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uscando compensar o penalizar el comportamiento de los beneficiarios. Y finalmente, las
conclusiones y perspectivas a futuro del fenómeno.
II. La política de las Doñas
Somos fantasmas peleándole al viento.
Los Piojos
Existen en La Luna tres mujeres distintas a las demás. Tres mujeres que se
diferencian en el barrio y que son reconocidas por todos. Doña Rosa Acevedo, es la
“dueña” de uno de los comedores de La Luna, del comedor político en contraposición al de
Doña Gladys Gonzalez, “Las Tortuguitas”. Doña Carmen es una “mujer reparto”, es la
manzanera destacada y referente del “Vida” en La Luna, la única comadre, participa
activamente en la salita, la cooperadora de la escuela, y está en constante y permanente
contacto con la municipalidad de San Miguel.
Si bien Rosa y Gladys tienen comedores, los dos son muy diferentes entre si.
Gladys es una madre preocupada por los chiquitos a la que no le gusta la política. Empezó
con esta labor solidaria en la época de la hiperinflación y a diferencia de las otras dos no
tiene una historia política peronista previa. Rosa, es la puntera peronista de La Luna y
parece haberse repartido muy bien el terreno político con Carmen que prefirió no aliarse
con nadie para poder pedirle favores a todos.
La política es para ellas sinónimo de oportunidad. La conquista de recursos
escasos forma parte de su cotidianeidad. A través de un trabajo sofisticado estas mujeres
logran conseguir aquello tan requerido por todos en “La Luna”: oportunidades. La
diversidad de recursos a los que tienen acceso por su privilegiada posición dentro de la red
de contactos con personas claves de la municipalidad, les permite actuar como gatekeepers
entre los habitantes de La Luna y las posibilidades existentes. De esta forma, lo deseado es
únicamente accesible a través de su intervención. Por estas razones, resulta clave
comprender en profundidad el tipo de relación que construyen estas mujeres con la política,
puesto que la misma nos permite acercarnos a la articulación que tiene espacio en la
realidad entre los aspectos materiales y simbólicos en el momento concreto de los
intercambios.
¿Quiénes son las doñas? El informante clave que me había conducido a La Luna
me había advertido acerca del poder de estas tres mujeres, haciendo especial hincapié en
Carmen. No hubo día en que alguien no las nombrará ya sea para pedir ayuda, favores,
agradecer o quejarse. Su presencia permanente en La Luna lleva a contar, aunque más no
sea brevemente, las -interesantes- historias de estas tres mujeres.
II. 1. 1. Doña Carmen Romanielo
¿Quién dijo que todo esta perdido?
yo vengo a ofrecer mi corazón
Fito Paez
Carmen es “central” en La Luna. Ningún habitante puede evitar nombrarla ya sea
para halagarla o criticarla. Su presencia en todos los espacios la constituye en el referente
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