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1. Llegando - Fieras, alimañas y sabandijas

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2. CRECIENDO<br />

La infancia es una época acuciante. Para los padres es un largo período de<br />

obligaciones engorrosas durante el cual cargan con las crías que requieren ser<br />

alimentadas continuamente, que reducen su libertad de movimientos y que les<br />

obligan a exponerse al peligro con regularidad. Para las crías es un corto tiempo<br />

durante el que han de desarrollarse hasta alcanzar la fuerza y el tamaño de un<br />

adulto y aprender todas las habilidades que necesitarán para sobrevivir sin ayuda.<br />

Pocos mamíferos crecen tan deprisa como la cría de elefante marino. Unos<br />

minutos después de escabullirse fuera del seno materno y de haberse liberado de<br />

las membranas del parto, encuentra el pezón y empieza a mamar la leche que su<br />

madre le proporciona. ¡Y qué leche! Es doce veces más rica en grasas y cuatro veces<br />

más rica en proteínas que la mejor leche de vaca de Jersey. La madre obtiene ese<br />

líquido transformando la capa de grasa que tiene bajo la piel, y la cría vuelve a<br />

transformarlo en grasa. Ahora no hay tiempo que perder en el largo proceso de<br />

fabricar carne y huesos: eso se podrá hacer después.<br />

La madre tiene tanta prisa porque está fuera de su elemento. Un impulso<br />

atávico la ha llevado a abandonar el mar y a acercarse a estas playas para<br />

reproducirse: las focas y sus parientes descienden de mamíferos terrestres y, si bien<br />

sus extremidades se transformaron en aletas y su cuerpo tiene forma<br />

hidrodinámica, a diferencia de las ballenas y delfines todavía no han adquirido<br />

técnicas que les permitan parir en el mar. Sólo pueden hacerlo fuera del agua; pero<br />

mientras la hembra está con la cría en la playa no puede alimentarse: cuanto antes<br />

vuelva al mar, mejor.<br />

El cachorro mama con tal constancia y avidez que se hincha casi a ojos vista.<br />

En el momento de nacer pesa unos 40 kg, al cabo de una semana añade nueve kilos<br />

más. Permanece tendido junto a su madre soltando de vez en cuando el pezón y<br />

cayéndole leche cremosa de las comisuras de los labios, momento que la madre<br />

aprovecha para descansar o para girarse en la arena y ofrecerle la otra mama.<br />

Ninguno de ellos, durante este breve período, tiene otra cosa que hacer que<br />

transferir combustible del uno al otro.<br />

La playa en la que se encuentran está muy concurrida. Puede hallarse en una<br />

de las islas que rodean el continente antártico 0 quizá en la Patagonia, en el<br />

continente sudamericano. Al principio de la temporada, un enorme macho tomó<br />

posesión de ella. Se trata de la mayor de las focas, puede medir hasta cuatro metros<br />

y medio de longitud y pesar dos toneladas y media. La madre del cachorro llegó a la<br />

playa atraída por la presencia del macho; lo mismo pasó con un centenar de<br />

hembras más y ahora él está rodeado por ellas, en guardia, presto a combatir con<br />

cualquier otro macho que trate de arrebatarle su harén.<br />

Estos combates entrañan peligros para la cría. Cuando el señor de la playa se<br />

encoleriza por un desafío serio, arremete a través de la playa saltando y<br />

bamboleando su enorme cuerpo a una velocidad sorprendente, sin prestar ninguna<br />

atención a lo que se le ponga por delante: las crías mueren aplastadas. Incluso si<br />

una madre y su cría consiguen apartarse a tiempo, pueden quedar separadas, con lo<br />

que la cría, tratando de volver, puede ser atacada y malherida a mordiscos por otras

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