88 - Revista Personae

Pedro luceiro iii
Rejoneador forjado por sí mismo Por Rodrigo Ruiz Merino
Decidí hacerme rejoneador por mis medios, sin ayuda de nadie,
lo cual me llena de orgullo. Hoy gozo de lo que siempre soñé,
una cuadra de caballos muy buena, muy sólida, qué, repito, es
fruto de mi esfuerzo, nadie me regaló nada
A Pedro Luceiro III basta
verlo arriba de sus maravillosas monturas
o recorriendo a pie el cortijo
de su tío dando instrucciones a sus
discípulos en equitación y salto para
rememorar las hazañas de la dinastía
de rejoneadores lusitanos desde los
60’s, cuando el abuelo llegó a México
y se enamoró de él.
Lo vi cuando abría la reja principal
de la México enfundado en sus jeans,
botas de punta y playera blanca y su
playera blanca. En la última fila de
butacas numeradas ante la enormidad
solitaria del coso más grande del mundo,
nos sentimos deslumbrados por los
reflejos del oro seco del ruedo. Era tal el brillo y la calma del viento que se me antojó
el escenario propicio para una gran tarde.
Desde siempre ha vivido a caballo, cerca de los toros y las hazañas del abuelo,
Pedro Luceiro I; del papá, Pedro Luceiro II… del tío y los hermanos: -“El
más trascendental fue mi abuelo. Emigró de Portugal a México en los 60’s, se enamoró
y se quedó. Llegó como gran figura del toreo (es más fácil abrirse camino cuando se
es famoso). Al llegar mi papá de Portugal, instituyó los Forcados. Actualmente
mis dos hermanos lo son y uno de ellos es el Cabo o Capitán.
“Tengo tíos que en Portugal que también fueron forcados. Todos, gente del
mundo del toro, y aquí, en México, tengo otro tío, Enrique Fraga, también es
rejoneador. Con él me crié y empecé envuelto en una sábana taurina, en una muleta,
• P E R S O N A E
porque cuando yo era niño él era matador de toros a pie. Cuando se hizo rejoneador
empecé a entrenar a pie y a montar a caballo para desarrollar las técnicas ecuestres,
para aprender, entender y vivir el mundo taurino. Nací en México, producto del
amor de mi padre a una mexicana, a mi querida madre, soy luso-mexicano, tengo
las dos nacionalidades”.
El 5 de febrero, en la Plaza de Toros La Luz de León, recibió la alternativa
de manos del rejoneador Eduardo Cuevas, con Gastón Santos
y los Forcados de Mazatlán, como testigos durante la Feria de León
2007: ¿cuál es su actitud frente a tal acontecimiento? Usted empezó en 1977,
¿por qué tanto tiempo?: -“Siempre quise tomar la alternativa con el fruto 100% de
mi esfuerzo. En el 98 cumplí los requisitos mínimos para graduarme como Matador
de Toros. Pero decidí hacerlo por mis medios, sin ayuda de nadie, lo cual me llena
de orgullo. Hoy gozo de lo que siempre soñé, una cuadra de caballos muy buena,
muy sólida, qué, repito, es fruto de mi esfuerzo porque nadie me ha regalado nada.
Empecé de cero. Ya estoy cosechando”.
-Una inversión bárbara, le digo: -“Sí, cada caballo vale una fortuna”, responde.
–“Sin embargo, el capital en pesos pierde importancia ante el enorme capital
de afectos, emociones, cuidados, desvelos que invertí en mis caballos: Arafat,
Sousel, Grano de Oro, Zamba, Sinatra, Tahúr y Duende”. Y
cuenta sus historias.
-“Los conseguí a base de mucho, mucho trabajo y demasiado sacrificio”. -¿Cómo
fue? ¿Por qué los bautizó así?: -“El más veterano es Arafat. Le puse ese nombre
porque es luso-árabe. Cuando lo conocí sólo le decían Árabe, pero como siempre
quería hacer guerra con los demás dije: ‘¿por qué no Arafat, como el líder palestino
que también es árabe y guerrero?’ De Sousel podríamos hablar horas. Yo no lo
bauticé. Así le puso el criador en el registro –según la costumbre lusitana, cada año
se cambia la letra inicial de los caballos recién nacidos. Ese año le tocó a la ese, y