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1. Llegando - Fieras, alimañas y sabandijas

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abrir huevos. Como la mayor parte de las serpientes, puede desarticular su<br />

mandíbula inferior cuando se encuentra con una comida muy grande, pero hace<br />

más que eso: las vértebras que están justo detrás de la cabeza tienen unas<br />

prolongaciones en la parte inferior que se proyectan hacia la garganta para formar<br />

una pequeña sierra; al empujar el huevo hacia el interior del esófago mediante<br />

contracciones musculares, esta sierra rompe la cáscara, la serpiente traga el<br />

contenido y regurgita la cáscara aplastada y unida aún por las membranas internas.<br />

Desde el punto de vista de un depredador hambriento, los caracoles presentan<br />

los mismos problemas que los huevos, es decir, son bocados suculentos encerrados<br />

dentro de una concha. Pero para la serpiente de cabeza ancha de las Guyanas son<br />

alimento predilecto, por lo que ésta tiene unas mandíbulas modificadas para el<br />

caso. Tiene una mandíbula inferior unida tan laxa a la superior que se puede<br />

proyectar hacia delante como una larga y estrecha cuchara. Cuando la serpiente<br />

coge un caracol, lo sujeta con los dientes de la mandíbula superior mientras<br />

introduce la inferior por la abertura de la concha. Los dientes ganchudos de su<br />

extremo se clavan en el cuerpo del caracol y con un giro de las mandíbulas la<br />

serpiente lo extrae y se lo traga.<br />

También hay aves que devoran caracoles. El milano de los Everglades, de<br />

Florida, coge caracoles y los transporta a un posadero. Allí espera, sujetando con<br />

fuerza el caracol con una de las garras. Por fín el caracol saca la cabeza con lentitud<br />

y precaución, momento en el que el milano lo coge con el pico y con un rápido<br />

estirón lo arranca de la concha y se lo traga. Los zorzales atacan el problema de<br />

forma más expeditiva: capturan caracoles de jardín, que tienen la concha fina, con<br />

el pico y los aplastan contra una piedra.<br />

Las aves limícolas recolectan gran cantidad de pequeños moluscos de los bancos<br />

de arena y fango cuando se retira la marea; los extraen de la concha con un giro de<br />

cabeza. Los correlimos los localizan, así como a gusanos y larvas de insectos,<br />

sondeando el barro con el pico y detectando los bocados que buscan mediante el<br />

tacto. Esto puede ser una ocupación de exposición peligrosa. En las planicies<br />

mareales no hay ningún sitio donde esconderse, y las aves deben estar ojo avizor<br />

por si hay peligro. No es extraño que vayan en bandadas, de forma que siempre<br />

haya algunos individuos con la cabeza levantada dispuestos a dar la alarma en<br />

cuanto su seguridad parezca comprometida.<br />

Los archibebes y chorlitejos también se alimentan en las planicies fangosas; pero<br />

al parecer corren más peligro ya que van en solitario. ¿Por qué despreciar la<br />

seguridad de la bandada? La respuesta se encuentra en la alimentación. En lugar de<br />

extraer presas que están enterradas capturan caracolillos y crustáceos que se<br />

encuentran en la superficie y los localizan mediante la vista. Cuando estos<br />

animalillos detectan vibraciones en la arena o notan desplazarse ondulaciones de<br />

las someras aguas en que viven, se entierran velozmente en el barro, donde los<br />

archibebes y chorlitejos no los vean. Si estas aves buscaran el alimento en grupos,<br />

los movimientos de uno entorpecerían las capturas de otro, y entre todos<br />

recolectarían muy poco. Están obligados a trabajar en solitario aunque sea más<br />

peligroso.<br />

Los insectos que se ocultan en las ramas y troncos representan un recurso rico<br />

para los animales que saben cómo cogerlos. Mariposas, chinches y arañas se<br />

ocultan bajo la corteza de los árboles. En los bosques británicos el pequeño

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