1. Llegando - Fieras, alimañas y sabandijas
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Se alimenta durante cinco minutos, pasando de un pezón al otro. Al finalizar la<br />
comida la madre emprende el vuelo hasta otra parte de la cueva donde haya menos<br />
barullo. Allí se cuelga de los pies y se toma un merecido descanso, después de haber<br />
hecho todo lo posible para asegurar que su única cría, a pesar de todo, tenga su<br />
adecuada ración de leche.<br />
Si un animal joven pertenece a una camada o a una pollada no puede esperar<br />
una solicitud parecida por parte de sus padres. Muchas aves favorecen<br />
deliberadamente a algunas de sus crías de forma que acomodan el número de<br />
pollos que cuidan a la abundancia o escasez de alimento. Las rapaces nocturnas,<br />
como casi todas las aves rapaces, empiezan a incubar sus huevos tan pronto como<br />
los ponen, como resultado de lo cual los pollos nacen en diferentes momentos y<br />
puede haber una notable diferencia de tamaño entre el primero y el último. El de<br />
más edad inevitablemente es más fuerte y vigoroso que los que nacen después.<br />
Cuando uno de los padres llega al nido con comida, el mayor aparta a los demás y<br />
se alimenta primero. Si en esa temporada en concreto hay abundancia de comida,<br />
todos los pollos comerán. Si no, el menor y más joven pasará hambre y al cabo<br />
morirá. Su cuerpo demacrado es devorado rápidamente por sus hermanos mayores<br />
y así no se pierde nada de carne. Por muy cruel e injusto que pueda parecer esto<br />
desde el punto de vista humano, el resultado foral llevará con mayor probabilidad a<br />
buen fin la misión de los padres de comenzar una nueva generación. Alimentar por<br />
igual a todos los pollos en una temporada mala podría muy bien conducir a la<br />
muerte de todos ellos por falta de alimento. De esta forma, por lo menos uno tiene<br />
las mayores probabilidades de sobrevivir.<br />
La tarea de encontrar alimento para sus crías domina la vida de los padres<br />
durante la época de reproducción. Algunas veces, en ciertos lugares, este trabajo<br />
ocupa tanto tiempo que incluso el más trabajador de los padres no puede realizarlo<br />
sin ayuda.<br />
Los arrendajos de matorral de Florida abordan el problema en equipos<br />
familiares. Viven en el monte bajo, donde las condiciones son duras y hay escasez<br />
de alimentos y de lugares de nidificación. No sólo la pareja reproductora ocupa el<br />
territorio que corresponde a un nido. Varios adultos jóvenes nacidos en el lugar en<br />
las dos temporadas anteriores también viven allí. Ayudan a sus padres a alimentar<br />
a sus hermanos más jóvenes y a defenderlos de depredadores tales como<br />
serpientes. La mayor parte de esos ayudantes son machos jóvenes. Las hembras<br />
jóvenes suelen marcharse en busca de pareja a otro lugar. Si el grupo es próspero<br />
puede extender la propiedad familiar. Finalmente puede hacerse tan grande, que<br />
uno de los hijos se establezca por su cuenta en un extremo. Se encontrará entonces<br />
en una buena posición para hacerse con la mayor parte del territorio cuando<br />
mueran sus padres. Pero en torno a la mitad de esos asistentes no se reproducirán<br />
nunca. Su vida habrá estado dedicada al bienestar de la siguiente generación; no al<br />
de sus descendientes directos, es cierto, pero sí al de sus hermanos y, por lo tanto,<br />
potencialmente al de sus sobrinos.<br />
Este tipo de colaboración dentro de las familias está mucho más extendido de<br />
lo que se suponía hasta hace poco. Tanto entre las pollas de agua como entre los<br />
chochines y los picos carpinteros se encuentran especies que, en ciertas<br />
circunstancias, se comportan de esa manera. Del diez al quince por ciento de las<br />
aves de Australia también lo hacen, así como algunos mamíferos.