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18<br />
El polifuncional<br />
Un novato veterano<br />
La llegada de Pablo Prigioni a la NBA, con una edad rayana al retiro, nos obliga<br />
a hacer un alto y destacar una carrera que se construyó alejada de las grandes luces.<br />
A los 35 años de<br />
edad normalmente<br />
un deportista comienza<br />
a pensar en<br />
el retiro, o en volver<br />
a su club de origen<br />
a agradecer, con sus<br />
últimas pinceladas,<br />
el lejano empujón recibido.<br />
No es el caso<br />
de Pablo Prigioni.<br />
Tras jugar durante 13<br />
temporadas consecutivas<br />
en el básquet<br />
español, en la competitiva<br />
Liga ACB, el base cordobés aceptó el desafío y mudó<br />
su inteligencia a Nueva York, al mítico Madison Square Garden.<br />
El cambio sorprendió al mundillo del básquet, considerando<br />
que en España es visto como una estrella, y en su<br />
nuevo equipo debe luchar desde el banco, por detrás del<br />
talento de Jason Kidd y de Raymond Felton.<br />
Incentivado y recomendado por su amigo y socio en<br />
la selección argentina, Luis Scola, cambió el protagonismo<br />
que tenía en el Caja Laboral, por la chance de sumar<br />
minutos de partidos y entrenamientos junto a los mejores<br />
jugadores del planeta. Además resignará dinero, ya<br />
que el contrato con los New York Knicks es menor al que<br />
percibía en su anterior equipo. Un dato que acentúa lo<br />
inusual de esta transferencia, es que se trata del jugador<br />
más veterano en debutar en la NBA, al menos desde 1950,<br />
año en que se oficializaron las estadísticas.<br />
Es una costumbre en Estados Unidos que los novatos<br />
sean víctimas de todo tipo de bromas por parte de sus<br />
compañeros, pero Prigioni dejó bien en claro, desde el<br />
principio, que él no era el típico rookie. El pijama multicolor<br />
y la mochila de Barbie recayeron en Chris Copeland, el<br />
más joven del plantel, que debe usar esos accesorios cada<br />
vez que los Knicks salen de casa.<br />
Desde los primeros partidos se evidenció que el proceso<br />
de adaptación le demandaría menos esfuerzo que<br />
a un jugador joven. Conciente de sus limitaciones, pero<br />
más todavía de sus virtudes, rápidamente se adaptó al<br />
sistema de juego y sus finas asistencias le valieron la confianza<br />
de sus compañeros. “Es un jugador muy generoso.<br />
Primero siempre trata de pasar la pelota, buscar la mejor<br />
opción a sus costados y entregarla en el tiempo adecua-<br />
Por José <strong>Al</strong>varez<br />
do. Sus compañeros<br />
aman eso. Me<br />
hubiera encantado<br />
tener un base como<br />
Pablo en mi época<br />
de jugador”, fueron<br />
las palabras que le<br />
dedicó Mike Woodson,<br />
entrenador de<br />
los Knicks, quien de<br />
1980 a 1991 jugó<br />
como escolta en la<br />
NBA.<br />
A pesar de promediar<br />
casi 30 minutos<br />
de juego en su extensa carrera en la Liga ACB, no se<br />
desespera por lo poco que le toca entrar en la NBA, y asume<br />
su nuevo rol con profesionalismo: “El entrenador me<br />
aclaró desde un principio que debía estar listo para jugar<br />
uno, cinco o quince minutos, y eso es lo que hago. Trato<br />
de mantenerme concentrado para aprovechar al máximo<br />
cada segundo que tengo en cancha”. Si hay una rareza<br />
que siempre caracterizó su juego, es lo poco que lanza,<br />
los escasos intentos de tiro que promedia por partido.<br />
Esto podría ser una estadística en contra, un punto para<br />
criticar. Sin embargo, al estar rodeado de estrellas, su costumbre<br />
de siempre priorizar el pase a un compañero es<br />
valorado y agradecido por jugadores de la talla de Tyson<br />
Chandler, Steve Novak o Rasheed Wallace. “Cuando veo<br />
que tiene el balón, me abro para esperar el pase y tener<br />
un buen tiro. Sé que llegará a mis manos limpio. Por eso<br />
todos lo queremos”, lo elogió Carmelo Anthony.<br />
Teniendo en cuenta el buen momento que atraviesa, y<br />
la aceptación por parte de sus compañeros, del entrenador<br />
y de los aficionados, parecía una certeza que continuaría<br />
un año más en esta franquicia. Sin embargo, el poco tiempo<br />
que disputa por partido, y en especial, el no jugar los<br />
últimos minutos de cada encuentro, los más importantes,<br />
hace que el cordobés añore esa adrenalina y las mieles de<br />
la gloria que supo disfrutar en España. “Extraño la pelota, tenerla<br />
en los minutos finales, hacerme cargo de la situación.<br />
Cuando llegue el momento me sentaré, como corresponde,<br />
a escuchar la oferta de los Knicks, y con todo sobre la mesa,<br />
decidiré qué hago el próximo año”. Dejando de lado la camiseta<br />
que vista, los amantes del buen básquet pueden<br />
quedarse tranquilos, Prigioni seguirá jugando.