1. Llegando - Fieras, alimañas y sabandijas
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y destreza para procurársela. Toma un largo tallo de hierba, arranca todas las hojas<br />
laterales que pudiera tener y luego lo mete en el agujero de entrada de un<br />
termitero. Los termes obreros y soldados lo atacan como atacarían a cualquier otro<br />
intruso. Se cuelgan de él clavando las mandíbulas y sacrificándose por el bien de la<br />
colonia. Entonces el chimpancé saca el tallo de hierba y recoge los termes con los<br />
dientes chasqueando los labios con placer.<br />
Los insectos pueden capturarse no sólo en sus nidos y túneles sino en el aire. De<br />
hecho, fueron los primeros animales que dominaron el vuelo y lo hicieron unos<br />
doscientos millones de años antes de que las aves lograran hacer lo mismo. Todavía<br />
hoy, la práctica totalidad de los insectos en alguna etapa de su vida es capaz de<br />
volar. Los termes y las hormigas lo hacen durante la época del apareamiento para<br />
dispersarse y crear nuevas colonias. Enormes cantidades de otras especies de<br />
insectos vuelan durante su fase adulta. Por ello, muchos animales insectívoros los<br />
persiguen en el aire.<br />
Durante el día, las golondrinas los persiguen a poca altura. A mayor altitud los<br />
vencejos los capturan volando con la boca abierta. Una pareja de vencejos con<br />
familia que alimentar puede capturar veinte mil insectos en un día. Al anochecer,<br />
podargos y chotacabras toman el relevo. Muchas de estas aves insectívoras tienen<br />
una serie de sedas alrededor del pico, las cuales antes se pensaba que canalizaban<br />
los insectos hacia la boca abierta, pero ahora parece más plausible que lo único que<br />
hagan sea proteger los ojos del ave cuando se lanza en medio de nubes de insectos.<br />
Los murciélagos, que conquistaron los cielos más recientemente que las aves,<br />
también explotan esta fuente gigantesca de proteínas. Los diez millones de<br />
murciélagos rabudos mexicanos de la cueva de Bracken eliminan de los cielos cien<br />
toneladas de pequeños insectos cada noche.<br />
Pero los insectos voladores tienen enemigos mucho más antiguos. Casi tan<br />
pronto como se lanzaron a los aires, otros invertebrados –las arañas– empezaron a<br />
ponerles trampas. Todas las arañas fabrican seda. Se trata de una proteína líquida<br />
que expulsan a través de unos pequeños conductos que tienen en la parte posterior<br />
del abdomen y se endurece al contacto con el aire. Una araña puede producir<br />
distintos tipos de seda a partir de diferentes hileras. Algunos de estos tipos son más<br />
fuertes que el hilo de acero del mismo diámetro; se trata de las fibras naturales más<br />
fuertes conocidas. Las arañas utilizan la seda de múltiples maneras: para forrar<br />
nidos, hacer bolsas para huevos, tejer toldos para las crías y como cuerda de<br />
seguridad cuando saltan.<br />
Pero su uso más ingenioso es en la construcción de trampas para insectos.<br />
Casi siempre las cazadoras son las hembras. La araña boleadora hila un solo<br />
filamento lastrado con una gota pegajosa en el extremo. Al cazar, hace oscilar el<br />
filamento en torno a su cabeza y lo lanza cuando un insecto pasa cerca. Si el tiro es<br />
bueno, el insecto se enreda con el hilo y cae derribado. La araña de horca dispone<br />
una serie de hilos pegajosos desde las ramas de un arbusto hasta el suelo, tan<br />
tirantes que si un insecto, ya sea caminando por el suelo o volando cerca de él,<br />
tropieza con uno de ellos, éste se rompe y la víctima queda pegada colgando en el<br />
aire hasta que la araña lo iza y lo devora. La araña reciaria hila una pequeña madeja<br />
de seda y la sostiene con las cuatro patas delanteras; cuando se acerca un insecto,<br />
abre las patas y sujeta la red por encima de su cabeza para atraparlo.<br />
Sin embargo, la más compleja de todas estas trampas es la más familiar: la