CONCURSO LITERARIO - Museo dell'Emigrante

Marino, empezó contándome del primer viaje que hizo después de que vinimos a la
Argentina, me contó cosas de la gente, como eran, que hacían, me contaba de su
hermano Quiquín y ya casi terminando me contó de sus cuñados Livi; fue a verlos,
cuando iba llegando vio que había alguien trabajando y empezó a llamarlo, allá los
campos tienen desniveles, el cuñado que se llamaba León, al verlo empezó a correr,
cada tanto se caía y así entre tropiezo y tropiezo, a los gritos de contentos, fue enorme
la emoción de los dos, que mientras me lo contaba lloraba de la emoción, no lo había
visto llorar con tanto sentimiento.
En esos años habían nacido tus otros hermanos Daniel y Mauricio.
Después del 66 todos los años nos íbamos de vacaciones a Mina Clavero, ¡que
hermoso lugar! ¡que lindo era ver a mis cuatro hijos divertirse. Nos íbamos a un
pueblito que estaban pegado a Mina, se llama Cuara Brochero, preferíamos ir allí
porque las aguas eran calentitas y así fuimos todos los años hasta que vos naciste.
Recuerdo que cuando te llevamos por primera vez te asustaste de un fotógrafo que
andaba en el balneario, era un negro grandote, ese año no pudimos sacarte ni una
foto, apenas lo veías te ponías a llorar como loca. En uno de esos años el nono había
vuelto de San Marino y nos trajo de regalo tres colchoneats que se inflaban, y la
llevamos a Cura Brochero, para que jugaran en el agua. Todos los chicos que habían
en el río, querían subirse, yo te cuidaba a vos eras nuestra mascota. En la otra
colchoneta jugaban tus hermanos, se subían tres ó cuatros y a veces hasta más, y
Eduardo se iba por dejabo del agua y le daba vuelta la colchoneta así se divertía él
haciéndoles bromas a los otros. El que era un espectáculo verlo largarse al agua era el
Dani las personas se admiraban al verlo.
Un día a la siesta se fueron los cuatros a bañarse al río y encontraron un
camoatí de avispas soloradas, Eduardo como era el máas grande se acercó y sin
miedo le tiró unas piedras, lo picaron no sé cuantas, lo dejaron desfigurados. No
sabes el julepe, tuvimos que ir al farmacia, no recuerdo que nos dieron para que le
pusiéramos, al otro día todavía estaba todo hinchado, cosas de Eduardo. Siempre que
viajábamos para esos lados, lo hacíamos por el camino de los puentes colgantes,
yendo por ahí, hay una piedra, que se parece a una tortuga, todos ustedes siempre
querían ver la tortuga, (todavía está). Un día veníamos de regreso, vos todavía no
existías, nos paramos en un monolito de la Pampa de Achala, y les había comprado
unos sombreritos y quería sacarles una foto, como estábamos en plena montaña, el
viento soplaba fuerte, los acomodé arriba de una piedra, cada vez que iba a sacar la
foto a uno se caía el sombrero y así varias veces, ya se estaban enojando, pero al final
me pude dar con el gusto y le saqué la foto t salió de diez.
Terminadas las vacaciones, el trabajo me seguía esperando. Entre los años
68, 70, compramos una camioneta y un camión más grande, para poder traer la
lechuga de Santiago de Estero. Los Giannini nos pidieron sí podían ir a buscar con
nosotros lechuga, ellos también pusieron su parte para las semillas. Llegado el
31