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LA CORONA Y LA CRUZ FORTMON
presencia de sangre real en esta ejecución, se culpa a Felipe
Igualdad el querer el trono y eliminar a sus sucesores legales. En
general, también se dice que hubo príncipes y jefes de sangre real
ante tal espectáculo. Los pilares y muros de la Bastilla habían
sido abatidos también, demolidos antes de la ejecución; pero lo
más importante de ésta centuria es que, por milagro la sangre
Real se salvará después de los treinta sucesores que hubo
marcados hasta LUIS XVII el delfín, el niño-rey.
Esta centuria, repito es muy importante porque de allí nace toda
una verdadera historia, después de la prisión de Luís XVII el
Delfín, en el Temple, su vida oculta y su huida de Francia a Italia,
y luego de sus descendientes en América Hispana, como veremos
más adelante.
En la centuria IV, XLIX, se insinúa que el descendiente de Luís
XVII, hijo del decapitado Luís XVI, volverá:
“ante el pueblo se verterá la sangre,
Que no estará lejos del cielo,
Que por largo tiempo no será escuchado,
El espíritu de un hombre solo será testigo”.
Esta cuarteta nos dice, que el rey Luís XVI fue injustamente
sacrificado, y que en su alocución cuando va a ser ejecutado
clamando su inocencia, como una maldición, su sangre clamó al
cielo de testigo, o mejor, su sangre llego al cielo por el acto
cometido, y el cielo le escuchó pero mucho tiempo después,
enviará a su testigo, un descendiente directo.
Se refiere a que por varias generaciones estaría la sangre
clamando sin verse, hasta que llega la hora que uno de los
descendientes, el único, uno solo, toma esa sangre en clamor al
cielo y retoma la capa, el cetro y la espada del lys, de Francia.
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