Homilias para el Leccionario Dominical Año B - Iglesia Episcopal en ...
Homilias para el Leccionario Dominical Año B - Iglesia Episcopal en ...
Homilias para el Leccionario Dominical Año B - Iglesia Episcopal en ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Propio 8<br />
Deuteronomio 15,7-11, Salmo 112, 2 Corintios 8, 1-9, 13-15, Marcos 5, 22-24, 35b-43<br />
Vamos a c<strong>en</strong>trar nuestra meditación <strong>en</strong> la carta de San Pablo a los de Corinto. Pablo <strong>en</strong>seña a los<br />
de Corinto sobre <strong>el</strong> tema de mayordomía cristiana. Les <strong>en</strong>seña cómo deb<strong>en</strong> ser despr<strong>en</strong>didos y<br />
g<strong>en</strong>erosos basados <strong>en</strong> un auténtico motivo cristiano.<br />
Sucedió que los primeros cristianos de Jerusalén, llevados de excesivo c<strong>el</strong>o e idealismo, se<br />
despr<strong>en</strong>dieron de todo lo que t<strong>en</strong>ían y quedaron <strong>en</strong> la pobreza. Aqu<strong>el</strong>los primeros fi<strong>el</strong>es creían que <strong>el</strong><br />
fin d<strong>el</strong> mundo era inmin<strong>en</strong>te, y <strong>en</strong> ese caso no era necesario acumular bi<strong>en</strong>es. Pablo decidió realizar una<br />
campaña <strong>en</strong>tre las iglesias <strong>para</strong> ayudar a los hermanos de Jerusalén, que ahora vivían <strong>en</strong> la pobreza.<br />
Los cristianos de Corinto vivían <strong>en</strong> una ciudad comercial y rica. La comunidad cristiana gozaba de<br />
privilegios espirituales y materiales. Su fe era auténtica y querían profundam<strong>en</strong>te a Pablo. El apóstol les<br />
recuerda que hace un año prometieron recaudar fondos <strong>para</strong> ayudar a los pobres de Jerusalén y, sin<br />
embargo, no lo han realizado. Con <strong>en</strong>tusiasmo se ad<strong>el</strong>antaron a otras iglesias. Pero ahora se han<br />
quedado atrás. A fin de estimular su g<strong>en</strong>erosidad, Pablo les recuerda <strong>el</strong> ejemplo de las iglesias de<br />
Macedonia. Tales iglesias compr<strong>en</strong>dían a los filip<strong>en</strong>ses, a los tesalonic<strong>en</strong>ses, y a los ber<strong>en</strong>ses. Todos <strong>el</strong>los,<br />
aunque “probados por muchas tribulaciones, eran muy f<strong>el</strong>ices; y a pesar de ser muy pobres, sus ofr<strong>en</strong>das<br />
fueron tan g<strong>en</strong>erosas como si fueran ricos” (2 Cor 8, 2). Recaudaron más de lo que podían y lo hicieron<br />
librem<strong>en</strong>te.<br />
Pero, ¿cómo pudieron los de Macedonia ser tan g<strong>en</strong>erosos? La clave de <strong>el</strong>lo fue que “primero se<br />
<strong>en</strong>tregaron al Señor” de una manera personal y completa. Así imitaron a Jesucristo que “si<strong>en</strong>do rico,<br />
por vosotros se hizo pobre a fin de que os <strong>en</strong>riquecierais con su pobreza” (2 Cor 8, 9).<br />
Ahora los de Corinto deb<strong>en</strong> recolectar con regularidad, cada primer día de la semana, y cada uno<br />
debe dar proporcionalm<strong>en</strong>te a lo que haya ganado(1Cor 16,2), porque “a qui<strong>en</strong> se le dio mucho, se le<br />
reclamará mucho”(Lc 12, 48). Incluso deb<strong>en</strong> dar con sacrificio, como los de Macedonia, que dieron<br />
más de lo que sus posibilidades les permitían (2 Cor 8, 3).<br />
En <strong>el</strong> libro d<strong>el</strong> Deuteronomio leemos una doctrina semejante. Hemos de dar con despr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to<br />
y g<strong>en</strong>erosidad. Y, sobre todo, hemos de ser g<strong>en</strong>erosos con <strong>el</strong> necesitado. La razón de <strong>el</strong>lo es que nada<br />
de lo que poseemos nos pert<strong>en</strong>ece. Todo es de Dios. El salmo 24 dice: “D<strong>el</strong> Señor es la tierra y su<br />
pl<strong>en</strong>itud, <strong>el</strong> mundo y los que <strong>en</strong> él habitan”. San Pablo pregunta a los de Corinto, “¿Qué t<strong>en</strong>éis que no<br />
hayáis recibido? Y, si lo habéis recibido, ¿a qué gloriaros cual si no lo hubierais recibido? (1 Cor 4, 7)<br />
Y todavía más radicalm<strong>en</strong>te Pablo le indica a Timoteo: “Nosotros no hemos traído nada al mundo y<br />
nada podemos llevarnos de él” (1 Tim 6,7).<br />
Jesús alabó a la pobre viuda que depositó <strong>en</strong> <strong>el</strong> arca d<strong>el</strong> tesoro dos moneditas de lo que necesitaba<br />
<strong>para</strong> vivir (Lc 21, 4). Según esta doctrina bíblica podríamos formular <strong>el</strong> sigui<strong>en</strong>te principio: Todo<br />
cristiano debe ofr<strong>en</strong>dar regular y librem<strong>en</strong>te, con alegría y sacrificio, <strong>en</strong> proporción a sus ganancias,<br />
motivado por su consagración al Señor y a imitación de Jesucristo, que se hizo pobre por nosotros con<br />
un sacrificio amoroso.<br />
Hermanos y hermanas: que cada uno examine su conci<strong>en</strong>cia preguntándose si es g<strong>en</strong>eroso con <strong>el</strong><br />
Señor. Si ofr<strong>en</strong>da con sacrificio, con alegría, con amor, y <strong>en</strong> proporción a lo que gana. Estén seguros de<br />
que Dios recomp<strong>en</strong>sa al g<strong>en</strong>eroso y al sacrificado. Y como a Job, a qui<strong>en</strong> todo se le quitó, <strong>para</strong> probarlo,<br />
y también se le devolvieron con creces sus bi<strong>en</strong>es, cuando demostró t<strong>en</strong>er fe profunda <strong>en</strong> <strong>el</strong> Señor.<br />
¡Seamos g<strong>en</strong>erosos!<br />
51