19.05.2013 Views

Charles Baudelaire PDF - Arquitrave

Charles Baudelaire PDF - Arquitrave

Charles Baudelaire PDF - Arquitrave

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

su mujer enferma carecían de las cosas más necesarias para su vida. Un día,<br />

Willis vio entrar en su escritorio a una mujer, vieja, dulce, grave. Era la Sra.<br />

Clemm. Ella buscaba trabajo para su querido Edgar. El biógrafo dice que<br />

fue sinceramente tocado, no solamente por el elogio perfecto, por la apreciación<br />

exacta que ella hacía de los talentos de su hijo, sino también por todo<br />

su ser exterior, por su voz dulce y triste, por sus maneras un poco anticuadas,<br />

pero bellas y grandes. Y durante muchos años, agrega, hemos visto a esa<br />

infatigable servidora del genio, pobremente e insuficientemente vestida, yendo<br />

de periódico en periódico para vender tanto un poema, tanto un artículo,<br />

diciendo a veces que estaba enfermo, única explicación, única razón, invariable<br />

excusa que ella daba cuando su hijo se hallaba golpeado momentáneamente<br />

por una de esas esterilidades que conocen los escritores nerviosos, y<br />

no permitiendo nunca a sus labios soltar una sílaba que pudiera ser interpretada<br />

como una duda, como una disminución de confianza en el genio y la<br />

voluntad de su bien amado. Cuando su hija murió, ella se ligó al sobreviviente<br />

de la desastrosa batalla con un ardor maternal reforzado, defendiéndolo<br />

contra la vida y contra sí mismo. Ciertamente, —concluye Willis con<br />

una alta e imparcial razón—, si la devoción de la mujer nacida con un primer<br />

amor y mantenida por la pasión humana glorifica y consagra su objeto,<br />

¿qué no dice a favor de aquel que inspira una devoción como esta, pura,<br />

desinteresada y santa como un centinela divino? Los detractores de Poe hubieran<br />

debido en efecto notar que hay seducciones tan poderosas que no<br />

pueden ser sino virtudes.<br />

Se adivina cuan terrible fue la noticia para la desdichada mujer. Ella<br />

escribió a Willis una carta de la cual reproduzco algunas líneas:<br />

«Me he enterado esta mañana de la muerte de mi bien amado Eddie...<br />

¿Puede usted transmitirme algunos detalles, algunas circunstancias?... ¡Oh!<br />

no abandone a su pobre amiga en esta amarga aflicción... Dígale a M... que<br />

me venga a ver; tengo que cumplir con él un encargo de parte de mi pobre<br />

Eddie... No tengo necesidad de rogarle que anuncie su muerte y que hable<br />

bien de él. Sé que usted lo hará. Pero diga bien qué hijo afectuoso era para mí,<br />

su pobre madre desconsolada...»<br />

Esta mujer me parece grande y más que antigua. Abrumada por un<br />

golpe irreparable, no piensa sino en la reputación de aquel que era todo para<br />

50

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!