratos de trabajo:<br />

La clasificación que hace este artículo no es exhaustiva; pero<br />

la reforma de la Comisión Jurídica añade tres clases de contratos<br />

como son "por enganche, individual o por equipo".<br />

Art. 14 (14 Reforma — s/equivalente) De la garantía de un añode<br />

estabilidad:<br />

Los antecedentes <strong>del</strong> artículo 14 se encuentran en los Decretos<br />

de 7 de noviembre de 1952 (interpretado en 1953) y numeral<br />

3 9 de 29 de octubre de 1964, promulgados en Registros Oficiales<br />

N 9 102 de enero de 1953 y 365 de 2 de noviembre de 1964.<br />

Respecto de la fundamentación de tales reformas que corresponden<br />

a los años de 1964 — 65, cabe referirse a la obra "Código<br />

<strong>del</strong> Trabajo, reformas y fundamentación" <strong>del</strong> doctor Luis Jaramillo<br />

Pérez. Editorial Fray Jodoco Ricke. Año 1966.<br />

Art. 15 (15 — s/e.) De los contratos a prueba:<br />

El contrato a prueba tiene como antecedentes:<br />

a) El Decreto Ley de 7 de noviembre de 1952 en Registro Oficial<br />

N 9 102 de 2 de enero de 1953;<br />

b) La reforma N 9 4 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 29 de octubre de 1964,<br />

en Registro Oficial N 9 365 de 2 de noviembre de 1964; y,<br />

c) El Art. I 9 de la Ley N? 70-04 de 2 de abril de 1970, en Registro<br />

Oficial N 9 417 de 23 de abril de 1970.<br />

Art. 18 (18—16) De los contratos que deben celebrarse por escrito:<br />

— 171


Las variaciones que se observan con relación al texto de la<br />

edición anterior obedecen a la reforma <strong>del</strong> numeral 5 9 <strong>del</strong> Decreto<br />

2490 de 29 de octubre de 1964.<br />

8) Art. 24 (24—21) De las obligaciones <strong>del</strong> enganchador:<br />

La ampliación de la responsabilidad <strong>del</strong> apoderado <strong>del</strong> enganchador,<br />

por un año más <strong>del</strong> plazo, <strong>del</strong> contrato de trabajo <strong>del</strong><br />

enganchado, obedece al N 9 9 9 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 29 de octubre<br />

de 1964.<br />

9) Art. 28 (s/e. — s/e) Del enganche para servicios dentro <strong>del</strong> País:<br />

Tal artículo tiene como antecedente la reforma <strong>del</strong> Numeral<br />

10 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 29 de octubre de 1964.<br />

10) Art. 31 (30—29) Del Contrato con equipo de trabajadores:<br />

La reforma extensa <strong>del</strong> inciso tercero de este Artículo no<br />

hace sino remitirse a las causales 2 9 , 3 9 y 4? <strong>del</strong> Artículo 151 (133<br />

ed. 1961); debió conservarse la terminología anterior en aras a<br />

la precisión y laconismo.<br />

COPITULO II — De la Capacidad para contratar:<br />

.11) Art. 34 — (33—32) De quiénes son hábiles para contratar:<br />

Como el Código Civil, en su 7 ? edición <strong>del</strong> año 1970, establece<br />

la mayoría de edad a los 18 años y la capacidad de la mujer<br />

casada, se ha tomado en cuenta estos antecedentes para reformar<br />

éste y otros artículos en que se alude a tales particulares.<br />

-CAPITULO III — De los efectos <strong>del</strong> contrato de trabajo:<br />

12) Art. 37 — (36—35) — De los riesgos <strong>del</strong> trabajo a cargo <strong>del</strong><br />

empleador:<br />

172 —<br />

La reforma a este Artículo como a todo el Título IV "De<br />

los riesgos <strong>del</strong> trabajo", obedece a las innovaciones que figuran<br />

en el Decreto N 9 636 de 25 de marzo de 1965, promulgado en Registro<br />

Oficial N 9 467 de 29 de marzo de 1965, en afán de fortalecer<br />

y reafirmar el Derecho de la Seguridad Social, compaginando<br />

con las reformas <strong>del</strong> Decreto 2490 de 29 de octubre de 1964.


CAPITULO IV — De las obligaciones <strong>del</strong> patrono y <strong>del</strong> trabajador:<br />

13) Art. 41 (40—39 y reformas) De las obligaciones <strong>del</strong> empleador:<br />

Los antecedentes que determinan las reformas a este artículo<br />

se precisan en las siguientes leyes:<br />

a) Primordialmente en el Numeral 12 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de<br />

29 de octubre de 1964;<br />

b) Decreto N 9 878 de 29 de abril de 1964, promulgado en Registro<br />

Oficial N 9 239 de 4 de mayo de 1964 (Artículo 37);<br />

c) Ley <strong>del</strong> S. S. O. y sus reformas en especial el Decreto N 9<br />

1212 de 5 de octubre de 1966, en Registro Oficial N 9 137 de<br />

10 de octubre de 1966 (Artículo 2);<br />

d) Decreto N 9 021 de 10 de abril de 1967, en Registro Oficial<br />

N 9 109 de 19 de abril de 1967 (Artículo 22);<br />

e) Ley N 9 70-05 de 2 de abril de 1970, en Registro Oficial N 9 420<br />

de 28 de abril 1970 (Artículo 1); y,<br />

f) Decreto N 9 1000 de 15 de diciembre de 1970, en Registro Oficial<br />

N 9 122 de 16 de diciembre de 1970 (Artículo 19).<br />

Desde luego no se han incluido muchas otras obligaciones<br />

<strong>del</strong> empleador para con sus trabajadores, citadas expresamente en<br />

leyes especiales y que se refieren de manera general a los trabajadores.<br />

Oportunamente y, en todo caso, antes de que se imprimiera<br />

la recodificación de junio de 1971, se observó el particular<br />

a la Comisión Jurídica (Comunicación de 27 de abril de 1971),<br />

tales son las siguientes obligaciones patronales omitidas, además<br />

de otras especiales:<br />

a) Licencias para la obtención de la Cédula de Ciudadanía. Decreto<br />

N 9 249 en Registro Oficial N 9 50 de 8 de junio de 1966;<br />

b) La obligación de emplear en las relaciones de trabajo el idioma<br />

nacional, pues el Castellano es el idioma oficial reconocido<br />

en toda Constitución Política <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> y,<br />

c) La obligación de descontar el 1% de la remuneración a los<br />

trabajadores no sindicalizados, para fomentar la sindicalización<br />

que el Estado dice propender y amparar (Artículo 410<br />

Código <strong>del</strong> Trabajo), deber que impone el Artículo 8 9 <strong>del</strong> Decreto<br />

N 9 70-05 promulgado en Registro Oficial N 9 420 de 28<br />

de abril de 1970; aun cuando ello se hace constar en el Artículo<br />

416, numeral 7 9 .<br />

— 173


14) Art. 42 (s/e. — s/e.) De las obligaciones <strong>del</strong> empleador por<br />

servicio militar obligatorio <strong>del</strong> trabajador:<br />

Tal disposición obedece a la Ley N 9 039 de la Comisión Legislativa,<br />

de 29 de marzo de 1968, promulgada en Registro Oficial<br />

N 9 355 de 10 de abril de 1968, reformatoria <strong>del</strong> Artículo 54 de la<br />

Ley de Servicio Militar y Trabajo Obligatorio en las Fuerzas<br />

Armadas. "<br />

15) Art. 43 (41—40) De las prohibiciones al empleador:<br />

La adición de los literales j y k de esta disposición obedece<br />

a la reforma <strong>del</strong> numeral 13 9 <strong>del</strong> Artículo l 9 <strong>del</strong> Decreto N 9<br />

2490 de 29 de octubre de 1964 en Registro Oficial N 9 365 de 2 de<br />

noviembre de 1964.<br />

16) Art. 45 (43—43) De las prohibiciones al trabajador:<br />

En la letra C) de esta disposición se ha agregado: "o bajo<br />

la acción de estupefacientes", en virtud de la reforma <strong>del</strong> numeral<br />

14 <strong>del</strong> Artículo l 9 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 29 de octubre de<br />

1964.<br />

CAPITULO — V <strong>del</strong> Título 1 ? De las jornadas y descansos:<br />

17) El encabezamiento ha incluido: "y de las vacaciones" pues ello<br />

es también materia de este Capítulo.<br />

18) Art. 56 (55—76) De las jornadas única o por sesiones:<br />

La reforma introducida de la sesión única de trabajo, sin<br />

reposo de dos horas intermedias, tiene como antecedente el Numeral<br />

15 <strong>del</strong> Artículo l 9 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 29 de octubre<br />

de 1964.<br />

Erróneamente se ha puesto "secciones" en vez de "sesiones".<br />

19) Art. 57 (s/e. — s/e.) Trabajos sin atención a horario de labor:<br />

Tiene como precedente el inciso 3 9 <strong>del</strong> numeral 15 <strong>del</strong> Artículo<br />

l 9 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 29 de octubre de 1964.<br />

20) Art. 63 (61—82) Del horario y reglamento interno de Empresa:<br />

174 —<br />

El último inciso agregado tiene como antecedente el numeral<br />

16 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 29 de octubre de 1964.<br />

*


CAPITULO V — Parágrafo 2? De las fiestas cívicas:<br />

21) Art. 64 (62—68) De los dios de fiesta con descanso:<br />

Se ha suprimido la enumeración de los días de descanso<br />

por circunscripciones teritoriales y ramas de trabajo que se los<br />

precisaba en el Artículo 62 de la edición anterior, completada<br />

con el calendario que aparece <strong>del</strong> N 9 4 de la <strong>Revista</strong> IDTIS de<br />

la <strong>Universidad</strong> Central de 1962 y reformas posteriores. Por su<br />

interés procede reproducirlo con las reformas al año 1970.<br />

CALENDARIO DE FIESTAS CÍVICAS<br />

(Decreto de la Asamblea Nacional de 21 de noviembre de 1944<br />

y Reformas a 1970)<br />

Además de las <strong>del</strong> Artículo 64 <strong>del</strong> Código <strong>del</strong> Trabajo, se<br />

indican las siguientes:<br />

POR Magisterio Nacional, 13 de abril.— Educación y Admi-<br />

ACTIVIDAD nistración Pública, 5 de Junio, (Decreto N 9 989 de l 9<br />

de jimio de 1948).— Telecomunicaciones, 9 de Julio<br />

(Decreto N 9 1354 de 30 de junio de 1964).— Trabajajadores<br />

Gráficos, l 9 de Septiembre (Decreto N 9 1406<br />

de 28 de agosto de 1945).— Rama Farmacéutica, l 9<br />

de Diciembre, (Recomendado descanso) (Decreto N 9<br />

2065 de 30 de diciembre de 1950).<br />

Seccionales Cantón Santa Elena, 22 de Enero, (Acuerdo Asamblea<br />

Regional, Nacional de 21 de enero de 1947).— Día <strong>del</strong> Oriente, 12<br />

Provincial de Febrero, (Decreto Asamblea Nacional de 11 de feo<br />

brero de 1947 y Decreto N 9 212 de 10 de febrero de<br />

Cantonal 1949).— Provincia de El Oro, 9 de mayo (Decreto N 9<br />

655 de 8 de mayo de 1946).— Provincia de Bolívar,<br />

13 de Mayo (Decreto N 9 713 de 11 de mayo de 1945).—<br />

Babahoyo, 27 de Mayo (Ley de Servicio Civil y Carrera<br />

Administrativa (Decreto N 9 2627 de 13 de noviembre<br />

de 1964).— Cantón Pangua, 1' de Junio<br />

(Decreto N 9 749 de 8 de mayo de 1946).— Provincia<br />

de Los Ríos, 6 de Octubre, (Ley de Servicio Civil<br />

y Carrera Administrativa, (Decreto 2627 de 13 de<br />

noviembre de 1964).— Santa Elena y Salinas, 18 de<br />

Agosto (Decreto de 7 de noviembre de 1953).— Quevedo,<br />

7 de Octubre, (Ley de Servicio Civil y Carrera Ad-<br />

— 175


ministrativa, (Decreto N 9 2627 de 13 de noviembre de<br />

1964).— Cantón Milagro, 17 de Septiembre (Decreto<br />

N 9 1035 de 30 de septiembre de 1966).— Cantón Pujilí,<br />

14 de Octubre, (Decreto 1259 de 27 de junio de 1952).—<br />

Cantón QUITO, 6 de Diciembre, (Acuerdo Asamblea<br />

Nacional de 5 de diciembre de 1946).<br />

POR AMBATO, 13 de Abril.— IBARRA, 17 de Julio.— GUA-<br />

CIUDADES YAQUIL, 25 de Julio.— ESMERALDAS, 5 de Agosto.—<br />

PORTOVIEJO, 18 de Octubre.— AZOGUES, 3 de Noviembre.—<br />

GUARANDA, 10 de Noviembre.— RIOBAM-<br />

BA, y LATACUNGA, 11 de Noviembre.— AMBATO, 12<br />

de Noviembre y 13 de Abril.— LOJA, 18 de Noviembre.—<br />

TULCAN, 19 de Noviembre.— ZARUMA, 26 de Noviembre.<br />

22) Art. 65 (63—69) Del pago de remuneración en los días festivos."<br />

Al haberse eliminado las citas de fechas correspondientes<br />

a descansos seccionales o por ramas de trabajo <strong>del</strong> artículoanterior<br />

es defectuoso hacer constar en esta disposición: "en las<br />

fechas expresadas en el artículo anterior"<br />

23) Art. 67 (65—71) De la prohibición de trabajar por cuenta propia<br />

o ajena en días festivos:<br />

El agregado de la Comisión Jurídica relativo al trabajo en<br />

boticas, farmacias y droguerías es limitativo pues hay otras múltiples<br />

actividades en las cuales no se suspenden las funciones laborales,<br />

ejs.: transporte, ganadería, etc.<br />

CAPITULO V — Párrafo 3? — De las vacaciones:<br />

24) Art. 68 (66—67 — s/e.) Del derecho al goce de vacaciones:<br />

176 —<br />

Los artículos 66 y 67 de la edición de 1961 se refundieron<br />

y modificaron en virtud <strong>del</strong> Numeral 17 <strong>del</strong> Artículo l 9 , <strong>del</strong> Decreto<br />

N 9 2490 de 29 de octubre de 1964 y por el contenido <strong>del</strong><br />

Artículo l 9 <strong>del</strong> Decreto N 9 2912 de 18 de diciembre de 1964, promulgado<br />

en Registro Oficial N 9 412 de 11 de enero de 1965.— AI<br />

año 1938 tal derecho fue únicamente de los empleados.


25) Art. 69 (s/e. — s/e.) Del goce de vacaciones por antigüedad o<br />

<strong>del</strong> pago en dinero:<br />

Este artículo tiene como antecedente la reforma <strong>del</strong> Artículo<br />

2 9 <strong>del</strong> Decreto N 9 2912 de 18 de diciembre de 1964, promulgado<br />

en Registro Oficial N 9 412 de 11 de enero de 1965, fecha ésta<br />

desde la que procede aplicar la antigüedad.<br />

26) Art. 70 (68—s/e.) De la liquidación para el pago de vacaciones:<br />

El inciso primero, es originario <strong>del</strong> Artículo 68 de la edición<br />

anterior; mas, el inciso 2 9 obedece al Numeral 18 <strong>del</strong> Artículo<br />

l 9 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 29 de octubre de 1964, a excepción de<br />

la adición efectuada por la Comisión Jurídica con la expresión<br />

"o saliere <strong>del</strong> trabajo", reformando así la ley y ampliando el<br />

derecho a vacaciones no sólo en el caso de separación, sino también<br />

cuando saliere <strong>del</strong> trabajo por cualquier causa.<br />

27) Art. 73 (71—222) De las vacaciones en labores técnicas<br />

y de confianza:<br />

Antes de la reforma <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 29 de octubre<br />

de 1964, sólo tenía derecho a una remuneración con recargo por<br />

las vacaciones no gozadas; en virtud de la reforma se amplía<br />

tal derecho a todo el tiempo de vacaciones no gozadas; desde<br />

luego queda en pie la caducidad a la que se refiere el Artículo<br />

583, de cuya aplicación por nuestros tribunales de justicia ignoramos,<br />

pues no se ha podido localizar fallo alguno.<br />

28) Arts. 74 y 75 (72—223) — (s/e.) De la acumulación de<br />

vacaciones:<br />

Deviene de las reformas N 9 20 y 21 <strong>del</strong> Artículo l 9 <strong>del</strong><br />

Decreto N 9 2490 y hoy se divide en dos artículos y se amplía el<br />

derecho de los empleados a los obreros a reclamar el pago<br />

por vacaciones no gozadas.<br />

2Í9) Art. 77 (s/e. — s/e.) De las vacaciones <strong>del</strong> magisterio:<br />

La inclusión de esta disposición obedece al Numeral 23<br />

<strong>del</strong> Artículo l 9 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 29 de octubre de 1964.<br />

u — 177


CAPITULO VI — De las remuneraciones, utilidades y bonificaciones:<br />

30) El encabezamiento <strong>del</strong> Capítulo VI: Se amplía con la inclusión<br />

de las bonificaciones y remuneraciones adicionales con lo cual<br />

se añade un parágrafo titulado "De la décima tercera y décima<br />

cuarta remuneraciones" que obedecen a Decretos posteriores<br />

a la recodificación <strong>del</strong> Código <strong>del</strong> Trabajo de 1961. La fecha<br />

de vigencia de estas leyes y en especial de los Decretos promulgados<br />

el 26 de noviembre de 1962 y 29 de octubre de 1968, es •<br />

indispensable citar, para su aplicación, pues la ley no tiene<br />

efecto retroactivo.<br />

31) Art. 82 (79—46) Del plazo para el pago de remuneraciones:<br />

Se ha incluido la reforma N 9 24 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 que<br />

determina hasta en un mes el plazo para el pago de los sueldos,<br />

pues sólo se había precisado en lo relativo a salarios.<br />

32) Arts. 83 y 84 (80 incisos l 9 y 2 9 — 47)<br />

Del pago de las remuneraciones o precio en<br />

trabajos por tarea u obra:<br />

El Art. 80 de la Codificación de 1961 contenia dos incisos<br />

que se los ha tomado en dos artículos diferentes, haciendo una<br />

innecesaria división.<br />

33) Art. 88 (s/e. — s/e.) Protección a terceros contra<br />

simulaciones de relaciones laborales:<br />

Obedece esta disposición a la reforma N 9 25 <strong>del</strong> Decreto<br />

N 9 2490.<br />

34) Art. 93 (s/e. — s/e.) De la sanción por incumplimiento en<br />

el pago de remuneraciones:<br />

El antecedente se encuentra en la reforma N 9 26 <strong>del</strong> D&<br />

creto N 9 2490.— De las protecciones laborales se ha abusado en 4<br />

el campo de las simulaciones, y la jurisprudencia es contradictoria<br />

en la aplicación de la norma.—<br />

35) Art. 94 (88—55) De lo que comprende la remuneración para<br />

efecto de las indemnizaciones: *<br />

178<br />

El inciso 2 9 corresponde a la adición que dispuso la re-


forma N? 27 <strong>del</strong> Decreto 2490.— Obsérvese que el alcance de este<br />

artículo es sólo para efecto <strong>del</strong> cálculo de indemnizaciones.<br />

PARÁGRAFO 2? DE LAS UTILIDADES:<br />

36) Art. 96 (90—s/e.) Del 15% de las utilidades y reparto:<br />

Esta disposición ha involucrado las correspondientes reformas:<br />

a) Decreto N? 875 de 28 de abril de 1964, en Registro Oficial<br />

N? 245 de 12 de mayo de 1964;<br />

b) Reforma N' 29 <strong>del</strong> Art. 1? <strong>del</strong> Decreto N? 2490 de 29 de octubre<br />

de 1964, y<br />

c) Art. 2? de Ley N' 70-05 promulgada en Registro Oficial H'<br />

420 <strong>del</strong> 28 de abril de 1970.<br />

Los antecedentes de la trayectoria de esta institución pueden<br />

ser consultados en Tomo II de "Panorama Normativo Ecuatoriano<br />

en materia <strong>del</strong> Trabajo", año 1962 — Editorial Universitaria.<br />

37) Art. 98 (92—s/e.) De las utilidades <strong>del</strong> contratista y de la<br />

solidaridad <strong>del</strong> empresario:<br />

El inciso tercero de este artículo tiene como precedente el<br />

Artículo 2? de la Ley N' 70-04 de 17 de abril de 1970, promulgada<br />

en Registro Oficial N? 417 de 23 de abril de 1970. Es trascendental<br />

por la responsabilidad solidaria <strong>del</strong> empresario y sus<br />

contratistas o intermediarios que establece en garantía de los<br />

derechos de los trabajadores, disposición que se relaciona con<br />

Artículos 35 y 40 y que no se refiere únicamente a utilidades.<br />

38) Art. 103 (97—s/e.) Del reparto <strong>del</strong> 10% que corresponde<br />

a los trabajadores directamente:<br />

Se ha incluido la reforma N? 33 <strong>del</strong> Decreto N? 2490.<br />

39) Art. 104 (s/e. — s/e.) Del destino de los saldos de las utilidades<br />

y de las sanciones por el retardo:<br />

Obedece esta disposición:<br />

a) A la reforma N? 34 <strong>del</strong> Decreto N? 2490; y<br />

b) Al Artículo 10 <strong>del</strong> Decreto N° 131 Comisión Legislativa Permanente<br />

de 4 de junio de 1969, promulgado en Registro Oficial<br />

Ni 208 de 25 de junio de 1969.<br />

— !79


El Parágrafo 3° <strong>del</strong> Cap. VI — T. I. — denominado "De la<br />

décimo tercera y décimo cuarta remuneraciones"<br />

(Arts. 109 al 114)<br />

No figura tal parágrafo en las Codificaciones de 1961 y<br />

1938, pues obedecen a los Decretos:<br />

a) Decreto Legislativo de 6 de noviembre de 1962, en<br />

Registro Oficial N° 316 de 26 de noviembre de 1962;<br />

b) Decreto N° 2719 de 10 de diciembre de 1965, en<br />

Registro Oficial N° 645 de 13 de diciembre de 1965;<br />

c) Ley N? 68-010 de 8 de octubre de 1968, en<br />

Registro Oficial N 9 41 de 29 de octubre de 1968;<br />

d) Ley N? 096 de Comisión Legislativa de 20 de diciembre de<br />

1968, en Registro Oficial N? 94 de 15 de enero de 1969;<br />

e) Ley N? 6914 de 24 de abril de 1969, en<br />

Registro Oficial N? 173 de 7 de mayo de 1969.<br />

Hay otros decretos que no modifican el aspecto laboral.<br />

Tales decretos se los contempla hoy en los Artículos 109<br />

al 114, los cuales por lo tanto no tienen su equivalencia en las<br />

Codificaciones anteriores.<br />

La décima tercera rerpuneración por la época en que<br />

debe ser satisfecha , se llama "Navideña"; y la décimo cuarta<br />

bonificación se la conoce como "Escolar" pues corresponde a la<br />

época de apertura de clases en la Sierra y la Costa, tiene por<br />

tanto una finalidad educacional y familiar.<br />

El Art. 114 (s/e. — s/e.) lo determinó la Comisión Jurídica<br />

a fuerza de la necesidad de remitirse a los Decretos que<br />

los dieron origen.<br />

Tales Decretos originan la Ley N? 247 Comisión Legislativa<br />

Permanente de 19 de febrero de 1970, promulgada en Registro<br />

Oficial N ? 394 de 19 de marzo de 1970, que determina una pensión<br />

adicional, alimenticia anual en beneficio de los hijos menores<br />

de los trabajadores, cuyos fondos son tomados de la XIV<br />

pensión asignada a los trabajadores.<br />

El parágrafo IV ocupaba el tercer lugar en las ediciones anteriores<br />

y se titula hoy "De las remuneraciones Mínimas"<br />

Art. 115 — (102—s/e.) De la obligación <strong>del</strong> Estado en fijar<br />

remuneraciones mínimas:<br />

La inclusión de la expresión "el sueldo" obedece a la reforma<br />

N? 35 <strong>del</strong> Decreto N? 2490 de 29 de octubre de 1964, pues


función de las Comisiones Salariales es la de determinar las remuneraciones<br />

y éstas pueden ser de sueldos o salarios.<br />

43) Art. 116 — (103—57) De dónde y cómo deben funcionar tales<br />

comisiones:<br />

La Ley N? 131 de 4 de junio de 1969 en Registro Oficial N'<br />

208 de 25 de junio de 1969, creó la Subdirección <strong>del</strong> Trabajo <strong>del</strong><br />

Austro, y a ello se debe la reforma <strong>del</strong> texto de esta disposición.<br />

En lo referente al parágrafo "De las remuneraciones mínimas",<br />

no se ha tomado en cuenta el Decreto N? 1000 de 15 de<br />

diciembre de 1970 promulgado en Registro Oficial N? 122 <strong>del</strong><br />

16 de diciembre de 1970, el que dispone la creación de Comisiones<br />

de reajustes remuneratorios a niveles: nacional, regionales y<br />

provinciales. Lo cual demuestra la inconsistencia y ninguna significación<br />

práctica de muchos Decretos, como el aludido; pues<br />

no tienen arraigo en el medio sino un mero sentido demagógico.<br />

44) Art. 119 — (106—60) De la apelación de las resoluciones<br />

de las Comisiones de Remuneraciones<br />

Mínimas:<br />

En lo pertinente a las Subdirecciones <strong>del</strong> Trabajo que conocen<br />

de las apelaciones, en lugar de la Subdirección <strong>del</strong> Trabajo<br />

<strong>del</strong> Litoral que era la única que antes existía, nos atenemos<br />

a la cita hecha en la disposición anterior, de la Ley N? 131. Similares<br />

cambios se observan en los demás artículos que aluden<br />

a la Subdirección <strong>del</strong> Trabajo. Antes debía dictaminar en las fijaciones<br />

la Caja <strong>del</strong> Seguro, mas desde el Decreto N? 2490 de<br />

1964, reforma N? 36, se sustituyó por el dictamen de la Sección<br />

de Salario Mínimo de la Dirección <strong>del</strong> Trabajo.<br />

45) Art. 120 — (s/e. — s/e.) De las atribuciones de la Sección de<br />

Salarios Mínimos de la Dirección<br />

<strong>del</strong> Trabajo:<br />

Esta disposición no figuró en las codificaciones anteriores;<br />

su texto obedece a la reforma N? 37 <strong>del</strong> Decreto N? 2490, la cual<br />

determinó la creación de esta Sección.<br />

46) Art. 122 (s/e. — s/e.) De las Comisiones de reajuste de Salarios:<br />

Esta disposición tiene como antecedente el Decreto N-<br />

1000 al que se alude en el Art. 116, Decreto que no fue incorporado<br />

a la presente codificación, pero que con esta disposición<br />

puede ser utilizado.<br />

— 181


47) Art. 123 — (s/e. — s/e.) Del Salario Mínimo Vital:<br />

Este Artículo deja constancia de la existencia de Salarios<br />

Mínimos Vitales. Sin citar tales normas, las precisamos para<br />

efecto de consulta, como sigue: *<br />

a) Ley N? 68­010 de 18 de octubre de 1968;<br />

Registro Oficial N? 41 de 29 de octubre de 1968;<br />

b) Ley N ? 096 de Comisión Legislativa de 20 de diciembre de<br />

1968, en Registro Oficial N? 94 de 13 de enero de 1969; *<br />

c) Ley N? 6914 de 24 de abril de 1969, en<br />

Registro Oficial N? 173 de 7 de mayo de 1969;<br />

d) Ley N? 1000 de 15 de diciembre de 1970, en<br />

Registro Oficial N? 122 de 16 de diciembre de 1970. El inciso<br />

1° de esta disposición nada tiene que ver con el inciso<br />

2°; hay incongruencia.<br />

CAPITULO VII — "Del Trabajo de Mujeres y Menores"<br />

48) Art. 124 — (108—83) De las excepciones a la prohibición de<br />

trabajo de menores de 14 años:<br />

El inciso final de este artículo corresponde a la adición<br />

determinada por el numeral 38 <strong>del</strong> Decreto N? 2490.<br />

Remitir a los menores a las protecciones <strong>del</strong> Código de<br />

Menores, es teórico, pues esos organismos y entidades, en su<br />

mayor parte constituyen enunciados de simples aspiraciones; más<br />

efectivo y concreto es el amparo de orden laboral. Por mucho<br />

querer innovar nos vamos diluyendo sin mayor beneficio ni<br />

positividad.<br />

49) Art. 127 — (111—86) De la prohibición de trabajo nocturno y<br />

sus excepciones:<br />

El segundo y final inciso fue agregado en virtud de la rereforma<br />

<strong>del</strong> numeral 39 <strong>del</strong> Decreto N? 2490, modificada en la<br />

redacción por la Comisión Jurídica.<br />

50) Art. 129 — (113—88) Del caso de riesgos en medios de trabajo<br />

prohibidos para mujeres y menores:<br />

182 —<br />

Dos son las reformas que figuran en esta disposición:<br />

a) Relativa a la violación de los reglamentos de trabajo, que<br />

determina la presunción de culpa <strong>del</strong> empleador en caso de<br />

riesgos <strong>del</strong> trabajo de menores o mujeres; y,<br />


) La duplicación en el monto de las indemnizaciones comunes,<br />

como sanción en tales casos.<br />

Todo ello fue determinado por el Numeral 40 <strong>del</strong> Decreto<br />

N? 2490 de 1964.<br />

51) Art. 130 — (114—89) Registro de trabajo de menores:<br />

El agregado final que expresa: "Sin perjuicio de lo dispuesto<br />

en el Artículo 124", lo dispuso el Numeral 41 <strong>del</strong><br />

Decreto N? 2490.<br />

52) Arts. 131 y 132 — (s/e. — s/e.) De la prohibición de jornadas<br />

extraordinarias y de su sanción:<br />

Los Artículos 131 y 132 tienen como antecedente los Artículos<br />

23 y 29 <strong>del</strong> Código de Menores promulgado en Registro<br />

Oficial N? 320 de 3 de diciembre de 1969, sin que tengan equivalentes<br />

en las anteriores ediciones.<br />

53) Art. 134 — (116—91) Del Amparo en razón de embarazo:<br />

La adición final al inciso segundo obedece a que la Ley <strong>del</strong><br />

Seguro Social Obligatorio tomó a su cargo tales prestaciones<br />

respecto de sus afiliados; por ello así se determinó en el numeral<br />

42 <strong>del</strong> Decreto N? 2490.<br />

54) Art. 136 — (118—93) De facilidades para atender al período de<br />

lactancia y de las Guarderías Infantiles:<br />

El inciso segundo fue agregado por lo dispuesto en el numeral<br />

43 <strong>del</strong> Decreto N? 2490.<br />

CAPITULO IX — De la Terminación <strong>del</strong> Contrato de Trabajo:<br />

55) Art. 149 — (131—106) De las causas de terminación:<br />

Se agregó en la causal 5? de terminación <strong>del</strong> contrato por<br />

"incapacidad permanente y total para el trabajo", en virtud de<br />

la reforma número 44 <strong>del</strong> Decreto N° 2490.<br />

56) Art. 151 — (133—107) De las causales de terminación <strong>del</strong><br />

contrato por culpa <strong>del</strong> trabajador:<br />

Varias son las reformas introducidas a esta disposición:<br />

— 183


a) La exigencia expresa de "previo visto bueno" para la terminación<br />

<strong>del</strong> contrato de trabajo por las causales legales previstas;<br />

b) El agregado al numeral 1 ? que remite las faltas de asistencia<br />

al trabajo, con relación al último período mensual de<br />

labor, por así haber dispuesto el numeral 45 <strong>del</strong> Decreto<br />

N? 2490;<br />

c) Los casos 6? y 7? no tienen equivalencia en las anteriores<br />

ediciones. El primero obedece al Artículo 3 9 <strong>del</strong> Decreto<br />

N? 1212 de 5 de octubre de 1966, promulgado en Registro<br />

Oficial N? 137 de 10 de octubre de 1966, y el segundo: por el<br />

contenido <strong>del</strong> Artículo 28 <strong>del</strong> Decreto N° 636 de 25 de marzo<br />

de 1965, en Registro Oficial N? 467 de 29 de marzo de 1965.<br />

57) Art. 152 — (134—108) De las causales de terminación <strong>del</strong><br />

contrato por culpa <strong>del</strong> empleador:<br />

Igual que en el anterior artículo se exige "visto bueno"<br />

previo para la terminación <strong>del</strong> contrato de trabajo por las causales<br />

previstas; pues, así se desprendía <strong>del</strong> contenido <strong>del</strong> Art. 163.<br />

Además se agrega como causal de terminación la "disminución"<br />

en el pago de la remuneración, reforma determinada<br />

por el numeral 46 <strong>del</strong> Decreto N? 2490.<br />

58) Art. 153 — (135—109) Casos de prohibición de terminación<br />

<strong>del</strong> contrato:<br />

Las garantías para el trabajador llamado a prestar servicios<br />

en las "Fuerzas Armadas", de que trata el inciso <strong>del</strong> numeral<br />

2° <strong>del</strong> Artículo 153, provienen de la reforma N? 47 <strong>del</strong> Decreto<br />

N? 2490 de 1964.<br />

No hay razón para haber silenciado la reforma que puntualiza<br />

el Decreto N ? 1497 de 28 de diciembre de 1967, promulgada<br />

en Registro Oficial N? 300 de 24 de enero de 1968, especialmente<br />

en lo relativo a bonificaciones a cargo <strong>del</strong> patrono, mal<br />

llamadas remuneraciones.<br />

59) Art. 158 — (104—s/e.) Del caso de enfermedad no profesional:<br />

El inciso tercero comprende la reforma <strong>del</strong> Numeral 48<br />

<strong>del</strong> Decreto N° 2490, pues era absurdo que se remita a juicio la<br />

constatación <strong>del</strong> estado de enfermedad <strong>del</strong> trabajador y justo era<br />

disponer que los honorarios <strong>del</strong> médico los pague el empleador.


60) Art. 161 — (143—110) De la terminación <strong>del</strong> contrato con<br />

anterioridad al plazo convenido:<br />

La ampliación en el monto de las indemnizaciones patronales<br />

<strong>del</strong> 25% al 50% de la remuneración en caso de despido<br />

dispuesto por el empleador y <strong>del</strong> 15% al 25% en caso de abandono<br />

<strong>del</strong> trabajador se debe a la reforma N? 49 <strong>del</strong> Decreto N?"<br />

2490.<br />

CAPITULO X — "Del desahucio y <strong>del</strong> despido"<br />

61) Capítulo X — <strong>del</strong> Desahucio y <strong>del</strong> Despido:<br />

Antes figuraba con el título "Del Desahucio" pese a quemúltiples<br />

disposiciones trataban <strong>del</strong> despido.<br />

62) Art. 165 — (s/e. — s/e.) De las bonificaciones de antigüedad<br />

en caso de desahucio o despido:<br />

Esta disposición nace de la reforma N? 50 <strong>del</strong> Decreto<br />

N? 2490 de 1964.<br />

63) Art. 167 — (148—117) De una de las limitaciones al desahucio:<br />

Con los antecedentes preindicados se modificó este Art. a.<br />

base de la reforma N? 51 <strong>del</strong> Decreto N? 2490.<br />

64) Art. 168 — (149—118) De la estabilidad a favor de los<br />

miembros de Directivas de las<br />

Asociaciones:<br />

El texto de esta disposición en lo relativo a innovaciones<br />

tiene dos precedentes:<br />

a) La reforma N? 52 <strong>del</strong> Decreto N? 2490; y,<br />

b) El artículo 3? de la Ley N? 70-05 de 2 de abril de 1970, promulgada<br />

en Registro Oficial N? 420 de 28 de abril de 1970.<br />

65) Art. 169 — (150—114) De las ordinarias sanciones por despido:<br />

La reforma al inciso primero, tiene como antecedente el<br />

numeral 53 <strong>del</strong> Decreto N? 2490.<br />

— 185


66) Art. 171 — (158—116) De las garantías al trabajador que se<br />

separe por causas imputables al empleador:<br />

El Numeral 54 <strong>del</strong> Decreto N ? 2490 informa el precedente ^<br />

de esta disposición.<br />

67) Art. 172 — (153—119) Del efecto por cambio de ocupación<br />

al trabajador:<br />

La reforma que determina el plazo de sesenta días para<br />

el reclamo <strong>del</strong> trabajador, fue determinada por el Numeral 55<br />

<strong>del</strong> Decreto N? 2490.<br />

CAPITULO XI — Del Fondo de Reserva, de su disponibilidad y<br />

de la Jubilación:<br />

68) Art. 181 — (162—128) Del Fondo de Reserva:<br />

Se ha omitido hacer constar el caso previsto en el Decreto<br />

N? 2351—B de 16 de octubre de 1964, en Registro Oficial N?<br />

441 de 19 de febrero de 1965, Artículo 1°, tendiente a la defensa<br />

de los fondos de los trabajadores destinados al seguro y que fueren<br />

malversados.<br />

Esa disposición omitida tuvo su inspiración en el Artículo<br />

140 de la Ley Orgánica <strong>del</strong> Banco Nacional de Fomento, Decreto<br />

N? 2767, en Registro Oficial N? 385 de 1? de diciembre de 1964.<br />

Cierto que es relativa a la Ley <strong>del</strong> Seguro pero se refiere<br />

a la Institución <strong>del</strong> Fondo de Reserva, que es propia <strong>del</strong><br />

Código <strong>del</strong> Trabajo.<br />

■69) Art. 183 — (164—130) De la entrega <strong>del</strong> Fondo de Reserva y de<br />

sus Intereses y sanciones por mora:<br />

La reforma relativa al pago de intereses sobre el Fondo<br />

de Reserva y el recargo <strong>del</strong> 50% <strong>del</strong> monto de dicho fondo, en<br />

caso de juicio, tiene como antecedente la Reforma N ? 56 <strong>del</strong><br />

Decreto N ? 2490; sólo es aplicable al pago intereses, en caso de<br />

trabajadores no afiliados a partir <strong>del</strong> 2 de noviembre de 1964, <<br />

fecha de promulgación.<br />

70) Arts. 188 — (169) al 195 (176) y 198 (177) (s/e).<br />

De la disponibilidad <strong>del</strong> Fondo de Reserva:<br />

186<br />

No tienen equivalencia en el Código <strong>del</strong> Trabajo de 1938,<br />

esas disposiciones obedecen al:<br />

%


"Decreto N? 33 de 4 de julio de 1955, en<br />

Registro Oficial N? 863 de 8 de julio de 1955.<br />

71) Arts. 196 y 197 (s/e. — s/e.) Caso de compensación con el<br />

Fondo de Reserva:<br />

No tienen equivalencia en las anteriores codificaciones y<br />

su antecedente se encuentra en los Artículos 1° y 2? <strong>del</strong> Decreto<br />

N? 2356 de 14 de octubre de 1965, en Registro Oficial N?<br />

608 de 18 de octubre de 1965.<br />

72) Art. 199 — (s/e. — s/e.) De casos especiales de disponibilidad<br />

<strong>del</strong> Fondo de Reserva:<br />

Esta norma fue preciso introducirla y así lo hizo la Comisión<br />

Jurídica, en virtud de disposiciones como las <strong>del</strong> Decreto<br />

N 9 331 de 8 de noviembre de 1968, en Registro Oficial N? 56 de<br />

19 de noviembre de 1968 (Artículo 4?) y Decreto N? 1480 de 11<br />

de julio de 1964, en Registro Oficial N? 297 de 23 de julio de 1964<br />

y Ley de Reforma Agraria y Colonización, en Decreto N° 1480<br />

de 11 de julio de 1964 en Registro Oficial N° 297 de 23 de julio<br />

de 1964.<br />

■PARÁGRAFO 3? — De la Jubilación:<br />

73) Art. 200 — (178—136) De la Jubilación y su determinación:<br />

El inciso final de este artículo lo determinó la Comisión<br />

Jurídica, y es consecuencia de lo aludido en el Artículo 199; fue<br />

necesaria su inclusión frente a los fallos contradictorios de la<br />

Corte Suprema y la desidia en resolver sobre la unificación de<br />

criterios a que está obligada por el Artículo 14 de la L. O. F. J.<br />

74) Art. 201 — (179—132) Del fallecimiento <strong>del</strong> Jubilado:<br />

La reglamentación para la entrega <strong>del</strong> año de pensión jubilar<br />

en caso de fallecimiento <strong>del</strong> trabajador, consignada en la<br />

última parte <strong>del</strong> Artículo, vienen de la reforma N ? 57 <strong>del</strong> Decreto<br />

N? 2490.<br />

75) Art. 202 — (s/e. — s/e.) De la habilitación <strong>del</strong> tiempo de<br />

servicio <strong>del</strong> trabajador afiliado:<br />

Esta disposición se origina en la reforma N? 58 <strong>del</strong> Decreto<br />

N' 2490.<br />

— 187


76) Art. 203 — (s/e. — s/e.) De la Tabla de coeficientes para el<br />

cálculo de la jubilación:<br />

Su antecedente en la reforma N? 59 <strong>del</strong> Decreto N ? 2490-<br />

La Comisión Jurídica eliminó de la Tabla, por innecesarios, el<br />

alistamiento y coeficientes relativos a las edades de 15 a 38<br />

años; pues no es posible jubilarse con 25 años de servicio, sino<br />

desde los 39 años.<br />

TITULO II — Del Contrato Colectivo <strong>del</strong> Trabajo<br />

CAPITULO I — De su naturaleza, forma y efectos:<br />

Debía ubicarse y estudiarse con sentido lógico, en primer<br />

lugar el Derecho Sindical y luego el Derecho pertinente a los<br />

Conflictos Colectivos, para culminar con el Derecho de la Contratación<br />

Colectiva, mas no éste junto al Contrato Individual <strong>del</strong>;<br />

Trabajo y los Conflictos Colectivos como cuestión inherente a<br />

las Asociaciones como lo mantiene de manera absurda nuestra<br />

legislación sin integrar de manera procedente el Derecho de las-<br />

Relaciones Colectivas <strong>del</strong> Trabajo, que sin plan ni método alguno<br />

determina nuestra Codificación.<br />

77) Art. 211 — (187—143) Del contenido <strong>del</strong> Contrato Colectivo:<br />

La adición que figura como numeral 5? tiene el antecedente<br />

en el Artículo 4? de la Ley N- 70-05 en Registro Oficial N?'<br />

420 de 28 de abril de 1970.<br />

78) Art. s/e. — (196—151)<br />

El Artículo 196 de la Edición 1961 se eliminó por ser su contenido<br />

absurdo, pues los contratos individuales no son los que<br />

rigen a los colectivos; es a la inversa.<br />

79) Art. 221 — (s/e.—s/e.) Limitación de la contratación<br />

Colectiva en semi-públicas:<br />

Esta disposición se agregó atento el contenido <strong>del</strong> Artículo<br />

9° de la Ley N? 101 de Comisión Legislativa de 22 de enerode<br />

1969, en Registro Oficial N? 118 de 18 de febrero de 1969.


4<br />

SO) El Capítulo II, titulado "De la revisión, de la terminación y <strong>del</strong><br />

incumplimiento <strong>del</strong> Contrato Colectivo":<br />

Agregó en la enunciación "<strong>del</strong> incumplimiento" pues <strong>del</strong><br />

particular tratan varios artículos de este capítulo.<br />

TITULO III — DE LAS MODALIDADES DEL TRABAJO:<br />

* CAPITULO I — Del servicio doméstico:<br />

81) Art. 243 — (219—175) Obligaciones adicionales <strong>del</strong> patrono:<br />

No se tomó en cuenta la imperativa obligación patronal<br />

de dar al doméstico "desayuno y dos comidas", <strong>del</strong> Artículo 8°<br />

de la Ley N? 68-010 de 8 de octubre de 1968, en Registro Oficial<br />

N? 41 de 29 de octubre de 1968, quedando todo ello como cuestión<br />

facultativa.<br />

82) Del Capítulo <strong>del</strong> Servicio Doméstico se han eliminado los Artículos<br />

222 (178) al 227 (183) de las ediciones anteriores.<br />

CAPITULO II — Del Trabajo a Domicilio:<br />

83) Art. 246 — (228—184) Del Trabajo a domicilio:<br />

En las anteriores ediciones se refería a las empresas industriales<br />

y comerciales; en la presente se elimina indebidamente<br />

á los industriales, y sin guardar armonía, se conserva tal expresión<br />

en otras disposiciones, a las cuales se refiere el Artículo<br />

250 — (232—188).<br />

CAPITULO III — De los artesanos:<br />

84) Art. 261 — (243—199) Quién es artesano:<br />

Los incisos 2°, 3° y 4? de este artículo, tienen como prece-<br />

» dente la Ley de Defensa <strong>del</strong> Artesanado de 30 de octubre de 1953<br />

en Registro Oficial N 9 356 de 5 de noviembre de 1953 (Art. I 9 ).<br />

85) Art. 266 — (s/e.—s/e.) Del ejercicio de la Artesanía:<br />

* Esta disposición corresponde al Artículo 4 9 de la Ley de<br />

Defensa <strong>del</strong> Artesanado de 1953.<br />

— 189


86) Art. 268 — (248—204) De la titulación:<br />

El texto se origina en el Decreto Legislativo de 5 de octubre<br />

de 1962, en Registro Oficial N 9 305 de 13 de noviembre de-<br />

1962.<br />

87) Art. 271 — (251—207) De la entrega de las obras:<br />

El inciso 2 9 que limita el monto de la sanción por incumplimiento<br />

de obra <strong>del</strong> artesano, es determinado por la Comisión.<br />

Jurídica, inspirándose en el Art. 1587 <strong>del</strong> Código Civil.<br />

88) s/e. — (257—213) De las listas negras:<br />

't Ir.<br />

Se obtuvo de la Comisión Jurídica eliminar las listas negras<br />

concretadas en las anteriores ediciones. Desde luego la<br />

solidaridad de los intereses empresariales está sobre talesprohibiciones.<br />

89) Art. 278 — (s/e.—s/e.) Limitación de protecciones laborales:<br />

Esta disposición corresponde a los tres primeros incisos<strong>del</strong><br />

Art. 5 9 de la Ley <strong>del</strong> Artesanado de 1953.<br />

90) Arts. 279 y 280 — (s/e.—s/e.) Del Seguro de Operarios:<br />

No tienen equivalencia en las anteriores codificaciones;<br />

obedecen a remiendos efectuados a base de la Ley de Defensa<strong>del</strong><br />

Artesanado.<br />

91) Se han omitido otros amparos legales como los de la Ley<br />

de Fomento de Artesanía (Art. 50 — 51). Decreto N 9 52 en Registro<br />

Oficial N 9 419 de 20 de enero de 1965.<br />

CAPITULO IV — De los Empleados Privados:<br />

92) No se ha tomado en cuenta el Decreto N 9 54 de 25 de julio de<br />

1970, en Registro Oficial N? 27 de 29 de julio de 1970 que es relativo<br />

no sólo a los empleados públicos (Art. 283) sino a los<br />

privados de entidades semi públicas y de finalidad social opública<br />

(Art. I 9 y 5 9 ), que <strong>del</strong>imita las remuneraciones, ante la<br />

corrupción de congresistas y de políticos al apropiarse de Iospresupuestos<br />

de tales entidades, eludiendo hasta el pago de impuestos<br />

al Estado. Vergonzosa pero real historia de nuestro<br />

190 —


vivir sujeto a la política de oligarquía y gobierno de círculo de<br />

la peor especie.<br />

Desde luego este decreto no ha moralizado y al contrario<br />

ha servido para afectar la estabilidad de genuinos empleados.<br />

CAPITULO V — De los Agentes de Comercio y Corredores<br />

de Seguros:<br />

93) Los Artículos pertinentes no tienen equivalente en la edición de<br />

1938; ellos obedecen a la reforma concretada en el Decreto Legislativo<br />

de 10 de octubre de 1956, en Registro Oficial N 9 42 de 22<br />

de octubre de 1956.<br />

CAPITULO VI — Trabajo en Empresas de Transporte:<br />

94) Proceden las siguientes observaciones:<br />

a) Solo se refiere, según se desprende <strong>del</strong> texto <strong>del</strong> articulado,<br />

al transporte terrestre, por medio de vehículos motorizados.<br />

b) La Comisión ha rehuido incluir normas específicas sobre el<br />

transporte marítimo y fluvial especialmente puntualizados en<br />

en el Código de Policía Marítima, codificado por la Comisión<br />

Legislativa al 23 de marzo de 1960 y sus reformas posteriores,<br />

a igual que en reglamentaciones de orden laboral.<br />

Así mismo, nada ha puntualizado en lo pertinente al transporte<br />

aéreo, materia de deficiente regulación en el País;<br />

al respecto cabe mencionar las Leyes de Tránsito Aéreo y<br />

la sustitutiva de Aviación Civil. El Ejército controla estos<br />

aspectos y es manifiestamente deficiente la normación<br />

jurídica.<br />

c) En Tránsito Terrestre no siquiera tomaron en cuenta la denominada<br />

Ley de Tránsito Terrestre, <strong>del</strong> Decreto N 9 706<br />

de 18 de octubre de 1963, en Registro Oficial N 9 92 de 30 de<br />

octubre de 1963 (Artículos 4 — 43 — 45 — 47 — 48), hecha<br />

excepción <strong>del</strong> agregado sobre causales de despido por de<br />

sempeñar funciones bajo influencia de alucinógenos y estupefacientes<br />

(Artículo 305 — regla 1 ! ).<br />

d) El contenido <strong>del</strong> Art. 293 (271) sin equivalente en el Código<br />

<strong>del</strong> Trabajo de 1938, obedece al Decreto Legislativo de 31 de<br />

octubre de 1944, en Registro Oficial N 9 136 de 15 de noviembre<br />

de 1944.<br />

e) La redacción <strong>del</strong> Art. 297 es defectuosa, pero la Comisión no<br />

quizo tocarla.<br />

— 191


f) La reforma que se atendió fue la pertinente al Numeral 6 !<br />

<strong>del</strong> Artículo 295, sobre requisitos en el contrato obligando a<br />

anotar el número y fecha de brevet o de autorización de<br />

manejo.<br />

CAPITULO VII — Del Trabajo Agrícola:<br />

95) a) Este Capítulo ha sufrido profundas transformaciones. Si<br />

bien la situación <strong>del</strong> trabajador agrícola y <strong>del</strong> campesinado<br />

en general no va a mejorar sólo a base de normas legales,<br />

no hay duda que a partir de la Ley de Reforma Agraria de<br />

1964 y la eliminación de las formas de tenencia de la tierra<br />

en precario y de los sistemas medioevales de explotación al<br />

trabajador agrícola que fue propugnada por dicha Ley (Artículos<br />

65 — 68 — 77 — 90, etc.) y sus reformas, algo positivo<br />

se ha obtenido. Se ha sentado bases sustanciales para el<br />

cambio y mejoramiento de tales estructuras cimentadas en<br />

la mal denominada Ley de "Abolición <strong>del</strong> Trabajo Precario<br />

en la Agricultura" consignada en el Decreto N? 373 de l 9<br />

de septiembre de 1970, promulgada en Registro Oficial N 9<br />

54 de 7 de septiembre de 1970 y sus reformas:<br />

1) Decreto N 9 759—A de 6 de noviembre de 1970, en<br />

Registro Oficial N 9 95 de 9 de noviembre de 1970 y<br />

2) Decreto N 9 1001 de 15 de diciembre de 1970, en<br />

Registro Oficial N 9 124 de 18 de diciembre de 1970.<br />

b) Además los salarios vitales y las regulaciones pertinentes<br />

tienden a propiciar un trato elementalmente humano al trabajador<br />

agrícola. Procede en este orden enunciar las fijaciones<br />

y regulaciones siguientes:<br />

1) Ley N 9 68—010 de 18 de octubre de 1968, en<br />

Registro Oficial N 9 41 de 29 de octubre de 1968;<br />

2) Ley N 9 6914 de 24 de abril de 1969, en<br />

Registro Oficial N 9 173 de 7 de mayo de 1969 (para la<br />

olvidada Región Oriental); y,<br />

3) Decreto N 9 1000 de 15 de diciembre de 1970, en<br />

Registro Oficial N 9 122 de 16 de diciembre de 1970 (que<br />

si bien no mejora la situación remuneratoria de los trabajadores<br />

agrícolas, reafirma lo anterior).<br />

Desde luego déjase consignada la teoría; otra es la practícídad<br />

de tales normas.


c) Si bien en lo educacional (sobre 45% de analfabetismo' rural,<br />

sin contar con los que habiendo entrado a la escuela<br />

volvieron al analfabetismo (regresión) por la situación social,<br />

económica, etc.; verdadera lacra de indoaínérica, no habiendo<br />

mejorado sensiblemente por la politización en las<br />

filas <strong>del</strong> magisterio oficial. Ni en el campo <strong>del</strong> Seguro So<br />

cial se observa a<strong>del</strong>anto de significación por haberse apropiado<br />

<strong>del</strong> presupuesto <strong>del</strong> IESS los más ignaros y audaces<br />

de los politicastros de turno. Ni en la Salubridad se ha' Obtenido<br />

a<strong>del</strong>antos positivos ya por estar subordinada a un írrito<br />

presupuesto en el reparto de prevendas políticas - electorales,<br />

ya por la empleomanía urbana dominante y- absor<br />

vente de las llamadas Federaciones Médicas, al extremo de<br />

ser un mito lo preventivo y curativo en el campo y de no<br />

existir ni una cama hospitalaria por cada 1.000 habitantes;<br />

ya por que el Ministerio de Previsión Social y Trabajo, ni<br />

tiene previsión alguna, ni trabaja en las cuestiones de trascendencia<br />

para el País; ya porque el Ministerio de la Pro<br />

ducción, nada produce sensiblemente en beneficio de las clases<br />

mayoritarias; ya porque el crédito de los llamados Bancos<br />

de Fomento, en manos de burócratas y sirvientes <strong>del</strong> gamonalismo,<br />

sólo ha dejado una cartera vencida e incobrable<br />

de más de Si SOO'OOO.OOO con cuyas sumas han lucrado los<br />

terratenientes que directa o indirectamente han gobernado<br />

en el <strong>Ecuador</strong>. Ya porque las <strong>Universidad</strong>es no se vierten<br />

en el conocimiento de las realidades <strong>del</strong> país; yá porque no<br />

existen sino consumidores <strong>del</strong> presupuesto de las llamadas<br />

Direcciones, Secciones y Oficinas de Estadística; ya porque<br />

los economistas de nuestro medio son gentes teóricas de escritorio;<br />

ya porque los medios de culturización no están al<br />

alcance <strong>del</strong> pueblo; ya porque los medios de difusión están<br />

al servicio de los intereses antagónicos de la colectividad,<br />

etc., etc.<br />

Art. 308 — (286—241) Patrono Agricultor:<br />

Anótase el absurdo de la reforma introducida por ía Comisión<br />

Jurídica al haber eliminado en el Artículo 308 el amparo<br />

a los trabajadores agrícolas en predios explotados por arrendatarios,<br />

usufructuarios, etc. Cierto que las reformas á la Le^ de<br />

Reforma Agraria propugnaron eliminar el contrato de arrendamiento,<br />

mas una es la Ley y otra su vigencia y acatamiento, además<br />

son múltiples las excepciones.<br />

— 193


97) Art. 322 — (s/e.—s/e.) De otras modalidades en el<br />

trabajo agrícola:<br />

Era necesario introducir esta disposición en vista de los<br />

precedentes de las reformas.<br />

TITULO IV — De los Riesgos <strong>del</strong> Trabajo<br />

98) Primero: El Seguro Social Ecuatoriano sólo cubre a una mínima<br />

parte de los trabajadores; y por tanto la cobertura de los<br />

riesgos <strong>del</strong> trabajo no llega al 15% de los trabajadores<br />

que son los afiliados al IESS, el resto, el 85% está amparado por<br />

las normas <strong>del</strong> Código <strong>del</strong> Trabajo.<br />

Segundo: Pese a lo dispendioso <strong>del</strong> presupuesto <strong>del</strong> Seguro que<br />

se estima excede <strong>del</strong> doble <strong>del</strong> más generoso presupuesto<br />

administrativo de cualquier otro país, nuestros técnicos no invierten<br />

suma alguna en estudios de nuestras realidades, y no siquiera<br />

nos dan una estadística integral de los servicios y beneficios<br />

que cubren. Sólo les preocupa los improductivos pero costosos<br />

Congresos y Conferencias Internacionales, como medio<br />

de paseo y distracción de los altos funcionarios a costa de los<br />

fondos de los trabajadores.<br />

Tercero: En este Título fundamentalmente han operado las reformas<br />

<strong>del</strong> Decreto N 9 636 de 25 de marzo de 1965, promulgado<br />

en Registro Oficial N 9 467 de 29 de marzo de 1965 que inciden<br />

sobre más de 40 disposiciones pertinentes a la Codificación de<br />

1961, cuya motivación se encuentra en la obra "Código <strong>del</strong> Trabajo,<br />

Reformas y Fundamentación", editada en Fray Jodoco<br />

Ricke, en Quito 1966; pero también se han consultado las siguientes<br />

Leyes y Reformas:<br />

a) Ley N 9 064 — Comisión Legislativa de 5 de agosto de 1968, en<br />

Registro Oficial N 9 439 de 12 de agosto de 1968,<br />

b) Código Civil;<br />

c) Ley <strong>del</strong> Seguro Social Obligatorio; y,<br />

d) Código de Menores.<br />

99) Art. 340 — (s/e.—s/e.) De la ampliación <strong>del</strong> concepto de<br />

enfermedad profesional:<br />

194 —<br />

El artículo 340 no tiene equivalente en las ediciones de<br />

1961 y 1938, obedece a la reforma 9 <strong>del</strong> Decreto N 9 636 <strong>del</strong> año


1965 pues hasta entonces sólo se consideraba enfermedades pro<br />

fesionales las ques se indica en un defectuoso y foráneo listado,<br />

y no al criterio que los técnicos determinen en cada caso.<br />

100) Art. 349 — (s/e.—s/e.) De la revisión <strong>del</strong> estado de incapacidad:<br />

Tampoco esta disposición figura en las anteriores edicio<br />

nes <strong>del</strong> Código <strong>del</strong> Trabajo, ella tiene como precedente la re<br />

forma 14 <strong>del</strong> Decreto N 9 636 que permite la revisión <strong>del</strong> dictamen<br />

por aumento de la incapacidad parcial <strong>del</strong> trabajador.<br />

101) Art. 376 — (s/e.—s/e.) Del aseguramiento en el pago de<br />

indemnizaciones y sanciones:<br />

El antecedente de esta disposición está en la reforma 24<br />

<strong>del</strong> Decreto N 9 636 <strong>del</strong> año 1965.<br />

102) Art. 397 — (s/e.—s/e.) De la prevención en zonas tropicales:<br />

Esta disposición parte <strong>del</strong> contenido <strong>del</strong> Decreto N 9 24<br />

de 9 de diciembre de 1937, en Registro Oficial N 9 41 de 13 de<br />

Diciembre de 1937, que la acojió la reforma N 9 32 <strong>del</strong> Decreto<br />

N 9 636.<br />

103) Los Arts. 399 al 406 — (s/e.—s/e.) Medidas Preventivas:.<br />

Tampoco tienen equivalentes en las ediciones anteriores <strong>del</strong><br />

Código <strong>del</strong> Trabajo, ellas tienen como precedentes los artículos<br />

que figuran en las Reformas N 9 34 y N 9 35 <strong>del</strong> aludido Decreto<br />

N 9 636.<br />

104) Art. 408 — Deformaciones estéticas:<br />

Antes figuró en la parte final <strong>del</strong> alistamiento <strong>del</strong> "Cuadro<br />

Valorativo de Disminución de Capacidad para el Trabajo"; anómalamente<br />

integrando la final clasificación relativa al "Aparato<br />

— Génito — Urinario".<br />

105) Título V — "De las Asociaciones de Trabajadores y de los<br />

Conflictos Colectivos:<br />

La Comisión Jurídica se negó a acceder a las sugerencias<br />

en orden a separar el refundido estudio de dos materias diferentes<br />

que tienen que ver con dos de las tres básicas instituciones<br />

<strong>del</strong> Derecho Colectivo <strong>del</strong> Trabajo:<br />

— 195


a) Derecho de las Asociaciones;<br />

b) Derecho de los Conflictos Colectivos; y,<br />

c) Derecho de la Contratación Colectiva.<br />

No se quiso cambiar la defectuosa estructura, división y<br />

distribución de las materias que comprende el Código <strong>del</strong> Trabajo.<br />

Por otra parte se estimó que debía conservarse intocadas<br />

las disposiciones sobre Asociaciones y Conflictos a pretexto de<br />

que no tenía la Comisión Jurídica atribución para legislar sino<br />

que era una mera recopiladora y ordenadora de las leyes de<br />

precedente y así se dejó en pie una absurda y negativa normación<br />

sobre tan importantes instituciones. Y se remendó las<br />

normas de 1938 con las reformas dadas posteriormente, a las<br />

que luego aludiremos.<br />

CAPITULO I — De las Asociaciones de Trabajadores:<br />

106) La mayor parte de las reformas obedecen a la Ley N 9 70-05<br />

de 2 de abril de 1970, en Registro Oficial N 9 420 de 28 de abril<br />

de 1970, la cual a su vez incorpora principios de la Organización<br />

Internacional <strong>del</strong> Trabajo y singularmente el contenido <strong>del</strong> Convenio<br />

N 9 87 de 9 de julio de 1948 relativo a la libertad sindical<br />

y a la protección <strong>del</strong> derecho de sindicación, aprobado por <strong>Ecuador</strong><br />

en Decreto Legislativo de 7 de marzo de 1957, en Registro<br />

Oficial N 9 199 de 30 de abril de 1957; cuyas disposiciones se incorporan<br />

a la legislación ecuatoriana, sin preparar el medio, ni<br />

adecuar el conjunto, para dar eficacia a los principios que los<br />

acoge, con una liberalidad propia <strong>del</strong> ningún conocimiento de<br />

nuestros legisladores y de su irresponsabilidad, pues basta ano<br />

tar que aprobado tal Convenio, por más de 15 años, se omitió<br />

enviar a Ginebra los informes y evaluaciones anuales que deben<br />

suministrarse y que entre los convenios aprobados figura<br />

uno (N 9 65) relativo a países que tienen colonias, entre los<br />

cuales jamás pudo incluirse a <strong>Ecuador</strong>. Tal es la vergonzosa<br />

realidad de nuestros normales órganos legislativos. Extraña co<br />

mo en un mismo artículo se incluyan una pluralidad de aspectos<br />

sustantivos, adjetivos y orgánicos.<br />

196 —<br />

Junto con el derecho de asociación está la libertad de ase<br />

ciarse y de separarse.<br />

Se trata conjuntamente de asociaciones primarias y superiores<br />

como sindicatos, federaciones y confederaciones.<br />

Se incluye normas relativas a la capacidad de pertenecer<br />

a las asociaciones en atención a la edad.


Sin aún tratar <strong>del</strong> nacimiento y formación de la Asociación<br />

se habla ya sobre la suspensión y disolución y a continuación<br />

se_ regula sobre la pluralidad de asociaciones de una misma<br />

empresa que tiene agencias y sucursales en diversas provincias,<br />

sin siquiera armonizar con el sentido unitario que debería propender<br />

el sindicalismo y con el sentido de integración que propugna<br />

esa Asociación esp)ecífica llamada Comité de Empresa<br />

(Artículo N 9 428).<br />

Para que la confusión y el desorden surjan de la Ley, no<br />

siquiera se regula el procedimiento judicial que propugna' para<br />

la suspensión o disolución de las asociaciones y para colmo<br />

de las contradicciones, ello se deja en manos de los Jueces <strong>del</strong><br />

Trabajo, a los que el Art. 524 asigna jurisdicción privativa para<br />

los conflictos individuales. Claro ejemplo de como legislan nuestros<br />

Congresos y cómo operan sus organismos.<br />

107) Art. 409 — (407—s/e.) Del derecho de Asociación:<br />

Esta disposición mal hilvanada y de múltiples y variadas<br />

regulaciones, tiene como precedentes los Artículos 5 9 y B 9 de la<br />

Ley N 9 70­05 de 2 de abril de 1970 y otros que se han refundido en<br />

un sólo artículo.<br />

10») Arts. 411 — 412 — 413 — 414 — 415. (s/e.) (s/e.) — (s/e.) (s/e.)<br />

Corresponden a las reformas establecidas en el Art. 7 9 <strong>del</strong><br />

Decreto N 9 70­05 y por lo tanto no tienen equivalente, en las an­<br />

.,■. teriores codificaciones.<br />

(109) ArL 416 — (411—363) De lo que debe contener los Estatutos:<br />

Tiene como antecedente el Artículo 8 <strong>del</strong> Decreto N 9 70­05.<br />

110) Arts. 418 y 419 (Arts. 413—s/e.)<br />

De las Directivas de las Asociaciones:<br />

Formaban antes el Artículo 413 de la edición de 1961 y no<br />

tienen equivalente en el Código de 1938, hoy se ha dividido en<br />

dos disposiciones.<br />

La Comisión Jurídica conservó el absurdo de exigir que la<br />

Directiva de Sindicatos, Federaciones y Confederaciones, estuviesen<br />

integradas por trabajadores propios de la Empresa, confundiendo<br />

la naturaleza intrínseca de la específica organización<br />

— 197


Comité de Empresa, donde sí procede hablarse de directivas,<br />

de "trabajadores propios de la empresa".<br />

Con tales disposiciones las asociaciones por ramas de trabajo<br />

que recogen trabajadores de diferentes empresas, por similitud<br />

de actividades (bancarios, transporte, madereros, alhamíes,<br />

etc.) jamás podían cumplir con el absurdo requisito <strong>del</strong><br />

Artículo 418 y peor aún en el caso <strong>del</strong> Artículo 419.<br />

HI) Art. 421 — (415—s/e.) De la estabilidad para propender<br />

a la sindicalización:<br />

Esta disposición tiene como antecedentes:<br />

a) El Decreto Legislativo de 7 de noviembre de 1955, en Registro<br />

Oficial N 9 1003 de 24 de diciembre de 1955. Decreto<br />

que es el precedente de los actuales artículos 421 — 422 —<br />

423 y 424.<br />

b) El artículo 10 de la Ley N 9 70-05 <strong>del</strong> año 1970, que corresponde<br />

a la parte final <strong>del</strong> artículo 421.<br />

PARÁGRAFO N: 2 — Del Comité de Empresa:<br />

112) Art. 428 — (423—369) Requisitas para el Comité de Empresa:<br />

a) La reforma de la regla 2' relativa al registro de los estatutos<br />

en la Dirección General <strong>del</strong> Trabajo, deviene de la exigencia<br />

<strong>del</strong> Artículo 7 9 de la Ley N 9 70-05 de 1970 y el sistema<br />

de aprobación está en oposición a lo que dispone el Art.<br />

413.<br />

b) La exigencia 4' en orden a la mayor edad de los miembros<br />

de la Directiva, proviene de lo puntualizado en el Art. 219.<br />

c) En la norma 5 ? dice que son aplicables al Comité de Empresa<br />

los artículos 416 y 425 cuando propiamente son aplicables<br />

los artículos 416 al 425; la Comisión se ha negado a<br />

rectificar tal error;<br />

113) Art. 431 — (426—372) De las obligaciones de la Directiva:<br />

198<br />

Se ha agregado dos obligaciones que figuran puntualizadas<br />

en las reglas 5' y 6 ? que devienen de la naturaleza de la actividad<br />

de la Directiva <strong>del</strong> Comité de Empresa.<br />

Mas, hay otras obligaciones señaladas expresamente por<br />

la Ley y que no han sido incluidas, tales son las siguientes:<br />

a) Intervenir en el reparto <strong>del</strong> porcentaje de utilidades; pues<br />

así lo dispuso la reforma N 9 29 <strong>del</strong> Decreto N 9 2490 de 1964;<br />

b) Intervenir en la conformación <strong>del</strong> Comité obrero - patronal


114)<br />

115)<br />

de la empresa para conocer de quejas y reclamos a que se<br />

refiere el artículo 41, numeral 26.<br />

Los Arts. 433 al 435 que equivalen en la edición de 1961 a los<br />

Arts. 428 al 430.— (s/e.)<br />

No tienen su equivalencia en la edición <strong>del</strong> Código de<br />

1938; pues provienen <strong>del</strong> contenido <strong>del</strong> Decreto N 9 730 de 9 de<br />

agosto de 1944 en Registro Oficial N 9 62 de 15 de agosto de 1944,<br />

cuyos considerandos permiten conocer el espíritu y alcance de<br />

dichas disposiciones, que aparecen hoy confusos e imprecisos.<br />

Cabe anotar que en el Código de 1938 el Art. 374, al crear la participación<br />

en las utilidades de la Empresa, dispuso que el 5%<br />

esté destinado en beneficio de la Caja <strong>del</strong> respectivo Comité<br />

de Empresa; mas, decretos posteriores y esp)ecialmente por disposiciones<br />

de la Constitución Política de 1945, tomó en derecho<br />

individual de los trabajadores.<br />

CAPITULO II — De los Conflictos Colectivos:<br />

116) Concretamos dos observaciones a la clasificación de la materia:<br />

1' Se incluye en un sólo Título dos materias distintas; a) Aso<br />

elaciones y, b) Conflictos.<br />

2- Se remiten los conflictos exclusivamente a huelgas y paros;<br />

sin tener en cuenta que ellos constituyen las manifestaciones<br />

extremas de los conflictos, singularmente en lo relativo<br />

a huelgas.<br />

PARRAGRAFO I — De las Huelgas:<br />

117) No todo conflicto deviene en huelga; las partes y con mayor<br />

razón el Estado deben tratar de evitar, en lo posible, las huelgas<br />

y no propjender a ellas. Para el efecto las medidas de prevención<br />

como las que determina el artículo 41 numeral 26 deben<br />

ser cumplidas y en este Capítulo debía darse significado práctico<br />

a tal disposición. La Comisión Jurídica estimó que no<br />

procedía alterar o cambiar el texto de las disposiciones a pre<br />

texto de relacionar con normas como la antes aludida.<br />

De las Huelgas:<br />

118) Sobre la defectuosa estructura de las ediciones de 1961 y<br />

1938, se agregaron y adaptaron las reformas posteriores, que<br />

se concretan en las siguientes:<br />

— 199


a) Ley N 9 131 — Comisión Legislativa Permanente de 4 de junio<br />

de 1969, en Registro Oficial N 9 208 de 25 de junio de 1969;<br />

b) Ley N 9 250 — Comisión Legislativa Permanente de 19 de febrero<br />

de 1970, en Registro Oficial N 9 384 de 5 de marzo de<br />

1970; y,<br />

c) Ley N? 70­01 de 12 de marzo de 1970, en<br />

Registro Oficial N 9 404 de 6 de abril de 1970.<br />

Art. 436 — (432—375) Del Derecho de huelga y de su concepto:<br />

La definición de huelga <strong>del</strong> inciso 2 9 debió ser relacionada<br />

con el artículo 460 que precisa como uno de los elementos que<br />

configura la huelga, legalmente considerada, como suspensión<br />

colectiva <strong>del</strong> trabajo, dispuesta por la mayoría de los trabajadores<br />

y con un objetivo: la defensa de intereses comunes o de<br />

clase.<br />

Vacíos éstos que no han sido llenados.<br />

Art. 437 — (433—376) Del Pliego de peticiones:<br />

■ La huelga no debería ser una mera cuestión de trámite,<br />

ni el' Inspector <strong>del</strong> Trabajo un simple funcionario de sustanciación<br />

para poner maquinalmente el asunto en camino hacia la<br />

legalización <strong>del</strong> conflicto, cuyas consecuencias van más allá de<br />

las simples relaciones obrero ­ patronales. Son irreconciliables<br />

' pnronunCiamientos como éstos (Art. 437) y no se compaginan con<br />

los que puntualiza otras disposiciones con las de los artículos<br />

476 y 41 numeral 26 <strong>del</strong> propio Código, que propenden a dar<br />

oportunidad de conciliación. Se dirá que así han figurado tales<br />

disposiciones con tales antítesis; pero es de estimar que una co<br />

: difí6áción tienda a eliminar contradicciones y a armonizar y<br />

sincronizar el conjunto.<br />

Los 33 años de experiencia y de confrontación entre la norma y<br />

los hechos, debieron determinar la adecuación y coordinación<br />

'dé la' Ley al cumplimiento de las metas que ella se propone. Pero<br />

no se ha afrontado tal realidad, quizás por estimar la Comisión<br />

que su función es de recopilar más que de coordinar y<br />

dar el sendero legal que se precisa.<br />

Es así como en nuestra legislación interesa por sobre el<br />

; fondo de la cuestión de los conflictos colectivos, aspectos de formalidades,<br />

no pocas veces intrascendentes.


De allí que en ocasiones pueda constatarse más que realidades<br />

conflictivas la presencia de hacedores de conflictos con<br />

ropaje de exhibicionismo demagógico; ya invocando la Ley<br />

cuando estiman les es favorable o ya impugnándola por reaccio<br />

naria cuando consideran obstáculo a los fines que no siempre<br />

son de estricto contenido laboral, sino aún políticos, foráneos,<br />

personalistas y hasta egoistamente lucrativos.<br />

a) Una cuestión es poner la solución <strong>del</strong> diferendo a resolución<br />

<strong>del</strong> Tribunal (Art. 439);<br />

b) Otra es la de declarar procedente la huelga porque no se<br />

ha producido la conciliación al primer intento de mediación<br />

(Art. 459), al primer contacto o entrevista de las partes<br />

ante el Tribunal (Art. 442),; en donde precisamente, por lo<br />

regular, se actúa y se producen en sentido y contenido inverso<br />

a lo que la Ley quiere o se propone.<br />

c) Sin darse tiempo a los miembros <strong>del</strong> Tribunal a tener una<br />

idea <strong>del</strong> problema, ni de la realidad sobre la que va a actuar;<br />

sin darse posibilidad para que cimenten criterios o se<br />

enuncien proposiciones que permitan llegar a una solución<br />

(Art. 444), se precipitan los trámites.<br />

d) Luego a base de reducidos términos se pretende, con premura<br />

llegar a sentencia (Art. 446), sin meditar lo que interesa<br />

no es el fallo, sino su contenido y eficacia.<br />

e) Mientras eso dispone la Ley, la realidad impónese por sobre<br />

el 90% de los casos, con fastidiosas y prolongadas sesiones,<br />

que en semanas y meses, agotan la resistencia de las<br />

partes y por cansancio o fastidio se llega a alguna conclusión,<br />

que no satisface ni a las partes, menos a los intereses<br />

de la colectividad, peor aún a los <strong>del</strong> pueblo consumidor:<br />

(tarifas de luz, agua, transportes, comunicaciones, etc.).<br />

122) Arts. 439, 447, 453, 454, 455, 457, 458, 474 al 480, los cuales no<br />

constan con equivalencia en las ediciones <strong>del</strong> Código de 1938, ni<br />

de 1961; tienen como precedente la Ley N 9 131 de Comisión Legislativa<br />

Permanente, promulgada en Registro Oficial N 9 208 de<br />

25 de junio de 1969.<br />

123) Art. 451 — (s/e.—s/e). La Vacancia Judicial no rige en la<br />

tramitación de Conflictos Colectivos:<br />

Este artículo tampoco tiene antecedente en las anteriores<br />

ediciones, su precedente está en la Ley N 9 250 promulgada en<br />

Registro Oficial N 9 384 de 5 de marzo de 1970.<br />

— 201


123 —bis.— Art. 468 (457—400) —<br />

La huelga de trabajadores de servicios públicos:<br />

Esta disposición está en contradicción con lo que dispone<br />

el Art. 189, letra 1) de la vigente Constitución Política, que en<br />

la parte pertinente expresa:<br />

"Art. 189.— i) Se reconocen el derecho de los trabajadores<br />

a la huelga y el de los patronos al paro, reglamentados<br />

en su ejercicio. Los trabajadores de empresas e instituciones<br />

de servicios públicos no podrán declarar la huelga, sino de<br />

acuerdo con una reglamentación especial; "<br />

124) Art. 473 — (Art. 462—s/e.) y (461) (404)<br />

De la huelga de trabajadores de entidades semipúblicas y la<br />

prohibición de huelga de empleados públicos:<br />

La adición <strong>del</strong> inciso 2 9 que dispone:<br />

"Los empleados públicos no podrán declararla (huelga)<br />

en caso alguno".<br />

Ello obedece seguramente al texto <strong>del</strong> Art. 461 de la edición<br />

de 1961 equivalente al Art. 404 de la edición de 1938, que concretó<br />

la siguiente disposición:<br />

Art. 461 — "Las huelgas de los funcionarios y empleados<br />

públicos se considerarán ilegales y quedarán sujetas a las sanciones<br />

establecidas en las leyes pertinentes".<br />

El texto de esta disposición (Art. 461) lo revivió el Decreto<br />

N 9 002 de 24 de noviembre de 1966, de la Asamblea Nacional<br />

de 1966, promulgado en Registro Oficial N 9 7 de 24 de<br />

noviembre de 1966.<br />

125) Art. 475 — (s/e.—s/e.) De los requisitos para el<br />

desempeño de ciertos cargos:<br />

El requisito de título de abogado para el desempeño de<br />

las funciones de Director o Subdirector <strong>del</strong> Trabajo o Secretario,<br />

que fuera determinado por el artículo 13 9 de la Ley N 9 131 <strong>del</strong><br />

año de 1969 hay que relacionarlo con la "Disposición Transitoria",<br />

o sea que rige para el futuro y en caso de nuevos nombramientos.<br />

126) Parágrafo 2 9 — "Del Paro":...<br />

Ninguna reforma aparece haberse introducido en lo relativoai<br />

PARO, disposiciones de los artículos 482 al 494 que se con-


servan tal como fueron concretados en el Código <strong>del</strong> Trabajo<br />

<strong>del</strong> año 1938 en los artículos 407 al 419.<br />

TITULO VI — Organización, Competencia y Procedimiento —<br />

Arís. 495 a 573.<br />

127) Las reformas de mayor trascendencia corresponden al Capítulo<br />

III "De la Competencia y el Procedimiento", ya reformando las<br />

disposiciones de la edición <strong>del</strong> Código de 1961 o ya creando nuevas<br />

normas, tal el caso de los artículos de la edición de 1971,.<br />

que no figuran con equivalencia con relación a las ediciones<br />

anteriores.<br />

Los procedentes de estas reformas e innovaciones se concretan<br />

así:<br />

a) Decreto N 9 979 de 5 de mayo de 1965, en<br />

Registro Oficial N 9 496 de 10 de mayo de 1965;<br />

b) Ley Orgánica de la Función Judicial, codificada el<br />

6 de abril de 1959 y sus reformas;<br />

c) Ley N 9 131 de Comisión Legislativa Permanente de 4 de<br />

junio de 1969, en Registro Oficial N 9 208 de 25 de junio de<br />

1969, singularmente en la creación de la Subdirección <strong>del</strong><br />

Trabajo <strong>del</strong> Austro y requisito de título de abogado para el<br />

desempeño de funciones de Director o Subdirector <strong>del</strong> Trabajo<br />

y Secretarios.<br />

Sólo nos referimos a algunas de las principales reformas;<br />

pues los precedentes de innovaciones de este Título quedan ya.<br />

citados.<br />

128) Art. 524 — (116 L.OF.J.—454) De los Jueces de Trabajo:<br />

La Comisión Jurídica al asignar la jurisdicción provincial<br />

a los Jueces <strong>del</strong> Trabajo, con competencia privativa para los<br />

conflictos individuales <strong>del</strong> trabajo, sin ningún precedente legal<br />

ni justificativo, reformando los Arts. 4 9 y 35? <strong>del</strong> Decreto N 9<br />

979 promulgado en Registro Oficial N 9 496 de 10 de mayo de-<br />

1965, y eliminando la competencia de los Jueces Civiles Cantonales<br />

a falta de Jueces de Trabajo, va a crear consecuencias graves<br />

y negativas en la administración de justicia. Hay provincias<br />

en la República que no cuentan con Jueces <strong>del</strong> Trabajo.<br />

Pese a la trascendencia de tal cuestión hasta hoy no se<br />

ha solucionado esa anomalía.<br />

— 203


129) Reformas en el campo de la jurisdicción administrativa:<br />

Se anota un manifiesto estatismo en lo que se refiere al<br />

campo administrativo con relación al trabajo; de 1938 a la fecha<br />

no se encuentran cambios, menos aún innovacionc'- positivas<br />

de trascendencia en esta materia. Al Estado le intcn sa o se ve<br />

forzado a terciar en los problemas <strong>del</strong> trabajo en cuanto estos<br />

tienen que ver con el aspecto político o afecten a la estabilidad<br />

de sus gobernantes y autoridades. De allí lo nugatorio en planificación<br />

y orientación.<br />

Todo ello explica que frente a la Codificación no haya tenido<br />

significación alguna, Decretos como los siguientes:<br />

a) Decreto N? 1114 de 14 de julio de 1962, en<br />

Registro Oficial N? 210 de 18 de julio de 1962, sobre la creación<br />

<strong>del</strong> Departamento de Estadística, Colocación, Aprendizaje,<br />

y Formación Profesional y sus diferentes secciones;<br />

b) Ley N? 131 en Registro Oficial N? 208 de 25 de junio de<br />

1969 en lo relativo a la Comisión Asesora <strong>del</strong> Ministerio <strong>del</strong><br />

Trabajo en orden a conflictos colectivos; y,<br />

c) Ley N° 242 de Comisión Legislativa Permanente de 5 de<br />

febrero de 1970, en Registro Oficial N? 376 de 23 de febrero<br />

de 1970, en orden a las funciones relacionadas con el aspecto<br />

laboral <strong>del</strong> "Departamento de la Mujer" adscrito al<br />

Ministerio <strong>del</strong> Trabajo.<br />

130) Art. 535 — (s/e.—s/e.) De la pluralidad de relaciones laborales<br />

con el mismo patrono:<br />

La falta de conocimiento de los antecedentes que determinaron<br />

la reforma <strong>del</strong> Art. 6° <strong>del</strong> Decreto N? 979, promulgado<br />

en Registro Oficial N° 496 de 10 de mayo de 1965, ha determinado<br />

una sinuosa línea de aplicación de la norma en los Tribunales de<br />

Justicia.<br />

131) Art. 561 — (s/e.—s/e.) De la difusión de la Jurisprudencia:<br />

Esta disposición tiene como antecedente el Art. 22 <strong>del</strong><br />

Decreto N 9 979 promulgado en Registro Oficial N° 496, mas la<br />

Corte Suprema ha omitido su cumplimiento.<br />

CAPITULO VIII — De la Prescripción:<br />

132) Las reformas fundamentales relativas a este Capítulo, se concretan:<br />

204 —


a) Constitución Política de 1967, que en su artículo 64 regla<br />

2* determinó que se cuente el tiempo de prescripción desde<br />

la terminación de la relación de trabajo, si bien, derogada<br />

esa Constitución por la dictadura de 1970, sigue constando<br />

.n el plano legal tal forma de computación que difiere de<br />

■ris <strong>del</strong> Derecho Civil;<br />

b) Esta trascendental y básica institución, queda desfigurada<br />

por carencia de antecedentes o por lo menos es manifiestamente<br />

incompleta y no da una fisonomía precisa.<br />

La Constitución de 1967, que determinó contra un criterio<br />

genérico en doctrina laboral, no la computación <strong>del</strong><br />

tiempo de prescripción desde la terminación de la relación<br />

laboral, sino lo que es más, abrió paso para que el Congreso<br />

de 1970 triplicara el tiempo de prescripción, mientras en<br />

todo otro campo se propugnaba la reducción <strong>del</strong> plazo de<br />

prescripción, sin darse cuenta, como lo anotan buen número<br />

de Ministros de la Corte, de la inseguridad social que ello<br />

representa y de' sinnúmero de abusos y conculcaciones a<br />

que ello ha dado lugar.<br />

La Ley N ? 70­05 de 2 de abril de 1970, promulgada en<br />

Registro Oficial N' 420 de 28 de abril de 1970 motivada en<br />

la necesidad "que la Ley incorpore los principios establecidos<br />

en la Constitución" dispone;<br />

Art. 12°— En los Arts. 534 y 536, en lugar de "un año",<br />

dirá "tres años".<br />

En el Art. 536, agregúese un inciso que diga: "El tiempo<br />

señalado en el artículo 534, se contará desde la terminación<br />

de la relación de trabajo".<br />

Los artículos citados corresponden a los artículos 581 y<br />

583 de la edición <strong>del</strong> Código de junio de 1971.<br />

Mas no debe olvidarse la disposición <strong>del</strong> artículo final<br />

<strong>del</strong> mismo Decreto, que dispone:<br />

"Art. 15°— Estas reformas entrarán en vigor DESDE SU<br />

PROMULGACIÓN en el Registro Oficial".<br />

La esencia de la prescripción es cubrir el pasado, con<br />

un sentido de tr?nquilidad social y ello precisamente no<br />

aparece, falta IÜ a motivación o explicación de cada institución<br />

reformaos.<br />

c) Doctrinariamente los términos de prescripción tienden a reducirse<br />

y no a ampliarse como ha ocurrido en el Derecho<br />

Laboral.<br />

— 205


133) Art. 583 — (536—478) De la suspensión e interrupción<br />

de la prescripción y de la caducidad:<br />

Pese a la defectuosa redacción y al indebido empleo de la<br />

palabra "prescrita" en vez de caducada, queda en pie en el ámbito<br />

laboral la institución de la CADUCIDAD, que la Corte Suprema<br />

se resiste a aplicarla.<br />

En obligaciones de cumplimiento periódico (sueldos, salarios,<br />

descansos, vacaciones, décima tercera, décima cuarta remuneración,<br />

etc.) son exigibles desde que vence el período o<br />

lapso señalado por la ley para su cumplimiento; resultando un<br />

contrasentido el disponer por una parte la computación de la<br />

prescripción en tres años contados a partir de la terminación<br />

de la relación de trabajo y por otro lado hablar de la caducidad<br />

en cinco años "desde que la obligación se hizo exigible", como<br />

lo expresa el artículo 583.<br />

134) Lo relativo a empleados de entidades semi-públicas o de finalidad<br />

social o públicas y sus limitaciones en orden laboral que<br />

contiene el Decreto N? 54 de 25 de julio de 1970, en Registro<br />

Oficial N ? 27, de 29 de julio de 1970, no se ha incluido en esta<br />

Codificación de junio de 1971.<br />

Así como no figuran con relación a los que ejercitan profesiones<br />

liberales y tienen la calidad de empleados privados, las<br />

normas <strong>del</strong> Decreto N? 176 de 31 de julio de 1970, promulgado<br />

en Registro Oficial N? 34 de 7 de agosto de 1970.<br />

Puede ser positiva o quizás aún doctrinaria la eliminación <strong>del</strong><br />

contenido de ésos y posiblemente de otros decretos; pero simplemente<br />

cabe anotar que se excluyeron esos Decretos de la Codificación, pese<br />

a que no están derogados.<br />

Tales las principales observaciones y anotaciones que se concretan<br />

con relación a la recodificación vigente a partir <strong>del</strong> 1 de junio<br />

de 1971.<br />

APRECIACIÓN FINAL<br />

Tanto la Comisión Legislativa <strong>del</strong> año de 1961, como la Comisión<br />

Jurídica de 1971, debieron suministrar la historia <strong>del</strong> proceso de<br />

recodificación <strong>del</strong> Código <strong>del</strong> Trabajo de 1938, a la fecha de esas<br />

nuevas ediciones.<br />

Al no haberse procedido de la manera expuesta, no sólo que<br />

se ha subestimado la historia <strong>del</strong> Derecho Ecuatoriano, sino que al<br />

silenciar los antecedentes, descartar las motivaciones o considerandos<br />

206 —


que algunas leyes reformatorias las determinan, aparecen mutiladas<br />

las instituciones.<br />

Grave es la situación para los Jueces y Tribunales de Justicia<br />

aplicar leyes enmarañadas y obscuras.<br />

La precipitación en lanzar a la publicidad un Código, no se<br />

justifica; ni los errores se los rectifica a título de "fe de erratas", ni<br />

la imprecisión en las regulaciones de las instituciones jurídicas dejan<br />

precedentes aceptables; es necesario e indispensable la labor explicativa<br />

relativa a los precedentes legales, como complemento a la Codificación.<br />

Las <strong>Universidad</strong>es y sus profesores tienen la obligación de colaborar<br />

en beneficio de la colectividad y de las instituciones <strong>del</strong> País.<br />

Ill PARTE<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Quito, a 6 de diciembre de 1971<br />

Dr. Luis Jarantillo Pérez<br />

Profesor de Derecho Laboral.<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1971 Año 1961 Año 1938<br />

TITULO PRELIMINAR<br />

Disposiciones Fundamentales<br />

1 1 1<br />

2 2 2<br />

3 3 3<br />

4 4 4<br />

5 5 5<br />

6 6 6<br />

7 7 7<br />

— 207


208 —<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1971 Año 1961 Año 1938<br />

TITULO I<br />

Del Contrato Individual de Trabajo<br />

Capítulo I<br />

De su naturaleza y Especies<br />

P.l— Definiciones y Reglas Generales<br />

8 ...<br />

9 ...<br />

10 ...<br />

11 ...<br />

12 ...<br />

13 ...<br />

14 ...<br />

15 ...<br />

16 ...<br />

17 ...<br />

18 ...<br />

19 ...<br />

20 ...<br />

21 ...<br />

22 ...<br />

'. 2?— De los contratos de enganche, de grupo, y de equipe<br />

23 ...<br />

24 ...<br />

25 ...<br />

26 ...<br />

27 ...<br />

28 ...<br />

29 ...<br />

30 ...<br />

31 ...<br />

32 ...<br />

33 ...<br />

8<br />

9<br />

10<br />

11<br />

12<br />

13<br />

14<br />

15<br />

16<br />

17<br />

18<br />

19<br />

20<br />

21<br />

22<br />

23<br />

24<br />

25<br />

26<br />

27<br />

s/e<br />

28<br />

29<br />

30<br />

31<br />

32<br />

,.. 8<br />

9<br />

... 10<br />

. 11<br />

... 12<br />

... 13<br />

... s/e<br />

... s/e<br />

... 14<br />

... 15<br />

... 16<br />

... 17<br />

... 18<br />

... 26<br />

... 27<br />

... 20<br />

... 21 ...„<br />

,.. 22<br />

... 23<br />

... 24<br />

... s/e<br />

.• 25<br />

... 28<br />

... 29<br />

... 30<br />

... 31


CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1971 Año 1961 Año 1938<br />

CAPITULO II<br />

De la capacidad para contratar<br />

34 33 32<br />

35 34 33<br />

36<br />

37<br />

38<br />

39<br />

40<br />

41<br />

42<br />

43<br />

44<br />

45<br />

TITULO III<br />

De los efectos <strong>del</strong> contrato de trabajo<br />

35<br />

36<br />

37<br />

38<br />

39<br />

34<br />

35<br />

36<br />

37<br />

38<br />

CAPITULO IV<br />

De las obligaciones <strong>del</strong> patrono y <strong>del</strong> trabajador<br />

40<br />

s/e<br />

41<br />

42<br />

43<br />

39<br />

s/e<br />

40<br />

41<br />

42<br />

CAPITULO V<br />

De la duración máxima de la jornada de trabajo, de los<br />

descansos obligatorios y de las vacaciones<br />

P. 1°— De las jomadas y descansos<br />

46<br />

47<br />

48<br />

49<br />

50<br />

51<br />

52<br />

44<br />

45<br />

46<br />

47<br />

48<br />

49<br />

50<br />

63 Inc. 1?<br />

63 Inc. 2?<br />

64<br />

65 ..<br />

66<br />

>•••■••••>•■•• O/ •■...•■■■(•


Año 1971<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES.<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

53<br />

54<br />

55<br />

56<br />

57<br />

58<br />

59<br />

60 ....<br />

61 ....<br />

62 ....<br />

63 ....<br />

P. 2?—<br />

64 ....<br />

65 ....<br />

66 ....<br />

67 ....<br />

Año 1961<br />

51<br />

52<br />

53<br />

55<br />

s/e<br />

56<br />

57<br />

58<br />

59<br />

60<br />

61<br />

De las Fiestas Cívicas.<br />

62<br />

63<br />

64<br />

65<br />

P. 3°— De las vacaciones<br />

Año 1938<br />

s/e<br />

72<br />

73<br />

76<br />

s/e<br />

77<br />

78<br />

79<br />

80<br />

81<br />

82 vv...<br />

68<br />

69<br />

70<br />

71<br />

68 66 y 67 s/e<br />

69<br />

70<br />

71<br />

72<br />

73<br />

74<br />

75<br />

76<br />

77<br />

2t0 -r-<br />

s/e<br />

68<br />

69<br />

70<br />

71<br />

7?<br />

7?<br />

74<br />

sA»<br />

CAPITULO VI<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

221<br />

?77<br />

223<br />

223<br />

225<br />

s/e<br />

De los salarios, de los sueldos, de las utilidades y de<br />

las bonificaciones y remuneraciones adicionales<br />

P. 1°— De las remuneraciones y sus garantías


CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1971 Año 1961 Año 1938<br />

■'78- .:- .; .: 75 s/e<br />

79 76 43 ;<br />

80 77 44 .-<br />

81 78 45<br />

82 79 46<br />

83 80 (inciso 1?) .... 47<br />

84 80 (inciso 2?) .... 47<br />

85 81 48<br />

86 82 49<br />

87 83 50<br />

88 s/e s/e<br />

89 84 51<br />

90 85 52<br />

91 86 53<br />

92 87 54<br />

93 s/e s/e<br />

94 88 55<br />

95 89 56<br />

P. 2?— De las Utilidades<br />

96 90 s/e<br />

97 N . 91 s/e<br />

98 92 '. s/e<br />

99 93 s/e<br />

100 94 s/e<br />

101 95 s/e<br />

102 96 s/e<br />

103 97 s/e<br />

104 s/e s/e<br />

105 98 s/e<br />

106 .......; 99 s/e<br />

107 I*.... 100 s/e<br />

108 101 s/e<br />

— m


212 —<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1971 Año 1961 Año 1938<br />

P. 3 ? .— De la decimotercera y de la decimocuarta remuneración<br />

109 ...<br />

110 .<br />

111 ....<br />

112 ....<br />

113 ..<br />

114 ....<br />

P. 4?—<br />

115 ....<br />

116 ....<br />

117 ....<br />

118<br />

119 ....<br />

120 ....<br />

121 ....<br />

122 ....<br />

123 ....<br />

124 ....<br />

125 ....<br />

126<br />

127 ....<br />

128 ....<br />

129 ..<br />

130 ..<br />

131 ....<br />

132 ....<br />

133 ....<br />

134 ....<br />

135 ....<br />

136<br />

137 ....<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

De las remunerai ;ion es mínimas<br />

102<br />

103<br />

104<br />

105<br />

• 106<br />

s/e<br />

107<br />

s/e<br />

s/e<br />

Del trato<br />

108<br />

109<br />

110<br />

111<br />

112<br />

113<br />

114<br />

s/e<br />

s/e<br />

115<br />

116<br />

117<br />

118<br />

119<br />

i CAPITULO VII<br />

de mujeres y<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

118<br />

58<br />

59<br />

60<br />

s/e<br />

61<br />

s/e<br />

s/e<br />

menores<br />

83<br />

84<br />

85<br />

86<br />

87<br />

88<br />

89 ;..<br />

s/e<br />

s/e<br />

90<br />

91<br />

92<br />

93<br />

94


CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

iño 1971 Año 1961 Año 1938<br />

138<br />

139<br />

140<br />

141<br />

142<br />

143<br />

144<br />

145<br />

146<br />

147<br />

148<br />

.„ 120<br />

121<br />

122<br />

123<br />

124<br />

125<br />

126<br />

127<br />

128<br />

129<br />

130<br />

CAPITULO VIH<br />

De los Aprendices<br />

CAPITULO IX<br />

95<br />

96<br />

97<br />

98<br />

99<br />

100<br />

101<br />

102<br />

103<br />

104<br />

105 :....<br />

De la terminación <strong>del</strong> contrato de Trabajo<br />

149 131 „ 106<br />

150 132 106 (inc. 3?, num. 4')<br />

151 133 107<br />

152 134 108<br />

153 135 109<br />

154 136 s/e .-,<br />

155 137 s/e<br />

156 138 s/e<br />

157 139 s/e „<br />

158 140 s/e ;.....<br />

159 141 s/e<br />

160 142 s/e<br />

161 143 110<br />

162 144 111<br />

163 145 112 .-<br />

— 213


Año 1971<br />

164<br />

165<br />

166<br />

167<br />

168<br />

169<br />

170<br />

171<br />

172<br />

173<br />

174<br />

175<br />

176<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1961 Año 1938<br />

Del desahucio<br />

146<br />

s/e<br />

147<br />

148<br />

149<br />

150<br />

151<br />

152<br />

153<br />

154<br />

155<br />

156<br />

157<br />

CAPITULO X<br />

CAPITULO XI<br />

y <strong>del</strong> despido<br />

113<br />

s/e<br />

s/e<br />

117<br />

118<br />

114<br />

115<br />

116<br />

119<br />

120<br />

121<br />

122<br />

123<br />

Del Fondo de Reserva, de su disponibilidad y de la Jubilación<br />

P. 1-— Del Fondo de Reserva<br />

177<br />

178<br />

179<br />

180<br />

181<br />

182<br />

183<br />

184<br />

185<br />

186<br />

187<br />

214 —<br />

158<br />

159<br />

160<br />

161<br />

162<br />

163<br />

164<br />

165<br />

166<br />

167<br />

168<br />

124<br />

125<br />

126<br />

127<br />

128<br />

129<br />

130<br />

131<br />

133<br />

134<br />

135


CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1971 Año 1961 Año 1938<br />

P. 2°— De la disponibilidad <strong>del</strong> Fondo de Reserva<br />

188 ....<br />

189 ....<br />

190 ....<br />

191 ....<br />

192 ....<br />

193 ....<br />

194 ....<br />

195 ....<br />

196 ....<br />

197 ....<br />

198 ....<br />

199 .<br />

P. 3?— De la Jubilación<br />

200 ....<br />

201 ....<br />

202 ....<br />

203 ....<br />

204 ....<br />

169<br />

170<br />

171<br />

172<br />

173<br />

174<br />

175<br />

176<br />

s/e<br />

s/e<br />

177<br />

s/e<br />

178<br />

179<br />

s/e<br />

s/e<br />

180<br />

TITULO II<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

136<br />

132<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

DEL CONTRATO COLECTIVO DE TRABAJO<br />

CAPITULO I<br />

De su naturaleza, forma y efectos<br />

205 181 137<br />

206 182 138<br />

207 183 139<br />

208 184 140<br />

209 185 141<br />

\


CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

ño 1971<br />

210<br />

211<br />

212<br />

213<br />

214<br />

215<br />

216<br />

217<br />

218<br />

219<br />

220<br />

221<br />

Año 1961<br />

186<br />

187<br />

188<br />

189<br />

190<br />

191<br />

192<br />

193<br />

194<br />

195<br />

197<br />

s/e<br />

CAPITULO //<br />

Año 1938<br />

142<br />

143<br />

144<br />

145<br />

146<br />

156 :....<br />

147<br />

148<br />

149<br />

150<br />

152<br />

s/e<br />

De la revisión, de la terminación y <strong>del</strong> incumplimiento<br />

<strong>del</strong> contrato colectivo<br />

222 198 153<br />

223 199 154<br />

224 200 155<br />

225 201 157<br />

226<br />

227<br />

228<br />

229<br />

230<br />

231<br />

232<br />

233<br />

234<br />

235<br />

216 —<br />

CAPITULO III<br />

Del Contrato Colectivo obligatorio<br />

202<br />

203<br />

204<br />

205<br />

206<br />

207<br />

208<br />

209<br />

210<br />

211<br />

158<br />

159<br />

160<br />

161<br />

162<br />

163<br />

164<br />

165<br />

166<br />

167


CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1971 Año 1961 Año 1938<br />

236<br />

237<br />

238<br />

239<br />

240<br />

241<br />

242<br />

243<br />

244<br />

245<br />

246<br />

247<br />

248<br />

249<br />

250<br />

251<br />

252<br />

253<br />

254<br />

255<br />

256<br />

257<br />

258<br />

TITULO III<br />

DE LAS MODALIDADES DEL TRABAJO<br />

CAPITULO I<br />

Del servicio doméstico<br />

212<br />

213<br />

214<br />

215<br />

216<br />

217<br />

218<br />

219<br />

220<br />

221<br />

CAPITULO II<br />

168<br />

169<br />

170<br />

171<br />

172<br />

173<br />

174<br />

175<br />

176<br />

177<br />

Del trabajo a domicilio<br />

228<br />

229<br />

230<br />

231<br />

232<br />

233<br />

234<br />

235<br />

236<br />

237<br />

238<br />

239<br />

240<br />

184<br />

185<br />

186<br />

187<br />

188<br />

189<br />

190<br />

191<br />

192<br />

193<br />

194<br />

195<br />

196


Año 1971<br />

259<br />

260<br />

261<br />

262<br />

263<br />

264<br />

265<br />

266<br />

267<br />

268<br />

269<br />

270<br />

271<br />

272<br />

273<br />

274<br />

275<br />

276<br />

277<br />

278<br />

279<br />

280<br />

8 —<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1961<br />

241<br />

242<br />

243<br />

244<br />

246<br />

245<br />

243<br />

s/e<br />

247<br />

248<br />

249<br />

250<br />

251<br />

252<br />

253<br />

254<br />

255<br />

256<br />

258<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

CAPITULO<br />

///<br />

De los Artesanos<br />

(inciso 3°)<br />

CAPITULO IV<br />

Año 1938<br />

197<br />

198<br />

De los empleados privados<br />

281 259 215 .<br />

282 260 s/e .<br />

283 261 216 .<br />

284 262 217 .<br />

285 263 218 .<br />

286 264 219 .<br />

199<br />

200<br />

202<br />

201<br />

.... 199 (inciso 3?)<br />

s/e<br />

203<br />

204<br />

205<br />

206<br />

207 :.<br />

208<br />

209<br />

210<br />

211<br />

212<br />

214<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e


Año 1971<br />

287<br />

288<br />

289<br />

290<br />

292<br />

293<br />

294<br />

295<br />

296<br />

297<br />

298<br />

299<br />

300<br />

301<br />

302<br />

303<br />

304<br />

305<br />

306<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1961<br />

265<br />

266<br />

267<br />

268<br />

CAPITULO<br />

V<br />

Año 1938<br />

De los Agentes de Comercio y Corredores de Seguro;<br />

CAPITULO VI<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

Trabajo en empresas de transporte<br />

270<br />

271<br />

272<br />

273<br />

274<br />

275<br />

276<br />

277<br />

278<br />

279<br />

280<br />

281<br />

282<br />

283<br />

284<br />

CAPITULO VII<br />

226<br />

s/e<br />

227<br />

228<br />

229<br />

230<br />

232<br />

233<br />

234<br />

235<br />

236<br />

237<br />

238<br />

231<br />

239<br />

DEL TRABAJO AGRÍCOLA<br />

P. í°— Del patrono y <strong>del</strong> obrero agrícolas<br />

307 285 240 ....<br />

308 286 241 ....<br />

— 219


Año 1971<br />

309<br />

310<br />

311<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1961<br />

287<br />

288<br />

290<br />

P. 2'— De los jornaleros y<br />

312<br />

313<br />

314<br />

315<br />

316<br />

317<br />

293<br />

294<br />

296<br />

300<br />

301<br />

308<br />

destajeros<br />

Año 1938<br />

.. 242<br />

... 243<br />

... 245<br />

... 248<br />

.. 249<br />

.. 251<br />

.. 255<br />

... 256<br />

... 263<br />

P. 3 ? — Disposiciones comunes relativas a este Capítulo y a<br />

otras modalidades de trabajo<br />

318<br />

319<br />

320<br />

321<br />

322<br />

220 —<br />

328<br />

329<br />

330<br />

331<br />

s/e<br />

TITULO IV<br />

283<br />

284<br />

285<br />

286<br />

s/e<br />

DE LOS RIESGOS DEL TRABAJO<br />

CAPITULO I<br />

Determinación de los riesgos y de la responsabilidad patronal.<br />

323 333 288<br />

324 334 289<br />

325 335 290<br />

326 336 291<br />

327 337 292<br />

328 338 s/e<br />

329 339 293


CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

ño 1971<br />

330<br />

331<br />

332<br />

333<br />

334<br />

335<br />

336<br />

337<br />

338<br />

Año 1961<br />

340<br />

341<br />

342<br />

343<br />

344<br />

345<br />

346<br />

347<br />

348<br />

CAPITULO<br />

//<br />

De los accidentes<br />

CAPITULO ///<br />

Año 1938<br />

294<br />

295<br />

296<br />

297<br />

298<br />

De las enfermedades profesionales<br />

339 349 303<br />

340 s/e s/e<br />

CAPITULO IV<br />

De las Indemnizaciones<br />

299<br />

300<br />

301<br />

302 ". ••"*•■<br />

P. I?— De las indemnizaciones en caso de accidente<br />

341 350 304<br />

342 351 305<br />

343 352 306<br />

344 353 307<br />

345 354 308<br />

346 355 309<br />

347 .; ;;:;;...„...;.,^. 356 310<br />

348 357 311<br />

349 s/e s/e


222<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1971 Año 1961 Año 1938<br />

P. 2°— De las indemnizaciones en caso de enfermedades<br />

profesionales<br />

350 358 312<br />

P. 3°— Disposiciones comunes relativas a las<br />

indemnizaciones<br />

351<br />

352<br />

353<br />

354<br />

355<br />

356<br />

357<br />

358<br />

359<br />

360<br />

361<br />

362<br />

363<br />

364<br />

365<br />

366<br />

367<br />

368<br />

369<br />

370<br />

371<br />

372<br />

373<br />

374<br />

375<br />

376<br />

377<br />

359<br />

360 „...<br />

361<br />

362<br />

363<br />

364<br />

365<br />

366<br />

367<br />

368<br />

369<br />

370<br />

371<br />

372<br />

373<br />

374<br />

375<br />

376<br />

377<br />

378<br />

379<br />

380<br />

,«.... 381<br />

.-....*— 382<br />

.„...^... 383<br />

*••••• s / e<br />

¡.v... 384<br />

386<br />

387<br />

315<br />

316<br />

367<br />

318<br />

319<br />

320 ........<br />

321<br />

322<br />

323<br />

324<br />

325<br />

326<br />

327<br />

328<br />

329<br />

330<br />

331<br />

332<br />

333<br />

334<br />

335<br />

336<br />

337<br />

s/e<br />

338<br />

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.*...*..<br />

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•*■*"••


CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1971 Año 1961 Año 1938<br />

P. 4° De las comisiones calificadoras de riesgos<br />

378<br />

379<br />

380<br />

381<br />

382<br />

383 ;:<br />

384<br />

385<br />

386<br />

387<br />

388<br />

389<br />

390<br />

391<br />

392<br />

393<br />

394<br />

395<br />

396<br />

397<br />

398<br />

399<br />

400<br />

401<br />

402<br />

403<br />

404<br />

405<br />

385 .<br />

386 ,<br />

387 ,<br />

388 .<br />

: 389 .<br />

:J.:....... 390 ,<br />

339<br />

340<br />

341<br />

342<br />

:: : 343<br />

..;.;...^: 344<br />

CAPITULO V<br />

De la prevención de los riesgos, de las medidas de seguridad<br />

e higiene, de los puestos de auxilio y de la disminución<br />

de la capacidad para el trabajo<br />

391<br />

392<br />

: 393<br />

394<br />

395<br />

396<br />

397<br />

398<br />

399<br />

400<br />

401<br />

402<br />

403<br />

s/e<br />

404<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

405<br />

s/e<br />

345<br />

346<br />

347<br />

348<br />

349<br />

350<br />

425<br />

426<br />

353<br />

354<br />

355<br />

356<br />

357<br />

s/e<br />

358<br />

s/e<br />

s/e<br />

,„^... s/e<br />

s/e .....;..<br />

■v „■­. s/e,<br />

...-......'.....■'359<br />

:.... s/e<br />

„<br />

„„,.,<br />

„,,,.<br />

f.^,<br />

■. Í J<br />

,.,., ^...*,.,<br />

¿.-..t..<br />

— 223


Año 1971<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

406<br />

407<br />

408 .<br />

Año 1961<br />

s/e<br />

406<br />

s/e<br />

TITULO V<br />

Año 1938<br />

.. s/e<br />

.. s/e<br />

s/e<br />

DE LAS ASOCIACIONES DE TRABAJADORES<br />

DE LOS CONFLICTOS COLECTIVOS<br />

P. 1°— Reglas Generales<br />

409<br />

410<br />

411<br />

412<br />

413<br />

414<br />

415<br />

416<br />

417<br />

418<br />

419<br />

420<br />

421<br />

422<br />

423<br />

424<br />

425<br />

426<br />

427<br />

P. 2?—Del comité<br />

428<br />

224 —<br />

CAPITULO I<br />

De las asociaciones de trabajadores<br />

. 407<br />

. 408<br />

. s/e<br />

. s/e<br />

. s/e<br />

. s/e<br />

. s/e<br />

. 411<br />

. 412<br />

. 413<br />

. 413<br />

. 414<br />

. 415<br />

. 416<br />

. 417<br />

. 418<br />

. 419<br />

. 421<br />

. 422<br />

de empresa<br />

. 423<br />

s/e<br />

360<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

363<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

364<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

365<br />

367<br />

368<br />

369


CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1971 Año 1961 Año 1938<br />

429 424 370<br />

430 425 371<br />

431 426 372<br />

432 427 373<br />

433 428 s/e<br />

434 429 s/e<br />

435 430 s/e<br />

P. V— De las huelgas<br />

436<br />

437<br />

438<br />

439<br />

440<br />

441<br />

442<br />

443<br />

444<br />

445<br />

446<br />

447<br />

448<br />

449<br />

450<br />

451<br />

452<br />

453<br />

454<br />

455<br />

456<br />

457<br />

CAPITULO II<br />

De los Conflictos Colectivos<br />

432<br />

433<br />

434<br />

s/e<br />

438<br />

437 y 439<br />

440<br />

441<br />

442<br />

443<br />

444<br />

s/e<br />

445<br />

445<br />

446<br />

s/e<br />

447<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

375<br />

376<br />

377<br />

s/e<br />

381<br />

380 y 382<br />

383<br />

384<br />

385 ...„<br />

386<br />

387<br />

s/e<br />

388<br />

388<br />

389<br />

s/e<br />

390<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

;..:..., s/e<br />

s/e<br />

Inc.l?<br />

....... Inc. 2?<br />

is — 225


226 —<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

ño 1971<br />

P. 2?— Del paro<br />

Año 1961<br />

458<br />

.-. s/e .<br />

459<br />

... 435 .<br />

460<br />

... 448 .<br />

461<br />

... 449 .<br />

462<br />

.. 450 .<br />

463<br />

... 451 .<br />

464<br />

... 452 .<br />

465<br />

... 453 .<br />

466<br />

. 454 .<br />

467<br />

... 455 y 456<br />

468<br />

. 457 .<br />

469<br />

. 458 .<br />

470<br />

. 459 .<br />

471<br />

... 460 .<br />

472<br />

... 463 y 464<br />

473 :.. ... 462 y 461<br />

474<br />

... s/e .<br />

475<br />

.. s/e .<br />

476<br />

... s/e .<br />

477 .;. ..j s/e .<br />

478 .:: :.. s/e .<br />

479<br />

... s/e .<br />

480 ; :.. s/e .<br />

481<br />

:.. s/d .<br />

482<br />

... 465 .<br />

483<br />

... 466 .<br />

484 .v;. :.. 467 .<br />

485<br />

... 468 .<br />

486 „... :.. 469 .<br />

487<br />

... 470 .<br />

488<br />

... 471 .<br />

489<br />

... 472 .<br />

490<br />

... 473 .<br />

491<br />

... 474 .<br />

Año 1938<br />

s/e<br />

378<br />

391<br />

392<br />

393<br />

394<br />

395<br />

396<br />

397<br />

398 y 399<br />

400<br />

401<br />

403<br />

403<br />

405 y 406<br />

s/e y 404<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

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407<br />

408<br />

409<br />

410<br />

411<br />

412 ..„<br />

413<br />

414<br />

415<br />

416


Año 1971<br />

492<br />

493<br />

494<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1961<br />

475<br />

476<br />

477<br />

TITULO VI<br />

Año 1938<br />

417<br />

418<br />

419<br />

ORGANIZACIÓN, COMPETENCIA y PROCEDIMIENTO<br />

CAPITULO I<br />

De los organismos y de las autoridades<br />

P. 1°— Disposición General<br />

495 478 420<br />

P. 2°— Del Ministerio de Previsión Social, de la Dirección y de<br />

las Subdirecciones <strong>del</strong> Trabajo<br />

496<br />

497<br />

498<br />

499<br />

500<br />

• 479 ...<br />

480 ...<br />

481 ...<br />

482 ...<br />

483 ...<br />

P. 3 ? — De la Inspección <strong>del</strong> Trabajo<br />

. 421<br />

. 422<br />

. 423<br />

.; 424<br />

. 425<br />

501 484 426<br />

502 485 427<br />

503 486 428<br />

504 487 429<br />

505 488 430<br />

506 489 431<br />

P. 4' ? — De la estadística y colocación<br />

507 490 432<br />

■„.:.<br />

• . • " ■ ■<br />

..../..'...<br />

— 227


Año 1971<br />

508<br />

509<br />

510<br />

511<br />

512<br />

513<br />

514<br />

515<br />

516<br />

517<br />

518<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1961<br />

491<br />

492<br />

493<br />

494<br />

495<br />

496<br />

497<br />

^ 498<br />

499<br />

500<br />

501<br />

P. 5°— De la Higiene Industrial<br />

Año 1938<br />

433<br />

434<br />

435<br />

436<br />

437<br />

438<br />

439<br />

440<br />

441<br />

442<br />

443<br />

519 502 444<br />

520 503 445<br />

521<br />

522<br />

523<br />

228 —<br />

CAPITULO II<br />

De la Administración de Justicia<br />

504 446<br />

505 447<br />

., 506 448<br />

CAPITULO III<br />

De la competencia y el procedimiento<br />

524 116 L.O.FJ 454<br />

525 s/e s/e<br />

526 s/e - s/e<br />

527 s/e s/e<br />

528 521 465<br />

529 507 449<br />

530 i 512 456<br />

531 513 457


Año 1971<br />

532<br />

533<br />

534<br />

535<br />

536<br />

537<br />

538<br />

539<br />

540<br />

541<br />

542<br />

543<br />

544<br />

545<br />

546<br />

547<br />

548<br />

549<br />

550<br />

551<br />

552<br />

553<br />

554<br />

555<br />

556<br />

557<br />

558<br />

559<br />

560<br />

561<br />

562<br />

563<br />

564<br />

565<br />

566<br />

567<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1961<br />

522<br />

520<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

524<br />

j s/e<br />

s/e<br />

i s/e<br />

H s/e<br />

518<br />

519<br />

523<br />

s/e<br />

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s/e<br />

s/e<br />

514<br />

s/e<br />

s/e<br />

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s/e<br />

515<br />

516<br />

517<br />

s/e<br />

s/e<br />

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s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

Año 1938<br />

466<br />

464<br />

s/ei<br />

s/e<br />

s/e<br />

468<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

462<br />

463<br />

467<br />

s/e(<br />

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s/e<br />

s/e<br />

s/e<br />

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458<br />

s/e<br />

s/e<br />

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s/e<br />

459<br />

460<br />

461<br />

s/e<br />

s/e<br />

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s/e(<br />

s/el<br />

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s/e<br />

— 229


Año 1971<br />

568<br />

569<br />

570<br />

571<br />

572<br />

573<br />

574<br />

575<br />

576<br />

577<br />

578<br />

579<br />

580<br />

581<br />

582<br />

583<br />

230 —<br />

CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

CONCORDANCIAS ENTRE LAS TRES EDICIONES<br />

OFICIALES DEL CÓDIGO DEL TRABAJO<br />

Año 1961<br />

s/e<br />

508<br />

s/e<br />

509<br />

510<br />

511<br />

DE<br />

525<br />

526<br />

527<br />

528<br />

529<br />

530<br />

531<br />

DE<br />

534<br />

535<br />

536<br />

TITULO<br />

LAS<br />

VII<br />

Año 1938<br />

s/e<br />

450<br />

s/e<br />

s/e<br />

451<br />

452<br />

SANCIONES<br />

TITULO VIII<br />

469<br />

470<br />

471<br />

472<br />

473<br />

474<br />

475<br />

LA PRESCRIPCIÓN<br />

476<br />

477<br />

478<br />

NOTA: La sigla "s/e" significa "SIN EQUIVALENCIA", y obedece<br />

a reformas legales posteriores a la respectiva edición<br />

<strong>del</strong> Código <strong>del</strong> Trabajo.


QUITO EN LA PREHISTORIA<br />

por JORGE SALVADOR LARA<br />

Profesor de Historia <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong><br />

en la Facultad de Ciencias de la Educación.<br />

(Algunos fragmentos de este estudio fueron leídos<br />

por su autor en la Sala Capitular de San Agustín,<br />

el 25 de noviembre de 1970, en la Semana Cultural<br />

Organizada por el I. Municipio con ocasión <strong>del</strong><br />

CDXXXVI aniversario de la fundación castellana de<br />

la ciudad de Quito. La <strong>Revista</strong> de la <strong>Pontificia</strong> <strong>Universidad</strong><br />

<strong>Católica</strong> se complace en ofrecer la versión<br />

completa de este trabajo de ardua investigación histórica<br />

de uno de sus actuales profesores que, hace<br />

veinticinco años, fue el primer alumno matriculado<br />

al fundarse la <strong>Universidad</strong>).<br />

Pido vuestra venia para presentar ante vosotros algunas viñetas<br />

histórico - literarias sobre Quito en la Prehistoria.<br />

Sea la primera, DE COMO LA NATURALEZA FRAGUO EL PAI­<br />

SAJE DE QUITO.<br />

Comienza este relato hace muchos cientos de miles de años, cuando<br />

nuestra Sierra, forjada fundamentalmente en la Era Terciaria,<br />

siéntese de nuevo estremecida, escenario de otra fabulosa actividad<br />

geológica. El dorso de los Andes sufre, de repente, poderosas rupturas<br />

por las que sacan sus riscos indómitos nuestros más altos volcanes,<br />

inconformes de sólo medir, entonces, hasta tres mil metros de altura.<br />

Los montes aparecen con sus nuevas cumbres cubiertas de nieve,<br />

aunque las masas glaciares son todavía reducidas. Y de pronto,<br />

comienza a llover diluvialmente. Baja la temperatura. El agua que<br />

cae de los cielos, debido a la creciente condensación <strong>del</strong> vapor atmosférico,<br />

va lavando poco a poco los mantos de lava originados en<br />

el Terciario superior. Se producen fuertes cambios en la fauna y en<br />

la flora. La región queda inhabilitada para la vida de los mamíferos.<br />

Las hondonadas interandinas se convierten en depósitos de grandes<br />

volúmenes de agua, provenientes también de los glaciares. Los vallep<br />

de la Sierra, en una palabra, se convierten en inmensos lagos. Es así<br />

como se inicia el largo período de las glaciaciones pleistocénicas, caracterizadas<br />

en el <strong>Ecuador</strong> por un descenso <strong>del</strong> nivel de las nieves<br />

perpetuas. Son cuatro glaciaciones, separadas unas de otras por largos<br />

períodos interglaciares en los que el clima tiende a recobrar su<br />

normalidad, y seguidas todas por el post - glacial, antecedente inmediato<br />

de la época en que vivimos.<br />

— 231


En el II período glaciar hay otra vez un crecer de las montañas<br />

andinas, mayor que el primero. Algunas de ellas llegan a sobrepasar<br />

los 6.000 metros. De este período son algunos nudos interandinos dé]<br />

norte <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, como los de Mojanda y Tiopullo, y volcanes como<br />

el Rucu Pichincha, entonces abundantemente encanecidos por la nieve.<br />

Nuevamente descienden los hielos, esta vez a un nivel sumamente<br />

bajo, más aún que en la primera glaciación. Grandes glaciares formados<br />

en los pequeños valles que forman los resquicios de la cordillera,<br />

empiezan a desbordarse e inician su lenta marcha descendente,<br />

empujando <strong>del</strong>ante de sí y llevando en sus entrañas grandes masas de<br />

piedras, las morenas glaciales, que cuando cese el fenómeno quedarán<br />

como mudos pero a la vez elocuentes testigos de este proceso que convierte<br />

a la zona interandina en una gran nevera. Los glaciares aumentan<br />

conforme descienden: llegan a valles inferiores, los llenan y vuelven<br />

a desbordarse, bajando más aún, hacia las hondonadas <strong>del</strong> fondo<br />

de las hoyas. Su fuerza de arrastre y erosión es incontenible. Son<br />

como una lija cósmica que va abriendo estrías gigantescas. Verdaderos<br />

ríos de hielo, que tallan en las montañas enormes cauces inconfundibes,<br />

presiones anchas y curvilíneas, en forma de letra U.<br />

De repente, algunos de los altos montes estallan. Se abren unas<br />

cuantas chimeneas explosivas. Y renace, con violencia, el vulcanismo.<br />

A las corrientes de hielo se superponen, primero, y suceden, luego, corrientes<br />

ígneas de material volcánico, que abren un nuevo paréntesis<br />

a las glaciaciones. A más de lava compacta, los volcanes arrojan<br />

enormes cantidades de material suelto: bombas, arenas y cenizas,<br />

gruesa piedra pómez, cangahua y chocoto.<br />

No alcanza la mente a imaginar este panorama maravillosamente<br />

terrible, que dura milenios: un manto niveo cubre los montes desde<br />

muy abajo; dé pronto, se estremece la tierra y yerguen aún más<br />

sus testas las montañas; se fracturan sus flancos; las hondonadas,<br />

convertidas eti lagos, se agitan y se rompen y, de en medio de ellas,<br />

surgen también nuevas cimas. Y cuando se calma el estrépido <strong>del</strong><br />

cataclismo, sigue tronando el resbalar incesante de los blancos glaciares,<br />

que arrastran consigo los ciclópeos bloques de roca, o se<br />

desgalgan en aludes, o caen con estrépito, desde altos precipicios, a<br />

los lagos <strong>del</strong> fondo, en los que flotan al comienzo como petrificados<br />

reflejos de las nubes, y se hunden después para depositar en el fondo<br />

su sustancia. Hasta que en un momento de climax telúrico, el cuadro<br />

cambia violentamente: el alto sudario es reemplazado por un<br />

fulminante brochazo púrpura: revientan los volcanes; vuelan los peñascos;<br />

todo lo inunda el ímpetu <strong>del</strong> fuego de las materias interiores,<br />

expulsadas por rugientes bocas volcánicas.<br />

232 —


Una formidable corriente de lava, arrojada por el Rucu - Pichincha,<br />

avanzó incontenible al Norte <strong>del</strong> valle de Quito, precipitándose<br />

sobre Guápulo y llenando el fondo de todas sus antiguas quebradas,<br />

por lo que la ciencia llama a este II Período Glaciar, la "Glaciación<br />

de Guápulo". En él, las nieves debieron cubrir la región donde hoy<br />

se alza Quito, cuyo paisaje, aún en formación, debió, por tanto, ser<br />

más semejante al que ahora presentan las regiones polares antes que<br />

al actual panorama ecuatorial.<br />

Este despertarse de las furias interiores, dormidas desde la Era<br />

Terciaria, marca el comienzo <strong>del</strong> II Interglaciar. Poco a poco se va<br />

intensificando el vulcanismo. Cada vez son más y mayores los cráteres<br />

que se abren, irritados, para lanzar centellas. Nuevos volcanes<br />

unen sus voces roncas a los antiguos: por ejemplo el Haló, que se<br />

estrena en este período, mientras el cráter oriental <strong>del</strong> Chimborazo<br />

hace, a lo lejos, su "reprisse". Esta es la época de las bolas de can^<br />

gahua —con las que todos nosotros hemos jugado de niños, peligrosamente,<br />

en algún deshanque, haciendo de ellas proyectiles— fabricadas<br />

por un escarabajo pelotero <strong>del</strong> cuartemario, que en esas esferas<br />

depositaba sus huevecillos. Pero si para estos catzos el II ínterglaciar<br />

fue medio óptimo, no lo fue para la vida de los mamíferos.<br />

Como un potro encabritado volvió, entonces, la tierra, nuevar<br />

mente a hundirse y levantarse. Y otra vez tornó a bajar el nivel de<br />

las nieves. Y repitieron los glaciares su marcha desbocada hacia las<br />

planicies, cubriendo cada vez mayores áreas y uniéndose unos glaciares<br />

con otros, sobre el fondo <strong>del</strong> Altiplano. Excavaron aquellas<br />

avenidas de hielo, más y más, los valles en U forjados en la glaciación<br />

anterior, y agrandaron las hondonadas más profundas de las diversas<br />

hoyas. Los volcanes surgidos en la II glaciación fueron tam'<br />

bien mordidos por la erosión glaciar, que talló en ellos cauces y quebradas<br />

profundas.<br />

Así ocurrió con el Pichincha, al Norte de Quito, en donde hasta<br />

hoy podemos ver una profunda cañada, la "Quebrada <strong>del</strong> Cóndor":<br />

•desde la cima, conocida con el nombre de "Cúndurhuachana", que significa<br />

"el lugar donde nacen los cóndores", se desgajó el glaciar, rayando<br />

con poderosas estrías la roca viva, tal como se puede observar<br />

a simple vista, y avanzando luego por la quebrada hasta Rumipamba,<br />

que debe su nombre ("llanura de piedras"), a las apiñadas morenas<br />

<strong>del</strong> glaciar.<br />

El retroceso de los ventisqueros de la III Glaciación es lento.<br />

Pero en cambio son fulminantes los nuevos movimientos terráqueos:<br />

se dislocan las coyunturas de las montañas, la cordillera toda parece<br />

desarmarse, hay hundimientos, alzamientos, rupturas. Todo parece<br />

demostrar que un monstruo se despereza, es el fuego interior<br />

que, al fin, sale en bocanadas por las antiguas fauces, pero también por<br />

— 233


otras recién abiertas en el último estertor. Algunas llegan a ser volcanes<br />

dobles. Así por ejemplo el Pichincha: revienta una vez más<br />

en esta ocasión, hacia el Occidente, con un nuevo cráter: es el Guagua<br />

Pichincha. En la meseta de Quito empieza, de pronto, a hincharse<br />

la tierra: es otro nuevo volcán que insurge, en forma de cúpula, un pequeño<br />

parásito cónico <strong>del</strong> Pichincha, que no llega a estallar: el Panecillo.<br />

Se acentúa la ruptura <strong>del</strong> cauce <strong>del</strong> Machángara, que comenzó<br />

en el período anterior.<br />

Las dislocaciones geológicas <strong>del</strong> III Interglaciar permiten que<br />

los lagos de los valles interandinos comiencen a drenarse: sus aguas<br />

abren caucen a través de las cordilleras, formando grandes cañones<br />

de desagüe, por los que las hoyas <strong>del</strong> Norte <strong>del</strong> país logran disecarse<br />

casi por completo. Los vientos rugen erosionando las cimas. La<br />

temperatura sube hasta el extremo de permitir la vida vegetal y animal.<br />

Alangasí, al pie <strong>del</strong> Haló, es lugar preferido por mastodontes<br />

y milodontes.<br />

La IV Glaciación no fue tan fuerte como las anteriores, pero<br />

ayudó también a configurar el panorama de Quito, por lo que lleva<br />

su nombre. Ni las lluvias ni la temperatura ni las erupciones ni los<br />

glaciares fueron en ellas iguales a los anteriores. El vulcanismo, por<br />

ejemplo, no fue sino una débil prolongación <strong>del</strong> III Interglaciar: sin<br />

embargo, el Guagua Pichincha crece todavía más en este período y<br />

logra empinarse sobre el Rucu.<br />

En Quito, en la meseta al pie <strong>del</strong> Pichincha, desde el Ejido hasta<br />

Cotocollao, se forma una depresión en la que se estanca una laguna,<br />

de origen tectónico. Allí desemboca, 'por la misma Quebrada<br />

<strong>del</strong> Cóndor, un débil ventisquero. En el fondo de la laguna se acumula<br />

en sedimentación la cangahua lacustre. En las faldas orientales<br />

<strong>del</strong> volcán se endurecen masas de nieve que, sin originar morenas,<br />

se deslizan formando pequeñas cuencas de neviza. El gran lago<br />

de Iñaquito comienza a desaguarse al fin de la IV Glaciación, en<br />

su etapa fluvial, por la quebrada de Molinourco, en el Batán Chico,,<br />

hacia el Machángara, cayendo sobre la depresión de Guápulo. En<br />

Turubamba, donde se había formado otro lago, comienza también<br />

la evasión de las aguas, asimismo hacia el Machángara.<br />

Al declinar la Glaciación de Quito —en cuyas postrimerías<br />

aparece el hombre en la región andino - ecuatorial—, comienza el<br />

período post - glacial, caracterizado en especial por el drenaje lacustre.<br />

Aumenta también la evaporación solar y, como consecuencia,<br />

se produce un nuevo y breve período de intensas precipitaciones pluviales.<br />

El Guagua Pichincha sigue erupcionando de vez en cuando.-<br />

Los hielos glaciares retroceden. La topografía toma poco a pocosu<br />

configuración actual. La temperatura que, en Quito, debió ser de<br />

0 o en la II Glaciación, sube a 6 o en la III y a 9 y medio en la IV.<br />

234 —


Actualmente, durante el período interglaciar que vivimos, la temperatura<br />

media de Quito es de 13° más o menos.<br />

Es así como la naturaleza fundó el paisaje de Quito.<br />

//.— DE COMO EL HOMBRE PRIMITIVO SE<br />

ESTABLECIÓ EN QUITO<br />

Bien arrebujado en gruesas pieles de animales cazados por él'<br />

en su largo peregrinar, y los pies recubiertos de toscas sandalias, el<br />

clan de nómadas primitivos arribó a Quito en las postrimerías de la<br />

IV Glaciación. ¿Cómo venció los accidentes naturales que le impedían<br />

el paso? No lo sabemos. Pero el hombre, en sus observaciones<br />

y como resultado de su largo viaje, había descubierto el alto sol ecuatorial,<br />

que aquí es más directo y cálido, y ya no dejó de aprovecharlo.<br />

Ignoramos cómo vadeó el cañón <strong>del</strong> Guayllabamba, pero sabemos<br />

que arribó desde el norte hasta el sistema orográfico <strong>del</strong> Pichincha,<br />

donde estableció sus paraderos. Uno de ellos fue Lloa; otros<br />

estaban en las laderas occidentales <strong>del</strong> volcán, desde Cotocollao hasta<br />

Chillogallo: al pie, los lagos de Iñaquito y Turubamba presentaban<br />

el espejo de sus aguas. El frío era riguroso por la proximidad de<br />

las nieves perpetuas, que comenzaban a los 4.000 metros, o sea<br />

quinientos o seiscientos metros más abajo que las actuales, y por<br />

el gran glaciar de la quebrada <strong>del</strong> Cóndor. Los deshielos habían abierto<br />

cañadas profundas en la meseta de Quito, de la que emergía, pelado<br />

y redondo, el Panecillo. Con grande alborozo descubrió el hombre<br />

primitivo las fuentes termales que circundan el Haló y comenzó<br />

a frecuentarlas, no sólo porque abrigaban el ambiente sino también<br />

porque atraían a los animales, en particular Alangasí, que se convirtió<br />

en su coto de caza preferido. Abundaban los milodontes, enormes<br />

perezosos de abundante carne. Y los mastodontes, a los que<br />

perseguía hasta entramparlos en alguno de los pantanos de la zona.<br />

Puengasí era otro lugar trajinado por los cazadores y, desde luego,<br />

las partes altas de la meseta quiteña que emergían de los lagos. En<br />

Itulcachi y en el Antisana, sitios que descubrió en sus correrías hasta<br />

la Cordillera Oriental había obsidiana para sus armas y herramientas<br />

líticas. En El Inga, ladera oriental <strong>del</strong> Haló, estableció el hombre<br />

primitivo un taller de artefactos de obsidiana, que perduró pese a la<br />

trashumancia de los cazadores. Illumbisí, Tumbaco, Cumbayá, Puembo,<br />

eran otros paraderos. Como era difícil la caza mayor, el hombre<br />

aprendió a detener inclusive el raudo vuelo de las aves, en especial de<br />

las garzas y patillos de sus lagunas, y alternaba la alimentación con<br />

frutos silvestres, como taxos y tzímbalos, y con escarabajos y caracoles<br />

de tierra, los catzos y churos de nuestra terminología aborigen,<br />

hasta hoy consumidos por los indios de las zonas aledañas a Quito.<br />

— 235


En ese medio difícil supervivieron los clanes en un incesante<br />

deambular, nómadas como eran. Y fueron, desde luego, dejando sus<br />

huellas; el territorio de Quito y su comarca las recibía en silencio y<br />

nadie habrá pensado entonces que, pasados los milenios, esos testimonios<br />

serían recobrados por la ciencia arqueológica, que a base<br />

de ellos ha logrado reconstruir la posible realidad humana de aquellos<br />

remotos tiempos.<br />

En efecto, en 1889 el Dr. Max Uhle reprodujo 18 astillas, cuehillas,<br />

raspadores y puntas de obsidiana recogidas por Reiss y Stübel,<br />

de modo sepecial en Lloa. En 1892 el Dr. Teodoro Wolf señala<br />

los yacimientos de obsidiana <strong>del</strong> Tablón de Itulcachi y <strong>del</strong> hato <strong>del</strong><br />

Antisana. Ese mismo año Whymper relata el hallazgo en la propia<br />

ciudad de Quito de una hermosa punta de flecha pedunculada, al parecer<br />

de basalto. En 1918 Jijón y Caamaño describe la punta de jabalina<br />

de Puengasí. En 1929 Uhle y Spillmann extraen en Alangasí el<br />

esqueleto de un mastodonte, cuyo cráneo presenta huellas de heridas<br />

curadas de punta de lanza. En 1931 el mismo Spillman, en excavaciones<br />

hechas en la falda sur <strong>del</strong> Haló, encuentra un cráneo dolicocéfalo<br />

páleoindio. En 1945 Jijón describe una herramienta lítica primitiva<br />

hallada en Amaguaña, a orillas <strong>del</strong> río San Pedro. En 1949 Sauer se<br />

refiere a puntas de flecha de obsidiana halladas en Puengasí. De 1948<br />

a 1952 Hoffstetter recolecta obsidianas talladas en la zona Alangasí -<br />

Haló. Todas estas observaciones habían sido casuales y habían originado<br />

monografías esporádicas, hasta que en el año de 1960 coinciden<br />

tres empeños científicos diferentes en poner de relieve la transcendental<br />

importancia de la industria lítica de obsidiana en el remoto pasado<br />

de la región ecuatorial de los Altos Andes: las excavaciones realizadas<br />

por los profesores William J. Mayer Oakes y Robert E. Bell,<br />

de la <strong>Universidad</strong> de Oklahoma; las investigaciones de la Sra. M. A.<br />

Carlucci, de nuestra <strong>Universidad</strong> Central, y el resultado de largos años<br />

de paciente recolección y estudio de don Carlos M. Larrea. A los primeramente<br />

nombrados debemos los iniciales trabajos de campo sistemáticos<br />

sobre la industria lítica en el <strong>Ecuador</strong> y las primeras pruebas<br />

basadas en el C—14 y en el método de la hidratación de la obsidiana<br />

para fijar la cronología <strong>del</strong> Páleoindio: gracias a ellos la prehistoria<br />

ecuatoriana ha retrocedido hasta hace más de 10.000 años, revolucionando<br />

nuestros conocimientos al respecto; a la segunda, se debe<br />

la primera monografía sistemática sobre el más remoto período<br />

humano de esta región de Sudamérica, y al Sr. Larrea, a más de su<br />

labor de pionero, se debe la recolección de especímenes y el empeño<br />

que hizo posible la más antigua de las fechas de nuestra prehistoria,<br />

mediante la prueba <strong>del</strong> radiocarbono—14, sobre unas tallas en madera<br />

encontradas en Humbisí, frente al Haló, que sugiere una edad<br />

236 —


de 13.000 años, ampliables a 16.000 o reductibles a 10.000, en todo caso<br />

una excepcional antigüedad. Remterpretando según todos estos<br />

datos la punta de Quito, hallada por Whymper, el arqueólogo danés<br />

Olaf Holm concluye que "podemos sin duda decir hoy que el sitio<br />

geográfico donde está la ciudad de Quito ha sido poblado desde un<br />

tiempo tan lejano como el 3.000 a 6.000 a. C, o sea un total de 8.000<br />

años, edad muy respetable para la capital <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>".<br />

Estas investigaciones siguen. Y por ellas podemos "asegurar, ya.<br />

con certeza, que el hombre arribó al finalizar la glaciación de Quito.<br />

Esto se confirma aún más con los datos de la Etno - historiaj pues<br />

el P. Velasco recogió una tradición que nos permite deducir que el<br />

hombre primitivo fue testigo de las diluviales lluvias de los comienzos<br />

<strong>del</strong> post - glacial.<br />

Cuenta, en efecto, nuestro Heredóte que el primer hombre, llamado<br />

Pacha, tenía tres hijos que lucharon con una gran serpiente, a<br />

la que hirieron de muerte con sus flechas. El monstruo vomitó tanta<br />

agua en sus estertores que se inundó la tierra. Pacha y sus hijos, ante<br />

el peligro <strong>del</strong> diluvio, pusieron su salvación en la escalada <strong>del</strong><br />

Pichincha, en cuya cumbre se guarecieron. Al cabo de varios días,<br />

amenguadas las torrenciales lluvias, echaron a volar un ullaguanga,<br />

gallinazo voraz que no volvió, indicio inequívoco de que aún predominaba<br />

la muerte, no así una paloma torcaz, que, tiempo después, volvió<br />

con unas hojitas verdes en el pico, señal de que había renacido la vida.<br />

Bajaron, entonces, Pacha y los suyos, a la meseta cabe el Pichincha,<br />

donde hoy es Quito, y desde allí comenzó la repoblación de<br />

las tierras ecuatoriales.<br />

¡Pacha, el primer hombre, el primer dios, el generador de los<br />

pueblos; el Pichincha, el monte protector, áncora de salvación para el<br />

hombre auroral; y Quito, el plano intermedio entre la altura <strong>del</strong> monte<br />

y el abismo de las aguas empozadas! Guardemos reverentes este<br />

mito genésico, testimonio de los tiempos primeros, de cuando el hombre<br />

comenzó su lucha y agonía en tierra quiteña!<br />

///.— DE COMO QUITUMBE FUNDO QUITO<br />

La tradición de Quitumbe nos la transmite el P. Anello Oliva,<br />

jesuíta napolitano venido a la América en el siglo XVII. Una de sus<br />

fuentes, el quipocamayo Catari, cronista de los Incas, era descendiente<br />

de una familia de intérpretes oficiales de los quipos, que se remontaba<br />

hasta los brumosos tiempos de Illa, el inventor de aquel<br />

sistema. Conjunto de hermosas leyendas y mitos, esta tradición de<br />

Quitumbe no debe ser olvidada por nadie que se precie de conocer los<br />

orígenes, el pasado y el folklore de las regiones andino - ecuatoriales.<br />

— 237


Después <strong>del</strong> diluvio —cuenta Catari— los primeros en llegar<br />

aportaron a Caráquez, de donde trashumaron a Sumpa, nombre<br />

original de la península hoy llamada Santa Elena. Su jefe, Tumbe,<br />

murió ya viejo dejando dos hijos, Quitumbe y Otoya. Este era pendenciero-y<br />

vicioso y a la postre sucumbió prisionero de unos invasores<br />

gigantes. Pero Quitumbe no supo de su triste fin, porque mucho<br />

antes, deseando evitar un enfrentamiento con Otoya, exilióse voluntariamente;<br />

en sus múltiples exploraciones, fundó Túmbez, Quito y<br />

Pachacámac; habíase casado con Llira, "célebre entre los antiguos<br />

por su buen parecer", que le dio un hijo, Guayanay, a quien probablemente<br />

debe su nombre el río Guayas, y de quien descienden los incas;<br />

de Thome, el otro vastago, al parecer fundador de Tomebamba, descienden<br />

los quitus. La <strong>del</strong>iciosa e ingenua narración, plena de anécdotas<br />

míticas, es, en su versión original y completa, un abigarrado manojo<br />

de noticias de diversa índole, que el etnólogo y el pre - historiador<br />

deben interpretar, tratando de desentrañar la verdad.<br />

Conviene ante todo recalcar en la gran antigüedad que trata de<br />

poner de relieve esta tradición: Catari se refiere a los "primeros pobladores",<br />

reiteradamente. Luego se debe subrayar el escenario inicial,<br />

extrañamente coincidente con los paraderos formativos descubiertos<br />

en nuestro territorio por la moderna arqueología: Caráquez<br />

y la Península de Santa Elena. En tercer término, hay que señalar.<br />

la irradiación migrante de estos pueblos iniciales: es precisamente éste<br />

un carácter propio en la transición de las etnias cazadoras al período<br />

formative de la agricultura y la cerámica: los nómadas y semihómadas<br />

preagrícolas empiezan a establecerse en conjuntos poblacionales,<br />

pero a la postre vuelven a migrar total o parcialmente.<br />

De estas rutas terrestres de migración, que abarcan en la leyenda<br />

de Quitumbe buena parte de la América <strong>del</strong> Sur, es importante<br />

observar la que parte desde el litoral <strong>del</strong> Golfo de Guayaquil hacia<br />

el altiplano ecuatorial andino: Quitumbe, según la tradición, sube a<br />

poblar "la sierra de Quito". La moderna arqueología ha señalado la<br />

migración de la Costa a la Sierra de las culturas formativas ecuatorianas.<br />

A lo largo de la línea generacional Tumbe - Quitumbe - Guayanay<br />

aparecen algunos datos importantes relacionados con el sistema<br />

de vida de estos pueblos, correspondientes justamente al tránsito de<br />

los grupos nómadas de cazadores - pescadores - recolectores al sedentarismo<br />

agrícola. Guayanay, en la segunda parte de la leyenda,<br />

encuentra en la costa grupos de gente bárbara "vestida de pieles de<br />

animales", es decir que aún no conocían ni el cultivo de fibras vegetales<br />

como el algodón, ni el arte <strong>del</strong> tejido; y durante su exilio en una<br />

isla, el hijo de Quitumbe y Llira vive en forma más primitiva que su<br />

padre, ya que se sustenta de "yerbas, frutas y raíces": vuelve, pues, a<br />

238 —


ser un recolector; Quitumbe, en cambio, ya conoce la agricultura y<br />

en La Puna descubre una nueva semilla: el maíz. Este es un dato de<br />

gran importancia para la prehistoria <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong>, tanto porque nos<br />

confirma la época formativa a que pertenece la leyenda, entre 3.000<br />

y 500 a. C, cuanto porque nos da a conocer la más remota referencia<br />

al cultivo <strong>del</strong> maíz en la región ecuatorial: esas gentes primitivas,<br />

al descubrir una nueva isla, "saltando en ella la hallaron fértil y abun-<br />

* dante de frutas y otras semillas, entre ellas la <strong>del</strong> maíz". El dato<br />

quedó grabado en la memoria colectiva —señal <strong>del</strong> impacto que hizo<br />

y de su importancia— hasta merecer que Illa, el inventor de los<br />

quipos, lo recogiera y transmitiera de generación en generación, y así<br />

llegó a Catari.<br />

Conocía por tanto la agricultura el pueblo que gobernaba Quitumbe.<br />

Había dado el salto a la civilización y a la cultura. Y la expandía<br />

en su periplo migrante. Quitumbe es un civilizador y un fundador<br />

de poblaciones. Su figura mitológica ha trascendido a su época<br />

y resurge poderosa ante nosotros, casi como la de un semidiós<br />

o la de un titán. El mismo cronista se siente cautivado ante este adalid<br />

y lo pinta con caracteres magníficos. Es sagaz, prudente y previsivo:<br />

hijo amante, se empeña en cumplir los mandatos de su padre; ama<br />

a su esposa Llira; para no pelear con su hermano Otoya hace el Sacrificio<br />

de abandonar su patria y hasta su familia; es un perpetuo descubridor<br />

de nuevas tierras y fundador de pueblos: en recuerdo de su<br />

padre establece Túmbez; sube a la sierra andina y funda Quito, para<br />

perpetuar su propio nombre; envía exploradores a poblar el Cuzco<br />

y Charcas. Quitumbe, como un monarca progresista, hará inclusive<br />

obras de regadío. Su tragedia será no poder cumplir, por fuerza<br />

de circunstancias superiores a su voluntad, la promesa de volver al<br />

hogar de Llira, no obstante que, según relata el cronista, ambos a dos<br />

"se amaban". Guayanay, hijo de aquella pareja mítica, será el origen<br />

de la dinastía inca <strong>del</strong> Cuzco, a través de su nieto Manco - Cápac,<br />

aunque esta denominación de "nieto" hay que interpretarla no en<br />

el sentido literal, sino como línea genética. Y Thome, su otro hijo,<br />

será señor de Quito, fundador quizás de Tomebamba.<br />

Se advierte, entonces, la razón poderosa que animaría más tarde<br />

a los incas para tratar de incorporar en el Tahuantinsuyo, a toda<br />

costa, estas tierras vinculadas a sus mitos genéticos y alumbradas<br />

cenitalmente por el sol ecuatorial, a cuya raza se sentían pertenecer.<br />

Resalta, también, a través de la tradición, la importancia y fisonomía<br />

• legendaria de Quitumbe, fundador mitológico de la actual capital <strong>del</strong><br />

<strong>Ecuador</strong>, ciudad que aparece así, ya con personalidad propia, desde<br />

los remotos tiempos <strong>del</strong> período en que se inician en América la agricultura<br />

y la cerámica, ¡hace por lo menos 3.500 años!<br />

— 239


La arqueología referente a la zona de Quito nos presenta unatosca<br />

cerámica, encontrada tanto por Uhle y Spillman en Alangasí,.<br />

acarreada por efectos de la erosión sobre el depósito donde se hallaba<br />

el mastodonte, como por el mismo Uhle. en Cumbayá, por Bell<br />

en El Inga, en estratos superiores a los <strong>del</strong> Páleoindio, y por Jijón y<br />

Caamaño, en Chaupicruz, al norte de Quito. La cerámica de El Inga<br />

ha sido datada por C—14 en 2.050 años a. C, más o menos 190.<br />

También aquí la arqueología y la etnohistoria se dan la mano para<br />

comprobar la presencia <strong>del</strong> hombre en Quito y su región, en los remotos<br />

pero progresistas tiempos <strong>del</strong> Formative.<br />

IV— .DE COMO QUITU MURIÓ DEFENDIENDO A SU PUEBLO<br />

La cultura que se desarrolla a partir de entonces no ha sidoaún<br />

bien estudiada por falta de investigaciones sistemáticas. Sabemosper<br />

la etno - historia que en la región de Quito y su comarca (valles<br />

de los Chilles y Tumbaco) vivieron los Quitus. Max Uhle excavé<br />

en Cumbayá varios cementerios aborígenes y dedujo la existencia de<br />

un pueblo caracterizado por avances en la cerámica, tanto en formas<br />

como en decoración negativa, importada al parecer <strong>del</strong> norte, de<br />

la región <strong>del</strong> Carchi (El Angel), y que se proyecta luego hacia el Chimborazo<br />

(Tuncahuán), muy vinculada primero con la cultura que Jijón<br />

llamó Protepanzalee II, y Juego con la de Pujilí y Píllaro, a la que<br />

llamó Panzalee I. El habitat de esta cultura fue la zona de Cumbayá<br />

Tumbaco, Puembe, Pifo y Yaruquí; se prolongaba per Cayambe hacia<br />

Caranqui; por Chillogallo hacia Santo Domingo de los Colorados, y por<br />

el sur, hacia la región Panzalee - puruhá. Enterraban a sus muertos,<br />

acompañados de ajuar funerario, en pozos redondos u ovalados, de<br />

hasta tres metros de profundidad, con diámetros fluctuantes entre<br />

0.80 y 1,80 m., en cuyo fondo se disponía gradas semilunares y nichos<br />

laterales: se trata de sepulturas secundarias a juzgar per les restos<br />

óseos, generalmente incompletos, hallados en ellos. Les cráneos son<br />

braquicéfales, con marcada deformación occipital. Los fémures acusan<br />

una raza de estatura mediana. No se hallaron cimentaciones de<br />

piedra, por le que parece que sus viviendas eran chozas de madera<br />

y paja. La agricultura, sujeta a las variaciones y riego atmosféricos,<br />

era su principal fuente de sustentación, a juzgar por las numerosas<br />

piedras de moler encontradas. "En algunos pocos pozos de sepultura<br />

—dice Uhle— se han encontrado también restos de maíz quemado,<br />

aparentemente en nada diferente de las clases de maíz cultivadas ahora.<br />

Practicaban también la caza de venados. Y entre los animales domésticos,<br />

tenían el cui, para la alimentación, y el perro... Como industria<br />

ejercitaban el arte de hilar, y sin duda también el de tejerr<br />

a juzgar por los husos y leznas de hueso encontrados..." Importancia sin-<br />

240 —


guiar tiene una figura de barre que representa un cacique sentado en<br />

el suele, con los cedes apoyados en las rodillas: la mano derecha sostiene<br />

una estólica <strong>del</strong>ante <strong>del</strong> pecho; el rostro muestra la boca entreabierta<br />

y les ejes mirando a la lejanía, en actitud gallarda. El vaso figurativo<br />

antropomorfo presenta una figura de gran dignidad, y continúa<br />

la linea vocacional artística que apareció en una de las tallas<br />

de madera de Humbisí, representativa de un rostro humano. Le curioso<br />

es que en el cacique de Cumbayá, mo<strong>del</strong>ado a mano libre, el escultor<br />

aborigen de aquella época, para dar mayor naturalidad y expresión<br />

al rostro, puse en los alvéolos oculares sendos fragmentes<br />

de obsidiana, sobre los que figuró los párpados entreabiertos. Analógicamente<br />

es posible ubicar a este pueblo entre les 500 años a. C. y les<br />

500 de la Era Cristiana, es decir en el período de desarrollo regional<br />

de las culturas prehistóricas.<br />

Hacia la mitad <strong>del</strong> primer milenario de nuestra era, los quitus<br />

comienzan a soportar la presión, desde el occidente, de las avanzadillas<br />

cayapa - coloradas que, desde el litoral —donde se levantaba la<br />

gran ciudad de La Tolita—, penetran hacia el interior y comienzan a<br />

subir al Interande, por las abras que en la Cordillera abren los ríos<br />

Toachi, Guayllabamba e Intag. Son los Caras que abandonando Bahía<br />

de Caráquez han migrado sucesivamente hacia Jama, Coaque, Cejimíes,<br />

Atacámez y La Tolita, dejando en todas partes, como huellas<br />

de su paso, multitud de tolas. El P. Velasco recogió la tradición de<br />

los Quitus y su sometimiento a los Caras. "La Nación Quitu —dice—<br />

se supone establecida allí desde tiempo inmemorial... Se debe suponer<br />

<strong>del</strong> todo rústica, bárbara e inculta... No hay más tradición ni noticia<br />

de aquella nación primitiva, sino que carecía de la letra O su<br />

idioma, cuyo defecto suplía la u en todas las palabras. Se gobernaba<br />

ésta por su pequeño régulo o señor, llamado Quitu; y esto es todo lo<br />

que se sabe de ella... Fueron conquistados los Quitus por los Caras...<br />

Se internaron éstos con el tiempo... hasta apoderarse <strong>del</strong> Reino de<br />

Quito, con la muerte de su último señor, y quedaron después confusos<br />

con sólo el nombre de Quitos... "Posteriormente el P. Velasco señala<br />

que la invasión de los Caras se hizo a Quito por Gualea, Nanegal,<br />

Mindo y Nono, y que se apoderaron "finalmente de todo el Reino con<br />

la muerte de Quitu, su último soberano, quien dejó como herencia<br />

su nombre a la Nación extranjera y a todos los dilatados países que<br />

se han conquistado después y se reconocen con el mismo nombre".<br />

El P. Bernardo Recio, misionero jesuíta español que escribía en<br />

Cataluña al tiempo en que Velasco lo hacía en Italia, dice por su<br />

parte que "en Quito dominó algún tiempo un cacique principal, o señor<br />

de vasallos, llamado Quítoc, de donde, con leve corrupción, quedó<br />

el nombre de Quito". Confírmase así la tradición, recogida por<br />

dos distintos misioneros en tierras <strong>del</strong> Quito, sobre el nombre <strong>del</strong><br />

16 — 241


cacique que las había gobernado en algún remoto tiempo de la prehistoria.<br />

Don Diego Andrés Rocha, Fiscal de la Audiencia de Quito,<br />

por su parte, había oído también la misma versión, pues dice<br />

hacia 1681: "algunos quieren que éste (el de Quito) se denominase de'<br />

un cacique así nombrado, y juzgo que el cacique tomó el nombre <strong>del</strong><br />

lugar", suposición exacta, pues como hemos visto el topónimo es más<br />

antiguo que el nombre dé "este heroico defensor de la ciudad contra<br />

los Caras.<br />

En cuanto al idioma, he aquí que Jijón y Caamaño, que en sus<br />

mocedades pretendió demoler al P. Velasco, en su obra de madurez<br />

sentó, él mismo, las bases para la rehabilitación científica <strong>del</strong> gran<br />

historiador colonial, y afirmó, luego de hondos estudios, que entre<br />

los idiomas <strong>del</strong> Reino de Quito, en el que él denomina Panzaleo, y que<br />

afirma que más propiamente debía llamarse Quito, "se advierte fácilmente<br />

una perfecta falta de distinción entre la o y la u".<br />

La tosca cerámica de los quitus ha sido encontrada con frecuencia,<br />

mas por desgracia no ha sido científicamente estudiada, al<br />

hacer excavaciones de cimentación de edificios tales como la Basílica,<br />

el Palacio Legislativo, el Edificio San Luis, etc.<br />

Hace bien nuestra ciudad en conservar con orgullo el nombre<br />

de Quito: recuerda no solamente a Quitumbe, el primer fundador, sino<br />

también a Quito, el último de sus caciques, que dio la vida combatiendo<br />

por la independencia de su pueblo y marcando así el comienzo<br />

de una vocación libertaria irrenunciable y permanente, que constituye<br />

la médula <strong>del</strong> ser nacional ecuatoriano,<br />

V.— DE COMO LOS CARAS FORJARON EL REINO DE UITO<br />

No me detendré a estudiar lo que viene a continuación, pues<br />

es la parte más divulgada de nuestra prehistoria, relatada ya en el<br />

siglo XVIII por el P. Velasco. Los Caras son una casta dominante<br />

que sojuzga variados pueblos; su característica es la construcción de<br />

tolas, montículos artificiales de variado uso y formas. El nombre<br />

de sus caciques es Chiris. Justamente en Chiriburo —el monte de los<br />

Chiris, en idioma caranqui— hoy suavizado en Chilibulo, fue descubierto<br />

un sitio arqueológico, cuya excavación la hizo el P. Porras<br />

con los alumnos <strong>del</strong> Seminario de Arqueología de la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong>,<br />

y cuyo estudio espera, para publicarse, las fechas de C—14.<br />

Los Caras inician su expansión hacia el Norte por Carapungo, y avanzan<br />

incontenibles hasta apoderarse de toda la hoya <strong>del</strong> Chota, en donde<br />

más profundamente se radican. Sus centros urbanos están, sin<br />

embargo, a uno y otro lado <strong>del</strong> nudo de Mojanda, en El Quindhe,<br />

Coachasquí, Carabuela, Caranqui. Han estudiado varias tolas Jijón,<br />

Max Uhle y Oberem: los dos últimos las de Cochasquí, en donde las<br />

hay piramidales, con una y hasta dos rampas de acceso. Aún existen<br />

242 —


centenares de tolas inexplotadas; muchísimas han sido violadas por<br />

inescrupulosos huaqueros; otras, destruidas inclusive por gentes cultas,<br />

por ejemplo ingenieros constructores de caminos, o por agricul­<br />

• torea.. ­•■­ % s u^<br />

Después se lanzaron los Caras al sur, sobre el área panzalea.<br />

Aún cerca de Latacunga hay huellas de tolas, como lo ha demostrado<br />

el Prof. Aquiles Pérez, pero su máxima concentración está en el área<br />

» imbaya, y en torno <strong>del</strong> Haló, en los valles de Tumbaco, Pifo y los Chillos.<br />

En Quito había una, y notable, que dio nombre al barrio hasta<br />

hoy llamado de La Tola. Justamente allí, en los terrenos de propiedad<br />

de D. José Rafael Delgado, laderas <strong>del</strong> Ichimbía, se encontró una<br />

rica tumba, con preciosos objetos de oro, descritos por Jijón y Caamaño.<br />

El Panecillo, sin embargo, aparecía ante los Caras como una<br />

gigantesca tola natural, y la convirtieron en adoratorio, al igual que<br />

harían después con el cerro de Callo, en Latacunga, y con el de<br />

Macají, en Riobamba. También el Pichincha era, desde los orígenes,<br />

lugar de veneración, como lo recuerda la crónica de Albornoz, y así fue<br />

hasta que los primeros misioneros cristianizaron, con sendas cruces,<br />

los montículos donde se hallaban los adoratorios aborígenes: el<br />

principal en el cerro, que desde entonces se llamó Cruzloma; el secundario,<br />

en otro muy parecido al anterior, pero más pequeño, por<br />

lo que le llamaron Chaupicruz, el mismo que hoy se denomina "vértice<br />

San Lorenzo", por haberse colocado allí uno de los hitos <strong>del</strong><br />

Instituto Geográfico Militar, al occidente <strong>del</strong> Aeropuerto. Venerábanse<br />

en aquellos adoratorios dos deidades, en las que los Caras unificaron<br />

el culto de los Quitus con el suyo propio. Pacha y Eacha, los<br />

dos demiurgos primigenios, civilizadores míticos.<br />

El P. Velasco recogió también la tradición <strong>del</strong> enlace entre Toa y<br />

Duchicela que une a quitus y puruhaes y origina una incipiente forma<br />

de unidad política, el Reino de Quito. Algunos historiógrafos han<br />

combatido a Velasco por esta afirmación, interpretando el concepto<br />

"reino" con mentalidad europea, como un territorio fuertemente unificado<br />

bajo monarcas absolutos, con linderos bien amojonados, es<br />

decir figurándose un Estado con todos los requisitos exigidos por el<br />

moderno Derecho Político; pero no han advertido que el propio je­<br />

» suita <strong>del</strong>imitó el concepto al decir que se trataba de una confederación<br />

de tribus, o simple pacto de familias. Hoy no se puede ya negar<br />

la integración cultural de todas las tribus <strong>del</strong> <strong>Ecuador</strong> por lo menos<br />

desde los quinientos años anteriores a la resistencia contra los<br />

Incas, ni poner en duda las aseveraciones de Velasco en sus lineamien­<br />

■tos generales: los Caras, arribados por mar a Manabí, migran después<br />

al Norte, hasta La Tolita, ascienden a la Sierra y se expanden por<br />

el Altiplano andino ­ ecuatorial, pero también en la región cisandi­<br />

— 243


na, al pie de la cordillera, desde Santo Domingo hasta Quevedo y Milagro,<br />

y aún hacia El Oro: las telas sen su principal elemento diagnóstico,<br />

característica de les Caranquis y de los Chonos; pero también<br />

el rondador, las compoteras de cerámica, las máscaras, los tincuUpas<br />

o pectorales, las estatuillas sentadas, el use de la coca. González Suárez,<br />

en su Atlas, publicó las primeras máscaras, enviadas al Papa<br />

León XIII en su jubileo, halladas en Cotocollae, en un todo iguales a<br />

las encentradas en Imbabura, que per su parte se asemejan a las<br />

de Manabí y Esmeraldas.<br />

Les Caras o Caranquis, en su expansión al sur de la Sierra, hacia<br />

la región puruhá, originan el dialecto panzaleo fuertemente influenciado<br />

por la familia lingüística cayapa - celerado - caranqui. Jijón<br />

dice que el nombre de este nuevo idioma debe ser Quito; así parece,<br />

ciertamente, pues la cerámica panzalea, de la que se apropian,<br />

está tambi;n presente en toda el área <strong>del</strong> país cara, y se la encuentra<br />

en las tolas, inclusive en las de Cochasquí, junto con la cerámica<br />

con decoración negativa, propia de Imbabura y Carchi, que es la que<br />

primeramente comenzaron a utilizar.<br />

La ciudad de Quito, bajo los Caras, estaba ubicada en las laderas<br />

orientales <strong>del</strong> Pichincha, desde Chillogallo hasta Cotocollao, de<br />

modo especial en Chilibulo. Ocupaban también las vertientes de la<br />

loma de Puengasí, que fue conocida por los españoles con el nombre<br />

de Sierra de Cara, según se desprende <strong>del</strong> Libro Primero de Cabildos,<br />

en acta citada por Aquiles Pérez, según la cual a Martín Mondragón se<br />

le dio una estancia "en el sitio que se llama en nombre de indios<br />

Puyngasy que es el río abajo de esta villa, al remate de la Sierra de<br />

Cara, desta villa hacia donde sale el sol". En el mismo sector nace el<br />

río Machángara y la quebrada de Chiriyacu. En el Panecillo se alzaba<br />

el templo al Sel.<br />

Cuando los incas aparecen amenazadores por el Sur, en las<br />

primeras décadas <strong>del</strong> siglo XV, los Quitus, Shiris, Caras o Caranquis,<br />

que de todos estes modos se les conoce, y que habían conformado una<br />

amplia confederación de tribus, el Reino de Quito, se confederan también<br />

con los cañaris para organizar la resistencia.<br />

VI.— DE COMO TUPAC YUPANQUI REFUNDO<br />

QUITO EN HONOR DEL PADRE SOL<br />

El recuerdo de la resistencia de las tribus ecuatoriales a los<br />

incas es una gesta de heroísmo y gloria para el Reino de Quito que<br />

está reclamando aún poderosa pluma que la reescriba, con análisis<br />

exhaustivo y crítico de las dispersas fuentes, es decir de las numerosas<br />

crónicas castellanas, relaciones geográficas, informes de los visitadores<br />

reales y probanzas de los conquistadores y de los caciques.<br />

244 —


Aún no llegaba a su mitad el siglo XV cuando Pachacútec Inga<br />

Yupanqui comenzó a movilizarse sobre las tribus andino - ecuatoriales.<br />

Le movían a ello, de una parte, razones político - económicas,<br />

el afán de expansión y la noticia de la riqueza y poderío <strong>del</strong> Quito;<br />

de otra parte, razones dinásticas, pues la tradición custodiada por<br />

los quipocamayocuna señalaba un origen común para los incas y los<br />

quitos, Quitumbe; en fin, motivaciones religiosas: llegar a la región<br />

ecuatorial, la tierra <strong>del</strong> Padre Sol, tierra sagrada para los incas, que<br />

se reputaban hijos <strong>del</strong> astro - dios, y avanzar a las costas de Manabí,<br />

desde donde el mítico Viracocha se había hecho a la mar.<br />

Nada diremos por hoy de los prodigios de heroísmo que brinda<br />

la resistencia a los Incas de huancabambas, bracamoros, paltas y cañaris.<br />

Sólo digamos que un cacique quiteño, Pillahuaso, en virtud de<br />

la confederación defensiva de los cañaris con el Reino de Quito, aparece<br />

en las fragorosas jornadas de la lucha contra Túpac Yupanqui,<br />

que terminan con el sojuzgamiento de Tomebamba, donde a poco<br />

había de nacer Huayna Cápac.<br />

Lo que viene después es una vibrante resistencia de puruhaes,<br />

panzaleos y quitos, en indomable lucha. Para entonces, era ya Túpac<br />

Yupanqui quien, como sucesor de Pachacútec, encabezaba las huestes<br />

incas, que ascendían a doscientos cincuenta mil hombres. Cada accidente<br />

geográfico dio lugar a una batalla. Refiere Cabello Balboa que<br />

"no quedó paso (en lo que hay, de Tiquizambi a los de Quito) donde se<br />

pudiese poner ofensa para los Cuzcos, que no se pusiese, y sobre dejarlo<br />

e tomarle, no sucediesen grandes estragos". Aunque en Puma-<br />

Uacta le resistieron Apee - Chavan - Callo y Apee - Cante, fueron<br />

los puruhaes los que mayor coraje demostraren en esta nueva etapa<br />

de la lucha. Hualcopo Duchicela inició valientemente la resistencia,<br />

ayudado por su general Epiclachima. Primero en Tiocajas y luego en<br />

Tixán detuvo, casi per medio año, a las tropas incas; en este último<br />

combate murió valientemente Epiclachima. Hualcopo se retiró a Mecha<br />

y allí resistió al invasor, negándose a rendirse: "Sólo con la muerte<br />

perderé mi reino y mi independencia", fue su respuesta al Inca<br />

Túpac Yupanqui, que le invitaba a deponer las armas. Los puruhaes<br />

de -Macají y Punín resistieron con vigor a Túpac Yupanqui que, al<br />

vencerles, los desterró al Perú como mitimaes, y les impuso como<br />

gobernador a su capitán Cuxi - Argos. Mientras tanto, muerto Hualcopo,<br />

de dolor y rabia, otros jefes continuaron la resistencia. Pero<br />

el Inca prosiguió con tenacidad y método su lento avance, batiendo<br />

reducto por reducto. Mitimaes araucanos constituían sus tropas de<br />

avanzada. Premiaba a sus capitanes más distinguidos con cacicazgos en<br />

las regiones conquistadas, cuyos varones eran implacablemente desterrados.<br />

En Quero impuso a Cabuco; en Tigualó (hoy Salcedo), a<br />

Ati; en Angamarca, a Conchocando; en Saquisilí, a Apusibinta.<br />

— 245


En Latacunga tuvo lugar la gran batalla: Pillahuaso había reunido<br />

cuantos guerreros pudo —cañaris, puruhaes, chimbos, panzaleos,<br />

quitos, cayambis, caranquis, yumbos, quijos y pastos—, las mejores<br />

tropas de la Confederación quiteña; Túpac Yupanqui, por su parte, había<br />

congregado tropas de todo el imperio: cuzcos, quichuas, collas,<br />

aymarás, araucanos, mochicas, chachapoyas. "Arremetieron los unos<br />

a los otros y todos peleaban animosísima y diestramente —cuenta<br />

Sarmiento de Gamboa— y estuvo gran rato la victoria dudosa por<br />

parte de los cuzcos". Sólo la intervención de 50.000 hombres de refuerzo,<br />

que el Inca había emboscado estratégicamente, definió la batalla<br />

en su favor. Pillahuaso, que combatía en primera línea, cayó gravemente<br />

herido; fue aprehendido y ejecutado al punto, al igual que todos<br />

los demás heridos. Túpac Yupanqui arrasó Latacunga, desterró<br />

a los varones sobrevivientes y repobló la zona con mitimaes traídos<br />

de otros lugares, imponiendo como gobernador a su capitán Nina -<br />

Capay.<br />

Tras el desastre de Latacunga, los restos <strong>del</strong> ejército Quitu se<br />

retiraron hacia el Norte, comandados por el joven cacique Cacha, sucesor<br />

de Hualcopo, que aplicó una política de tierra arrasada. Un último<br />

intento de resistencia en las goteras meridionales de Quito fracasó,<br />

pero obligó al Inca a construir en Puengasí, hacia el sector actual<br />

de San Bartolo, un pucará, y a mantener una guarnición en Guamaní.<br />

Luego de demoler e incendiar Quito, Cacha se hizo fuerte en<br />

las peñolerías de Cochasquí y Cayambe, secundado por Niaxacota<br />

Puente y Píntag, ambos jóvenes como él, y aconsejado por el veterano<br />

Apoc - Canto. Las tropas de Túpac Yupanqui, que habían avanzado<br />

en persecusión de los derrotados, aunque sin animarse a dar una<br />

nueva batalla, pues también habían quedado bastante maltrechas, se<br />

limitaron a ocupar la abandonada Quito, mientras el Inca descansaba<br />

en la región de Latacunga, donde se hizo labrar el hermoso Palacio<br />

de Callo. Poco después avanzó a la antigua ciudad, capital de la<br />

confederación organizada por los Caras, fundada por el legendario<br />

Quitumbe, que según los mitos panandinos era también antecesor de<br />

los incas, e impresionado por la verticalidad <strong>del</strong> Sol, considerado Dios<br />

y Padre de su estirpe, en cuya búsqueda había venido desde el Cuzco,<br />

determinó establecer una gran ciudad sobre el mismo asiento cara.<br />

Cieza de León trae las palabras textuales con las que Túpac formalizó<br />

la refundación: "El Cuzco ha de ser, por una parte, cabeza<br />

y amparo de mi gran reino; por otra, ha de ser Quito". He allí fundada,<br />

por segunda vez, la ciudad solar: el Inca llega como conquistador,<br />

pero al punto queda conquistado por su paisaje, por su clima, por<br />

su cielo, por sus mitos. Afirma el cronista que el Inca mantuvo el<br />

nombre de Quito, que la pobló de mitimaes —señal inequívoca de la<br />

feroz resistencia aborigen, que obligó a Túpac al drástico destierro<br />

246 —


de los varones quiteños, y a la repoblación con gente traída de otros<br />

lugares <strong>del</strong> imperio—, que mandó "hacer grandes cavas y depósitos",<br />

que trajo <strong>del</strong> Cuzco maestros constructores para labrar los edificios<br />

• al modo incaico, y que en los días en que permaneció aquí "su corte<br />

estaba llena de principales y sus palacios de vasijas y vasos de oro y<br />

plata y otras grandes riquezas".<br />

Otro cronista. Montesinos, relata que dividió la ciudad al modo<br />

ritual de los incas, en dos barrios, Hanansuyo y Urinsuyo, y añade:<br />

"puso nombres a los cerros de la redonda de la ciudad: al cerro <strong>del</strong><br />

Oriente, llamó Anac - huarqui; al <strong>del</strong> Poniente, Huanacauri; al de Mediodía,<br />

Yavirac, y al de Septentrión, Cayminga". Reprodujo así en<br />

Quito los nombres sagrados <strong>del</strong> Cuzco. No todos se han conservado:<br />

sigue llamándose Ichimbía, al modo preinca, la colina <strong>del</strong> levante;<br />

la de Huanacauri fue bautizada con el nombre de San Juan por los<br />

españoles, y aunque la otra denominación subsiste no es popular, la loma<br />

de Cayminga, que hoy no se apercibe bien, es la que sirve de base al<br />

actual Palacio <strong>del</strong> Congreso, comienza a elevarse a partir de San Blas y<br />

tiene a sus pies el actual Parque de El Ejido. Sólo Yavirac ha conservado<br />

su nombre, bien que lo comparte con la denominación española de<br />

Panecillo: aunque siguió siendo el santuario solar por excelencia, bajo<br />

los incas, también se rendía en él culto a Viracocha, lo que explica<br />

su nombre.<br />

Por los nativos de Quito, Túpac Yupanqui conoció que, sin embargo,<br />

era más al norte de la ciudad donde el Sel caíal iriguroísámente<br />

cenital, y emprendió viaje para observarlo. Llegó así a los<br />

cerros de la Marca. El mismo Montesinos deja en su crónica expreso<br />

testimonio de que el Inca "fue por los pueblos de Calacalí y Pu<br />

lulagua", pero también sienta constancia de que la resistencia no había<br />

terminado. No le fue fácil llegar a la línea equinoccial por la indomable<br />

guerra de guerrillas que le hacían los quitos: "Con los diversos<br />

encuentros con los bárbaros por el camino —dice Montesinos—<br />

tardó en él algunos meses, por la resistencia que le hacían, y fortificábase<br />

en algunos pucaraes que en él había". He allí cómo, por esta<br />

crónica, venimos a saber el origen <strong>del</strong> Pucará de Lulumbamba en<br />

San Antonio de Pichincha, que el I. Municipio de Quito y el Consejo<br />

Provincial, de común acuerdo, deberían restaurar antes de que ter-<br />

' mine de destruirse. Por su inmediata cercanía a Quito sería un admirable<br />

lugar de turismo, que formaría parte <strong>del</strong> complejo Pomasqui<br />

- Monumento ecuatorial - Pululagua - Museo Solar.<br />

Pero, al fin y al cabo, Túpac Yupanqui apenas había incursionado<br />

en el territorio cara, sin consolidar posiciones, como se vería<br />

con la rebelión inmediatamente posterior. Quito resultó apenas una<br />

avanzada, un punto en la línea de combate, que debió permanecer<br />

— 247


ien guarnecida: la fortaleza de Guangüiltagua, cuyas ruinas alcanzó<br />

a conocer, dibujar y describir Jijón y Caamaño, le defendía <strong>del</strong><br />

asedio de los aborígenes <strong>del</strong> valle de Tumbaco y se alzaba como un<br />

promontorio sobre Guápulo: hoy la vertiente occidental de ese pucará<br />

es nada menos que la calle Guangüiltagua, en la parte más alta de<br />

la Urbanización Borja Yerovi; Cotocollao y Chillogallo eran completamente<br />

mitimaes; en Guamaní había un destacamento de vigilancia,<br />

a cuyo cargo estaba el Pucará de San Bartolo. Dejando como gobernador<br />

a Chalce Mayta, viejo orejón de su confianza, Túpac emprendió<br />

el retomo al Cuzco, bajando primero a la costa y realizando desde<br />

Manta, con naves y timoneles de ese puerto, su célebre viaje por<br />

mar a ignotas tierras.<br />

VIL— DE COMO HUAYNA CAPAC ESTABLECIÓ<br />

EN QUITO LA CORTE IMPERIAL<br />

Poco después de haberse retirado Túpac Yupanqui al Cuzco,<br />

los pueblos integrantes de la Confederación quiteña, en especial los<br />

puruhaes, se rebelaron al mando de Cacha Duchicela, sucesor de<br />

Hualcopo, y reconquistaron heroicamente le que el Inca les había<br />

arebatado. Con sorpresivos y fulminantes golpes se apoderaron nuevamente<br />

de Mocha, de Liribamba, capital de los puruhaes, y de Tixán,<br />

y llegaren hasta los límites con la nación cañari, a la que no pudieron<br />

dominar, por hallarse firmemente sometida al poder e influencia de<br />

los incas. Otras guarniciones de éstos no cedieron al empuje de les<br />

sublevados y procuraron soportar el asedie, en espera de auxilios,<br />

que no tardaron en llegar acaudillados por el propio Huayna Cápac,<br />

quien salió <strong>del</strong> Cuzco, como lo refiere Cieza de León, "con iscaypachaguaranga<br />

runas", que quiere decir con doscientos mil hombres,<br />

sin les yanaconas y mujeres de servicio, que no tenía cuanto el número<br />

de ellos".<br />

Cacha organizó la resistencia, asistido por varios jóvenes caciques,<br />

tales como Calicuchima, Niaxacota Puente, Muntana, Cantu y<br />

Píntag, así como por la Quilago, señora de Cochasquí. Los primeros<br />

combates volvieron a darse en Achupallas y Tiocajas, inclinándose la<br />

victoria a favor <strong>del</strong> Inca, quien intimó la rendición, obteniendo la altiva<br />

respuesta de Cacha: "Yo he nacido libre y señor de mi reino y<br />

quiero morir come señor y como libre, con las armas en la mano,<br />

antes que sujetarme al oprobioso yugo extranjero". En la región de<br />

Guano se libraron feroces combates, en los que cayó prisionero Muntana,<br />

quien fue desterrado al Cuzco y ejecutado en la capital <strong>del</strong> Imperio.<br />

Nuevos grupos de mitimaes fueron establecidos en los lugares<br />

abatidos, cuyos varones sobrevivientes fueron a su vez dispersados<br />

248 —


por el Perú y Las Charcas. Después de resistir en Mocha, en donde<br />

fue herido Calicuchima, los jefes quiteños se hicieron fuertes en Cochasquí,<br />

Cayambe, Caranqui y Otavale, tras la natural línea defensi-<br />

* va formada por los cañones de les ríos Guayllabamba y Pisque y por<br />

el macizo <strong>del</strong> Pambamarca. La ciudad de Quito, por su ubicación estratégica<br />

y la fragorosa topografía que le circunda, había logrado permanecer<br />

como un enclave inca, defendida por las fortalezas de Lu-<br />

. lumbamba, al Norte; de Guangüiltagua, al Oriente, así como por la<br />

guarnición de Guamaní y el pucará de San Bartolo, al Sur.<br />

La lucha para dominar a los Caras fue larga y dura y Quito<br />

sirvió entonces como cuartel general de Huayna - Cápac. Este tuvo que<br />

emplear toda la fuerza militar <strong>del</strong> Incario y toda suerte de estratagemas,<br />

inclusive hacer incursiones militares marginales, para apoderarse<br />

de las cordilleras y ocupar sitios al Norte, a fin de tomar entre dos<br />

frentes los bastiones quitos. En una de esas audaces avanzadillas,<br />

con fulminante precisión, sobrepasando por la cordillera oriental a la<br />

nación caranqui, redujo algunas posiciones de los Pastos y se apoderó<br />

de Rumichaca, estratégico puente natural sobre el río Carchi, aunque<br />

en la empresa murió su capitán Cuntimullo. En otra, penetró<br />

sorpresivamente en Imbabura y se fortaleció en Pesillo. También logró<br />

bordear la línea defensiva Cangahua - Guachalá - Cayambe Co<br />

chasqui, y por el Occidente cayó sobre Atuntaqui, una de las principales<br />

plazas fuertes de los Caras. Allí se dio una de las batallas más<br />

encarnizadas, sin que Huayna Cápac consiguiera doblegar el ánimo<br />

de sus heroicos defensores, no obstante que murió en la primera línea<br />

de combate el glorioso Shiri Cacha. Pero esta muerte, que el Inca<br />

creyó que serviría para que los Caranquis se rindieran, sólo sirvió<br />

para encenderles más los ánimos, dirigidos ahora por la princesa<br />

Paccha, hija de Cacha, proclamada soberana el mismo día de la muerte<br />

de su padre. Numerosos pucaracuna debió construir Huayna - Cápac<br />

para la guerra de posiciones contra los reductos fortificados y<br />

albarradas de los caras.<br />

La señora de Cochasquí, Quilago, resistió valerosamente la embestida<br />

incaica, durante algún tiempo, parapetada en los precipicios<br />

<strong>del</strong> Pisque; derrotada, trató de halagar a Huayna - Cápac y le preparó<br />

una trampa, cuando creyó tener ganada su confianza, pero el ar-<br />

* did fracasó, según cuenta el cronista Montesinos, y la Quilago perdió<br />

en ello la vida. También cayó poco después la fortaleza de Guachalá.<br />

En otra incursión contra Caranqui, el propio Inca fue derri­<br />

4<br />

bado por tierra y escapó de morir, pero aunque salvóse milagrosa-<br />

mente, en la retirada perdió la fortaleza de Pesillo. Un nuevo asalto<br />

contra Caranqui fracasó y en la demanda pereció Auqui Toma, jefede<br />

las tropas cuzqueñas, hermano <strong>del</strong> Emperador, lo que obligó a éste<br />

a retirarse a Tomebamba para allegar refuerzos.<br />

-— 249


Con nutrido ejército volvió el Inca a atacar Caranqui: él en<br />

persona inició la embestida, que duró cinco días, al fin de los cuales<br />

simuló retirarse; los caranquis salieron en su persecución, pero<br />

otros dos cuerpos de tropas emboscadas, a órdenes de Mihi y Chim­ «<br />

baysuyo, cayeron sobre la fortaleza que tan heroicamente había resistido.<br />

Sus defensores se replegaron, al mando de Píntag y Canto,<br />

hacia una laguna y en sus peñolerías libraron los últimos combates,<br />

pero fueron definitivamente vencidos, pereciendo como 30.000, entre<br />

ellos Canto, veterano de la lucha contra Túpac Yupanqui. Los que,<br />

aunque heridos, habían quedado con vida, fueron también degollados.<br />

Y la laguna, teñida de rojo con la sangre heroica de aquellos gloriosos<br />

defensores, recibió desde entonces el nombre de Yaguarcocha, o<br />

sea "laguna de sangre", con que hasta ahora se le conoce. Huayna ­<br />

Cápac no admitió en su corazón clemencia alguna y sólo perdonó a<br />

los adolescentes, motivo por el cual se llamó a la región de Caranqui<br />

"el país de los guambras".<br />

Pese a la tragedia de Yaguarcocha, Niaxacota Puente y Píntag<br />

continuaron la lucha, fortalecidos en el Pambamarca, mientras los sobrevivientes<br />

se retiraban a buscar refugio en Oyacachi. Ayudaba a<br />

Niaxacota Puente su hijo Quimbia Puente, y ambos ofrecieron larga<br />

y porfiada resistencia a Huayna ­ Cápac, en una sostenida guerra de<br />

posiciones: el Inca se vio obligado a construir numerosos pucarées<br />

para detener las frecuentes embestidas de los rebeldes y controlar sus<br />

incursiones guerrilleras, que se combinaban con las de Píntag. Al fin<br />

cayeron, padre e hijo, muy malheridos, en una emboscada; requeridos<br />

a sujetarse al vencedor para conservar la vida, se negaron a ello y<br />

fueron ejecutados.<br />

Píntag, guerrillero indomable, continuó incursionando sobre los<br />

valles de Cayambe, Tumbaco, Los Chillos y Machachi, e inclusive<br />

arriesgándose hasta la misma Quito, en golpes de audacia que sorprendieron<br />

al Inca, quien le puso el apodo de "caña brava". Poco a<br />

peco Huayna ­ Cápac le fue cercando y mediante una serie de puntos<br />

fuertes, estrechando el asedio en el macizo montañoso <strong>del</strong> Pambamarca.<br />

Reducido al fin, declaróse en huelga de hambre y permaneció siempre<br />

con el rostro gacho, sin hablar siquiera, resistiéndose a las invitaciones<br />

de Huayna ­ Cápac, que quería ganar en su favor un jefe tan<br />

valeroso: nada ni nadie pudieron vencer su obstinada conducta y ■»<br />

murió de melancolía, rabia e inanición: con su pellejo se hizo un tambor<br />

que fue enviado al Cuzco como ofrenda para que se lo utilice en<br />

las fiestas <strong>del</strong> Sol.<br />

La resistencia <strong>del</strong> Reino de Quito había durado cuatro lustros,<br />

marcando una proeza que permaneció viviente en la memoria de cuantos<br />

participaron, de uno y otro lado, en la contienda. Así, per ejemplo.<br />

Vilcacutipa, cacique de llave, pueblo de la región <strong>del</strong> lago de<br />

250 —


Titicaca, recordaba, en edad ya centenaria, declarando ante una autoridad<br />

castellana, que acompañó a Huayna Cápac "cuando fue a pelear<br />

con los indios de Tomebamba antes que viniesen los españoles y que<br />

« la dicha guerra duró veinte años".<br />

Pese a los reclamos <strong>del</strong> Cuzco, el Inca vencedor se radicó definitivamente<br />

en Quito, pues había sido conquistado por el amor de<br />

Paccha y de Atahualpa, que llegó a ser su hijo preferido. Hizo grandes<br />

construcciones para embellecer la capital quiteña que, con la presencia<br />

<strong>del</strong> Emperador —durante los muchos años que en ella vivió—<br />

se convirtió en la verdadera corte <strong>del</strong> Tahuantinsuyo. Huayna Cápac<br />

completó el camino de Quito a Tomebamba, que así quedó unida con<br />

el Cuzco, y desde esta ciudad, como lo recuerda Cieza de León, hizo<br />

llevar piedras y lozas para las edificaciones de su residencia quiteña.<br />

Indudablemente fue Huayna Cápac el inca más sobresaliente<br />

y poderoso. En su reinado alcanzó el Tahuantinsuyo la máxima extensión.<br />

Nunca, como entonces, llegó a mayor esplendor la cultura<br />

de los incas, que se había ido acrecentando con las nuevas conquistas<br />

y con los aportes que los conquistadores daban al imperio.<br />

Un historiador francés que vivió en el <strong>Ecuador</strong>, el P. Legohuir, ha dicho<br />

de él, con razón, que es "el mayor de los ecuatorianos primitivos,<br />

el mayor de los incas, y el más grande de los antiguos americanos,<br />

el exponente más encumbrado de la raza americana".<br />

Tras los rigores y la implacable crueldad manifestados en la guerra,<br />

Huayna Cápac depositó toda la fuerza de su afecto en la ciudad<br />

solar de Quito, aún más que en la propia y nativa Tomebamba. En su<br />

testamento no sólo que reconoció el derecho de Atahualpa a la heredad<br />

materna, el Reino de los Quitus, sino que ordenó que, antes de<br />

llevar su cadáver al Cuzco, se sacase su corazón y se lo enterrase en<br />

un vaso de oro en el templo <strong>del</strong> Sol que se levantaba en el Panecillo,<br />

como señal <strong>del</strong> inmenso amor que había tenido para Quito y<br />

para su reina, según refiere Garcilazo.<br />

VIIL— DE COMO ERA QUITO, LA CIUDAD SANTA<br />

DE LOS HIJOS DEL SOL<br />

• Que Quito gozó de excepcional y privilegiada jerarquía bajo los<br />

incas es algo indudable: Túpac la buscó hasta alcanzarla y la refundo<br />

como cabeza de su reino en el Chinchaysuyo, o sea en la parte<br />

<strong>del</strong> Norte; Huayna Cápac la convirtió en corte imperial. De ella partía<br />

el gran camino al Cuzco, el célebre Cápacñán, o Ingañán —como<br />

se le denominaba en el Reino de Quito—, uno de cuyos ramales se<br />

conserva hasta ahora muy cerca, el que va desde Quito a Amaguaña<br />

per toda la cima de Puengasí, a sólo veinte minutos de la Plaza de<br />

— 251


la Independencia, pese a la ninguna protección municipal y a la depredación<br />

de propietarios colindantes y de excursionistas.<br />

El esplendor de la urbe puede adivinarse por esta aseveración,<br />

de la que da testimonio Cieza de León: "había hecho traer (Huayna *<br />

Cápac) a Quito más de quinientas cargas de oro y más de mil de plata<br />

y mucha pedrería y ropa fina".<br />

La principal edificación era, sin duda, el Cápac ­ huasi, o Palacio<br />

<strong>del</strong> Inca, situado en las laderas <strong>del</strong> Pichincha, al pie de la Che­ <<br />

rrera, que se hallaba al extremo suroccidental <strong>del</strong> predio imperial, y<br />

junto a un hermoso bosque de Toctes, que le <strong>del</strong>imitaba por el noroccidente.<br />

Este lugar ha conservado hasta hoy su denominación:<br />

Toctiuco. El palacio era un enorme complejo de edificaciones, canchas<br />

o patios, depósitos, aposentos militares, piscinas y jardines, que<br />

se extendía desde la gran explanada de acceso —la misma plaza que<br />

hasta hoy existe <strong>del</strong>ante de la Iglesia de San Francisco— hacia el occidente,<br />

por los declives <strong>del</strong> Pichincha, el volcán sagrado y tutelar<br />

desde los orígenes. El cuerpo principal <strong>del</strong> Palacio se hallaba donde<br />

hoy están les tanques de agua <strong>del</strong> Placer. El franciscano Córdova y<br />

Salinas refiere, hacia 1651, que el monasterio de San Francisco se<br />

construyó "en el sitio y lugar donde solían vivir los capitanes más<br />

poderosos <strong>del</strong> inca": era la parte inferior <strong>del</strong> gran recinto imperial,.<br />

donde vivían la guardia y sus capitanes, todo el conjunto sin duda el<br />

mejor de la ciudad. Por eso el Arzobispo Gonzaga, en 1587, decía queel<br />

convento e Iglesia de San Francisco "entre los primeros y principales<br />

edificios de la ciudad ocupa el mejor lugar". Hacia la parte<br />

posterior <strong>del</strong> Palacio se encontraban los depósitos. Justamente a<br />

ellos se refiere fray Jodoce Ricke cuando solicita al Cabildo de Quito,<br />

el 31 de abril de 1537, que se le amplíe las tierras de San Francisco<br />

"desde el depósito que solía ser", a las espaldas <strong>del</strong> monasterio.<br />

Aquerenciados a la parte trasera <strong>del</strong> Ingahuasi, los yanaconas <strong>del</strong> Palacio<br />

quedaron a la llegada de los franciscanos a su servicio. El mismo<br />

Córdova Salinas hace constar que "a instancias de los frailes les<br />

concedió el señor Emperador Carlos V unas tierras, las cuales se extienden<br />

una legua desde el Convento hasta el cerro que llaman Pichinche,<br />

y estos indios son los yanaconas <strong>del</strong> convento".<br />

Al excavar, a comienzos <strong>del</strong> siglo, el terreno <strong>del</strong> Normal Juan ♦<br />

Montalvo, se encontró parte de la cimentación <strong>del</strong> Palacio <strong>del</strong> Inca,<br />

y sus piedras sirvieron, por disposición gubernamental, para el mismo<br />

fin en el nuevo edificio: ¡otros eran los criterios de la época, y no<br />

es ello de admirar si hasta hoy se cometen depredaciones increíbles,<br />

inclusive por personas que se dicen o se creen cultas! Se conservaba<br />

también en el Normal una especie de piscina a la que tradicionalmente<br />

se le denominaba, en el lugar, desde antes de que adquiriera el si­­<br />

252 —


tie para colegio, con el nombre de "baño <strong>del</strong> Inca". Les conquistadores<br />

españoles, venidos a Quito desde el Sur, de tierras peruanas, habían<br />

oído decir que en esta ciudad estaba la "Casa de Placer" de<br />

« Huayna Cápac: los ayllus cuzqueños nunca perdonaren al poderoso<br />

monarca su enlace con Paccha, a la que se negaron a reconocer co<br />

me mujer de sangre real y menos aún come reina, concepto que, aunque<br />

parezca increíble, le mantienen algunos historiógrafos peruanos<br />

contemporáneos. Traduciendo el concepto, los españoles llamaron "El<br />

Placer" al lugar donde encontraron las ruinas <strong>del</strong> Palacio, incendiado<br />

por Rumiñahui, y ese nombre ha conservado el sitio, hoy ocupado por<br />

los tanques de agua. Se les hizo allí porque Quito se aprovechó en<br />

sus primeros siglos <strong>del</strong> mismo acueducto de los incas, que venía desde<br />

la Chorrera. Jijón y Caamaño pudo todavía en la presente centuria<br />

efectuar un reconocimiento: "...el Quito de Túpac Yupanqui y<br />

Huayna Cápac —dice— tuvo dos fuentes de agua; la una, la que captada<br />

sobre la Cantera bajaba por entre las quebradas de Jerusalén y<br />

Manosalvas y surtía al barrio donde se edificó San Francisco; y la<br />

otra, aquella que servía al centro más importante de la población, el<br />

situado entre las Quebradas de Manosalvas y San Juan. Restos de<br />

canalizaciones incaicas vimos nosotros por 1912, en la parroquia urbana<br />

de San Roque..." El caño de agua incaico avanzaba al Convento<br />

de San Francisco, que se proveía de él y, por empeños de fray Jodoco<br />

Ricke, fue extendido hasta la pila de la gran plaza que <strong>del</strong>ante<br />

<strong>del</strong> monasterio se encuentra. Córdova Salinas, haciendo el elogio de<br />

la casa franciscana dice: "Y porque nada le faltase, tiene el Convento<br />

seis pilas de agua cristalina, que viene encañada una legua desde<br />

su nacimiento por una cueva muy profunda y pasa sobre alcantarilla<br />

de cal y ladrillo. Obra que intentó el poderoso Inga y desistió<br />

por su dificultad, y la consiguieron los religiosos de nuestro padre S.<br />

Francisco; en que hicieron un singular beneficio a la ciudad, ya que<br />

dieron el primer pan a sus vecinos, también les proveyeron de agua<br />

con dos caños que salen y corren en la plazuela..."<br />

Son por sí mismas suficiente testimonio estas citas bibliográficas<br />

de cronistas, como Córdova y Salinas, que escribió a comienzos<br />

<strong>del</strong> siglo XVI, y de arqueólogos come Jijón, que investigó en el si-<br />

« glo XX ya con criterio científico; sin embargo, si a pesar de ellas,<br />

alguna persona aún dudase de que allí estuvo el célebre Cápac - Huasi,<br />

he aquí, para mayor abundamiento, la definitiva prueba documental,<br />

constante en el "Libro Verde", o sea el Primer Libro de Cabildos de<br />

la Ciudad de Quito, en donde, por dos ocasiones, se mencionan las<br />

"casas de placer", en la segunda vez, nombrando expresamente a<br />

Huayna - Cápac: "En IV días <strong>del</strong> mes de abril de 1537.... señalaron para<br />

nuestra Señora de la Merced quatro solares en el sitio cuesta arri-<br />

— 253


a <strong>del</strong> solar de Juan Lobato, como desciende el agua y va a la calle<br />

sobre man derecha, linde con unos edificios antiguos dónde estaban<br />

las casas de placer <strong>del</strong> señor natuaral..."; "En IIII días de abril<br />

de MDXXXVII años. A nuestra Señora de La Merced, se le señaló -e *<br />

proveyó dos fanegas de tierra en sembradura, en la halda <strong>del</strong> cerro<br />

que está fron de las casas que eran de placer de Guaynacaba...."<br />

Jijón y Caamaño y el Padre Monroy repararon inicialmente en<br />

estos textos <strong>del</strong> Libro de Cabildos. El primero aclara que las tierras fc<br />

dadas a la Virgen de La Merced "como se ve, son lo que hoy forma<br />

la recolección <strong>del</strong> Tejar y la Hacienda' de Toctiuco"; justamente frente<br />

a esas tierras, a la mano derecha conforme desciende el agua <strong>del</strong><br />

Pichincha, están el Monasterio de San Francisco, el Normal Juan Mentalvo<br />

y los tanques de agua <strong>del</strong> Placer, en la estribación <strong>del</strong> Pichincha<br />

que está fron de aquella donde hoy se levanta la popular urbanización<br />

de Toctiuco.<br />

Es, pues, un hecho fehacientemente comprobado, que allí se levantaban<br />

las construcciones <strong>del</strong> Palacio Real de los Incas.<br />

Mientras todas las plazas españolas de Quito son cuadrangulares,<br />

la de San Francisco es rectangular: ello se debe a que ocupó, desde<br />

la erección <strong>del</strong> convento en 1535, el mismo sitio de la gran cancha o<br />

explanada de acceso al Cápac - huasi. Medía originalmente 160 metros<br />

de largo (hoy es algo menor,pero Córdova y Salinas afirma que<br />

el Convento tenía inicialmente dos cuadras de frente a la plaza), por<br />

85 metros de ancho, es decir las mismas medidas que la explanada<br />

principal <strong>del</strong> Cuzco, descrita por Baudin.<br />

Delante de la gran cancha pasaba la calle principal, o Jatún •<br />

ñán, que conducía por una parte a Huanacauri, hoy San Juan, para ir<br />

al templo de la luna; y por otra, al Yavirac, para subir por un ramal<br />

al templo <strong>del</strong> sol. Era una calle angosta, no obstante ser la principal,<br />

pues así eran las que se trazaban en las urbes incaicas, y así se<br />

conservó, pese a que las otras que luego trazaron los españoles sobre<br />

los senderos aborígenes, paralelas a ella, eran más amplias. Hasta<br />

hoy la gente mayor llama "calle angosta" a la Benalcázar, pues<br />

tal era y corría en el mismo sentido norte — sur, el Jatun - ñán de<br />

Quito. La otra vía, perpendicular a ésta, existente desde aquella época,<br />

es la actual Rocafuerte, que llevaba desde las estribaciones <strong>del</strong> *<br />

Pichincha a la Loma Grande, bordeando la quebrada <strong>del</strong> Auqui. De<br />

esta calle partía otra, perpendicular, pero paralela al Jatun - ñán,<br />

que se dirigía al Norte, para continuarse por el Ingañán hasta Caranqui:<br />

parte de la actual calle Guayaquil tiene el mismo trazo, y justamente,<br />

como ahora, al sobrepasar la garganta que forman San Juan<br />

y el Ichimbía, el camino se dividía. Todo esto lo recuerda don Luciano<br />

Andrade de Marín.<br />

254 —


Muchos creen que el damero en que está trazada la ciudad<br />

vieja de Quito es obra de los españoles. La verdad es que Benalcázar<br />

aprovechó los senderos de la urbe incaica, tomando como líneas -<br />

eje las de las tres calles incaicas. Tal vez cuando se escriba la historia<br />

<strong>del</strong> urbanismo, los expertos encuentren sorprendidos que la cuadrícula<br />

para la traza de las ciudades es aporte de la América indígena,<br />

en especial <strong>del</strong> mundo incaico:las guerras frecuentes de Europa,<br />

la influencia de las ciudades - acrópolis, habían obligado a aplicar<br />

el concepto defensivo en el alineamiento de calles, en la ubicación<br />

de las plazas, en particular de la principal, en el emplazamiento de los<br />

mercados: unas y otras eran apropiadas para la lucha cuerpo a cuerpo;<br />

para las emboscadas; y por eso abundan los vericuetos. Baudin<br />

ha sido el primero en reconocer la verdad al relatar cómo entre los<br />

incas "el plano general de la ciudad formaba un damero; las calles<br />

se cruzaban en ángulo recto, eran estrechas y empedradas". Estas<br />

nociones llegaron a Europa y comenzaron a divulgarse en el Renacimiento.<br />

Los Reyes de España las elevaron a ordenanzas para la fundación<br />

de ciudades en sus dominios <strong>del</strong> Viejo y <strong>del</strong> Nuevo Mundo.<br />

He allí cómo, no solamente Tomás Moro, Campanella y los otros<br />

utopistas se dejaron influenciar por las fabulosas y a veces ideales<br />

noticias que les llegaban <strong>del</strong> Tahuantinsuyo: ideales, para Europa,<br />

pero aquí, realidades vividas por siglos.<br />

El Templo <strong>del</strong> Sol, o Intinuasi, se levantaba en el Panecillo.<br />

Era el santuario solar por excelencia, existente desde remotos tiempos<br />

y afamado en todo el mundo andino. En su búsqueda habían venido<br />

precisamente los incas cuzqueños, que se reputaban Hijos <strong>del</strong><br />

Sol. Garcilazo Inca de la Vega, nacido en el Cuzco, relata en sus "Co<br />

mentados reales" cómo en su avance al Norte los incas hacían observaciones<br />

solares minuciosas: "Y es de notar —dice— que los Reyes<br />

Incas y sus amantas, que eran los filósofos, así como iban ganando<br />

las provincias, así iban experimentando que, cuanto más se acercaban<br />

a la línea equinoccial, tanto menos sombra hacía la columna al<br />

medio día, por lo cual fueron estimando más y más las columnas<br />

que estaban más cerca de la ciudad de Quito; y sobre todas las otras<br />

estimaron las que pusieron en la misma ciudad... donde por estar<br />

el sol a plomo, no hacía señal de sombra alguna al medio día. Por<br />

esta razón —concluye— las tuvieron en mayor veneración, porque decían<br />

que aquellas eran asiento más agradable para el sol, porque en<br />

ellas se asentaba derechamente y en las otras de lado". El P. Velasco<br />

describe con minuciosidad el templo, basándose en el relato de<br />

Fr. Marcos de Niza: "...ocupaba —dice— el pequeño plan de la cumbre<br />

<strong>del</strong> Panecillo, era de figura cuadrada, todo de piedra labrada con<br />

bastante perfección, con cubierta piramidal y con gran puerta al orien-<br />

— 255


te, por donde herían los primeros rayos <strong>del</strong> sol a su imagen representada<br />

en oro...; sus observatorios astronómicos adjuntos se reducían<br />

a dos bien fabricadas columnas a los dos lados de la gran puerta,<br />

los cuales eran perfectos gnómones para observar los dos solsticios,<br />

en los cuales se hacían las fiestas principales <strong>del</strong> año. En contorno<br />

de la plaza <strong>del</strong> templo estaban otras 12 pequeñas columnas o postes<br />

de piedra, que indicaban los meses <strong>del</strong> año y cada uno señalaba con<br />

su sombra el principio <strong>del</strong> mes que le correspondía... El templo fue<br />

magníficamente reedificado por Huayna-Cápac...", pues ya existía levantado<br />

desde la época de los Quitos.<br />

Con razón, pues, el insigne etnógrafo francés Dr. Luis Baudin,<br />

en su célebre libro "La vida cotidiana en el tiempo de los últimos incas",<br />

afirmando un criterio ya emitido por Prescott en su "Historia<br />

de la Conquista <strong>del</strong> Perú", afirma: "Bajo la línea ecuatorial (los pilares)<br />

no daban sombra al mediodía durante los días de equinoccio,<br />

y por eso Quito, situada cerca de esa línea, era considerada como una<br />

ciudad santa..." Los ojos de agua que manaban al S. E. <strong>del</strong> Yavirac<br />

eran conocidos y utilizados desde remotos tiempos y el bañarse<br />

en ellos tenía carácter ritual.<br />

El templo de la luna, en San Juan, es decrito así por Velasco:<br />

"Era redondo, con varias troneras o ventanas redondas en contorno,<br />

dispuestas de manera que siempre entraba por alguna de ellas<br />

la luz de la luna a herir en su imagen hecha de plata, colocada en<br />

medio. Encima de ella correspondía un cielo formado de lienzos de<br />

algodón de color azul, donde estaban colocadas muchas estrellas tambin<br />

de plata..."<br />

En Huanacauri estaba, además, el Aclla-huasi, o Casa de las<br />

escogidas, donde se había alojado Paccha, según Garcilazo de la Vega,<br />

durante los preparativos para su boda con Huayna-Cápac. Allá<br />

mismo, al decir de don Luciano Andrade Marín, ese meritísimo y fiel<br />

cronista de las historias de esta urbe, eran conducidos los rebaños<br />

de alpacas, llamas y vicuñas, que pastoreaban en los páramos <strong>del</strong> Pichincha,<br />

y entre las cuales se escogían las de más alba piel, para<br />

los tejidos reales.<br />

Los incas bautizaron con muchos nombres pintorescos, que<br />

hasta hoy se conservan, el paisaje quiteño. Así como hoy podemos<br />

identificar —y en buena parte lo han hecho ya don Jacinto Jijón y<br />

Caamaño, el General Telmo Paz y Miño y el Profesor Aquiles Pérez-<br />

Ios nombres pre-incas, en varios idiomas como el "washu", o esmeraldeño,<br />

propio de las postrimerías <strong>del</strong> Páleoindio; el cayapa, el colorado,<br />

el caranqui, el panzaleo y sus vocablos híbridos, propios según la<br />

época de quitus y caras, así podemos señalar las voces quichuas y darles<br />

el correspondiente significado en español. Hemos mencionado al-<br />

256 —


gunos de esos nombres, añadamos ahora otros, por ejemplo: Pugyupamba,<br />

Alpahuasi, Chaguarquingo, Luluncoto, Chaguarcucho, Pambachupa,<br />

Cochapamba, Millicocha, etc. A las dos cumbres <strong>del</strong> Pichin-<br />

* cha les llamaron "rucu" y "guagua", o sea, el viejo y el niño, y lo curioso<br />

<strong>del</strong> caso es que la ciencia moderna ha venido a confirmar la denominación,<br />

señalando la modernidad geológica <strong>del</strong> segundo con relación<br />

al primero, lo que nos obliga a mirar con más respeto los posibles<br />

conocimientos técnicos de nuestros aborígenes.<br />

Hoy no vemos ya las grandes quebradas de Quito, talladas en<br />

el cuartemario por acción de los glaciares y aluviones <strong>del</strong> Pichincha,<br />

pero todas bajaban a desembocar en el Machángara. Entre dos de<br />

ellas, la Ullaguangahuayco y la Quinguhuayco, se hallaba el Palacio<br />

de Huayna Cápac y la principal concentración urbana de la Quito incásica.<br />

Las aguas de la primera de esas quebradas pasan hoy bajo<br />

la Avenida 24 de Mayo; las de la segunda, bajo el Parque Hermano<br />

Miguel, la calle Ipiales, el Colegio de la Provindencia y el de los Jesuítas,<br />

y atravesando varias manzanas de casas, van por debajo de la<br />

calle Pedro de Texeira, bordeando la actual Escuela Sucre, a desembocar<br />

en el Machángara: con lo que queda de su cauce separa los<br />

barrios de San Marcos y La Loma. En ambas quebradas confluían<br />

otras menores. Para sobrepasarlas había varios puentes colgantes<br />

—chacacuna— pero eran los principales los <strong>del</strong> Jatun-ñán, que permitían<br />

el paso al Panecillo y a San Juan. Con razón Jorge Juan y<br />

Antonio de UUoa decían, en 1738: "Las quebradas o huaycos (según<br />

el propio nombre que les dan allí) que bajan formando colinas <strong>del</strong><br />

Pichincha, son su fundamento; y le atraviesan algunas de mucha profundidad;<br />

así, una gran parte de sus edificios se sustenta sobre arquerías<br />

y bóvedas: por esta razón son irregulares muchas de sus calles,<br />

y forman en su longitud varias cuestas, que suben, o bajan, de<br />

lo interior de las quebradas a lo alto de las lomas, hasta donde se<br />

extiende la población". Los incas dieron el nombre a las dos principales<br />

quebradas traduciendo al quichua la leyenda genésica <strong>del</strong> diluvio:<br />

la una, la Quinguhayco, es decir la quebrada sinuosa, torcida,<br />

serpentina, se consideraba la huella cósmica de los coletazos de la<br />

serpiente que provocó la catástrofe; más tarde esta quebrada reci-<br />

* bió, por las alternativas de fluidez o espesor de su corriente, el nombre<br />

quichua de Sanguña, con que se conocen hasta hoy sus vestigios,<br />

o de Manosalvas, con que fue bautizada en la Colonia. En la otra<br />

quebrada se quedó el gallinazo, devorando los restos que dejara el<br />

diluvio, por eso le llamaron Ullaguangahuayco, que los españoles a<br />

su vez tradujeron como quebrada de los gallinazos: por ésta desaguaba<br />

la chorrera <strong>del</strong> Pichincha y, cerca de su desembocadura en el<br />

Machángara, había un hondón donde caían las aguas de los ma­<br />

lí — 257


nantiales <strong>del</strong> Yavirac: Atahualpa solía bañarse allí cuando adolescente,<br />

y por ello se le empezó a llamar Auquihuayco, o sea, quebrada<br />

<strong>del</strong> Auqui, es decir, <strong>del</strong> príncipe. En la Colonia se conoció con el<br />

nombre de quebrada de Jerusalén. Jijón y Caamaño señala que entre<br />

las dos principales quebradas de Quito, la de Manosalvas y Jerusalén;<br />

poco antes de que ambas desemboquen en el Machángara, se formaba<br />

una península y que "en el promontorio que domina la unión de<br />

estos terrenos había un atalaya o puesto avanzado": el sitio corresponde<br />

a la Mama Cuchara, al final de la Loma Grande. "El Quito de<br />

entonces —dice el mismo sabio quiteño— no tenía la topografía <strong>del</strong> de<br />

ahora; dinero y perseverantes esfuerzos se han gastado, durante cuatro<br />

siglos, en rellenar abismos y en aplanar colinas; el Quito que conoció<br />

Túpac Yupanqui era un riñon de cordillera y pedazo bravio <strong>del</strong><br />

Ande; una rugosidad de la sierra entre dos valles risueños y en el<br />

principio de una sima. Era un rincón bueno para nido de cóndores<br />

y halcones, por eso hizo en él el Inca su fortaleza..."<br />

Tampoco vemos ahora las dos lagunas que limitaban a Quito al<br />

Sur y al Norte. La primera era ya, en tiempo de los Incas, sólo un<br />

gran pantano, por lo que fue bautizado como 'Turubamba" —la llanura<br />

<strong>del</strong> lodo—. El sitio donde hoy se levanta La Magdalena, según<br />

el P. Velasco, "fue célebre en tiempo <strong>del</strong> Inca Huayna Cápac (por<br />

ser) el cuartel general de su grande ejército". Este soberano mandó<br />

hacer un foso en Turubamba, no solamente como límite <strong>del</strong> campamento<br />

y como medio de desaguar en algo más la ciénega, sino además<br />

para que sirva de bastión defensivo: a él alude Antonio de Herrera,<br />

Cronista Mayor de las Indias, en sus "Décadas". Durante la<br />

colonia, Turubamba fue el Ejido sur de la ciudad. "Tiene por lindero<br />

—dice Rodríguez de Aguayo, refiriéndose al camino que va a<br />

Chillogallo, continuación de la calle Angosta y de la Bahía de Caráquez—<br />

tiene por lindero el dicho ejido el camino real de Guaynacapa, que va<br />

a la ciudad de Cuenca, Lo ja y Piura y Trujillo y Reyes y Cuzco y<br />

Charcas". La gran laguna de Iñaquito se fue también poco a poco<br />

reduciendo; primero se dividió en dos, luego en tres, y existía aún,<br />

cada vez más pequeña y pantanosa, hasta comienzos de este siglo.<br />

Conforme se disecaba, desde la época de la conquista, fue convirtiéndose<br />

en el Ejido norte de la ciudad: justamente el parque actual de<br />

El Ejido fue el comienzo de la enorme laguna, que iba hasta Cotocollao,<br />

de lo cual hay amplia referencia documental. En efecto, el<br />

Cabildo de Quito, en sesión de 25 de enero de 1535, señaló "por ejidos<br />

desta villa de San Francisco, desde los arquillos que están saliendo<br />

desta dicha villa hacia Cotocollao, hasta la postrera laguna, o<br />

que lleguen los dichos ejidos desde el cerro de man derecha hasta<br />

el camino de man izquierda". En sesión de 18 de junio <strong>del</strong> mismo<br />

258 —


año se especializaba para ganado de carne una parte <strong>del</strong> ejido, "desde<br />

la pasada de la segunda laguna que es el fin <strong>del</strong> dicho ejido yendo<br />

hacia Cotocollao e hacia Carangue". Después hay reiteradas refe-<br />

4 rencias a la, o las lagunas de Iñaquito, en varias actas de los años<br />

siguientes, como puede verse, por ejemplo, en las páginas 135, 144, 145,<br />

149, etc. de la edición <strong>del</strong> Primer Libro de Cabildos en 1934, IV Centenario<br />

de la Fundación de la Ciudad. Parece que alguien construyó<br />

entonces un canal para drenar la laguna principal, que empezó a decrecer<br />

a ojos vistas, por lo que el Cabildo, alarmado, el 25 de julio de<br />

1539, mandó impedir el drenaje de la laguna: "E en este dicho Cabildo<br />

los dichos señores dijeron que junto a esta villa en el valle de<br />

Añaquito al tiempo que entraron en la tierra estaba allí una laguna,<br />

la cual es pro de la villa; que los ganados que en el ejido andan a<br />

mejor recaudo, es en pro de la villa; dijeron que les parece que se<br />

cierre el desaguadero de la dicha laguna para que se recoja a ley<br />

el agua y se haga la laguna que solía".<br />

La "Relación anónima" de 1573 la describe así: "Media legua<br />

a la ciudad de Quito hay una laguna que tendrá un cuarto de legua<br />

de boj, donde hay algunos patos y garzas y otras aves". El Arcediano<br />

Rodríguez de Aguayo dice, hacia la misma época: "Hay en este<br />

dicho campo de Añaquito una grande laguna que hizo Guynacapa para<br />

su recreación de caza de patos y de garzas y otras aves". Si se<br />

lee bien la frase, se observará que el Arcediano no dice que Guaynacápac<br />

hizo la laguna, sino que la hizo coto de caza para su recreo: no<br />

podía ser de otro modo, pues la laguna fue forjada por la naturaleza<br />

en el deshielo de los glaciares pleistocénicos, según vimos. El Presidente<br />

de la Audiencia, don Juan Pío Montúfar y Frasso, padre <strong>del</strong><br />

"primer Presidente de la América revolucionaria", cuya voz resonó<br />

en esta misma augusta e histórica Sala Capitular de San Agustín, describía<br />

así casi dos siglos más tarde, en 1754, la laguna de la que<br />

nos ocupamos en estos momentos: "Al norte de esta ciudad y en el<br />

ejido, que llaman Añaquito, hay una hermosa laguna, que su diámetro<br />

por cualquier parte <strong>del</strong> círculo que ella figura, es de más de veinte<br />

picas; fórmase de subterráneas emersiones de agua que de los cerros<br />

inmediatos destila." El funcionario español, al no ver alimento<br />

alguno de aguas para la laguna, se imaginaba que era abastecida<br />

• subterráneamente: la verdad es que la laguna era un residuo cuaternario<br />

que poco a poco se iba desecando y achicándose. Pero es cierto<br />

que en el subsuelo hay aguas límpidas, y justamente por eso se<br />

han hecho algunos pozos profundos por la Empresa Municipal de<br />

Agua Potable en varios lugares de la planicie de Iñaquito. Hoy ya no<br />

queda vestigio alguno, y aunque la idea de hacer un estanque en La<br />

Pradera se originó por la ciénaga que había en el campus <strong>del</strong> Colegio<br />

Militar, la laguna que hoy existe es más artificial que natural.<br />

— 259


En cuanto a los caminos, las rutas <strong>del</strong> Ingñán sirvieron en buena<br />

parte de pauta para los posteriores caminos de herradura de los<br />

españoles y aún para nuestros carreteros: las que salían de Quito se<br />

han mantenido casi intactas. Así, la ruta <strong>del</strong> Cuzco, partía de la Ca- é<br />

lie Angosta y se continuaba en línea por la que hoy es calle Bahía<br />

de Caráquez, bordeaba el Panecillo, al que subía un ramal que conducía<br />

al Templo <strong>del</strong> Sol, avanzaba hasta el puente de La Magdalena<br />

y derechamente, por el borde de Turubamba, avanzaba hasta Chillogallo:<br />

era el "camino de la man diestra", como se dice en las primeras<br />

actas <strong>del</strong> cabildo, distinto de "la man siniestra", que era el<br />

ya indicado —y que se conserva intacto— que va por la cima de<br />

Puengasí hasta Amaguaña, por el que llegó Benalcázar en vísperas<br />

<strong>del</strong> 6 de Diciembre de 1534., Justamente al describir el ejido sur dice<br />

así el Cabildo, en sesión de 8 de junio de 1535: "E ansí mismo, en<br />

saliendo desta villa hacia Panzaleo, señalaban e señalaron por ejido...<br />

desde el Camino Real que va sobre man izquierda a Panzaleo<br />

(—Panzaleo es Machachi—) hasta el otro Camino Real, que va sobre<br />

man derecha, por las haldas de la sierra grande, todo lo que<br />

hay de camino a camino, hasta el Pueblo <strong>del</strong> Monte (—se refiere a<br />

Uyumbicho—), que se entiende hasta la bajada que hacen yendo al<br />

camino <strong>del</strong> monte, donde están los arroyuelos, y está allí una ciénega,<br />

de la una parte, y de la otra, <strong>del</strong> camino que es adonde durmió<br />

el señor Capitán Benalcázar cuando vinimos a poblar esta dicha<br />

villa, la segunda vez que a ella vino".<br />

Al norte, ya indicamos que el camino de salida de Quito, coincidente<br />

con la actual calle Guayaquil, se dividía en la garganta que<br />

forman el Ichimbía y San Juan, al aproximarse, es decir a la altura<br />

de la actual iglesia de San Blas: una parte iba a Pátag — Guápulo (es<br />

decir a la meseta alomada donde hoy se alza el Hotel Quito: de allí<br />

el nombre de Pátag, que quiere decir planicie en la altura), y continuaba<br />

a Cumbayá, Puembo, etc., es decir, era el camino que siguió<br />

Orellana para ir al País de la Canela; y por otra parte, el camino iba<br />

bordeando la laguna de Iñaquito, al pie de las faldas <strong>del</strong> Pichincha,.<br />

justamente por donde hoy es la Avenida Diez de Agosto, para luego<br />

subdividirse: un ramal, por Cotocollao y Pomasqui, para seguir a<br />

Otavalo por Malchinguí y Cochasquí; y otro ramal, por Carapungo<br />

y Guayllabamba, para seguir al Quinche, a Cayambe y a Caranqui.<br />

"Quito en 1530 no fue una simple aglomeración de casas plantadas<br />

aquí y allá, sin orden ni concierto —dice el Gral. Luis Telmo<br />

Paz y Miño, otro apasionado que fue de la ciudad, en su fundamental<br />

obra "Cartografía quiteña", y añade: —Calles trazadas a cor<strong>del</strong>,<br />

plaza, jardines, la casa <strong>del</strong> Emperador, la casa de las Vírgenes<br />

<strong>del</strong> Sol, todo estuvo, hay que aceptarlo como cosa cierta, dispuesto<br />

260 —


en forma y presentación que convinieran a la condición y categoría<br />

de la segunda capital <strong>del</strong> Imperio incaico".<br />

4 ¿Qué se hizo la gran ciudad santa de Quito? ¿Por qué no<br />

nos quedan sino huellas e indicios, como los topónimos, las crónicas<br />

castellanas y unos pocos vestigios materiales, y no grandes ruinas<br />

como en el Cuzco? La respuesta es doble: primero, Rumiñahui, el<br />

gran rebelde, en cuya resistencia la incendió y demolió en parte, siguiendo<br />

la tradición de tierra arrasada de la indomable ciudad: así<br />

habían hecho el cacique Quitu, frente a los Caras, y el Rey Cacha,<br />

frente a Túpac Yupanqui. Es impresionante ver, en las notas <strong>del</strong> primitivo<br />

Cabildo quiteño, en la asignación de solares y estancias, la frecuencia<br />

con que se alude a las ruinas de tambos, bohíos y edificios;<br />

pocas construcciones aborígenes aparecen intactas, en su mayor parte<br />

constan como simples restos o deshechos. Y, segundo, el modo de<br />

obrar de los propios primeros conquistadores castellanos, en especial<br />

de Juan de Ampudia, cuya innegable codicia iba en proporción<br />

con la fama de Quito. Para no citar sino pocas referencias, mencionaré<br />

a Juan de Castellanos que da fe de que en la ciudad se hallaron<br />

"grandes aposentos" pero que no puede negar el desaliento de los<br />

conquistadores porque, pese a la fama, encontraron "poco oro", no obstante<br />

sus minuciosas y no pocas veces crueles investigaciones; Cieza de<br />

León da testimonio, asimismo, de que los españoles hallaron aún<br />

grandes edificios, cuando llegaron a Quito, y que sus piedras fueron<br />

utilizadas por los conquistadores; el P. Velasco es más explícito y<br />

relata cómo se terminaron de demoler las construcciones de Quito.<br />

Cuenta que Benalcázar, detenido en Riobamba por los problemas con<br />

Alvarado, envió a Juan de Ampudia a Quito, con la comisión de hacer<br />

arreglos en la ciudad destruida por Rumiñahui, a fin de poder recibir<br />

a los expedicionarios. 'Esta comisión la cumplió Ampudia —relata<br />

Velasco— poniendo más de 10 mil indianos al incesante trabajo<br />

de diversas especies..., los más en deshacer todas las fábricas y<br />

edificios públicos de mayor consecuencia, sin dejar una piedra sobre<br />

piedra en todo lo que había sido Palacio Real, almacenes, templos,<br />

fortalezas, columnas y sepulcros de los antiguos reyes. El pretexto<br />

era fabricar prontamente con aquellas mismas piedras al uso eu-<br />

• ropeo la iglesia principal, el palacio <strong>del</strong> gobernador y los demás edificios<br />

públicos, y aún las casas particulares reducidas a mejor gusto;<br />

mas el verdadero fin era buscar, haciendo grandes cavidades en aquellos<br />

sitios, los escondidos tesoros..." Garcilazo Inca de la Vega atribuye<br />

expresamente a Benalcázar la destrucción de las columnas <strong>del</strong><br />

templo <strong>del</strong> sol, por considerarlas motivo de idolatría. No todo, sin<br />

embargo, fue destruido, y algunos muros de varias casas sirvieron<br />

para sobre ellos hacer las españolas. El Arcediano Rodríguez de Agua-<br />

— 261


yo, menos de cincuenta años más tarde, señala que "se aprovecharon<br />

de las casas y edificios que hallaron en los dichos sitios".<br />

Pero, fundamentalmente, las piedras de la ciudad incaica se<br />

usaron en la cimentación de los primeros edificios castellanos. Con<br />

ojo avisor, aún pueden observarse algunas, de típica irregularidad<br />

poligonal, con sus muchos ángulos, en algunas partes. Una pared de la<br />

calle Sucre, esquina con la Guayaquil, que sirve de límite norte al Colegio<br />

de los Sagrados Corazones, tiene a la vista numerosas piedras incásicas,<br />

gastadas ya por los siglos. Igualmente las hay, y de grandes dimensiones,<br />

en el pretil de San Francisco, a la entrada de la puerta principal<br />

de la Iglesia. Restos cerámicos, en cambio, han sido hallados<br />

con frecuencia, sobre todo aribalos, y don Jacinto Jijón, en unión<br />

de don Carlos Manuel Larrea, tuvieron la fortuna de excavar un cementerio<br />

incásico donde hoy se levanta el Hospital Eugenio Espejo,<br />

cuando se hacían los trabajos de deshanque previos a la construcción<br />

de esa casa asistencial.<br />

Lástima grande es que ni el Gobierno nacional, ni el Consejo<br />

Provincial de Pichincha, ni el Municipipio de Quito, tengan un organismo<br />

especializado para la conservación, restauración y vigilancia de<br />

los vestigios arqueológicos de nuestra alta civilización aborigen. Aún<br />

desde el punto de vista simplemente turístico, ni se diga desde el<br />

fundamental <strong>del</strong> patriotismo, una preocupación en ese sentido sería<br />

paso positivo y timbre de honor para cualquier autoridad. Y en<br />

Quito, su cantón y su provincia, hay felizmente, pese a toda la incuria<br />

<strong>del</strong> pasado, mucho que hacer en este sentido. Háganse, y en buena<br />

hora, las obras de servicio que la comunidad necesita: vías, pavimento,<br />

alcantarillas, agua potable, mercados, pasos a desnivel: con<br />

un poco de dinero bien administrado, cualquier capataz de obras,<br />

podría hacerlos con sólo seguir los programas y consejos técnicos de<br />

los eficientes ingenieros y arquitectos municipales; pero ampliar el<br />

horizonte de la acción edilicia al campo cultural, al <strong>del</strong> patriotismo,<br />

al <strong>del</strong> orgullo de la nacionalidad, al de la restauración de los valores<br />

<strong>del</strong> pasado y al planteamiento de las conquistas <strong>del</strong> futuro, eso no es<br />

de todos, por engreídos que algunos queden después de cumplir su<br />

deber.<br />

Señor Alcalde de San Francisco de Quito, don Sixto Duran Bailen:<br />

usted parece haberlo comprendido así, pues ha querido que esta<br />

Sala Capitular de San Agustín vuelva a ser sede de los torneos <strong>del</strong><br />

espíritu, iniciando con esta Semana Cultural las Fiestas de Quito, devenidas<br />

por desgracia en competencia de embotelladoras por los mercaderes<br />

<strong>del</strong> alcoholismo. Que siempre esta Sala, que recuerda a los<br />

proceres de la libertad y a los batalladores de la fe, albergue solamente<br />

actos de esta naturaleza, y no, como en el inmediato pasado,<br />

262 —


agasajos a púgiles y cachascanistas, por campeones que hubieren sido,<br />

como ocurrió el día en que alguien robó de uno de estos venerables<br />

muros un lienzo artístico <strong>del</strong> siglo XVII, crimen que quedó im­<br />

♦ pune. Y ojalá usted se digne aceptar el mensaje respetuoso, cordial<br />

y afectuoso que traen las palabras siguientes: el cuidado <strong>del</strong> Ingañán,<br />

que atraviesa por la cima de Puengasí; la restauración <strong>del</strong><br />

Pucará de Lulumbamba; la defensa <strong>del</strong> patrimonio artístico y ambiental<br />

de San Francisco de Quito y de sus parroquias, caen dentro de la<br />

órbita de acción municipal, ¡Qué pena da, por ejemplo, ver cómo<br />

cada día va quedando menos de la vieja torre colonial de Tumbaco y<br />

de su antes hermoso atrio! La restauración de la fortaleza de Lulumbamba,<br />

asimismo, no es difícil. La de los pucaracuna <strong>del</strong> Pambamarca,<br />

santuario <strong>del</strong> heroísmo quitu, cae dentro de la órbita de<br />

acción <strong>del</strong> Consejo Provincial de Pichincha. ¿Y no podría el Gobierno<br />

salvar, por ejemplo, los cimientos y el último muro <strong>del</strong> Palacio<br />

de Atahualpa, en Caranqui? Lima ha levantado un monumento<br />

a Manco Cápac; Santiago, otro a Caupolicán: ¡nosotros, aún carecemos<br />

<strong>del</strong> de Atahualpa! Popayán y Cali se enorgullecen de sus<br />

estatuas a Benalcázar; nosotros, capital de República, no hemos podido<br />

levantar una al paladín que hizo posible la fundación castellana<br />

de la ciudad.<br />

IX. DE COMO QUITO FUE CUNA Y<br />

SEPULCRO DE ATAHUALPA<br />

Aunque victorioso en la guerra contra Huáscar, Atahualpa, puesto<br />

ya en la cumbre de su poder, no pudo gozar de su ciudad nativa.<br />

Salió de ella para afrontar los avatares de la lucha fratricida a que le<br />

había provocado su medio hermano Huáscar, pero jamás pensó que<br />

volvería solamente su cadáver. ¿Quién podía imaginar entonces la<br />

tragedia de Cajamarca, el drama <strong>del</strong> rescate y la iniquidad de la ejecución<br />

ordenada por Francisco Pizarro, tras un juicio que los propios<br />

teólogos y juristas de la ínclita España condenaron en la Madre Patria?<br />

Obligado, pese a su repugnancia, a la guerra a que le desafiaba<br />

* Huáscar, en la que hasta el último instante no quiso participar; invadidas<br />

sus tierras por Atoco, en nombre <strong>del</strong> Cuzco, el deber de Atahualpa<br />

era animar a sus tropas y combatir. Todos sus ejércitos se<br />

reunieron, allí mismo donde su padre había tenido su campamento<br />

^ militar, en la gran planicie existente entre el Panecillo y las ciénegas de<br />

Turubamba, residuo de la gran laguna que allí había hasta la época<br />

de los Shiris, lugar que, cosa curiosa, hasta hoy está vinculado a la<br />

vida castrense, con los modernos cuarteles <strong>del</strong> Yaguachi, El Pintado y<br />

— 263


el Eplicachima. También concurrió una gran multitud a la revista<br />

que el monarca había de pasar a sus tropas. "No quedó persona en<br />

seis leguas en contorno que allí no viniese", cuenta Cabello Balboa.<br />

Los caciques, curacas y orejones se trasladaron a Quito, para acompa- #<br />

ñar a Atahualpa desde su Palacio a Turubamba. La gran explanada<br />

de acceso al Cápac-huasi, es decir la misma Plaza de San Francisco de<br />

hoy, se llenó con el concurso de gentes y Calicuchima aprovechó entonces<br />

de la circunstancia para dar a conocer al soberano el apoyo<br />

general a su causa. "A nosotros los que jamás temimos armas —dijo—<br />

mal nos podrían poner miedo palabras", aludiendo así a las amenazas<br />

de Atoco. Salieron en seguida, en desfile triunfal, Atahualpa en<br />

sua andas de oro, llevadas a hombros por los orejones, mientras los<br />

cápac - rigsi iban barriendo el suelo por donde debía pasar y entonando<br />

loas para que todos supiesen que se acercaba el "señor universal",<br />

y las mujeres, colocadas en la calle real, le arrojaban pétalos<br />

de flores. Recibidos por el Vílac - Umu, el gran sacerdote, subieron<br />

al templo <strong>del</strong> sol y ofrendaron los sacrificios rituales, y desde la cima<br />

<strong>del</strong> Panecillo bajó el inca directamente a Turubamba, donde tuvo<br />

lugar el acto final de aquella manifestación de enardecido patriotismo.<br />

Algún día, en la cima <strong>del</strong> Panecillo que da sobre La Magdalena,<br />

se levantará el monumento de Atahualpa, mientras en la parte que<br />

mira a la ciudad incaica y castellana el monumento a Nuestra Señora<br />

de Quito impetrará las bendiciones <strong>del</strong> Altísimo.<br />

Calicuchima, el general en jefe de las tropas —los cronistas le<br />

llaman, indistintamente Caracuchima, Chilicuchima, Chiricuchima—<br />

arengó en aquel día a los soldados con las célebres palabras que el<br />

cura Cabello Balboa transmite: "Pelead como varones —les dijo—<br />

que en la defensa de vuestra tierra peleáis. Apercibios, hermanos, con<br />

varonil denuedo, no a morir sino a vencer, no a huir sino a avanzar,<br />

porque el que es cobarde, en su propio escondrijo halla la muerte,<br />

y el valeroso, con hacerle rostro, la espanta". Añade el cronista<br />

que 'le cortaron el hilo con una confusa y bárbara vocería, alzando<br />

todas las manos diestras hacia el sol (que se iba en medio <strong>del</strong> cielo),<br />

en señal de juramento precioso, de seguir a Atahualpa donde quiera<br />

que llevar les quisiese; y tras esto comenzaron a resonar los instrumentos<br />

militares, en tanta muchedumbre que ensordecía las ore- *<br />

jas de los que los oían; con un gran contento y aplauso, se comenzaron<br />

todos a acaudillar a la manera de reseña, y por sus ayllus y cuadrillas<br />

llegaron todos a saludar al nuevo rey, y con esto se acabó<br />

aquel día". Tales las palabras de Cabello Balboa, que escribió su<br />

obra hacia 1580, apenas cincuenta años después de los hechos. El mismo<br />

cuenta cómo, al día siguiente, "salió el Inga gozando de la vista<br />

de sus escuadrones, hasta dejarlos fuera de las llanuras de Chilloga-<br />

264 —


lio". Poco después, él mismo salió de Quito y marchó a Tomebamba,<br />

no sin pasar en viaje punitivo por la isla de Puna. En la ciudad don-<br />

-de naciera su padre Huayna Cápac, es decir en la actual Cuenca, re-<br />

* cibió casi simultáneamente dos noticias distintas: la entrada victoriosa<br />

de sus generales al Cuzco, luego de derrotar a Huáscar en Quipaypán,<br />

y hacerlo prisionero, y la aparición de los españoles en las costas<br />

de Atacámez y Manabí. Poco más tarde, Atahualpa y Pizarro habían<br />

de confluir en Cajamarca, donde se produjo el golpe de mamo<br />

que puso fin al Tahuantinsuyo, eclipsó el dominio solar de los<br />

Incas y dio comienzo a la civilización hispánica con que se honxa<br />

la América <strong>del</strong> Sur.<br />

La prisión de Atahualpa; el rescate y su reparto; el proceso,<br />

sentencia, bautismo y ejecución <strong>del</strong> desdichado Atahualpa, todo ello<br />

'ocurrió con vertiginosa rapidez en Cajamarca. López de Cómara, en<br />

su "Historia General y Moral de las Indias", escrita hacia 1581, o sea<br />

jnenos de cincuenta años después de estos acontecimientos, dice que<br />

"no hay que reprender a los que le mataron, pues el tiempo y sus<br />

pecados los castigaron después, pues todos ellos acabaron mal como<br />

lo veréis en el proceso de su historia". El P. Velasco aclara que<br />

-once de los 24 soldados que integraron el jurado, se negaron a autorizar<br />

con sus firmas la injusta sentencia, "para perpetuo honor y cré-<br />

-dito de la Nación española".<br />

¿Sabéis cómo era Atahualpa? He aquí algunos rasgos de su<br />

personalidad: "Atabalipa era hombre de treinta años, bien apersonado<br />

y dispuesto, algo grueso" —dice Jerez, secretario de Pizarro, actor<br />

y testigo de los hechos que relata, quien prosigue así describiendo al<br />

Inca prisionero: "el rostro grande, hermoso y feroz, los ojos encarnizados<br />

en sangre; hablaba con mucha gravedad, como señor; hacía<br />

muy vivos razonamientos, y entendidos por los españoles, conocían ser<br />

"hombre sabio; era hombre alegre, aunque crudo; hablando con los<br />

suyos era muy robusto y no mostraba alegría". Cieza de León dice<br />

de él que era: "noble mancebo y muy entendido y avisado, bienquisto<br />


a Quito. "Desenterraron el cuerpo de Atabalipa dos mil indios de guerra<br />

—dice Gomara— y lo llevaron a Quito como él mandara. Ruminagui<br />

los recibió en Liribamba muy bien, y con la pompa y ceremonia<br />

que a los huesos de tan gran príncipe acostumbran". Zarate agrega<br />

que "hizo enterrar el cuerpo con gran solemnidad, según la costumbre<br />

de la tierra". Y Benzoni que estuvo aquí entre 1547 y 1550,<br />

es decir aproximadamente quince años después de la muerte de<br />

Atahualpa, dice: "Lo han sepultado en los alrededores de Quito, al lado<br />

de sus antecesores, con gran cantidad de oro y plata, trabajada<br />

en forma de hombre y de mujeres y aún de diversas variedades de<br />

animales y peces. Muchos españoles han atormentado a los indios<br />

para que confiesen dónde está sepultado, más nunca ha habido manera<br />

de que lo digan, y nunca lo dirán, ni aún cuando los maten a<br />

todos".<br />

X.— DE COMO BENALCÁZAR REALIZO LA TERCERA<br />

Y DEFINITIVA FUNDACIÓN DE QUITO<br />

El capitán Sebastián de Benalcázar, que había tomado parteactiva<br />

y audaz en la impresionante tarde cajamarquina, y que<br />

había recibido cuantiosa parte en el rescate de Atahualpa, fue el<br />

primero entre los conquistadores españoles que advirtió la importancia<br />

de la región andino ecuatorial. Quizás en sus conversaciones<br />

con el propio Inca - Shyri, cautivo en Cajamarca, vislumbró que<br />

Quito era no sólo una ciudad ambicionable, sino también una amplia<br />

y rica región, con particularidades geográficas diferenciales, integrada<br />

políticamente en una unidad distinta <strong>del</strong> Cuzco, al que había<br />

vencido. "Decían que el Quito era tan rico como el Cuzco", dice Gomara,<br />

para explicar el viaje de Benalcázar, que se dio mañas para<br />

obtener de Pizarro un destino en San Miguel de Piura —por lo<br />

que no tuvo participación en los inicuos proceso y ejecución de Atahualpa—.<br />

Herrera afirma que Benalcázar era "hombre belicoso y<br />

de ánimo levantado, (que) propuso ir la vuelta <strong>del</strong> Quito, descubriendo,<br />

porque también quería gloria de haber conquistado nuevastierras".<br />

No tardó, pues, en lanzarse hacia el Norte, sin el permiso de<br />

su jefe.<br />

Hubo, desde luego, también la codicia entre los móviles, aunque<br />

en menor escala. "En seguimiento de Orominavi, capitán de Atabalipa,<br />

que se fue con mucha parte <strong>del</strong> tesoro suyo, después que levido<br />

preso; y en demanda de ese oro fue Benalcázar", hace saber<br />

Fernández de Oviedo y Valdez, primer cronista <strong>del</strong> Nuevo Mundo.<br />

Además, como señala Zarate, "tenía noticia que en Quito había gran<br />

cantidad de oro, que Atabalipa había dejado". Tal era ciertamente?<br />

266 —


la voz general, atizada con la noticia de que el propio cadáver <strong>del</strong><br />

Inca quiteño había sido robado en Cajamarca y trasladado al Quito.<br />

Pero la incesante búsqueda por Benalcázar de gobernación propia y<br />

el hecho de que, al contrario de otros, se abstuviera de atesorar, porque<br />

cuanto oro alcanzó en sus arduas jornadas lo invirtió al punto<br />

en nuevas empresas, principalmente en la fundación de no p.:cas<br />

ciudades que hasta hoy perduran —Quito, Guayaquil, Popayán, Cali—<br />

demuestra que en la jerarquía de valores <strong>del</strong> gran conquistador<br />

no predominaba la codicia.<br />

Sea lo ello lo que fuere, lo cierto es que, como dice Juan de-<br />

Castellanos en sus octavas reales, Benalcázar resuelve<br />

" ir a la ciudad de Quito<br />

cuyas riquezas vende por milagro<br />

la veloz fama con soberbio grito".<br />

Todos sabemos los hechos posteriores que culminaron con la;<br />

fundación de la ciudad, acontecimiento que, en estos días, de año en<br />

año, se recuerda desde entonces.<br />

Vencida la heroica resistencia de Rumiñahui, Zopozopagua,<br />

Quimbalumba, Razo - Razo, Nina y otros caudillos quiteños, tras innumerables<br />

combates Benalcázar había llegado en el día de Pentecostés,<br />

aproximadamente a comienzos de jimio de 1534, a las ruinas<br />

de Quito, incendiada por los rebeldes y en parte demolida. Pero las noticias<br />

<strong>del</strong> arribo de Alvarado, que venía desde Guatemala a disputarles<br />

la conquista, y la llegada de Almagro, a nombre de Pizarro, le<br />

obligaron a regresar de inmediato a la región de Riobamba. Allí se<br />

hizo el 15 de Agosto la precipitada fundación de Santiago de Quito,<br />

para justificar la previa posesión de la tierra. Y el 28 de agosto, superado<br />

ya el peligro. Almagro dispone la fundación de "otro pueblo<br />

en el sitio o asiento donde está el pueblo que en lengua de indios<br />

ahora se llama Quito", según reza el acta respectiva <strong>del</strong> célebre<br />

"Libro Verde" <strong>del</strong> Ayuntamiento quiteño, publicado en versión<br />

paleográfica de José Rumazo González, con motivo <strong>del</strong> IV centenario<br />

de la Fundación de la ciudad.<br />

En cumplimiento de ese mandato Benalcázar envió nuevamente<br />

una avanzadilla de sus huestes. El cura poeta Juan de Castellanos<br />

nos hace saber que entraron en Quito el 4 de octubre, pues dice<br />

que<br />

" a Quito dirigieron su carrera<br />

y comenzaron a fundar aprisco<br />

el día <strong>del</strong> seráfico Francisco "<br />

— 267


Esa es, pues, la verdadera causa de que la ciudad se llame San<br />

Francisco de Quito, más que el homenaje a Pizarro, dispuesto en<br />

Riobamba por Almagro.<br />

"Salió de allí el Capitán Benalcázar —dice la "Relación anónima<br />

de los encuentros que tuvieron Benalcázar, Alvarado, Almagro<br />

y Pizarro"—, e viniendo caminando el campo llegó a Quito donde agora<br />

es el asiento e Cibdad, e hallóse allí una fuerza grande de las<br />

cavas hechas a mano de los naturales para defenza de los Indios de *<br />

guerra, e así por esto como por haber muchos tambos e casas, en<br />

las cuales había mucha comida de todo género, e mucho ganado de<br />

ovejas de la tierra, e mucha ropa e muchas pallas e indias ofrecidas<br />

al Sol... (resolvió) poblar allí, e así se pobló, año de 1534"'. "Está<br />

asentada —dice Cieza de León, de la ciudad— en unos antiguos aposentos<br />

que los ingas habían en el tiempo de su señorío, mandado hacer<br />

en aquella parte, y habíalos inlustrado y acrecentado Guaynacapa y<br />

el gran Topainga, su padre. A estos aposentos tan reales y principales<br />

llamaban los naturales Quito, por donde la ciudad tomó denominación<br />

y nombre <strong>del</strong> mismo que tenían los antiguos". "Está en unos<br />

aposentos reales de los Incas— expresa por su parte el cronista Herrera—...<br />

el intento que tuvo Sebastián de Benalcázar fue ponerla<br />

en sitio fuerte, para poderse defender de los indios..." Toribio de<br />

Ortiguera, luego de hacer una hermosa descripción de la ciudad, dice<br />

en 1571, que 'fundóse en esta parte de tanta estrechura por causa de<br />

ser el sitio fuerte y bueno para se poder defender los pocos españoles<br />

que la poblaron, de la multitud de indios que había en ella". Así lo<br />

confirma el Arcediano Rodríguez de Aguayo en 1573: "Tiene algunas<br />

cavas, que allí dicen quebradas, a los arrabales y en la ciudad, las<br />

cuales se pasan por puentes. Tuvieron los Ingas que poblaron este sitio<br />

por fortaleza dichas quebradas, y así los españoles, cuando conquistaron<br />

aquella provincia, poblaron en el dicho sitio y se aprovecharon<br />

de las casas y edificios que hallaron de los dichos indios".<br />

Y la "Relación inédita", <strong>del</strong> mismo año de 1573: "El asiento se llamaba<br />

antiguamente Quito y la cibdad se llama Sant Francisco desde su<br />

fundación...". "El intento que tuvieron los fundadores de la dicha<br />

cibdad fue ponella en parte fuerte donde se pudiesen defender de los<br />

naturales..." El carmelita Antonio Vásquez de Espinosa, que estuvo ♦<br />

en Quito hacia 1614, dice en su "Compendio y descripción de las Indias<br />

Occidentales": "La ciudad de San Francisco de Quito..., donde<br />

nació el Rey Atahualpa, hijo de Guaynacapa... fundóla el A<strong>del</strong>antado<br />

don Sebastián de Benalcázar, año de 1534, en medio de la cordillera<br />

en tierra de sabana en las faldas de la Sierra de Pechinche; donde<br />

el emperador de aquellos reinos Topa Inga había labrado unos famosos<br />

alcázares y ciudad a imitación de su corte (la <strong>del</strong> Cuzco) que<br />

268 —


después su hijo Guayna Cápac ilustró y ennobleció con suntuosos edificios<br />

para su hijo Atagualpa, que le dejó con aquel Reyno..." Jorge<br />

Juan y Antonio de Ulloa, ya en el siglo XVIII, expresan: "La<br />

* causa que se ofrece para haber puesto su fundación en un terreno<br />

tan desigual, y malo, pudiéndole haber hecho con más hermosura<br />

y comodidad en cualquiera de los dos llanos, o Ejidos, es el de<br />

haber querido conservar la población antigua de los indios, quienes<br />

. propensos a escoger las quebradas para ellas, habían puesto la de.<br />

Quito en el paraje que ocupa".<br />

A "seis días <strong>del</strong> mes de diciembre, año <strong>del</strong> nacimiento <strong>del</strong><br />

nuestro Salvador Jesucristo de mile e quinientos e trenta e cuatro<br />

años", según dice el acta de instalación <strong>del</strong> Cabildo, "el muy noble<br />

señor Sebastián de Benalcázar" dio posesión a los regidores nombrados<br />

el 28 de agosto en Santiago de Quito, es decir en Riobamba, y<br />

ordenó la inscripción de los primeros vecinos, los fundadores de la<br />

ciudad, cuyos nombres constan ahora grabados en los muros de la<br />

Catedral, de cara a la Plaza Mayor, el Capitán a la cabeza de todos,<br />

y luego los demás, en total 204.<br />

Religión, lengua, cultura y destino comenzaron entonces su marcha<br />

infatigable. Es así como Quito, la ciudad de Pacha, el primer<br />

hombre, allá en la noche <strong>del</strong> Páleoindio; de Quitumbe, el primer fundador,<br />

en la alborada <strong>del</strong> Período Formativo de la agricultura y la cerámica;<br />

de Quitu, el defensor contra los Caras; de Cacha, Nazacota<br />

Puento y Píntag, los defensores contra los Incas; de Túpac Yupanqui,<br />

el segundo fundador; la misma ciudad de Huayna Cápac y Atahualpa,<br />

en el esplendor <strong>del</strong> Incario; de Zopozopagua, Quimbalumba, Rumiñahui,<br />

Razo - Razo y Nina, los defensores frente a la conquista española,<br />

inició bajo Benalcázar, el centauro extremeño - andaluz, su trascendente<br />

historia de ciudad indoespañola, cristiana y castiza.<br />

Bel alcázar, ciertamente, nuestra urbe, por la hermosura de<br />

su paisaje; buen, ben alcázar, también, por su vocación ejemplar de<br />

fe, libertad y justicia. Quito, hija leal, hace honor al nombre de su<br />

definitivo fundador.<br />

Si hoy rememoramos pretéritas acciones, ello no es para <strong>del</strong>eitamos<br />

en la estática contemplación <strong>del</strong> pasado, sino para afincar<br />

más nuestras raíces nacionales y poder lanzarnos con vigor, ilusión<br />

* y empeño a la conquista <strong>del</strong> futuro.<br />

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— 275


CRISTIANISMO Y ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA<br />

1.— El Problema<br />

Dr. Julio Terán Dutari, S. J.<br />

Se dice que a partir de Kant la filosofía se ha vuelto antropológica;<br />

que poco después de Kant, con Fuerbach y Marx, la filosofía proclamó<br />

incluso una "rebelión antropológica" contra sus antepasados í 1 ).<br />

En realidad, toda la filosofía no ha podido menos de ser siempre, en<br />

su origen y en su intención, antropología. Hoy lo pone expresamente<br />

de manifiesto. ¿Cómo afronta el cristianismo esta concentración actual<br />

de la filosofía en la antropología? No con indiferencia; siempre<br />

le ha interesado la suerte de la filosofía porque siempre le ha interesado<br />

el hombre; y por eso mismo la teología y el dogma se han encontrado<br />

con frecuencia en conflicto con la filosofía.<br />

Precisemos, pues, cuál es hoy la actitud <strong>del</strong> cristianismo ante<br />

la antropología filosófica. No vamos a tratar el tema descriptivamente<br />

a base de estadísticas. Lo trataremos desde un plano de principios<br />

que corresponde más a las preocupaciones universitarias. Por obvias<br />

razones, no solo pragmáticas sino de responsabilidad histórica para<br />

con nuestra propia situación, nos limitaremos ahora al cristianismo entendido<br />

según la conciencia de la Iglesia <strong>Católica</strong>.<br />

Parece lo más natural que el cristianismo se haya ido formando<br />

a través de su larga historia una imagen peculiar acerca <strong>del</strong> hombre,<br />

si es que ya no queremos decir que el cristianismo contiene desde el<br />

principio una revelación divina de lo que propiamente es el hombre.<br />

Según eso el tema de nuestro estudio podría entenderse así: ¿qué<br />

relación tiene la imagen cristiana <strong>del</strong> hombre con las imágenes que<br />

hoy presenta la antropología filosófica? Esas imágenes ya no provienen<br />

exclusivamente de lo que se llama la tradición cristiana de occidente,<br />

ni siquiera pueden ser consideradas como un puro desarrollo<br />

homogéneo de esa tradición. Por más raíces cristianas que queramos<br />

descubrir, es evidente que una antropología marxista, existencialista<br />

o estructuralista —para solo nombrar unas cuantas corrientes de<br />

renombre— presenta notables diferencias con respecto a lo que se<br />

suele tener como la "imagen cristiana" <strong>del</strong> hombre. Y todo esto sin<br />

mencionar aún esas otras imágenes <strong>del</strong> hombre de las que se ocupa<br />

especialmente la antropología entendida como cultural o etnográfica,<br />

(1) Martin Buber, Das Problem des Menschen. En: Werke I (München —<br />

Hei<strong>del</strong>berg 1962) 309 - 316; 329 - 342.- Traducción castellana: ¿Qué es el<br />

hombre? (Fondo de Cultura Económica 1964); sobre Kant: 11 - 23; sobre<br />

Feuerbach y Marx: 41 - 58.<br />

— 277


las imágenes <strong>del</strong> hombre no occidental, sobre todo (v. gr. <strong>del</strong> hombre<br />

precolombino en América), que luego son valoradas por una antropología<br />

estrictamente filosófica.<br />

Para insinuar solamente el alcance inmenso <strong>del</strong> problema planteado,<br />

recordamos que esa "imagen cristiana" a un nivel generalísimo<br />

parece tener que definirse por la relación esencial <strong>del</strong> hombre a Dios<br />

en Cristo. El solo intento de poner en relación esencial esos tres términos:<br />

hombre, Dios, Cristo, parece exigir una visión muy peculiar<br />

<strong>del</strong> origen, sentido y destino de la humanidad, que en más de un aspecto<br />

resulta muy problemática para la antropología filosófica actual;<br />

sin demorarnos en amplificaciones, resumamos así lo más <strong>del</strong>icado<br />

de la cuestión: parece imponerse con la imagen cristiana la concepción<br />

de que todo el ámbito <strong>del</strong> hombre queda radicalmente relativizado<br />

por el ámbito de lo divino; el hombre parece deber entenderse<br />

desde un principio y hasta las últimas consecuencias como algo<br />

heterogéneo, en función de lo que se llama Dios; la suprema realización<br />

<strong>del</strong> hombre y de su historia pretende encontrarse en Cristo, es<br />

decir en un "punto omega" que, por más que se lo describa con los<br />

ambiciosos términos de la ciencia terrena, cae muy por encima de<br />

aquello empírico, pragmático y autárquico que puede caracterizar, si<br />

no de modo exclusivo sí predominante, el objeto de la antropología<br />

filosófica actual.<br />

Si de este nivel generalísimo descendemos a un nivel más cotidiano,<br />

a aquel nivel en que la imagen cristiana <strong>del</strong> hombre es entendida<br />

y propagada tanto por adeptos como por adversarios, hallaremos<br />

una serie de rasgos que parecen separarla irreconciliablemente de<br />

otras muchas imágenes filosóficas <strong>del</strong> hombre que hoy circulan: el<br />

hombre, dice la vulgarización cristiana, es un ser intermedio; se compone<br />

de alma y cuerpo; si por el cuerpo se entronca orgánicamente<br />

dentro <strong>del</strong> contexto <strong>del</strong> cosmos (idea que en realidad solo en años recientes<br />

ha logrado acogida entre los cristianos), por el alma tiene<br />

una inmediatez especial con Dios, gracias a la cual se coloca en la esfera<br />

de los espíritus superiores; esa alma es por tanto creada inmediata<br />

y exclusivamente por Dios mismo, inmortal, y destinada a una<br />

felicidad eterna (que suele describirse bastante intelectualmente); sin<br />

embargo el cuerpo es capaz de recibir por don especial la resurrección<br />

y con ella una forma nueva, gloriosa o doliente, al fin de los tiempos.<br />

Porque el tiempo es el lugar de prueba y de preparación para lo humano<br />

auténtico, que solo se revela en la eternidad futura. La historia<br />

<strong>del</strong> hombre, sin embargo, debe dar cabida desde ahora a la irrupción<br />

de lo eterno; y así se introduce en la explicación de la esencia histórica<br />

<strong>del</strong> hombre una serie de elementos heterogéneos: la revelación,<br />

como palabra <strong>del</strong> mismo Dios que no puede ser jamás ni deducida,<br />

ni siquiera explicada en su posibilidad, a partir de lo que el hombre<br />

278 —


conoce por sí mismo, o sea la revelación como misterio; el milagro,<br />

como manifestación de la vida nueva que esa revelación trae a la tierra:<br />

por el milagro se dan junto a los efectos intramundanos otros<br />

efectos que son de la exclusiva responsabilidad <strong>del</strong> Dios que irrumpe<br />

en medio de lo humano; el mayor milagro —se dice oficialmente<br />

desde hace un siglo— es la Iglesia misma, es decir la forma visible<br />

y colectiva de existir los cristianos en el mundo; esa Iglesia muestra<br />

indefectibilidad e infalibilidad miraculosa; por fin, el destino último<br />

<strong>del</strong> hombre, que es a la vez mo<strong>del</strong>o obligatorio y medida de la vida<br />

humana en cuanto tal, queda determinado por una visión inmediata<br />

de Dios sin intermedio alguno de criaturas; el hombre tiene<br />

obligación de vivir desde ahora esta inmediatez sin criaturas que se le<br />

ofrece ya en germen por la gracia; la gracia está, eso sí, mediada por<br />

Cristo, como lo está también el milagro de la revelación y de la Iglesia;<br />

pero la figura <strong>del</strong> mediador humano queda en fin de cuentas sumida<br />

en el misterio de su persona, que es persona divina.<br />

La simple enumeración de estos rasgos hace ver que, si esta es<br />

la imagen cristiana <strong>del</strong> hombre, el cristianismo se encuentra alienado<br />

dentro de la antropología filosófica actual; por lo menos le hará<br />

falta un esfuerzo muy grande y nada seguro para traducir, en parte<br />

al menos, esa concepción "cristiana" a los moldes de la antropología<br />

de hoy; y esto significa que se obliga al cristiano a seguir viviendo<br />

en el edificio de dos pisos que ordinariamente habita: una planta baja,<br />

en contacto con las ideas y realidades <strong>del</strong> mundo presente, y una<br />

planta baja, para su esfera privada, religiosa, donde rigen ideas y<br />

realidades solo muy remotamente relacionadas con los intereses y las<br />

preocupaciones mordientes de la planta baja.<br />

2.— La concepción tradicional y su variante moderna<br />

¿Cómo pueden caracterizarse entonces en un plano teórico las<br />

relaciones entre esa imagen "cristiana" <strong>del</strong> hombre y la antropología<br />

filosófica actual? En principio, la respuesta católica a esta pregunta<br />

se ha venido reduciendo a lo siguiente: En la imagen cristiana<br />

<strong>del</strong> hombre hay que distinguir un aspecto filosófico y un aspecto<br />

teológico. El primero da lugar a una verdadera antropología filosófica.<br />

Esta tiene como fundamento, no la revelación en que se<br />

apoya una antropología teológica, sino la experiencia misma <strong>del</strong><br />

hombre en su más vasta acepción; y tiene como principio cognoscitivo,<br />

no la luz de la fe que guía toda la reflexión de la antropología teológica,<br />

sino la luz de la razón. Lo importante según esta interpretación<br />

es, pues, que existe una antropología filosófica de carácter neutro,<br />

que no es propiedad exclusiva <strong>del</strong> cristianismo, pero que este pre-<br />

— 279


supone para su teología e incorpora en su imagen total <strong>del</strong> hombre.<br />

Esta antropología filosófica, según el mismo sentir cristiano, puede<br />

ser desarrollada y abrazada por todos los hombres con solo el<br />

uso de su razón natural en una reflexión sobre la experiencia humana A<br />

que se supone ser patrimonio de todos. Pero esta antropología filosófica<br />

es siempre una determinada antropología. Algunos de sus<br />

rasgos principales estarían entre los esbozados arriba: v. gr. lo dicho<br />

sobre el compuesto de cuerpo y alma y sobre cada uno de sus componentes;<br />

otros de los rasgos allí enumerados provendrían <strong>del</strong> aspecto<br />

teológico de la imagen <strong>del</strong> hombre y sin embargo parecen suponer<br />

ciertas características en el ser humano que se deberían establecer<br />

filosóficamente como existentes o al menos, en algunos casos, como<br />

no abiertamente imposibles; v. gr. lo dicho sobre la irrupción<br />

en el hombre de lo heterogéneo (lo misterioso, lo milagroso, lo "sobrenatural"),<br />

hace necesario mostrar filosóficamente dónde se encuentran<br />

o podrían encontrarse en ese mismo hombre los puntos de raptara<br />

de lo homogéneo.<br />

Las relaciones de esa antropología <strong>del</strong> cristianismo en su<br />

aspecto filosófico con la antropología filosófica actual son entonces<br />

bastante sencillas de explicar: El cristianismo cree poseer en si<br />

una medida para juzgar de las diversas formas de antropología filosófica:<br />

esa medida es una cierta antropología que se le acomoda a la<br />

perfección y que siendo estrictamente filosófica y autónoma ha sido<br />

sin embargo "bautizada" por el cristianismo. En cuanto concuerden<br />

con ella, serán aceptables las otras antropologías; en cuanto no concuerden,<br />

habrá que rechazarlas; las concepciones que parezcan indiferentes<br />

podrán ser admitidas o toleradas. La actitud con que va el<br />

cristiano a enfrentarse con la antropología filosófica ha sido —según<br />

eso— ante todo apologética, incluso polémica. El diálogo no puede<br />

ser entonces propiamente un diálogo de búsqueda en común, sino<br />

un diálogo para confrontar posiciones ya establecidas y, a lo sumo,<br />

para convencer al interlocutor de que debe abrazar algo de la posición<br />

filosófica por la que se ha decidido el cristianismo.<br />

Si uno se pregunta ahora, con qué derecho el cristianismo puede<br />

haber tomado una decisión en favor de una determinada antropología<br />

filosófica y puede obligar a ella, siendo así que las opciones en el 4<br />

campo filosófico deben tomarse por criterios filosóficamente justificables<br />

y en base a principios estrictamente filosóficos, se dirá —con la<br />

respuesta tradicional— que la fe cristiana y la teología son aquí solamente<br />

norma negativa; que únicamente en este sentido ha entendido<br />

la Iglesia el influjo <strong>del</strong> cristianismo sobre la antropología filosófica;<br />

esto quiere decir: las concepciones teológicas sacadas de la<br />

revelación (de la Biblia y de la tradición eclesiástica) nunca se usan<br />

280 —


como principios o criterios válidos en el campo filosófico; ellas solo<br />

le enseñan al cristiano desde afuera los límites dentro de los cuales<br />

él puede moverse libremente en filosofía, dejándole la responsabilidad<br />

filosófica de buscar cuáles son los principios y criterios positives que<br />

en filosofía le hayan de guiar dentro de esos límites y le hayan de<br />

prohibir salir de ellos ( 2 ).<br />

Omito ahora —porque no hacen al caso— otros aspectos positivos<br />

gracias a los cuales la revelación cristiana y la teología creen<br />

promover de hecho el avance de la antropología filosófica dentro <strong>del</strong><br />

propio campo y con los propios principios de esta última ( 3 ). Lo que<br />

en definitiva queda vigente para nuestro problema es que el cristianismo<br />

ha creído tener una "norma negativa" para la aceptabilidad o<br />

no aceptabilidad de cualquier antropología filosófica. Esta ha sido hasta<br />

hace poco su posición oficial, al menos dentro <strong>del</strong> ámbito católico,<br />

al que ahora nos circunscribimos. Esta posición arroja mucha luz<br />

sobre el estado de defensiva en que se ha hallado el cristianismo dentro<br />

de la ciencia y la filosofía modernas.<br />

Las cosas han cambiado un poco últimamente. En realidad,<br />

solo un poco han cambiado. Sin embargo hay dentro de este cambio<br />

impulsos muy poderosos que pueden llevar a otra posición radicalmente<br />

nueva. Es lo que me propongo hacer ver ahora: primero se<br />

expondrá brevemente el cambio de perspectiva como cambio parcial<br />

que no va todavía al fondo <strong>del</strong> problema; después se intentará mostrar<br />

cómo la dinámica de ese cambio está trayendo otra visión mucho<br />

más liberadora, que sacará al cristianismo de su actitud de polémica<br />

y de apologética con relación a la antropología filosófica.<br />

Lo que ha cambiado y avanzado es la concepción de lo natural<br />

y lo sobrenatural. No vamos a entrar sistemáticamente en ese campo<br />

(2) Claro está que en la práctica esta teoría no siempre ha podido funcionar;<br />

algunos filósofos cristianos han dicho a veces que "todavía no" se han<br />

encontrado algunos de esos principios filosóficos, por ejemplo los argumentos<br />

filosóficos definitivos para probar apodlcticamente la espiritualidad<br />

e inmortalidad <strong>del</strong> alma; aunque esos mismos filósofos saben por la doctrina<br />

de su Iglesia que tiene que haber tales argumentos filosóficos Cfr.<br />

lo que se trasluce v. gr. en: Profesores S. I., Philosophiae Scholasticae<br />

Summa. II, Psychologla, auctore F. M. Palmes (Madrid 1959; BAC 137),<br />

N' 799<br />

(3) Una nueva síntesis de este aspecto dentro de la antigua discusión sobre<br />

la "filosofía cristianad ofrece E. Gllson, Le philosophe et la Théologie<br />

(París 1960).<br />

— 281


amplísimo y complejísimo ( 4 ). Nos limitamos a lo que de él nos interesa<br />

ahora; y esto se puede formular así: en el hombre no existe<br />

de hecho ningún estrato, ninguna estructura de su ser, que no sea<br />

históricamente determinada por lo cristiano; en todas las etapas de<br />

su evolución, en todas las culturas, en todos los ámbitos geográficos,<br />

«1 hombre existe siempre dentro de un orden de cosas cristiano y como<br />

un hecho que debe llamarse con razón "cristiano", lo sepa el<br />

hombre mismo o no; lo "natural" dentro <strong>del</strong> hombre, contrapuesto a<br />

lo "cristiano", es algo que no necesariamente, pero sí fáctica, históricamente,<br />

está influenciado e impregnado todo ello por un destino<br />

"sobrenatural" a participar de la vida de Cristo. Así pues, lo más esencial<br />

en el hombre, su mismo ser persona, sus relaciones interhumanas<br />

de libertad, tienen realmente una configuración cristiana.<br />

¿Qué es lo nuevo, dentro de esta visión, con respecto a nuestro<br />

problema inicial? Sencillamente que ya no puede decirse que exista<br />

una antropología filosófica "neutral" que sin embargo fuera supuesta<br />

y requerida por la concepción cristiana <strong>del</strong> hombre; no: toda antropología<br />

filosófica que sea auténtica tendrá que considerarse como<br />

cristiana. Y por eso mismo el cristianismo no tiene que ponerse a<br />

defender una antropología filosófica por ser la única o la que mejor<br />

se acomode a su teología, sino que al contrario puede y debe mantenerse<br />

en una actitud abierta para aprender todo lo valioso que le traigan<br />

las nuevas visiones antropológicas de la filosofía; y esto por fi<strong>del</strong>idad<br />

a sí mismo, porque sabe que todo lo auténtico de la antropología<br />

filosófica es ya de hecho un valor estrictamente cristiano y no<br />

solo algo neutral, precristiano, bautizable.<br />

Parece que se ha cambiado, muy favorablemente para el cristianismo,<br />

su actitud respecto de la antropología filosófica: ya no habría<br />

polémica, defensa de una posición, sino apertura, diálogo de verdadera<br />

búsqueda Sin embargo las cosas no pueden ser propiamente<br />

así todavía; porque si se pregunta cuál es la relación de esas antropologías,<br />

que siendo auténticamente filosóficas son de hecho cristianas,<br />

con la imagen "revelada" <strong>del</strong> hombre, con la antropología teológica,<br />

se dirá que la antropología filosófica constituye la base de una<br />

concepción cristiana <strong>del</strong> hombre, base abierta, en desarrollo, por<br />

supuesto, pero base sobre la que se añade el complemento, el remate,<br />

la culminación, que es puesta exclusivamente por la revelación<br />


■y la teología; y así, la elevación <strong>del</strong> hombre al plano de relaciones<br />

inmediatas con Dios, por ejemplo, la resurrección aun corporal que<br />

dentro de este plano Dios le promete, serían rasgos nuevos, añadidos<br />

* a los rasgos de cualquier antropología filosófica, por más que se la<br />

llame cristiana de hecho.<br />

Si se piensa así, entonces venimos a parar prácticamente en<br />

k<br />

lo mismo de antes: hay una serie de rasgos acerca <strong>del</strong> hombre, reve­<br />

lados sobrenaturalmente por Dios, que son propiedad exclusiva de la<br />

•concepción cristiana <strong>del</strong> hombre; este conjunto de rasgos tiene entonces<br />

la función de "norma negativa" respecto de la antropología filosófica.<br />

Claro que ahora no se concebiría ya una antropología filosófica<br />

determinada de antemano, que habría de defenderse a toda<br />

costa ante la insurgencia de nuevas concepciones antropológicas modernas;<br />

pero el campo abierto que se deja para la investigación antropológica<br />

en filosofía queda siempre bajo la vigilancia de la teología:<br />

los rasgos teológicos de la imagen <strong>del</strong> hombre permanecen como<br />

garantes, jueces y censores de la aceptabilidad de cualquier antropología<br />

filosófica para el cristiano.<br />

De hecho muchos de los mismos cristianos que proclaman esta<br />

tiueva posición siguen yendo al encuentro <strong>del</strong> pensamiento moderno<br />

con una serie de ideas antropológicas preconcebidas, ya plasmadas y<br />

solidificadas, que de ninguna manera están dispuestos a revisar, mucho<br />

menos a abandonar, las cuales en último término deciden de la<br />

aceptación que den a las nuevas antropologías: la idea teológica de<br />

una resurrección de los cuerpos, por ejemplo, la idea de un alma<br />

capaz de seguir teniendo un proceso vital después de la muerte <strong>del</strong><br />

hombre visible; la idea de que al hombre le es posible entrar en comunicación<br />

con un mundo de seres superiores que intervienen en su<br />

"vida y aun la determinan o la explican en grado notable, no solamente<br />

Dios, sino también los ángeles y demonios y los espíritus de<br />

hombres santos que ya han muerto; y en otro capítulo de esta ejemplificación,<br />

la idea de que el conocimiento humano en sí mismo, la<br />

acción humana en sí misma, pueden ser completados por elementos<br />

extrínsecos y heterogéneos al mismo hombre, gracias a la revelación y<br />

a los influjos miraculosos de causas sobrenaturales.<br />

Es claro que el que va al encuentro de la antropología filosófica<br />

actual con estas ideas como un pedazo listo de ciencia que tiene<br />

que encajar en una base, nunca podrá entrar sinceramente en e.l<br />

■quehacer de la antropología actual. Siempre estará defendiendo el sitio<br />

para su fragmento de verdad indiscutible. De aquí viene el más<br />

grave reproche que se le hace hoy al cristianismo, cuando este quiere<br />

terciar en cosas de filosofía. Se dice que el cristiano en cuanto<br />

5e presenta como cristiano es incapaz de asumir la responsabilidad<br />

— 283


y el riesgo que lleva consigo el pensamiento auténtico. En el fondo<br />

el cristiano no hace más que simular una búsqueda filosófica de sí;<br />

pero no está en situación de cuestionarse radicalmente a sí mismo,<br />

como hace el filósofo verdadero, para el que la antropología no es •<br />

mera ocupación intelectual sino problema vital. En el contexto de este<br />

reproche se entiende mejor una frase muy traída de Martin<br />

Heidegger, que viene a decir: quien se coloca sobre el fundamento<br />

de la fe en la revelación divina, puede sí repetir y asimilar en ciertamanera<br />

la pregunta de la filosofía; pero no puede propiamente preguntar<br />

sin suprimirse a sí mismo como creyente, con todas las consecuencias<br />

de este paso. El reproche es fundado; y en verdad que los<br />

cristianos hubieran podido aprender algo más de él si hubieran seguido<br />

leyendo lo que a continuación dice Heidegger: "Pero por otr^<br />

lado aquella fe, si no se expone continuamente a la posibilidad de la<br />

increencia, no es fe sino una comodidad y un compromiso ante sf<br />

mismo de atenerse en el futuro a una doctrina como a algo recibido<br />

simplemente por tradición. Y eso no es entonces ni fe (la <strong>del</strong> cristianismo)<br />

ni pregunta (la de la filosofía)" ( 5 ).<br />

3.— La nueva interpretación<br />

Estas últimas palabras nos llevan al punto nuclear de toda esta<br />

cuestión: ¿qué es la fe, en la que se funda todo el cristianismo? ¿Es<br />

ella, como lo suponen todas las posiciones cristianas expuestas hasta<br />

aquí, algo que contiene una serie de proposiciones definitivas acerca <strong>del</strong><br />

hombre, las cuales estuvieran dadas ya sea en relación con una concepción<br />

filosófica determinada (como lo pretendía la primera posición),<br />

ya sea sin relación especial con una determinada concepción histórica<br />

dentro de la filosofía, y por lo tanto en apertura a muchas posibles<br />

concepciones, pero siempre juzgándolas (de acuerdo con la segunda<br />

posición)?<br />

A esta pregunta debemos responder con lo más auténtico y ortodoxo<br />

de la tradición cristiana: la fe, en la que se puede resumir<br />

todo el cristianismo, no es primariamente un conjunto de proposiciones,<br />

mucho menos de proposiciones que estuviesen definitivamente<br />

fijadas; es un movimiento de todo el hombre en lo más nuclear<br />

de su ser, por el que este se realiza a sí mismo de un modo muy especial,<br />

que podríamos llamar el modo de la respuesta, de la aceptación<br />

de un don, y al mismo tiempo de la entrega y <strong>del</strong> riesgo, en pos<br />

(5) Elnführung in die Metaphysik (Tubingen 19663) 5.- Traducción castellana:<br />

Introducción a la Metafísica (Buenos Alies 1966) p. 45. Hemos traducido»<br />

directamente <strong>del</strong> original.<br />

284 —


de una esperanza y en aras de un amor ( 6 ). Pero esto incluye también,<br />

notémoslo enseguida, la aceptación de un sentido último de<br />

la realidad, que se nos ha revelado en la historia. "Sentido" es algo<br />

que tiene que ver con nuestro entender, y ante todo con la manera de<br />

entendernos nosotros mismos, de entender al hombre. Y por aquí<br />

viene a verse confrontada la fe, y el cristianismo basado en ella, con<br />

la antropología filosófica.<br />

A partir de esta concepción creemos que se puede y se debe<br />

arriesgar la afirmación, tal vez osada para algunos oídos, de que el<br />

cristianismo no posee ni siquiera en el campo estrictamente teológico<br />

un tesoro de rasgos antropológicos tan propios suyos que fuesen<br />

independientes de toda concepción filosófica y pudiesen tomarse<br />

como norma, ni siquiera negativa, para juzgar de una antropología<br />

filosófica.<br />

Si se admite esta visión de las cosas, cambia radicalmente la<br />

disposición de ánimo con que un cristiano se enfrenta a la antropología<br />

filosófica actual: no tiene por qué haber ya relaciones polémicas,<br />

ni siquiera apologéticas; no hay para qué estar a la defensiva; es posible<br />

sumergirse de lleno en la tarea de interpretar al hombre, sin<br />

posiciones previamente tomadas y aseguradas; más aún, es indispensable<br />

—en fuerza de la misma exigencia que trae la fe— lanzarse a<br />

esa búsqueda con sinceridad y veracidad que comprometan.<br />

Se ha dicho arriba que toda esta nueva visión sale de los mismos<br />

impulsos que habían determinado últimamente un cambio —aunque<br />

todavía no <strong>del</strong> todo logrado— respecto de las posiciones tradicionales.<br />

Antes de que intentemos mostrarlo, nos sale al paso de parte<br />

de la fe cristiana una objeción que hay que atender; porque si<br />

tuviera razón echaría por tierra no solo estas conclusiones que estamos<br />

sacando sino también los nuevos impulsos doctrinales con los<br />

que pretendemos relacionarlas. Se nos va a decir, en efecto, que el<br />

cristianismo tiene una determinada teología, y dentro de ella una imagen<br />

bien definida <strong>del</strong> hombre —más o menos como la evocábamos<br />

arriba— a la cual no puede él renunciar por más que cambien las<br />

concepciones filosóficas sobre el hombre; porque —se urgirá— muchos<br />

de esos rasgos antropológicos de la teología están consagrados<br />

(6) Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución "Dei Verbum", N' 5. Se habla<br />

aquí de la fe como de una respuesta libre de todo al hombre a Dios. Se<br />

especifica: "Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios,<br />

le ofrece el homenaje total de su entendimiento y voluntad".— También<br />

el elemento intelectual se insinúa aquí, no solo por la mención <strong>del</strong> "entendimiento"<br />

sino también de "los ojos <strong>del</strong> espíritu" y <strong>del</strong> "comprender" (versión<br />

de la BAC, N" 284, Madrid 1969).<br />

— 285


por el dogma; y el dogma, por más que se diga que está sujeto a evolución,<br />

es un compromiso definitivo de la Iglesia con respecto a puntos<br />

muy determinados de la doctrina. Los dogmas relativos a la gracia,<br />

al pecado original, a la creación y destinación <strong>del</strong> hombre por ,<br />

parte de Dios, ¿no imponen necesariamente mucho de aquella antropología<br />

que considerábamos al principio? Y en último término,<br />

¿pueden serle indiferentes al cristianismo las respuestas, hoy día tan<br />

diversas, tan desconcertantes, tan contradictorias, que se dan a esta<br />

pregunta: qué es el hombre? ¿No significaría la posición que hemos<br />

trazado últimamente una renuncia a lo racional? ¿Y contra qué<br />

otra corriente en la época moderna ha luchado con más tenacidad<br />

el magisterio de la Iglesia (que como todo magisterio se entiende<br />

a sí mismo a base de concepciones intelectuales) sino contra todo<br />

género de agnosticismo, que niega a la filosofía y a la razón una importancia<br />

para el proceso mismo de la fe, y contra todo género de<br />

irracionalismo, que deniega a la fe el derecho de hacer afirmaciones<br />

perentorias también en el campo filosófico? ( 7 ).<br />

Ante todo concedamos a esta argumentación que sí existe una-,<br />

imagen <strong>del</strong> hombre que puede con razón llamarse "antropología cristiana".<br />

Pero esta designación se ha de entender primariamente en un<br />

sentido histórico. Es evidente que la imagen <strong>del</strong> hombre trazada en<br />

la Edad Media por la especulación, filosófica y teológica a la vez, de<br />

los grandes espíritus cristianos, merece el nombre de antropología<br />

cristiana; esta no ha dejado de influir en las concepciones antropológicas<br />

de occidente hasta nuestros días, y vive entre nosotros tant»<br />

más arraigada cuanto menos reflexionemos sobre los orígenes de<br />

nuestras ideas. (El marxismo, por ejemplo, sigue concibiendo al hombre<br />

en función de la utopía de un futuro absoluto, alcanzable por progresión<br />

lineal ascendente, como había comenzado a pensar el cristianismo<br />

en contra de la concepción cíclica y fatalista propia de los<br />

griegos). Y más que una antropología cristiana puede decirse que<br />

existen varias antropologías cristianas: comenzando por el hecho de<br />

que la antropología bíblica no coincide <strong>del</strong> todo, ni siquiera restringida<br />

al Nuevo Testamento, con la antropología de la Edad Media taninfluenciada<br />

por el aristotelismo y el neoplatonismo, y tampoco coincide<br />

<strong>del</strong> todo la antropología cristiana de la Edad Media con sus<br />

versiones escolásticas que han llegado hasta nosotros. *<br />

Este hecho que admitimos, la existencia de concepciones antropológicas<br />

históricamente determinadas por el cristianismo y asu-<br />

(7) Cfr. v. gr. Denzinger - Schoenmetzer, N» 3015 y 3019 (Concillo Vaticano I);<br />

3475 y 3485 - 3486 (Pío X, Encíclica "Pascendi"); 3892 - 3894 (Pío XII, Encíclica<br />

"Human! Generis").<br />

286 —


midas por este, no contradice en nada a nuestra afirmación central,<br />

sino que la corrobora. Vamos a explicarlo en forma simplificada: La<br />

fe no es un sistema racional, hemos dicho; pero sí es algo que en su<br />

conjunto abarca también la dimensión <strong>del</strong> conocimiento, porque la<br />

fe necesariamente tiende a expresarse en forma de conocimiento, y<br />

de conocimiento acerca <strong>del</strong> hombre mismo. Hay que distinguir, pues,<br />

entre la fe misma en cuanto respuesta a una revelación de Dios<br />

en la historia, y la expresión intelectual de esa fe (y por tanto de esa<br />

revelación) ( 8 ). Fe y expresión intelectual de la fe se distinguen,<br />

por más que estén unidas tan íntimamente como el alma y el cuerpo<br />

(en términos de la clásica antropología cristiana). Así pues, la fe se<br />

expresa necesariamente en concepciones antropológicas; pero estas no<br />

son propiedad exclusiva de la fe misma, sino que están históricamente<br />

condicionadas, y van evolucionando siempre porque siguen siempre<br />

condicionadas a la historia.<br />

La consecuencia de esto es —y aquí se corrobora lo que afirmábamos<br />

audazmente— que la fe jamás putde impedir la búsqueda<br />

autónoma que cada época histórica (también la nuestra) hace de sus<br />

concepciones filosóficas y antropológicas. Esta búsqueda tiene sus<br />

propias leyes y no puede estar normada por cánones extrínsecos, ni<br />

siquiera negativamente. Esta búsqueda tiene también su lucha propia,<br />

su contrastación de tendencias y pareceres; pero en esa lucha la fe<br />

cristiana no puede intervenir esgrimiendo algo así como un acervo<br />

de "verdades teológicas inconmovibles acerca <strong>del</strong> hombre". Pero sí<br />

interviene de una forma especial (y así se justifica la constante preocupación<br />

de la Iglesia por la doctrina, y en particular por la doctrina<br />

filosófica, a lo que aludía la objeción anterior). La fe interviene prestando<br />

al cristiano que filosofa una actitud intelectual muy definida<br />

ante la realidad, ante la vida y ante el hombre mismo; una actitud,<br />

decimos, que es algo diferente de todo contenido intelectual, pero que<br />

influye poderosamente en los contenidos intelectuales y solo en ellos<br />

(8) Así asumimos la distinción tradicional de la Teología: fides qua, la íe<br />

por la que formalmente se cree, corresponde a lo que aquí llamamos la fe<br />

misma en su núcleo intimo; fides quae, la fe que se cree, corresponde a lo<br />

que aquí llamamos la expresión intelectual de la fe. La tradición católica<br />

siempre ha defendido que la fides quae (la expresión intelectual) no puede<br />

deducirse exhaustivamente de la fides qua (<strong>del</strong> núcleo más íntimo de la<br />

fe); una explicación válida de esta irreductibilidad estaría en las concepciones<br />

que insinuamos: ninguna expresión intelectual es definitiva porque no<br />

hace sino intentar traducir la fides qua (o sea la respuesta personal a la<br />

revelación, el encuentro con Dios que obra históricamente) dentro de las<br />

concepciones antropológicas de una cultura o de una época determinada.<br />

— 287


puede expresarse y por lo mismo necesita de ellos. Entiéndase que<br />

esta actitud no es nada de lo que suele designarse como dogmatismo,<br />

y más bien está emparentada con las actitudes de la esperanza y <strong>del</strong><br />

amor.<br />

Aun con tales características, esta actitud intelectual de que<br />

tratamos no es algo extraño al proceso de la filosofía misma. Al contrario:<br />

todo proceso filosófico presupone estas actitudes primeras;<br />

no puede prescindir de ciertas opciones fundamentales irreductibles<br />

a algo anterior y por lo mismo incapaces de ser justificadas gracias<br />

a una estricta prueba racional, pero no por eso menos importantes ni<br />

menos universales ni menos necesarias. El cristiano tiene su modo<br />

especial de estar realizando las opciones fundamentales que debe realizar<br />

todo hombre y en particular todo filósofo que se ocupa <strong>del</strong><br />

hombre. No solamente está en su derecho, sino que es su necesidad<br />

de hombre el optar; y es un hecho ineluctable con que se topa la filosofía,<br />

la antropología filosófica, el de operar sobre la base de estas<br />

opciones. El cristiano con las suyas no impone, pues, ninguna<br />

heteronomía al quehacer filosófico.<br />

Pero opciones no son todavía proposiciones ni contenidos intelectuales,<br />

aunque solo en forma de contenidos y proposiciones pueden<br />

hacerse concientes y comunicarse. De esta distinción básica nace<br />

el que la opción de la fe cristiana pueda y deba expresarse correctamente<br />

en contenidos antropológicos que van evolucionando históricamente<br />

y aun en sistemas antropológicos muy diversos unos de otros.<br />

De aquí nace también —y este era el foco de nuestro interés— el que<br />

el cristiano pueda entrar hoy de lleno y sobre plano de igualdad en<br />

la lucha por plasmar concepciones antropológicas que respondan a<br />

la manera cómo el hombre se experimenta ahora a sí mismo dentro<br />

de un mundo en cambio radical. El cristiano no debe siquiera<br />

creer que lleva nada de ventaja sobre sus colegas filósofos, en el estricto<br />

campo filosófico, por ser cristiano. Esto sería malentender la<br />

plena autonomía <strong>del</strong> campo filosófico; y también tergiversar el sentido<br />

de la fe cristiana.<br />

Porque esta última no tiene ningún sistema eterno de conceptos<br />

que defender, sino que por tomar en serio al hombre está continuamente<br />

tras la manera de entenderse a sí mismo que deba asumir<br />

el hombre en su situación histórica concreta. Y por eso no puede<br />

ser espectadora imperturbada de los esfuerzos que hace hoy el pensamiento<br />

antropológico, como si ella hubiese encontrado ya de una<br />

vez para siempre todo lo que le interesa sobre el hombre o pudiese<br />

discernir con ideas exclusivamente suyas lo aceptable y lo inaceptable<br />

de las nuevas ideas. Al contrario: ella tiene que meterse en la<br />

faena de la búsqueda, con todo el riesgo y la incertidumbre de la<br />

288 —


úsqueda, para poder subsistir. Su expresión intelectual, antropológica,<br />

necesita dejarse cuestionar, sin retaguardia asegurada, aquí y<br />

ahora por el pensamiento de cada nuevo ámbito histórico <strong>del</strong><br />

hombre ( 9 ).<br />

Recalcamos, para terminar, que estas ideas no son más que<br />

la explicitación de lo que iba dentro <strong>del</strong> cambio iniciado hace algunos<br />

años en el pensamiento católico: El ser hombre y el ser cristiano,<br />

lo natural y lo sobrenatural, por más que hayan de concebirse como<br />

aspectos distintos, no pueden jamás aparecer como dos partes yuxtapuestas<br />

de un proceso complexivo —se ha venido diciendo con razón<br />

últimamente; aquí hemos añadido, explicitando esto mismo, que la<br />

diferencia que hay entre lo cristiano y lo humano dentro de un mismo<br />

creyente no puede traducirse en contenidos intelectuales específicos,<br />

separables y adicionables a los contenidos filosóficos que puede<br />

alcanzar una antropología.<br />

Si para expresar mejor esto mismo se nos permite servirnos de<br />

una visión <strong>del</strong> hombre que es ella también condicionada a nuestros<br />

tiempos, pero comparte con casi toda la antropología filosófica actual<br />

la inquietud por los temas de la persona y la existencia, de la libertad<br />

y de la historia, podemos decir que la autorrealización <strong>del</strong><br />

hombre es en el fondo un acontecimiento de libertad, por el que a<br />

través <strong>del</strong> juego interpersonal y libre de la acción humana se halla<br />

la persona siempre de nuevo confrontada con una libertad liberadora<br />

que le da posibilidad de ser autónomamente. Desde esa fuente queda<br />

libre la historia humana para brotar y correr; ella tiene en Cristo<br />

su eje y su norma, norma a la vez inmanente y recibida como regalo.<br />

La relación <strong>del</strong> hombre para con esta libertad liberadora, que<br />

la teología cristiana llama el Dios Padre de Jesucristo, puede ser captada<br />

por la filosofía a su manera, según sus propias leyes, y por lo<br />

tanto a través de concepciones muy variadas de acuerdo con las situaciones<br />

históricas. Y la teología cristiana misma necesita promover el<br />

esfuerzo auténticamente filosófico y posibilitar la autonomía verdadera<br />

de ese pensamiento, porque solo a través de él podrá ella expresarse<br />

y ser auténtica. De este modo la teología tiene en sí lo que la<br />

coloca por encima de toda filosofía; pero no puede ser teología sin dejar<br />

libre a una filosofía autónoma, ayudando con las actitudes de la<br />

fe en la búsqueda filosófica y aceptando para uso propio los resultados<br />

más sinceros de esa búsqueda, porque los necesita.<br />

Las inquietudes que estas ideas tan apretadas puedan dejar en<br />

el cristiano caen bajo la competencia de la teología y deben ser<br />

(9) Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución "Gaudium et Spes" sobre la Iglesia<br />

en el mundo actual, N» 44.<br />

19 ^- 289


afrontadas por ella. Aquí habría que desarrollar sobre todo la concepción<br />

de la revelación y <strong>del</strong> dogma, que solo hemos insinuado. Pero<br />

en último término también esos problemas teológicos son —conforme<br />

a estas ideas— problemas de la filosofía misma. Y la cuestión<br />

filosófica fundamental que aquí está en juego es la que hoy se<br />

llama "historicidad de la verdad". Por eso, al concluir, nos permitimos<br />

insinuar que no hay por qué temer que esta cuestión nos lleve<br />

a un relativismo indiferente y despreocupado, o trágico y fatalista,<br />

dentro de la multitud de concepciones que precisamente en antropología<br />

filosófica pululan hoy día. Por el contrario, habrá que insistir<br />

mucho más en la fi<strong>del</strong>idad a la historia, a lo que ha sido la trayectoria<br />

de la teología cristiana y a lo que ha sido la trayectoria de la filosofía<br />

occidental hasta este punto en que nos encontramos, para hallar<br />

aquí el Jlamado intelectual de nuestro tiempo frente al futuro y responder<br />

a él con esfuerzo unánime de creyentes y no creyentes, con<br />

esfuerzo responsable, comprometido, sin perjuicios, sin defensivas ni<br />

ofensivas, sin más norma positiva o negativa que la Verdad allí manifestada<br />

( 10 ).<br />

(10) Esta fi<strong>del</strong>idad a la historia, que es el precepto filosófico hoy más necesario,<br />

coincide con el principio fundamental de la teología cristiana: obediencia<br />

a la tradición que nos trasmite la revelación de Dios en la historia, como<br />

el Concilio Vaticano II lo ha vuelto a poner de manifiesto. (Cfr. Constitución<br />

"Dei VerbumV N' 7 y 8).<br />

290 —


t<br />

PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD<br />

CAPACIDAD PARA EL AMOR<br />

EL GRITO DE HOY, EL MITO DE HOY.<br />

José I. Donoso C.<br />

de la Escuela de Psicología<br />

Cuando el mundo joven de ahora grita en todas direcciones su<br />

filosofía <strong>del</strong> amor, gotea en mi la fría incertidumbre. Pienso que quizá<br />

sea esta semejante a la vieja filosofía de la libertad proclamada<br />

por los jóvenes de nuestro pasado inmediato, quienes acabaron contentándose<br />

con ostentarla sobre sí apenas como un distintivo. Su<br />

propia inmadurez les impidió saber ser libres.<br />

La filosofía <strong>del</strong> amor aparece en cualquier joven, a los pocos minutos<br />

de hablar con él; pero es generalmente tan teórica como para<br />

inducimos a mirarle los zapatos y no los ojos.<br />

Es, sin embargo, sincera puesto que cuando llega a regir su acción<br />

tiene una fuerza comparable a la de la vida misma en el universo<br />

inerte. He aquí lo que me ha movido a hablar como joven y psicólogo,<br />

<strong>del</strong> amor netamente humano. Porque el hombre es amable;<br />

porque es el punto cósmico que merece el amor.<br />

AMOR Y PERSONALIDAD<br />

Entender que el hombre merece el amor, y realizar esta dignidad,<br />

es indicio de madurez emocional. Quiero personalizar la idea para<br />

evitar —a quienes acusan de "no científica" a la psicología— el<br />

esfuerzo mental de una crítica.<br />

Según una investigación llevada a cabo durante dieciséis años<br />

por los autores R. F. Peck y R. J. Havighurst ( 1 ) "una capacidad creciente<br />

de amar" es cualidad que caracteriza al adulto maduro en su<br />

■) calificación <strong>del</strong> desarrollo moral, en una personalidad que describen<br />

como "racional, integrada y emocionalmente madura".<br />

i<br />

Los citados psicólogos clasificaron el grado de progreso moral,<br />

según el termómetro de la capacidad para el amor, en una curva que<br />

va desde el tipo amoral y oportunista —incapaz de amor— hasta el<br />

arquetipo "Racional altruista" capaz de amar y sentirse amado genuinamente,<br />

constructivamente, al sesibilizarse ante las carencias de los<br />

demás.<br />

— 291


Así describen al amante: "Es capaz de amar inteligentemente a<br />

los demás, es decir puede descubrir faltas en otra persona sin reducir<br />

por ello su sentimiento general de respeto y afecto por esa persona.<br />

No ama ciegamente la proyección de sus deseos imaginarios en<br />

los demás. Cuando ama a otro, lo ama con una percepción realista<br />

de lo que esa persona es, y las cualidades que encuentra dignas de estima<br />

en ella son sus cualidades reales y no creaciones de sus propios<br />

deseos. De todos los tipos solo este (el "Racional altruista") es capaz<br />

de un amor maduro, no egoísta, realista El "amor" de los otros<br />

tipos, es en gran parte una forma de recibir, y su "generosidad" es<br />

habitualmente un esfuerzo ritualizado para ganar la estima social o<br />

un esfuerzo para encontrar una satisfacción sustitutiva a través de la<br />

felicidad de otro, sin saber si el propio deseo es idéntico al deseo o<br />

necesidad de la otra persona". ( 2 )<br />

UNA AUTOPIA MAS<br />

¿Podremos hablar de amor, en un mundo cuyas alcantarillas<br />

atestadas no alcanzan a evacuar tanto odio? Cuando el aire mismo<br />

de las ciudades parece mal presagiar nuestra inquietud: saturado de<br />

mortales carburantes atenta contra los vivientes. Ellos, finalidad de<br />

una creación, se encuentran en una preocupación por la vida, que acapara<br />

casi todos los momentos de su trayectoria cerrándoles el camino<br />

hacia el otro, bloqueando sus posibilidades de amar.<br />

Y la guerra; si solo es posible aniquilar aquello que no merece<br />

absolutamente ser amado, ¿puede acaso un ser humano colocarse en<br />

tal situación que no merezca el amor? Solo si la respuesta es afirmativa,<br />

puede quitársele la existencia. Cuando un hombre no es digno<br />

de ser amado, es porque ha muerto, o porque se ha hecho inmerecedor<br />

de la existencia.<br />

Atributo único <strong>del</strong> hombre el amor, lo es también el odio (no<br />

hay luz sin tinieblas). Ser contradictorio, el hombre manifiesta juntos<br />

por naturaleza los opuestos más radicales: espíritu y materia, vida<br />

y muerte, muerte y resurrección. Tal vez sea así, porque constituye<br />

un universo y son los opuestos, condiciones de los más vastos<br />

universos.<br />

Como la libertad, el amor es un carácter de ciertos actos de la<br />

voluntad. El amor quizá exige más de lo que puede dar la naturaleza<br />

humana. Sin embargo no podemos amar en ciertas circunstancias<br />

solamente, se nos pide que amemos siempre.<br />

292 —


Para Camus en nuestro mundo, la situación de quien es menos<br />

capaz de amar, resulta la más coherente, y "cuanto más se ama,<br />

tanto más se consolida lo absurdo". ( 3 ).<br />

Aquí surge la contradicción: a pesar de que uno de los fundamentos<br />

de lo humano es el amor en su pleno sentido, este aparentemente<br />

nunca será i>osible. El mejor de los hombres, tratará de amar<br />

a los otros por igual, pero irremediablemente nunca conseguirá ese<br />

fin. "La conquista o el juego; el amor innumerable; la rebelión absurda;<br />

son homenajes que el hombre tributa a su dignidad en una<br />

campaña en que está vencido de antemano".<br />

La misma contradicción hace en cierto modo letal al acto de<br />

amar "hay también muchas maneras de suicidarse, una de las cuales<br />

es el don total y el olvido de la propia persona". También aquello<br />

que le hace dichoso puede quitarle la existencia muchas veces. Así como<br />

el vicioso, que por la droga busca una dicha pasajera, sin pretenderlo,<br />

aniquila su organismo; el amante, con amar, cede a los otros<br />

algo de su ser; consume su individualidad "agota el objeto de su amor,<br />

y con ello, sus probabilidades de vida".<br />

Amar es enriquecimiento y empobrecimiento simultáneos. Puede<br />

agotarse la vida personal, entonces enriquece, pero al mismo tiempo<br />

empobrece al ser amado, porque le resta existencia. "Aquellos a<br />

quienes un gran amor aparta de toda vida personal se enriquecen,<br />

quizá, pero empobrecen seguramente a aquellos a quienes han<br />

elegido su amor".<br />

Finalmente, no parece que pueda ser universal el amor. La<br />

idea de un amor heredado, legendario, que falsea al hombre, equivocando<br />

su preocupación por los otros y tornándola "una manera de<br />

ver colectiva de la que son responsables los libros y las leyendas"<br />

lleva a Camus a negar la universalidad <strong>del</strong> amor, para vigorizar lo<br />

recíproco: solo es verdadero el amor individual, el amor <strong>del</strong> uno para<br />

con el otro. El amor total, universal (cristiano) carecería de sentido;<br />

sería meramente una ilusión fomentada por la tradición literaria.<br />

"Pero yo no conozco <strong>del</strong> amor sino esa mezcla de deseo, ternura e inteligencia<br />

que me une a tal ser".<br />

Creo sin embargo que esta no es la justa visión de amor. El<br />

hombre maduro se agota en el amor, pero se enriquece, y acrecienta<br />

la personalidad ajena sin perder por ello un ápice de su ser; es capaz<br />

de amar umversalmente y no exclusivamente porque en ello no se diluye,<br />

sino que mientras más ama, mantiene más perfecta su libertad,<br />

su individualidad, su personalidad, sin egoísmo. ( 4 )<br />

— 293


EN BUSCA DEL AMOR TOTAL<br />

El hombre se nos aparece como "el ser en busca <strong>del</strong> amor<br />

total" <strong>del</strong> amor de todos los seres a través de la entrega total <strong>del</strong> propio<br />

ser. Creemos que los verdaderos hombres, hemos nacido para<br />

amar. Vivir solamente, es la finalidad de las otras criaturas. El hombre,<br />

meta de una evolución, solo puede haber sido creado para amar.<br />

Ha de vivir para amar y ser amado. ¿Se concibe acaso un ser humano,<br />

en toda su plenitud, que no posea el poder generativo en su plena<br />

dimensión? he ahí el cause <strong>del</strong> amor.<br />

Con cuánto amor somos capaces de mirar hacia "los nuestros".<br />

Aunque esta sea aún egocéntrica, es la primera forma de amar<br />

fuera <strong>del</strong> Yo. ¿Habrá alguien capaz de odiar a sus progenitores por<br />

razón de serlo? ¿Podrá ser tan ingrato este universo para no dotar de<br />

un solo segundo amable a una existencia de años?<br />

El ser es el único fundamento <strong>del</strong> amor. La vida en sí es algo<br />

digno de ser amado (aún en su forma más elemental). Aquellos que<br />

confiesan no ,amar la vida, ¿serán capaces de manifestarse amantes<br />

de la no existencia? Es un cadáver susceptible de amor? Solo se puede<br />

amar lo que existe, porque existe. El ser es el objeto primario<br />

de amor; dentro <strong>del</strong> ser, está primero mi propio ser, mi Yo. El suicida,<br />

entonces, ¿lo es porque no se ama a sí mismo? ¿no lo será más<br />

bien porque se ama tan desmedidamente que se convierte en un incapaz<br />

de superar el ataque <strong>del</strong> medio sobre su Yo personal exacerbadamente<br />

amado?<br />

Si tengo en el universo un solo objeto que amar, existe el amor<br />

total. Todo amor es necesariamente ilimitado. La idea de un amor<br />

regulado, es opuesta a toda experiencia afectiva.<br />

En el hombre se dan dos clases de amor, determinadas por la<br />

calidad o cantidad; según la dirección y distribución <strong>del</strong> ser hacia los<br />

otros seres distintos. Tender a amar con todo el ser, es regirse por<br />

la norma de la calidad. He aquí el amor humano: amar y poseer. El<br />

amor de todos en la misma medida —la gran medida— es el amor<br />

cuantitativo. He aquí el amor <strong>del</strong> santo: conquistar y agotar.<br />

EL AMOR TOTAL CONTRARIADO POR EL TIEMPO<br />

El amor <strong>del</strong> hombre, tiene que ser humano. Ha de tener un desarrollo<br />

temporal y espacial. "No hay amor más generoso que el que<br />

294 —


se sabe al mismo tiempo pasajero y singular' ( ^, ). Este es el amor<br />

verdaderamente gratificante: aquel que ama, entregue a los demás su<br />

propia existencia que tiene pequeñísima duración; permanece un pequeño<br />

tiempo humano, y tiene la opción —justa o injusta— de poder<br />

prescindir <strong>del</strong> amor, porque la naturaleza no encuentra en forma inmediata<br />

la necesidad de amar. La descarga afectiva se sublimiza precisamente<br />

porque al amar se entrega algo poseído limitadamente, el<br />

Yo perecedero. Un Yo tan singular, que yo solo soy capaz de amar<br />

como yo mismo.<br />

El concepto de "entrega total" contraría entonces la naturaleza<br />

humana. De otro modo no sería posible la dicha en el acto amororoso.<br />

Solamente la imperfección permite al hombre encontrar la paz.<br />

Un amor perfecto impediría al objeto <strong>del</strong> amor, la percepción <strong>del</strong> mismo.<br />

La duración eterna <strong>del</strong> amor, le ofuscaría: "la imperfección necesaria<br />

hace sensible la dicha" ( 6 ). Somos tanto más dichosos, cuanto<br />

más hemos luchado para conseguir un amor genuino "un amor semejante<br />

que solo termina en la última contradicción que es la muerte".<br />

El amor libera para los demás, las características antes exclusivas<br />

<strong>del</strong> que ama porque la reciprocidad, libera a la persona amada<br />

proporcionalmente al don. El hombre no puede querer al ser en<br />

general; para poder realizar su donación, multiplica su amor, lo individualiza<br />

agotándolo en todos uno por uno.<br />

EL AMOR DE TEILHARD DE CHARDIN (?)<br />

"El amor es la más universal, la más formidable y la más misteriosa<br />

de las energías cósmicas" es pues una fuerza de la cual nos es<br />

imposible escapar (a pesar de todas las veces que se ha tratado de<br />

ignorarlo socialmente). Tiene una finalidad ordenadora <strong>del</strong> universo.<br />

Quien desconozca su verdadero objeto y su naturaleza, caerá en el desorden<br />

"más profundo e inevitable". El hombre debe amar "a la medida<br />

<strong>del</strong> mundo" más como el mundo se agranda ilimitadamente, ha<br />

de utilizar ese amor para conquistarse a sí mismo y al universo inmenso.<br />

Estos son los supremos fines <strong>del</strong> amor teilhardiano.<br />

Incorporada a la teoría evolucionista, la energía amorosa se sublimiza.<br />

Encontramos al amor otorgando un sentido a la "evolución<br />

espiritual" "el amor es sangre de la evolución espiritual". El desarrollo<br />

<strong>del</strong> amor dentro <strong>del</strong> mundo, da a la evolución un sentido interior;<br />

mientras otros diversos procesos <strong>del</strong> mundo (atómicos, moleculares,<br />

celulares) determinan su sentido externo.<br />

— 295


"La manera mas expresiva y la mas profundamente verdadera de<br />

contar la evolución universal, sería, sin duda, volver a narrar la evolución<br />

<strong>del</strong> amor".<br />

Aparece en el universo anterior a la hominización, como energía<br />

presente en las fuerzas moleculares, más tarde como la función de reproducción.<br />

El proceso culmina con la hominización y el amor adquiere<br />

inusitada luminosidad: "hominizado" es "no solamente la atracción<br />

única y periódica con vistas a la fecundidad material, sino una<br />

posibilidad, sin límite y sin reposo, de contacto por el espíritu mucho<br />

más que por el cuerpo".<br />

Como otras manifestaciones de energía que posee la materia, el<br />

amor, es aún misterioso o absurdo para su administrador que es el<br />

hombre. Es atributo que no siempre supo encausar y muchas veces<br />

prefirió ignorar y así pervertir. De una cosa sí podemos estar seguros:<br />

el amor existe en tal forma que es imposible sustraerse a su presencia;<br />

él cohesiona de tal manera al mundo psíquico humano que éste minuto<br />

a minuto se perfecciona.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

A. Camus, "El mito de Sísifo" pp. 59 — 64. Losada, México 1967.<br />

1 R. F. Peck, R. J. Havighurst, "The Psychology of Character Development'',<br />

pp. 167 - 172. New York 1960.<br />

2 R. F. Peck, B. J. Havighurst, o. c. p. 170.<br />

3 A. Camus, O. C. p. 59.<br />

4 E. Froram, "El arte de amar" (véase),<br />

5 A. Camus, O. C. p. 62.<br />

6 A. Camus, O. C. p. 60.<br />

7 P. Teühard de Chardin, "La Energía Humana" pp. 35 - 37. Taurus Ediciones<br />

S. A., Madrid 1967.<br />

296 —


PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL<br />

ECUADOR<br />

FACULTAD DE ENFERMERÍA<br />

EVALUACIÓN DEL CURSO DE SECRETARIAS CLÍNICAS<br />

DEL HOSPITAL MILITAR DE LAS FUERZAS ARMADAS<br />

DE QUITO<br />

Sor Patricia Rodríguez<br />

Sor Martha Rojas<br />

Sor Piedad Rojas<br />

Nuestro agradecimiento a la señora Georgina de Carrillo,<br />

quien nos dirigió en este trabajp.<br />

INTRODUCCIÓN<br />

Para el personal encargado de elaborar, dirigir y ejecutar pro­<br />

■gramas de educación, es de vital importancia realizar evaluaciones periódicas.<br />

El fin de éstas es conocer sus resultados desde el punto de<br />

vista cualitativo y cuantitativo, y los factores positivos y negativos<br />

que pueden afectarlos.<br />

Es posible afirmar que el éxito en la difícil tarea de la educación,<br />

depende en gran parte de una permanente evaluación.<br />

Los científicos sociales recalcan que, por lógico y conveniente<br />

•que pueda aparecer un programa de educación al especialista técnico,<br />

algunas de sus consecuencias de segundo o de tercer orden pudieran<br />

resultar indeseables desde el punto de vista de los seres humanos,<br />

con quienes se cuenta y el plan puede fracasar por falta de evaluación.<br />

(!)<br />

En el Hospital Militar de las Fuerzas Armadas de Quito, al finalizar<br />

el primer programa de Capacitación para Secretarias Clínicas,<br />

se consideró que un estudio de evaluación sobre los resultados obtenidos<br />

podría suministrar información y contribución para:<br />

1.— La revisión de la Filosofía, Objetivos, Metas y contenido <strong>del</strong> programa.<br />

2.— La determinación de pautas requeridas en la educación de este<br />

nuevo miembro <strong>del</strong> equipo de salud.<br />

,


3.— Revisar las funciones, actividades y tareas <strong>del</strong> personal de enfermería<br />

y secretarias clínicas.<br />

La determinación <strong>del</strong> contenido de este estudio se basó en el<br />

principio de que la evaluación <strong>del</strong> programa para la formación de secretarias<br />

clínicas debe comprender los siguientes aspectos:<br />

1.— Evaluación por las estudiantes, sobre el contenido teórico práctico<br />

y el tiempo en el cual fue realizado el programa.<br />

2.— Evaluación por las enfermeras jefes de sala sobre el contenido<br />

<strong>del</strong> programa y los resultados de éste.<br />

JUSTIFICACIÓN DEL ESTUDIO<br />

De la organización <strong>del</strong> departamento de Enfermería en las instituciones<br />

de salud depende el cuidado efectivo o deficiente que la persona<br />

enferma, su familia y la comunidad a que pertenece, reciben.<br />

Pero en los países latinoamericanos y más aún en el <strong>Ecuador</strong>, es conocido<br />

el déficit de enfermeras. Este problema se ha agravado hasta<br />

límites críticos por la sub - utilización de este personal. ( 2 ) Granparte<br />

<strong>del</strong> tiempo de trabajo de la enfermera es absorbido en actividades<br />

de tipo secretarial que puede ser <strong>del</strong>egado a otro personal preparado<br />

para este fin.<br />

Para solucionar este problema, en algunas instituciones de salud<br />

se han organizado programas formales para secretarias clínicas..<br />

Esta modalidad también se ha introducido en otros países en donde el<br />

déficit <strong>del</strong> personal de enfermería es menos pronunciado. Así, en los<br />

Estados Unidos de Norte América ( 3 ) se viene empleando "Oficinistas<br />

de Sala" desde hace veinte años.<br />

Los directivos <strong>del</strong> Hospital Militar de las Fuerzas Armadas de<br />

Quito, conscientes de que en esta institución como en las demás <strong>del</strong><br />

país, se enfrentaban con el problema de sub - utilización <strong>del</strong> personal<br />

de enfermería, organizaron el Curso de Secretarias Clínicas.<br />

Para conocer los resultados obtenidos en este Curso, se decidióefectuar<br />

esta investigación, en espera de que las conclusiones y recomendaciones<br />

nos ayudarán a formular pautas para futuros cursos y<br />

para que este nuevo miembro <strong>del</strong> equipo de salud preste una ver-<br />

(2) Guía para Adiestramiento de Auxiliares de Enfermería en la América Latina,<br />

Organización Panamericana de la Salud. Publicaciones Científicas.<br />

(Washington, D. C, abril, 1964). p. 1.<br />

(3) Owen, Joseph Karlton, Conceptos Modéralos sobre Administración de<br />

Hospitales, (México, Editorial Interamerieana, S. A. 1964), p. 382.<br />

298 —


dadera ayuda. El indicador será mayor acercamiento de la enfermera<br />

al paciente.<br />

Además, los resultados que se obtengan servirán para emitir<br />

juicios sobre el plan curricular.<br />

ENUNCIACIÓN DEL PROBLEMA<br />

Para poder evaluar este Curso, se requiere dar contestación a<br />

las siguientes preguntas:<br />

1.— Cuáles son los resultados obtenidos al finalizar el Curso de Secretarias<br />

Clínicas programado y llevado a cabo en el Hospital<br />

Militar de las Fuerzas Armadas de Quito?<br />

2.— Qué cantidad de preparación recibieron las estudiantes <strong>del</strong> Curso<br />

de Secretarias Clínicas para desempeñar sus funciones en las<br />

salas <strong>del</strong> Hospital Militar de las Fuerzas Armadas de Quito?<br />

3.— Cuál es la percepción de las enfermeras y estudiantes acerca de<br />

los resultados <strong>del</strong> Curso?<br />

4.— Cómo la Secretaria Clínica libera a la Enfermera de funciones<br />

secretariales en las salas <strong>del</strong> Hospital Militar de las Fuerzas<br />

Armadas de Quito?<br />

5.— Qué obstáculos afectaron el aprendizaje efectivo de las estudiantes<br />

<strong>del</strong> Curso de Secretarias Clínicas?<br />

6.— Cuáles fueron los aspectos positivos?<br />

PROPOSITO DEL ESTUDIO<br />

El propósito de este estudio es identificar:<br />

1.— Si la presencia de la secretaria clínica en las salas de pacientes<br />

<strong>del</strong> Hospital Militar de las Fuerzas Armadas de Quito liberarían<br />

a la enfermera de tareas de escritorios ajenas a enfermería<br />

para que ella dé mayor cuidado al paciente.<br />

2.— Si al final <strong>del</strong> Curso de Secretarias Clínicas, las estudiantes son<br />

capaces de realizar las funciones adscritas en el plan de estudios.<br />

( 4 )<br />

3.— La opinión de las enfermeras y estudiantes sobre las materias<br />

recibidas. Si éstas las capacitaron para desempeñar las funciones<br />

secretariales y cuáles de éstas deberían eliminarse. También si<br />

algunas materias debieran añadirse al programa.<br />

(4) Plan de Enseñanza para el Funcionamiento <strong>del</strong> Curso de Secretarias Clínicas.<br />

Hospital Militar de las Fuerzas Armadas de Quito, 1970, pp. 1-3.<br />

— 299


4.— Qué problemas obstaculizan el aprendizaje de las estudiantes<br />

en las áreas clínicas y cómo se los podría evitar?<br />

.5.— Valorar los aspectos positivos <strong>del</strong> programa.<br />

REVISION DE LA LITERATURA<br />

Por tratarse de un estudio sobre evaluación <strong>del</strong> Programa para<br />

Secretarias Clínicas impartido en el Hospital Militar de las Fuerzas<br />

Armadas de Quito, se ha enfocado la revisión de la literatura en el<br />

aspecto de evaluación.<br />

El Consejo Internacional de Enfermería ( 5 ) señaló entre otros<br />

factores que han afectado el desarrollo de enfermería, la escasez y<br />

sub-utilización de enfermeras hasta límites críticos. La comisión que<br />

enfocó este problema en el citado Consejo anota también como causas<br />

principales de este problema las siguientes:<br />

1.— La falta de orientación básica de las bachilleres hacia las profesiones<br />

vocacionales.<br />

2.—' La falta de recursos y medios en las escuelas de enfermería<br />

para la educación de este personal.<br />

3.— Remuneraciones e incentivos poco atrayentes para las enfermeras.<br />

4.— Cambios sociales.<br />

5.— Desconocimiento de las funciones de enfermería tanto por las<br />

mismas enfermeras como por el personal <strong>del</strong> equipo de salud.<br />

Florence Nightingale ( 6 ) en sus primeros esfuerzos por mejorar<br />

la atención de enfermería en Inglaterra preparó a las primeras enfermeras,<br />

quienes partieron para otros países de Europa, Australia,<br />

Canadá y Estados Unidos de Norte América. A comienzos <strong>del</strong> Siglo<br />

XX llegaron a América Latina las primeras enfermeras inglesas y<br />

organizaron las escuelas de enfermería, pero al establecer estas nue<br />

vas escuelas se preparó al personal para el cuidado directo <strong>del</strong> paciente<br />

a un grupo relativamente pequeño. Se puso poco empeño en<br />

adiestrar al personal sin preparación que trabajaba en los servicios<br />

de salud, teniendo la impresión de que podrían prepararse enfermeras<br />

en número suficiente para reemplazarlo con el tiempo. No se contó<br />

con la rápida expansión de los servicios de salud que cada día re-<br />


quieren mayor número de personal. Este factor impidió que las enfermeras<br />

pudieran desempeñar las funciones para las cuales fueron<br />

preparadas; y, al contrario, apenas egresaban de las aulas eran colocadas<br />

al frente de departamentos de enfermería de hospitales hasta de<br />

mil camas.<br />

A pesar de no haber sido preparadas para desempeñar estas<br />

funciones, algunas enfermeras por sus aptitudes naturales, consiguieron<br />

alcanzar éxito en el nuevo campo de acción. La mayor parte de<br />

estas enfermeras se sintieron inseguras para desempeñar el trabajo<br />

para el cual no fueron preparadas y se refugiaron en labores de secretaría<br />

a más de otras tareas ajenas a enfermería. Esta situación<br />

se ha venido manteniendo por largo tiempo.<br />

Desde hace varios años, las autoridades de salud y las mismas<br />

enfermeras se han inquietado por los resultados de esta situación y<br />

se ha iniciado una serie de estudios en busca de solución al problema,<br />

Sister Mary Vincent ( 7 ) en un estudio realizado en el hospital de Michigan<br />

sobre actividades ajenas a enfermería, encontró que el personal<br />

estudiado, año tras año había aceptado muchas funciones ajenas a<br />

las de enfermería.<br />

Hall ( 8 ) en un estudio sobre el significado de enfermería reveló<br />

que el cuidado directo al paciente fue <strong>del</strong>egado por la enfermera en<br />

manos <strong>del</strong> personal menos preparado, reemplazando su papel por el<br />

de médico de segunda clase y el de auxiliar por el de enfermera de segunda<br />

categoría.<br />

Estudios similares a éstos ayudaron a las enfermeras de varios<br />

países a organizar programas para el adiestramiento de un nuevo<br />

miembro <strong>del</strong> equipo de enfermería. Este miembro es conocido con el<br />

nombre de "Oficinista de Sala", o el de "Secretaria Clínica". Aunque<br />

al principio el personal de enfermería puso resistencia porque muchas<br />

veces pensaba que su situación era amenazada, muy pronto descubrieron<br />

las enfermeras que esta persona las liberaba de actividades<br />

de oficina y les permitía dedicar la mayor parte de su tiempo al paciente.<br />

( 9 ).<br />

(7) Sister Mary Vincet, "Administración de Personal", Enfermería, Recopilación<br />

de Trabajos, N' 2, Organización Panamericana para la Salud (Washington,<br />

D. C. 1965), p. 69.<br />

(8) Lida Hall, "Nursing, What is It?", Canadian Nurse, Vol. 60 N' 2 (Febrero<br />

1964), p. 155.<br />

(9) Owen, op. clt., p. 384.<br />

— 301


La proliferación de estos programas obligó a la introducción y<br />

utilización de sistemas y criterios de evaluación propios. Según la Organización<br />

Mundial de la Salud, la evaluación es un proceso mediante<br />

el cual se puede determinar cualitativa y cuantitativamente el valor<br />

de una cosa o de un acontecimiento.<br />

Adriasola ( 10 ) también considera la evaluación como un procedimiento<br />

mediante el cual se pueden determinar los valores de una<br />

persona y los resultados de un aprendizaje.<br />

Freeman y Holmes (") afirman que el objetivo de la evaluación<br />

es saber cómo un programa está llenando las necesidades de los<br />

estudiantes y de la comunidad.<br />

El Comité de Expertos de Enfermería de la Organización<br />

Mundial de la Salud ( 12 ), reunido en Ginebra en 1958, hizo algunas<br />

consideraciones sobre evaluación en enfermería y recomendó lo siguiente:<br />

1.— La evaluación ha de hacerse en función de los objetivos <strong>del</strong><br />

programa y éstos han de estar concretamente definidos.<br />

2.— Aconsejó reemplazar los métodos subjetivos por otros que permitan<br />

ser verificados por distintos observadores con iguales resultados.<br />

DEFINICIÓN DE TÉRMINOS<br />

EDUCACIÓN FORMAL: Es el programa desarrollado por una<br />

institución y organización a fin de ayudar al personal a adquirir su<br />

preparación para realizar un trabajo efectivo y eficiente.<br />

SECRETARIAS CLÍNICAS: personas que han obtenido el certificado<br />

de secretarias clínicas y han recibido entrenamiento específico<br />

en el curso organizado en el Hospital Militar de las Fuerzas Armadas<br />

de Quito. Están capacitadas para desempeñar funciones específicas<br />

e integrarse al equipo de salud.<br />


EVALUACIÓN: Es un proceso educativo constante y no un hecho<br />

aislado y consumado cuando una comisión termina. La función<br />

primordial de los informes de evaluación es la de servir como guía<br />

educativa y como fuente de información para futuros programas.<br />

ENFERMERA: Es una persona que ha terminado un programa<br />

básico de enfermería en una universidad y está acreditada y autorizada<br />

en un país para dar servicios de enfermería.<br />

ENFERMERÍA: Es una profesión dedicada a realizar en colaboración<br />

con otros profesionales actividades de promoción, prevención,<br />

curación y rehabilitación de la salud.<br />

FUNCIONES SECRETARIALES: Son aquellas que realiza la secretaria<br />

clínica como ayuda a la enfermera profesional en una unidad<br />

hospitalaria. Están detalladas en el Plan de Enseñanza para el<br />

Funcionamiento <strong>del</strong> Curso de Secretarias Clínicas <strong>del</strong> Hospital Militar<br />

de las Fuerzas Armadas de Quito. ( 13 )<br />

LIMITACIONES DEL ESTUDIO<br />

Los resultados de este estudio serán aplicados únicamente al Hospital<br />

Militar de las Fuerzas Armadas de Quito.<br />

METODOLOGÍA<br />

Para este estudio se utilizó el método descriptivo ya que se<br />

trató de describir, analizar, referir e interpretar una situación o condición<br />

actual existente. ( 14 )<br />

Se tomó como muestra el universo compuesto por dieciséis estudiantes<br />

que terminaron el Curso de Secretarias Clínicas y dieciocho<br />

Enfermeras Profesionales a quienes se aplicaron encuestas de evaluación<br />

<strong>del</strong> Programa de Secretarias Clínicas.<br />

El programa tuvo una duración de veinte semanas con doscientas<br />

ventiocho horas hábiles. Para el ingreso al Curso las aspirantes<br />

reunían los siguientes requisitos de admisión:<br />

(13) Plan de Enseñanza para el Funcionamiento <strong>del</strong> Curso, op. clt.<br />

(14) John W. Best, Cómo Investigar en Educación, (Madrid: Ediciones Morata,<br />

1965), p. 138.<br />

— 303


1.— Título de secretaria<br />

2.— Documentación de identificación<br />

3.— Certificados médicos de salud<br />

4.— Certificado de trabajo o<br />

recomendaciones<br />

5.— Solicitud de ingreso a la<br />

Institución<br />

6.— Exámenes psicotécnicos.<br />

Para seleccionar la muestra se realizaron entrevistas con la Directora<br />

<strong>del</strong> Curso y la Directora <strong>del</strong> Departamento de Enfermería <strong>del</strong><br />

Hospital Militar de las Fuerzas Armadas de Quito, quienes facilitaron<br />

los medios para la recolección de datos. Además, se revisó el plan<br />

de estudios, registro de evaluaciones y calificaciones para completar<br />

los datos necesarios para la selección.<br />

Se elaboraron dos tipos de cuestionarios, con preguntas abiertasy<br />

cerradas para recolectar datos de las enfermeras y las estudiantes.<br />

El primer cuestionario para recolectar datos de las enfermeras que<br />

trabajarán con las estudiantes egresadas y el segundo para las estudiantes.<br />

El primer cuestionario consta de tres partes: primero, percepción<br />

de la enfermera sobre el grado de capacitación de la estudiante;<br />

segundo, opinión de las enfermeras sobre las materias y prácticas<br />

impartidas en el curso de adiestramiento; tercero, sugerencias<br />

sobre horarios y modificaciones <strong>del</strong> plan para futuros cursos. El segundo<br />

cuestionario para las estudiantes está estructurado siguiendo'<br />

las mismas normas que para las enfermeras.<br />

DESCRIPCIÓN DEL AREA<br />

El Hospital Militar de las Fuerzas Armadas de Quito es unainstitución<br />

de salud que tiene como objetivo fundamental el prestar<br />

servicios de salud a los miembros de las Fuerzas Armadas: terrestres,<br />

aéreas y marítimas. Además, sirve de unidad docente y de investigación<br />

para programas de salud. Dispone de doscientas cincuenta camas.<br />

Es un hospital de especialidades que cuenta con los servicios de<br />

clínica, cirugía, obstetricia y pediatría, radioterapia, fisioterapia, servicio<br />

de diagnóstico, radioisótopos, metabolismo basal, electrocardiograma<br />

y electroencefalograma.<br />

(16) Ver anexos N» 1, y N' 2.<br />

304 —


El Departamento de Enfermería cuenta con el siguiente personal:<br />

directora <strong>del</strong> departamento, dos supervisoras, diez licenciadas en enfermería,<br />

veinte enfermeras graduadas, cien auxiliares de enfermería,<br />

doce ayudantes de enfermería y dieciséis Secretarias Clínicas.<br />

Todo el personal trabaja con un horaiio de ocho horas diarias<br />

con turnos diferentes. ( 17 ).<br />

ANÁLISIS Y PRESENTACIÓN DE DATOS<br />

Los resultados obtenidos sobre la evaluación <strong>del</strong> programa de<br />

Secretarias Clínicas son expuestos a continuación:<br />

CUADRO N? 1<br />

FUNCIONES QUE LAS SECRETARIAS CLÍNICAS PIENSAN<br />

REALIZAR AL TERMINAR EL CURSO EN EL<br />

HOSPITAL MILITAR DE LAS FF. AA.<br />

PUNCIONES<br />

Recibir y dar mensajes<br />

QUITO, 1971<br />

Muy Mediana Ligera<br />

Segura Segura Segura Segura<br />

14 2 - -<br />

Insegura<br />

_<br />

Total<br />

Comunicación inter-departamental<br />

y citas 13 3 - - - 16<br />

Arreglar citas con la Trabajadora<br />

Social 11 5 - - - 16<br />

Transporte de pacientes<br />

dentro <strong>del</strong> hospital 5 10 1 - - 16<br />

Arreglar transferencias de<br />

pacientes 13 3 - - - 16<br />

(17) Datos obtenidos por información verbal de la Directora <strong>del</strong> Departamento<br />

de Enfermería <strong>del</strong> Hospital Militar de las Fuerzas Armadas de Quito, Enero<br />

1971.<br />

20 — 305<br />

16


FUNCIONES<br />

Muy Mediana Ligera Insc<br />

Segura Segura Segura Segura gura Total<br />

Encabezar toda la documentación<br />

<strong>del</strong> paciente 12 4 - - - 16<br />

Mantener la historia clínica<br />

incluyendo exámenes de<br />

laboratorio 12 3 1 - - 16<br />

Cambiar anotaciones de<br />

drogas en Kardex 13 3 - - - 16<br />

Hacer plan de cuidados de<br />

enfermería con la enfermera<br />

6 9 1 - - 16<br />

Enviar recetas a Farmacia<br />

previo control respectivo<br />

12 4 _ _ _ 16<br />

Transcribir gráficos T.P.R.,<br />

peso, talla, control de ingesta<br />

y eliminación 7 8 1 - - 16<br />

Hacer informes estadísticos<br />

diarios y llevar los libros<br />

de la unidad 11 5 - - - 16<br />

Hacer trámites de egreso<br />

de pacientes y transcribir<br />

certificados médicos para<br />

los mismos 15 1 - - - 16<br />

Escribir resúmenes de la<br />

Historia Clínica 4 11 1 - - 16<br />

Tramitar licencias para pacientes<br />

y personal de la<br />

unidad 9 4 3 - - 16<br />

Hacer inventario de la unidad<br />

con la enfermera, controlar<br />

ropa y equipo 11 3 2 - - 16<br />

TOTAL 167 79 9 - - 255<br />

306 —


La mayoría de las estudiantes están muy seguras en tareas que<br />

se las considera como secretariales; sin embargo, no están muy seguras<br />

para hacer resúmenes médicos y el plan de cuidados de enfermería<br />

con la enfermera.<br />

CUADRO N? 2<br />

SUGERENCIAS DE LAS SECRETARIAS CLÍNICAS EN RELACIÓN A<br />

AUMENTO O DISMINUCIÓN DE HORAS EN LAS MATERIAS<br />

DEL PLAN CURRICULAR<br />

MATERIAS<br />

Psicología<br />

Terminología Médica<br />

Funciones Secretariales<br />

Estadística<br />

Anatomía<br />

Bibliotecología<br />

Archivo<br />

Relaciones Públicas<br />

Farmacología<br />

Etica<br />

Primeros Auxilios<br />

TOTAL<br />

QUITO, 1971<br />

N? 16<br />

Piden Aumento<br />

de Horas<br />

12<br />

4<br />

6<br />

13<br />

4<br />

2<br />

3<br />

1<br />

1<br />

—<br />

—<br />

46<br />

Piden Disminución<br />

de Horas<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

3<br />

—<br />

2<br />

8<br />

—<br />

4<br />

1<br />

18<br />

Total<br />

12<br />

4<br />

6<br />

13<br />

7<br />

2<br />

5<br />

9<br />

1<br />

4<br />

1<br />

64<br />

— 307


Parece que las alumnas consideran como materias necesarias<br />

para su profesión la Psicología y Estadística por el aumento de horas<br />

que piden en estas materias.<br />

CUADRO N? 3<br />

SUGERENCIAS DE LAS SECRETARIAS CLÍNICAS EN RELACIÓN A<br />

ADICIÓN O SUPRESIÓN DE MATERIAS EN EL PLAN CURRICULAR<br />

QUITO, 1971<br />

N? 16<br />

MATERIAS Adición Supresión Total<br />

Castellano<br />

Orientación<br />

Ortografía<br />

Sociología<br />

Taquigrafía<br />

Matemáticas<br />

Documentación Comercial<br />

Relaciones Humanas<br />

Conferencias semanales<br />

Archivo<br />

Relaciones Públicas<br />

Comunicación<br />

Etica<br />

Inglés<br />

TOTAL<br />

308 —<br />

_<br />

1<br />

1<br />

3<br />

1<br />

1<br />

4<br />

1<br />

1<br />

1<br />

—<br />

1<br />

—<br />

1<br />

16<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

1<br />

7<br />

—<br />

3<br />

—<br />

11<br />

3<br />

1<br />

27


Se observa que hay muchas peticiones de materias pero pocas<br />

alumnas coinciden. Se deduce que fue un grupo heterogéneo.<br />

CUADRO N? 4<br />

SUGERENCIAS DE LAS SECRETARIAS CLÍNICAS PARA MEJORAR<br />

EL CONTENIDO TEÓRICO DEL PLAN CURRICULAR<br />

QUITO, 1971<br />

N? 16<br />

SUGERENCIAS N« Alumnas<br />

Más tiempo para estudiar 5<br />

Más lecciones y deberes 6<br />

Poligrafiados más reducidos 7<br />

Cambio de ciertos profesores 9<br />

Revisión <strong>del</strong> programa de Psicología, Estadística, Etica y<br />

Anatomía 6<br />

Utilizar cuadros sinópticos para mejor comprensión de la<br />

clase 7<br />

Mejor cálculo <strong>del</strong> tiempo para que las clases tengan más<br />

precisión y gusto 5<br />

Que determinados profesores traten a las estudiantes como<br />

personas capaces de desarrollar sus dotes intelectuales 4<br />

La materia de Relaciones Públicas sea revisada. Es un aporte<br />

valioso para educación, pero con cambio de profesor 10<br />

Que el profesor dé una mayor motivación a Estadística<br />

para que el alumno sienta gusto al recibirla 5<br />

Precisar y sintetizar Anatomía porque resulta una materia<br />

muy difícil de comprender 4<br />

— 309


Estas sugerencias podrían dar una pauta para mejorar técnicas<br />

y métodos de enseñanza en programas posteriores.<br />

El total de alumnas es mayor al N? 16 debido a que algunas<br />

alumnas dan dos o más respuestas.<br />

CUADRO N? 5<br />

SUGERENCIAS DE LAS SECRETARIAS CLÍNICAS PARA MEJORAR<br />

LAS EXPERIENCIAS CLÍNICAS DEL PLAN CURRICULAR<br />

QUITO, 1971<br />

N? 16<br />

SUGERENCIAS N' Alumnas<br />

Más horas de práctica en cada unidad 5<br />

No recibir evaluaciones de las jefes de sala por manifestar<br />

apasionamiento 6<br />

Más compañerismo sincero entre las estudiantes 5<br />

Que él kardex de medicamentos sea siempre registrado en<br />

compañía de la jefe de sala 4<br />

Unificar reglamentos en las unidades 4<br />

Mejorar supervisión de las jefes de sala de cada unidad de<br />

trabajo y corregir errores a tiempo 4<br />

Mejorar mentalización <strong>del</strong> personal auxiliar para que nos<br />

acepten como a sus colaboradores en la unidad 5<br />

TOTAL — ~. 33<br />

310 —


Se observa que las relaciones humanas con el personal de Enfermería<br />

no son adecuadas. También se nota que las secretarias clínicas<br />

no aceptan abiertamente la supervisión de la jefe de sala; puede<br />

deberse a sus experiencias anteriores en las que ellas eran supervisadas<br />

por el médico. Las experiencias con supervisión de la jefe de<br />

sala son nuevas para este miembro <strong>del</strong> equipo de salud.<br />

CUADRO N? 6<br />

APRECIACIONES GENERALES DE LAS SECRETARIAS<br />

CLÍNICAS EN RELACIÓN AL PLAN CURRICULAR<br />

QUITO, 1971<br />

N? 16<br />

APRECIACIONES N» Alumnas<br />

Buen desarrollo <strong>del</strong> curso por estar organizado con miras<br />

a mejorar la atención al paciente 2<br />

Que llegó a feliz término el curso por la abnegación de<br />

una buena dirigente 8<br />

Satisfacción plena de haber estado bien planeado y organizado<br />

todo el plan curricular 5<br />

Esperan que los conocimientos adquiridos por cada una<br />

de nosotras sea un aporte eficiente en el desempeño diario<br />

en ^1 equipo de enfermería 5<br />

Parece que existieron algunas diferencias de personalidad<br />

y preparación previa entre las alumnas <strong>del</strong> curso, razón<br />

por la que se debería hacer una mejor selección de candidatas<br />

en cursos futuros 9<br />

TOTAL 29<br />

— 311


Solamente dos personas destacan la utilidad <strong>del</strong> curso en beneficio<br />

<strong>del</strong> paciente en el hospital. Contrasta con el que nueve personas<br />

señalan, el de cierto malestar que parece ha surgido por falta de<br />

buenas relaciones interpersonales.<br />

CUADRO N? 7<br />

PERCEPCIÓN DE LAS ENFERMERAS ACERCA DE LA SECRETARIA<br />

CLÍNICA COMO MIEMBRO DEL EQUIPO DE SALUD DEL<br />

HOSPITAL MILITAR DE LAS FF. AA<br />

QUITO, 1971<br />

N? 18<br />

SI NO Parcialmente Total<br />

Necesidad de la secretaria clínica<br />

en el servicio de enfermería 17 1 - 18<br />

Deseo de tener una secretaria<br />

clínica en la unidad de enfermería<br />

17 - 1 18<br />

Eficiencia dé la ayuda que presta<br />

en el servicio 16 1 1 18<br />

TOTAL 50 2 2 54<br />

312 —


La mayor parte de enfermeras ve la necesidad de la secretaria<br />

clínica en la unidad de enfermería, deseo de tenerla en la unidad y<br />

reconoce la ayuda que presta porque de esta manera se ven liberadas<br />

de trabajos que les impedían dar mejor cuidado de enfermería<br />

al paciente.<br />

CUADRO N? 8<br />

OPINION DE LAS ENFERMERAS SOBRE LA IMPORTANCIA<br />

DE LAS MATERIAS DICTADAS EN EL CURSO DE<br />

SECRETARIAS CLÍNICAS<br />

QUITO, 1971<br />

N? 18<br />

MATERIAS Útil Poco Útil Inútil Total<br />

Archivo<br />

Anatomía y Fisiología e Higiene<br />

Farmacología y Toxicología<br />

Estadística<br />

Etica<br />

Terminología Médica<br />

Primeros Auxilios<br />

Relaciones Públicas<br />

Psicología<br />

Bibliotecología<br />

Funciones Secretariales<br />

TOTAL 180 10 — 198<br />

18<br />

17<br />

17<br />

18<br />

18<br />

18<br />

14<br />

17<br />

17<br />

15<br />

18<br />

—<br />

1<br />

1<br />

—<br />

—<br />

—<br />

4<br />

1<br />

1<br />

3<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

—<br />

18<br />

18<br />

18<br />

18<br />

18<br />

1»<br />

18<br />

18<br />

18<br />

18<br />

18<br />

— 313


Las enfermeras están de acuerdo con todas las materias dictadas<br />

en el curso. Para cuatro, la materia de primeros auxilios se considera<br />

poco útil porque, según determinación de funciones, la secretaria<br />

clínica no va a ejercer funciones de enfermería sino de secretaria.<br />

CUADRO N? 9<br />

SUGERENCIAS DE LAS ENFERMERAS ACERCA DE LAS<br />

MATERIAS QUE SE DESEEN INCLUIR EN UN PROXIMO<br />

CURSO DE SECRETARIAS CLÍNICAS<br />

QUITO, 1971<br />

N? 18<br />

MATERIAS N» Enfermeras<br />

.Microbiología 3<br />

Sociología 1<br />

Relaciones Humanas 1<br />

Salud Pública y Epidemiología 2<br />

Ninguna Sugerencia 11<br />

TOTAL 18<br />

314 —


La mayor parte de enfermeras no sugiere aumento de materias.<br />

Creen que las dictadas en el curso con buenas técnicas capacitarían<br />

­a las estudiantes para desempeñar funciones secretariales eficientejmente.<br />

CUADRO N? 10<br />

HORARIO QUE SUGIEREN LAS ENFERMERAS PARA EL<br />

TRABAJO DE LAS SECRETARIAS CLÍNICAS<br />

QUITO, 1971<br />

N? 18<br />

HORAS N? Enfermeras<br />

•■8:00 AM. — 12:00 M.<br />

2:00 P.M. — 6:00 P.M. 12<br />

Ningún Horario 6<br />

TOTAL 18<br />

— 315


La mayoría de las enfermeras solicita la presencia de este miembro<br />

<strong>del</strong> equipo de salud en horas de oficina. Esto se justifica por el<br />

volumen de trabajo a estas horas.<br />

CUADRO N? 11<br />

PROBLEMAS QUE HAN ENCONTRADO LAS ENFERMERAS<br />

EN LA PRACTICA DE LAS SECRETARIAS CLÍNICAS<br />

QUITO, 1971<br />

N? 18<br />

PROBLEMA Ni Enfermeras.<br />

Difícil comprensión de las órdenes médicas por las estudiantes<br />

Poca adaptación al equipo de salud<br />

Falta de responsabilidad<br />

Falta de comunicación y adaptación<br />

Falta de puntualidad<br />

Interrupción <strong>del</strong> trabajo por las clases<br />

Falta de amor al trabajo<br />

Dificultad en las relaciones humanas<br />

Inseguridad<br />

Sin respuesta 6<br />

TOTAL 18<br />

316 —


Se observa como problema de mayor importancia en este cuadro<br />

la poca adaptación al equipo de salud. Tal vez esto se deba a<br />

que la secretaria clínica es un nuevo miembro en el equipo de salud.<br />

CUADRO N? 12<br />

SUGERENCIAS DE LAS ENFERMERAS PARA REVISAR<br />

PROBLEMAS EN CURSOS POSTERIORES DE<br />

SECRETARIAS CLÍNICAS<br />

QUITO, 1971<br />

N? 18<br />

SUGERENCIAS N« Enfermeras<br />

Orientación al personal de enfermería antes de iniciar el<br />

programa de entrenamiento 1<br />

Que las aspirantes no sean miembros <strong>del</strong> personal que<br />

ya trabaja en el hospital 1<br />

Que haya mejor orientación en las áreas clínicas 1<br />

Que haya supervisión frecuente 1<br />

Que se planee mayor tiempo de práctica en el área clínica<br />

4<br />

Que haya mejor selección de estudiantes 2<br />

Que la estudiante tenga menor dependencia <strong>del</strong> módico 1<br />

Que haya mayor exigencia en el trabajo 1<br />

Que haya mayor colaboración por parte de la enfermera 1<br />

Sin respuesta 6<br />

TOTAL 18<br />

— 317


Las enfermeras piden mayor tiempo de práctica para las alumnas,<br />

con el fin de que adquieran mayor conocimiento de sus funciones.<br />

SUMARIO, CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES<br />

Este estudio se realizó entre los meses de enero y febrero de<br />

1971, con el propósito de hacer una evaluación <strong>del</strong> programa y <strong>del</strong><br />

aprendizaje de las estudiantes <strong>del</strong> Curso de Secretarias Clínicas.<br />

Luego de identificar el problema y formular el propósito, se<br />

elaboró un instrumento con el cual se procedió a recolectar los datos<br />

<strong>del</strong> universo compuesto por dieciséis estudiantes y una muestra dedieciocho<br />

enfermeras <strong>del</strong> Hospital Militar de las Fuerzas Armadas de<br />

Quito.<br />

Se hizo un análisis e interpretación de los datos que llevó a las<br />

siguientes conclusiones:<br />

1.— A pesar de ser el primer programa de Secretarias Clínicas, se<br />

sintió que éste hizo impacto en el personal de enfermeras, despertando<br />

inquietud por revisar sus funciones propias y tomarconciencia<br />

<strong>del</strong> trabajo en equipo y las estudiantes supieron responder<br />

a pesar de que era una experiencia nueva para ellas.<br />

2.— El curso en general fue bien planeado, organizado y dirigido.<br />

3.— La Secretaria Clínica no se siente aceptada como miembro <strong>del</strong><br />

equipo de enfermería. A su vez, la Secretaria rechaza el sermiembro<br />

de este equipo. Esto se comprueba por las relaciones interpersonales<br />

inadecuadas y la resistencia a ser supervisada y<br />

evaluada por la enfermera jefe de sala.<br />

4.— En principio las enfermeras aceptan la presencia de Secretarias<br />

clínicas en las salas para el trabajo de escritorio como medio<br />

de liberarse de las funciones ajenas a enfermería y dedicar<br />

su tiempo al cuidado <strong>del</strong> paciente. Al mismo tiempo, se nota<br />

un rechazo por la falta de conocimiento de las funciones propias<br />

de enfermería por parte <strong>del</strong> personal <strong>del</strong> equipo de enfermería,<br />

ocasionando problemas en relaciones interpersonales.<br />

5.— Las enfermeras creen que las materias <strong>del</strong> plan curricular dictadas<br />

son suficientes para capacitar teóricamente a las estudiantes,<br />

pero el tiempo de práctica es muy corto para adquirir destreza<br />

en sus funciones.<br />

6.— Las estudiantes al terminar el Curso se sienten capaces de realizar<br />

funciones secretariales, pero demuestran inseguridad para<br />

las funciones de enfermería.<br />

318


RECOMENDACIONES<br />

1-— Hacer un programa de educación en servicio sobre administración,<br />

supervisión, relaciones humanas y liderazgo para enfermeras,<br />

con el fin de:<br />

a) Revisar y determinar las funciones de enfermería y de secretarias<br />

clínicas.<br />

b) Organizar trabajos en equipo.<br />

2.— Hacer un curso de metodología con el fin de que el profesorado<br />

se adapte a este nivel.<br />

3.— Hacer una evaluación después de seis meses para tener resultados<br />

más objetivos, además de averiguar en esta evaluación<br />

si la enfermera prestó mejor cuidado de enfermería al pacientepor<br />

descargarse de funciones secretariales.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

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Chile. 1955.<br />

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OWEN, Joseph Kavlton.- Conceptos Modernos sobre Administración de Hospitales.<br />

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1964). p. 150-155.<br />

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1959), p. 551-594.<br />

SISTER Mary Vincent.- "Administración <strong>del</strong> Personal'', Enfermería Recopilación<br />

de Trabajos, POPS., N" 2, Washington, D.C., 1964.<br />

Folletos<br />

Guía para Adiestramiento para Auxiliares de Enfermería en la América Latina,<br />

O. P. S., Publicaciones Científicas, Washington, D.C. (Abril, 1964).<br />

Plan de Enseñanza para el Funcionamiento <strong>del</strong> Curso de Secretarias Clínicas,<br />

Quito: Hospital Militar de las Fuerzas Armadas, Quito, 1970.<br />

— 319

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