11.05.2013 Views

Homilias para el Leccionario Dominical Año B - Iglesia Episcopal en ...

Homilias para el Leccionario Dominical Año B - Iglesia Episcopal en ...

Homilias para el Leccionario Dominical Año B - Iglesia Episcopal en ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

sociales que abarcan a toda la humanidad. Con <strong>el</strong>lo, quiero implicar la necesidad de leer<br />

algunas publicaciones serias, algún periódico o alguna revista de peso nacional.<br />

Por otra parte, hay sacerdotes que se suscrib<strong>en</strong> a varias publicaciones homiléticas, y<br />

luego se las v<strong>en</strong> y se las desean <strong>para</strong> sintetizar tanto material. San Agustín decía que temía<br />

a la persona que usaba sólo un libro. Efectivam<strong>en</strong>te, no hace falta una multitud de<br />

publicaciones, sino unos pocos libros sustanciales. Personalm<strong>en</strong>te recom<strong>en</strong>daría a todos<br />

los lectores <strong>el</strong> exc<strong>el</strong><strong>en</strong>te trabajo de Reginal H. Fuller: Preaching the New Lectionary: The<br />

Word of God for the Church Today. Fuller es un escriturista experto y ofrece exégesis<br />

bíblica de primer ord<strong>en</strong>, además de sugerir ideas o temas <strong>para</strong> la homilía d<strong>el</strong> día.<br />

¿Cómo podremos concretizar ese cont<strong>en</strong>ido que tras una lectura asidua y reflexiva<br />

t<strong>en</strong>emos <strong>en</strong> nuestra m<strong>en</strong>te? Habrá que darle, al m<strong>en</strong>os, tres partes <strong>el</strong>em<strong>en</strong>tales,<br />

introducción, cuerpo y conclusión. Pero quiero ofrecer al lector un p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to de<br />

Cicerón que juzgo muy apropiado. Dice: “El mejor orador es <strong>el</strong> que pronunciando un<br />

discurso (<strong>el</strong> sermón) <strong>en</strong>seña, d<strong>el</strong>eita y promueve las almas de los oy<strong>en</strong>tes. Enseñar es una<br />

obligación, d<strong>el</strong>eitar un regalo, y promover necesario”. El escritor norteamericano<br />

William Safire ha señalado que cuando Pericles daba un discurso la g<strong>en</strong>te respondía:<br />

“¡Fascinante!” Mas cuando lo pronunciaba Demóst<strong>en</strong>es la g<strong>en</strong>te gritaba: “¡En marcha!”.<br />

Veamos brevem<strong>en</strong>te esos tres <strong>el</strong>em<strong>en</strong>tos. Enseñar, es una obligación. La mayoría de<br />

nuestras audi<strong>en</strong>cias carece de una formación r<strong>el</strong>igiosa básica y no parece inclinada a un<br />

estudio serio impartido los domingos <strong>en</strong> aulas y m<strong>en</strong>os aún durante la semana. Es<br />

obligado, pues, que todo sermón sea fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te didáctico. Esto no quiere decir<br />

que <strong>el</strong> predicador se ha de convertir <strong>en</strong> profesor y demuestre pedantem<strong>en</strong>te todo su<br />

saber, no. Se trata de ofrecer doctrina sólida de una manera reflexionada, logrando que<br />

<strong>el</strong> público pi<strong>en</strong>se activam<strong>en</strong>te con <strong>el</strong> predicador. Al mismo tiempo es necesario d<strong>el</strong>eitar<br />

con una pequeña dosis de humor que ti<strong>en</strong>e la función de captar la at<strong>en</strong>ción de la g<strong>en</strong>te,<br />

suavizar la t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong> unos mom<strong>en</strong>tos de conc<strong>en</strong>trada int<strong>en</strong>sidad y facilitar <strong>el</strong> recuerdo<br />

d<strong>el</strong> cont<strong>en</strong>ido d<strong>el</strong> sermón. No se trata de convertir <strong>el</strong> sermón <strong>en</strong> una serie de chistes o<br />

de anécdotas graciosas, sino de algo que, como la sal, sazone la comida. Como norma<br />

g<strong>en</strong>eral, los mejores sermones no son aqu<strong>el</strong>los que nos d<strong>el</strong>eitan constantem<strong>en</strong>te, sino los<br />

que nos inquietan, molestan y retan a algo superior. Así predicaban los profetas, así lo<br />

hizo Jesucristo. Finalm<strong>en</strong>te, de nada nos serviría formar e informar las m<strong>en</strong>tes, de nada<br />

nos serviría alegrar sus espíritus si al final d<strong>el</strong> sermón no estuvieran dispuestos a la acción.<br />

Es pues necesario promover los espíritus de los oy<strong>en</strong>tes, a cambiar de vida, a tomar parte<br />

<strong>en</strong> un proyecto, <strong>en</strong> una palabra a ¡ponerse <strong>en</strong> marcha! Para lograr esto se ha de predicar<br />

4

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!