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El aporte del deporte<br />
El podio les quedó chico<br />
Como hemos mencionado en otras<br />
oportunidades, hay atletas que traspasan<br />
la frontera del deporte por su coraje<br />
y valentía, como referentes de batallas<br />
culturales. Esta es la historia de dos<br />
afroamericanos que se expusieron ante<br />
el mundo en un Juego Olímpico.<br />
Por Jimena Maggi<br />
Un momento, un pequeño fragmento<br />
de tiempo cargado de sentido,<br />
de política y de sentimiento.<br />
Y que, gracias al accionar de dos<br />
valientes, pasó a la inmortalidad a<br />
través de una fotografía que luego<br />
se multiplicaría al ser publicada en<br />
las tapas de los principales diarios<br />
del mundo.<br />
Los protagonistas: dos afroamericanos.<br />
El hecho: el Saludo<br />
del Black Power o del Poder Negro,<br />
símbolo de un movimiento<br />
antirracista que luchaba por los<br />
derechos civiles y por el fin del<br />
Apartheid en los Estados Unidos,<br />
en los Juegos Olímpicos México<br />
1968. Subidos al podio, con sus<br />
pies descalzos y sus cabezas gachas,<br />
como muestra de descontento,<br />
alzaron sus puños envueltos<br />
en un guante negro. De fondo,<br />
flameaba, ajena, la bandera de las<br />
cincuenta estrellas.<br />
Aquel 16 de octubre de 1968,<br />
aunque Tommie Smith y John<br />
Carlos no lo supieran, sus vidas<br />
cambiarían para siempre. Ese día<br />
no sólo recibirían la medalla de<br />
oro y de bronce, respectivamente,<br />
por haber triunfado en la prueba<br />
de 200 metros llanos. Ese día,<br />
también dejarían una marca imborrable<br />
al realizar uno de los actos<br />
políticos más emblemáticos en la<br />
historia del deporte.<br />
Ambos atletas llegaron a la más<br />
alta competencia del año con dos objetivos<br />
claros: el primero, meramente<br />
deportivo, implicaba ganar una<br />
medalla para su país; mientras que<br />
el segundo, de tinte político y social,<br />
consistía en servirse del podio como<br />
medio de protesta contra la segregación<br />
racial en tierra yanqui.<br />
Por aquel entonces, la situación<br />
mundial era, cuanto menos, convulsionada.<br />
Inmersos en la Guerra<br />
Fría, en la que el mundo se dividía<br />
ideológicamente entre capitalismo<br />
y comunismo, se sucedían diversos<br />
hechos que ilustran el contexto de<br />
la época: la Guerra de Vietnam, la<br />
Primavera de Praga, el Mayo Francés,<br />
el Apartheid en Sudáfrica y el<br />
asesinato de Martin Luther King,<br />
entre otros. Fue en ese momento<br />
de la historia que Tommie Smith<br />
y John Carlos decidieron defender<br />
sus derechos y los de toda la población<br />
negra. ¿Cómo? A partir de<br />
una protesta no violenta.<br />
En un principio, como integrantes<br />
del Proyecto Olímpico para<br />
los Derechos Humanos (OPHR)<br />
comandado por el sociólogo Harry<br />
Edwards, pensaron en la posibilidad<br />
de no formar parte de los Juegos<br />
Olímpicos. Finalmente, se propusieron<br />
dar a conocer su opinión<br />
de otra forma.<br />
“Ví tantas injusticias que no<br />
podía quedarme sin hacer nada.<br />
Aquel gesto del 68 no lo hice por<br />
moda, sino para cambiar algo. Los<br />
atletas afroamericanos organizamos<br />
el OPHR. Nuestra idea era<br />
boicotear los Juegos, pero no fue<br />
así y decidimos que cada uno organizara<br />
su protesta como quisiera”,<br />
recordó Smith en una entrevista<br />
brindada al Diario El País de España,<br />
en el 2008.<br />
Y reconstruyó la antesala de<br />
aquel momento: “A mí me llegó el<br />
turno en los 200 metros. La carrera<br />
fue increíble. Me reservé para la última<br />
recta y no tenía ni idea de lo que