Descargar - Viento Sur
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“¿Produzcamos más<br />
para poder crear<br />
empleo? Es abordar<br />
las cosas al revés.<br />
Hay que operar<br />
un cambio total<br />
de perspectiva y<br />
tomar como punto de<br />
partida la creación<br />
de empleos útiles”<br />
titividad: bajar los salarios, reducir las “cargas”<br />
para, a fin de cuentas, ganar partes de mercado.<br />
Como en el período abierto por la crisis el crecimiento<br />
en Europa será débil, el único medio<br />
que tiene un país para crear empleo es quitárselo<br />
a los países vecinos, tanto más cuando la<br />
mayoría del comercio exterior de los países<br />
europeos se realiza en el interior de Europa.<br />
Esto es cierto incluso para Alemania (junto a<br />
China, el primer o segundo exportador mundial),<br />
que no puede contar sólo con los países<br />
emergentes para empujar su crecimiento y su<br />
empleo. Las salidas neo-liberales a la crisis son<br />
por naturaleza no cooperativas: sólo se puede ganar a costa de los otros, y éste<br />
es el fundamento de la crisis de la construcción europea.<br />
En cambio, las soluciones progresistas son cooperativas: funcionan tanto<br />
mejor si se extienden a un mayor número de países. Si todos los países europeos<br />
redujeran la duración del trabajo y gravasen las rentas del capital, esta coordinación<br />
permitiría eliminar los contragolpes a que estaría expuesta esa misma<br />
política llevada a cabo en un solo país. La vía a explorar es por tanto una estrategia<br />
de extensión que podría llevar a cabo un gobierno de la izquierda radical:<br />
1. tomar unilateralmente las medidas “buenas” (por ejemplo, la imposición<br />
sobre las transacciones financieras);<br />
2. prolongarlas con medidas de protección (por ejemplo, un control de los<br />
capitales);<br />
3. asumir el riesgo político de infringir las reglas europeas;<br />
4. proponer modificarlas extendiendo a escala europea las medidas adoptadas;<br />
5. no excluir una prueba de fuerza y usar la amenaza de salirse del euro.<br />
Este esquema confirma el hecho de que no se puede condicionar la puesta en marcha<br />
de una política “buena” a la constitución de una Europa “buena”. Las represalias<br />
deben ser previstas con medidas de protección recurriendo al arsenal proteccionista.<br />
Pero no se trata del proteccionismo en el sentido habitual del término,<br />
ya que este proteccionismo protege una experiencia de transformación social y no<br />
los intereses de los capitalistas de un determinado país frente a la competencia de<br />
los otros. Es por tanto un proteccionismo de extensión, cuya lógica sería desaparecer<br />
a partir del momento en que se extiendan las “buenas” medidas.<br />
La ruptura con las reglas europeas no es por cuestión de principios, sino partiendo<br />
de una medida justa y legítima, que corresponde a los intereses de las mayo-rías<br />
y que se propone como vía a seguir a los países vecinos. Esta esperanza de cambio<br />
permite entonces apoyarse en la movilización social en los otros países y construir<br />
así una relación de fuerzas que puede pesar sobre las instituciones europeas. La<br />
50 VIENTO SUR Número 112/Octubre 2010