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Forward Kioto - Blog de Israel Pintor

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82<br />

EDITORIAL ULTRAMARINA CARTONERA&DIGITAL<br />

Al momento contestó su madre.<br />

—Dime hijo.<br />

—¡Mamá, ven por favor! ¡Date prisa! ¡Y llama una ambulancia! Creo que<br />

estoy teniendo un infarto —le dijo mientras el móvil caía <strong>de</strong> sus manos.<br />

—¡Aguanta hijo! ¡Voy para allá! —le contestó su madre y colgó.<br />

Raimundo pensó que había hecho lo correcto. Su madre se ocuparía <strong>de</strong><br />

todo, como siempre hacía. Sólo tengo que <strong>de</strong>scansar, olvidarme <strong>de</strong>l cua<strong>de</strong>rno y<br />

esperar que mamá venga a cuidarme, se dijo mientras perdía el conocimiento.<br />

En esos momentos una llave abría la cerradura <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong>jando<br />

el paso libre a la doctora y a Francisca. Detrás iban los portadores <strong>de</strong> la camilla.<br />

Francisca lloraba silenciosamente, pero no se acercó a su hijo. No quería estorbar,<br />

tenía que <strong>de</strong>jar trabajar a los profesionales.<br />

Lloraba por su hijo y lloraba por ella misma. Se sentía culpable, lo había<br />

presionado <strong>de</strong>masiado. Esa era la prueba. Su hijo era débil, siempre lo había sido<br />

y ella <strong>de</strong>bería haberlo aceptado.<br />

Tenía que haber aceptado el diagnóstico <strong>de</strong>l doctor, un brote psicótico<br />

le dijo. Depresión, alteración <strong>de</strong> pensamientos, i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas, <strong>de</strong>lirios,<br />

alucinaciones... Eso dijo el psiquiatra, pero ella no lo creyó. Simplemente su hijo<br />

tenía mucha imaginación. Por eso a veces hablaba solo. A<strong>de</strong>más, estaba alterado<br />

por la cocaína, pero se curaría, sólo la había tomado <strong>de</strong> vez en cuando. Eso había<br />

dicho Raimundo y él nunca le mentía. Aunque ahora ya no estaba tan segura. Tenía<br />

que haberle hecho caso al doctor y haberlo internado para el tratamiento.<br />

Raimundo notaba cómo la muerte —Alejandro, su Alejandro —seguía haciendo<br />

el trabajo para el que lo creó. El dolor <strong>de</strong> su corazón no le permitía pensar con<br />

claridad. Sin embargo, fue en esos momentos cuando en su mente apareció la<br />

respuesta a la pregunta. Esa pregunta que una noche <strong>de</strong> alcohol entre amigos los<br />

mantuvo entretenidos hasta el alba ¿Cuál era el oficio más antiguo <strong>de</strong>l mundo?<br />

Preguntó Raimundo esa noche. Paco, Javier, Aurora y Miguel se inclinaban por la<br />

prostitución, pero Raimundo <strong>de</strong>fendía que matar era el oficio más antiguo. Ahora,<br />

mientras agonizaba se daba cuenta <strong>de</strong> que tampoco eso era cierto. Había un oficio<br />

que sin duda era el más antiguo: el <strong>de</strong> narrador. Narrar, contar historias. Ese era en<br />

realidad el oficio más viejo <strong>de</strong>l mundo. Él había tenido la inmensa suerte <strong>de</strong> tener<br />

ese oficio. Por eso Alejandro y él vivirían durante años en los millones <strong>de</strong> personas<br />

que conocían sus historias. Pensó que tenía que contarlo antes <strong>de</strong> morir.<br />

Sobre la alfombra, al lado <strong>de</strong> Raimundo, estaba el cua<strong>de</strong>rno abierto por<br />

la mitad. Francisca lo cogió y vio que sólo había unas frases escritas en él: “Todos<br />

estábamos equivocados. El oficio más antiguo <strong>de</strong>l mundo es el <strong>de</strong> narrador” “Si<br />

no hubiera existido un narrador en el paraíso, nadie hubiera conocido la historia <strong>de</strong><br />

Adan y Eva. Tampoco la historia <strong>de</strong> Caín” “Estoy orgulloso <strong>de</strong> ser narrador, <strong>de</strong> tener<br />

este oficio, pero ya no puedo <strong>de</strong>dicarme a él. Ya no tengo más historias que contar”<br />

En la siguiente página sólo una frase: “Lo siento mamá”<br />

Fuera <strong>de</strong>l coche, la navidad tocaba a su fin. Era la noche <strong>de</strong> reyes. La

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