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de la comunidad. Algunas señalaban que eran estrictas puesto que era la única forma de
hacer que las cosas funcionen. Otras se quejaban pero no veían cómo hacer para impedir
tener beneficiarios no deseados. A continuación, algunos testimonios acerca de la forma en
que establecían las reglas.
¿Contame que tal es la gente?
Son vagas las madres.
¿En qué sentido?
Porque se quedan dormidas, la única levantada soy yo, porque ellas vienen después de
las diez. Ahora si me avisan que van al médico el día que ellas vienen a retirar, mañana vamos al
médico, ¿me podes guardar la leche?, bueno le digo yo, avisándome si podes ir tranquila.
¿Y a la gente que no se levanta no le das?
No se la doy a la persona que no la lleva, sino que se la doy a personas que yo sé que
necesitan. (Miriam, manzanera)
Yo le dije así el otro día a una que vino a las 10:30. ¿Uds. se creen que yo voy a estar
disponible a esperarlas a Uds.? Están equivocadas, yo no estoy a disposición de Uds.
¿Qué te dijeron?
Si perdóname que me quede dormida, es la primera vez viste, sino viene temprano. Como
se que tiene criaturas chiquitas, ese día hasta la abuela se quedo dormida, todos se quedaron
dormidos, el chico no fue a la escuela. Porque se que tenes a la nena chiquita yo te voy a dar. ¿Qué
voy hacer? (Cecilia, manzanera)
Los beneficiarios estaban al tanto de las diferencias y, aunque con bronca y
desgano, se adaptaban a ellas al no poseer alternativas. La persistencia de las disparidades
continúa haciendo imposible que no se produzcan conflictos, peleas y desencantamiento.
Muchas beneficiarias padecían el estar sometidas a reglas discrecionales por parte de las
manzaneras. Se entristecían, enojaban, en general lloraban, o solicitaban que yo les
solucionará los conflictos que mantenían con quienes les proveían los bienes del plan.
En breve, el Plan Vida se distribuye en “La Luna” de forma descentralizada y no
democrática. Las manzaneras poseen en los hechos un amplio margen de maniobra que les
permite establecer “sus” propias formas de administración de los bienes provistos por el
Estado. Así, la discrecionalidad es parte cotidiana de la distribución del “Vida” en el barrio.
Conclusiones
El futuro llego hace rato
todo un palo ya lo ves
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
El objetivo central de este trabajo era analizar como se articulan los aspectos
simbólicos y materiales en el lazo clientelar contemporáneo. El trabajo de campo permite
concluir que la dimensión material es más intensa que su contraparte simbólica. Sin lo
material, el lazo no existiría. Sin la existencia de bienes sería imposible la construcción
simbólica. La existencia de recursos es la que permite fortalecer la relación y atribuirle
significados. Por tanto, la proliferación de sentidos en los individuos involucrados en el
lazo clientelar guarda estrecha relación con la lógica de distribución de los bienes. De
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