descargar documento .pdf - Sociedad Argentina de Análisis Político ...

Eva Perón, que se inició en la última etapa de Cafiero y se extendió hasta 1993 -conducido
por la misma Chiche- no se había registrado la formación de una compleja red de
contención social como la que constituyen en el Conurbano Bonaerense las piezas centrales
del Plan Vida: las manzaneras.
I. 3. 2. Las manzaneras
Las manzaneras, como se denomina y auto-denominan las mujeres a cargo de la
distribución de los bienes del Plan Vida, son un colectivo social heterogéneo. Por un lado,
comparten el espacio en el cual llevan a cabo sus tareas, el barrio; pero a su vez, tanto en su
incorporación como en su participación en el plan poseen distintas trayectorias. Si bien
algunos casos presentan similitudes, otros distan de poseer un patrón común. La
heterogeneidad se manifiesta desde su edad y compromiso hacia el plan, hasta sus disímiles
relaciones con la política local.
Las manzaneras comparten el género y -aunque en diversos grados e intensidades-
el lugar que ocupan dentro de la estructura de clases de la sociedad. Las manzaneras, en
general, son mujeres de sectores populares, peronistas y líderes locales. Existen otros
elementos comunes destacables. Dentro del universo de la pobreza, estas gozan de una
posición privilegiada que las diferencia de sus beneficiarios. En primer lugar, cumplen con
requisitos propios del plan que exige características no comunes a todas las mujeres, lo cual
tiende a favorecer a aquellas con más antigüedad, conocimiento y capital social acumulado.
Para ser manzanera es necesario ser propietaria de una vivienda y tener espacio suficiente
para almacenar los productos del Plan Vida. Existe, además, un criterio discrecional de
selección que hace hincapié en la posición que ocupa la candidata dentro de la estructura
social barrial particular.
A pesar de no constituirse como un colectivo homogéneo estas mujeres han
construido una red de asistencia a través de la provisión de bienes, cuya magnitud, aún hoy,
no ha sido fehacientemente cuantificada, pero que sin duda excede la anticipada por sus
creadores. Mediante su cotidiano trabajo en una zona geográfica, estas mujeres adquieren
información crítica sobre la situación presente, pasada y futura de sus habitantes, en su
mayoría beneficiarios del Plan Vida que ellas distribuyen. Si bien la disponibilidad de
información no asegura que los problemas sean resueltos, dicho conocimiento permite una
búsqueda de soluciones más precisa. Muchas manzaneras destacan este aspecto, el
conocimiento, como uno de los principales valores de los que las ha provisto el plan.
A continuación se presentan los resultados del trabajo de campo en el que se
analizan los distintos aspectos del lazo clientelar en un espacio geográfico específico, La
Luna. La presentación del trabajo de campo se divide en seis partes. Las dos primeras
partes muestran la articulación práctica que adquiere el clientelismo en “La Luna”, mientras
que las restantes dan cuenta de los cambios que se produjeron en el barrio con la
implementación del Plan Vida. La primera parte se centra en testimonios de tres mujeres
centrales en La Luna -Carmen, Rosa y Gladys-. La segunda, describe la percepción de los
habitantes acerca de la política. La tercera analiza las modificaciones que sufren en forma
individual las mujeres encargadas de entregar los bienes del Plan Vida. La cuarta aborda las
dificultades que surgen a partir de “ser manzanera”, analiza los problemas que aparecen
cuando las mujeres se constituyen como sujetos integrantes del plan. En la quinta se
contempla la forma en que las manzaneras arman su propio sistema de premios y castigos
8