Forward Kioto - Blog de Israel Pintor
Forward Kioto - Blog de Israel Pintor
Forward Kioto - Blog de Israel Pintor
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
EDITORIAL ULTRAMARINA CARTONERA&DIGITAL<br />
Seis horas antes, Peter encontró en Last call un pasaje<br />
por doce euros, y <strong>de</strong>cidió plantarse aquí y darle una sorpresa a Lola.<br />
Aprovechando un bono <strong>de</strong> <strong>de</strong>scuento, reservó una habitación en el hotel<br />
X y se fue corriendo al aeropuerto <strong>de</strong> Stansted prácticamente con lo<br />
puesto.<br />
Dos horas antes, Ernesto recibió una llamada <strong>de</strong> su jefe<br />
pidiéndole que, <strong>de</strong> camino a la reunión, pasara a recoger a un cliente<br />
que se alojaba en el hotel X.<br />
Una hora antes, Lola se encontraba con Erick en el vestíbulo<br />
<strong>de</strong>l hotel, don<strong>de</strong> se besaron impúdicamente sin percatarse <strong>de</strong> que eran<br />
observados con estupor por Ernesto, que, olvidando al cliente al que<br />
había ido a recoger, los siguió escaleras arriba y vio en qué habitación se<br />
metían.<br />
Tres cuartos <strong>de</strong> hora antes, Peter se consumía en su habitación<br />
presa <strong>de</strong> un lamentable estado <strong>de</strong> histeria, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber llamado<br />
catorce veces al móvil apagado <strong>de</strong> Lola para <strong>de</strong>cirle que se alojaba en el<br />
hotel X.<br />
Y sólo media hora antes, Erick y Lola empezaron los perversos<br />
jueguecitos amatorios en la habitación <strong>de</strong>l sueco.<br />
Fue entonces cuando se <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó todo. Sin previo aviso,<br />
alguien abrió la puerta pegándole una patada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera. Lola vio a<br />
Ernesto, quien, con gesto dolorido, se agarraba el machacado pie con<br />
una mano y con la otra se sujetaba al marco <strong>de</strong> la puerta. Lo que Ernesto<br />
vio fue a un viejo rockero albino, <strong>de</strong>snudo <strong>de</strong> cintura para arriba y con los<br />
ojos tapados por una venda negra, que sostenía la cabeza <strong>de</strong> Lola a la<br />
altura <strong>de</strong> su ombligo.<br />
La escena así compuesta era <strong>de</strong> un dramatismo difícilmente<br />
superable. Pero por inverosímil que parezca, quedó superada al pasar<br />
Peter por el pasillo, <strong>de</strong> camino al bar <strong>de</strong>l hotel para intentar calmar sus<br />
nervios con unas ocho copas. Se paró asombrado por la manera que<br />
tenía aquel energúmeno <strong>de</strong> abrir una puerta, y no pudo evitar mirar<br />
hacia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la habitación. Tardó varios segundos en reaccionar,<br />
pero cuando asumió lo que veía, irrumpió en la habitación empujando<br />
a Ernesto, que en ese momento, con voz <strong>de</strong> perro apaleado, le estaba<br />
preguntando a Lola: “¿¿Quién es ese hombre??” Erick, a quien se le<br />
acababa <strong>de</strong> caer la venda <strong>de</strong> los ojos (tanto en sentido literal como<br />
metafórico), preguntó a su vez con tanta frialdad que hubiera congelado<br />
la sangre a un oso polar: “Sí, ¿quién es ese hombre?”. Peter, como<br />
escritor que era, quiso superar a los que astutamente había i<strong>de</strong>ntificado<br />
como sus rivales con una buena frase literaria, pero lo único que atinó<br />
102