15.05.2013 Views

Forward Kioto - Blog de Israel Pintor

Forward Kioto - Blog de Israel Pintor

Forward Kioto - Blog de Israel Pintor

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

58<br />

EDITORIAL ULTRAMARINA CARTONERA&DIGITAL<br />

LOS CARTONEROS<br />

“Deben tener más <strong>de</strong> cien años cada uno”, había dicho un día Juanín el <strong>de</strong><br />

Pepa, y todos asentimos.<br />

¿Acaso se podían concebir caras más arrugadas, cuerpos<br />

más encorvados? Parecían dos bastoncitos gemelos que se <strong>de</strong>slizaran<br />

suavemente por entre los pedruscos que adoquinaban las calles; dos<br />

arquitos tirando <strong>de</strong> sus flechas <strong>de</strong> cuerda mugrienta en cuyo extremo<br />

siempre había un manojo <strong>de</strong> papeles y cartones, como si el libro <strong>de</strong> la<br />

existencia se le fuera cayendo siempre <strong>de</strong> las manos.<br />

Verlos pasar calle abajo traía a la memoria los signos con que<br />

se cierran las preguntas. Y es que la larga pregunta <strong>de</strong> sus vidas parecía<br />

a punto <strong>de</strong> cerrarse <strong>de</strong>finitivamente, esta vez, también seguramente sin<br />

respuesta.<br />

No sé a qué ángel <strong>de</strong>spistado se le había ocurrido aquella i<strong>de</strong>a,<br />

pero resultó. Poco a poco, caricia a caricia, higo a higo regalando néctares<br />

<strong>de</strong> luna en las manos renegridas <strong>de</strong> los niños, fueron convirtiendo a los<br />

cartoneros en los “abuelos” <strong>de</strong>l barrio.<br />

—¡Eh!, abuelo, dice mi madre que en casa están los cartones<br />

que traía la máquina <strong>de</strong> coser…<br />

—Bien, Lolita, dile que pasaré por ellos luego.<br />

—¿Quiere usted que se los lleve yo?<br />

—Como tú quieras, Lolita.<br />

—¿Habrá higos para mí?<br />

—Claro que sí, hija. Dile a la Isabel que te los dé <strong>de</strong> mi parte.<br />

Ahora es invierno y están secos, pero están igual <strong>de</strong><br />

buenos o más.<br />

—¡Ahora mismo llevo los cartones a su casa, abuelo!<br />

Hubiera parecido pretencioso llamar casa a la suya y sin<br />

embargo, pese a sus techos <strong>de</strong> lata, a sus puertas remendadas con panel<br />

y cartón-piedra, pese al suelo <strong>de</strong> terrizo y al Zotal, que nunca acababa<br />

<strong>de</strong> tragarse a los parásitos, tenía peso <strong>de</strong> hogar aquella casa don<strong>de</strong> no<br />

se recordaban borracheras ni peleas. Sólo cariño y mutua ayuda. Des<strong>de</strong><br />

que Antonio, el abuelo, era fuerte como el tronco <strong>de</strong> la encina don<strong>de</strong>, en<br />

otro tiempo, ataba el burro al volver con su carrito <strong>de</strong> acarrear materiales<br />

a las obras cercanas; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que Isabel lavaba en pilas ajenas, ajenas<br />

intimida<strong>de</strong>s, siempre temerosa <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r al chiquillo que le mordía las<br />

tripas, y perdiéndolo siempre...<br />

Después <strong>de</strong> comer, Isabel encendía un brasero con papeles,<br />

tablas y hojarasca, mientras Antonio cambiaba por unas cuantas monedas<br />

la recolección <strong>de</strong>l día, aquella que juntos almacenaran una a una y con<br />

amor como si se tratara <strong>de</strong> recoger pétalos <strong>de</strong> flores.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!