Al_Trote_07

iodistas que no tienen el título y hay
muchos que tienen el título y no son
periodistas. Desde lo que para mi
concepción es el periodismo.
- ¿Cómo llegás al periodismo?
- Tengo el privilegio de haber sabido
toda mi vida que iba a trabajar de
esto. Si descubrir la vocación es algo
genial, porque hay gente que se pasa
toda la vida sin saber que era lo que
le gustaba, yo tengo el gran privilegio
de no sólo haberla descubierto,
sino de haberlo hecho de chico. Tenía
cinco años y ya sabía que iba a ser
periodista. Y no periodista como un
jugador frustrado o porque me gustaba
el fútbol y, entonces, el periodismo
era lo más cercano. Periodista
porque me gusta esto. Me gusta
comunicar. Siento que es el lugar en
que la vida me puso.
- ¿Competencia es tu primera experiencia?
- Empecé a venir a Radio Continental
como oyente de Competencia cuando
tenía 13 años. Sabía, por antecedentes
de algunos otros compañeros,
que de tanto venir se le abrieron
algunas oportunidades. Y yo dije:
“Quiero hacer eso. Quiero trabajar
ahí”. No hice nada antes porque hubiera
sido trabajo infantil ya que tenía
13 años.
- Hay un ojo muy bueno de Víctor
Hugo a la hora de detectar talentos.
- No lo digo a título personal, pero
evidentemente hay cierto olfato para
observar. Aunque el gran mérito es
asumir el riesgo. Porque nadie sabía
qué era capaz de hacer yo frente a un
micrófono. Lo valioso está en dar la
oportunidad.
- ¿Tu sueño era el periodismo vinculado
a lo deportivo?
- Toda mi vida tuve fascinación por
el deporte. Tenía siete años y andaba
con la radio pegada a la oreja y mi
viejo, al que no le gustaba para nada
el deporte y no entendía que no hay
otra forma de escuchar un partido
que no sea con la radio pegada a
la oreja, me decía: “Sacate eso de la
oreja porque te vas a quedar sordo”.
Me compraban audífonos para que
no anduviera con la mano pegada
a la oreja. Iba a clubes del barrio los
fines de semana y era un clásico que
yo estuviera sentado en algún lado
y la gente pasara y me preguntara
“¿Cómo va fulano?”. Era una especie
de viejo Internet.
- En una época donde la radio era
el único medio.
- En ese contexto, había como una
fascinación casi hipnótica con el deporte
y la radio. La transmisión deportiva
tiene algo que nada ni nadie
tiene, aunque hoy se ha perdido un
poco. Es ese concepto de show, de
espectáculo radial que es extraordinario;
muchas voces, cambios de ritmo
y hasta un concepto épico que se
construye alrededor de un partido o
una pelea de boxeo. Desde este lado
es que tuve una inclinación hacia lo
deportivo, aunque eso no invalida
que el día de mañana pueda hacer
periodismo general.
- ¿Cuándo se produce el quiebre
donde pasás de ser “el niño prodigio”
a ser uno de los principales comentaristas
de las transmisiones
de la radio?
- Creo que se dio naturalmente. Y
agradezco mucho que haya sido así
porque creo que es importantísimo
hacer inferiores. Siempre desde una
base sólida, porque lo efímero es doblemente
efímero en la medida que
no hay una base sólida que lo sostenga.
Fue un recorrido natural. Cuando
empecé a trabajar, hacía la cobertura
de un club, después pasé a hacer,
durante muchos años, las coberturas
en vestuarios. Me fueron probando y
viendo si me daba el paño para comentar.
- ¿Cuáles son los recuerdos de tu
época como vestuarista?
- Un trabajo que me dio muchas satisfacciones
porque me permitía crear
y ponerle mucho de lo mío. Aquella
era todavía una época muy próspera
para la radio y para los que hacían
vestuarios porque las previas eran
muy largas y el tiempo que había
antes de cada partido te estimulaba
a que pudieras preparar mucho material.
Más de una vez me quedaba
el sábado a la mañana con el doble
casetera compaginando los pedaci-
“Periodista porque me
gusta esto. Me gusta
comunicar. Siento que
es el lugar en que la vida
me puso.”
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