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Charles Baudelaire PDF - Arquitrave

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que se haya separado definitivamente del Sr. Allan, y de que éste, que tuvo<br />

hijos de su segundo matrimonio, lo haya frustrado completamente en su<br />

sucesión.<br />

Poco tiempo después de haber dejado Richmond, Poe publicó un pequeño<br />

volumen de poemas; era en verdad una aurora brillante. Para quien<br />

sabe sentir la poesía inglesa, ya está allí el acento extraterrestre, la calma en<br />

la melancolía, la solemnidad deliciosa, la experiencia precoz, —iba, creo, a<br />

decir experiencia innata,— que caracterizan a los grandes poetas.<br />

La miseria lo hizo algún tiempo soldado, y es presumible que se servía<br />

de los pesados ocios de la vida de cuartel para preparar los materiales de sus<br />

futuras composiciones, —composiciones extrañas, que parecen haber sido<br />

creadas para demostrar que la rareza es una de las partes integrantes de lo<br />

Bello. Vuelto a la vida literaria, el único elemento donde pueden respirar<br />

ciertos seres desclasados, Poe se moría en una miseria extrema, cuando un<br />

azar feliz lo levantó. El propietario de una revista acababa de fundar dos<br />

premios, uno para el mejor cuento, otro para el mejor poema. Una escritura<br />

singularmente bella atrajo los ojos del Sr. Kennedy, que presidía el jurado, y<br />

le dio ganas de examinar él mismo los manuscritos. Encontró que Poe había<br />

ganado los dos premios; pero uno solo le fue entregado. El presidente del<br />

jurado se sintió curioso de ver al desconocido. El editor del periódico le trajo<br />

un joven de una belleza sorprendente, en harapos, abotonado hasta el mentón,<br />

y que tenía el aire de un gentilhombre tan orgulloso como hambriento.<br />

Kennedy se portó bien. Hizo que Poe conociera a un Sr. Thomas White,<br />

que fundaba en Richmond el Southern Literary Messenger. El Sr. White era<br />

un hombre de audacia, pero sin ningún talento literario; le faltaba una ayuda.<br />

Poe se encontró pues, muy joven –a los veintidós años—, como director<br />

de una revista cuyo destino reposaba enteramente sobre él. Su prosperidad,<br />

él la creó. El Southern Literary Messenger ha reconocido desde entonces que<br />

era a ese excéntrico maldito, a ese borracho incorregible, que debía su clientela<br />

y su fructuosa notoriedad. Es en esa tienda que aparece por primera vez<br />

la Aventura sin igual de un cierto Hans Pfaall, y muchos otros cuentos que<br />

nuestros lectores verán desfilar ante sus ojos. Durante cerca de dos años,<br />

Edgar Poe, con un ardor maravilloso, asombró a su público con una serie de<br />

composiciones de un género nuevo y con artículos críticos cuya vivacidad,<br />

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