Descargar PDF - Centro Cultural José Pío Aza

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Secuencia en la selva. Los soldados españoles conducen a empujones a los
nativos, hombres, mujeres y niños, hacia las cruces que han plantado en el
praderío. Se ve en primer plano a Bartolomé de Las Casas con hábito completo y
una gran cruz en el pecho, muy preocupado. También se ve algún fraile
franciscano. "Traedlos a todos aquí, hombres, mujeres, niños, viejos. Todo el
mundo tiene que ver esto", grita el comandante. Bartolomé de Las Casas se
levanta el hábito y corre hacia él y le dice: "Esto volverá a los indios en nuestra
contra durante generaciones. Comandante, la corona os procesará por esto.
Clama Bartolomé: "Esto no es cristiano por Dios". Ordena el Comandante:
"Escoged a trece y liberad al resto: uno por cada discípulo y uno por Jesucristo.
¿Queréis escogerlos vos? Replica Bartolomé: "Es un sacrilegio". Responde el
Comandante: "No padre, es un ejemplo. ¿Por qué no os unís a los franciscanos y
salváis sus almas, si es que las tienen". Ordena a un soldado: "Si se entromete,
arrestadlo". Este soldado baja del caballo y se dirige a los indios que están
amarrados a un palo: "A ver, los evangelistas: Mateo, Lucas, Marcos, Juan. Padre,
podéis ayudarme, creo que he olvidado los nombres. Carlos, Manolo, Felipe"…
"¿Quién hará de Jesucristo?" dice el comandante. "Tú" y señala a Hatuey al que
liberan de la soga que los une a los demás en el palo y lo llevan hacia la pira junto a
una cruz. Se oye a uno de los franciscanos que pasa por cada uno de los que van a
ser sacrificados, diciendo: "Te bautizaré y obtendrás la gloria y la paz en el cielo;
de lo contrario sufrirás un tormento eterno en el infierno". El franciscano se dirige
hacia Hatuey y recita mientras le traducen al quechua: "En el nombre de Cristo
todavía puedes salvar tu alma. Aprended la diferencia entre el cielo y el infierno.
Pedirle perdón al Señor. Yo te bautizaré y obtendrás la gloria y la paz eterna en el
cielo, de lo contrario sufrirás un tormento eterno en el infierno. ¿Ha entendido
bien?". Hatuey pregunta: "¿Van los cristianos al cielo?" y contesta el franciscano:
"Los buenos cristianos sí". Hatuey le escupe y le dice: "Entonces prefiero ir al
infierno". El comandante ordena: "Silencio: esto es lo que os ocurrirá si desafiáis a
los cristianos". Y da la señal de encender las hogueras. Bartolomé de Las Casas
mira aterrado. Comienzan a rezar a coro una oración. Bartolomé de Las Casas
pregunta qué dicen y uno de ellos le traduce: "Os desprecio, desprecio a vuestro
Dios, desprecio vuestra codicia… ". Bartolomé reza: "Que Dios nos perdone".
Luego entre los gritos de los que están siendo quemados, gritan a coro: "Hatuey,
Hatuey, Hatuey…". Pregunta el comandante al P. Las Casas: "¿Qué están
gritando padre?". Y éste le responde: "Su nombre, que gracias a vos, nunca será
olvidado". Se ve emocionado al director que grita: "Corten, corten. Okey chicos,
increíble, muchas gracias". Y todos festejan emocionados y alegres y aplauden.
En esto llega un carro de la policía y varios policías se dirigen hacia Hatuey que
recién ha salido de la cruz que se quemaba. Lo arrestan y lo arrastran hacia el
carro ante la mirada atónita de Director y Productor que estaban abrazados por la
emoción. Costa da un golpe a la cámara de la ayudante que está filmando la
escena. Los indios siguen a Hatuey y los policías y comienzan a hostigarlos según
va creciendo el número de indios. Logran meter a Hatuey por la puerta de atrás del
carro, pero los indios lo voltean. Y liberan. Acude Costa corriendo temiendo se
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G U I Ó N