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como indirectamente al programa, fue la metamorfosis que sufrieron las personalidades de
las mujeres a cargo de implementarlo. La creación de un ser manzanera alteró
profundamente el mundo preexistente del barrio. A partir de la implementación del plan se
produjeron modificaciones y quiebres tanto en los individuos participantes, como en su
entorno. El cambio más profundo implico la alteración del vínculo que hasta ese entonces,
la mayoría de ellas tenía con el mundo y los valores masculinos. Aún cuando estas mujeres
continúan llevando adelante las tareas domésticas: criar a sus hijos, limpiar la casa y
preparar la comida, tareas aún constitutivas del núcleo de sus vidas; los testimonios también
muestran cambios. Ser parte del Plan Vida les permite conocer la realidad de otras mujeres,
y es en este “descubrimiento” que encuentran estilos de vida similares al propio. Luego, el
Plan Vida edifica distancias entre las manzaneras y las demás mujeres del barrio. Ser
manzanera es formar parte de una red donde la posición de esta mujer adquiere una
centralidad previamente inexistente. A su vez, esa red, esa comunidad nueva de mujeres
manzaneras les otorga una identidad que les permite explorar, aunque sea ocasionalmente,
nuevas actividades.
Las manzaneras asisten a capacitaciones mensuales que les brindan nuevos
conocimientos. Muchas empiezan a hacerse preguntas que les permiten des-naturalizar la
realidad en la que viven. Asisten a actos y espectáculos que les brindan la posibilidad de
recrearse junto con otras mujeres estando su familia ausente.
Estas novedades a las que acceden una vez que forman parte del colectivo
manzaneras permanece ausente en las demás mujeres del barrio. Como señalaba Jacinta,
habitante de La Luna, para ella el mundo sigue siendo el mismo que el de su abuela, el de
su madre y el de su hija: la familia y su mundo de tareas domésticas. “Yo mi mundo es mi
casa, mi marido y mis hijos”.
En contraposición, los testimonios de diferentes manzaneras de La Luna muestran
que sus vidas han cambiado a partir de su ingreso en el Plan Vida.
¿Te cambió en algo empezar a participar en el “Plan Vida”?
Si.
¿En qué cambiaste?
En mi persona, mi forma de ser. Me desenchufo un poco más de los problemas cotidianos
de la casa. Me gusta. Aparte, sabes que pasa, tenes más comunicación con la gente, sabes el
inconveniente que llega a tener otra persona; porque a veces como yo estoy enchufada acá en todo,
al participar en una reunión, en algo, ya sé lo que esta pasando allá. (Nélida, manzanera)
Siempre por el tema de no tener la plata, que no compras revistas, como que vivía en un
pozo, siempre vivía metida para mis hijos. Es como que vivía solamente para la casa, metida acá,
pero también por mi marido que es así, muy, ¿cómo te puedo explicar? No sé como te podría decir,
para no tener problemas con él. Cuando yo cambio mucho mi vida, fue cuando empecé con esto, lo
del plan. Porque ahí empece a ir a muchas reuniones que hacían. (Magdalena, manzanera)
Mira a mi me encanta porque charlo con la gente. Por lo menos no estoy viste a la
mañana que me levanto limpio un poco y me siento a tomar mate. Por lo menos ahora mientras
estoy tomado mate, estoy charlando con ellos (la gente que viene a retirar los bienes a su casa),
ellos me cuentan sus cosas. Viste es un trabajito lindo. (Miriam, manzanera)
Muchas manzaneras señalaban con orgullo, el esfuerzo que habían hecho en
relación a su familia para conquistar su nueva individualidad. Excepto dos que señalaron
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