Al_Trote_07

20
Observó desde atrás del arco el mejor
gol de la historia mundial del
fútbol, que no fue otro que el de
Maradona a los ingleses en México
86; estuvo presente durante el título
en tierra azteca; la Copa América
1991 y 1993; el triunfazo ante Brasil
en Italia 90; la final perdida ante los
alemanes y, cuatro años más tarde,
en Estados Unidos, el doping positivo
del máximo astro argentino.
Si bien no fue
uno de los once
titulares, desde la
utilería y a pocos
metros de la línea
de cal, fue protagonista
de las
mayores hazañas
de la historia de
la Selección Argentina.
Tuvimos
el privilegio de sentarnos con “Tito”
Benros, en una charla que se convirtió
en un grato momento, plagado
de anécdotas y recuerdos que no borrarán
los años.
Pasen y lean lo mucho que tiene
para contar este particular personaje,
a quien no dudamos en elegirlo
como Trotador…
- ¿Cómo llegaste al mundo del fútbol?
- Pachamé fue quien me llevó con
él. Me dijo: “vamos a hacer un mandado”
y me llevó a Temperley para
trabajar como ayudante. Después,
cuando fue a la Selección, empecé a
El golazo de Diego
a Inglaterra:
“Yo estaba atrás del arco
y miraba cómo se venía.
Ese día le había lustrado
los botines, como
siempre”.
trabajar en la utilería de las juveniles
que él dirigía. Comencé con la Sub-
20 que en el año 83 jugó el mundial
en México. A partir de 1985, Bilardo
me convocó para la selección mayor.
- ¿Cómo era Maradona?
- En esa época era un fuera de serie.
Incluso en el 94 vos lo veías trabajar y
la verdad que se preocupaba mucho
por estar bien. Desde las siete de la
mañana ya esta-
ba en el gimnasio
y le pegaba hasta
a las nueve o
diez. Verlo entrenar
era una cosa
de locos. Era un
tipo maravilloso,
y más para los
compañeros.
- Tendrás alguna anécdota
- En el 86 estábamos en la concentración
del América, entonces una
mañana apareció Diego y me dijo:
“dame un fútbol”. Yo me negué y
le expliqué que Bilardo quería que
estén descansados y por eso había
dado día libre, pero tanto insistió que
le terminé dando uno. Enseguida vi
que atrás venían los demás jugadores.
Al rato apareció Bilardo, y al final
terminó dirigiendo la práctica.
- ¿Sus compañeros lo seguían mucho?
- Y sí. Una vez llegaron los hinchas
de Boca y bloquearon la salida de la
concentración porque querían entradas.
Los jugadores hicieron una
reunión y estaban decidiendo poner
un poco de plata cada uno para estar
tranquilos y que no los jodan. Pero
Diego y Valdano se negaron, entonces
los demás tuvieron que acoplarse
a esa decisión.
- ¿Cómo viviste el golazo contra los
ingleses?
- Yo estaba atrás del arco y miraba
cómo se venía. En un momento me
pareció que había adelantado demasiado
la pelota, pero los terminó
gambeteando a todos. Una cosa de
locos. Hay unas grabaciones en las
que se ve que estoy dando la vuelta
carnero. La verdad que no sabía qué
carajo hacer. Ese día le había lustrado
los botines, como siempre.
- ¿Cómo fue el tema con las camisetas
azules en el 86?
- Con Uruguay, en octavos de final,
habíamos jugado con las azules y
el partido terminó bajo la lluvia. Las
camisetas azules eran muy gruesas.
Un día antes de jugar con Inglaterra,
Bilardo agarró una, la mojó y notó
que pesaba como cuatro kilos, por
eso dijo: “con esto no vamos a jugar”.
Entonces él mismo empezó a hacerle
agujeros con una tijera, porque decía
que iban a quedar más livianas, hasta
que alguien lo convenció de que no
quedaba bien (risas).
- ¿Qué resolvieron entonces?
- Nos mandó a conseguir camisetas
finas y caladas. Finalmente conseguimos
unas azules, que también
eran Le Coq, en un local que era
una covacha. Pero había solamente
once y tuvimos que esperar hasta la
tarde para conseguir las que faltaban.
Después empezó la peripecia
de los números. Habíamos conseguido
unos plateados que le mostré
a Bilardo durante la cena, porque
el partido con Inglaterra era al mediodía
siguiente. Entonces empezó:
“vos sos loco, ¿cómo vamos a jugar
con estos números?”, pero a Maradona
le gustaron y lo terminó convenciendo.