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Una bolsa de sal y una sonrisa - Escritores Teocráticos.net

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—Des<strong>de</strong> su punto <strong>de</strong> vista tenía razón, yo estaba obrando mal, y quince azotes no matan a<br />

nadie en circunstancias normales. Después <strong>de</strong> estar <strong>de</strong> vuelta entre los vivientes comprobé que no me<br />

había equivocado en cuanto a su bondad y que mi muerte no fue un hecho sin importancia para él.<br />

Carlos intervino: —Déjame que les cuente el resto <strong>de</strong> la historia, Valerio. El con<strong>de</strong> que era<br />

dueño <strong>de</strong> aquellas tierras, el que puso el látigo trenzado en manos <strong>de</strong>l mayordomo, era yo. Cuando<br />

Pedro Simonov, sollozando, me refirió la verda<strong>de</strong>ra condición <strong>de</strong> Valerio y corrí junto a él la<br />

consi<strong>de</strong>rable distancia que separaba mi casa <strong>de</strong>l establo, ya era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. Hice que llevaran a<br />

Valerio, casi inconsciente, a <strong>una</strong> <strong>de</strong> las habitaciones para huéspe<strong>de</strong>s y envié a un peón en busca <strong>de</strong>l<br />

médico. Luego fui personalmente a <strong>de</strong>cirle a Paula, su madre, lo sucedido y le di mi palabra <strong>de</strong> que,<br />

pasara lo que pasara con su hijo, yo la protegería, lo mismo que a Irene. La pobre mujer comprendió<br />

mi dolor y mi confusión y tomando mi mano la besó en señal <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento. Paula e Irene<br />

volvieron conmigo a la casa y estuvieron junto a Valerio hasta el amanecer, cuando murió. Aquél fue<br />

uno <strong>de</strong> los días más tristes <strong>de</strong> mi vida, porque en las tierras <strong>de</strong> los Rojtropov nunca se había<br />

producido <strong>una</strong> muerte en tales circunstancias. Años <strong>de</strong>spués, cuando tenía que pasar junto al establo<br />

aún me parecía ver a Valerio tendido en el suelo, rogándome con un hilo <strong>de</strong> voz por su madre y por<br />

su hermana. Después <strong>de</strong> lo ocurrido, varios se animaron a hablar sobre la altanería <strong>de</strong> Nicolás. Recién<br />

entonces me enteré <strong>de</strong> que odiaba a Valerio porque lo consi<strong>de</strong>raba el obstáculo que lo separaba <strong>de</strong><br />

Irene. Me di cuenta <strong>de</strong> que su insistencia en convencerme <strong>de</strong> que Valerio <strong>de</strong>bía ser enviado a la cárcel<br />

no era celo por la disciplina <strong>de</strong> los trabajadores, sino revanchismo. Despedí a Nicolás inmediatamente<br />

y se marchó con rumbo <strong>de</strong>sconocido. Paula y su hija se instalaron en <strong>una</strong> <strong>de</strong> las habitaciones <strong>de</strong> mi<br />

casa y yo me ocupé <strong>de</strong>l bienestar <strong>de</strong> ellas. Aquella amarga experiencia me sacó <strong>de</strong> mi cómoda<br />

posición respecto a los trabajadores. De allí en a<strong>de</strong>lante, fui <strong>de</strong> vez en cuando a sus chozas, hablé con<br />

ellos respecto a sus problemas y contemplé sus necesida<strong>de</strong>s. Evi<strong>de</strong>ntemente, los que nacíamos en<br />

c<strong>una</strong> <strong>de</strong> oro teníamos la falsa impresión <strong>de</strong> que, si Dios había dispuesto las cosas así, era su voluntad<br />

que unos estuviéramos en posición superior a otros. Dábamos por sentado todo, con <strong>una</strong> indolencia<br />

que nos iba impermeabilizando el corazón.<br />

Algún tiempo más tar<strong>de</strong>, Irene se casó con Pedro Simonov y él llegó a ser mi mayordomo. Sus<br />

hijos crecieron sanos y alegres en mi casa, y cuando los veía correr y jugar en los jardines, pensaba<br />

en cuánto los hubiera amado Valerio si hubiera estado allí. Paula murió casi a los ochenta años,<br />

atendida por mi médico personal. Todo cuanto yo pudiera hacer por uno <strong>de</strong> los suyos era <strong>una</strong><br />

retribución a aquel joven tan noble a quien yo le había causado un daño irreparable sin saberlo. Por<br />

eso me sentí emocionado y complacido cuando el Departamento Resurrección me notificó que Valerio<br />

Fedorenco me buscaba y enviaban <strong>una</strong> carta adjunta <strong>de</strong> él. Ahora que ya no existen diferencias <strong>de</strong><br />

clases me siento muy feliz <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r cultivar su amistad. Fue <strong>una</strong> gran alegría cuando accedieron a<br />

nuestra solicitud <strong>de</strong> asignarnos juntos a la gira mundial.<br />

— ¡Qué interesante! ¿De modo que fue Valerio quien tomó la iniciativa?<br />

— Sí, yo fui quien dio los primeros pasos para el encuentro, aunque Carlos también pensó en<br />

hacer lo mismo. Él era la persona a quien más <strong>de</strong>seaba ver <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber hallado a los miembros<br />

<strong>de</strong> nuestra propia familia. Pensé inmediatamente en Carlos cuando tuve que llenar el formulario para<br />

el Departamento Resurrección. A propósito, ¡qué bien pensado que está ese formulario! Las preguntas<br />

que uno tiene que contestar acerca <strong>de</strong> la época, nombres <strong>de</strong> sus padres y abuelos, conocimientos<br />

adquiridos sobre artes y oficios, países y ciuda<strong>de</strong>s don<strong>de</strong> vivió en el viejo sistema <strong>de</strong> cosas y otros<br />

datos personales son muy acertados. Por ejemplo, uno <strong>de</strong> mis bisabuelos y uno <strong>de</strong> mis abuelos tenían<br />

el mismo nombre que yo. Consi<strong>de</strong>rando que la muerte iba a llegar algún día, era común que la gente<br />

<strong>de</strong>seara tener un <strong>de</strong>scendiente con su mismo nombre, o con el nombre <strong>de</strong> las personas amadas <strong>de</strong> la<br />

familia; les daba la sensación <strong>de</strong> que no morían <strong>de</strong>l todo. De modo que, si uno está buscando a un<br />

resucitado hoy, se pue<strong>de</strong> encontrar con varios que respon<strong>de</strong>n al mismo nombre, pero el<br />

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