CONCURSO LITERARIO - Museo dell'Emigrante
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También soliamos treparnos a las plantas, y veíamos en algunos troncos<br />
uno agujeros, entonces metíamos un palito para ver si habia alguna camadreja. Si<br />
teníamos la suerte de encontrar una solíamos estar horas enteras para poder sacarla; lo<br />
mismo hacíamos con las iguanas que se metían en las cuevas, así pasábamos los días.<br />
Nunca te conté que Yo, casi siempre molestaba a mis hermanos en la<br />
mesa, cada vez que nos sentábamos a comer sea el almuerzo o la cena, algo les hacía.<br />
Una noche advertito por mi padre que no molestara más; por supuesto no le hice<br />
caso, Yo seguía jugueteando, y los hacía llorar a algunos de mis hermanos; y en un<br />
momento se levantó mi papá de la mesa agarró un plato enlozado y me pegó un<br />
platazo en la cabeza, si vos hubieras visto el plato retorcido le saltaron los pedazos de<br />
loza. Qué mala suerte la mía, siempre me pasaba algo, pero pese a todo nos<br />
queríamos.<br />
Cuando llegaba la temporada de la fruta salíamos con mis hermanos y el<br />
Toyo a juntar duraznos, pero siempre había una pelea con el nieto de los patrones<br />
porque el quéria que los mejores duraznos fueran para la nona de él y Mingo por<br />
respeto a los patrones sse quedaba conforme pero … Yo no!, entonces miraba bien<br />
las plantas y veía los duraznos maduros, cuando llegábamos a la planta, salía<br />
corriendo me trepada y cortaba el mejor durazno y salía corriendo de nuevo, todas las<br />
veces les hacía lo mismo. Ellos encontraban otros y así se quedaban conformes. Los<br />
durazno que Yo cortaba eran para mi mama. Una vez a pleno la temporada las plantas<br />
se llenaban de frutas y ay no había más problema.<br />
La historia se solía repetir cuando íbamos con la gomera a matar pajaritos.<br />
Domingo y Toyo tenían más puntería que yo. Mingo de 3 ó 4 tiros mataba uno, en<br />
cambio yo tiraba 50 t iros y los espantaba y se enojaban conmigo porque no los<br />
dejaba cazar tranquillos. A mí todo esto me encantaba, me divertía muchísimo.<br />
Mi padre seguía trabajando en la quinta, recuerdo que hacíamos ataditos<br />
de verduras y la llevábamos al mercado para tener unas monedas para los días<br />
domingos. Siempre teníamos algo para comprar si no eran galletas eran gaseosas , en<br />
esos momentos no nos faltaba 20 ó 30 cantavos para darnos con esos gustitos.<br />
Una vez llegó el circo Agembez creo que se llamaba así era de origen<br />
alemán, el lugar dónde se asentaba el circo era en lo que fue tiempo atrás el Mercado<br />
de Abasto, allí vivía el cónsul alemán, un señor muy elegante era el único que tenia<br />
auto, imagínata el respeto que le teníamos. A veces nos compraba verduras. El nos<br />
observaba todos los días, porque andábamos con las gomera. Hasta que un día nos<br />
dijo si no queríamos agarrar cuises para el circo, ni lerdos ni perezosos le dijimos que<br />
sí, el único impedimento era que nosotros íbamos a la escuela y no podíamos faltar.<br />
Fuimos a hablar con la directoria de la escuela y le pedimos para faltar porque<br />
queríamos ganarnos unos pesos. Nos dijo que sí.<br />
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