Forward Kioto - Blog de Israel Pintor
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TALLER CARTONERO/RECICLA/EDITA/CREA - VOL.3 TEC SEVILLA<br />
dibujó una tela <strong>de</strong> araña y colgando con su hilo la araña.<br />
Artume estaba muy nerviosa, en cambio los alumnos, al<br />
igual que antes con el dibujo, ahora, escribiendo, no eran ellos. Estaban<br />
como hipnotizados, como si hubiesen sido poseídos por algo y que<br />
los mantenía absortos, <strong>de</strong> tal manera que no existía nada más, sólo su<br />
cua<strong>de</strong>rno, su lápiz y sus ojos puestos en lo que escribían. No levantaban<br />
la cabeza. En la clase sólo se escuchaba el latir <strong>de</strong> su propio corazón<br />
palpitante.<br />
Esto es <strong>de</strong> locos. Me voy a volver tarumba.¿Qué <strong>de</strong>monios<br />
está ocurriendo?<br />
Comenzó a sentir pánico y tocando las palmas los llamó diciéndoles<br />
que el tiempo para el cuento había concluido.<br />
Salieron <strong>de</strong>l trance y volvieron a la normalidad, con sus voces<br />
y sus risas, sin ser conscientes <strong>de</strong> lo sucedido. Todos tenían muchas<br />
ganas <strong>de</strong> ser los primeros en empezar a leer. Juana fue la que comenzó.<br />
Su cuento transcurría en un hermoso bosque don<strong>de</strong> vivían hadas y<br />
seres extraños. La frase final fue lo más llamativo, ¡Artume regresa, te<br />
necesitamos!<br />
¿Pero por qué Juana ha puesto esa frase?¿Acaso preten<strong>de</strong><br />
provocarme?<br />
—¡Niña, me has copiado!¿Cómo lo has hecho? —preguntó<br />
Pablo todo extrañado.<br />
Todos se levantaron <strong>de</strong> sus asientos y se mostraban unos a otros sus<br />
cuentos. Hablaban a la vez, era imposible enten<strong>de</strong>r qué <strong>de</strong>cían. Artume<br />
tuvo que pedirles que callaran y le indicó a Sonia que dijera qué pasaba.<br />
—Es que no sabemos señorita. Nuestros cuentos acaban<br />
todos iguales, con la misma frase.<br />
De nuevo volvió el silencio y todas las miradas se dirigieron<br />
a su maestra con la esperanza <strong>de</strong> que ésta les explicara qué había<br />
sucedido.<br />
—Fijaros en vuestros dibujos.<br />
Los chicos se acercaron al mural y buscaron el suyo.<br />
—Señorita yo no he podido dibujar esto aunque ponga mi<br />
nombre. Ya sabe que me cuesta, y ese animalito está perfecto<br />
—explicó Pablo.<br />
Todos <strong>de</strong>cían lo mismo, incluso Daniel que era el artista <strong>de</strong><br />
la clase.<br />
—Me gus-gusta mucho el di-dibujo, pero yo digo lo mismo<br />
que Pa-pablo, seño —afirmó Daniel.<br />
—Es verdad señorita, estas letras son mías y es mi nombre,<br />
pero no soy capaz <strong>de</strong> hacer ese dibujo, sobre todo la lechuza<br />
—añadió Sonia.<br />
—Todo esto es muy raro. La verdad es que cuando hacíais<br />
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