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Tomo II.PDF - El Mundo Bíblico

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138 HISTORIA DEL PENSAMIENTO CRISTIANO, To..o 11<br />

se presentó a sus discípulos en forma masculina, éSto fue porque de<br />

otro modo no le hubieran reconocido.113<br />

Tras una serie de etapas de recapitulación todo regresará a Dios. Si<br />

bien esto implica la desaparición de los cuerpos corruptibles, aun las<br />

cosas que ahora existen en tales cuerpos regresarán a Dios, porque las<br />

verdaderas razones de su existencia están en la mente del ser humano<br />

y con él serán restauradas. 114 Cada cosa irá siendo recapitulada en otra<br />

superior a ella, hasta que todo regrese a Dios y <strong>El</strong> sea' «el todo en todos».<br />

Así se cumple el vasto ciclo del pensamiento de Erigena. Quien haya<br />

seguido este ciclo, se dará cuenta de las razones por las cuales Escoto,<br />

respetado y citado por muchos autores medievales, no encontró sin<br />

embargo quienes le siguieran como discípulos. Aparte de la dificultad<br />

propia de sus vuelos especulativos, había al menos tres puntos cruciales<br />

en los que surgían dudas acerca de su ortodoxia.<br />

<strong>El</strong> primero de estos puntos es el de las relaciones entre Oios y las<br />

criaturas., A pesar de que Erigena repetidamente trata de mostrar la<br />

diferencia entre sus concepciones y el panteísmo, quien lee sus obras<br />

no puede menos que recibir la impresión de que para él hay solo una<br />

realidad: Dios. Este Dios no es capaz de crear otras realidades junto a<br />

<strong>El</strong>, sino que en fin de cuentas todas las cosas tienen en <strong>El</strong> su verdadero<br />

ser. Dicho de otro modo, Escoto no mantiene clara la distinción entre<br />

creación y emanación. Siglos después, Amaury de Bene creyó encontrar<br />

en el tratado De la división de la naturalezo base para sus doctrinas<br />

panteístas.<br />

En segundo lugar, la persona de Jesucristo juega un papel muy<br />

secundario en las especulaciones de Escoto. Es cierto que para el es en<br />

el Verbo que se encuentran las causas primordiales. Pero resulta difícil<br />

descubrir la relación exacta entre este Verbo y el Jesús histórico. Es<br />

cierto también que sus fórmulas cristológicas son perfectamente ortodoxas.<br />

Pero el modo en que discute la persona de Jesús no deja de<br />

sugerir cierto docetismo, como por ejemplo, en sus especulaciones<br />

sobre el sexo del Resucitado a que hemos hecho referencia más arriba.<br />

En tercer lugar, Erigena interpretaba los castigos del infierno como<br />

una metáfora, y afirmaba que consistirían en los sufrimientos de una<br />

mala conciencia. 115<br />

Por todas estas razones, la influencia de Escoto en el medioevo no<br />

fue lo que la vastedad de su pensamiento podría haber hecho esperar.<br />

113 Ibid., n, 10 (PL, cxxn, 538).<br />

114 Ibid.., V, 25 (PL, cxxn, 913).<br />

115 Ibid., V, Z9 (PL, cxxn, 936).<br />

EL RENACIMIENTO CAROLINGIO 139<br />

Además, el periodo de oscuridad que siguió a la muerte de su patrono<br />

Carlos el Calvo creó un ambiente en el que resultaba casi imposible<br />

seguir los vuelos especulativos de Erigena. Por tanto exageran quienes<br />

quieren ver en él al fundador del escolasticismo, y hasta de la filosofía<br />

occidental. No cabe duda de que Escoto fue un genio individual en<br />

medio de circunstancias adversas. Además, la nota distintiva del pensamiento<br />

de Erigena no fue su «occidentalidad» sino, por el contrario,<br />

el modo en que reintrodujo el pensamiento oriental en el occidente<br />

europeo.<br />

<strong>El</strong> desarrollo de la penitencia privada<br />

En el primer volumen de esta Historia, hemos visto repetidamente<br />

que los pecados post-bautismales le plantearon un problema serio a la<br />

iglesia naciente. ¿ Que debía hacerse acerca de ellos? Ciertamente no era<br />

posible desentenderse de ellos. Tampoco podía repetirse el bautismo<br />

como medio de lavar al creyente de su pecado. Por ello algunos<br />

posponían el bautismo hasta llegar a la edad madura, y haber dejado<br />

detrás los pecados de la juventud. Ejemplo de ello fue Constantino,<br />

quien recibió el bautismo en su lecho de muerte. Pero tal práctica<br />

distorsionaba el sentido original del bautismo como rito de iniciación<br />

y de incorporación al cuerpo de Cristo. Otra alternativa era el «segundo<br />

bautismo» del martirio. Empero tal cosa sólo era posible en tiempos de<br />

persecución. Por último, un tercer modo de expiar por los pecados<br />

post-bautismales era mediante el arrepentimiento y la penitencia. Tal<br />

fue el origen del sistema penitencial de la iglesia.<br />

Aunque durante la época patrística hubo varios debates acerca de<br />

qué pecados podían perdonarse y cómo, había dos puntos en los que<br />

la mayoría concordaba: la penitencia debía ser pública, y no podía<br />

repetirse. Al llegar al siglo IV, también se había llegado a cierto consenso<br />

general que cualquier pecado podía ser perdonado a través de la<br />

penitencia.116<br />

La penitencia era pública, no en el sentido de que se requiriese una<br />

confesión pública de pecado, sino más bien en el de que la excomunión<br />

y la reconciliación con la iglesia eran públicas. La confesión misma<br />

podía hacerse en secreto, normalmente ante el obispo. <strong>El</strong> pecador que<br />

confesaba su pecado se volvía entonces un «penitente», que debía<br />

llevar vestimentas distintivas y sentarse en una sección especial de la<br />

iglesia. Cuando se les reconciliaba a la iglesia -normalmente tras un<br />

116 Concilio de Nicea, canon 13.

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