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Una bolsa de sal y una sonrisa - Escritores Teocráticos.net

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furiosamente para obligarlo a cruzar, mientras el pobre animal corcoveaba buscando <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>l<br />

carro para huir. En esta lucha, el caballo perdió el equilibrio resbalando en el lodo <strong>de</strong>l río. Al volcarse<br />

el carro, Nicolás cayó al agua y tuvo que nadar con gran esfuerzo para alcanzar la orilla. Carro y<br />

caballo, arrastrados por la corriente, se perdieron río abajo. Su primer pensamiento fue huir y no<br />

volver nunca a la casa <strong>de</strong> su amo. Luego comprendió que <strong>de</strong> nada le serviría, porque la policía lo<br />

apresaría pronto, pues no podía llegar muy lejos con el poco dinero que tenía. Algunos días más<br />

tar<strong>de</strong>, agotado y hambriento, llegó a pie a la finca. Dice que se acordó mucho <strong>de</strong> mí cuando él<br />

también recibió <strong>una</strong> tanda <strong>de</strong> azotes y estuvo dos años cobrando <strong>una</strong> pequeña porción <strong>de</strong> su sueldo<br />

hasta que terminó <strong>de</strong> pagar lo que le impusieron por el carro y el caballo.<br />

¡Cómo se adhieren a nosotros nuestras imperfecciones y nos esclavizan! Ahora mismo, aunque<br />

está viviendo <strong>una</strong> nueva vida, se ve que todavía tendrá que luchar mucho para vencer ese<br />

temperamento impulsivo, inclinado a la ira. A veces discute con los <strong>de</strong>más por cosas insignificantes y<br />

a menudo acusa a otros <strong>de</strong> parcialidad. Carlos y yo hemos <strong>de</strong>cidido hacer todo esfuerzo posible por<br />

ayudarlo. Notamos que nuestra amistad tienen buena influencia en él, no porque estemos atizando<br />

sus remordimientos, sino porque es bueno tener en cuenta el pasado al tratar <strong>de</strong> superarnos. Yo<br />

estoy muy contento <strong>de</strong> haber vencido aquella aversión que sentía por él. Ahora me doy cuenta <strong>de</strong> que<br />

fue un hombre emocionalmente frustrado. A<strong>de</strong>más, muchos <strong>de</strong> esos rasgos son hereditarios y cuesta<br />

extirparlos. Vamos a estimularlo para todo lo bueno, a fin <strong>de</strong> que se esfuerce por vivir para siempre.<br />

Sería doloroso que la bondad <strong>de</strong> Dios al resucitar a estas personas se <strong>de</strong>sperdicie. El hecho <strong>de</strong> que<br />

Nicolás esté entre nosotros, prueba que Jehová espera lo mejor <strong>de</strong> él. Le hemos mencionado esto<br />

alg<strong>una</strong>s veces y se ve que ese pensamiento lo conmueve íntimamente.<br />

Uste<strong>de</strong>s recuerdan lo que se dijo en <strong>una</strong> <strong>de</strong> las conferencias <strong>de</strong> la última asamblea: “Toda<br />

persona que camina por la tierra ahora, no importa quién haya sido en el pasado, ya no es su<br />

enemigo, sino alguien a quien Jehová <strong>de</strong>sea aplicarle los beneficios <strong>de</strong>l rescate tanto como a usted”.<br />

Van a conocer a Nicolás el año próximo, pues está asignado para empezar la gira mundial <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

tres meses. Puedo <strong>de</strong>cirles que <strong>una</strong> <strong>de</strong> las más hermosas emociones humanas es hallar un amigo en<br />

alguien que fue un enemigo y ver brillar <strong>una</strong> chispa <strong>de</strong> amor en unos ojos que antes nos miraron con<br />

odio.<br />

La charla se extendió por algún tiempo más. Cuando el grupo se dispersó, flotaban en el<br />

ambiente muchas evocaciones y pensamientos. La conversación ha llegado a ser, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que estamos<br />

en el Nuevo Or<strong>de</strong>n, el más exquisito <strong>de</strong> los pasatiempos, <strong>una</strong> fuente <strong>de</strong> placer inagotable, ya que<br />

cada persona representa <strong>una</strong> época con su historia y su particular colorido.<br />

Durante el mes que Carlos y Valerio permanecieron con nosotros, participaron en los trabajos<br />

<strong>de</strong> la huerta y en todas nuestras activida<strong>de</strong>s. Estaban muy entusiasmados con las máquinas agrícolas<br />

y los métodos <strong>de</strong> trabajo tan distintos a los <strong>de</strong> su tiempo. Valerio les enseñó a los jovencitos <strong>de</strong> la<br />

comunidad a hacer balalaicas, y muchas noches nos <strong>de</strong>leitaron tocando antiguas baladas <strong>de</strong> los<br />

campesinos rusos. Ambos se interesaban en las materias que los niños tenían que preparar para la<br />

escuela, especialmente las lecciones <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> historia sobre los últimos días <strong>de</strong>l viejo sistema <strong>de</strong><br />

cosas.<br />

El otoño ya comenzaba a insinuarse y las hojas <strong>de</strong> los árboles se estaban tornando rojizas en<br />

unos, doradas en otros, cuando llegó el día en que tenían que partir hacia <strong>una</strong> nueva etapa <strong>de</strong> su<br />

gira. Esta parte <strong>de</strong>l viaje sería por mar, y <strong>una</strong> hermosa mañana, resplan<strong>de</strong>ciente <strong>de</strong> sol, nos<br />

encontramos en el puerto con los Rodríguez y los Robles, todos <strong>de</strong>spidiendo a los gratos huéspe<strong>de</strong>s.<br />

Margarita comentó cuán reconfortante era saber que el porvenir <strong>de</strong> ellos ya no <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong><br />

algún amo que les pusiera precio, sino <strong>de</strong>l único dueño que nos compró para siempre: Jesucristo.<br />

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