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LA CORONA Y LA CRUZ FORTMON
Archivada la gran carpeta solo se mostrara por mitades, de esta
grandiosa historia. Lejos del reino aparecerá, causando
inconformidad que muchos creerán lo hace en actitud belicosa o
pleitera.
Después de la revolución de Francia, a la muerte de Luís XVI y
María Antonieta, el niño-rey, el Delfín Luís XVII, fue llevado
prisionero, pero como un prisionero especial por su investidura, sin
que en ese momento se estuviera pensando en su futuro,
simplemente había, o se presentaban tantas cosas para el nuevo
gobierno, que estuvo tan entretenido en estas condiciones de nuevo
Jefe de Francia, que se olvidaron de los niños.
Desde el mismo encerramiento del niño-rey, de 8 años de edad, se
comenzaron a tejer profecías sobre su descendencia.
Encerrados en la prisión de El Temple, los tres pequeños. Allí, el
Delfin permanecería cerca de dos años encerrado, de la cual se
conocería que solo saldría con vida la princesita y su hermano
menor.
Por otra parte, el carcelario se encariño con este niño por sus dotes
amorosas y cariñosas del pequeño Luís.
A pesar, como dijo Nostradamus del mal trato que se hizo contra
el Delfín, sus dolores y sufrimientos llevaron a su carcelario a
liberarlo sin cómplices,
Centuria I, cuarteta LXVIII: “Horribles y penosos tormentos;
tres inocentes entregados a la muerte; uno de ellos
posiblemente envenenado, después de haber sido puestos
en manos de indignos guardias y atormentados hasta el
horror por verdugos ebrios”.
La suerte del Delfín estuvo a manos de un jefe de guardias, de
Simón de quien escribimos atrás.
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