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CONCURSO LITERARIO - Museo dell'Emigrante

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Tu nona no sabía que hacer para comprarle la tela. Pasaron unos días. Un<br />

domingo por la mañana esplendida. Salí a la calle y veo en el bordo de la banquina un<br />

papel blanco, fui hasta el lugar, allí se encontraba un paquete; entonces como todo<br />

niño curioso lo torné entre mis manos rompí el papel y encontré en él las telas de<br />

color azul y amarilla que mi madre necesitaba para poder cumplir con su promesa.<br />

¡Qué alegría, que sentí! Entré a casa gritando, despertando a todos. Mi<br />

madre no lo podia creer, y lloraba pero esta vez de alegría. Y Yo, miraba la cara de<br />

felicidad de mi madre y mi corazón parecía que me iba a estallar.<br />

Así fue nuestra vida con alegrías y tristezas; pasaron unos meses, no<br />

recuerdo cuántos, una tarde mi padre nos dejó la jardinera con el caballo atado en<br />

unas varas; y nos dice que fuéramos a buscar la verdura qué el había preparado en la<br />

quinta. Eran aproximadamente las seis de la tarde y nos dispusimos a subir a la<br />

jardinera, primero subío Mingo, luego Yo y por último Teresa; sin darnos cuenta a mi<br />

hermana la habíamos sentado a una de las orillas en vez de ponerla al medio, nuestra<br />

inocencia no llegaba a ver el peligro, para una criatura tan pequeña ir a la orilla podía<br />

no ser buena idea. Pero bueno; nosotros salimos a realizar el encargue que nuestro<br />

padre nos había dejado. Al galope por camino de tierra y en el balanceo del carro; cae<br />

Teresa; con tanta mala suerte que primero se golpea con el estribo de la jardinera y<br />

luego cayó al suelo. De repente su cara cambió, de color rozado pasó a color negro,<br />

comenzamos a gritar desesperados; tal fue así que nos escuchó Doña Angélica que<br />

vivía cerca de casa; vino corriendo tornó a Teresa entre sus brazos y corrió hasta una<br />

represa de agua y la summergió en ella, recién allí reaccionó. A todo esto, mi madre<br />

llegaba corriendo para ver qué estaba sucediendo y la pobre se dio un gran susto pero<br />

a suvez estaba contenta porque el peligro ya había pasado, los que nos quedamos<br />

asustados fuimos Domingo y Yo; cómo habrá sido el susto que en estos momentos<br />

tengo 74 años y todavía no me lo he olvidado. Pasado el susto tuvieron que llevarla al<br />

hospital de niños y el patrón de mis padres Don Vittorio le prestó el sulqui. Al otro<br />

día nos enteramos que tenía trea costillas rotas. Pasado no más de 8 días; Teresa ya<br />

estaba un poco mejor; me mandan a mí al almacén a comprar sal, y como no podía<br />

ser de otra manera salgo corriendo, antes de llegar había una planta de algarrobo que<br />

tenía unas vainas largas de color marrón y en ese preciso momento salían los chicos<br />

de la escuela. Uno de ellos estaba pegarle a alguna para que cayera. Curioso fui, y me<br />

detuve para ver qué es lo que hacía el chico.<br />

Tan mala suerte tuve, o tan mal puntería tuvo qué el hierro fue a parar<br />

directo a mi cabeza.<br />

Salí corriendo y llorando a la vez;para peor fue en la cabeza lugar dónde<br />

la sangre sale con layor facilidad, hasta que llegué a casa estaba bañado en sangre y<br />

sin haber traído la sal.<br />

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