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LA CORONA Y LA CRUZ FORTMON
ayunando en el desierto y le dice “… Lánzate cuesta abajo
que tus ángeles no le dejaran caer” y Jesús responde
reprendiendo al demonio “… ni reino no es de este mundo”.
También vemos como éste es un plano de dolor, de Karma, donde
las leyes se revocan de uno en otro de acuerdo a las diferentes
leyes, la del destino, la de la recurrencia, las de las
correspondencias, las de vibración, que nos abren las puertas de
entrada a este mundo.
Por otra parte y al mismo tiempo, tenemos las aguas del bautismo,
que nos da La llave del reino, que nos abre la puerta del paraíso
nuevamente.
El carisma del bautismo tiene el hecho de ser el único camino
necesario para volver al paraíso, incomprendido por muchos,
enigma de la transmutación sexual temida por muchos, ignorado
por millones, que bastante hablé en mis dos libros anteriores, la
gran prueba de fuego sexual al cual se refiere el bautismo y que
hace que quienes en este mundo no la pasen, no podrán subir a
mundos más evolucionados, que a pesar de esto, Dios es tan
grande y misericordioso con nosotros, que si nuestros trabajos han
avanzado en esta vida, en el despertar de la conciencia, nos permita
ir a mundos similares, de fuerzas similares a seguir viviendo hasta
salir de este purgatorio.
El trabajo del sexo es fundamental para dejar estas vibraciones
negativas pero en conjunto con los dos siguientes factores de la
revolución de la conciencia que definíamos en los libros anteriores.
NACER, MORIR Y SACRIFICIO POR LA HUMANIDAD.
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