Tomo II.PDF - El Mundo Bíblico
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268 HISTORIA DEL PENSAMIENTO CRISTIANO, <strong>Tomo</strong> 11<br />
medida de neoplatonicismo. Luego, la primera etapa de este intento<br />
filosófico-teológico -que tiene lugar en la obra de Alberto--consistirá<br />
realmente en un eclecticismo en el que diversos elementos dispares se<br />
yuxtaponen sin que exista entre ellos una conexión orgánica. En la<br />
segunda etapa -llevada a feliz término por Tomás Aquino, discípulo<br />
de Alberto-- se pasará allende el eclecticismo para formar una verdadera<br />
síntesis que no será ya un mero aristotelismo, ni tampoco un<br />
agustinianismo neoplatónico con elementos aristotélicos, sino un nuevo<br />
sistema: el «tomismo», que recibe ese nombre en honor a su creador<br />
Santo Tomás de Aquino.<br />
Alberto el Grande<br />
Alberto,1 a quien la posteridad ha dado el sobrenombre de «el<br />
Grande», nació en Suabia e ingresó a la Orden de los Predicadores, o<br />
de los dominicos, en Padua. Su carrera académica lo llevó primero a<br />
diversos centros de estudio en Alemania, y después a París, donde<br />
enseñó desde 1245 hasta 1248. De allí pasó a Colonia como director del<br />
nuevo «estudio general» que los dominicos habían fundado en esa<br />
ciudad. Los varios cargos que ocupó, tanto en la orden como en la<br />
jerarquía eclesiástica, interrumpieron repetidamente su carrera académica;<br />
pero esto no le impidió seguir adelante con su inmensa producción<br />
literaria. Murió en 1280 en el convento dominico de Colonia,<br />
a la edad de setenta y cuatro años. Seis años antes había muerto su más<br />
famoso discípulo, Tomás de Aquino.<br />
La producción literaria de Alberto fue extensísima, 2 pues se propuso<br />
comentar toda la obra de Aristóteles y legar al mundo latino una vasta<br />
Biografías: A. Garreau, Saint Albert le Grand (Paris, 1932); R. Liertz, Albert da Grosse<br />
(Münster, 1948); H.e. Scheeben, Albert da Grosse: Zur Chronologie seines Lebens<br />
(Leipzig, 1931); H. Wilms, Albert the Grcat: Saínt and Doctor of the Church (London,<br />
1933); I Craemer-Ruegenberg, Albertus Magnus (Munich, 1980); W.P. Ekert, Leben und<br />
Werk des heiligen Albertus Magnus (Düsseldorf, 1981); A. Zimmermann, ed., Albert da<br />
Grosse: Seine Zeit, sein Wcrk, seine Wirkung (Berlín, 1981); F.J. Kovach y R.W. Shahan,<br />
Albert the Grcat: Commcmorativc Essays (Norman, Oklahoma, 1979). Una serie de<br />
ensayos, la mayor parte de ellos sobre detalles de su biografía, aparece en: A. Layer<br />
y M. Springer, eds., Albert von Lauingen 700 Jahre: Albertus Magnus (Lauingen, 1980).<br />
2 Hay dos ediciones de las obras completas: Lyón, 1651,21 vols.; Paris, 1890-1899,38<br />
vols.; y una en progreso: Aschendorff, 1955ss. De éstas, sólo hemos podido usar la<br />
edición de Lyón y los volúmenes publicados hasta ahora en Aschendorff. Como<br />
introducción a los diversos problemas críticos envueltos en las obras de Alberto,<br />
véase: P.G. Meersseman, Introduclio in Opera Omnia B. Alberli Magni, O.P. (Burgís,<br />
1931).<br />
LOS GRANDES MAESTROS DOMINICOS 269<br />
enciclopedia de too os los conocimientos de su época.3 En el campo de<br />
la ciencia natural, sus obras abrieron nuevos horizontes, pues sus<br />
observaciones sobre astronomía, zoología y botánica inspiraron a muchos<br />
a estudiar tales temas.4 Empero 10 que aquí nos interesa es su obra<br />
teológica, que consiste en varios comentarios de libros del Antiguo y<br />
Nuevo Testamento,5 un Comentario a las Sentencias,6 la Suma de las<br />
criatu ras,7 la Suma de teologia,8 comentarios al Seudo-Dionisio,9 y varios<br />
opúsculos menores.<br />
Como hemos dicho anteriormente, la obra de Alberto fue más<br />
ecléctica que original, y por ello no podemos detenemos a exponer su<br />
pensamiento de manera sistemática y a analizar las fuentes de sus más<br />
diversas ideas, sino que tendremos que contentarnos con estudiar<br />
algunos puntos de su doctrina que ilustran su método filosófico y<br />
teológico.<br />
Probablemente la más importante contribución de Alberto al desarrollo<br />
del pensamiento cristiano fue su modo de distinguir entre la<br />
filosofía y la teología.lO Esta última se distingue de toda otra ciencia<br />
por cuanto 10 que en ella se demuestra se prueba a partir de los<br />
principios revelados, y no de principios autónomos. U En el campo de<br />
la filosofía, Alberto es un verdadero racionalista que sostiene que toda<br />
aseveración ha de someterse al juicio de la razón y la observación. <strong>El</strong><br />
filósofo que pretenda probar 10 indemostrable es un mal filósofo,<br />
aunque lo que diga esté totalmente de acuerdo con la verdad revelada.<br />
Pero en el campo de la teología Alberto tiene serias dudas en cuanto al<br />
3 Ed. Lyon, Vols. I-VI; ed. Aschendorff, Vol. XVI.<br />
4 Sobre su papel en la historia de las ciencias, véase A. Nitschke, «Albertus Magnus:<br />
Ein Weigbereiter der modernen Wissenschaft», HistZschr, 231 (1980), 2-20; J.A.<br />
Weisheipl, ed., Albertus Magnus and the Sciences: Commemorative Essays 1980 (Toronto,<br />
1980).<br />
5 Ed. Lyon, Vols. V<strong>II</strong>-X<strong>II</strong>; ed. Aschendorff, Vol. XXIX.<br />
6 Ed. Lyon, Vols. XIV-XVI.<br />
7 Ed. Lyon, Vol. XIX.<br />
8 Ed. Lyon, Vols. XV<strong>II</strong>-XV<strong>II</strong>I.<br />
9 Ed. Lyon, Vol. X<strong>II</strong>I, pp. 1-196.<br />
10 Véase e. Feckes, «Wissen, Glauben und Glaubenswissenschaft nach Albert dem<br />
Grossen», ZKT, 54 (1930), 1-39; M. Cuervo, «La teología como ciencia y la sistematización<br />
teológica según S. Alberto Magno», CienTom, 46 (1932), 173-99; M. Grabmann,<br />
«De theologia ut scientia argumentativa secundum S. Albertum Magnum et<br />
S. Thomam Aquinatem», Ang, 14 (1937), 39-60; A. Rohner, «De natura theologiae<br />
iuxta S. Albertum Magnurn», Ang, 16 (1939), 3-23; E. Wéber, «La relation de la<br />
philosophie et la théologie selon Albert le Grand», ArchPh, 43 (1980), 559-88; G.<br />
Wieland, «Albert der grosse und die Entwicklung der mitlelalterlichen Philosophie»,<br />
ZschrPhForsch, 34 (1980),590-6(11.<br />
lIS. Th., l. tracto i, q. 4 (ed. Lyon, XV<strong>II</strong>, 12).