Descargar - Viento Sur
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vo puede repetir una y otra vez “tuvimos razón en muchas cosas”, y además<br />
pronto, “cuando esto era muy difícil”. También que ésta, la historia de la<br />
URSS, es su historia, como negación, y como víctima. No se puede hablar de<br />
la tragedia del POUM (que es la tragedia del comunismo), sin referirse a la<br />
URSS de Stalin, cómo éste llegó a convertir la Internacional en un instrumento<br />
de sus sórdidos intereses.<br />
Durante largos años, las actividades del POUM se mantuvieron vivas, al menos<br />
a cierto nivel propagandístico gracias al núcleo parisino que sufría problemas y<br />
disensiones diversas, pero al frente del cual aparecía siempre un animoso y<br />
torrencial Wile. Sin embargo, sus obstáculos eran muchos y graves. De entrada,<br />
el tiempo del franquismo parecía que no pasaba. El POUM permaneció<br />
encerrado en una casi exclusiva vida interior, con conflictos que fueron cobrando<br />
vida junta con las desavenencias personales. Como la CNT, sufrió un corte<br />
generacional brutal, ya que no fue hasta mediados de los años sesenta cuando<br />
los primeros jóvenes con una cierta representatividad llamamos a las puertas<br />
del POUM de París. Entonces las conversaciones con Solano y los demás, eran<br />
apasionantes. Pero no eran suficientes para afrontar una nueva alternativa en la<br />
que estaba todo por hacer, y ante la cual aparecían mucho más atractivos los<br />
grupos que se habían movido en el mayo del 68, sobre todo las JCR, seguramente<br />
el más minúsculo. Aunque inmersos en una corriente de admiración,<br />
desde la óptica generacional de los heterodoxos de entonces, el POUM, empero,<br />
destilaba paternalismo revolucionario, su discurso nos parecía demasiado<br />
anclado en otros tiempos y habían dejado de estar inmersos en la vida social,<br />
justo donde nosotros estábamos dando los primeros pasos en oposición al PCE.<br />
El POUM del exilio tuvo nuevos problemas con el trotskismo, sobre todo con<br />
la variante sectaria, la lambertista, que era también la más aferrada a las “lecciones<br />
de la historia”, que había hecho una apuesta de trabajo en el POUM. La<br />
mayoría del POUM desconfiaba, y en más de una ocasión escuché que atribuían<br />
a Solano actitudes complacientes, como cuando intervino en las jornadas<br />
presididas por el Pierre Broué más militante. Aunque exaltaban el valor de<br />
la militancia del POUM, ellos consideraban las palabras de Trotsky como verdades<br />
a las que luego se acomodaban los datos, un dogma fuera de la historia<br />
viva del cual resultaban herederos y celosos depositarios. Sin embargo, en su<br />
momento Solano no aceptó la opa lambertista, y de ahí la ruptura de 1977. Por<br />
otro lado, su análisis sobre Trotsky y el POUM se fue haciendo con el tiempo<br />
más documentado y matizado, un poco al compás de la propia evolución de<br />
Pierre Broué, con el que colaboró en la edición de la obra española de Trotsky<br />
y en otros menesteres /3.<br />
Entre la vieja guardia poumista se tendía a creer que el exilio no sería más que<br />
un paréntesis y que, finalmente, un legado tan impresionante como el del POUM<br />
VIENTO SUR Número 112/Octubre 2010 117