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LA CORONA Y LA CRUZ FORTMON
Cuando Jesús salió a su vida publica ya hacia milagros, ya movía y
ordenaba a los elementos de la naturaleza, podía parar una
tempestad, caminar sobre el fuego, o sobre el agua, era un
alquimista completo en el sentido de la palabra. Traía como todos
los altos iniciados traemos, parte, o completamente sus cuerpos
solares formados.
El buda, fue diferente muy diferente su vida, de una vida de
opulencia y de excesos en cuidados, por parte de sus sirvientes y
de una educación dirigida exclusivamente a fomentar los
“(seudo)valores” de quién sería Monarca un día, llegó un despertar
de conciencia y rechazó los bienes personales a conciencia propia
y a decisión propia, con esfuerzos y padecimientos voluntarios,
buscando y labrando con sus propias manos su camino, y logra
así la iluminación.
Dos casos diferentes de dos grandes seres de la humanidad. En
condiciones diferentes, vidas diferentes, sacrificándose por la
humanidad ambos. Dios los bendiga grandes maestros.
Este ejemplo nos muestra lo duras que fueron las pruebas para el
buda a como fueron para Jesús, no por esto son diferentes sus
finalidades, cada uno dentro de su karma justamente acarrea estas
circunstancias y con ellas su alto grado de conciencia que le
permite escoger el camino que le corresponde.
Pero que duro es encontrar el camino, cuando tu vida esta
comprometida, tienes familia, tienes hijos, tienes esposa y ella no
comulga con nada tuyo y que te tilda de loco en privado y en
público, y tus propios hijos te señalan. Que duro es tener que
dedicar la mayor parte del tiempo para mantenerlos a ellos dejando
tus horas que pudieran ser para prácticas de diferentes formas para
desarrollo de tu personalidad espiritual individual, que duro es
tener que depender de los otros aunque los otros realmente
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