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Tomo II.PDF - El Mundo Bíblico

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190 HISTORIA DEL PENSAMIENTO CRISTIANO, <strong>Tomo</strong> 11<br />

doctrina que, surgida en medio de circunstancias favorables y a causa<br />

de un papado reformador, traería más tarde funestas consecuencias.<br />

Mientras estas luchas y disputas tenían lugar en el resto de Europa,<br />

en la ciudad de Toledo, recientemente reconquistada por los cristianos,<br />

se llevaba a cabo una activa obra de traducción que pronto haría sentir<br />

sus consecuencias en la teología latina,126 Esta obra, iniciada bajo los<br />

auspicios del obispo Raimundo de Toledo, tuvo por principales autores<br />

a Domingo González y a Juan Hispano, que tradujeron al latín obras<br />

de Avicena, Algazel y Avicebrón. Además, estos dos eruditos escribieron<br />

obras propias en las que se veía claramente la influencia árabe.<br />

Estos trabajos atrajeron a España a otros traductores, tales como Gerardo<br />

de Cremona, Alfredo el Inglés, Daniel de Morley, Roberto de<br />

Retines, Miguel Escoto, etc., quienes inundaron la Europa allende los<br />

Pirineos con obras de Aristóteles, Euclides, Galeno, Hipócrates, A vicena,<br />

Alfarabi y A verroes. <strong>El</strong> impacto de estas obras fue tal que sacudió<br />

el edificio de la teología medieval y dio origen a una nueva época en la<br />

historia del pensamiento cristiano. Empero la narración de tales acontecimientos<br />

no corresponde a este capítulo.<br />

Herejes y cismáticos del siglo X<strong>II</strong><br />

<strong>El</strong> siglo X<strong>II</strong>, como todo período de despertar espiritual, vio surgir<br />

una multitud de predicadores, maestros y movimientos que no cabían<br />

dentro del marco, sea jerárquico, sea dogmático, de la Iglesia Católica.<br />

Algunos de estos movimientos se apartaban tanto de la doctrina cristiana<br />

que resulta difícil entender la razón de su origen. Otros eran en<br />

verdad intentos de llevar una vida religiosa más profunda, sin sujetarse<br />

a autoridades eclesiásticas a menudo indignas o indiferentes. Todos<br />

excepto uno --el de los valdenses-- corrieron la misma suerte: con-<br />

126 A Jourdain, Recherches critiques sur /'t2ge et l'origine des anciennes traductions /atines<br />

d'Aristdte(Paris, 1843)¡ Gilson, op.cit., Vol.lI, pp. 7-8¡ R. de Vaux, «La premiere entrée<br />

d' Averroes chez les Latins», RScPhTh, 22 (1933),193-243; H. Bédoret, «Les premieres<br />

versions tolédanes de philosophie: Oeuvres d' Avicenne», RnsPh, 41 (1938), 374-400¡<br />

D.A. Callus, «Gundissalinus' De anima and the Problem of Substantial Form», NSch,<br />

13 (1939), 339-55¡ J.T. Muckle, (ed.), «The Treatise De anima of Dominicus Gundissalinus»,<br />

MedSt, 2 (1940), 23-103¡ M. Alonso, «Notas sobre los traductores toledanos<br />

Domingo Gundisalvo y Juan Hispano», AlAnd, 8 (1943), 115-88; M. Alonso, «T raducdones<br />

del arcediano Domingo Gundisalvo», AlAnd, 12 (1947), 295-338; M.Th. d'­<br />

Alverny, «Notes sur les traductions médiévales d' Avicenne», AHDLMA, 19 (1952),<br />

337-58;J.F. Rivera, «Nuevos datos sobre los traductores Gundisalvo y Juan Hispano»,<br />

AlAnd, 31 (1966), 267-80.<br />

EL RENACIMIENTO DEL SIGW X<strong>II</strong> 191<br />

denados por la Iglesia y perseguidos por las autoridades, terminaron<br />

por desaparecer,127<br />

Casi todos estos movimientos nos son conocidos solo por sus opositores,<br />

y por ello es difícil saber a ciencia cierta cuáles eran sus doctrinas.<br />

Esto sucede especialmente con una multitud de sectas que se caracterizaban<br />

por la pobreza absoluta que adoptaban sus miembros, así<br />

como por la admiración y hasta veneración con que eran vistos sus<br />

dirigentes. Algunos de ellos, como Tanquelmol28 y Eudo de Stella,129<br />

parece que se decían hijos de Dios. Otros, como Pedro de Bruys,l30<br />

negaban la transubstanciación, el bautismo de niños y los oficios por<br />

los difuntos. Los seguidores de Pedro, conocidos como petrobrusianos,<br />

continuaron sus doctrinas después que su maestro fue quemado vivo.<br />

<strong>El</strong> segundo concilio de Letrán, en 1139, les condenó, pero a pesar de<br />

ello los petrobrusianos no desaparecieron sino después de varios años.<br />

En Milán un tal Hugo Speroni, a través del estudio de la Biblia, llegó a<br />

posiciones muy semejantes a las que luego defenderían los protestantes,131<br />

De todos estos movimientos de doctrinas imprecisas, que fueron<br />

condenados quizá más porque perturbaban el orden establecido que<br />

por sus enseñanzas, el más notable y duradero fue el de los valdenses,132<br />

Pedro Valdés -o Valdo- era un mercader de Lyón que, al<br />

escuchar la leyenda de San Alejo, decidió llevar una vida de pobreza y<br />

predicación. A su alrededor se formó pronto un grupo de seguidores<br />

que, como Valdés, llevaban una vida de pobreza y predicaban en las<br />

plazas. Cuando el arzobispo Guichard de Lyón les prohibió predicar,<br />

Pedro y los suyos apelaron a Roma. Allí, el inglés Walter Map, va-<br />

127 C. Thouzellier, Hérésieet hérétiques: Vaudois, Calhares, Patarins, Albigeois (Roma, 1%9)¡<br />

R. Manselli, Studi sulle eresie del slrolo X<strong>II</strong> (Roma, 1975).<br />

128 L.J.M. Philippen, «De hl. Noroertus en de strijd tegen het Tanchelnrisme te Antwerpen»,<br />

BijGesch, XXV (1934), pp. 251-288; R. G. Villoslada, Edad Media (Vol. 11 de<br />

Historia de la Iglesia Cat6lica, BAC, aV) p. 860.<br />

129 ViUoslada, op. cit., p. 860; Mansi, XXI, 720.<br />

130 Pedro el Venerable, Traetafus contm Petrobrussianos (PL, CLXXXIX, 723-850).<br />

131 ViUoslada, op. cit., pp. 866-868. <strong>El</strong> mejor estudio monográfico es llarino de Milano,<br />

L'eresia di Ugo Speroni nel/aconfutazione del maestro Vocario (CiUa del Vaticano, 1945).<br />

Se trata de una edición y comentario de la obra inédita del jurista Vacario, ..contra<br />

multiplices et varios errores».<br />

132 Sobre su origen, véase H. Wolter, «Aufbruch und Tragik der apostolischen Laienbewegungim<br />

MittelaIter» GuL, 30(1957), 357-69¡ G. Gonnd, "Waldensia», RHPhRel,<br />

33 (1953), 202-54. Sobre su historia, A. Patschovsky y K. V. Selge, eds., Quellen zur<br />

Geschichte der Waldenser (Gütersloh, 1973); J. Gonnet y A. Molnar, Les Vaudois au moyen<br />

flge (furín, 1974); M. Pezet, L'épopk des Vaudois: Dauphiné, Provence, Languedoc,<br />

Piémont, Suisse (París, 1976); A. Molnar, Die Waldenser: Geschichte und europiiisches<br />

Ausmass einer Ketzerbewegung (G6Uingen, 1980).

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