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por ellos sigue llamando Él - Covide-Amve

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testigos<br />

Margarita<br />

Naseau<br />

La Vaquera de Suresnes<br />

“Todo el mundo la quería,<br />

<strong>por</strong>que no había nada<br />

que no fuese digno de amor en ella.”<br />

Palabras hermosas que el Señor Vicente deja fluir de su<br />

corazón y de su mente, aquel caluroso mes de julio de<br />

1642 hablando a las primeras Hermanas sobre las virtudes<br />

y valores de Margarita Naseau.<br />

Vicente de Paúl y Luisa de Marillac, encontraron encarnada<br />

en ella, la invitación que la Divina Providencia les estaba<br />

sugiriendo: crear, fundar, una Compañía de jóvenes<br />

aldeanas, que sirvieran al Cristo encarnado en los pobres,<br />

que habitaban la campiña y las callejuelas de París.<br />

Margarita Naseau, fue y es el sueño que Vicente y Luisa<br />

vieron y palparon como una gozosa realidad. Los tres:<br />

Vicente, Luisa y Margarita, siempre fieles al ritmo que les<br />

iba marcando la Providencia. Así nació y se consolidó esa<br />

gran obra de amor, al servicio de los pobres: la<br />

Compañía de las Hijas de la Caridad.<br />

Siempre me ha subyugado la figura de esta joven aldeana<br />

del siglo XVII francés. Desde que he profundizado un<br />

poquito más en su ser y hacer, me he sentido fascinado.<br />

Su atreverse a aprender a leer, cuando de los veinte<br />

millones de la Francia de entonces, sólo el veinte <strong>por</strong><br />

ciento sabía leer (casi todos varones), resulta sorprendente<br />

y providencial que esta chica de pueblo sintiera esa<br />

necesidad. Y es aun más sorprendente, o más providencial,<br />

que una vez que alcanza esa meta, rayana en lo<br />

imposible para una chica de pueblo, no quiere quedarse<br />

con ese don para su disfrute personal, sino que hace partícipes<br />

a las chicas de Suresnes del tesoro hallado. Su<br />

poder de convocatoria en torno a un proyecto ilusionante,<br />

fue un don que el Señor le regaló con generosidad.<br />

Como todo esto le parecía poco, muerto su padre, y con<br />

sus cinco hermanos suficientemente mayores como para<br />

defenderse en la vida, era la mayor de seis hermanos,<br />

que habían quedado huérfanos de madre cuando ella, era<br />

sólo una adolescente, emprende la itinerante aventura de<br />

maestra y catequista rural. Un día de primavera, de<br />

madrugada, con escasos enseres y la comida para unos<br />

56<br />

semana vocación misión vicenciana 2006<br />

días, se lanza a recorrer los veinticinco kilómetros que<br />

separan Suresnes de Villepreux. Allí, en Villepreux, se instaló<br />

para iniciar su labor educativa, no sólo de niñas, sino<br />

también de personas mayores. Su tarea, aunque le producía<br />

la satisfacción de saber que estaba siendo fiel al<br />

querer de Dios, no <strong>por</strong> eso dejaba de estar erizada de<br />

dificultades y riesgos; sólo era una chica de pueblo. Ella<br />

misma contó a la Señorita Le Gras que una vez,<br />

después de haber estado privada de pan durante<br />

varios días, y sin haber puesto a nadie al corriente<br />

de su pobreza, al volver de misa, se encontró con<br />

qué poder alimentarse durante bastante tiempo.<br />

Son palabras del Señor Vicente, tomadas de la conferencia<br />

a las primeras Hermanas, arriba citada.<br />

En Villepreux, se encontró con San Vicente, que le animó<br />

a dejar el pueblo para ir a servir a los pobres y enfermos<br />

de París. Primero, en la parroquia de San Salvador; más<br />

tarde, en San Nicolás de Chardonet, donde murió apestada,<br />

contagiada <strong>por</strong> una chica enferma de dicho mal, a<br />

quien metió en su propia cama, para que no sufriera el<br />

hacinamiento del Hospital de San Luis, donde eran internados<br />

los apestados de toda la ciudad. En París, bajo la<br />

mirada atenta de Santa Luisa, hizo un servicio de calidad<br />

al pobre, que todos admiraban.<br />

Pocos ejemplos, modelos, tan sugerentes, atractivos y<br />

plenificantes, como el de Margarita, pueden encontrar los<br />

jóvenes del siglo XXI, que desean realizarse como mujeres<br />

y hombres de bien.<br />

Margarita Naseau, es el camino para todas las Hijas de la<br />

Caridad, para todos los vicencianos, que estemos dispuestos<br />

a ser felices viviendo con radicalidad el carisma.<br />

Margarita, es el camino para todo ser humano, aunque<br />

no sea creyente, que sabe, que sirviendo a los más desfavorecidos<br />

encontrará el sentido a su vida.<br />

Atrévete, si vives como Margarita, siempre estarás alegre<br />

y contagiarás ese gratificante virus a todo el mundo.<br />

Margarita Naseau es un espejo terso, limpio, brillante,<br />

diáfano, utilízalo todas las mañanas y verás todo con más<br />

claridad.<br />

Margarita Naseau, es la rosa inmarcesible que <strong>por</strong> todos<br />

sus pétalos esparce el buen olor de Cristo. Déjate impregnar<br />

<strong>por</strong> <strong>Él</strong>. Que como ella, en palabras de Vicente de<br />

Paúl, hagas del buen Dios, tu único maestro o maestra.<br />

Margarita Naseau, la joven fiel a Dios y a los Pobres, que<br />

aún no ha sido canonizada.<br />

Eblerino Diez LLamazares

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