Caminos y horizontes curriculares para la educación técnica en Fe y ...

mayores requerimientos, la gran masa de jóvenes optaba por proseguir estudios superiores y la
educación técnica perdió su espacio en la educación venezolana (Calzadilla y Bruni-Celli, 1998)
El proceso de transformación mencionado, desde el punto de vista de sus objetivos curriculares, ha
sido lento y todavía no se tiene claridad sobre los enfoques, ni diseños curriculares propiamente
dichos (Ramírez, 2011).
Desde Fe y Alegría, a partir del año 2003 quisimos dar los primeros pasos en la construcción de un
diseño curricular bajo el enfoque de competencias que nos permitiera completar la propuesta de una
educación integral en los centros educativos de la Zona Andes (estados Táchira, Mérida, Trujillo y Alto
Apure), donde se atendían fundamentalmente los niveles de III Etapa de Básica (7º, 8º, 9º) y Media
Profesional de la que egresan Técnicos Medios con 3 años adicionales, (1º,2º,3º). A partir de la Ley
Orgánica de Educación del 2009 se ha reagrupado estos dos niveles en lo que se denomina la
educación media técnica, con seis años de duración.
Las asignaturas más comunes para ese momento, en los centros educativos involucrados eran dibujo
técnico, mecanografía, corte y costura, entre otras; todas, con un énfasis hacia el trabajo manual,
artesanal, en un oficio determinado y no al desarrollo de competencias amplias en un saber-hacer
comprehensivo y reflexivo. Adicionalmente, los programas que se impartían en la III etapa no estaban
relacionados, ni tenían coherencia con los de la Media Profesional, por ejemplo, un Técnico Medio en
Electricidad iniciaba los primeros años de formación
para el trabajo con cursos de manualidades y
contabilidad, que no tenían ninguna relación con los
cursos de electrónica o instrumentación, que iba a
desarrollar en los últimos tres años de su formación
técnica.
Para ese momento, no teníamos muy claro cómo
hacerlo, sin embargo, nos alimentaban e inspiraban los
documentos que desde la Federación Internacional de
Fe y Alegría, daban cuenta del interés que había por
asegurar que nuestros egresados se formarán bajo el
enfoque por competencias. Esa era la única certeza
que teníamos: queríamos que nuestra propuesta
formativa preparara a nuestros estudiantes para ser
personas capaces de insertarse social y
productivamente en la sociedad. Cómo hacerlo era
seguido de un sinfín de interrogantes.
Con estas ideas, dudas y sobre todo, innumerables
preguntas comenzamos a desarrollar una experiencia
de cambio curricular, la cual en principio se desarrolló
en algunas Escuelas Técnicas Agropecuarias que
egresaban Técnicos Medios, de la Zona Andes de Fe y
Alegría en los Estados Mérida, Táchira, Trujillo y Alto
Apure en Venezuela, ubicadas en el medio rural. Esta
El hecho de que se venga
ejecutando todo un proceso que
enfoca el trabajo por competencias
y el desarrollo de diferentes
proyectos, nos ha llevado a
promover la sistematización de
experiencias y desde allí, se ha
generado una reflexión en función
de mejorar la práctica, haciendo
especial énfasis en lo qué es el
contexto y realidad que viven
nuestros estudiantes.
Docente de Escuela Técnica
Juan XXIII
experiencia no fue fácil. Al principio, las dificultades fueron enormes, ya que ni siquiera existía una
clara comprensión de la necesidad de los cambios y mucho menos de la metodología que se debía
seguir.
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