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La Castaña:
Noble y
nutritivo
fruto de todos
los tiempos
Utilizada todavía en algunos
países de Asia, África y Europa
como un sustituto de la papa,
la castaña está presente en
ocasiones especiales para
deleite de los comensales.
Horneadas o asadas y con
múltiples atributos nutritivos,
este noble fruto ofrece
interesantes opciones de
preparación, tanto en
pastelería y respostería, como
en creaciones saladas
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Gastronomía
Según historiadores y algunos
restos fósiles encontrados,
el origen del consumo de la
castaña se remonta a la era
paleolítica, y lo más probable es que
sea uno de los alimentos más antiguos de
la dieta humana. La especie europea
Castanea Sativa fue introducida desde Asia
a través de Grecia, y fueron los romanos
quienes la propagaron por toda Europa
para su utilización y consumo, siendo
llamada por el Imperio Romano "árbol del
pan", debido a que se usaba como harina
y era alimento esencial para el pueblo. Fue
tan importante en la dieta de Europa -
antes del descubrimiento de América y la
introducción del maíz y la papa -, que la
castaña estaba considerada en la trilogía
alimenticia básica, junto al trigo y el
centeno. Fue un gran alimento en épocas
de escasez o guerra, reemplazando al
trigo en la elaboración del pan. Con el
inicio del cultivo del maíz y la papa, la
castaña fue relegada a segundo plano y
más que nada era consumida por los
pobres.
El fruto del castaño posee una
composición más parecida a la de los
cereales que a otros frutos secos. Su
contenido calórico es inferior, puesto que
la presencia de grasa es menor (2,2
g/100g), siendo la mayor parte de ésta
mono o poliinsaturada, como la proteínica
(2g/100gr). Sin embargo presenta mayor
cantidad de hidratos de carbono (36,6
g/100g), fundamentalmente en forma de
almidón, y fibra (5,5g/100g). Además, la
castaña aporta potasio, magnesio, hierro,
fósforo y vitaminas E y C, las cuales se
pierden en parte al asarlas o cocerlas.
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