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privilegiados y reconocidos de reparto de bienes admitiendo la centralidad que continua
teniendo la práctica clientelar en la política argentina contemporánea. 16
Recapitulando, aún cuando la mayoría de los autores reconocen la presencia de
ambos componentes en el lazo clientelar, a la hora de llevar adelante sus trabajos, los
mismos sopesan uno de ellos en detrimento del otro. En su afán de recuperar la importancia
de la cuestión simbólica, los trabajos más recientes sobre el tema han sobrecargado este
aspecto en perjuicio de su otro costado. El objetivo de este trabajo es re-evaluar la
importancia del costado material, y analizar cómo es la convivencia entre estas dos
dimensiones del clientelismo político a partir del análisis de un caso específico.
I. 3. Políticas sociales
La imagen que nos brindan las políticas sociales en la Argentina es pobre.
Víctimas del hondo proceso de transformación que afecto al país en su totalidad a partir de
los 90s, las políticas sociales no escaparon la tendencia hegemónica y adoptaron el
paradigma de focalización en desmedro de políticas universales. Es decir, sus objetivos se
concentran en poblaciones específicas -generalmente las más pobres en términos absolutos-
haciendo a un lado al resto de la población. A la vez que se intensifica la necesidad de una
intervención estatal más sofisticada en la esfera social, producto de la disminución de la
calidad de vida y el empobrecimiento de amplios sectores de la población, las políticas
sociales profundizan su deterioro.
Dentro de un escenario en el cual los recursos económicos destinados a enfrentar
la pobreza a nivel nacional no eran significativos, en el Gran Buenos Aires, la zona más
densamente poblada del país, se observa que las acciones contra la pobreza se concentraron
en dos ejes: el Fondo de Reparación Histórica del Conurbano Bonaerense y el Consejo
Provincial de la Mujer. Las acciones efectivamente implementadas se relacionaban,
únicamente, con cuestiones referidas a infraestructura, cuyo exponente más claro fueron las
obras públicas, y asistencia, espacio en el que cobra importancia el Plan Vida.
Los diversos planes sociales implementados en el Conurbano Bonaerense de los
cuales forma parte el Plan Vida, pudieron llevarse a cabo por la disponibilidad de recursos
que contaba la provincia de Buenos Aires. Si bien era necesario llevar adelante acciones
concretas cuyos efectos se pudieran sentir a corto plazo para paliar la crisis, hubiera sido
imposible la implementación de las mismas sin la posibilidad de financiamiento. El dinero
necesario para subsanar momentánea y no estructuralmente los graves problemas que sufría
el principal distrito electoral del país, provino del denominado Fondo de Reparación
Histórica del Conurbano Bonaerense. A partir del triunfo del Partido Justicialista en las
elecciones para Gobernador del año 1987, comenzó a hacerse visible una demanda de
tratamiento particular para el Conurbano Bonaerense que culminaría en 1992 con la
creación del “Fondo” (Danani, Chiara, Filc, 1997, p. 15). En este año, a partir del mes de
Junio comenzaron a realizarse las transferencias nacionales. El monto de las mismas
muestra el peso relativo del “Fondo” en el presupuesto provincial, hasta 1995 se habían
recaudado 1.846 millones de pesos (Danani, Chiara, Filc, 1997, p. 30).
16 Levitsky, Steven, “From Laborism to Liberalism: Institutionalization and Labor-Based Party Adaptation in
Argentina (1983-1997)”, Ph.D. diss., University of California, Berkeley, 1999, y Levitsky, Steven, “An
Organized Disorganization: The Structure and Internal Dynamics of Contemporary Base-Level Peronist
Party Organization”, Department of Government, Harvard University, octubre de 1999, manuscrito no
publicado.
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